Beatitud, Iván Vasilievich y La isla púrpura el teatro de Mijail Bulgakov como ucronía, viaje en el tiempo y metateatralidad
Resumen
La obra dramática de Mijail Bulgakov permite descubrir en esta figura canónica de la literatura universal una insospechada trayectoria teatral cobijada a la sombra de su novelística. En este artículo me centro, para empezar, en dos obras teatrales panfletarias íntimamente relacionadas, puesto que una es continuación de la otra, no solo desde el punto de vista temático, sino incluso constructivo: Ivan Vasilievich1 y Beatitud. Después abordo una tercera farsa, La isla púrpura, por su particular temática, focalizada en el proceso ensayístico de una compañía teatral. Las tres pueden adscribirse al género que Lionel Abel [2003] define como tragedia o comedia de la reflexividad, es decir, al metateatro, pero también a la ucronía, un término acuñado por Charles Renouvier [Alkon: 1987], donde una ligera corrección de los eventos asumidos como históricos permite una reescritura del relato de esos hechos y un replanteamiento de la Historia como disciplina de ficción. En una época de acoso político, de limitación de las libertades expresivas por el régimen soviético, Bulgakov llama la atención sobre su obra como construcción o elaboración, pero también como un juego teatral concebido para ser representado. Se vale de la ucronía, historia alternativa y contrafactual como proyección retrospectiva o prospectiva de la crítica satírica y por evitación de la censura. En suma, con este tipo de análisis se aspira a romper con la noción estanca de género, sea dramático literario, sea ficcional, y reconstruir parte de la producción menor del dramaturgo desde una perspectiva más desconocida.