Los afrancesados o una cuestión política: los límites del despotismo ilustrado
Abstract
Como reivindicó Andrés Muriel en 1820, el afrancesamiento fue "una cuestión política": primero, la Asamblea Bayona supuso el paso del concepto de constitución como conjunto más o menos evidente de leyes fundamentales del reino al de pacto entre el pueblo y el soberano, lo que, de por sí, constituyó una auténtica revolución. Luego nunca había conocido España reformas tan importantes como las que decretó el gobierno de José I en 1809. Todo ello permitió a Juan Antonio Llorente afirmar que todas las Luces de España estaban reunidas en Madrid y en Cádiz y que, al fin y al cabo, no había diferencias entre los liberales y los afrancesados. Se olvidaba de lo esencial: la propia estructura de la sociedad, plasmada en Cádiz en la sustitución del concepto de sujeto sustituido por el de ciudadano, cuando en Bayona se mantuvieron los tres brazos tradicionales y los privilegios del clero y de la nobleza.Downloads
##submission.format##
Licenza
La revista Cuadernos de Historia Moderna, para fomentar el intercambio global del conocimiento, facilita el acceso sin restricciones a sus contenidos desde el momento de su publicación en la presente edición electrónica, y por eso es una revista de acceso abierto. Los originales publicados en esta revista son propiedad de la Universidad Complutense de Madrid y es obligatorio citar su procedencia en cualquier reproducción total o parcial. Todos los contenidos se distribuyen bajo una licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 (CC BY 4.0). Esta circunstancia ha de hacerse constar expresamente de esta forma cuando sea necesario. Puede consultar la versión informativa y el texto legal de la licencia.