Ritualized writing, memory for eternity: Diptychs and Libri Vitae in late medieval Europe
Résumé
Muchas culturas desarrollan algún mecanismo para recordar aquellos que han fallecido ya. En el cristianismo esa necesidad de recordar adquiere una dimensión sobrenatural, en tanto que la Iglesia es la comunidad de todos los creyentes (communio sanctorum), tanto aquellos que viven físicamente en la tierra como los difuntos cuyas almas o bien gozan de la presencia divina o bien necesitan pasar por un periodo de expiación de los pecados. Como la oración es el medio principal que los cristianos utilizan para interceder los unos por los otros, es natural que la Iglesia desarrollara desde época muy temprana algún instrumento para recordar a aquellos por los que especialmente debían ofrecerse oraciones durante la celebración litúrgica. Los dos instrumentos más antiguos que conocemos son los dípticos y los libri vitae. Los dípticos son originariamente tablillas de madera o de marfil, donde se escribían los nombres que debían recitarse durante la misa. Como las listas de nombres fueron creciendo, en algún momento debió de resultar evidente que era imposible recitarlas, y probablemente a partir de ellas se desarrollaron los libri vitae. Depositados en algún lugar del recinto sagrado, acaso cerca del altar, los nombres escritos en el libro de algún modo representaban a las personas que los habían llevado, de modo que a través de ellos podían seguir participando en el sacrificio de la misa.