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Con-Textos Kantianos

nº 01 Noviembre 2014 ISSN 2386-7655

nº 01 Noviembre 2014 ISSN 2386-7655

International Journal of Philosophy

Con-Textos Kantianos. International Journal of Philosophy Nº 01, Noviembre 2014, pp. 1-2

ISBN: 2386-7655


SUMARIO / TABLE OF CONTENTS


[ES] Presentación, Roberto R. Aramayo (IFS-CSIC, España)


ENTREVISTAS / INTERVIEWS


[ES] Entrevista a Mario Caimi, Claudia Jáuregui (Universidad de Buenos Aires, Argentina)


ARTÍCULOS/ ARTICLES


[PT] Para todo mal, a cura, Maria Borges Duarte (UFSC, Brasil)


[FR] La flexion politique du respect : une lecture foucaldienne de « des mobiles de la raison pure pratique » (KpV, AA 05 : 71), Michèle Cohen-Halimi (Université de Paris Ouest, France)


[PT] Uma abordagem ao sentimento moral na filosofia kantiana, Cláudia Maria Fidalgo da Silva (Universidade do Porto, Portugal)


[DE] Wissenschaft und Weisheit. Kant über die Formen der Metaphysik, Günter Zöller

(Universität München, Deutschland)


[EN] Kant's understanding of the Enlightenment with reference to his Refutation of Materialism, Paula Rumore (University of Turin / Univ. of Halle, Italy/Germany)


NOTAS Y DISCUSIONES / NOTES AND DISCUSSIONS


[FR] Contingence et normativité. Contingence de la pensée, méthode sceptique, travail de deuil, Monique David-Ménard (Univ. de Paris VII, France)

[ES] Entre filosofía y psicoanálisis, el arte del bricolaje. Reflexiones a propósito de “Contingencia del pensamiento, método escéptico, trabajo de duelo”, de Monique David-Ménard, Emma Ingala (UCM, España)

[ES] La tensión entre la analogía y la descripción en Immanuel Kant, Carlos Mendiola

(Universidad Ibeoramericana de México, México)


TEXTOS Y DOCUMENTOS / MATERIALS AND DOCUMENTS


[ES] Disolución de una disputa matemática que se funda en un equívoco, Immanuel Kant (traducción de Rogelio Rovira) (UCM, España)


CRÍTICA DE LIBROS / BOOK REVIEWS


[ES] Mario Caimi, traductor de Kant, Marcos A. Thisted (Universidad de Buenos Aires, Argentina)


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ISBN: 2386-7655


[ES] Ilustración, política e historia en el pensamiento kantiano, Ileana Beade (Universidad Nacional de Rosario, Argentina). Reseña de Kant, Immanuel, ¿Qué es la Ilustración? Y otros escritos de ética, política y filosofía de la historia, edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza, Madrid, 2013, pp. 290.


[ES] La autonomía de la voluntad o el retorno de la libertad como ley, Silvia del Luján di Sanza (Universidad de San Martín, Argentina). Reseña de Kant, Immanuel, Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Versión castellana y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza Editorial. “El libro de bolsillo”, Madrid. Segunda Edición: 2012, pp. 249.


[ES] La Crítica de la razón práctica, obra fundacional de la ética moderna, Ileana Beade (Universidad Nacional de Rosario, Argentina). Reseña de Kant, Immanuel, Crítica de la razón práctica, edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza, Madrid, 2013, pp. 391.


[ES] El discernimiento reflexionante: el gozne entre el mecanismo de la naturaleza y la libertad de la especie humana, Silvia del Luján di Sanza (Universidad de San Martín, Argentina). Reseña de Kant, Immanuel, Crítica del Discernimiento (o de la facultad de juzgar). Edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo y Salvador Mas. Alianza “El libro de bolsillo”, Madrid, 2012, pp. 776.


[ES] Estudios actuales sobre tópicos y desarrollos del kantismo realizados en Argentina, Juan Carlos Barrasús (UCM, España). Reseña de Caimi, M. (compilador): Temas Kantianos. Buenos Aires, Editorial Prometeo Libros, 2014, 424 pp.


[ES] De la política a la ética: La filosofía práctica de Kant, Macarena Marey (UBA, CONICET, GEK, Buenos Aires, Argentina). Reseña de Ideas y valores. Revista colombiana de filosofía, volumen LXII, suplemento n ° 1, Kant: filosofía práctica. De la política a la moral, 2013. 216 páginas.

[EN] Kant and Philosophy in a Cosmopolitan Sense. The 11th Kant Congress in Pisa, Gabriele Gava (Goethe-Universität Frankfurt am Main, Germany). Reseña de Stefano Bacin, Alfredo Ferrarin, Claudio La Rocca, Margit Ruffing (eds.), Kant und die Philosophie in weltbürgerlicher Absicht: Akten des XI. internationalen Kant- Kongresses, 5 vols., Berlin/Boston: De Gruyter 2014.


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Presentación

Con-Textos Kantianos. International Journal of Philosophy Nº 01, Noviembre 2014, p. 3

ISBN: 2386-7655

doi: 10.5281/zenodo.18434


El “número cero” de la nueva revista internacional Con-Textos Kantianos pretende oficiar simultáneamente como call for papers y carta de presentación de este proyecto editorial, donde se visualice materialmente su estructura. La revista procurará alternar los números monográficos y los misceláneos. Todos los números tenderán a contar al menos con una entrevista y un texto kantiano traducido al español, además de con varios artículos, representativos del carácter multilingüístico de la publicación (que acepta manuscritos en español, portugués, alemán, francés, inglés e italiano) y, si es el caso, alguna discusión en torno a un tópico o cuestión relevante del pensamiento kantiano o relacionada con una lectura sobre algún aspecto del mismo.

La crítica de libros priorizará sin duda las traducciones al español del corpus kantiano. Aquí no hemos llegado a tiempo para reseñar publicaciones recientes como La deducción transcendental y sus inéditos, 1772.1778 (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2014), preparada por Gonzalo Serrano Escallón, o la Antropología en sentido pragmático (FCE, México, 2014), donde la traducción de Gaos ha sido revisada por Dulce María Granja, Gustavo Leyva y Peter Storand, con un prólogo del querido Profesor Reinhard Brandt, que reservamos para ulteriores números. Aparecerán igualmente noticias sobre Congresos, coloquios y seminarios internacionales dedicados a distintos aspectos de la obra y pensamiento de Kant.

Muchas cosas quedan pendientes, desde luego, pero estamos muy contentos de que un proyecto publicitado en agosto del año pasado vea ya la luz, en el 210 aniversario del obituario de Kant. La suma de muchas voluntades determinará el destino de CTK, por lo que nos felicitamos por su aparente buena recepción en el vasto universo de los tornakantianos o estudiosos del kantismo. A todos cuantos colaboran de una u otra manera en este número piloto queremos reiterarles nuestro más cordial agradecimiento, al igual que a quienes integran los dos Consejos editoriales. Sentimos mucho no haber podido contar en este número con la comprometida colaboración de Ezra Heymann por motivos ajenos a su voluntad y lamentamos profundamente la pérdida de un estudioso tan valioso para los estudios kantianos en Latinoamérica.

El equipo editorial está compuesto por María Julia Bertomeu, Catalina González, Efraín Lazos y Eduardo Molina, que componen una representación de la comunidad iberoamericana (Argentina, Chile, Colombia, España y México). Nuria Sánchez Madrid colabora con el equipo ejecutivo de la revista desempeñando la esencial función de secretaria de redacción. Sin la experiencia, el buen hacer y la sinergia de los miembros de este equipo internacional, hubiese sido inviable poner en marcha un proyecto como Con-Textos Kantianos.

Ojalá sepamos contribuir a estrechar las relaciones entre los distintos grupos ya consolidados desde hace tiempo dentro del ámbito iberoamericano y capaces de dialogar en pie de igualdad con cualesquiera otros del orbe.

Por último, queremos expresar nuestra gratitud al decisivo apoyo técnico que nos han prestado Javier Davó y Ricardo Gutiérrez Aguilar, sin los que nos hubieran faltado ciertas condiciones de posibilidad imprescindibles para la accesibilidad y difusión de esta publicación periódica internacional en OJS.

Roberto R. Aramayo Editor Principal de CTK Madrid, Noviembre de 2014 contextoskantianos@gmail.com www.con-textoskantianos.net


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Entrevista a Mario Caimi Interview with Mario Caimi

CLAUDIA JÁUREGUI

Universidad de Buenos Aires, Argentina


Mario Caimi nació en Buenos Aires en 1947. Se graduó en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires en 1974, y se doctoró en la Universidad de Mainz en 1982. Fue Profesor de Filosofía Moderna en la Universidad de Buenos Aires desde 1985 hasta 2012. Actualmente es Investigador del CONICET1. Recibió en 2010 el Premio Internacional Kant otorgado por la Sociedad Internacional Kant y por la Fundación Fritz Thyssen, de Alemania. Se ha desempeñado como Profesor Invitado a cargo de diversos cursos en universidades de Alemania, Bélgica, Brasil, España, Francia y Venezuela. Tradujo varias obras kantianas al español, entre ellas: la Crítica de la razón pura, los Prolegómenos, los Progresos de la metafísica y la Antropología en sentido pragmático. Es autor de La metafísica de Kant. Reconstrucción de la argumentación del escrito de Kant "Los progresos de la Metafísica desde la época de Leibniz y de Wolff" (Buenos Aires, EUDEBA, 1989) y de Leçons sur Kant. La déduction transcendantale dans la deuxième édition de la Critique de la raison pure (París, Publications de la Sorbonne, 2007). Ha publicado asimismo numerosos trabajos de exposición y de interpretación de la filosofía kantiana en libros y en prestigiosas revistas especializadas.


- Conociendo su larga y reconocida trayectoria a nivel internacional, es casi inevitable sentir curiosidad por saber cuáles fueron las motivaciones que lo llevaron a emprender ese recorrido. ¿Por qué dedicar la vida a la reflexión filosófica? Se suele decir que lo que nos empuja a esta actividad es la búsqueda de la verdad. Pero alguien podría legítimamente preguntar por qué no aproximarse a la verdad siguiendo otros caminos como, por ejemplo, el de la ciencia o el de la religión.


No sé bien qué es lo que me llevó a dedicarme a la filosofía. Me inclino a decir que fue una de esas cosas inexplicables que después, con el correr del tiempo, resultan misteriosamente acertadas. Tal vez la segunda parte de la pregunta pueda servir para responder mejor a la primera. ¿Por qué la filosofía y no la religión o la ciencia? Deberíamos incluir también a la poesía en este grupo. La filosofía reúne la indagación rigurosa propia de la ciencia, la perplejidad ante el universo y también la belleza poética


Profesora de la Universidad Buenos Aires (Argentina). E-mail de contacto: claujaure@yahoo.com.ar

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Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.



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de los textos. Tanto la religión como la ciencia ofrecen certezas que no alcanzan a abarcar esos tres motivos juntos. Aunque por otra parte habría que reconocer que no es posible trazar límites rigurosos entre filosofía, ciencia, religión y poesía. Son límites más bien porosos. Abundan los puentes que van de una a otra.


- Aun así, dedicarse al estudio de la Historia de la Filosofía es una manera particular de hacer filosofía. ¿Por qué elegir esa alternativa en lugar de otras?


No puedo dar una respuesta de validez universal. Sólo puedo responder esta pregunta refiriéndome a mi punto de vista personal. Como me faltan la fuerza espiritual y el talento necesarios para alcanzar yo mismo grandes y profundas visiones filosóficas, trato de apropiarme de las obras y de las intuiciones de los autores que sí poseen genio, a quienes, por eso mismo, la historia ha preservado del olvido. Como bien lo ha expresado Bernhard de Chartres, al estudiar la historia de la filosofía uno se sube a los hombros de gigantes, para poder contemplar desde allí panoramas que jamás hubiera podido ver por sí mismo. La historia de la filosofía nos permite suplir así nuestra poquedad. Pero además, la gran variedad de autores geniales y profundos y sutiles nos permite abarcar incluso más de lo que cada uno de ellos alcanzó individualmente. Y si uno se acerca a ellos con cierta humildad, no para interpelarlos, sino para escucharlos y para tratar de entenderlos, recibe en recompensa riquezas inmensas.

Me gustaría referir aquí un hecho que tiene relación con lo que estamos comentando. Una vez, en uno de esos encuentros de orientación para estudiantes del colegio secundario, unos alumnos de último año me preguntaron: ¿qué investigan los investigadores de filosofía del CONICET? Les respondí con una descripción vaga de mi trabajo; una respuesta enteramente insatisfactoria. Desde aquel día pienso que debí haberles dicho que investigamos el sentido del universo. Eso es lo que en verdad hace el estudioso de la filosofía. Sólo que quien hace eso pronto se da cuenta de que sus fuerzas son insuficientes para plantear y resolver ese problema inmenso. Entonces encuentra las obras de filósofos geniales, mucho más inteligentes que él mismo. En ellas está planteado el mismo problema, y está resuelto de varias maneras, según el filósofo de que se trate.

El estudioso se pone entonces a leer a esos pensadores extraordinarios. Pronto se da cuenta de que en sus obras hay pasajes difíciles de entender. Cada una de ellas es


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como el relato de una expedición osada en busca de ese sentido que nosotros también buscábamos; pero algunas de las peripecias de esa expedición nos dejan perplejos; algunos de los pasajes de los textos hablan de cosas misteriosas que sólo el autor ha visto y que resultan incomprensibles para quienes sólo leen el relato del viaje. El estudioso se aplica a investigar el sentido de esos pasajes enigmáticos. Allí es donde comienza la investigación de características más académicas, que incluye la consulta de lo que otros investigadores han escrito sobre el tema. Cuando cree que ha entendido esos pasajes o algún punto de ellos (muchas veces gracias a la ayuda de otros que también los estudiaron) el investigador publica su trabajo.

Hay quienes toman este aspecto del trabajo de investigación filosófica como lo único importante. Se olvidan del problema original, que dio sentido y razón de ser a toda la actividad. De ellos dice Descartes en uno de los prólogos a las Meditaciones que quienes se limiten a estudiar fragmentos de los argumentos y sólo busquen en ellos las contradicciones o las dificultades, no entenderán nada ni ganarán nada con sus esfuerzos. Creo que es más enriquecedora la actitud de quien lee, no para criticar al autor, sino para enterarse de lo que el autor verdaderamente dijo. Sólo si se guarda esa consideración al autor puede uno tener una expectativa razonable de alcanzar a ver eso que él vio, acerca de lo cual informa en sus obras. Eso es lo que hace el estudioso de la historia de la filosofía. Todos los períodos y todos los autores guardan riquezas y maravillas. Y en el caso especial de la filosofía moderna, ella ha puesto además las bases de nuestro pensamiento actual. También es cierto que en algunas de las obras de los grandes modernos (Descartes, Leibniz, Spinoza, entre muchos otros) hay una belleza que es muy comparable con la que se encuentra en Rembrandt, en Bach, en Vermeer, en Velázquez. En verdad, esa comparación ya fue hecha por los especialistas, en el caso de Spinoza y Rembrandt. Es una belleza que no se origina en la retórica, sino en el serio y fundamental compromiso con los temas investigados.


- Ha mencionado recién su actividad como investigador del CONICET. Pero Ud. no se ha dedicado sólo a la investigación, sino que ejerce también, desde hace muchos años, la docencia. ¿Enseñar filosofía nos vuelve mejores filósofos?


La filosofía tiene un aspecto o un componente de diálogo. No sé si se podrá hacer filosofía en completa soledad, sin el propósito de confrontar el propio


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pensamiento con el de otras personas. Si, además, esa confrontación se produce en el aula, obliga a un esfuerzo muy grande por alcanzar claridad y distinción de pensamiento; cualquier auto-indulgencia se vuelve imposible; los interlocutores- estudiantes conviven, en la mente del profesor, con interlocutores ideales, y uno se encuentra participando en una conversación que tiene dimensiones mucho mayores que las de la efectiva realidad de una clase universitaria. Algo semejante ocurre cuando se trata de publicar algún trabajo escrito: se lo escribe y se lo publica no solamente para los hipotéticos lectores reales, sino para tener el privilegio de participar en una conversación de alcances inmensos. Así lo vio Maquiavelo cuando, según cuenta él mismo, se ponía las vestiduras de gala para leer a los clásicos.

Para mí, el diálogo con los estudiantes fue extremadamente enriquecedor, y fue a la vez un esfuerzo agotador, ya que no podía ofrecerles nada que no fuese, en la medida de mis posibilidades, sólido, bien fundado, claro, completo.


    1. L’invention de concepts comme travail de deuil ?


Si je reviens à présent vers la psychanalyse, le point commun entre la méthode sceptique et le travail d’une cure, c’est que l’invention d’une transformation pulsionnelle grâce au transfert est gagnée sur la répétition. Et cela suppose des facteurs contingents que le patient prélève dans le champ de l’analyste et qui lui servent à remodeler la proximité entre ce qui a été destructeur pour lui dans l’approche du réel de son désir et les objets « a » qui sont la tentative, non seulement pour couvrir l’horreur du réel comme dit Lacan, mais aussi pour inventer de nouveaux objets fabriqués avec les matériaux même de la répétition mais dans des conditions nouvelles. Il ne s’agit pas d’un changement d’échelle à présent, mais d’une transposition (Übertragung) des conditions de la répétition. J’ai essayé de montrer, dans Eloge des hasards dans la vie sexuelle, que les éléments contingents qui redéfinissent la structure de désir sont inventés dans des rêves. Dans la cure de la patiente que j’ai appelée Laurence Desproges, c’est grâce à l’objet « enfant bleu » et à sa polysémie, que la patiente peut sortir de son angoisse la plus menaçante en disant à l’analyste : « Vous aussi vous voulez m’empêcher de vivre avec l’homme que je viens de rencontrer. Cet enfant bleu que j’avais dans les bras, du même bleu que le tableau que je vois chez vous, c’est un enfant à qui on interdit de vivre ». Grâce à ce moment quasi délirant ou projectif, l’angoisse de mort qui habitait cette femme peut dériver vers une nouvelle connexion – une nouvelle « synthèse disjonctive » dirait Deleuze (il a lu Kant !) qui rejoint son goût jusque là réprimé des couleurs et des odeurs ; ce goût se trouve activé par une rencontre sexuelle et amoureuse qu’elle peut m’accuser de lui interdire. Je qualifie de contingent, en un sens un peu différent de celui que définissait Kant, ce reste diurne prélevé dans l’espace de la cure : il n’a, de lui- même, aucun rapport avec l’attrait pour la destruction dans la vie de Laurence qui s’est répété plusieurs fois avant l’analyse par des actes violents. Le rêve va chercher cet élément hétérogène pour fabriquer une adresse à l’analyste grâce à une liaison établie entre une


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rencontre amoureuse et un goût artistique retrouvé qui convoque l’attrait refoulé pour les matières sales. Il est certain que les jeux du signifiant (enfant bleu) effectuent l’articulation de ces registres hétérogènes et permettent l’adresse à l’analyste, ce qui fait émerger la patiente de son angoisse de mort. Mais le moment de l’objet, inventé et trouvé, c’est l’acte de la liaison contingente entre éléments hétérogènes ; dans l’analyse c’est le moment où la connexion s’effectue entre le poids de la répétition et la possibilité de jouir d’une manière moins destructrice. Possibilité qui se négocie, paradoxalement, comme l’attribution à l’autre analyste de l’interdiction de ce qui émerge.


4. Conclusion : contingence et normativité


Il va de soi que lorsqu’on décrit de cette manière le voisinage entre l’angoisse liée à l’approche du réel du désir et l’invention contingente d’objets, lorsque l’analyste, donc, se prête au processus immanent de cette transposition dangereuse, on s’éloigne d’une écoute normative en psychanalyse. Il n’y a pas de modèle de la transposition, c’est-à-dire pas de modèle du transfert.

Si nous en avions le temps, il faudrait montrer que, même dans les cures de patients

« névrosés-normaux », la possibilité d’une transformation subjective tient à des facteurs contingents c’est-à-dire échappant aux normes reconnues, non seulement par les théories analytiques de constitution des sujets désirants mais par la conscience des sujets, analysants et analystes réunis.

On peut dire des normes ce que je formulais en 2009 dans Les Constructions del’universel, en revisitant à la fois la complexité, parfois confuse, de l’universel kantien et les formules de la sexuation chez Lacan : ce n’est pas qu’une logique de la sexuation soit incohérente, c’est plutôt qu’elle est inintéressante si on veut comprendre le processus immanent d’une cure. Les normes, comme l’universel, viennent toujours après coup, c’est-à-dire trop tard. En logique, les règles ont pour fonction de parfaire les déductions confuses ou fautives dans les langues communes. A ce titre elles ont une fonction prospective dans les sciences. Mais dans une pratique et un savoir tels que la psychanalyse, l’axiomatique n’a pas cette portée déductive et elle empêche de concevoir le rôle affirmatif du contingent.



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Entre filosofía y psicoanálisis, el arte del bricolaje.

Reflexiones a propósito de “Contingencia del pensamiento, método escéptico, trabajo de duelo” de Monique David-Ménard


Between Philosophy and Psychoanalysis, The Art of Do it yourself. Reflexions on “Contingency of Thought, Skeptical Method, Work of Grief” of Monique David-Ménard


EMMA INGALA GÓMEZ


UCM, España


En “Contingencia del pensamiento, método escéptico, trabajo de duelo”, Monique David-Ménard ofrece al menos dos definiciones de la filosofía que no solo vertebran las tesis de este artículo, sino que condensan una modalidad de pensamiento que atraviesa toda su producción. En primer lugar, filosofía es el arte de tornar ilegibles en un trabajo textual las condiciones y la materia de los acontecimientos que forzaron la invención de ciertos conceptos. La filosofía puede decirse universal y fundadora precisamente cuando es capaz de

borrar ese pasado singular y fortuito en el que se originó –ese encuentro contingente con algo

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otro que constituye un acontecimiento , y ese azar que lo atraviesa–. En segundo lugar,

filosofía es un bricolaje inventivo que articula componentes heterogéneos: componentes lógicos o conceptuales y componentes que provienen del acontecimiento, componentes traumáticos, fantasmáticos o antropológicos. La filosofía erigida como universal y fundadora relega lo relativo al acontecimiento en beneficio del concepto, inventa conceptos para alejarse de lo traumático.

El trabajo de Monique David-Ménard se despliega en las coordenadas establecidas por esta doble definición: por un lado, es un estudio minucioso del proceso de borrado u ocultamiento descrito en la primera definición, o lo que es lo mismo, es un recorrido por esa misma trayectoria, pero en sentido inverso, que busca hacer explícitos o traer a la luz los

acontecimientos traumáticos, los elementos fantasmáticos y los presupuestos antropológicos

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que engendran un determinado sistema filosófico . En esta labor de reconstrucción de un


Profesora Ayudante Doctor del Departamento de Filosofía Teorética de la Facultad de Filosofía de la UCM (España). E-mail de contacto: eaingala@ucm.es

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Por ejemplo, el encuentro de Kant con Swedenborg, que, según la tesis de La folie dans la raison pure, es el

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origen de los conceptos de crítica y de límite. M. David-Ménard, La folie dans la raison pure. Kant lecteur de Swedenborg, Paris, Vrin, 1990.

Este es el modo de proceder de La folie dans la raison pure, pero también de sus ediciones del “Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza” y de las “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime”. I. Kant,


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crimen que ha hecho desaparecer el cadáver, el aliado de Monique David-Ménard es el psicoanálisis: por medio de la perspectiva psicoanalítica, la filosofía puede reencontrarse con aquello que la fuerza a pensar y que había sido obliterado, puede repensar por tanto la relación

entre la fantasía y el concepto; y puede, en tercer lugar, repensar también la contingencia,

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objeto diario de la praxis analítica . Por otro lado, en relación con la segunda definición pero

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también como consecuencia de la primera, la investigación de Monique David-Ménard se desarrolla en la intersección entre disciplinas heterogéneas , es un bricolaje inventivo entre elementos disimétricos como son el concepto y el fantasma, la filosofía y el psicoanálisis – cabría decir que en este segundo momento el crimen se resuelve, y lo que aparece es un cadáver exquisito–. Puesto que se trata de un bricolaje –una invención, una creación o un arte–, esta intersección no es algo dado sino que debe construirse. Ahora bien, la manera que tiene Monique David-Ménard de construir esa intersección no es plegando especularmente una disciplina sobre la otra ni meramente yuxtaponiéndolas, sino tejiendo su relación a partir de lo que Gilles Deleuze llamó “síntesis disyuntiva”: dos cosas entran en relación no porque hagan abstracción de sus diferencias, no negando sus diferencias, sino precisamente a través de sus diferencias, a través de la distancia entre sus diferentes puntos de vista. La síntesis

disyuntiva es el proceso por medio del cual la disyunción o la diferencia genera una verdadera

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síntesis y no ya un análisis que separa .

Aquello que con su bricolaje inventivo de filosofía y psicoanálisis Monique David- Ménard rescata y re-crea de la reflexión filosófica es precisamente el momento inaugural que establece y abre una determinada problemática: no un problema particular, sino el ángulo o la matriz que hace pensables un problema particular y una serie de conceptos, la perspectiva que

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hace posibles ciertas preguntas y ciertas respuestas a esas preguntas . La tesis de Monique

David-Ménard es que esta problemática depende de lo que no solo está antes del pensamiento conceptual sino que, con más precisión, lo provoca. La problemática es consecuencia de un

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acontecimiento o encuentro contingente : gracias a ese encuentro la filosofía inventa ciertos

conceptos y la clínica psicoanalítica proporciona las herramientas al paciente para que modifique su situación vital –gracias a este encuentro, también, Monique David-Ménard plantea problemas nuevos en lugar de limitarse a responder a viejas preguntas–.

En este contexto, la noción de contingencia tiene para Monique David-Ménard una importancia central, y su objetivo es depurarla de las connotaciones negativas que la tradición



Essai sur les maladies de la tête, suivi de Observations sur le sentiment du beau et du sublime, ed. trans. M. David-Ménard, Paris, Flammarion, 1999.

5Vid. M. David-Ménard, Éloge des hasards dans la vie sexuelle, Paris, Hermann, 2011.

6

M. David-Ménard, “Heterogeneous Disciplines: A Non-Ontological Strategy”, in Graduate Faculty Philosophy

Journal, New York, New School for Social Research, vol. 24, nº 1, 2003, pp. 161-168.

7

G. Deleuze, Logique du sens, Paris, Minuit, 1969, p. 204.

8 Para el concepto de problemática, vid. G. Bachelard, Le rationalisme appliqué, Paris, PuF, 1949; cfr. G.

Deleuze, Différence et répétition, Paris, PuF, 1968, p. 204 y p. 218. La noción de problemática que propone Monique David-Ménard procede de una síntesis disyuntiva entre la concepción filosófica y la praxis clínica, donde el cambio de problemática viene determinado por la capacidad de generar una situación vital nueva –por ejemplo, la elección de un nuevo objeto de deseo– gracias a un encuentro contingente.

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Para la noción de encuentro, vid. G. Deleuze, Différence et répétition, ed. cit., capítulo III.


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le ha atribuido de modo que cese de oponerse contradictoriamente a la necesidad .

Contingente es el encuentro con aquello que fuerza a pensar y a inventar conceptos, pero también lo son la síntesis disyuntiva y la problemática que resultan de ese encuentro. El texto de Monique David-Ménard –y, en general, todos sus textos– se hace cargo del papel que esta contingencia cumple en la génesis del pensamiento, y no solo lo analiza en las operaciones concretas del psicoanálisis y de la filosofía, sino que además asume como tarea propiciar encuentros contingentes: entre la invención conceptual de la filosofía y la renovación de los objetos de deseo en psicoanálisis; entre la crítica de las ilusiones previas en filosofía y el trabajo de duelo en psicoanálisis.

En el artículo que nos ocupa, Monique David-Ménard estudia in concreto e in vivo la filosofía de Kant como ejemplo de la contingencia del pensamiento, del arte de borrar las huellas del acontecimiento y del bricolaje inventivo que está en la génesis de un sistema. Es contingente el encuentro de Kant con lo otro que le fuerza a pensar y que se esfuerza por excluir de su pensamiento –los delirios extravagantes de Swedenborg, entre otras cosas–, pero también es contingente el bricolaje de elementos heterogéneos que resulta de ese encuentro: por ejemplo, la puesta en relación de una nueva lógica de la negación con la metafísica dogmática o los delirios extravagantes –en una relación ciertamente particular donde la primera sirve para protegerse de los segundos–, o la función que cumplen las antinomias para constituir el concepto del objeto (de conocimiento) –la función del discutir sobre una “nada” en la determinación del “algo”–. Monique David-Ménard señala las vacilaciones de Kant, rastrea la génesis del edificio crítico en una serie de textos donde las huellas no han sido borradas del todo, y explicita los datos antropológicos y fantasmáticos que apuntalan las invenciones conceptuales kantianas.

En particular, el método escéptico es presentado, a partir de la definición del propio Kant en A 424/B 451, como la puesta en escena de un combate entre dos tesis contrapuestas – heterogéneas– que, lejos de abocar al escepticismo, conduce a una certeza, a una creación conceptual –en el caso de las antinomias, la certeza sobre el concepto de objeto (A 507/B 535)–. En el método escéptico, la contraposición de elementos heterogéneos sirve simultáneamente para hacer frente a lo oscuro del pensamiento –la posibilidad de que la razón sostenga al mismo tiempo una tesis y su contraria; la posibilidad, en definitiva, de la locura–, para conjurarlo –para disolver la antinomia estableciendo que discute sobre una “nada” e iniciar así un proceso de duelo– y para inventar un concepto –el de las cosas en cuanto objetos de los sentidos, de modo que las ideas de la razón sean algo diferente del delirio extravagante–. Monique David-Ménard cierra su artículo con una extrapolación de este método al campo de la clínica psicoanalítica, mostrando cómo la contraposición o el



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Contingente, según la tradición aristotélica, se opone bien a necesario bien a causalmente determinado: es por un lado lo que podría no ser, y por otro lo que sucede por azar, sin responder a una cadena causal. En Éloge des hasards dans la vie sexuelle, Monique David-Ménard examina la relación sexual y la relación de transferencia en la terapia psicoanalítica como dos situaciones en las que conviven lo contingente –la absoluta singularidad del encuentro con otro ser sexuado– y lo necesario o la determinación –lo que viene determinado por la pulsión de repetición–. Lo contingente, por tanto, se define para ella en relación al dispositivo en el que tiene lugar, y no en términos absolutos. Vid. Op. cit., p. 19.


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encuentro contingente con elementos heterogéneos permite al paciente inventar una transformación pulsional. Esta exposición le lleva a concluir la inconveniencia –e incluso la imposibilidad– de operar con normas universales en la terapia –articulada en torno a encuentros y composiciones contingentes–, pues estas, como lo universal de la filosofía, no son sino el producto de una génesis, no son punto de partida sino punto de llegada.

Monique David-Ménard, por tanto, toma un acto parcialmente injustificable –el establecimiento de principios, la creación de conceptos– y, a través de la reconstrucción del proceso de borrado de huellas, trae a la luz los acontecimientos que forzaron ese acto; en otras

palabras, toma una pretendida universalidad y demuestra que es un resultado más que un

11

principio , y un resultado de una posición subjetiva singular. A este respecto, si bien

entendemos la inoperancia de normas universales en la clínica psicoanalítica, ¿no cumple la universalidad una función particular en la reflexión filosófica a la que quizás no sería deseable renunciar? ¿No es la universalidad de Kant, además de la garantía de la objetividad del conocimiento y del imperativo moral, el soporte para apuntalar un cosmopolitismo en el terreno político? Si bien la universalidad, tal como ha señalado repetidamente la filosofía del siglo XX, puede erigirse en un asylum ignorantiae que en realidad encubre una serie de particularidades excluyentes –varón, blanco, heterosexual, occidental, etc.–, la reivindicación

exclusiva de las diferencias y de lo singular puede dificultar la consecución y legitimación de

12

proyectos de cuño universalista –tal como los derechos humanos–. En consecuencia, pese a

que la universalidad siempre llega demasiado tarde, como sostiene Monique David-Ménard al final de su artículo, ¿no continúa siendo no obstante necesaria? ¿Es posible sostener una concepción de lo universal como resultado o producto y, a la vez, mantener su validez?

¿Cómo se traduce el encuentro sin normas de la clínica analítica –el encuentro entre el

13

paciente y el analista, análogo al encuentro sexual en ese sentido– al plano político?

Por otra parte, la investigación de Monique David-Ménard sobre la contingencia en

14

Kant, centrada en la Crítica de la razón pura y en los escritos pre-críticos preparatorios , ¿no

hallaría un suplemento fundamental en una consideración de la Crítica del Juicio? ¿No sería la Crítica del Juicio el lugar donde el propio Kant hace frente a la contingencia, y construye o inventa un principio subjetivo –el principio subjetivo de la conformidad a fin de la naturaleza– que garantiza a la razón que no caerá en la locura, que el cinabrio no será unas veces rojo, otras negro, que los objetos del mundo no se sumergirán en el caos –al precio en


11 Les constructions de l’universel pone en paralelo el concepto de universal en filosofía y las posiciones masculina y femenina, los procesos de sexuación, en tanto que resultados y no principios. Vid. M. David- Ménard, Les constructions de l’universel. Psychanalyse, philosophie, Paris, PuF, 2009.

12

La filosofía política contermporánea es consciente de ello cuando, después de la eclosión de las diferencias,

vuelve a la necesidad de formular un concepto de lo universal. Vid. por ejemplo J. Butler, E. Laclau, S. Zizek, Contingency, Hegemony, Universality, London, Verso, 2000; o E. Balibar, Politics and the Other, London, Verso, 2002.

13

En la edición de 2009 de Les constructions de l’universel, Monique David-Ménard comienza preguntándose si

se puede vivir sin referirse a un valor incondicionado. Si bien lleva a cabo la discusión del concepto de lo universal en el terreno de la moral aplicándolo a la clínica, y si bien precisa que el objetivo no es recusar la universalidad sino entender de dónde viene, la pregunta continúa abierta más allá del espacio de la clínica.

14

Aunque también aborda la razón práctica en Les constructions de l’universel, como mencionamos en la nota

anterior.


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verdad de introducir una cierta oscuridad en el pensamiento de la mano del principio subjetivo–? ¿No es la Crítica del Juicio el establecimiento de un nuevo límite: no ya el que pone a distancia los delirios extravagantes, sino el que conjura la posibilidad del fracaso del concepto, la posibilidad de un mundo empírico que no se deje pensar? ¿Y no sería el establecimiento de este límite también el resultado de una fascinación y un horror semejantes a los que describe Monique David-Ménard a propósito de las fantasmagorías de Swedenborg, pero ahora relativo a un presunto mundo azaroso que no se acomodaría a las exigencias del concepto? ¿No serían al fin y al cabo dos formas de locura? En el §76 de la Crítica del Juicio, Kant caracteriza explícitamente lo particular como encerrando algo contingente, es decir, una heterogeneidad y una pluralidad de formas que desafían cada vez que aparecen –bajo una forma diferente– la exigencia de unidad y regularidad de la razón. Frente a ello, Kant no deja de buscar una legalidad propia de lo contingente, aunque no la encuentre más que bajo la forma de un principio subjetivo que no impone ciertamente ninguna norma concreta, sino solo la garantía de que el mundo se dejará pensar conceptualmente. Habría por tanto dos tipos de contingencia a ambos lados del límite en la Crítica del Juicio: la contingencia de un mundo caótico y azaroso que no se conformaría a las exigencias del entendimiento –la pesadilla de Kant– y la contingencia de un mundo que pese a ella se somete a la legalidad. El método escéptico en la Crítica del Juicio vendría a corregir los defectos e imprecisiones de las leyes de la razón, a, como hacen los buenos jurisconsultos, perfeccionar las leyes para que sean aplicables a todos los casos particulares (A 424/B 452). Más aún, como sostiene Nuria

Sánchez Madrid en su estudio introductorio a la Primera introducción de la Crítica del Juicio15, la propia noción de “técnica de la naturaleza”, en tanto que encierra un oxímoron, podría pensarse como resultado de la aplicación del método escéptico –de poner juntas cosas heterogéneas para propiciar una invención conceptual–. Y esta primera introducción sería,

además, una prueba más de las vacilaciones de Kant, un testimonio de la operación de

16

borrado que examina Monique David-Ménard . Lo que Kant pretende ocultar al no publicar

este texto –lo que sin embargo ha tornado legible al escribirlo–, ¿no sería precisamente la exposición demasiado frontal de ese miedo a la locura, a la posibilidad del divorcio entre las palabras y las cosas, a la proliferación delirante de formas en el mundo empírico –es decir, lo que para Monique David-Ménard serían las condiciones y la materia de los acontecimientos que provocan el pensamiento de Kant–?


15

15

N. Sánchez Madrid, “Contingencia y trascendentalidad. La Primera Introducción de la Crítica del Juicio y la catábasis reflexiva de la Lógica trascendental”, en I. Kant, Primera Introducción de la Crítica del Juicio, introd. ed. crítica y trad. de N. Sánchez Madrid, Madrid, Escolar y Mayo, 2011, p. 78.

16

Ver a este respecto lo que sostiene Nuria Sánchez Madrid en Ibidem, p. 12: «Posiblemente nos estemos

refiriendo a uno de esos textos brillantes y potentes, tan ligados a la experiencia del pensamiento que los autores tienden a ocultarlos, a sustituirlos finalmente por versiones de tono más discreto, que estiman más exotéricas y dignas de difusión».


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La tensión entre la analogía y la descripción en Immanuel

1

Kant


The Tightness Between Analogy and Description in Immanuel Kant

CARLOS MENDIOLA MEJÍA

Universidad Iberoamericana de México, México


Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierte en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado no obstante.


Niveles de vida Julian Barnes


    1. El problema: distinguir entre juicio descriptivo y juicio analógico.

El concepto de fenómeno en la obra kantiana depende de que se cumpla una serie de relaciones, las cuales son estructuradas por un juicio descriptivo. Esas relaciones determinan el juicio, porque sólo con ellas puede construirse. El fenómeno es correlato del juicio descriptivo. “Por cierto, que es sorprendente oír que una cosa haya de consistir enteramente en relaciones; pero una cosa tal es mero fenómeno…”2 Pero además para poder identificar ese juicio descriptivo tenemos que poder distinguirlos de los juicios analógicos. No sólo tenemos descripciones, también contamos con analogías. Las dos, descripciones y analogías, se presentan con la relación lógica de un juicio, por eso debemos poder distinguirlos. Las relaciones que constituyen un juicio descriptivo son las que determinan directamente el juicio y las que permiten distinguirlo de las



1

La primera versión de este texto fue una conferencia, mantengo el estilo de dicha versión.

Profesor de la Universidad Iberoamericana de México (México). E-mail de contacto:

carlos.mendiola@uia.mx .

2

Immanuel Kant. Crítica de la razón pura, tr. de Mario Caimi, México D. F., FCE, 2009, p. 310 A285

B341



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analogías son relaciones reflexivas que ofrecen el tipo de juicio que tenemos: descripción o analogía.

En lo que sigue quiero exponer este problema como una tensión irresoluble en la obra kantiana. Para ello haré referencia al problema de distinguir entre los relatos de sueños y los relatos de la vigilia. Aunque Kant en su obra nunca lo haya planteado explícitamente de esta forma, pretendo valerme de ello para mostrar la importancia de la distinción. Trataré de separarme de la terminología kantiana, con la pretensión de poner a prueba sus afirmaciones.

Comenzaré haciendo referencia a los sueños del filósofo alemán de escuela de Frankfurt, Theodor W. Adorno, para plantear que el problema de distinguir entre el juicio descriptivo y el analógico está íntimamente ligado a la tensión entre fenómeno, noúmeno y cosa en sí. Esto permitirá plantear la pregunta que seguiremos durante toda la exposición. ¿Cómo podemos distinguir entre relatos de sueños y relatos de vigilia? Ambos los presentaré como correspondientes a los juicios de descripción y juicios analógicos. Por eso hablaré primero de juicios de descripción, los cuales son correlato de los fenómenos. Me preguntaré si los juicios descriptivos son distintos de aquellos donde hablamos de sueños. Después, hablaré del lugar de la cosa en sí y el noúmeno, con el propósito de mostrar que los juicios que hablan del noúmeno son juicios analógicos y nos señalan el límite del conocimiento. Para terminar planteando la tensión entre estos dos juicios como la posibilidad de corrección.

I. Un sueño de Theodor W. Adorno


Theodor W. Adorno tenía el propósito de publicar un libro con sus sueños, por eso en cuanto despertaba los anotaba, luego su esposa Gretel los transcribía y en casos



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excepcionales introducía correcciones mínimas o añadía observaciones.3 En uno de los sueños manuscritos, el fechado a “Mediados de septiembre del 58”, el yo del sueño, durante una fiesta organizada porque asumía la dirección musical de su antiguo instituto, baila con un gigantesco dogo en dos patas, de color marrón amarillento y vestido de frac. Un perro como éste Adorno lo había conocido en su infancia. Por supuesto, no hace falta decir que no vestido de frac, ni bailando con él. La narración del sueño sigue. “Yo me dejaba llevar por el dogo y, absolutamente negado para el baile, tenía la sensación de poder bailar por primera vez en mi vida, seguro y desinhibido. A

veces nos besábamos, el perro y yo. Me desperté sumamente satisfecho”.4

¿Cómo podemos distinguir entre un relato soñado y un relato verídico? ¿Cómo puede aparecer en un sueño aquello que no podemos decir que realmente haya ocurrido?

¿Bailar? ¿Adorno intercambiando arrumacos con un dogo vestido de frac? ¿Cómo puede surgir un pensamiento en donde Adorno baila como nunca lo hizo con este dogo? Quiero presentar el uso que hace Kant entre fenómeno y noúmeno por medio de esta distinción entre un relato de un sueño y un relato de algo vivido despierto. Pretendo mostrar que esta distinción, entre fenómeno y noúmeno, no es una dicotomía sino dos usos del juicio. Además sostendré que mantener esta tensión entre fenómeno y noúmeno entre otras cosas ofrece la condición para poder hacer crítica.

Creo que Adorno consideraba que esta tensión constituía la realidad y por eso Adorno, a diferencia de Walter Benjamín, no consideraba necesario que pasara un lapso después de despertar para escribir o hablar de los sueños. Para Benjamin sólo después del desayuno podemos hablar de los sueños. Sólo de esta manera estamos seguros de estar

3

Cfr. “Epílogo” de Jean Philipp Reemtsma en Theodor W. Adorno. Sueños, tr. de Alfredo Brotons,

Madrid, Akal, 2008, pp. 93-94.

4

Theodor W. Adorno. Sueños, tr. de Alfredo Brotons, Madrid, Akal, 2008, p. 70.



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despiertos y sólo hablando de sueños. Esta es una especie de ablución que nos permite estar seguros de que estamos despiertos.5 En cambio, Adorno escribía sus sueños en cuanto despertaba, ya que para él no existe tal seguridad. Para él siempre nos mantenemos en una tensión entre sueño y vigilia.

2. Los juicios descriptivos.


Comencemos por la manera en que aparece el fenómeno. El fenómeno sólo constituye la referencia, la objetivación del juicio descriptivo. Para Kant esa referencia sólo es posible porque el juicio descriptivo tiene que cumplir con una serie de reglas. Estas reglas determinan la descripción que permite encontrar el objeto en la realidad. Las reglas del juicio descriptivo son correlato en el fenómeno, como marcas que deben encontrarse en el objeto. Estas reglas constituyen la objetividad y la validez del juicio descriptivo. Dicho de otra manera, algunas de estas reglas ofrecen la referencia del objeto y otras la validez del mismo.

  1. Las reglas que nos ofrecen la objetividad.


    Para poder tener objetividad, para poder encontrar el objeto del que habla el juicio descriptivo, tiene que poder ofrecer las coordenadas espacio temporales en las que se ubica el objeto. La descripción no puede carecer de la información de la ubicación del objeto. Sólo de esta manera tendremos la posibilidad de llegar al objeto. El cuaderno que está en el salón de aquel lado, el primer salón a la izquierda y el cuaderno está encima del escritorio. Sin estas coordenadas no tenemos objeto. No sabemos como llegar a él.



    5

    Cfr. Walter Benjamín. Dirección única, tr. de Juan J, del Solar y Mercedes Allende Salazar, Madrid,

    Alfaguara, pp. 15-16.



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    De acuerdo con Kant, si el juicio no ofrece la ubicación del objeto, no podríamos considerarlo descriptivo. Kant dice lo anterior de la siguiente manera, “[Al juicio] se le exige la posibilidad de darle un objeto al que se refiera. (…) de no ser así, carecen de toda validez objetiva y se reducen a un juego de la imaginación o del entendimiento con sus respectivas representaciones”.6

    Podemos aceptar que sin esas coordenadas no podríamos llegar al objeto. Pero si decimos que soñé que un alumno estaba dormido en la primera fila en la clase que imparto de textos modernos. Estoy dando las coordenadas espacio temporales, puedo entender que la clase es el lunes, estaba en el salón donde es la clase y en la fila de adelante, aunque nunca ocurrió. Mis alumnos en esta clase nunca se duermen, ni adelante ni en ningún lado. Pero si decimos que soñé que estaba en “una fiesta organizada porque asumía la dirección musical de mi antiguo instituto.” ¿Que ocurre con aquellos juicios que ofrecen tales coordenadas pero son producto de la imaginación? No es suficiente con identificar estas coordenadas para saber que tenemos un juicio descriptivo que habla de algo que ocurrió y no de un sueño. En el sueño de Adorno se ofrecen estas coordenadas. La narración del sueño dice: “durante una fiesta organizada porque asumía la dirección musical de su antiguo instituto”

    La primera relación que se exige para un juicio descriptivo es que ofrezca las coordenadas espacio temporales donde se ubica el objeto. Sin embargo, hemos visto que no es suficiente para distinguir juicios descriptivos y juicios analógicos. Kant también exige una serie de reglas que permiten corregir la validez del juicio descriptivo.

  2. La reglas de la validez del juicio



6

Immanuel Kant. Op. Cit. p. 276 A239 B298. Traducción modificada.



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Este juicio para poder considerarse descriptivo debe contar con la cantidad de objetos de los que habla y las partes de los objetos. Si el juicio no ofrece tal magnitud, siempre podría exigirse. También debe ofrecer las condiciones en que aparece este objeto. Es decir que el juicio descriptivo debe poder ofrecer una escala en la que podamos medir sus cualidades. Por ejemplo en este auditorio hace tantos grados centígrados, el verde del cuaderno podría comprobarse por la medida de la luz, etc. Además el juicio descriptivo debe ofrecer el criterio con el que evaluamos la relación que tiene el objeto consigo mismo, la permanencia del objeto, la relación causal, si hubo una causa que lo llevó ahí y si se mantiene una relación simultanea con los demás objetos, es decir la relación que mantiene con todos los otros objetos. Para ello Kant propone una serie de reglas. Para hablar de permanencia propone la siguiente regla, siempre y no haya habido un cambio, podemos hablar de permanencia. Es decir aquello que perdura en el cambio es lo que permanece. Para hablar de causalidad propone que tendríamos que poder encontrar una relación irreversible, es decir que no pudiéramos pensar la secuencia del evento sin otro orden, primero el antecedente y después el consecuente. Para poder salir del auditorio, primero habrá que levantarse y después salir por la puerta. Si ya estamos adentro, no podemos estar afuera, sin seguir esta secuencia. La tercera regla es la de la simultaneidad. Para hablar de simultaneidad la regla es la opuesta a la de la causalidad, tenemos que poder suponer irreversibilidad. Por último, la regla de la validez del juicio descriptivo mismo. Esta regla nos permite saber cómo podemos verificar el compromiso que se generó en el juicio. Si aquello que se describe es necesario, posible o existente. Y en este caso nos dice que para comprobarlo tendríamos que exigir el cumplimiento de las reglas anteriores en el juicio y después buscarlas como marcas del objeto descrito.



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Por supuesto el objeto sólo puede encontrarse bajo las coordenadas exigidas para la objetividad del juicio.

En resumen para corregir el juicio descriptivo tenemos una serie de reglas. Aquellas que nos permiten identificar los objetos descritos, porque nos dice de cuántos objetos hablamos y sus partes y su tamaño. Además nos permite medir sus cualidades, textura, color, etc. Por otra parte, las reglas que permiten hablar de la relación que guarda el objeto consigo mismo, permanece idéntico o cambia, tiene una relación causal o simultanea con otros objetos. Y la forma en que se afirma aquel objeto, como posible, existente o necesario. Estas reglas son las relaciones que tiene que cumplir un juicio para poder describir.

Si el juicio no cumple alguna de estas reglas podríamos decir que no es un juicio descriptivo. Si falta una de dichas reglas no podría describir el objeto y no podríamos encontrarlo. Pero en el sueño se emplean estas reglas. “La distinción entre París visto y soñado, no es una diferencia de las categorías, ver París, sino una diferencia empírica.”7

Por ejemplo en el sueño de Adorno se describe el perro con el que baila de la siguiente


forma: “baila con un gigantesco dogo en dos patas, de color marrón amarillento y vestido de frac”. Todas las reglas son empleadas. Está hablando de un perro. Su tamaño puede deducirse por el de Adorno ya que parado en dos patas es capaz de bailar con él. Se describe su color y además está vestido de frac. Mantiene una relación de permanencia, está parado en dos patas y de simultaneidad con Adorno con quien baila. Se afirma su existencia y nada más usando las reglas anteriores podríamos comprobarlo. Entonces tenemos que concluir que las reglas de corrección del juicio descriptivo



7

Lewis White Beck. “Did the Sage of Königsberg have No Dreams?”, en Lewis White Beck. Essays on

Kant and Hume, Yale, Yale Univesity Press, 1978, p. 54. Traducción mía.



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tampoco nos permiten saber si contamos con un juicio descriptivo o analógico. Quizás el ejemplo del sueño de Adorno no sea convincente, pero espero que el de mi pesadilla donde los alumnos de textos modernos se duermen pueda ser más convincente. Es un alumno quien se duerme en la clase, podría describirlo en cuanto a su tamaño, color de pelo, podría darles su nombre (cosa que no haré porque es un sueño), permanece dormido sin inmutarse a los cambios de mi voz, tiene una relación simultanea con sus compañeros, quienes sufren sus ronquidos y entró por la puerta, se sentó, después se quedó dormido y tendrá que despertar para poder salir por la puerta. Afirmo que existe. Si ustedes no supieran que es un sueño y que nunca ha pasado tal cosa, como que se duerma algún alumno en esta clase, cómo podrían saber que no es una descripción de algo real.

3. La dificultad de distinguir el relato del sueño y el de la vigilia


La distinción entre el relato de un sueño y el de vigilia depende de entender el compromiso de validez que se genera al afirmar el juicio. Aunque aparezca en el juicio la relación de objetividad y validez, si entendemos que se trata de un sueño, liberamos las reglas sin exigir su consistencia. De esta manera lo presenta Peter F. Strawson: “Contando un sueño, el requisito de consistencia se puede evidentemente, dejar de lado, pero el uso de conceptos de la realidad objetiva al hablar de un sueño es un uso secundario, precisamente porque tales conceptos quedan, en esta ocasión, liberados de

aquel uso que los hace conceptos de una realidad objetiva.” 8

Si se diera el caso de que no entendiéramos que nos están contando un sueño, como podría ocurrir con cualquier modo de afirmación, entonces no liberaríamos las reglas y



8

Peter F. Strawson. Los límites del sentido. Ensayo sobre la Crítica de la razón pura de Kant, tr. de

Carlos Thibaut, Madrid, Revista de Occidente, 1975, p. 28.



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exigiríamos su cumplimiento. Nos equivocamos y no distinguimos que se está afirmando algo como necesario, existente o posible. Esto puede ocurrir porque el modo de afirmar no aparece en la estructura del juicio. Kant nos dice en una nota a pie de página de los Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia que “la modalidad no es, en el juicio, un predicado particular, así tampoco agregan los conceptos modales determinación alguna en las cosas.” 9 La distinción entre los tres modos de afirmar no depende de nada contenido en el juicio. Para poder distinguir este compromiso al generar el juicio se debe poner atención en la intención y el contexto en que es formulado el juicio.


Lo peculiar de las categorías de modalidad consiste en que, en cuanto determinaciones del objeto, no amplían en lo más mínimo el concepto al que sirven de predicado, sino que expresan simplemente la relación de tal concepto con la facultad cognoscitiva.10

Estas reglas entablan una relación entre el conocer y lo conocido, en medida que delimita la experiencia posible; la afirmación de posibilidad empírica, la existencia de algo o la necesidad deberá limitarse a las reglas de objetividad y validez. Pero en medida que no está contenida en el juicio, depende de la interpretación de la intención y el contexto, lo cual da cabida a la posibilidad del error. Cada vez que afirmamos algo tiene que ser revisado.

4. Distinción entre fenómeno, noúmeno y cosa en sí por medio de los conceptos límite

Kant subraya el problema anterior, haciendo la distinción entre fenómenos y cosa en sí. El peso de esta distinción está en señalar el límite del conocimiento. Nos recuerda que el



9

Immanuel Kant. Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia, tr.

de Mario Caimi, Madrid, Istmo, 199, p. 195.

10

Immanuel Kant. Crítica de la razón pura, ed. cit. p. 241, A 219 B266. Traducción modificada.



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juicio descriptivo no refiere la realidad en sí, tal como es, sino sólo aquello que constituye la relación de reglas determinantes del juicio. Sólo tenemos fenómenos, aquello que describe el juicio y no podríamos conocer nada fuera de esta descripción. El fenómeno consiste en coordenadas espacio temporales, cuantificadores, escalas para medir la realidad, reglas de relación de los objetos y tendrán que reducirse a posibles, existentes o necesarios. Sólo relaciones que nos permiten construir fenómenos. Las cosas en sí, fuera de estas relaciones, no las podemos conocer. Kant hace esta distinción para delimitar nuestro conocimiento: sólo tenemos juicios y algunos de ellos describen la realidad. De tal manera que nuestro conocimiento se limita a lo que puede ofrecer el juicio descriptivo. Por lo tanto, nuestro conocimiento depende de poder identificar los juicios descriptivos y los juicios analógicos. Y como hemos visto la posibilidad de esta distinción está en las reglas de los modos de afirmar que son susceptibles de error.

  1. Conceptos límite.


    La manera en que podemos pensar este límite del conocimiento es por medio del noúmeno. Kant considera al noúmeno como un concepto límite (Grenzbegriff). Estos conceptos límite expresan el carácter inconcluso de nuestro conocimiento. Kant dice en el capítulo titulado “Del fundamento de la distinción de todos los objetos en general en phenomena y noumena” de la Crítica de la razón pura que el noúmeno es un concepto límite (Grenzbegriff) en tanto que sólo tiene un uso negativo, ya que no refiere ningún objeto de conocimiento, porque no ofrece las coordenadas espacio temporales para ubicar el objeto ni siquiera puede ser afirmado como posible, sin embargo, puede ser pensado porque está conectado con otros conocimientos, aunque su extensión es vacía en tanto que está más allá de los fenómenos. De esta manera tenemos un entendimiento problemático, ya que cuenta con conceptos que no tienen contradicción, en el sentido en


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    que no tiene referencia, aunque están interconectados con otros conocimientos. Estos conceptos límite no se inventan caprichosamente porque son coherentes con otros conocimientos. 11

    Ahora bien, el empleo que debe hacerse de estos conceptos límite es reflexivo. Los

    límites del conocimiento no pueden pensarse como determinados. Por supuesto, en matemática y en la ciencia de la naturaleza se reconocen limitaciones, pero no límites. El concepto límite funciona como una frontera que marca aquello que conocemos, pudiendo extenderla con mayor conocimiento, pero siempre en esa frontera tendrá que ponerse el límite que señala que no conocemos todo.12 Podemos conocer más dice Kant, en ese sentido podemos mover las fronteras de nuestro conocimiento, progresar, pero siempre habrá un límite pues nuestro cocimiento sólo está constituido de relaciones, juicios descriptivos.


    Los conceptos límite muestran el carácter inconcluso de nuestro conocimiento. Este límite no afirma que no conozcamos, sino que nuestro conocimiento depende de poder ofrecer más descripciones de los fenómenos. La tensión entre los juicios aparece cuando tenemos un juicio con las mismas reglas que los descriptivos, pero pretende hablar de algo que está más allá del límite del conocimiento. Por supuesto el límite lo desconocemos. Sólo contamos con juicios y tenemos que poder identificar aquellos que son descriptivos y los analógicos.

  2. Los conceptos límite como juicios analógicos.



11

Cfr. Immanuel Kant. Op. cit., pp. 189-199 A154-155, B310-311.

12

“¿Quién puede soportar que, con respecto a la naturaleza de nuestra alma, alcancemos una conciencia

clara del sujeto y lleguemos al mismo tiempo a la convicción de que los fenómenos de éste no pueden ser explicados de un modo materialista, sin preguntar qué es propiamente el alma, y, si ningún concepto de la experiencia alcanza hasta aquí, sin admitir, si es preciso, sólo para este fin, un concepto de la razón (el concepto de un ser inmaterial simple), aunque no podamos demostrar de ningún modo su realidad objetiva?” Immanuel Kant. Prolegómenos a toda metafísica que haya de poder presentarse como ciencia, ed. cit., 1999, pp. 252-255.



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Desde el comienzo hemos dicho que esta tensión surge porque nosotros sólo tenemos juicios descriptivos para referir fenómenos. Ahora que hemos introducido los conceptos de cosa en sí y noúmeno, sabemos que el concepto de cosa en sí sólo cumple la función de señalar el límite de nuestro conocimiento. Este límite consiste en que no podemos conocer la realidad tal como es en sí, sino solo a través de las relaciones construidas por el juicio descriptivo. El conocimiento está limitado a juicios descriptivos y su correlato el fenómeno. Los conceptos límite aparecen en los juicios analógicos. Los juicios analógicos tratan de hablar de algo que está más allá del límite del conocimiento. Los noúmenos aparecen en estos juicios analógicos para señalar aquello que no conocemos. Por eso tenemos que poder distinguir entre juicio descriptivo y juicio analógico. Pero como ya hemos dicho la distinción entre estos dos juicios no podemos hacerla por medio de una regla determinante. Los juicios descriptivos y analógicos se mantienen en una tensión y sólo reflexivamente podemos distinguirlos.

Un ejemplo de la tensión entre el juicio descriptivo y el juicio analógico la encontramos en la afirmación del propio límite del conocimiento. Podríamos pensar que podemos afirmar que la posibilidad de conocer es ilimitada, siempre podemos conocer más, progresar. Pero asumir el concepto de “progresión ilimitada de mi conocimiento” nos

lleva a formular una antinomia,13 dos argumentos que son opuestos. En relación con el

progreso de mi conocimiento de fenómenos. Uno de los argumentos dice: “todos los fenómenos son, en tanto que pertenecientes a mis relaciones construidas por los juicios descriptivos, cognoscibles. Por el otro lado, el otro argumento dice “pero como en la progresión de nuestra conocimiento nunca podemos estar seguros del conjunto de las

13

Theodor W. Adorno propone esta antinomia en “El concepto de inconsciente en la doctrina

trascendental del alma” en Escritos filosóficos tempranos. Obras completas I, tr. de Vicente Gómez, Madrid, Akal, 2010, p. 131.



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relaciones en los juicios descriptivos, no toda la realidad es cognoscible.”14 Por lo tanto no está permitido hacer afirmaciones sobre una progresión al infinito de la experiencia. Ni sobre la trascendencia de nuestro conocimiento. En sentido estricto lo único que podemos afirmar es que el conocimiento puede ir más allá de cualquier límite positivo. La contradicción surge de interpretar la falta de límite en la progresión de mi conocimiento como la consecuencia de una causa por principio inaccesible y situada fuera del juicio descriptivo. La cosa en sí no debe entenderse como una afirmación de la existencia de algo que no conocemos. Por el contrario sólo señala el límite de nuestro conocimiento.

Nosotros podemos hacer juicios analógicos, los cuales no ofrecen conocimiento, porque no podemos comprobarlos. Una analogía también es un juicio de relación. En este caso relaciona dos conceptos totalmente diferentes.15 Las relaciones de estos juicios no constituyen ninguna marca en la realidad. Por ejemplo “la silla preferida”, “amor de

padre”, “te amaré toda la vida”, “bailar y besar a un dogo”. Estos juicios tienen que distinguirse de los descriptivos, pero no tenemos ninguna regla para poder hacerlo.

Otra vez nuestro problema aparece con el concepto de límite. Si todos los juicios descriptivos están limitados a ofrecer relaciones, cómo distinguir aquellos juicios que pretenden ir más allá de los límites. Podríamos suponer con el uso del concepto límite que, una de las formas en que distinguimos entre juicio descriptivo y juicio analógico consiste en que este último sólo nos aparecen mostrándonos aquello que no esperamos que ocurra: Adorno baila y baila con un perro vestido de frac y además le hace arrumacos. Si estos conceptos nos muestra el límite del conocimiento, entonces nos

14

Ibid, p. 133.

15

Cfr. Immanuel Kant. Prolegómenos a toda metafísica que haya de poder presentarse como ciencia, p.

267



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señala nuestra ignorancia y en medida que relaciona lo diferente es capaz de sorprendernos.

5. A modo de conclusión. La tensión entre juicio descriptivo y analógico permite la corrección (crítica).

Ambos juicios, el descriptivo y el analógico, ofrecen relaciones y tenemos que distinguir entre ellos. Contamos con los modos de afirmar para ello. Pero estos modos tienen que ser interpretados y no contamos con reglas determinantes para hacerlo, de tal manera que podemos creer que alguien está afirmando algo y sólo sea producto de una mala interpretación. Además, una vez que se haya interpretado cualquier modo de afirmación, tendrá que comprobarse con las demás reglas. Siempre podría caer en un error la afirmación: hacer pasar una analogía por un juicio Por eso se mantienen ambos juicios en una tensión.

Por lo anterior, esta tensión hace posible que corrijamos nuestras afirmaciones. La analogía siempre nos puede sorprender y hacernos cambiar nuestras creencias Quisiera terminar sugiriendo que en algún caso el juicio analógico nos muestra nuestros prejuicios. En medida que es capaz de relacionar lo diferente, puede confrontarnos en aquellos que nos sentimos totalmente seguros. La literatura como un juicio analógico es capaz de hacer esto.

a) La literatura como juicio analógico.


Theodor W. Adorno dice que la literatura logra un “sobresalto” en el espectador. Él utiliza la misma palabra, “un sobresalto”, tanto en una carta que envía a Thomas Mann para referirse a su novela La engañada, como al comentar en las lecciones de filosofía moral kantiana la obra de teatro El pato salvaje de Henrik Ibsen. En el primer caso, acerca de La engañada dice “La civilización burguesa ha reprimido lo ‘asqueroso’ de la


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muerte; o bien lo ha ennoblecido o lo ha capturado con higiene. Se pretende impedir que la infructuosidad de la vida falsa entre en la conciencia, en la medida en que lo bajo se revela en la muerte… pero tampoco es que la muerte sea una vergüenza del hombre que no debería ser celebrada en nombre de lo trágico sino suprimida. El sobresalto que provoca su narración rompe con todas estas reglas de juego. En esto hay algo infinitamente liberador”.16 En el segundo caso, de El Pato salvaje dice “Yo quisiera pasar por alto un aspecto problemático de la obra. Esto corresponde al hecho de que Gina haya llevado un hijo ilegítimo al matrimonio –algo, incidental, que Hialmar a supuesto. Este tema refleja las actitudes de 1880, ya que fue tomada muy seriamente en su tiempo, mientras que nosotros estamos menos inclinados a encontrarlo como un terrible sobresalto”.


En los dos casos utiliza la misma palabra, un sobresalto. Un sobresalto producto de haber invertido el uso acostumbrado de la regla. Sólo quien se mantiene en la tensión puede proponer la posibilidad de una nueva regla, sin pretensiones de objetividad, porque la inversión de la regla señala la no-identidad que pudo captarse en 1880. No es el contenido de lo que se expresa lo que produce el sobresalto, sino la subversión de la regla. Por eso, a Adorno le puede parecer que presentar en una obra un hijo ilegítimo ya no produzca sobresalto.

La penúltima lección, en el curso de filosofía moral kantiana, la dedica al análisis de los problemas morales en esta obra de Ibsen. Nos dice que El pato salvaje trata la pregunta cómo un hombre llega a ser inmoral, simplemente por defender la ley moral, o en términos kantianos, al defender el mandato en su pureza. Ya que la obra de teatro



16

Theodor W. Adorno y Thomas Mann. Correspondencia 1943-1955, tr. de Nicolás Gelormini, Buenos

Aires, F.C.E., 2006, p. 139.



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muestra la destrucción del hombre más valioso del grupo, o en todo caso, de la única persona que no queda atrapada por la culpa que es gradualmente revelada en el curso de la acción. La victima es una adolescente de catorce años, que precisamente por eso no está implicada en la culpa que desencadenan los eventos. Ibsen sugiere esto con una analogía, la niña hereda una enfermedad incurable, por la que quedará ciega. Pero el sobresalto viene cuando la niña se suicida.



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DISOLUCIÓN DE UNA DISPUTA MATEMÁTICA QUE SE FUNDA EN UN EQUÍVOCO


DE IMMANUEL KANT


Traducción de ROGELIO ROVIRA

UCM, España


NOTA DEL TRADUCTOR.— En el número de mayo de 1796 de la Revista mensual de Berlín apareció el ensayo de Kant Del darse tono que de un tiempo a esta parte prevalece en la filosofía. En él se refirió, a título de ilustración, a un caso de las llamadas «tríadas pitagóricas», esto es, de los tríos de números

2 2 2

enteros, a, b, c, cuyos cuadrados satisfacen la relación: a + b = c , como es la que se verifica entre los

tres lados del triángulo rectángulo. En el número de agosto de la citada revista, J. A. H. Reimarus (el hijo del famoso pensador ilustrado y deísta), profesor de historia natural en Hamburgo, publicó un artículo titulado Sobre las relaciones racionales de los tres lados de un triángulo rectángulo, en el que criticó lo que respecto del mencionado ejemplo afirmaba Kant. A su objeción respondió el filósofo con el presente escrito, que vio la luz en el número de octubre de la citada Revista mensual de Berlín. Sus dos páginas interesarán, sin duda, tanto al filósofo como al matemático. (Sobre esta disputa puede consultarse el artículo de Silvestro Marcucci, «Kant, J. A. H. Reimarus e le “terne” pitagoriche», Studi Kantiani XII (1999), pp. 11-20). La traducción, primera, que sepamos, a la lengua española, se basa en el texto publicado en el tomo VIII, pp. 409-410, de la edición canónica de las obras de Kant (Kant’s gesammelte Schriften, hrsg. von der Deutschen Akademie der Wissenschaften zu Berlin, Berlin, 1902 ss.).


En un artículo de la Revista mensual de Berlín (mayo 1796, pp. 395-396), entre otros ejemplos del delirio (Schwärmerei) a que pueden conducir los intentos de filosofar sobre objetos matemáticos, había puesto yo también en boca del pitagórico, místico de los números, la cuestión: «¿Qué hace que la relación racional de los tres lados de un triángulo rectángulo sólo pueda ser la de los números 3, 4, 5?» — Yo había aceptado,


Profesor de Filosofía en el Departamento de Filosofía Teorética de la Facultad de Filosofía de la UCM (España). E-mail de contacto: rrovira@ucm.es



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por tanto, esta proposición como verdadera; pero el Sr. Doctor y Profesor Reimarus la refuta y prueba (Revista mensual de Berlín, agosto, nº 6) que otros números más que los citados pueden estar en la relación pensada.

Nada parece ser, por tanto, más claro sino que nos encontramos enredados en una verdadera disputa matemática (de tal clase que, en general, es punto menos que inaudita). Pero en esta divergencia hay un mero equívoco. La expresión se ha tomado por una y otra parte en una significación distinta; por tanto, tan pronto como cada uno haya entendido al otro, la disputa desaparece, y ambas partes tienen razón.— Así, pues, tesis y antítesis están en la relación siguiente:

R. dice (al menos así piensa él su tesis): «En el conjunto infinito de todos los números posibles (pensados separadamente) hay, por lo que respecta a los lados del triángulo rectángulo, más relaciones racionales que la de los números 3, 4, 5».

K. dice (al menos así piensa él la antítesis): «En la serie infinita de todos los números que progresan en el orden natural (a partir de 0 mediante el aumento continuo de 1) no hay entre los números inmediatamente consecutivos (por tanto, pensados unidos) más relación racional de esos lados que sólo la de los números 3, 4, 5».

Ambas proposiciones tienen pruebas estrictas en su favor; y ninguno de los dos (presuntos) oponentes tiene el mérito de ser el primer inventor de estas pruebas.

Por tanto, sólo se trata de estipular a quién incumbe la culpa del equívoco.— Si el tema fuera puramente matemático, entonces K. debería cargar con ella; pues la tesis expresa universalmente la citada propiedad de los números (sin pensar en su serie). Pero en este caso el tema debe servir tan sólo como ejemplo de la extravagancia que la mística pitagórica de los números provoca con la matemática cuando se quiere filosofar sobre sus proposiciones; y entonces cabe acaso suponer que se tomará esta antítesis en la significación en la que un místico podría creer encontrar algo singular y estéticamente notable entre las propiedades de los números: como es una conexión limitada a tres números completamente próximos unos a otros en la serie infinita de los números; aun cuando aquí la matemática no encuentre nada que admirar.

Que, por tanto, el Sr. Reimarus se haya esforzado inútilmente con la prueba de una proposición que, hasta donde yo sé, todavía nadie ha puesto en duda, es cosa que espero que no me imputará como culpa.


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Mario Caimi, traductor de Kant


Mario Caimi, translator of Kant


MARCOS A. THISTED


Universidad de Buenos Aires, Argentina


La recepción de la filosofía de Kant en los países de lengua hispana fue, durante las primeras décadas del siglo XIX, particularmente lenta —especialmente si se compara con Francia, Italia e, inclusive, Inglaterra—1. Acaso por este motivo, y a pesar de los esporádicos esfuerzos de algunas escasas figuras destacables2, hasta mediados de dicho siglo no se encuentra ninguna traducción al español de los principales títulos de la filosofía transcendental. Y, años más tarde, cuando éstas aparecen, se trata —al menos en un primer momento— de traducciones indirectas, provenientes de versiones francesas3. Sólo con el


Profesor de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). E-mail de contacto: marcosthisted@gmail.com

1

Sobre la recepción de Kant en España pueden consultarse —además de los primeros trabajos de W.

Lutoslawski (“Kant in Spanien”, en: Kant-Studien 1, 1897, pp. 217-23) y M. Honecker (“Immanuel Kants Philosophie in den romanischen Ländern”, en: Philosophisches Jahrbuch 37, 1924, pp. 108-143)— los siguientes estudios: J. L. Molinuevo, “La recepción de Kant en España”, en: C. Flórez y M. Álvarez (comps.), Estudios sobre Kant y Hegel, Salamanca, 1982, pp. 99-114; J. E. Dotti, H. Holz y H. Radermacher (comps.), Kant in der Hispanidad, Bern-Frankfurt-New York, Paris, 1988; M. Caimi, “La tradición kantiana”, en: J. L. Villacañas Berlanga (comp.), La filosofía del siglo XIX, Enciclopedia Ibero Americana de Filosofía, Nro. 23, Madrid, 2001, pp. 359-380; J. M. Palacios, “La filosofía de Kant en la España del siglo XIX”, en: J. Muguerza y R. Rodríguez Aramayo (comps.): Kant después de Kant. En el bicentenario de la Crítica de la razón práctica, Madrid, Tecnos, 1989; J. L. Villacañas Berlanga, Kant en España: el neokantismo en el siglo XIX, Madrid, Verbum, 2006. Sobre la recepción de la filosofía de Kant en Argentina, véase J. E. Dotti, La letra gótica. Recepción de Kant en Argentina, desde el romanticismo hasta el treinta, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1992. Respecto del listado de títulos publicados en lengua castellana, véanse J. Palacios, “Kant en español”, en: Logos. Anales del Seminario de Metafísica, Vol. 9, Nro. 9, Madrid, 1974, pp. 195-202; y D. M. Granja Castro, Kant en español. Elenco bibliográfico, México, UNAM, 1997.

2

En la primera fase de recepción del kantismo en España se destacan los nombres de Ramón de la Sagra y

Toribio Núñez Sesse.

3

En esta segunda fase de recepción se suelen resaltar las figuras de Julián Sanz del Río, José Rey y Heredia y

Matías Nieto Serrano. La primera traducción de Kant al español (indirecta, vía las traducciones francesas)


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afianzamiento del neokantismo en España, algunas de sus más prominentes plumas comienzan la tarea de traducción directa de Kant al español4.

El número de títulos kantianos traducidos al español directamente del alemán fue incrementándose paulatinamente con el correr del siglo XX hasta conformar un limitado aunque aceptable acervo editorial5. Este acotado y parcial corpus experimenta, desde hace

poco más de cuatro décadas, un franco proceso de renovación y ampliación con la traducción de nuevos títulos provenientes de las diversas metrópolis culturales de habla hispana.

Las páginas que siguen contienen una breve reseña de las traducciones de las obras de Kant realizadas por uno de los representantes más reconocidos de esta nueva etapa de asimilación y recepción de la filosofía crítica. Nos referimos a Mario Caimi, quien, como se sabe, ha asumido recientemente la empresa de trasladar a nuestra lengua la obra insignia del criticismo, la Crítica de la razón pura.


1. Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia


Dos años después de la aparición de la Crítica de la razón pura fueron publicados los Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia. Según la conocida tesis de B. Erdmann, el propósito que Kant perseguía con este nuevo trabajo era doble: por un lado, ofrecer una explicación sucinta, en forma de un breve compendio, de la monumental obra recientemente publicada6; por otro, defender a la



corresponde a J. Rey y Heredia, quien agrega como apéndice a su Teoría transcendental de las cantidades imaginarias (Madrid, 1865) una serie de fragmentos de la Lógica Transcendental.

4

La primera traducción directa del alemán al español de la Crítica de la razón pura es la de José García del

Perojo (Madrid, Gaspar, 1883) que sólo llega hasta KrV B 294.

5

El lector encontrará un listado de dichas traducciones en D. M. Granja Castro, Kant en español, op. cit., pp.

23-42. Este “elenco bibliográfico” tiene ya más de quince años y es evidente que debería actualizarse, dada la cantidad de nuevos títulos de Kant traducidos a nuestro idioma.

6

A diferencia de la Crítica de la razón pura, cuya exposición se basa en el método sintético de exposición,

los Prolegómenos se basan en el método de exposición analítico.


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filosofía transcendental de erróneas y malintencionadas interpretaciones7. Éste fue el primer texto kantiano que Mario Caimi tradujo al español8.

De la traducción que Mario Caimi hizo de los Prolegómenos de Kant existen dos versiones: la original, de 1984, que apareció en Buenos Aires9, y una segunda edición revisada, publicada quince años después en Madrid10. Aquí nos referiremos específicamente a esta última, que reproduce con algunas correcciones menores el texto original de la primera, pero que trae importantes novedades en cuanto a la edición en su conjunto.

Caimi basa su traducción en el texto original de la edición de Prolegómenos fijado por Karl Vorländer11. Peculiar de esta segunda edición es que el texto kantiano se presenta en formato bilingüe y que —tanto para la versión española como para la alemana— se agrega la paginación académica.

El texto de Prolegómenos está precedido por una breve introducción del propio traductor. Esta introducción se complementa con una serie de análisis y comentarios a ciertos pasajes clave de la obra, intercalados a lo largo del texto de Kant. Dichos comentarios revisten importante valor tanto desde un punto de vista pedagógico (Prolegómenos es uno de los textos de ingreso a la filosofía de Kant y por lo tanto están destinados al neófito que se adentra por primera vez en el edificio de la filosofía crítica) como erudito (dirigidos al estudioso que desea ahondar en los diversos tópicos del texto).



7

B. Erdmann (Prolegomena, Leipzig, 1878) subraya, en este sentido, la importancia que tienen las reseñas

que Ch. Garve y J. G. Feder hicieron de la primera Crítica. La tesis de Erdmann despertó, como se sabe, una rápida polémica en la que intervinieron, entre otros, E. Arnoldt y H. Vaihinger. No podemos detenernos aquí en ese relevante debate de la Kant-Forschung.

8

De los Prolegómenos hay tres traducciones previas: la de Julián Besteiro, publicada en 1912, con epílogo de

E. Cassirer (Madrid, Editorial Daniel Jorro); la de Rufino Natal, publicada en 1939 (Buenos Aires, Editorial Tor, 1939); y la de José López y López (Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1950).

9

Immanuel Kant, Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, traducción directa

del alemán y notas de Mario Caimi, Buenos Aires, Charcas, 1984.

10

Immanuel Kant, Prolegómenos a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia,

edición bilingüe, traducción directa del alemán, comentarios y notas por Mario Caimi, epílogo de Norbert Hinske, Madrid, Istmo,1999.

11

Solingen, 1905 (reeditado en Hamburgo, F. Meiner, 1969). El texto de Prolegómenos fue comparado con la

edición de B. Erdmann, de W. Weischedel y de K. Schulz. Caimi tuvo en cuenta también las versiones española (Julián Besteiro), italiana (P. Caraballese, Bari, 1925) y francesa (J. Gibelin, París, 1957).


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El listado de temas que allí se tratan dan cuenta de su relevancia para la comprensión de la obra: “Juicios analíticos y sintéticos” (pp. 50-53); “Método analítico” (pp. 74-77); “La sensibilidad, facultad de conocimiento” (pp. 110-113); “La posibilidad de la ciencia pura de la naturaleza” (pp. 122-125); “Objetividad” (pp. 130-133); “Relaciones de sensibilidad y entendimiento” (pp. 138-139); “La deducción transcendental en los Prolegómenos. Juicios

de percepción y juicios de experiencia” (pp. 148-153); “La posibilidad de la metafísica” (pp. 280-285); “La reseña de Garve y Feder”12 (pp. 316-325).

La obra contiene, además, un índice analítico sumamente detallado, con las voces españolas y alemanas de los términos técnicos utilizados por Kant13.

A modo de epílogo, la segunda edición incorpora un erudito trabajo de Norbert Hinske, cuyo propósito es caracterizar el contexto de la temprana recepción de la filosofía de Kant en el que fue publicada esta obra crítica14.

Un párrafo aparte merece la interpretación del propio Mario Caimi sobre los Prolegómenos. En efecto, tanto en sus comentarios exegéticos e interpretativos de los diversos pasajes de esta obra kantiana —a los que hemos hecho alusión más arriba—, como en diversos trabajos que abordan directa o indirectamente el análisis de algunos pasajes y

tópicos característicos de la obra, Caimi se refiere a la problemática distinción entre juicios de percepción y juicios de experiencia15; y también a la distinción entre limitación y límite que aparece en la “Conclusión” del texto kantiano. En particular, respecto de esta última cuestión16 puede colegirse que Caimi encuentra una nueva función de los Prolegómenos



12

Se trata de la traducción del texto de la reseña de Garve, realizado por el propio Caimi.

13

En la nueva edición de las obras kantianas emprendida por FCE esta modalidad de índices ha sido adoptada

para beneficio del lector y estudioso español.

14

En este breve pero fundamental estudio (“La tardía impaciencia de Kant. Un epílogo para los Prolegómenos

de Kant”, pp. 339-354) Hinske se ocupa específicamente del círculo kantiano de Jena, de su interpretación socrática del concepto de límite y de la proyección metafísica que tiene esta noción para la valoración de la actitud de Kant con respecto a la filosofía primera.

15

“El aire es elástico” en: Revista de Filosofía, 3ra. época, nro. 2, Madrid, 1989, pp. 109-126. M. Caimi,

“Juicios de percepción: un enfoque idiomático”, en: Actas del VII Congreso Nacional de Filosofía, Universidad Nacional de Rio Cuarto, 1994, pp. 505-507.

16

Véase al respecto especialmente el comentario titulado “La posibilidad de la metafísica”, cuyo apartado “La

metafísica en los Prolegómenos” desarrolla explícitamente el concepto de una metafísica del límite. Una prolongación de este análisis puede encontrarse en M. Caimi, La metafísica de Kant, Buenos Aires, Eudeba,


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que se agrega a su rol pedagógico y polémico—. En efecto, según Caimi esta obra tiene un importante valor metafísico, ya que es en su “Conclusión” donde se presenta, en forma programática, la que sería la gran apuesta crítica de Kant: la postulación de una “metafísica del límite”, es decir, de una metafísica que es desarrollada a partir de la restricción que impone la filosofía crítica al uso teórico de la razón pura. De este modo, Caimi pone en conexión dos textos aparentemente distantes entre sí, a saber, los Prolegómenos —con su postulación de una metafísica del límite— y los Progresos de la metafísica —donde esa metafísica del límite se desarrolla de modo consecuente como metafísica práctico- dogmática. Precisamente ésta es la segunda obra del corpus kantiano que ha sido traducida por Caimi.


2. Los Progresos de la metafísica


Los Progresos de la metafísica representan una de las principales fuentes disponibles para comprender la actitud que Kant mantuvo con respecto a la metafísica luego de que la filosofía crítica alcanzara su madurez filosófica con la publicación de sus tres grandes Críticas

y antes de comenzar el proceso de revisión de algunas de sus principales categorías en el Opus

17

postumum . Por ello, a pesar de haber quedado inconcluso y adolecer de numerosas

anomalías en su redacción, es un texto de referencia imprescindible para quienes se ocupan del problema de la metafísica crítica. De allí la importancia de la traducción publicada por Mario Caimi, a finales de la década de 198018.


1989 y en M. Caimi, “Consideraciones acerca de la metafísica de Kant”, en: Revista Latinoamericana de Filosofía, Buenos Aires, Vol. XVIII, nº 2, primavera 1992, pp. 259-286.

17

Los estudiosos de esta obra han señalado como fecha de comienzo de la redacción de los manuscritos el año

1792, y como fecha de posible abandono de la tarea 1795.

18

La traducción de los Progresos de la metafísica realizada por F. Duque (I. Kant, Sobre el tema del

Concurso para el año de 1791 propuesto por la Academia Real de Ciencias de Berlín: ¿Cuáles son los efectivos progresos que la Metafísica ha hecho en Alemania desde los tiempos de Leibniz y Wolff?, Madrid, Tecnos, 1987) apareció tan sólo dos años antes que la de M. Caimi. Los lectores en lengua española cuentan, por ello, con un raro privilegio: existen dos excelentes versiones de una misma obra, complementadas


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De la traducción que Caimi realizó de este escrito póstumo de Kant hay dos ediciones. La primera de ellas apareció en 1989, publicada por Eudeba19; la segunda, en 2008, por el Fondo de Cultura Económica20. Si bien en esta segunda versión no hay variaciones en la traducción del texto fuente, en cambio sí hay significativas modificaciones en la edición general de la obra. En efecto, en la edición de Fondo de Cultura Económica el texto de los Progresos se presenta en formato bilingüe (contando con la paginación de la edición académica tanto para la versión alemana como para la española)21; en segundo término, se incorpora el imprescindible estudio introductorio de Mario Caimi —que en la edición de Eudeba se había publicado como libro aparte22—, y, por último, se agrega una tabla de correspondencia de los principales términos técnicos23.

En la versión española del texto de Kant debe destacarse la resolución de numerosos problemas de edición, gramaticales y lexicales que plantea una obra de características tan singulares como los Progresos. El traductor opta por mantener la fidelidad al texto original

—insistimos, se trata de un escrito inconcluso en el que abundan las omisiones, errores, repeticiones, etc.— sin que por ello se pierda la imprescindible legibilidad que toda obra debe tener.



también con dos trabajos introductorios de notable factura y complementarios entre sí. En efecto mientras que

—como veremos— el estudio preliminar de M. Caimi se ocupa del análisis e interpretación de la obra kantiana, el trabajo de F. Duque se demora en el análisis del contexto de la Aetas Kantiana, contexto que explica en gran medida las características específicas de los Progresos de la metafísica.

19

Immanuel Kant, Los progresos de la Metafísica desde la época de Leibniz y de Wolff, traducción del alemán y

notas por M. Caimi, Buenos Aires, Eudeba, 1989.

20

Immanuel Kant, Los progresos de la metafísica, edición bilingüe, estudio preliminar, traducción y notas de

Mario Caimi, México, Fondo de Cultura Económica, 2008.

21

Siguiendo a la edición académica, luego de la publicación del texto de los Progresos, se agrega un anexo en

el que figuran una serie de “hojas sueltas” que desde principios del siglo XX se vinculan con este escrito kantiano. Para su traducción, Caimi se basó en el texto de G. Lehmann, publicado en el tomo XX de la edición académica de las obras de Kant. No obstante, Caimi ha tenido el cuidado de contrastar el texto fijado por la Academia con la edición facsimilar original de los Progresos y con las ediciones de O. Buek, W. Weischedel y G. Hartenstein, corrigiendo así numerosos defectos que figuran en la edición académica. Para la traducción española, Caimi ha tenido en cuenta las ediciones francesa e italiana.

22

M. Caimi, La metafísica de Kant, Buenos Aires, Eudeba, 1989.

23

En esta tabla de correspondencia se consideran las versiones españolas de M. Caimi y de F. Duque, la

francesa de la traducción de L. Guillermit y la italiana de la traducción de P. Manganaro.


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Por otra parte, debe subrayarse la relevancia que tiene el estudio introductorio a cargo del traductor. Las casi doscientas páginas que lo componen están dedicadas a dos propósitos fundamentales: por un lado, establecer la estructura argumentativa y analizar sus principales conceptos, señalando sus referencias a las principales obras de Kant; y, por otro, subrayar la importancia que tiene este escrito póstumo de Kant como factum filológico que prueba la vigencia y plausibilidad de una metafísica crítica, así como también provee el plano de sus contornos fundamentales.


  1. Kant, I.: La polémica sobre la Crítica de la razón pura


    24

    24

    Suele considerarse que el escrito polémico que Kant escribió como respuesta al ataque proveniente de J. A. Eberhard —cabeza prominente del neo-wolffianismo a finales de la década de 1780— y los Progresos de la metafísica conforman una unidad: mientras que esta última obra contiene la respuesta teórica del autor de la Crítica de la razón pura, aquélla —publicada bajo el enigmático título Sobre un descubrimiento según el cual a toda nueva crítica de la razón pura la torna superflua una anterior , y mejor conocida bajo el más asequible La respuesta de Kant a Eberhard— presenta el lado polémico de la contienda. Por ello, la traducción de esta última obra completa el ciclo de textos de Kant referidos a su disputa con la polémica de Kant en torno al legado de la filosofía leibnizo- wolffiana.

    La traducción de Caimi25 permite renovar la antigua edición de Alfonso Castaño

    Piñán, que data ya de hace más de medio siglo y carece del soporte técnico y bibliográfico que una obra de esta naturaleza requiere26. En efecto, la nueva traducción de la respuesta de



    24

    Kant’s gesammelte Schirften, herausgegeben von der Preuβisch-Königlichen Akademie der

    Wissenschaften, Vol. VIII, Berlín, 1912/1923, pp. 185-252 (reediciones de 1968 y 1977).

    25

    1. Kant, La polémica sobre la Crítica de la razón pura (Respuesta a Eberhard), Introducción de Claudio La

Rocca; edición, traducción del alemán y notas por M. Caimi, Madrid, editorial Mínimo tránsito/Antonio Machado, 2002.

26

I. Kant, Por qué no es inútil una nueva crítica de la razón pura (respuesta a Eberhard), traducción, prólogo

y notas de Alfonso Castaño Piñán, Buenos Aires, Editorial Aguila, 1955 (reimpresión en 1973).


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Kant a Eberhard se basa en el texto académico establecido por H. Meier y adopta en sus elecciones lingüísticas el aporte inestimable de las traducciones que de este escrito kantiano hicieron C. La Rocca —al italiano27— y H. Allison —al inglés—28.

Por último, la edición de la traducción de Caimi cuenta con una erudita y pormenorizada “Introducción” de Claudio La Rocca29 y un índice analítico bilingüe. El texto de Kant aparece glosado con numerosas notas sobre posibles variantes de traducción.


  1. La Metafísica Dohna


    La Metaphysik-Dohna30 reúne el conjunto de cuadernos de apuntes tomados por el conde Heinrich Adolph de Dohna-Wundlacken durante31 las lecciones de metafísica que Kant impartía en la Universidad Alberta, en Königsberg. Como es sabido, en estas

    lecciones seguía Kant para su exposición el texto de la Metaphysica de A. G. Baumgarten, permitiéndose hacer, con el correr de los años, correcciones y disgresiones cada vez más significativas, sin por ello dejar de exponer la metafísica dogmática de quien consideraba uno de sus más brillantes sistematizadores. La fecha estimada de las clases a las que estos apuntes corresponden sería 1792/1793. Se trata de un dato relevante, ya que coincide con el período en el que Kant habría comenzado la redacción de los manuscritos de los Progresos de la metafísica, razón por la cual brinda una importante fuente complementaria para el estudio de la metafísica crítica que ya había sido realizado por Caimi en Progresos de la metafísica.


    27

    1. Kant, Contro Eberhard. La polemica sulla Critica della ragion pura, a cura di Claudio La Rocca, Pisa,

1994.

28

H. Allison, The Kant-Eberhard Controversy, an englisch translation together with supplementary materials

and a historical-analytic introduction of Immanuel Kant’s On a Discovery According to which Any New Critique of Pure Reason Has Been Made Superfluous by an Earlier One, Baltimore and London, 1973.

29

C. La Rocca, “Introducción”, en: I. Kant, La polémica sobre la Crítica de la razón pura (Op. cit.),

traducción al español de Mario Prades Vilar, revisión de Faustino Oncina, pp. 9-72.

30

Lecciones de Metafísica (la llamada “Metaphysik Dohna”), traducción de Mario Caimi, presentación y

estudio conclusivo de M. J. Vázquez Lobeiras, Salamanca, editorial Sígueme, 2006.

31

Aparentemente, habrían sido tomados en el aula, por lo que su valor testimonial se ve incrementado.


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Para la traducción de la Metafísica Dohna Caimi se basó en el texto fuente de G. Lehmann, que figura en las obras completas de Kant32. La versión académica ha sido contrastada con la de A. Kowalewski. Por ello, en la traducción aparecen frecuentes referencias a variantes que figuran en esta última y no en aquella. El traductor ha comparado también el texto español con la reciente edición inglesa33 y con la versión inédita en portugués del Prof. Juan A. Bonaccini.

Las características específicas de la tarea docente de Kant son analizadas en un estudio conclusivo de M. J. Vázquez Lobeiras34. La publicación, realizada por la editorial Sígueme, trae también un completo índice de nombres y analítico bilingüe.


6. Crítica de la razón pura


En 2007 se publicó en Buenos Aires la traducción de la Crítica de la razón pura, en cuyo texto Mario Caimi trabajó durante un lustro35. Esta nueva versión española de la primera

36

Crítica de Kant trae el texto completo de ambas ediciones (1781 y 1787), con las referencias

a la paginación original, precedido por una introducción a cargo del propio traductor y un exhaustivo índice de nombres y de términos técnicos.



32

Kants Gesammelte Werke, herausgegeben von der Preussischen/Deutschen Akademie der Wissenschaften,

Berlín, a partir de 1902, tomo XXVIII, 2, pp. 614-704.

33

Immanuel Kant, Lectures on Metaphysics, translated and edited by Karl Ameriks and Steve Naragon,

Cambridge University Press, Cambridge, 1997, pp. 357-391.

34

“Metafísica y crítica, o, ¿cómo es posible aprender a filosofar?”, en: I. Kant, Metafísica Dohna, op. cit., pp.

121-161.

35

Estudio preliminar, traducción y notas de Mario Caimi; índices de Esteban Amador, Mariela Paolucci y

Marcos Thisted; Buenos Aires, editorial Colihue, 2007. La segunda edición de Colihue es de 2009.

36

Las principales ediciones de la Crítica de la razón pura en español son la ya citada de José García del

Perojo (Madrid, Gaspar Editor, 1883); la de M. García Morente (Madrid, Victoriano Suárez, 2 vols. 1928, hasta A 460/B 488; reeditada luego por Espasa-Calpe, Madrid, y por Porrúa, México), la de M. Fernández Núñez (Madrid, Bergua Editor, 2 vols. 1934), y la de P. Ribas (Madrid, Alfaguara, 1978). Un listado completo puede encontrarse en los ya citados textos de J. Palacios y de D. M. Granja Castro.


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La traducción del texto de la Crítica está acompañada por generoso aparato crítico cuya principal función es informar al lector las diferentes variantes que admite la traducción del texto kantiano y explicitar cuál ha sido la intervención del traductor37. Una segunda

edición de esta traducción introdujo algunas correcciones menores al texto original. La tercera edición, realizada en México por el Fondo de Cultura Económica, incorporó el texto original en alemán y una tabla de correspondencias de términos técnicos38. Para su traducción, Caimi se basó en la edición de R. Schmidt39.

En cuanto a las elecciones terminológicas más salientes, se destaca la elección de la voz española “mente” como traducción de “Gemüt40; la distinción entre “realidad efectiva

—como traducción de “Wirklichkeit”— y “realidad” —que corresponde a “Realität”—; la expresión “facultad de juzgar” como traducción de “Urteil” y “apariencia ilusoria” como traducción de “Schein41.

No obstante, según sostiene el propio Caimi, la mayor dificultad que encontró en la traducción del texto de la Crítica de la razón pura no se refiere a la correcta elección de la voz acertada para ciertos términos técnicos, sino en la construcción gramatical correcta de ciertas frases del texto kantiano. Con el propósito de resolver los casos más difíciles que se



37

El propio traductor se refiere a esta característica específica del aparato crítico que acompaña la Crítica de

la razón pura en M. Caimi, “Algunos problemas de traducción de la Crítica de la razón pura al español”,

Anuario de Filosofía Jurídica y Social, 31, Buenos Aires, 2013, pp. 97-108.

38

I. Kant, Crítica de la razón pura, estudio preliminar, traducción y notas de M. Caimi; índices de E.

Amador, M. Paolucci y M. Thisted; tabla de correspondencias de traducción de términos de D. M. Granja Castro, M. J. Gallardo, E. Aguilar y Ó. Palancares, México, Fondo de Cultura Económica, Universidad Autónoma Metropolitana y Universidad Nacional Autónoma de México, 2009.

39

I. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Nach der ersten und zweiten Original-Ausgabe neu herausgegeben von

R. Schmidt, Hamburg, Felix Meiner, 1976.

40

Respecto de las dificultades, en general, de la traducción de este término, véase V. Rohden, “O sentido do

termo ‘Gemüt’ em Kant” en: Analytica, vol. I nro. 1, Rio de Janeiro, 1993, pp. 61-75. La explicación de las razones que M. Caimi da de su elección las desarrolla el propio traductor en el ya citado “Algunos problemas de traducción de la Crítica de la razón pura al español”.

41

Un listado más exhaustivo de este tipo de dificultades señaladas por el traductor se encuentra en el ya citado

“Algunos problemas de traducción de la Crítica de la razón pura al español”. Es de utilidad consultar también la reseña a la traducción de Caimi realizada por M. J. Vázquez Lobeiras (“Kant, I.: Crítica de la razón pura”, en: Kant-Studien, 101, Heft 4, 2010, pp. 405-408).


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presentaron, el traductor estableció como hipótesis de trabajo la similitud entre la construcción de las frases del alemán de la Crítica y de la gramática latina42.

La traducción de la Crítica de la razón pura realizada por Caimi se soporta en la extensa tarea de investigación desarrollada sobre los diversos capítulos y conceptos de la obra fundamental del criticismo43, tales como la Estética Transcendental44, la Analítica Transcendental (Deducción transcendental de los conceptos puros del entendimiento45 y

Esquematismo Transcendental46), la Dialéctica Transcendental47, la Doctrina Transcendental

del Método48.



42

Mario Caimi desarrolló esta hipótesis en su “Lateinische Strukturen in Kants Stil. Mit besonderer

Berücksichtigung der Erklärung des Begriffes vom Gegenstand in KrV A 104”, en: A. Pinzani, V. Rohden (orgs.), Crítica da razão tradutora. Sobre a dificuldade de traduzir Kant. Florianópolis, NEFIPO, 2010, pp. 109-122.

43

El propio Caimi reconoce la importancia que tiene tal labor investigativa que precede a la traducción de la

Crítica de la razón pura —y las otras obras de Kant— al señalar que es este conocimiento el que permite reproducir lo más fielmente posible el objeto (la Crítica) que se quiere trasladar del alemán al español (cf. el ya citado “Algunos problemas de traducción de la Crítica de la razón pura al español”).

44

M. Caimi, “About the Argumentative Structure of the Transcendental Aesthetic”, en: Studi Kantiani, IX,

Pisa, Italia, 1996, pp. 27-46.

45

Las principales publicaciones de Mario Caimi respecto de la deducción transcendental son las siguientes:

“Zum Problem des Zieles einer transzendentalen Deduktion”, en: Kant und die Berliner Aufklärung. Akten des IX. Internationalen Kant-Kongresses, Berlin, Walter de Gruyter, 2001, pp. 48 – 65; “Cuatro claves para la lectura de la Deducción transcendental”, en: Revista Latinoamericana de Filosofía, vol. XXXI nro. 2, Buenos Aires, 2005, pp. 187 – 197; Leçons sur Kant. La déduction transcendantale dans la deuxième édition de la Critique de la raison pure, París, Publications de la Sorbonne, 2007. Luego de traducir la Crítica, Caimi publicó los siguientes trabajos: “A Dedução das categorias na primeira edição (A) da Crítica da razão pura”, en: J. T. Klein (comp.), Comentários às obras de Kant. Crítica da razão pura, Centro de investigações kantianas, Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil, 2012; “Se piensa. Sobre la función del ‘yo’ en el principio de la apercepción”, en: M. Caimi (comp.), Temas kantianos, Buenos Aires, Prometeo, 2014, pp. 95-111.

46

Las principales publicaciones de Mario Caimi sobre el esquematismo transcendental son las siguientes: “Der

Teller, die Rundung, das Schema. Kant über den Begriff der Gleichartigkeit”, en: D. Fonfara (comp.): Metaphysik als Wissenschaft. Festschrift für Klaus Düsing zum 65. Geburtstagk, München, Karl Alber, 2006, pp. 211-220. Luego de traducir la Crítica, Caimi publicó sobre el esquematismo transcendental los siguientes trabajos: “The Schema of Quantity”, en: A. Leirfall y T. Sandmel (comps.), Enhet i mangfold. Festskrift til Johan Arnt Myrstad, Oslo, Unipub, 2009, pp. 77-95; “Algunas características del concepto de imaginación en la Crítica de la razón pura” en: C. Jáuregui (comp.), Entre pensar y sentir. Estudios sobre la imaginación en la filosofía moderna, Buenos Aires, Prometeo, 2010, pp. 217-226; “The Schema of the Category of Existence”, en: G. Van de Vijver y B. Demarest (comps.), Objectivity after Kant: its meaning, its limitations, its fateful omissions, Hildesheim - Zürich - New York, Olms, 2013, pp. 209-219; “Das Schema der Qualität bzw. der Realität”, en: D. Hüning, C. Olk y S. Klingner (comps.), Das Leben der Vernunft, Berlin, De Gruyter, 2013, pp. 117-130; “Comments on the conception of Imagination in the Critique of Pure Reason ” en: Akten des X. Internationalen Kant-Kongresses, Band 1, Berlin - New York, Walter de Gruyter, 2008, pp. 39-50M; “Der Gegenstand, der nach der Lehre vom Schematismus unter die Kategorien zu subsumieren ist”, en: Akten des XI. Internationalen Kant-Kongresses, Band 1, Berlín- New York, Walter de Gruyter, 2013, pp. 147-162.


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Dos rasgos de la “Introducción” deben destacarse: por un lado, su accesibilidad; por otro, su profundidad y método de exposición. Antes de comenzar la exposición propiamente dicha de la obra, y luego de describir el contexto en el cual fue gestada la Crítica de la razón pura y algunos rasgos de la biografía intelectual de Immanuel Kant, Caimi se detiene en la explicitación del significado del título de la obra. La exposición de la estructura y el contenido de la Critica de la razón pura se lleva a cabo de acuerdo con el método según el cual fue compuesta la obra, es decir, según el método sintético. Por ello, el propósito del autor es exponer cada uno de los capítulos de la obra según el método los va descubriendo en su marcha, mostrar las rasgos principales de sus conceptos característicos y explicar su función en vistas al argumento general de la obra.


7. Kant, I: Antropología desde un punto de vista pragmático. Traducción de Mario Caimi. Buenos Aires, editorial Losada, 2009, 352 páginas.


49 50

49 50

En el año 2009 fue publicado en Buenos Aires el último título de la obra crítica de Kant traducido por Mario Caimi hasta el presente: la Antropología desde un punto de vista pragmático . Dicha traducción se basa en la edición de W. Weischedel y en la edición



47

Las principales publicaciones de Mario Caimi sobre temas correspondientes a la Dialética Transcendental

son las siguientes: “On a Non-Regulative Function of the Ideal of Pure Reason”, en: H. Robinson (comp): Proceedings of the Eighth International Kant Congress, Memphis 1995, vol.I., Milwaukee, Marquette University Press, 1995, pp. 539-549; “Ueber eine wenig beachtete Deduktion der transzendentalen Ideen”, en: Kant-Studien, 86, Berlin/New York, 1995, pp. 308-320; “La función regulativa del ideal de la razón pura”, en: Dianoia, XLII, México, 1997, pp. 61- 79. Posteriormente a la publicación de la Crítica apareció “Zur metaphysischen Deduktion der Ideen in der Kritik der reinen Vernunft”, en Methodus, nro. 7, Halle, 2012, pp. 23-41.

48

En fecha posterior a la publicación de la Crítica aparecieron los siguientes artículos de Mario Caimi

dedicados a la Doctrina Transcendental del Método: “Metafilosofía del idealismo transcendental de Kant” en:

O. Nudler, M. A. Fierro, G. Satne (comps.): La filosofía a través del espejo. Estudios metafilosóficos, Buenos Aires, Miño y Dávila editores, 2012, pp. 137-151; y “Application of the Doctrine of Method in the critical examination of reason”, en: Studia Kantiana X, São Paulo- Rio de Janeiro, 13, 2012, pp. 5-17.

49

La Antropología en sentido pragmático fue traducida al español por primera vez por José Gaos (Madrid,

Revista de Occidente, 1935 y reimpresiones).

50

Kant. Werke, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1964, tomo 10, pp. 395-690.


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académica de la Anthropologie in pragmatischer Hinsicht a cargo de O. Külpe51; ambas ediciones siguen el texto de la segunda edición original del año 1800. El texto original fue contrastado con la edición de K. Vorländer y se tuvo en cuenta las indicaciones filológicas

de la edición académica de O. Külpe, así como también del reciente comentario de R. Brandt52.

Sobre la temática de la Antropología hay también diversas publicaciones realizadas por Caimi53.


8. Tres escritos menores


A las seis obras mayores que hemos reseñado deben agregarse estos tres títulos menores traducidos también por Mario Caimi, cuya existencia nos limitamos a indicar: “Sobre un presunto derecho a mentir por amor al prójimo”54; el escrito pre-crítico “Nuevas observaciones para una explicación de la teoría de los vientos, con las cuales invita a la vez a asistir a sus lecciones”55; y, por último, “Algunas cartas referidas a la Crítica de la Facultad de Juzgar”56.


La nueva etapa de traducción y asimilación de la obra kantiana, iniciada hace ya más de cuatro décadas, encuentra así en la tarea de traducción de Mario Caimi — especialmente de la Crítica de la razón pura, precedida de significativas obras del acervo crítico, tales como Prolegómenos y Progresos de la metafísica— una de sus expresiones



51

Kants Werke. Akademie Textausgabe, Berlín, Walter de Gruyter, 1968, tomo VII, pp. 117-335.

52

Kritischer Kommentar zu Kants Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798), Hamburg, Meiner, 1998.

53

“El concepto de imaginación en la obra de Kant Antropología en sentido pragmático. Estructura del texto y

estructura del concepto”, en: R. Rizo-Patrón de Lerner y M. J. Vázquez Lobeiras (comps.), La razón y sus fines. Elementos para una antropología filosófica en Kant, Husserl y Horkheimer, Hildesheim, Zürich, New York, Olms, 2013, pp.29-53.

54

Cuadernos de ética, Buenos Aires, 1987, pp. 9 – 15

55

José Sazbón (comp.): Homenaje a Kant, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1993. pp. 121-143

56

José Sazbón (comp.): Homenaje a Kant, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1993.


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más características y acabadas. Es que para esta nueva generación de traductores no se trata únicamente del cabal conocimiento del idioma alemán y del español, sino también el conocimiento lo más preciso posible que la propia época ha alcanzado de las obras del genio, en este caso, de Immanuel Kant.



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Ilustración, política e historia en el pensamiento kantiano


Enlightenment, Politics and History in Kant’s Thought


ILEANA BEADE

Univ. Nacional de Rosario, Argentina


Reseña: Kant, Immanuel, ¿Qué es la Ilustración? Y otros escritos de ética, política y filosofía de la historia, edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza, Madrid, 2013, pp. 290.


Esta compilación de textos fundamentales para el estudio de la filosofía práctica kantiana (traducidos por R. R. Aramayo, en colaboración con C. Roldán Panadero y M. F. Pérez López), es introducida por un Estudio preliminar que sintetiza con notable precisión y agudeza tesis centrales de la filosofía ética, política e histórico-filosófica de Kant. En el primer apartado del Estudio, Aramayo examina la concepción kantiana de la Ilustración, a partir de un análisis de las diversas definiciones del término propuestas en ¿Qué es la Ilustración? (1784), ¿Qué significa orientarse al pensar? (1786) y la Crítica del discernimiento (1790), textos en los que se establece un vínculo indisoluble entre ilustración y autonomía intelectual, exaltándose el valor de la razón como criterio último de toda verdad, y contraponiéndose el libre ejercicio crítico racional al prejuicio, la superstición y el fanatismo. Como sabemos, en el marco de las disquisiciones kantianas en torno al proyecto ilustrado se confiere al pensamiento filosófico un papel decisivo: la actitud crítica que es propia y característica de este modo de pensamiento es, en efecto, aquello que permite desafiar el principio de autoridad y trabajar en pos de una emancipación individual y colectiva. La concepción de la crítica como actividad o quehacer distintivo de la razón filosófica será un tópico recurrente en diversos escritos kantianos: así como en ¿Qué es la Ilustración? Kant advierte acerca de los peligros que conlleva la permanencia indefinida bajo una tutela intelectual y exhorta a los individuos al libre uso público de la razón, así también en El conflicto de las Facultades (1798) invocará el derecho de quienes se dedican a la reflexión filosófica al libre examen crítico de todo tipo de doctrinas (si bien establece allí, por otra parte, la necesidad de que los miembros de las



Profesora de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). E-mail de contacto: ileanabeade@yahoo.com.ar .

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Facultades superiores –Teología, Derecho y Medicina– acaten las prescripciones del gobierno en lo que atañe a la impartición de ciertas doctrinas, cuya pública difusión resulta indispensable a fin de garantizar el orden civil). En el contexto de una reflexión acerca de la disputa académica –y política– entre las Facultades, Kant repone, pues, la distinción entre los usos público y privado de la razón, formulada, años antes, en el célebre escrito de 1784 acerca de la Ilustración. Aramayo señala que, al igual que otros pensadores ilustrados, Kant parece concebir el uso público de la razón como un medio preventivo –un antídoto– contra la revolución. En efecto, bajo las premisas del reformismo kantiano, el libre uso público de la razón constituye el medio legítimo para impulsar los cambios necesarios en la constitución política. Como sabemos, Kant rechaza enfáticamente todo derecho del pueblo a oponer resistencia activa a los poderes constituidos, aún cuando considere, por otra parte, el entusiasmo que la Revolución Francesa despierta entre sus espectadores imparciales como un claro signo de la disposición moral del género humano (ante esta aparente tensión, Aramayo se hace eco de la interpretación propuesta González Vicén, invocando la doble perspectiva bajo la cual Kant considera el fenómeno de la revolución, a saber: la perspectiva jurídica –bajo la cual sólo cabe condenarla, habida cuenta del absurdo implicado en la idea misma de un derecho constitucional de resistencia– y la perspectiva histórico-filosófica, que hace posible considerar la revolución atendiendo ante todo a los principios y valores políticos en los que se sustenta, y al reconocimiento desinteresado y entusiasta que dichos valores despiertan entre sus espectadores). Pese a esta valoración positiva del proceso revolucionario francés, Kant confía en que la transición hacia una forma republicana de gobierno pueda tener lugar, en el Estado prusiano, sin necesidad de repetir la dolorosa experiencia de la Revolución Francesa, y apuesta así por una reforma política gradual, propiciada a través de la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, las cuales serán reivindicadas en sus escritos, como derechos fundamentales del hombre (libertades en las que se cifra, por lo demás, toda posibilidad de un progreso del género humano hacia un estado de mayor perfección).

El análisis de Aramayo enfatiza el vínculo indisoluble entre la filosofía política y la filosofía moral de Kant. Así señala, por ejemplo, que la distinción kantiana entre los usos público y privado de la razón repone, en el ámbito político, la estrategia desarrollada en el tratamiento del problema de la libertad en sentido moral: si en tanto fenómeno el hombre se halla sujeto a leyes naturales que determinan necesariamente su conducta, considerándose a sí mismo, sin embargo, como un ser libre en virtud de su condición nouménica o racional, así también en tanto miembro de la maquinaria estatal el individuo se halla sujeto a límites impuestos por la legislación civil (y es exigido su


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comportamiento pasivo o puramente mecánico), mientras que en tanto miembro de la sociedad cosmopolita, puede reclamar plena libertad para el desarrollo del pensamiento crítico. Tanto en el ámbito moral como en el político, la libertad ha de ser articulada con la más estricta obediencia. En tal sentido Kant celebra las medidas impulsadas por Federico II de Prusia en favor de una ampliación de la libertad de opinión y de expresión –tanto en materia religiosa como política–, advirtiendo, por otra parte, que sólo en el contexto de una organización civil estrictamente disciplinada pueden ser garantizada la libertad, de tal modo que ésta no atente contra la estabilidad del orden político.

El segundo apartado del Estudio preliminar ofrece valiosas reflexiones para la interpretación de la «filosofía de la historia» –o «historia filosófica»– desarrollada por Kant en importantes escritos incluidos en esta compilación, tales como Idea para una historia universal en clave cosmopolita (1784), Recensiones sobre la obra de Herder: «Ideas para una Filosofía de la Historia de la Humanidad» (1786), Probable inicio de la historia humana (1786), y En torno al tópico: «tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica» (1793). Estos escritos, junto a Hacia la paz perpetua (1795) y la segunda parte de El conflicto de las Facultades (1798), constituyen las obras de referencia principales para el análisis de la reflexión kantiana acerca de la historia. Aramayo caracteriza la filosofía kantiana de la historia como una encrucijada entre el pensamiento moral y político de Kant, “en la que se dan cita la ética, el derecho y una singular teodicea, por no mentar las claves antropológicas que presupone” (p. 45). En el marco de una reconstrucción detallada de la propuesta histórico-filosófica kantiana, considera aspectos fundamentales, tales como la noción de una insociable sociabilidad como motor del desarrollo histórico, el concepto de cosmopolitismo –que acusa la influencia de las Lecturas para cosmopolitas de J. B. Basedow y de su proyecto pedagógico filantrópico–, la re-significación kantiana de la noción estoica de destino y su relevancia para la noción de una Naturaleza providencial garante del progreso histórico, y otras tesis centrales desarrolladas en el marco del proyecto kantiano de una historia a priori del género humano. Como bien señala Aramayo, semejante historia a priori sólo es posible cuando su autor se torna artífice de los acontecimientos que vaticina. Kant considera que la confianza en la posibilidad efectiva del progreso de la especie humana hacia una forma de organización política republicana (en el plano del derecho político) y cosmopolita (en el ámbito de las relaciones interestatales) es un deber impuesto por la razón práctica. Así, la tarea propia del filósofo, en lo que respecta a su consideración de los acontecimientos históricos, “es genuinamente ética, pues consiste en modelar el provenir a golpe de utopemas ucrónicos. Ante la defensa del status quo característica del político,


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el filósofo debe acometer luna «revolución asintótica», señalando por ejemplo el horizonte utópico de un Estado cosmopolita, el cual, lejos de ser una quimera, ha de servir como pauta para los principios de gobierno” (p. 68). La constitución republicana, como idea de la razón pura, proporciona un modelo arquetípico que nos orienta en el arduo trabajo de un perfeccionamiento gradual (siempre parcial e inconcluso) de las instituciones jurídicas y sociales.

Otras ideas de la razón pura regulan, de manera similar, nuestra práctica política. En Teoría y práctica, Kant reivindica el valor de la teoría –esto es, de los conceptos y principios puros de la razón– en tanto normas orientadoras de aquello que se denomina práctica, entendiendo por tal aquella realización de un fin que es concebida como el cumplimiento de principios representados con universalidad. La labor teórico-especulativa de la razón filosófica es reivindicada por Kant tanto en el ámbito de la moralidad como en el ámbito del derecho político y el del derecho cosmopolita (los tres ensayos que componen este escrito tratan acerca de la primacía de la teoría sobre la práctica en cada uno de estos dominios). Aramayo se refiere, en primer lugar, a las circunstancias que incidieron en la publicación del texto, a saber: el conflicto de Kant con la censura prusiana, y la consiguiente necesidad de sustituir un texto que no pudo ser publicado al no obtener la aprobación de los poderes censores (y se convertiría en el segundo capítulo de La religión dentro de los límites de la mera razón, 1793). No no es casual, pues, que en el segundo apartado de Teoría y práctica se caracterice a la libertad de pluma como el único paladín de los derechos del pueblo. El primer apartado expone, de manera sencilla y acotada, las principales tesis del formalismo ético kantiano: sus objeciones a la ética eudemonista, la imposibilidad de fundar una ética en el principio de la felicidad (y la propuesta de interpretar a esta última como una consecuencia o corolario necesario de la moralidad), la noción de una voluntad buena en términos absolutos, el concepto de deber, y otros principios fundamentales de la teología moral crítica que Kant propone como sustituto de la moral teológica tradicional. El segundo apartado adelanta tópicos centrales cuyo desarrollo será retomado, años más tarde, en los Principios metafísicos del derecho (1797), a saber: la formulación de los principios a priori del estado civil (libertad, igualdad e independencia), la noción de contrato, los argumentos kantianos en contra del llamado derecho de resistencia y la ya mencionada reivindicación de la libertad de expresión. Como decíamos, Kant intenta reivindicar en Teoría y práctica el papel fundamental de la teoría frente a quienes la desdeñan en razón de su presunta falta de utilidad en el dominio de la práctica. La posición asumida por el filósofo crítico respecto de las proyecciones políticas implicadas en la reflexión filosófica se halla vinculada a la labor que asigna a los doctos o intelectuales: la filosofía no produce


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revoluciones, mas no porque sea incapaz de hacerlo, sino porque su propósito no es incitar a la rebelión, sino contribuir, a través de su labor crítica, al perfeccionamiento de las instituciones políticas y jurídicas. El lector advertirá la concordancia entre estas observaciones y aquellas vertidas en ¿Qué es la Ilustración?: la publicidad, el uso público de la razón, constituye el medio privilegiado a través del cual ha de promoverse la realización gradual de aquellos fines que la razón se impone a sí misma en carácter de deberes. El tercer apartado de Teoría y práctica aborda, una vez más, esta cuestión fundamental, que será retomada, años después, en la segunda parte de El conflicto de las Facultades. El sentido esencialmente normativo de la metafísica práctica kantiana se hace explícito en la reivindicación de las ideas prácticas como principios regulativos de la acción, esto es, como metas utópicas hacia las que debemos orientarnos en un proceso gradual de transformación de las instituciones jurídico-políticas. La metafísica que Kant importa al terreno de lo político no versa, pues, sobre el ser sino sobre el deber ser, y es en este punto donde se cifra el potencial revolucionario del pensamiento político de Kant: así señala Aramayo que “todo el pensamiento práctico de Kant es esencialmente revolucionario, en cuanto nos marca un horizonte utópico, unas metas prácticas cuya persecución irá remodelando el actual mundo fenoménico según el patrón eidético aplicado” (p. 83). Desde la perspectiva histórico-filosófica asumida por Kant, no hay práctica en sentido propio que pueda prescindir de los principios teóricos establecidos por la razón; por su parte, estos principios o ideas de la razón pura cobran una insoslayable significación práctica, por cuanto señalan la meta que ha de regular nuestra conducta, tanto en el plano ético como el dominio político.

Esta breve presentación de algunos contenidos temáticos abordados por Aramayo en su Estudio preliminar permite constatar que la lectura y análisis de las fuentes compiladas en esta edición resultan ineludibles para el abordaje de la filosofía práctica kantiana. Las valiosas observaciones y reflexiones volcadas en la introducción de Aramayo, junto con la profusa serie de notas que acompañan la traducción, contribuyen significativamente a la interpretación de dichas fuentes. La edición incluye, por otra parte, una Bibliografía en la que se consiga una amplia lista de trabajos y estudios críticos de Aramayo y de otros destacados comentaristas de la filosofía kantiana y, finalmente, una Cronología en la que se reseñan las traducciones de los escritos kantianos disponibles en lengua española.



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La autonomía de la voluntad o el retorno de la libertad como ley


The Autonomy of Will or the Return of Freedom as Law


SILVIA DEL LUJÁN DI SANZA


Univ. de San Martín, Argentina


Reseña: Kant, Immanuel, Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Versión castellana y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza Editorial. “El libro de bolsillo”, Madrid. Segunda Edición: 2012, pp. 249.


En el Estudio preliminar a la traducción de la obra de Kant:Grundlegung der Metaphysik der Sitten, Roberto Aramayo señala el valor que ella tiene en el conjunto de los escritos de Kant sobre la problemática ética, en particular, por cierto, en su vínculo con la Crítica de la razón práctica.Plantea la discusión de la época y la posición de Kant respecto a la popularidad de un escrito filosófico basado en un lenguaje más asequible a todos.Con respecto a la “Populärphilosophie” el autor señala:


“Tanto Garve como Mendelssohn, los dos corresponsales de Kant que le reprochan imprimir escasa o nula popularidad a sus escritos, defendían lo que se dio en llamar una «filosofía popular», la cual tuvo bastante predicamento en el siglo XVIII dentro de Alemania. Sus adeptos estaban empeñados en esquivar los tecnicismos y todas las cuestiones que tuvieran un carácter demasiado especulativo”. (pp. 17-18)


La posición de Kant ha sido clara al respecto, su decisión ha sido siempre la de no esquivar las dificultades del pensar ni cubrir con ingenio el problema, sino trabajar laboriosamente el concepto, aun cuando ese trabajo del pensar ponga de manifiesto su inherente dificultad. La cuestión es que el lenguaje testimonia siempre los avatares del pensamiento. El abordaje filosófico de Kant se orienta a alcanzar un principio puro de la moral, que no se derive de fundamentos empíricos, o sea ni psicológicos ni antropológicos. La índole de la cosa misma no la hace susceptible de una exposición sencilla, que evite el arduo examen a que se somete el concepto. Requiere sin duda un lector esforzado.De todos



Profesora de la Universidad de San Martín (Argentina). E-mail de contacto: sdisanza@hotmail.com


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modos señala Aramayo, que Kant no pierde de vista este modo de filosofar ni a sus seguidores:


“Lo cierto es que Kant discrepaba radicalmente del espíritu enarbolado por los

«filósofos populares», pero no dejaba de apreciarlos, y no sólo mantuvo una nutrida correspondencia con ellos o les citó en sus obras, como sucede con Johann Georg Sulzer en una nota de la propia Fundamentación, sino que también les convirtió en interlocutores de sus escritos, tal como hizo con Christian Garve y MosesMendelssohn en Entorno al tópico: «tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica» (1793), más conocido como Teoría y práctica.” (p. 19)


En el caso de la Fundamentación, el estilo varía, porque varía el método de exposición, en particular en sus dos primeros capítulos, con respecto a lo que sucede en el tercero y en la Crítica de la razón práctica. Kant ha optado allí por un método de exposición analítico a frente al método sintético usado en las Críticas. Aramayo compara el método analítico de exposición que ha tenido su lugar en los Prolegómenos y el sintético que ha sido el utilizado por Kant en la Crítica de la razón pura, con lo que sucede entre la Fundamentación y la Crítica de la razón práctica, sólo que Kant en este último caso habría comenzado por publicar la primera como preparación para la consideración transcendental de la moral que tendrá lugar en la segunda Crítica. Todo este apartado, como así también a todo lo largo del Estudio preliminar, los temas son ilustrados con referencias bibliográficas, de la época de Kant y literatura actual, y con el intercambio epistolar entre Kant y sus contemporáneos.

Dicho Estudio, en sus distintas partes, presenta las cuestiones inherentes a cada uno de los capítulos de la Fundamentación, en sus conceptos fundamentales: deber, principio formal del querer y las diversas formulaciones del imperativo.


“Así pues, las acciones no encuentran su valor moral en el propósito que ha de ser alcanzado, sino en la máxima que nos ha determinado a ejecutarlas. El valor moral de nuestros actos estriba en el principio que regula nuestro querer y no en el objeto perseguido por nuestra volición. Los fines y móviles de la voluntad no pueden conferir a las acciones ningún valor moral incondicionado. ¿Dónde puede residir dicho valor, si éste no debe subsistir en la voluntad con relación a su efecto esperado?, se pregunta Kant. Pues en un principio formal del querer”. (p.31)


En ese itinerario de exposición de la obra de Kant, Aramayo marca la relevancia del tercer capítulo de la Fundamentación, en el que la problemática está centrada en la libertad como autonomía de la voluntad y sirve de enlace con la Crítica de la razón práctica.

Resulta muy útil la referencia de lasnotas en las que se ilustra la recepción que ha tenido el planteo de la Fundamentación, libro tan esperado por colegas, discípulos y



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editores de Kant, en particular Hamann, Herder, Garve, entre otros. Aramayo cita la correspondencia y, en ella, la temática y el tono que alcanzó la discusión. El contenido de estos intercambios se mantiene también en el curso de la traducción de la obra, de modo tal que permite ver la propia posición de Aramayo, no sólo como traductor sino también como estudioso de la obra de Kant en esta temática que le ocupa, señalando aspectos de la interpretación de la ética kantiana sobre la base de la obra en sí misma y de la polémica que ella ha generado. Otro aspecto importante de las notas reside en que en ellas se muestran conexiones de los problemas tratados en la “Grundlegung” con otras obras de Kant: la Crítica de la razón práctica, la Metafísica de las costumbres, lasLecciones de Ética y están acompañadas por referencias a las Reflexiones sobre filosofía moral. El lector que sigue el Estudio preliminar con sus notas puede ir armando el trayecto del pensamiento ético de Kant. Estas últimasconstituyen,aun durante la traducción del texto de la Fundamentación, una suerte de continuidad con el Estudio Preliminar y le permite al lector seguir ese camino de referencias que enmarcan la interpretación.

Con respecto a la traducción y, luego de recorrer distintas versiones existentes en castellano y sus fuentes, Aramayo aclara en el apartado: Observaciones relativas a la presente traducción, las decisiones que ha tomado en relación a términos que han presentado discrepancias entre los distintos traductores de esta obra. Así, por ejemplo, indica:


“quiero señalar que yo sigo apostando por el término «intención» para traducir Gesinnung, que Morente traduce por «disposición de espíritu» y Mardomingo por «actitud».(p.60)


“Gesinnung” es sin duda un término problemático para la traducción, de gran influencia en el idealismo posterior a Kant, que encierra sin agotar las opciones que se mencionan y, tal vez, más. El problema es siempre encontrar el equivalente a ese más.

Lo mismo señala el autor respecto de otros términos, que están necesariamente sujetos a confrontación por los lectores y comentadores de la obra:


“Para Triebfederhe optado por «móvil», mientras que Morente se inclina por

«motor» y Mardomingopor «resorte».He reservado «motivación» para traducir Bewegursache(traducido como «causa motora» tanto por Morente como por Mardomingo), diferenciándolo así de «motivo» (Bewegunsgrund”). (p.60)


Más allá del acuerdo o no con la opción efectuada en cada caso, es relevante la selección que el traductor hace de esos términos problemáticos,junto con la actitud expresa de ponerlos de antemano a la vista del lector, puesto que manifiesta el disenso propio de la vida de las traducciones e inscribe su elección entre ellas. En esta línea el Estudio


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preliminar presenta, además, un relevamiento de las traducciones que han sido efectuadas en inglés y francés.

Finalmente, la versión castellana de Roberto Aramayo ofrece también,un listado bibliográfico en el que constan, en primer lugar, las versiones alemanas que ha utilizado para el presente trabajo, luego otras obras traducidas por él mismo, a continuación indicaobras de Kant sobre filosofía moral y, finalmente, literatura secundaria acerca del pensamiento ético de Kant.

Con la traducción de la Fundamentación para una metafísica de las costumbres, Aramayo ofrece al mundo de habla hispana una pieza clave de la filosofía práctica de Kant:


“Ciertamente al escribir esta pequeña gran obra que constituye la Fundamentación para una metafísica de las costumbres, Kant no quiso apelar a ninguna instancia de orden superior, nitampoco sustentar las normas morales en los rasgos específicos de la naturaleza humana, sino que quiso acuñar un principio ético absolutamente firme «a pesar de no pender del cielo ni apoyarse sobre la tierra» (A 60). (p. 54)


El trabajo de Roberto Aramayo presenta en su índice conceptual las decisiones de traducción de los términos clave del texto, además entrega numerosas referencias en las que se muestra la vinculación histórica de los planteos realizados por Kant, se contextualiza problemas y discusiones dadas en ese momento en la voz de sus actores, a la vez que remite a bibliografía especializada de los temas y conceptos relevantes de la obra.


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La Crítica de la razón práctica, obra fundacional de la ética moderna


The “Critique of Practical Reason”, Groundwork of Modern Ethics


ILEANA BEADE

Univ. Nacional de Rosario, Argentina


Reseña: Kant, Immanuel, Crítica de la razón práctica, edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo. Alianza, Madrid, 2013, pp. 391.


Tal como señala Aramayo en su Estudio preliminar a esta nueva edición de la Crítica de la razón práctica, se trata aquí de una obra que constituye un referente ineludible para el estudio de la filosofía moral moderna y contemporánea, por cuanto toda teoría ética posterior a la doctrina ética kantiana se ha visto forzada a posicionarse en relación con los principios fundamentales de dicha doctrina (ya sea que se adopte una actitud crítica respecto de los mismos, o bien se intente su recuperación parcial). El estudio introductorio de Aramayo, traductor e investigador de reconocida trayectoria en el ámbito de los estudios kantianos, se refiere en primer lugar a la génesis de la obra, haciendo énfasis en el temprano y recurrente interés de Kant por establecer los principios metafísicos de la moralidad. Como sabemos, la segunda Crítica presenta algunos tópicos desarrollados previamente en la Dialéctica trascendental (Crítica de la razón pura) y en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, reformulando dichos tópicos en un marco doctrinal que intenta reproducir la estructura expositiva de la primera Crítica (uno de los motivos que permiten explicar la complejidad de la segunda Crítica kantiana).

El análisis que Aramayo propone acerca de diversos aspectos conceptuales que configuran el pensamiento ético de Kant, allana el camino para quien incursiona por primera vez en el estudio de esta obra fundamental, por cuanto ofrece un comentario detallado de temas centrales, tales como la conexión entre la libertad y el Faktum de la razón pura práctica, la doble perspectiva que posibilita tanto la explicación como la imputación de las acciones humanas (y su conexión con la distinción crítica fundamental entre el fenómeno y la cosa en sí), la elocuente metáfora kantiana del tribunal de la conciencia como instancia decisiva para la imputabilidad moral, o las críticas kantianas al concepto de felicidad. Respecto de este último punto, la descalificación de la felicidad como un principio que pueda ser apto para una fundamentación de la moralidad, no impide su recuperación y


Profesora de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). E-mail de contacto: ileanabeade@yahoo.com.ar .

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re-valorización, tal como se lleva a cabo en el marco de la doctrina del bien supremo, en la caracterización de aquélla como un deber indirecto, o incluso en su re-significación bajo el concepto de autosatisfacción o contento con uno mismo (en tal sentido se refiere Aramayo a la concepción kantiana de la felicidad como un corolario o consecuencia de la moralidad). Así como la noción de felicidad ha de ser interpretada en relación con la doctrina del sumo bien, así también la noción de Dios cobra su significado específicamente práctico en relación con dicha doctrina: en efecto, la existencia de Dios es, para Kant, condición del sumo bien, tesis usualmente malinterpretada, incluso por los partidarios de la ética kantiana. Al respecto sostiene Aramayo que el postulado kantiano que afirma la existencia de Dios tiene por objeto dar sustento a nuestra convicción acerca de la factibilidad de nuestro proyecto moral.

La segunda parte del Estudio introductorio hace explícitas las razones que justifican una nueva traducción de la Crítica de la razón práctica, texto vertido al español en numerosas ocasiones previas: en efecto, la obra es traducida en 1876 por A. García Moreno y en 1886 por A. Zozaya (en ambos casos, a partir de una versión francesa); en 1913 es traducida directamente del alemán por E. Miñana y Villagrasa y Manuel García Morente, versión reimpresa, sucesivamente, en 1963, 1975 y 1995 (pese a manifestar algunos desacuerdos respecto de las decisiones terminológicas de Morente, en 1994 y 1995, J. M. Palacios re-edita esta traducción); contamos, además, con la versión de V. E. Lollini (1939) y de J. Rovira Armengol (1961). La traducción de Aramayo procura volcar el texto kantiano al castellano atendiendo a las particularidades de la legua española, facilitando así la lectura y comprensión de una prosa filosófica compleja, cual es la kantiana. A diferencia de Morente, Aramayo se inclina por abandonar la excesiva fidelidad al texto original alemán; y las licencias de su versión, en lo que atañe al aspecto sintáctico y a la puntuación, contribuyen notablemente a una lectura más ágil y fluida del texto –sin atentar, desde luego, contra su sentido originario–, posibilitando, en síntesis, una mejor comprensión del mismo (quienes tengan oportunidad de comparar diversas traducciones españolas de la segunda Crítica, advertirán, sin duda, las notables ventajas de esta traducción en lo que concierne a la legibilidad y transparencia del texto).

Esta traducción consigna tanto la paginación correspondiente a la primera edición del original alemán, como aquella correspondiente a la Edición Académica de las obras kantianas, lo cual permite una rápida localización de los pasajes y hace posible cotejar el texto en español con los textos originales en las ediciones alemanas de mayor uso entre los especialistas. Debemos destacar asimismo la inclusión de un Índice de conceptos y temas en el que se enumeran los vocablos técnicos, indicándose, en los casos pertinentes, los vocablos correspondientes en alemán (en el

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Estudio preliminar se aclaran asimismo las decisiones de traducción más relevantes, y se hace referencia a los criterios que se ha seguido en la traducción de conceptos fundamentales que presentan dificultades especiales al momento de su traducción,tales como los de Vermögen, Vorschrift o Gesinnung). Quien desconozca la lengua alemana y deba recurrir necesariamente a una traducción, puede fiarse de una versión cuyas decisiones terminológicas han sido realizadas sobre la base de un conocimiento exhaustivo y profundo del corpus filosófico kantiano; al respecto, basta atender a la Bibliografía, en la que se detallan los numerosos textos kantianos que han sido traducidos por Aramayo, así como un extenso número de estudios críticos –volcados en libros, artículos y capítulos en volúmenes colectivos– en los que el traductor ha trabajado diversos tópicos específicos de la filosofía práctica de Kant. Este arduo trabajo de traducción y análisis no puede sino enriquecer y consolidar los complejos desafíos que supone la traducción de una fuente filosófica a una lengua ajena. En la Bibliografía se consignan además estudios específicos de reconocidos especialistas, y se ofrece una cronología, en la que se indican las fechas de publicación de los principales escritos filosóficos de Kant y se detallan asimismo las traducciones españolas disponibles. La edición incluye, finalmente, un índice onomástico y de corrientes filosóficas, de gran utilidad para la localización de conceptos y temas específicos.

Los recientes desarrollos de la filosofía moral ponen en evidencia que todavía tenemos mucho que aprender y reflexionar acerca de los principios de la ética kantiana. La traducción ofrecida por Aramayo contribuye significativamente al estudio de tales principios, facilitando nuestra comprensión del texto kantiano, y orientándonos en la interpretación de sus tópicos más complejos.


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El discernimiento reflexionante: el gozne entre el mecanismo de la naturaleza y la libertad de la especie humana


The Reflective Judgment: the Hinge between the Mechanism of Nature

and Freedom of Human Species


SILVIA DEL LUJÁN DI SANZA

Univ. de San Martín, Argentina


Reseña: Kant, Immanuel, Crítica del Discernimiento (o de la facultad de juzgar). Edición, traducción y estudio preliminar por Roberto R. Aramayo y Salvador Mas. Alianza. “El libro de bolsillo”, Madrid, 2012,pp. 776.


La traducción de la “Kritik der Urteilskraft” realizada por Roberto R. Aramayo y Salvador Mas, publicada por Alianza editorial, advierte en su Nota preliminar que estamos ante un proyecto de edición que no constituye una mera revisión de las erratas del texto publicado en el año 2003. La revisión se convirtió para los autores en un trabajo de mayor envergadura, más ambicioso, más desafiante y que insumió mayor dedicación. La propuesta está guiada por la idea de transformar lo que sería una reimpresión corregida en una nueva edición de la obra, esto significa mejorar la traducción anterior después de casi 10 años, con el decantado reflexivo que una década aporta, en recensiones, reseñas y evaluación propia.

Para adentrarnos en el texto tomaremos como hilo conductor una pregunta: ¿Cuál es el punto fuerte de esta traducción que la hace ser un aporte al conjunto de traducciones de esta obra de Kant y no meramente una más?

A nuestro criterio es la atención que pone en que determinados conceptos clave del pensamiento de Kant en la tercera Crítica expresen en castellano la carga filosófica que encierran en el idioma alemán. Y esto no es sólo una cuestión de sintaxis, aunque, por cierto, ella es muy necesaria para no obstaculizar el pensamiento del lector, pero la cuestión más creativa y esforzada, en la que se juega no sólo el dominio de las lenguas, es el conocimiento certero del asunto al que se aboca el pensamiento de Kant en esta obra. En esta línea, no menor, podemos pensar los aciertos de la presente traducción.


Profesora de la Universidad de San Martín (Argentina). E-mail de contacto: sdisanza@hotmail.com .


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El título mismo de la “Kritik der Urteilskraft” plantea de entrada el primer problema con el que se encuentra quien quiere aventurarse a llevar a su lengua materna aquello que Kant piensa con el término “Urteilskraft”. El paréntesis que los traductores han añadido -facultad de juzgar- a la decisión inicial –discernimiento- es un indicador del núcleo problemático del asunto que se trata. Sabemos que la traducción del término “Urteilskraft” no es un problema que se presenta sólo cuando se lo quiere volcar al castellano sino que se le ha presentado a cuanto traductor se ha enfrentado con esta cuestión. Se trata de un concepto fundamental de la filosofía transcendental, que da nombre a la tercera Crítica y debe ser reflejado en castellano con la mayor cercanía posible al concepto que, por medio de él, es pensado por Kant en alemán.

Aramayo y Mas han recogido el guante de este desafío y tomaron una decisión lúcida y adecuada a la obra de que se trata: “Urteilskraft” se dice en castellano “discernimiento”. Este término acoge, guarda y encierra el significado de “Urteilskraft” pensado por Kant. En la introducción que acompaña a la traducción se brindan razones históricas, etimológicas y filosóficas que fundamentan la elección. Las fronteras entre ellas no son infranqueables y en la medida en que estas razones se exponen manifiestan su referencialidad filosófica.

Con respecto a la primera de ellas, en su Estudio preliminar los traductores ofrecen un breve e instructivo recorrido histórico de algunas de las opciones de traducción llevadas a cabo en otros idiomas: inglés, francés, italiano y catalán:


“Critique du Jugement (Barni, 1846), Critica del Giudizio (Garciulo, 1907), Critique of Judgment (Meredith, 1911/1928) y Crítica del Juicio (Morente, 1914); mas luego, con el paso del tiempo, estos títulos fueron dejando su lugar a estos otros: Critique de la faculté de juger (Philonenko, 1965), Crítica de la facultad de juzgar (Oyarzun, 1991) , Critica della capacità di giudizio (Amoroso, 1995) y Critique of the power of judgment (Guyer, 2000)” . (pp.39-40)


También remiten, en la Nota Preliminar, a la traducción efectuada por Jèssica Jaques Pi: “l’exercici de la facultat de jutjar”(p.29). Entre nosotros, los hispanohablantes, aunque no sólo entre nosotros, como se puede ver en la cita anterior, la opción que ha sentado tradición es “Juicio”, escrito con mayúsculas para referirse a la facultad y diferenciarla por medio de la mayúscula del “juicio” como su expresión. Ya desde la primera Crítica, sabemos que la facultad de los juicios es el entendimiento y lo que aquí se menciona con “Urteilskraft”, en cambio, es la base de esa actividad judicativa, la condición que hace posible discriminar elementos, distinguir y mantener enlazadas las diferencias en una unidad. Se trata de una fuerza activa o poder fundamental que hace posible la operación lógica del juicio.

Con respecto a las razones etimológicas, tal fundamentación está en consonancia con la aclaración que hace el mismo Kant en el punto IV de la Erste Einleitung (Ak.


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XX,211), en el que se refiere a “die reflektierende Urteilskraft” y entre paréntesis agrega en latín: “facultas diiudicandi”. Claro está que en filosofía las cuestiones etimológicas exceden ese ámbito y se tornan filosóficas desde sí mismas. Los traductores indican que:


“No faltan las razones etimológicas que avalan esta opción. Después de todo, en alemán (be)ur-teilen viene a significar «dividir», «separar los componentes primigenios de algo», y esa misma es la raíz del verbo latino discerno («discernir», «distinguir», «separar»). Tampoco es otro el origen del término

«crítica», que se deriva del griego arcaico krínein («dividir», «separar»); el kritikós es el que «distingue» o «enjuicia», y kritiké significa «el arte o aptitud del enjuiciamiento».(pp. 39-40)


Por esto mismo, cabe advertir que escribir una mayúscula para referir a la capacidad de juicio es una decisión arbitraria producto de una convención, más que de una penetración en el asunto que con este término se ofrece al pensar. Esta opción tiene a su favor que ha sentado tradición. Sin embargo, sabemos que la tradición tiene tanto el poder de consagrar, como también el de obturar significados. Otro argumento que se esgrime a favor de esta tradición de traducción es que “Urteilskraft” y “Urteil” tienen la misma raíz y así se justifica la elección de “Juicio” con mayúscula y “juicio” con minúscula, donde no sólo se mantiene el parentesco de la palabra sino la palabra misma en su completa igualdad, excepto por la mayúscula, que es la que decide la diferencia. Sin embargo, siempre se pueden revisar los criterios establecidos, en vez de volverlos argumento de autoridad, en especial cuando se trata de cuestiones que son filosóficas. En este sentido, Aramayo y Mas juegan una carta decisiva en el curso de esa tradición.

Con respecto a las razones filosóficas hemos señalado que los traductores, cuando tienen que hacer frente a esta obra se ven requeridos, dada la índole de la cosa misma y la del propio lenguaje en el cual ella se dice, a indicar una decisión. Por ello, es de destacar que la opción llevada a cabo por Aramayo y Mas abreva en fundamentos filosóficos. En el Estudio introductorio expresan el vínculo filosófico que se establece entre discernimiento y crítica: “En realidad, la Crítica del discernimiento no deja de ser una suerte de «Crítica de las críticas» (p.41), puesto que examina las condiciones de una articulación posible entre dos ámbitos de legislación heterogéneos: el entendimiento y la razón y entre sus objetos: naturaleza y libertad. Si consideramos esta cuestión desde la decisión de traducción a ningún lector prevenido se le escapa el ámbito de problemas que se anuncia en esa breve expresión, pues con ella se alude al discernimiento como la capacidad crítica por excelencia. El criterio filosóficamente decisivo es que Kant con esta obra penetra en el significado de “Urteilskraft” y ahonda su comprensión hasta poner de manifiesto el hallazgo de una capacidad en el conjunto de las facultades del ánimo que le revela un nuevo principio sistemático. Esta es “die reflektierende Urteilskraft”. Así, el significado de



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“Urteilskraft” está en directa relación con la interpretación de su índole propia y de su lugar sistemático. Por eso, los traductores afirman:


“Nuestro ánimo cuenta finalmente en la tópica kantiana con tres capacidades cognoscitivas: el entendimiento, que se ocupa del conocer, la razón, que se ocuparía del desear, y por último el discernimiento, cuyo ámbito es el del sentimiento de placer y displacer.” (p. 41-42).


Esta problemática crítico sistemática queda contenida y expresada en el término “discernimiento”, originaria actividad de negación-enlace. Con esta decisión y con la valentía que se requiere cuando se procura hacer hablar filosóficamente, en este caso al idioma castellano, Aramayo y Mas ofrecen una alternativa legítima y, sin duda, la más adecuada. Con ella sehacen cargo de la diferencia que proponen, respecto a la tradición que canónicamente ha cristalizado la primera de las opciones “Juicio” como la única legitima, aunque con el tiempo se haya admitido “facultad de juzgar” no sin oposiciones, algunas de ellas con base teórica atendible.

“Así pues, Crítica de la facultad de juzgar (o enjuiciar) o capacidad judicativa sería un título atinado para una traducción al castellano, y eso mismo es lo que nosotros queremos decir aquí con Crítica del discernimiento”. (p. 40)


Otro problema no menos importante para los traductores por la relevancia que tiene en la tercera Crítica es el tratamiento del concepto de “Zweckmäßigkeit”. La distinción de los tipos de finalidad que se afirman en el texto ha sido objeto de análisis de diversos comentadores de la obra de Kant. La finalidad formal estética responde a la idea de “conformidad a fines”, que Kant expresa con el término “zweckmäßig”, y la finalidad objetiva o material se corresponde con la idea de teleología. Sin embargo es necesario no sólo situar los términos en cada una de las partes de la obra en que aparecen sino también, incluso, dentro de ellas es necesario discriminar en qué caso corresponde decidirse por uno u otro. La atención del traductor requiere distinguir adecuadamente los términos “zweckmäβig”, “Zweckmäβigkeit”, “teleologische” y “Teleologie”, ajustando la traducción a la carga conceptual inherente a los mismos en el contexto en que son presentados por Kant. La importancia de estas opciones radica en que aquello que está en juego con estos términos es la reinterpretación crítica que hace Kant de la idea tradicional de finalidad. Y aunque “conformidad a fines” sea la traducción que corresponde a la Crítica del discernimiento estético, ya que expresa la aptitud de la naturaleza para conformar con el proceder del discernimiento y, por él, con las facultades que él mismo pone en relación (Analítica de lo bello: imaginación y entendimiento; Analítica de lo sublime: imaginación y razón), también es necesario mantener su correspondencia en la Crítica del discernimiento teleológico. A su vez, el texto exige marcar la especificidad de los términos “teleología” y “teleológico”, referidos a los productos de la naturaleza que requieren ser pensados desde


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un concepto considerado como fin de su organización. Tal como se señala en el Estudio preliminar:


“al discernimiento le toca enjuiciar los objetos propios del arte, así como los de aquella naturaleza orgánica que precisa ser enfocada desde una perspectiva teleológica para completar la explicación causal del mecanicismo cuando ésta se muestra insuficiente”. (p. 42)


Como puede verse, en su instancia fundamental se trata de decisiones filosóficas que los traductores han tomado en cuenta y coordinado en las dos partes de la obra. En este sentido la actual traducción corrige efectivamente este aspecto que no había sido distinguido con eficacia en la edición del año 2003. De este modo, la traducción ha ganado en claridad y sobre todo en fidelidad al pensamiento que Kant despliega en la Crítica del discernimiento.

Otro concepto que merece atención es el de “Gemüt”, el que con acierto ha sido traducido por “ánimo” y, con ello, permite marcar su diferencia con “Geist” (espíritu), usado por Kant especialmente en la teoría del genio. A su vez, la decisión de no equipararlo con “psiquis” evita cualquier tentación de interpretación psicologista. Cabe señalar que la opción por “animo” responde a la problemática filosófica de la Crítica del discernimiento, pues “Gemüt” es propuesto por Kant en relación al problema de la organización sistemática de las facultades y con dicho término remite al conjunto total de ellas, a su integración como facultades totales.

Con la misma efectividad que hemos mencionado anteriormente se han corregido párrafos que habían quedado confusos y en la actual revisión han sido ajustados al texto original y expresados con mayor claridad sintáctica y conceptual. En otros casos se han corregido erratas importantes, que perturbaban la compresión del texto.

Al final del libro se ofrece una Cronología y se señala, en ella, aquellas obras de Kant que han sido traducidas al castellano. También se presenta un índice en el que figuran las ediciones que se han tomado en cuenta para la presente traducción y otro índice de Literatura secundaria en la que se consignan libros y artículos que abordan problemas inherentes a la Crítica del discernimiento.

Quiénes hemos seguido las dos ediciones realizadas por Roberto Aramayo y Salvador Mas y las hemos confrontado entre ellas y con el original podemos afirmar que el trabajo de revisión del texto ha sido realizado a conciencia y con efectividad en relación a los conceptos nodales de la obra. La presente edición ofrece una traducción pulida que responde a la problemática filosófica de la Crítica del Discernimiento, a la vez que atiende a la sintaxis castellana evitando recurrir a añadidos que corren el riesgo de convertirse en una interpretación.



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Estudios actuales sobre tópicos y desarrollos del kantismo realizados en Argentina


Actual Studies on Topics and Developments of Kantian Research in Argentina

JUAN CARLOS BARRASÚS


UCM, España


Reseña: Caimi, M. (compilador): Temas Kantianos, Buenos Aires, Editorial Prometeo Libros, 2014, 424 pp.


Temas kantianos es una publicación de carácter colectivo impulsada por el GEK -Grupo de Estudios Kantianos-, grupo de investigación afincado en el Instituto de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. En las páginas de este compendio de artículos podemos encontrar trabajos de carácter especializado y pormenorizado sobre tópicos característicos y fundamentales tanto de la filosofía kantiana como de algunos de sus desarrollos ulteriores. Los trabajos que componen esta obra publicada en Julio de 2014 y compilada por el doctor Mario Caimi se agrupan en torno a cuatro grandes bloques temáticos: estudios detallados sobre problemáticas concretas identificables de la Crítica de la Razón Pura; estudios sobre tópicos medulares aparecidos en la Crítica del Juicio; estudios sobre la Filosofía Política y la Filosofía del Derecho kantiana; trabajos sobre problemáticas originadas en las obras de Immanuel Kant ulteriormente desarrolladas por autoresy corrientes de pensamiento aparecidos en los últimos años de vida o tras la muerte del profesor universitario de Königsberg.


En el primer bloque de escritos dedicado al estudio de problemas concretos de la KrV podemos encontrar artículos destinados al intento de aclaración y de explicación de algunas de las tesis fundamentales contenidas en pasos cruciales de la primera de las críticas. Así, encontramos estudios acerca del carácter concordante y “deducible” de las funciones “lógicas“ del pensar para con los conceptos puros del entendimiento o categorías. Encontramos también trabajos en los que se


Doctorando de la Facultad de Filosofía de la UCM (España). E-mail de contacto:

jc.barrasus@googlemail.com


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expone la discusión, parcialmente explícita y parcialmente implícita, acerca del método propio de la

metafísica. Discusión entablada por Kant con sus interlocutores intelectuales privilegiados como

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fueron Wolf o Leibniz., y que podemos encontrar en la disertación de 1763 . La posición de Kant

parece estar más cerca de la tesis defendida por el matemático de Leipzig y no tanto por el filósofo silesio. De igual modo, el lector de este bloque de artículos podrá encontrar algunas páginas dedicadas al tratamiento del peliagudo problema concerniente a la explicación de la existencia de regularidades empíricas, bien sea como regularidades dadas bien como regularidades construidas, en el marco de la epistemología contenida en el idealismo trascendental kantiano.


Los artículos dedicados al estudio de tópicos contenidos en la KU se centran en dos temas fundamentales de la crítica de 1790: por una parte, en el intento de unificación de las tesis contenidas en las primeras críticas de Kant en un único sistema de filosofía, esfuerzo titánico de que permitiría dar cuenta del tránsito del dominio de la naturaleza al dominio de la libertad a través de los principios de la reflexión y específicamente a través de la función heurística del “entendimiento intuitivo”. Por otra parte, en el estudio y caracterización de la naturaleza de la experiencia de lo sublime matemático y de lo sublime dinámico, experiencia que solo puede darse en el sujeto sensible, corporal y finito que es el hombre.


El bloque de estudios dedicado a la filosofía práctica kantiana permite al lector acercarse a investigaciones que ubican la filosofía política y jurídica de Kant en el interior y no en el exterior de la problemática contenida en la tradición del contractualismo político moderno, tradición de pensamiento en la que podemos inscribir de manera no forzada las tesis fundamentales de la filosofía jurídica de Kant. De acuerdo con este estudio, el Derecho público y sus doctrinas y formulaciones del “contrato originario” y de la “voluntad general”, ocuparían un lugar preponderante respecto del Derecho Privado y sus principios. Asimismo, podemos encontrar un trabajo centrado en el estudio de la tensión existente entre los elementos pertenecientes a la tradición del iusnaturalismo jurídico y a la tradición del positivismo jurídico, tradiciones de pensamiento contenidas por igual en la filosofía jurídica kantiana. La existencia de ambas tradiciones de pensamiento jurídico contenidas en los textos de Kant dificultaría así la comprensión de la posición sostenida por Kant en torno a la problemática de la legitimidad del derecho de resistencia del pueblo respecto del soberano: la condena kantiana de tal doctrina entra en



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“Sobre la nitidez de los principios de la teología natural y moral”


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contradicción con las conclusiones que razonablemente podrían ser extraídas sin violencia alguna de los principios de la filosofía jurídica de Immanuel Kant.


En el último bloque de estudios de esta publicación podemos encontrar, entre otros, un trabajo sobre la recepción y valoración de la tradición de pensamiento neoplatónico en la obra de Kant, recepción de carácter ambivalente y por esta razón mediadora entre el rechazo inequívoco de tal tradición en la filosofía ilustrada y su posterior afirmación en el idealismo filosófico. A pesar del rechazo explícito del neoplatonismo que encontramos en algunos de los textos de Kant, la recuperación de la categoría de lo “suprasensible” abriría la puerta a la rehabilitación de una categoría expulsada por la historiografía ilustrada del canon de filosofía occidental. De manera apresurada y equivocada, la historiografía ilustrada había identificado la tradición neoplatónica con la Gefühlsphilosophie de la época. A pesar de que Kant cometa el error de dar por buena esta interpretación de la tradición neoplatónica, el filósofo de Königsberg reconoce de facto la legitimidad del uso de la categoría “suprasensible” bajo una fundamentación crítica aunque no neoplatónica.


El lector de Temas kantianos podrá encontrar en las páginas de esta compilación de muchos y buenos escritos cuya problemática es de interés crucial para acercarse a algunos tópicos de la filosofía kantiana y de la filosofía en general. Las preguntas rectoras planteadas en los escritos contenidos en esta obra están correctamente delimitadas y las respuestas dadas a tales cuestiones son correctamente razonadas, adecuadamente expuestas y convenientemente documentadas. La claridad en la exposición y el rigor intelectual con el que son tratados las problemáticas incluidas en este publicación, permiten al lector neófito en el universo kantiano acercarse y familiarizarse con problemas y temas clave de la filosofía kantiana, así como permite al lector más especializado obtener provechosos e iluminadores comentarios aclaratorios respecto de estos asuntos del pensar.


NOTA DE INTERÉS INFORMATIVO SOBRE EL GEK2


El Grupo de Estudios Kantianos dispone de un blog abierto al público en el que cualquier interesado puede informarse tanto de las actividades de investigación y de difusión de la filosofía kantiana que


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Grupo de Estudios Kantianos.


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este colectivo impulsa y fomenta, como de otros eventos organizados por grupos de investigación centrados de los estudios kantianos: http://grupodeestudioskantianos.blogspot.com.es


La dirección de correo electrónico del grupo es: grupodeestudioskantianos@gmail.com


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De la política a la ética: La filosofía práctica de Kant


From Politics to Ethics: Kant’s Practical Philosophy


MACARENA MAREY


UBA, CONICET, GEK, Argentina


Reseña: Ideas y valores. Revista colombiana de filosofía, volumen LXII, suplemento n ° 1, Kant: filosofía práctica. De la política a la moral, 2013. 216 páginas. (Suplemento: pp. 11-203).


http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/idval/issue/view/Suplemento%20n.°%201/show Toc


“Kant: filosofía práctica. De la política a la moral” es el título del primer volumen de una serie de suplementos que publica la prestigiosa Ideas y Valores, revista de filosofía del departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá). En él se compilan un conjunto de trabajos, todos ellos sobre la filosofía práctica y política de Kant, que fueron presentados en el Primer Congreso de la Sociedad de Estudios Kantianos en Lengua Española (realizado entre el 13 y el 16 de noviembre de 2012 en Bogotá). La compilación estuvo a cargo de los editores invitados Catalina Gonzáles (Universidad de los Andes, Colombia) y Lisímaco Parra (Universidad Nacional de Colombia).

El conjunto de artículos compilados resulta en un adecuado panorama del estado actual de los estudios prácticos y políticos de la Kant-Forschung e incluye tanto producción filosófica en lengua castellana, a cargo de Roberto Rodríguez Aramayo, Miguel Giusti, Rodolfo Arango, Wilson Herrera, Nuria Sánchez Madrid, Carlos Pereda, Eduardo Molina y Concha Roldán, como traducciones de dos artículos de dos eminentes especialistas kantianosdel ámbito alemán, MargitRuffing y del ámbito italiano, Claudio La Rocca. El


Profesora de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). E-mail de contacto: macarenamarey@gmail.com


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número constituye, así, otro excelente aporte al creciente acervo de producción científica de calidad sobre temas kantianos en nuestra lengua, que sirve para promover no solamente el acceso de los estudiantes de grado y posgrado a un material producido con rigor, sino que es también una contribución a la creciente consolidación de los estudios kantianos en lengua española en el marco de los estudios kantianos internacionales.

Una característica destacable del volumen reseñado es que incluye posturas interpretativas contrapuestas. Por ejemplo, encontramos dos artículos sobre la filosofía política de Kant que representan sendas corrientes marcadamente diferentes. El excelente artículo de Arango, “Republicanismo kantiano”, explora los límites del republicanismo kantiano en su oposición al eticismo del republicanismo cívico. Con lucidez y erudición, Arango analiza la especificidad del republicanismo kantiano en lo relativo a la posibilidad de que los ciudadanos tengan motivaciones republicanas y al mismo tiempo egoístas para la permanencia en el tiempo de la constitución republicana. El abordaje de Arango resalta las ventajas de la propuesta de Kant por sobre otros tipos de republicanismo, pero no deja de indicar lúcidamente sus limitaciones. Una postura diametralmente opuesta a la visión altamente plausible de la filosofía política de Kant presentada por Arango es descripta por Herrera en “Una interpretación constructivista del principio kantiano del derecho y del contrato original”. Su trabajo, de corte más sistemático que basado de hecho en las fuentes kantianas, reproduce la tradicional recepción que hacen de la filosofía kantiana los autores rawlsianos, quizás no tan consistente con el corpus kantiano, pero que suele gozar de cierto atractivo entre algunos círculos de filósofos políticos contemporáneos en los ámbitos anglosajón y latinoamericano. Si bien las lecturas rawlianas de Kant son más receptivas que interpretativas y por ello no suelen priorizar la fidelidad filológica y asumen una perspectiva de análisis determinada de antemano (a saber, la del liberalismo político), sin dudas la filosofía de Kant puede aportar elementos conceptuales de notable actualidad a ese ámbito de los estudios políticos contemporáneos.

Encontramos también un grupo de artículos que se centran en las reflexiones histórico-políticas de Kant. En “La política y su devenir histórico en el pensamiento de Kant”, Rodríguez Aramayo rastrea la presencia de estas preocupaciones a lo largo de la evolución del pensamiento político y moral de Kant, destaca el rol motor intelectual de la


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lectura kantiana de Rousseau y defiende con solidez una tesis a todas luces muy acertada: en su realización histórica, la política debe ser, para Kant, la condición de posibilidad de la vida moral, no un producto subsecuente de ella. Por su parte, en “Zoología ético-política. Nota sobre una metáfora de Kant en Hacia la paz perpetua”, Giusti analiza con erudición la doble metáfora zoológica de las serpientes y las palomas con el objetivo de sostener la tesis de que ella descubre una lectura arquetípica del modo en que la naturaleza humana se expresa en los asuntos políticos concretos. A partir del imaginario zoológico arquetípico, el artículo echa claridad sobre la problematización kantiana de la relación entre moral y política. En “Pensar por sí mismo y publicidad”, Ruffing aborda un tópico ineludible de la filosofía política de Kant: el del uso comunitario de la razón como aquel ámbito en el que se pone a prueba y consigue la legitimidad para la verdad de los juicios públicos. La autora consigue mostrar la interconexión inescindible de los tres principios normativos o máximas kantianas del juicio como piedras de toque del “tener por verdad” y nos muestra cómo la concepción kantiana del uso público de la razón en la esfera comunitario-política contrasta con la tergiversación de la opinión pública que modela los juicios de los ciudadanos en las democracias contemporáneas a través de los medios masivos de comunicación como instrumentos de manipulación en manos del poder. El excelente artículo “Ni virtuosas ni ciudadanas: inconsistencias prácticas en la teoría de Kant”, de Roldán, muestra con abundante apoyo textual que no es posible exculpar a Kant por su exclusión de las mujeres de la participación política a causa de la idea de que él fuera un “hijo de su tiempo”. Sin apología ni excusaciones, la autora sostiene que las razones principales de las contradicciones teóricas en las que Kant incurre respecto de las mujeres radican en la separación entre ética y antropología y en las limitaciones de la visión de la mujer en la antropología, acotadas a la fisiología y al reino de la mera sensibilidad. El trasfondo antropológico kantiano, propone Roldán, hace, así, una fuerte mella en el universalismo kantiano, generando un hiato en el pensamiento de Kant que, quizás, permanecerá siempre sin resolverse.

Los artículos de Sánchez Madrid y de Pereda tratan temas que podemos llamar metaéticos. En “Las pasiones y sus destinos. El examen de las emociones en las Lecciones de antropología de Kant”, Sánchez Madrid investiga el rol de las pasiones en los textos


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antropológicos kantianos, con un novedoso aporte analítico desde la metapsicología freudiana y con el objetivo de establecer cuáles son los efectos perniciosos que la posibilidad siempre constante de que la pasión suplante a la razón en la capacidad de la autoridad moral en lo político. Por su parte, en “La autonomía y sus dos patologías más recurrentes”, Pereda nos ofrece un refinado análisismetaético de la autonomía kantiana, desde la perspectiva de la teoría de la acción y estructurado en ocho premisas y una conclusión. El objetivo del análisis reconstructivo de Pereda, que cumple con creces, es no es solamente el de determinar su especificidad, sino también mostrar la preferibilidad del concepto kantiano de autonomía por sobre dos rivales de apariencia similar, la autenticidad y la independencia moral. El autor ofrece asimismo una lúcida interpretación del argumento kantiano para la determinación de la fuente de normatividad, con evidentes proyecciones sistemáticas para la filosofía práctica contemporánea.

Por último, el número incluye dos artículos cuyos temas son propiamente éticos. Se trata de los aportes de La Rocca, “Conciencia moral y Gesinnung”, y de Molina, “Kant y el ideal del sabio”.La Rocca parte de la hipótesis interpretativa de que la psicología moral kantiana cumple un rol importante para el estudio de la moral kantiana en la medida en que permite explicar los conceptos de la moral transcendental. En este marco, la Gesinnung desempeña un rol central en la realización de la vida moral, propone el autor, en la medida en que está encargada de llevar adelante el proceso de valoración moral, a pesar de que, a diferencia del Faktum de la razón, carece de transparencia. La Rocca propone asimismo un poco explorado campo conceptual a la investigación moral kantiana: la equivalencia entre Gesinnung y Geist. El trabajo de Molina también se centra en el tópico general de la disposición del agente moral, tema que el autor analiza desde un breve pero detallado estudio comparativo entre Kant y el estoicismo, en el que se resalta la adopción por parte de Kant de un elemento central del ideal del sabio en las éticas estoicas: la apatía de la virtud como fuerza frente a la sensibilidad, no como insensibilidad frente a ella.

En resumen, el volumen compila un número de aportes a los estudios kantianos en lengua española cuya vigencia y actualidad redundarán,sin dudas,en contribuciones de gran valor no solamente para nuestro ámbito de especialización, la filosofía práctica de Kant, sino también para las reflexiones filosóficas contemporáneas en torno al derecho, la


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legitimidad, la relación entre política y justicia, la participación política ciudadana en el ámbito de la razón pública, el valor moral y la deliberación práctica, entre otros. Por estos motivos, la aparición de este primer suplemento especializado de la revista Ideas y Valores nos da un motivo de celebración y nos autoriza a augurar futuros aportes de la alta calidad del volumen reseñado.


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Kant and Philosophy in a Cosmopolitan Sense.

th

The 11 Kant Congress in Pisa

Kant y la filosofía en sentido cosmopolita.

El 11.º Congreso Kant de Pisa



GABRIELE GAVA

Goethe-Universität Frankfurt am Main, Germany


Review: Stefano Bacin, Alfredo Ferrarin, Claudio La Rocca, Margit Ruffing (eds.), Kant und die Philosophie in weltbürgerlicher Absicht: Akten des XI. internationalen Kant-Kongresses, 5 vols., Berlin/Boston: DeGruyter 2014.


The 11th Kant Congress took place in Pisa from the 22ndto the 26th of May 2010 (www.kant2010.it) and was attended by hundreds of registered participants. It was organised on behalf of the Kant- Gesellschaft by the Società Italiana di Studi Kantiani in collaboration with the University of Pisa.The organizers chose Kant’s cosmopolitan concept of philosophy as the general topic of the congress. This choice was more then appropriate, insofar as this is a theme which is of central importance for understanding the unity of Kant’s thought. The selected topic thus offered an ideal unifying framework for a congress that aimed at representing the state of the art of the research on Kant and Kantian philosophy. This of course does not mean that the contributions were all related to the main theme. They were divided in 14 different sections, which reflected the current research on Kant on a multiplicity of subjects: from metaphysics to ethics, from epistemology to political philosophy, from the philosophy of science to the philosophy of law, from Kant’s place in the history of philosophy to the philosophy of religion, etc. The congress counted also 23 keynote addresses (by Henry Allison, Karl Ameriks, Manfred Baum, Rémi Brague, Robert Brandom, Reinhard Brandt, Mario Caimi, Wolfgang Carl, Bernd Dörflinger, Jean Ferrari, Alfredo Ferrarin, Paul Guyer, Barbara Herman, Norbert Hinske, Claudio La Rocca, Béatrice Longuenesse, Eiji Makino, Massimo Mori, Onora O’Neill, Thomas Pogge, Hans Jörg Sandkühler, John Searle and Riccardo Terra), while one section was of course dedicated to Kant’s concept of philosophy. The scientific sections were accompanied by some side events organized in Pisa and in neighbouring


Researcher at the University Goethe of Frankfurt a.M. (Germany). E-mail for contact: gabriele.gava@gmail.com

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cities. These included some conferences open to the wider public (one on human right with Thomas Pogge and one on cosmopolitanism) and a presentation of a posthumous collection of some of Silvestro Marcucci’s papers. Additionally, the 6th “Siegener Kant-Kurs” (a course focused on the interpretation of relevant passages of Kantian texts) took exceptionally place in Pisa immediately before the congress (www.uni-siegen.de/phil/philosophie/zetkik/skk6.html). The guest professors were Dennis Schulting and Niko Strobach. The congress also hosted the assignment of two awards,

which were conferred during a special ceremony in the city of Lucca. The Kant-Prize of the Kant- Gesellschaft, sponsored by the Thyssen Foundation, was assigned to Mario Caimi, while the “Kant- Nachwuchspreis” of the Silvestro Marcucci Foundation was conferred to Jens Timmermann. This is just to provide a quick outline of the form andstructure of the congress. In order to discuss more in details its contents I will now turn my attention to the published proceedings, which appeared in 2014 by De Gruyter.

The proceedings are divided in five volumes and contain more than 350 contributions in total. Given this size, it is impressing how high is the average level of the articles. The first volume includes the introductory speeches, the speeches given at the prizes ceremony, all the keynote addresses and the papers dedicated to the main topic of the congress, that is, to Kant’s concept of philosophy. It offers a multi-layered and interconnected discussion of the latter topic, just as of Kant’s account of cosmopolitanism. But we also find excellent contributions in the other four volumes of the proceedings, which contain 14 other sections: Theory of Knowledge and Logic, Ontology and Metaphysics, Philosophy of Religion (Volume 2); Ethics, Law and Justice (volume 3); Aesthetics, Anthropology and Psychology, Politics and History (volume 4); Science, Mathematics and Philosophy of nature, Kant and the Leibnizian Tradition, Kant and the Philosophical Tradition, Kant and Schopenhauer, and Kant’s Heritage (volume 5).In what follows, I will focus my attention on the first volume in particular, because it provides an unifying framework for the congress. I will then comment very briefly on the other volumes. Of course I will not be able to discuss all the papers, not even all the good papers, and my choice will inevitably be influenced by my personal interests. However, I will try to give priority to those papers that are particularly noteworthy for their originality and rigour and to those that, being connected to one another, form a relatively systematic discussion of a particular topic.

Turning now to volume 1, I will concentrate my attention on the papers directly related to the main themes of the congress. This means that I cannot but avoid considering many valuable contributions, even among the keynote speeches. I start with the papers on Kant’s concept of

philosophy. In his article “The Unity of Reason: On Cyclopes, Architects, and the Cosmic

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Philosopher’s Vision” Alfredo Ferrarin engages in an insightful discussion of Kant’s conception of reason and philosophy. He uses the image of a cyclops, an image used by Kant himself, in order to illustrate Kant’s understanding of the role of philosophy according to its cosmic concept (this is Ferrarin’s preferred translation of Weltbegriff). Kant distinguishes between philosophy according to its scholastic concept (Schulbegriff) and philosophy according to its cosmic concept (Weltbegriff). The latter is characterized by the fact that it takes into consideration the relationship of our cognitions to the essential ends of human reason (cf. KrV A 838-9 B 866-7). What philosophy according to its cosmic concept should thus do is to give us a new perspective to consider our various scientific achievements, a perspective which allows us to see them as belonging to a unitary whole, where every cognition gains a new role in its relationship with the essential ends revealed by philosophy (cf. 225ff.). In this sense philosophy gives back the second eye to cyclopes. Cyclopes are scientists that are immersed in their own field of research without taking into consideration the value of their work for the whole of humanity. Philosophy should give back to science and reason this perspective, which is the only one that can allow us to look at the edifice of science as a systematic whole directed toward a unifying purpose (cf. 215-7). Ferrarin also discusses some problems related to Kant’s concept of philosophy, like for example the apparent contrast between the architectonic and the organic metaphors used by Kant for presenting the systematicity of the philosophical perspective (cf. 218ff.), or the problematic role of history in Kant’s position (cf. 222ff.). Yet Kant’s own characterization of the cosmic concept of philosophy gives us a way out to these problems.

Norbert Hinske’s paper “Kants Verankerung der Kritik im Weltbegriff. Einige Anmerkungen zu KrV B 866 ff.” also provides important materials for understanding Kant’s account of philosophy according to its “Weltbegriff”. He engages in a textual analysis of the Critique of Pure Reason and related lecture notes in order to understand what Kant actually meant by using the Latin expression “conceptus cosmicus” to characterize Philosophy according to the “Weltbegriff.” This task is more difficult than it might appear at first sight, because the appearance of the form “in sensu cosmico” in various lecture notes and in the Jäsche Logic is probably imputable to the indirect influence of the passage in the Critique itself (cf. 268).The Fact that Kant understands philosophy according to its Weltbegriff as a discipline that “concerns that which necessarily interests everyone” (KrV A 839n. B 867n.) might however suggest that he meant “conceptus cosmopoliticus” more than “cosmicus” (cf. 270-1). Hinske recommends also a useful distinction between the Weltbegriff used in the Dialectic and the one used in the Architectonic (cf.

269ff.). He then places the latter Weltbegriff in the context of Kant’s contemporaries and suggests

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that a possible related use of the concept of world is to be found in Johann Jakob Engel (cf. 272-3). Kant links philosophy according to its Weltbegriff to the idea of the “Bestimmung der Menschen” (cf. KrV A 840 B 868). Hinske argues that Kant’s use of this latter notion substantially agrees with Johann Joachim Spaldings’ characterization of it (cf. 273-4). Besides, according to Hinske, Kant’s employment of the word “Weltbürger” was influenced by Johann Bernhard Basedow’s pedagogy (cf. 274-5).

The concept of systematicity is of central importance for understanding Kant’s conception of philosophy (according to both the Schul- and the Weltbegriff) and its methods. In the article “Methode und System in Kants Philosophieauffassung” Claudio La Rocca shows how Kant’s account of the philosophical method is radically original and still relevant for philosophy today. According to Kant, philosophy cannot proceed dogmatically and deductively as the Wolffian school has argued. Strictly speaking it cannot even reach the secure premises that are open to mathematics (cf. 284-6). Philosophy is better understood as the highest expression of the systematic proceeding of reason. Reason is itself a system for Kant, but not in the sense that we can see it as a static structure of interrelated parts. Reason is rather systematic in its procedures. In its inquiries, philosophy is nothing less than a reflexive activity of reason which is teleologically guided by its ultimate ends (cf. 286-92). This procedural understanding of the systematicity of reason and philosophy (and the related priority of the method with respect to a particular set of doctrines) is also reflected in Kant’s claim that we should rather learn to philosophize than apprehend a particular philosophical system (cf. 295-7).

Among the keynote addresses, the contributions of Wolfgang Carl and Paul Guyer should also be mentioned in this context. They do not directly address Kant’s cosmopolitan concept of philosophy, but they analyse two concepts that are relevant for understanding Kant’s own account of philosophical inquiry, that is, the ideas of a Copernican revolution and that of essential ends. In his article “Kants kopernikanische Wende” Carl argues that Kant’s “revolution in the way of thinking” is often misunderstood. It is not something that he proposes for our cognitions in general, but only for metaphysics (cf. 164). When we have understood this, it would also be wrong to think that Kant wants to identify two exhaustive alternatives when he stresses that in our cognition either the object makes the concept possible or vice versa (cf. KrV A 92 B 124). Kant rather introduces a third alternative, according to which representations that are conditions of the possibility of experience determine a priori the form of an object (cf. 166ff.). This is very different from arguing that a representation is the cause of an object. Carl then adds a very useful discussion of the

distinction between form and matter in the context of Kant’s transcendental standpoint (cf.

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168ff.).Turning now to Paul Guyer’s contribution, we have seen that the essential ends of humanity are of central importance for philosophy according to its cosmopolitan concept. Guyer has dedicated his article “Freedom and the Essential Ends of Mankind” exactly to Kant’s treatment of this notion in the context of his lectures and notes on moral philosophy. One can see how Kant identifies freedom as the essential end of mankind, even though his account of freedom as an essential end varies substantially (cf. 230ff.).It goes from conceptions of freedom that seem naturalistic in essence to an account which emphasizes our capacity to autonomously give laws to ourselves. However, it is only around the end of the 1770’s that Kant explicitly says that the freedom he is concerned about is the freedom of all human beings (not the personal freedom of single agents) and that this must be treated as the essential end of humanity (cf. 239ff.). This latter view will form the basis for Kant’s published writings on morality of the 1780’s and 1790’s (cf. 242ff.).

Interesting articles on Kant’s concept of philosophy are also to be found in the section with contributed papers dedicated to this topic. Here there are various contributions that would deserve to be mentioned, but I must limit myself to just three. Already in our discussion of Hinske’s paper, we saw that there is an ambiguity in Kant’s use of the term Weltbegriff in relation to philosophy, an ambiguity that is sometimes reflected in the translations. Thus, it is not easy to understand if Kant means philosophy according to a cosmic or to a cosmopolitan concept. In his contribution “Differentiating Worldy and Cosmopolitan Senses of Philosophy in Kant. According to a World- Concept and his Cosmopolitanism” Rudolf Makkreel suggests that both notions play a role in Kant’s philosophy. According to him, the cosmopolitan perspective encompasses an anthropological standpoint which focuses on the human species as a whole, while the cosmic point of view concerns individuals in their moral relationships with their humanity (cf. 651-2). In her paper “Zwischen Wissenschaft und Weisheit. Die Hinwendung zum Praktisch-Anthropologischen in Kants Verständnis der Philosophie” María Jesús Vázquez Lobeiras shows how Kant’s distinction between the scholastic and the cosmopolitan concepts of philosophy can be better understood in the context of Kant’s lectures on logic. By focusing on the latter, one can see how Kant wants to distance himself from Georg Friedrich Meier’s understanding of philosophy as “lernedness” (Gelehrsamkeit) (cf. 755-9). In contrast to this limited understanding of philosophy, Kant favours an account which combines science and wisdom (cf. 759-60). Another perspective on Kant’s two definitions of philosophy in the Architectonic of Pure Reason is provided by Lea Ypi in her paper “The Problem of Systematic Unity in Kant’s Two Definitions of Philosophy.” In contrast to the

other papers on this topic just discussed, Ypi argues that Kant’s cosmopolitan concept of

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philosophy as it is presented in the first Critique has various problems and entails some rationalist assumptions that he only later will abandon. The basic assumption that Ypi attributes to Kant affirms that nature and morality form a unitary and teleological system. This is the only way in which philosophy, according to the conceptual framework of the first Critique, could become a system of cognitions unified by their reference to essential human ends. However, for Ypi this is an assumption that we cannot make within Kant’s critical philosophy (cf. 780ff.).

Turning now to Kant’s cosmopolitanism, which is the second key topic in the first volume, there are

6 keynote papers dedicated to it: Karl Ameriks’ “Kant’s Ambivalent Cosmopolitanism,” Jean Ferrari’s “Le cosmopolitisme de Kant et le fins ultimes del la raison humaine,” Eiji Makino’s “Weltbürgertum und die Kritik an der postkolonialen Vernunft,” Massimo Mori’s “Reine Vernunft und Weltbürgertum – Recht, Politik und Geschichte in Kants Kosmopolitismus”, Onora O’Neill’s “Cosmopolitanism Then and Now,” Thomas Pogge’s “Kants Vision einer gerechten Weltordnung” and Hans Jörg Sandkühler’s “Moral, Recht und Staat in weltbürgerlicher Perspektive. Überlegungen im Anschluss an Kant.” These papers together offer a nuanced and interesting discussion of this central concept from very different perspectives. For example Karl Ameriks considers some ambiguities in Kant’s account of the place of human beings in the world. If in a sense one could claim that Kant’s critical philosophy requires a language of total immanence (cf. 56-7), there are also clear hints that Kant regarded the human subjects as partially, but essentially, “outside the world” (cf. 58ff.). A quite different perspective is taken by Massimo Mori who shows how Kant’s cosmopolitanism is distinctive for its essential legal character (cf. 340). However, he claims that Kant does not succeed in providing a foundation of cosmopolitanism on only legal grounds. Kant thus integrates his reflections on cosmopolitanism with considerations on politics and history (cf. 342, 347ff.). Onora O’Neill provides a clarification of Kant’s account of international and cosmopolitan justice in order to prevent its misuse in contemporary accounts. She claims that for Kant international and cosmopolitan justice should be differentiated. The former concerns the relationships between states (cf. 362f.), the latter the interactions between individuals and states they do not inhabit (cf. 364ff.). She shows how Kant’s account of international and cosmopolitan justice is much more circumscribed than many contemporary conceptions of this matter (cf. 364). I must now turn my attention to the other volumes of the proceedings. In this discussion of the first volume I had to overlook many valuable contributions in order to give more attention to the two main topics of the congress. However, I want at least to mention the titles of the other keynote addresses that are included in the volume: Henry Allison’s “The Singleness of the Categorical

Imperative,” Manfred Baum’s “Freiheit und Recht bei Kant,” Rémi Brague’s “Kant e la tentation

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gnostique,” Robert Brandom’s “From German Idealism to American Pragmatism – and Back,” Reinhard Brandt’s “Kants ewiger Friede als Natur- und Vernunftzweck,” Mario Caimi’s “Der Gegenstand, der nach der Lehre vom Schematismus unter die Kategorien zu subsumieren ist,” Bernd Dörflinger’s “Eine neuere Religionsaffassung im Licht einer älteren – Habermas und Kant,” Barbara Herman’s “Making Exceptions,” Béatrice Longuenesse’s “Kant and Freud on ‘I,’” John Searle’s “Reconciling the Basic Reality and the Human Reality – Post Kantian Themes” and Riccardo Terra’s “Hat die kantische Vernunft eine Hauptfarbe?” These papers all present relevant material for the understanding of Kant’s thought and for its application to contemporary issues in philosophy.

I will now comment the four remaining volumes of the proceedings. Since it is here difficult to find themes able to associate different articles, I will limit myself to mentioning those papers that I found interesting and helpful. This listing cannot of course be considered exhaustive or objective and it will inevitably overlook various valuable contributions. The papers in the second volume of the proceedings are divided in three sections: Theory of Knowledge and Logic (which is the longest one of the volume), Ontology and Metaphysics, and Philosophy of Religion (which is the shortest). In the first section I found particularly interesting the papers of John Callanan, Mirella Capozzi, Dietmar Heidemann, Camilla Serck-Hanssen, Marcus Willaschek and Falk Wunderlich. In his contribution “Kant on Innate Ideas. Another Look at B 167 – 168” Callanan argues that Kant’s refutation of innatism should not be understood as a rejection of innatism tout court, but as a rejection of a particular kind of innatism. Moreover Kant could be seen as defending a kind of innatism focused on innate capacities (cf. 53ff.). Mirella Capozzi provides a useful discussion of the categories of quantity in her “The Quantity of Judgments and the Categories of Quantity. A problem in the Metaphysical Deduction.” In particular she provides an explanation of the reason why Kant associates universal judgments to the category of unity and singular judgments to that of totality (cf. 65ff.). Dietmar Heidemann takes into consideration a thorny question in the paper “‘Das Ich bin.’ Zu Kants Begriff des reinen Existenzbewusstseins.” He considers whether Kant’s claim that we posses a non-empirical conscience of the existence of ourselves as a pure apperception implies the reference to an intellectual intuition, which seems contradictory within Kant’s critical philosophy (cf. 153ff.). The article “The Significance of Infinite Jugment” by Serck-Hanssen convincingly argues that infinite judgments, the third form of the judgments of quality, play a much more central role in Kant’s critical philosophy than it is normally assumed. In particular, they are essential for establishing boundaries between different domains of objects, a task which is essential

in Kant’s criticism. (cf.409ff.). In his paper “Kant’s Two Conceptions of (Pure) Reason in the

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Critique of Pure Reason” Marcus Willaschek shows that Kant’s distinction between a wider and a narrower sense of reason is not so straightforward as it is normally assumed in the literature. In particular Kant approaches the distinction between reason in general and pure reason in two different ways: one based on the discernment of two kinds of a priori principles (a priori and purely a priori), and one based on the identification of two different uses of reason (as providing systematic unity to our cognitions or as generating synthetic a priori principles from mere concepts) (cf. 483ff.).I close my discussion of the section on theory of knowledge and logic by mentioning Falk Wunderlich’s paper “Kant and Hume contra Materialist Theories of the Mind.” He provides a useful comparison of Kant’s and Hume’s criticisms of materialist account of the soul which highlights both similarities and differences between the two (cf. 493ff.). Before turning to volume 3 I want also to briefly consider two papers that are contained in the section on ontology and metaphyisics. Dina Emundts “Kant über Wahrheit” provides an helpful consideration of Kant’s account of truth. She asks if Kant could be considered a weak verificationist on truth. A weak verificationist would attribute a truth value only to those statements that are in principle verifiable, or, better, that could in principle belong to possible experience. There are hints toward a position of this kind in Kant, however a consideration of his claims on things-in-themselves reveals a more realist account of truth. Emundts concludes by suggesting how these two strands can be put together (cf. 563ff.). To finish with my consideration of volume 2 I want also to mention Toni Kannisto’s paper “Modality and Metaphysics in Kant” which provides a reassessment of the importance of Kant’s theory of modality for the understanding of his philosophy and, more generally, for contemporary accounts of modality.

Volume 3 of the proceeding is composed of the sections on ethics (which fills the most part of the volume) and on law and justice (which is much shorter). In the former section I found the contributions of Stefano Bacin, Sorin Baiasu, Claudia Blöser, Jochen Bojanowski, Andrea Esser, Luca Fonnesu, Andrews Reath, Dieter Schönecker and Jens Timmermann particularly informative. Bacin provides a convincing clarification of the relationship between duties of love and duties of respect in his article “Kant on the Relation between Duties of Love and Duties of Respect.” Kant’s identification of duties of respect as a particular kind of duties to others is original in the context of the moral philosophy of his time. The fact that duties of respect and duties of love should be distinguished does not mean that they are not essentially interrelated, so that the former seem to require the commitment to the latter and vice versa. However, what is important to keep in mind in considering Kant’s account of duties of respect is the fact that they can enter the sphere of ethical

duties only thanks to their connection with the end of promoting the happiness of others (cf. 15ff.).

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In “The Deontic Force of the Formula of Universal Law” Baiasu argues that Mark Timmons’ objections against the decision procedure interpretation of the formula of universal law are not conclusive. This latter interpretation maintains that the universal law formulation of the categorical imperative should be able to guide our judgment concerning specific actions. Timmons objects to this interpretation by showing that the formula of universal law cannot meet the requirements of a decision procedure in a moral theory. However, according to Baiasu, Timmons’ objection fails because it is based on an account of a “mere decision procedure” that is self-contradictory (cf. 41ff.). In her paper “Grade der Tugend und Rigurismus” Blöser takes into account an apparent contradiction in Kant’s moral philosophy. Kant argues that in the evaluation of the moral character of men we should consider men either good or evil and there is no middle way between these two opposites. This seems to contradict Kant’s claim that we can identify different grades of virtue. Blöser tries to overcome this apparent tension by using the distinction between an intellectual and an empirical evaluation of human beings (cf. 51ff.). The paper “Evil by Nature. Does Kant Owe Us Yet Another Transcendental Deduction?” by Bojanowski focuses on the question of the moral evilness of human being as a species. He argues that, contrary to what is normally assumed, Kant’s contention that human beings are evil by nature is sustained by adequate arguments. Andrea Esser points out the relevance of Kant’s account of the capacity of judgment for contemporary discussions on practical judgments. In her article “Die Urteilskraft in der Praxis – Reflexion und Anwendung” she builds on Kant’s theory of judgment in order to show that our practical capacity to judge should not only be understood as a capacity to apply general rules to particular cases, but also as a creative capacity for identifying ethical principles (cf. 147ff.).In “Entwicklung und Erweiterung der praktischen Absicht” Luca Fonnesu presents a useful historical reconstruction of the development of Kant’s views on the practical standpoint in philosophy from the Critique of Pure Reason to his writings of the 1790’s. He shows how, while in the first Critiquethe realization of morality was only achievable in the noumenal world, later it becomes a result that we must see as realizable in the historical world we live (cf. 173ff.).In his paper “The ground of practical laws” Reath tries to explain Kant’s claim that rational nature, as an end in itself, is a necessary ground of practical laws. Reath suggests that this claim can be understood by first making clear what it means to say that rational nature is an end in itself. If by this latter contention we mean that practical reason necessarily see its proper exercise as a formal end of absolute worth, then we might be able to grasp the reason why rational nature as an end in itself must count as a necessary ground of practical laws (cf. 571ff.). A very useful discussion of Kant’s account of duties to oneself is

provided by Dieter Schönecker in “Kant’s Argument for the Existence of Duties to Oneself in § 2 of

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the Tugendlehre.” He offers a detailed reconstruction of the argument and claims that it aims at showing that every obligation, including obligation to others, is also a self-obligation (cf. 609ff.). To conclude my survey of volume 3 I wish now to briefly comment on Timmerman’s article “Divine Existence and Moral Motivation.” Timmermann considers Kant’s argument at the end of the Dialectic of the Critique of Practical Reason that it is better for human being not to have the cognitive powers to theoretically cognize the existence of God and immortality. It is not easy to understand why Kant thinks that we would not be able to act on moral grounds if we were able to reach such theoretical knowledge. According to Timmermann, Kant’s point is that if we know that God exists our moral action would not be based on moral grounds, but on self-interest, insofar as we would recognize that acting morally coincides with our best interest (cf. 669ff.).

Volume 4 of the proceedings contains the sections on aesthetics, anthropology and psychology, and politics and history. In the aesthetics section I found the articles of Alix Cohen, Georg Mohr, and Gabriele Tomasi particularly interesting. In her paper “Kant’s Categories of Ugliness” Cohen challenges the common assumption that there is no space for ugliness in Kant’s aesthetics, and she argues that he is instead committed to recognize what she calls “impure ugliness” (cf. 25ff.).Also Georg Mohr dedicates his paper to what seems to be an aspect that Kant neglected in his aesthetics, that is, music. “Kant über Musik als schöne Kunst” tries to show that the sporadic character of Kant’s comments on music notwithstanding, it is possible to identify a Kantian account of music which is both adequate and consistent (cf. 153ff.). In his “Kant’s on the Reality of Beauty” Tomasi argues that, despite what it might appear at a first sight, Kant’s theory of beauty should be read as a form of “moderate realism,” insofar as in judgments on beauty the predicate “is beautiful” tracks a property, even though this property is relational and not conceptually describable (cf.289ff.).Turning now to the section on anthropology and psychology I will limit myself to commenting on Riccardo Martinelli’s paper, insofar as it focuses on the relationship between Kant’s anthropology and Kant’s cosmopolitan concept of philosophy, thus providing another perspective on the main theme of the congress. In “Vom Ich zum Welt. Formen der Weltbeziehung in Kants Anthropologie” Martinelli shows how some interpretative problems that have often been discussed in relation to Kant’s anthropology, as for example the relationships between “didactic” and “characteristic,” can gain new light by a consideration of the development of Kant’s views on the relationship between human beings and the world in the context of his pragmatic anthropology. From this perspective, Kant’s anthropology should be approached from the standpoint of Kant’s cosmopolitan concept of philosophy. The didactic and the characteristic gain thus a new meaning,

where the latter considers the relation of human beings to the historically and socially constituted

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world (cf. 413ff.).In the last section of volume 4, which is dedicated to politics and history,Thomas Sturm’s article is also related to one of the main topics of the congress, that is, cosmopolitanism. In “What Did Kant Mean by and Why did He Adopt a Cosmopolitan Point of View in History?” Sturm shows how, with his account of history, Kant reacted to theories of historiography that were defended at his times, where the issue of cosmopolitanism was also discussed. Kant’s cosmopolitan point of view in history is thus better understood, and possibly made more plausible, if seen from this background (cf. 863ff.). Unfortunately, for space constraints, I must avoid commenting other papers in volume 4 and move to volume 5, which contains the sections on science, mathematics and philosophy of nature, Kant and the Leibnizean tradition, Kant and the philosophical tradition, Kant and Schopenhauer, and Kant’s heritage. I will limit my comments to the papers in the first section by considering the articles by Angela Breitenbach, Ina Goy, Heiner Klemme and Eric Watkins. Breitenbach argues that Kant’s account of the teleology of living beings as only analogical and regulative provides a valuable tool for the contemporary philosophy of biology. In her paper “Kant on Biology and the Experience of Life” she maintains that Kant’s theory of biology, a theory which claims that we cannot have actual knowledge of the purposefulness of living beings, is extremely powerful for a time in which the boundaries between living and non-living beings seem to become thinner and thinner because of our always improving capacities to technically manipulate both (cf. 19ff.).Also dedicated to Kant’s account of biology is Goy’s paper “On Judging Nature as a System of Ends. Exegetical Problems of § 67 of the Critique of the Power of Judgment.” She shows the importance for Kant’s account of biology of the claim, made in the just mentioned paragraph, that not only single products of nature, but nature as a whole has to be judged as a system of ends. The centrality of this thesis has been often neglected by commentators. It deservers however close consideration because it presents various interpretative problems, which Goy tries to solve by means of a strong reading of the aforementioned claim (cf. 65ff.). Klemme also dedicates his article “Zweckmäßigkeit mit Endzweck. Über den Übergang vom Natur- zum Freiheitsbegriff in Kants Kritik der Urteilskraft” to a central problem of the third Critique, namely, the transition from the concept of nature to that of freedom. Klemme suggests that the possibility of this transition can be approached by focusing on the relationship between the reflecting power of judgment and practical reason, which takes place when we judge on particular forms of nature as teleologically organized. In fact, by means of the reflective power of judgment the practical concept of a final cause, which is given by reason, finds an application in our theoretical account of nature. Reason eventually provides also the concept for the resolution of the conflict between the two basic kinds of causality,

that is, the concept of the supersensible (cf. 113ff.). Let me conclude my consideration of volume 5

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by mentioning Watkins’ contribution “Kant on Infima Species.” He first shows why Kant’s contention that there cannot be any lowest or next species is problematic and then tries to find a solution to this problem with the help of Kant’s logic lectures and of the Appendix to the Transcendental Dialectic. This solution is offered by Kant’s account of reason as a faculty that looks for the totality of conditions in its systematization of nature. The claim that there is no lowest and next species are thus reducible to Kant’s contention that it is for us impossible to cognize the unconditioned. (cf. 283ff.).

This survey of the papers contained in the proceedings of the Kant Congress in Pisa is of course limited in scope. It had to avoid considering many valuable contributions and to limit itself to brief comments for the papers it mentioned. This was inevitable in the evaluation of a work of this size with so many different authors. What I hope is however clear is that the volumes contain various materials that enhance and broaden our understanding of Kant in many respects. This is particularly true for the first volume and for the papers dedicated to Kant’s concept of philosophy, which together form a multifaceted discussion of this topic: a topic that deserves a central place in our approach to Kant. It is a merit of the organisers, the editors, and the participants, to have made this once again clear.


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CON-TEXTOS KANTIANOS.

International Journal of Philosophy

N.o 01, Noviembre 2014, p. 179

ISSN: 2386-7655

http://con-textoskantianos.net/index.php/revista


Listado de evaluadores / Reviewers List


María Julia Bertomeu (CONICET / Univ. Nacional de La Plata, Argentina) Catalina González Quintero (Univ. de los Andes, Colombia)

Efraín Lazos (IIF/UNAM, México) Eduardo Molina (Univ. A. Hurtado, Chile) Pablo Muchnik (Emerson College, USA) Cinara Nahra (UFRN, Brasil)

Roberto R. Aramayo (IFS/CSIC, España) Nuria Sánchez Madrid (UCM, España)


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