CON-TEXTOS KANTIANOS.
El Kant post-crítico. Comprendiendo la filosofía crítica a través del Opus postumum
LEONARDO MATTANA EREÑO
Universidad Autónoma de Madrid, España
Ocuparse del Opus postumum sigue siendo un desafío en el ámbito de la Kant-Forschung, por un lado por la variedad de contenidos y por el carácter no orgánico de este corpus de escritos y por otro por la relación estructural con el resto de la obra kantiana. El trabajo de Bryan Wesley Hall no renuncia a esta doble dimensión, pretendiendo, a través de la profundización en el Opus postumum, ofrecer su clave de interpretación de la obra de Kant. Este propósito queda claro desde el título (y sub-título) mismo del conjunto de ensayos: el Opus postumum es visto como parte post-crítica de la filosofía kantiana, en una cierta continuidad pero también una ruptura con las reflexiones anteriores del filósofo de Königsberg. Pero Hall añade además que podemos usar este postrero segmento de la obra kantiana para también entender la filosofía crítica. En cierta medida, el intento de Hall, que toma como punto de partida ciertas evidencias como las cartas a Garve y Kiesewetter de
Investigador postdoctoral en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid. E- mail de contacto: leonardo.mattana@uam.es
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1798, es el de demostrar que hay una consciente voluntad por parte de Kant de colmar esa distancia entre cuerpo crítico y cuerpo post-crítico. Declara Hall que «de hecho, argumentaré que el proyecto de transición planeado por Kant es la culminación post-crítica de su filosofía crítica. Esto se hará evidente, creo, una vez que uno haya identificado la brecha en la filosofía crítica de Kant y visto cómo el proyecto de transición puede llenar la brecha» (Hall, 2015, p. 2). La tesis es fuerte ya que esta voluntad de mostrar necesariamente la correspondencia entre los dos bloques y la decisión de ofrecer un posible cierre podría suscitar ciertas sospechas por un excesivo afán de sistematización y de imponer una coherencia interpretativa ahí donde tal vez sea menos necesaria de lo pretendido. Para evitar ese riesgo, Hall trabaja ante todo sobre los contenidos que se presentan en el Opus postumum, tomándolos uno por uno y articulando un discurso unitario a partir de elementos estudiados precedentemente; y digo precedentemente, porque el libro de Hall se desarrolla, como él mismo aclara desde los agradecimientos, a partir de algunos artículos publicados en el pasado en diversas y prestigiosas revistas, en los que principalmente tiene lugar el cuerpo a cuerpo con el texto kantiano y su explicación sobre el plano más filológico e historiográfico.
Pero esto no le resta méritos al presente trabajo; al contrario, le da una solidez y una profundidad que permiten afirmar esa tesis de continuidad entre filosofía crítica y Opus postumum. Es decir, el proceso de elaboración de la tesis de fondo del libro nace probablemente a partir de ese estudio detallado de cada tema, recurriendo a las fuentes textuales, y finalmente da lugar a la toma de posición sobre las implicaciones estructurales del Opus postumum. Por tanto, dicha tesis no surge de manera ocasional o exterior, sino que está ampliamente fundamentada a partir de los textos del propio Kant. Ciertamente en esta reseña, me gustaría concentrarme más sobre el método utilizado por Hall, sobre sus decisiones a la hora de enfrentarse a los problemas suscitados por este incómodo corpus de textos, que sobre la descripción del contenido del propio Kant, que Hall repropone y explica. En este sentido, lo más útil es remitir a la lectura del libro mismo, que destaca además por claridad y rigor expositivo. Sin embargo, y justamente porque la interpretación de los problemas que Hall encuentra en el texto Kant está íntimamente ligada a las decisiones de conjunto, es oportuno al menos indicar los ejes temáticos en torno a los que se desarrollan los capítulos.
En primer lugar, Hall se detiene en un problema que no pertenece estrictamente al Opus postumum y que, sin embargo, genera el horizonte aporético al que Kant se enfrentará en los escritos más tardíos. Se trata de las dos definiciones, antitéticas, del concepto de substancia que se encuentran respectivamente en las dos ediciones de la Crítica de la Razón pura y, más exactamente en la primera Analogía de la experiencia. Ahora bien, Hall rechaza una interpretación que logre compatibilizar las dos indicaciones de Kant y considera que tal como queda formulado en ambas ediciones de la KrV, el concepto de sustancia es algo equívoco. Por un lado, en la primera edición, tendríamos que la sustancia está contenida en todos los fenómenos y persiste como el objeto empírico relativamente duradero en sí mismo a través de cada cambio de las propiedades del objeto; mientras que,
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en la segunda edición, la cantidad persistente de sustancia en la naturaleza, que no disminuye ni aumenta, debería entenderse como una única sustancia en el espacio, omnipresente y perpetua. Hall ofrece así tres alternativas para pensar el argumento de la sustancia: por un lado, como idea trascendental en la propia Crítica de la Razón pura; por otro, como dinámica en los Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft; y por último como dinámica, pero no solamente en la obra apenas citada, sino también en el Opus postumum. De hecho, a pesar de no poder zanjar completamente el problema surgido en las obras precedentes, el Opus postumum ofrece un nuevo marco conceptual que, en efecto, podrá conectarse con el análisis de la función y significado del éter, que ocupará los siguientes capítulos. Frente al dualismo Substancia/substancias, Hall considera que «este plenum de fuerza dinámica, o lo que Kant llama "éter", no tiene ninguna de las propiedades físicas determinadas que poseen las sustancias, sino que es lo que hace posibles estas propiedades físicas determinadas» (Hall, 2015, p. 60).
El segundo capítulo se ocupa específicamente del problema del éter, pero no solamente en el Opus postumum, sino a partir de su presencia y desarrollo en el periodo crítico e incluso con algunas alusiones al periodo pre-crítico. Seguramente se trata del capítulo (por cierto, el único completamente inédito) que intenta mayormente desarrollar esa dimensión transversal entre los periodos de la obra de Kant, usando un concepto que parece marginal antes del Opus postumum y que sin embargo nos abre nuevas claves de interpretación para comprender el intento de Kant por colmar esa brecha entre periodos que funciona como estímulo y razón de ser del presente volumen. Se va así mostrando la evolución de la noción de éter en un espectro temporal bastante amplio (desde 1781 a 1799), considerando las menciones de este concepto en la Kritik der Urteilskraft o en los propios Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft. Este capítulo además contribuye a contextualizar el siguiente, en el que la cuestión del éter es tratada en el corazón del Opus postumum, a saber en la deducción del éter en unos parágrafos/apuntes de la denominada Transición (Übergang)1.
El tercer capítulo es el más pormenorizado desde el punto de vista de la reconstrucción y el comentario del texto kantiano. Esto no lleva necesariamente a una interpretación unívoca del problema del éter, pero al menos muestra toda la potencialidad y centralidad de este elemento en la filosofía post-crítica de Kant. Hay, de todas formas e indudablemente, una línea de conjunción entre el Kant crítico y el del Opus postumum (al fin y al cabo, de un mismo filósofo se trata) y que tiene que ver con el carácter trascendental de los elementos que el pensador de Königsberg maneja. El éter es ante todo algo que posibilita el darse de una experiencia, más allá de su definición como algo exclusivamente material o solamente conceptual. Y además lo hace de forma dinámica, intentando superar las aporías (o articulaciones federativas) que aún estaban presentes en el Kant crítico. En tal sentido, en el último apartado del capítulo, Hall se pregunta en torno al éxito de la deducción del éter, en términos relativos a la posibilidad de superar esa brecha entre criticismo y post-
1 Por cierto habría que recordar, como hace la edición castellana del Opus postumum a cargo de Félix Duque, que el título “oficial” del Opus postumum es Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural a la física, poniendo de relieve la conexión entre la obra de 1786 y el corpus póstumo.
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criticismo; y el trasfondo de esta cuestión, además de verificar esa continuidad, también es el de pensar un Kant más allá del Kant canónico.
El cuarto capítulo se centra también en la noción de éter, pero no ya en su significado textual y en los problemas de su estatuto, sino más en las consecuencias estructurales y sistemáticas que éste tiene. El terreno de análisis parece, de primeras, más bien acotado, ya que Hall declara que se ocupará de los Convolutos 10 y 11; sin embargo, las preguntas del propio Kant nos dejan entender la importancia de la cuestión: «¿Qué es la física? […]
¿Qué es la experiencia? […] ¿Cuál es la transición de la fundación metafísica de la ciencia natural a la física?» (OP 22: 480). Hall ofrece una topología interesante por su carácter transversal, trabajando en las aporías y brechas que se declaraban abiertas en el primer capítulo a partir de la exposición del problema de la sustancia y que ahora se articulan en un horizonte más amplio, que recoge esos desafíos e incluso fracasos del periodo crítico. Hall destaca de hecho que «el deseo de Kant de establecer la correspondencia entre mente y mundo no es algo nuevo propio del Opus postumum» (Hall, 2015, 138), pero a continuación considera que las soluciones del periodo crítico no eran completamente satisfactorias. Establecer la relación entre sujeto y mundo es el basamento para una fundamentación de toda teoría epistémica e incluso ontológica y no es algo que puede aparecer o desaparecer en un pensador como Kant, según la obra o el periodo que tratemos. Y sobre esto insiste Hall, cuando piensa una continuidad entre periodo crítico y Opus postumum, implicando en ella también un darse conjuntamente de «la unidad sistemática subjetiva de las cogniciones y la unidad sistemática objetiva de la naturaleza» (Hall, 2015, 148). A pesar de las múltiples variaciones de carácter conceptual, terminológico o histórico, hay una continuidad de las preocupaciones, de las preguntas y de las intenciones que legitiman al Opus postumum como a una obra plenamente orgánica al pensamiento de Kant.
El círculo se cierra con el último capítulo dedicado al problema de la afección, tal como queda trazado en el Convoluto 7. Se trata de un tema, como destaca el propio Hall, al que se han enfrentado algunos comentaristas del Opus postumum, como en el caso de la teoría de la doble afección de Kemp Smith o los trabajos de Langton y Van Cleve. Sin embargo, Hall quiere abrir una nueva perspectiva sobre esta cuestión: en nuestra opinión, la intención hermenéutica y conceptual del análisis del convoluto citado y de algunos pasajes de la primera Crítica se mueve en la dirección de establecer una interacción relacional entre los fenómenos y la apercepción sobre un plano que no es meramente accidental o difícil de justificar, sino plenamente constituyente de esa afección. En un pasaje técnico, pero útil para comprender esta compenetración, Hall explica que «así como los objetos y sujetos fenoménicos determinados están intrínsecamente relacionados a través de los fenómenos indirectos, también lo están los objetos y sujetos fenoménicos indeterminados intrínsecamente relacionados a través de los fenómenos directos» (Hall, 2015, 193). Es decir, la interrelación de la fenomenalidad se da justamente a través de un cruce entre un plano más consciente (con lenguaje de la primera Crítica, diríamos en el plano de la Analítica trascendental) y uno más subterráneo (o indirecto, como dice el propio Hall) que
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justamente implica la actividad física del éter y la actividad mental de la apercepción. Se puede apreciar a través de la somera síntesis de este pasaje el hecho de que Hall busque, con detalle y atención a las arquitectónicas, un nuevo encaje para conceptos que se revelan muy valiosos para descubrir un Kant, tal vez menos estudiado y comprendido, pero que no deja de ser importante no solamente en el ámbito de la reconstrucción historiográfica o filológica, sino también propiamente filosófica. Un Kant capaz de ofrecernos útiles instrumentos para comprender las viejas, pero no por ello superadas, cuestiones de la filosofía en torno al lugar que el hombre ocupa en el mundo, a la mirada con la que se dirige a éste, así como a la transmisión de los aparatos conceptuales que atraviesan y constituyen nuestro bagaje filosófico.
En suma, el trabajo de Hall destaca por su capacidad de conjugar la visión de conjunto con un análisis detallado de los textos, elegidos con atención y decidiendo por ocupar un espacio central con un eje de articulación que se concentra principalmente sobre la noción de éter con sus antecedentes y sus implicaciones más estructurales. Hay destacar una vez más la importancia de este trabajo para entender ciertas cuestiones centrales del Opus postumum y ofrecer claves para comprender en el sentido más amplio la filosofia de Kant; pero por último, y justamente para destacar el potencial que el volumen de Hall presenta, me gustaría anotar que Hall no se confronta explícitamente con los autores que justamente son denominados a veces como post-críticos, esto es, los principales filósofos de la filosofía clásica alemana: Fichte, Schelling y Hegel. Sin embargo, cuando Hall escribe, por ejemplo, que «a través del análisis conceptual, se muestra que el concepto de éter está contenido dentro del concepto de la unidad de la experiencia» (Hall, 2015, 107), alude a un problema que se torna esencial en las reflexiones de los autores apenas citados, justamente en relación a la posibilidad de superar los dualismos de la filosofía crítica. En tal sentido, Kant no solamente habría constituido el horizonte problemático en el que se mueven estos autores, sino que también habría dejado entrever algunos de los motivos que surgirán en las postrimerías de su pensamiento. Por ello, queda mucho por trabajar en torno a este periodo tan intenso y seguramente el libro de Hall se ocupa de un segmento fundamental, por su carácter de transición, entre dos periodos de la filosofía kantiana, constituyendo así un punto de inflexión para las investigaciones en torno a la filosofía clásica alemana.
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