La construcción de la imagen romántica del artista: Antonio M.ª Esquivel, el pintor salvado
Resumen
Durante el segundo tercio del convulso siglo XIX español, el artista sevillano Antonio M.ª Esquivel desarrolló su carrera pictórica en medio de múltiples dificultades que forjaron su carácter personal y profesional. Fiel al naciente liberalismo, el artista alcanzó la fama en la capital, donde fue uno de los pintores de referencia y participó activamente en el Liceo Artístico y Literario de Madrid, fundado por su amigo José Fernández de la Vega. Allí halló la solidaridad de sus compañeros artistas tras sufrir una enfermedad que le provocó temporalmente la afección más temida por un pintor, la ceguera. Sanado gracias a la colaboración de amigos artistas y admiradores, el pintor consagró desde entonces todos sus esfuerzos a la protección de las Bellas Artes y a agradecer con su trabajo los desvelos de todos aquellos que le auxiliaron en sus momentos de mayor dificultad, dejando como legado la creación de la Sociedad Protectora de las Bellas Artes. Su vida y su obra constituyeron un ejemplo de artista romántico objeto de biografías noveladas, modesto y orgulloso a la vez, responsable de la creación de su propia imagen ante sus contemporáneos y ante la posteridad.
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