RESEÑA REVIEW
Ravecca, Paulo. (2019). The Politics of Political Science. Re-Writing Latin American Experiences. New York, Estados Unidos de América: Routledge. 275 p.
“La política es la continuación de la guerra por otros medios.” Así rezaba la inversión del clásico aforismo de Clausewitz pronunciada por Michel Foucault en su curso del Collège de France 1975-1976 (Hay que defender la sociedad) y ahondaba: “la política es la sanción y la prórroga del desequilibrio de fuerzas manifestado en la guerra” (Foucault, 2000, p. 29). Esta concepción agonística de la política es el suelo sobre el que se levanta The politics of political science. Re-Writing Latin American Experiences (Las políticas de la ciencia política. Reescribiendo experiencias latinoamericanas) (Routledge, 2019), de Paulo Ravecca, quien no duda en colocar como primer enunciado de su libro: “Knowledge is a battlefield” (El conocimiento es un campo de batalla) (p. 16). Si aceptamos que el conocimiento, en sí mismo, es un campo de batalla, debemos abandonar cualquier pretensión de presentar el quehacer de los intelectuales en términos de autonomía, neutralidad, asepsia; los centros de producción de conocimiento se convierten así en una privilegiada factoría de armamento político, pero no ya para el despliegue de una dominación sustentada en la coerción, sino para el diseño de las nuevas bases del consenso, de una nueva hegemonía.
Paulo Ravecca, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de la República (Uruguay), orienta su investigación, según confiesa, en torno a dos obsesiones intelectuales: la relación entre conocimiento y poder y, por otra parte, el poder liberador de la autorreflexión. Desde este punto de partida, The politics of political science se propone como una (auto)crítica de la ciencia política desde su interior, intentando desentrañar las raíces históricas de algunas de las configuraciones presentes que se han ido barnizando en un proceso de naturalización, mezcla de olvido y discurso: ¿existen conexiones significativas entre las concepciones dominantes de la democracia y la derrota del socialismo?, ¿en qué medida el neoliberalismo ha afectado la práctica de la ciencia política en la región y más allá?, ¿cuáles son las implicaciones políticas del positivismo?, ¿cuál es nuestro rol como científicos políticos y como profesores en este mundo roto e injusto? (2019, pp. 1-2).
El análisis de las políticas de la ciencia política llevado a cabo por Ravecca se centra en dos escenarios en los que el discurso más extendido se había encargado de resaltar afinidades: Chile (1973-1990) y Uruguay (1973-1985) bajo sus respectivos regímenes dictatoriales. El argumento que sostiene la exploración es que “political science mutations in the region have been interlinked with broader political transformations and that these mutations—more importantly—are themselves political.”1 (Ravecca, 2019, p. 2). La metodología empleada por el politólogo uruguayo se vale de herramientas de diversa forja: desde un exhaustivo examen de los artículos publicados en tres revistas académicas de gran relevancia en estos países —Revista Uruguaya de Ciencia Política, Política (Chile) y Revista de Ciencia Política (Chile)—, pasando por entrevistas a protagonistas del campo de la ciencia política uruguaya que dan testimonio de la dimensión vivencial durante el tiempo de dictadura, sin dejar de lado el autoanálisis del propio autor, que en ocasiones deviene en confesión. Esta amplia gama de metodologías y estrategias, entronca con una tercera obsesión que se presenta como batalla subterránea, como si del clásico film El tercer hombre se tratase, que Ravecca despliega en su escritura: la lucha por una apertura a la pluralización epistemológica en el campo de la ciencia política.
En el primer capítulo, Power, Knowledge, and Complex Relationality (Poder, conocimiento y relacionalidad compleja), se sientan las bases teóricas sobre las que se analizarán, en los siguientes capítulos, tanto los elementos empíricos que surgen de la investigación cuantitativa desarrollada a partir de las publicaciones académicas en Chile y Uruguay, como el trabajo de autoexploración de la academia en sus horizontes actuales, fundamentalmente uruguaya, y del propio autor como objeto que ya no puede ser considerado autotransparente sin un previo análisis. Hemos destacado la relevancia de la naturaleza política del conocimiento, premisa que aproxima a Ravecca, según él mismo reconoce, a los trabajos de Foucault, Nietzsche, Marx, Marcuse y, en general, al amplio espíritu emanado del quehacer intelectual de la Teoría Crítica, pero también a las lecturas decoloniales (Spivak, Fanon, de Sousa Santos, Dussel) y a la teoría queer. En línea con tales postulados, la tarea que se propone la investigación, es la de un ejercicio de “epistemological introspection [introspección epistemológica]” que revele la forma en que los poderes y los saberes, en su inmanente inseparabilidad, configuran lo que entendemos por academia y la propia identidad de los científicos políticos (2019, p. 20).
El segundo capítulo, When political science was authoritarian (Cuando la ciencia política fue autoritaria), nos ofrece un estudio del desarrollo de la ciencia política en Chile entre 1979-1989, período marcado por la dictadura militar de Augusto Pinochet. Ravecca procura desmontar, y en nuestra opinión lo consigue, el relato dominante que sostiene que el régimen militar fue hostil in toto en su vínculo con la ciencia política: “fundamental elements of the discipline´s current infrastructure were produced during, and in some cases by, the authoritarian regime.”2 (2019, p. 48). Ravecca categoriza al espacio institucional e intelectual creado en el seno de la dictadura militar como authoritarian political science (Ciencia política autoritaria), y lo concibe como una de las armas fundamentales en la construcción política chilena: al mismo tiempo que se tortura, se asesina y se hace desaparecer personas, los politólogos están pensando y discutiendo sobre la naturaleza del marxismo y los pros y contras de los distintos sistemas electorales (2019, p. 50). Lo que estaba en juego para el régimen militar, y los más sagaces de sus miembros poseían plena conciencia, era la construcción de una nueva hegemonía que desterrara para siempre del juego político al fantasma de Salvador Allende y la Unidad Popular. La importancia de esta elaboración de un discurso que disimulara la desnudez de la coerción militar, queda patente en la preocupación constante, tanto en la revista Política como en la Revista de Ciencia Política, por la denominada transición institucionalizada, esto es, el pasaje hacia una democracia diseñada, tutelada y protegida por el régimen militar. En consecuencia, tanto el marxismo como cualquier fuerza popular o aproximación intelectual considerada afín fueron denostados y excluidos del espectro político y considerados enemigos por los principales agentes intelectuales del régimen. Sobre estas premisas se refundó la política chilena, apoyándose en tres patas fundamentales: democracia protegida (Protected Democracy), economía de mercado (Market Economy) y propiedad privada (Private Property). El neoliberalismo es el marco inconmovible dentro del cual la democracia ha de tener lugar. Los Chicago Boys y los miembros de la Authoritarian political science se abrazan sellando el nacimiento de una nueva era para la política chilena, donde la mano nada invisible del régimen militar, deja paso a la mano ocultada del libre mercado.
El tercer capítulo, From revolution to transition (De la revolución a la transición), funciona como el complemento perfecto del capítulo anterior, podríamos decir que es el espejo quebrado que enfrenta dos realidades que tuvieron lugar en paralelo, la uruguaya y la chilena, que guardan estrechas afinidades, pero que, al mismo tiempo, se diferencian de tal forma que demarcan un campo de autonomía de lo político, desvaneciendo la pretendida homogeneidad estratégica de los regímenes militares en el Cono Sur. Ravecca intenta demostrar que, a diferencia de lo ocurrido en Chile, no hubo una ciencia política autoritaria en Uruguay, sino que, por el contrario, lo que el gobierno militar llevó a cabo fue una política de destrucción de las instituciones académicas dedicadas a las ciencias sociales y una persecución despiadada de los intelectuales miembros de estas. Es posible afirmar, parafraseando a Gramsci, que partiendo de la doble perspectiva de la acción política, aquella que se patentiza en la doble naturaleza del Centauro maquiavélico, “ferina y humana, de la fuerza y del consenso, de la autoridad y de la hegemonía, de la violencia y de la civilización” (Gramsci, 1999, p. 30), el régimen militar uruguayo jugó todas sus cartas a la fuerza y la autoridad, renunciando por completo a construir las bases de un nuevo consenso. Esta coerción estatal sin aditamentos se complementaría con lo que Ravecca identifica como un trauma entre los miembros de la academia uruguaya: si la teoría y la praxis intelectual, de perfil predominantemente marxista, había favorecido la polarización política que desencadenó el golpe de Estado, entonces ellos eran también responsables del dolor colectivo generado por la dictadura (2019, p. 107). Este trauma colectivo entre los principales activos de la ciencia política uruguaya, desembocó en un abandono de los postulados marxistas y un acercamiento a los marcos liberales de la democracia, sobre los que se asentaría la ciencia política postdictadura en el Uruguay.
El capítulo cuarto, Doing research, from fortress to intimacy (Investigando, de la fortaleza a la intimidad), supone un giro en el objeto y en la estrategia retórica; se pasa de una investigación sobre un objeto recortado y externo, hacia una autoexploración que intenta dar cuenta de la no transparencia del investigador respecto a sí mismo, esto es, la asunción de que el sujeto no es un dato natural, sino que deviene sujeto para sí tras un arduo ejercicio de desocultamiento, que es el otro nombre de la verdad. Lo político es personal (2019, p. 173) y, por tanto, la famosa sentencia del oráculo de Delfos, el socrático “conócete a ti mismo,” se convierte en otra batalla imprescindible para poder hacer ciencia política. Paulo Ravecca nos narra cómo las experiencias del rechazo (a su solicitud de residencia permanente en Canadá; en la infancia, motivadas por la discriminación por ser homosexual; en la academia, por no ajustarse a los estándares exigidos) han sido fundamentales en la construcción de su identidad personal. La experiencia de ser homosexual dentro de una academia que, según sostiene Ravecca, mantiene mayoritariamente una posición homofóbica, que “is an extension of the aggressive masculinity of politics”3(2019, p. 174), ha sido otra de las experiencias relevantes para la elaboración de su pensamiento en relación a los procesos de naturalización discursiva, de ocultamiento de las relaciones de poder que se inscriben en los cuerpos y que opacan las identidades, demarcando un espacio de los que están “out of place” (“fuera de lugar”) (p. 175).
El capítulo quinto, The temperatures of thinking and politics (Las temperaturas del pensamiento y la política), propone una reevaluación de la investigación a partir de la metáfora de las temperaturas, que ha servido para clasificar los capítulos anteriores en torno a diferentes niveles (cold, warm, hot). Esta metáfora funciona como “useful conceptual infrastructure for (self) reflection as long as it does not reinsert linearity into the project. In other words: so long as hot does not overcome cold.”4 (Ravecca, 2019, p. 211). Este capítulo final explicita lo que hemos denominado batalla subterránea del libro, o dicho en otros términos, realiza una apuesta por un nuevo enfoque dentro del campo de la ciencia política, a partir del cual estadísticas y narrativa van juntas (2019, p. 212). Ravecca propone el concepto de complex relationality (relacionalidad compleja) como herramienta para construir unas nuevas bases epistemológicas que atiendan la interseccionalidad entre las distintas capas que constituyen el quehacer de la ciencia política y que han sido puestas de manifiesto en The politics of political science.
Al concluir el inspirador trabajo de Paulo Ravecca, me asalta a la memoria aquel pasaje con el que Marx da comienzo a El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa” (2003, p. 10). La farsa que la historia reproduce no deja de ser una tragedia invertida, grotesca, ridícula, pero no por esto menos dolorosa. Mientras escribo estas notas, el Ministro de Educación del gobierno de Bolsonaro, en Brasil, declara que se propone una desinversión en las secciones de Filosofía y Sociología de las universidades públicas del país, primer paso para la demolición del pensamiento crítico y las libertades fundamentales y necesarias para que una democracia pueda tener lugar. Ravecca nos ha mostrado cómo no existe una única vía para la destrucción de los cimientos de nuestras convivencias y cómo esas desviaciones dejan sus huellas cicatrizadas en los cuerpos y en los imaginarios colectivos. Es nuestra tarea conjurar las farsas, destrozar los espejos cóncavos que reproducen esperpentos, desenmascarar la tragedia del presente para que no cobren vida, nuevamente, los fantasmas del pasado.
Referencias bibliográficas
Foucault, Michel (2000). Hay que defender la sociedad. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica.
Gramsci, Antonio (1999). Cuadernos de la cárcel (t. 5). Ciudad de México, México: Era.
Marx, Karl (2003). El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Madrid, MD: Fundación Federico Engels.
Ravecca, Paul (2019). The politics of political science [Las políticas de la ciencia política]. Nueva York, Estados Unidos de América: Routledge.
David Cardozo Santiago
Universidad Complutense de Madrid, España
Correo electrónico: dcardozosantiago@ucm.es
1 Las mutaciones de la ciencia política en la región han estado relacionadas con transformaciones políticas más amplias y que estas mutaciones -lo que es aún más importante- son en sí mismas políticas.
2 Los elementos fundamentales de la actual infraestructura de la disciplina [Ciencia Política] fueron producidos durante, y en algunos casos por, el régimen autoritario.
3 Es una extensión de la masculinidad agresiva de la política.
4 Útil infraestructura conceptual para la (auto) reflexión, en tanto que no reinserta una linealidad en el proyecto. En otras palabras: siempre que lo caliente no supera a lo frío.