Mismidad y unicidad de la persona (frente al yo idéntico husserliano)
Resumen
Yo soy una realidad cambiante, no idéntica, pero yo soy el mismo que antes y que después; hay, por tanto, una esencial mismidad, que no es «identidad» en el sentido de las cosas o, más aún, de los objetos ideales. A diferencia del yo idéntico, estoy afectado por la circunstancialidad. Para el idealismo —desde Descartes hasta Husserl—, el ser del hombre es conciencia, subjetividad, en la que el yo está encerrado, de modo que el gran problema es el acceso a los otros: para resolverlo, Husserl habla de la «intersubjetividad monadológica», subsecuente a un previo «solipsismo monadológico»; y yo (idéntico a los otros: objetos que me son presentes) sería intercambiable, sin unicidad. Pero la persona —como enseñan Ortega y Julián Marías— vive abierta a las demás personas, referida a ellas, trascendiendo, por tanto, de sí misma. La mismidad (proyectada hacia el futuro) consiste justamente en esa unicidad y exceder del propio yo.
Descargas
Descarga artículo
Licencia
La revista Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, para fomentar el intercambio global del conocimiento, facilita el acceso sin restricciones a sus contenidos desde el momento de su publicación en la presente edición electrónica, y por eso es una revista de acceso abierto. Los originales publicados en esta revista son propiedad de la Universidad Complutense de Madrid y es obligatorio citar su procedencia en cualquier reproducción total o parcial. Todos los contenidos se distribuyen bajo una licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 (CC BY 4.0). Esta circunstancia ha de hacerse constar expresamente de esta forma cuando sea necesario. Puede consultar la versión informativa y el texto legal de la licencia.