Editorial
Editorial
Dante Ramaglia
Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
La significación de la experiencia histórica que deviene a partir de la modernidad constituye un tema central para la filosofía contemporánea. Los debates sobre la modernidad tuvieron una marcada intensidad hacia las últimas décadas del siglo pasado, cuando se postuló su superación en la denominada posmodernidad. En tal sentido, lo que más cabe destacar de las posiciones sostenidas en ese momento fue una polarización de las argumentaciones que, o bien defendían la posibilidad de dar continuidad al proyecto moderno, o bien desde una crítica radical sustentaban su agotamiento a partir de unos fenómenos que entendían como signos que manifestaban una nueva época. En el conjunto de concepciones que caracterizaron al discurso posmoderno, entendido como una construcción narrativa que postulaba la tesis de una ruptura histórica, no deja de observarse que se operó a partir de la caracterización de ciertos aspectos de la modernidad, al igual que también se hizo selectivamente con la imagen que posteriormente se ofrecería de la posmodernidad. Sin embargo, estas opciones, que son inherentes a toda periodización, incluyeron un fondo incuestionable que bloqueaba la capacidad de llevar la crítica más allá de ciertos límites. Esto incidió en la justificación de un relato que no tematizaba, o si lo hacía resultaba inocuo, el fenómeno global de expansión del capitalismo tardío. En el terreno de los discursos políticos, tampoco se tematizó la hegemonía que alcanzó el pensamiento único.
El aspecto que queremos destacar en este dossier no se refiere tanto a la revisión de este debate, como al hecho de que la modernidad contiene otras posibilidades de indagación que no se agotaron en el mismo. Por este motivo, centramos nuestra atención en una línea de relectura de este fenómeno que prosigue en nuestro tiempo y que tiene antecedentes significativos en diversas tendencias críticas del pensamiento contemporáneo.
En efecto, las discusiones que emergen de tales producciones son centrales para la constitución de este pensamiento, puesto que contribuyen a su diferenciación conceptual respecto de la etapa histórica precedente. Desde el siglo pasado hasta la actualidad, se han desarrollado distintas formulaciones a nivel mundial que promueven la reconstrucción de la genealogía de estos debates y han comenzado a proyectar horizontes de las experiencias que se derivan de la modernidad. Con la vista puesta en esas dos direcciones, genealogías y horizontes, los abordajes críticos desarrollados en este dossier delimitan los alcances y los aspectos que se han de superar con respecto a esa etapa decisiva de la formación de nuestras sociedades. En tal sentido, es posible distinguir las postulaciones contenidas en las críticas planteadas sobre la modernidad; en particular, aquellas que asumen un sentido emancipatorio desde el cual se enuncia la superación de las crisis a las que ha llevado ese proceso civilizatorio planetario.
Otra cuestión relevante en referencia con este dossier es la definición de ciertos rasgos que pueden señalarse sobre este período histórico y los cambios que trae aparejados su desarrollo. Entre las características principales correspondientes a la modernidad pueden mencionarse: 1) la tendencia a una innovación constante, que conlleva la disolución de las formas tradicionales de la sociedad como unidad de sentido para dar lugar a una diferenciación de distintas esferas de la actividad social; y 2) la idea de emancipación racional del sujeto, que trae aparejada la reivindicación de la autonomía individual frente a cualquier coacción externa. Estos aspectos confluyen en la representación de lo moderno como creación de lo nuevo por parte de un sujeto en todos los ámbitos de la experiencia humana.
No obstante, en formaciones conceptuales sucesivas, la misma noción de sujeto resulta sometida a un proceso de descentramiento respecto del lugar que se le otorga a la racionalidad y a las funciones que este ejerce a través de distintas figuras generadas en el devenir histórico y social. Desde este punto de vista puede agregarse que la dinámica histórica desplegada por la modernidad reviste un carácter contradictorio, en el que se dan conjuntamente la creación y la destrucción y en el que los cambios producidos son generadores de autorrealización e incertidumbres, tanto a nivel individual como colectivo. En más de una ocasión, la apertura de la modernidad, que se lanzaba hacia lo desconocido, lo diferente y lo otro; culminó con la asimilación de estos ámbitos a una lógica uniforme, así como con la subsunción a una dimensión única y la reducción de la pluralidad que caracteriza a la experiencia humana1.
El cuestionamiento de un modelo normativo que estaría dado por las sociedades occidentales avanzadas constituye igualmente un punto de partida para señalar el significado particular que presenta la modernidad en las culturas periféricas, como es el caso de América Latina. Desde esta perspectiva se trata de tomar en consideración diversas postulaciones críticas que se han realizado sobre este proceso y sus proyecciones en nuestras sociedades. Asimismo, las tesis que se oponen al modo en el que se ha desarrollado la modernidad en su última etapa, bajo la extensión a nivel mundial de la lógica del mercado capitalista, son las que se orientan a promover la idea de una modernidad alternativa. Esta idea se dirige tanto a reconocer que en nuestro pasado han existido expresiones alternativas a este fenómeno o, en un sentido programático, a que deben desenvolverse otras formas de modernidad bajo modalidades que puedan superar las expectativas de ese proyecto que concluyó en una crisis civilizatoria, lo que supone una alternativa a la misma modernidad hegemónica.
En particular, la noción de que hay otros modos posibles subyace al concepto de modernidades múltiples que se ha empleado en algunas versiones recientes, como por ejemplo la obra de Eisenstadt (2000, 2013), para poner en duda que haya un único paradigma sociocultural de la modernidad. Desde este punto de vista, la pluralidad asignada a los diferentes recorridos de la experiencia moderna requiere tener en cuenta no solo la común identificación con una secuencia temporal lineal y progresiva, sino también las localizaciones geográficas que evidencian las realizaciones históricas que varían según situaciones concretas y formaciones culturales diferentes. La ruptura de una comprensión unitaria y teleológica de la historia abre nuevas posibilidades frente a los modelos que preconizaron una única vía de desarrollo a partir de la modernización capitalista. A partir de esta concepción también resulta posible visibilizar las formas contrahegemónicas y representativas de la diversidad social y cultural a las que han dado lugar las distintas experiencias de la modernidad.
Los estudios reunidos en el presente dossier tratan de dar cuenta, precisamente, de esos recorridos plurales que se dieron en el proceso seguido desde la modernidad hasta el presente. El punto de partida de la mayor parte de artículos del dossier consiste en la búsqueda y el reconocimiento de las huellas y fragmentos de aquellas experiencias diversas de la modernidad, así como de sus representaciones en el campo intelectual, a partir de las repercusiones que posee el mundo moderno y que ha configurado las sociedades actuales.
De este modo, en su artículo “Una modernidad silenciada. El despertar de los derechos fundamentales y del derecho internacional en Francisco de Vitoria”, Juan Ignacio Arias Krause repasa las tesis jurídico-políticas del teólogo dominico en el siglo xvi, en el momento inicial de la formación de la etapa moderna. La nueva situación conformada por el conocimiento de otras realidades y la expansión colonial en tierras americanas dio lugar a una serie de proposiciones sobre los derechos fundamentales y el derecho internacional, que correspondieron respectivamente a una anticipación de los derechos del hombre y a la aspiración utópica a la paz en el marco de las disputas interimperiales de la época. Avanzando en este decurso histórico, destaca el artículo de Juan Manuel de Faramiñán Fernández-Figares, “El Fausto de Goethe y la tragedia de la modernidad”, donde se presenta una lectura de este simbólico personaje para mostrar el paso de la modernidad al mundo contemporáneo. El autor equipara este itinerario con el derrotero que siguió la realidad europea en las dimensiones sociales y políticas, estableciendo así un diagnóstico y una prospectiva. Por su parte, Gemma del Olmo Campillo indaga en las alternativas que se plantean en la modernidad, identificada con la obra de Rousseau, desde el punto de vista del género. La discusión sobre lo personal y lo político resulta así decisiva para dar cuenta de una tensión que se abre en la modernidad a partir de la renovación conceptual que propone la epistemología feminista. Los tres siguientes artículos se centrarán en la resituación de de la modernidad en América Latina, así destaca el trabajo de Alejandro de Oto, quien realiza un recorrido por las teorías sobre el colonialismo, ya sean poscoloniales o decoloniales, para mostrar su vinculación con la etapa moderna. La relación modernidad/colonialidad consiste, según este autor, en una clave de lectura de varias de estas teorizaciones, en sus derivas culturales y epistemológicas, lo que estudia especialmente en referencia al problema de la representación y los procesos de subjetivación. Por su parte, José Gandarilla Salgado y María Haydeé García Bravo presentan el artículo “Aníbal Quijano, un secreto khipukamayuq. La modernidad, el nudo por desatar”, en el que examinan el par explicativo modernidad/colonialidad a partir de la varios conceptos de la obra de este reconocido sociólogo peruano. De este modo, apelan a la metáfora del nudo que aparece en distintas enunciaciones que realiza Quijano, para indicar el modo en el que la modernidad contiene una doble dimensión: epistemológica y política. En el texto de Dante Ramaglia se retoman y coparan las teorías críticas sobre la modernidad elaboradas por Bolívar Echeverría y Enrique Dussel, dos filósofos representativos del pensamiento latinoamericano contemporáneo, con especial interés en la caracterización del ethos barroco que lleva a cabo Echeverría y en la noción de transmodernidad de Dussel.
Regresando al debate de la modernidad europea y sus crisis, Natalia Taccetta escribe el artículo titulado “La experiencia de la modernidad. Shock y melancolía en Walter Benjamin”, donde constata cómo este pensador resulta central para dar cuenta de algunas de las aporías en las que desemboca la modernidad. En parte, esto se refleja en sus tesis sobre la historia que ponen en cuestión la creencia en el progreso, pero también se traducen en las experiencias asociadas a la melancolía y a la dimensión estética como medio de reconstrucción de lo humano. En una línea de indagación cercana, Cecilia Macón parte de la dimensión afectiva de la filosofía transhumanista de Nick Bostrom para contraponer dos narrativas históricas. Una sostenida en la idea de progreso y otra en la de crisis. Por último, Dolores Amat repasa la crisis que trae aparejada la modernidad a partir de las obras de Hannah Arendt y Leo Strauss. Las concepciones de estos dos autores, con sus especificidades, se plantean en sus divergencias y coincidencias con respecto al diagnóstico de su tiempo, ya que ambos coinciden en señalar el agotamiento de la filosofía política para buscar nuevos paradigmas de interpretación y explicación de la modernidad.
Los trabajos presentados posibilitan, entonces, ofrecer un conjunto de indagaciones en torno al significado que posee la modernidad para nuestra época y en distintos escenarios. Desde este punto de vista contienen una serie de consideraciones acerca de las sucesivas crisis que acompañan a este período histórico, entendido como proyecto político y cultural, que ha variado a lo largo del tiempo y de los espacios y que no siempre logró cumplir sus sueños.
Referencias bibliográficas
Eisenstadt, Shmuel N. (2000). Multiple Modernities. Daedalus, (129), 1-29.
Eisenstadt, Shmuel N. (2013). América Latina y el problema de las múltiples modernidades. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales (Nueva Época), 58(218), 153-164.
Jameson, Fredric (2004). Una modernidad singular. Ensayo sobre la ontología del presente. Barcelona, CT: Gedisa.
Kozlarek, Oliver (Coord.). (2007). De la teoría crítica a una crítica plural de la modernidad. Buenos Aires, Argentina: Biblos.
Ramaglia, Dante (2008). Modernidad. En Hugo E. Biagini y Arturo A. Roig (Dir.), Diccionario del pensamiento alternativo (pp. 338-340). Buenos Aires, Argentina: Biblos.
Ramaglia, Dante (2015). Cambio social, crítica de la modernidad y reinvención de la política en América Latina. En Ángela Sierra González (Ed.), Discursos políticos, identidades y nuevos paradigmas de gobernanza en América Latina (pp. 173-190). Barcelona, CT: Laertes.
1 Acerca de los caracteres que conforman la modernidad y las posibilidades de visualizar alternativas a una tendencia hegemónica y homogeneizadora puede consultarse: Ramaglia, 2008 y 2015.