IV Enrique Ruano Casanova Award. Award-Winning Essay: Human Rights in the Fight against Terrorism
Abstract
¿Es posible garantizar la protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo? La única posibilidad de vencer en la guerra contra terrorismo, requiere que los países democráticos se mantengan fieles a sus valores fundamentales: la defensa de los derechos humanos, el Estado de Derecho y el respeto a la legalidad. Las vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos, perpetradas con la excusa de proteger a la población no han conseguido sino todo lo contrario. Estas prácticas, incluso cuando pretenden acabar con la amenaza del terrorismo, generan condiciones propicias para su expansión. Existen evidencias de que la CIA, en los años posteriores a los ataques del 11-S, estableció centros secretos para retener, interrogar y torturar a sospechosos de terrorismo en todo el mundo, incluidas varias en diversos estados europeos. Estas tácticas, lejos de debilitar el poder de captación de las redes terroristas, fueron utilizadas por las redes terroristas como propaganda contra Occidente. En los últimos años, estas prisiones han sido clausuradas y el uso de la tortura prohibido. Sin embargo, el cierre de Guantánamo y otros centros similares (que no formaban parte de los centros secretos de detención) sigue pareciendo lejano y la situación de sus prisioneros, continúa siendo incierta. Además, hay que tomar en consideración la estrategia de la Administración Obama, consistente en expandir el uso de los llamados "drones" (aviones bombarderos no tripulados) para bombardear supuestos objetivos terroristas. Estos ataques, pese a los argumentos esgrimidos por Obama, no dejan de ser ejecuciones extrajudiciales de sospechosos que no han sido sometidos a juicio alguno y contra los que, en la mayoría de los casos, ni tan siquiera se conocen los cargos. Son el ejército y el gobierno estadounidense quienes deciden si una persona debe morir o vivir, sin dar explicaciones de quienes son los ejecutados y quienes las víctimas civiles de los ataques. La respuesta ante la amenaza del terrorismo es uno de los grandes desafíos que afrontan todos los países occidentales y es necesario asumir que, haciendo caso omiso de los derechos humanos, el peligro lejos de disminuir, aumenta. La historia demuestra que la mejor arma contra la violencia y el terrorismo, es el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho. Los estados occidentales deben reconocer que la protección de los derechos humanos y la seguridad van de la mano.Downloads
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