Estereotipos de género y discriminación en la sociedad de la vigilancia. Los retos de las nuevas tecnologías para la protección del derecho a la igualdad

Resumen

Vivimos en una sociedad de vigilancia. Los cuerpos devienen datos. La información deriva del cuerpo pero es tratada separada de él, facilitando la creación de un “cuerpo-como-información” virtual separado. Aunque se hace abstracción de los contextos sociales, las discriminaciones se solidifican y copian. ¿Estamos realmente seguros de que este espacio virtual es neutro? Estrechamente ligada al control social y a la vigilancia está la clasificación de sexo y género. Lejos de ser una categoría unificada, la vigilancia deviene uno de esos mecanismos que generan exclusión, discriminación y modelos de género que son recogidos y circulan por el espacio virtual. Las tecnologías de la información no se han liberado de los discursos de género opresivos que acompañan a la corporeidad biológica.
La norma es incapaz de ir más allá del “dilema de la diferencia” y la vigilancia no es una excepción. La vigilancia es epistemología innatamente conservadora y la presión normativa recae sobre cuerpos y prácticas no normativas. Se puede retar la presunta neutralidad de las tecnologías de la información y de las técnicas de vigilancia: (i) La discriminación de cuerpos virtuales (reconoce que el big data incluye predisposiciones sobre a quién representan los data; (ii) La discriminación contextual y de uso (los contextos sociales ya están marcados por relaciones sexistas, luego las tecnologías de la vigilancia tienden a ampliar esas tensiones); (iii) La discriminación por abstracción (la vigilancia opera sobre la lógica masculina y paternalista).