Husserl y Kant: debates en torno a la filosofía transcendental
y la revolución copernicana
Husserl and Kant: debates on Transcendental Philosophy
and Copernican Revolution
FRANCO CÉSAR PURICELLI
CONICET, Argentina
Reseña
de: Apostolescu, Iulian / Serban, Claudia (eds.), Husserl, Kant and Transcendental
Phenomenology, Berlin/Boston, De Gruyter, 2020, 538 pp. ISBN:
978-3-11-056292-7.
El volumen editado por Iulian Apostolescu y
Claudia Serban reúne una serie de artículos de reconocidos investigadores en el
ámbito de la fenomenología. Como el título indica, los trabajos que componen
este libro analizan críticamente las distintas dimensiones y aristas de la
relación entre las ideas de Kant y Husserl, tomando el concepto de lo
trascendental como eje organizador. Esta relación se vuelve tanto más
interesante y compleja, en la medida en que el punto de vista de Husserl respecto
de Kant y del enfoque trascendental no ha sido homogéneo ni ha estado exento de
tensiones. El volumen configura un apasionante debate sobre la filosofía
trascendental en general y sobre la fenomenología en particular, al mismo
tiempo que profundiza en distintos temas centrales de la obra de los
mencionados autores: la naturaleza de la lógica, la crítica del psicologismo y
el antropologismo, las concepciones de la ciencia, la ética y la metafísica.
Los editores han distribuido los artículos en las siguientes secciones
temáticas: 1) Lo trascendental y lo a priori; 2) El ego y la esfera de la
otredad; 3) Estética, lógica, ciencia, ética; 4) La filosofía trascendental en
debate. En la presentación de las distintas contribuciones, he respetado el
orden de dichas secciones, aclarando en cada caso el título correspondiente.
Hacia el interior de cada sección, en cambio, preferí no atenerme siempre al
orden de aparición de los artículos, priorizando el señalamiento de ciertas
discusiones y vínculos conceptuales.
De cualquier modo, es posible advertir que hay temáticas y debates que
atraviesan las distintas secciones, como es el caso de la reformulación
husserliana del concepto de a priori, la discusión sobre la
antropologización de lo trascendental, el problema de la justificación, el
problema de la normatividad y el eventual carácter anti-copernicano de la
fenomenología. Considero que la persistencia de estas temáticas y debates es lo
que da consistencia y profundidad al volumen, de modo tal que mi recorrido por
los artículos pondrá especial atención en ellas.
Sección I: Lo trascendental y lo a priori
El artículo de Veronica Cibotaru señala que
Kant introduce el concepto de lo trascendental en el contexto de la discusión
sobre la posibilidad de la metafísica, mientras que Husserl lo hace motivado por
la búsqueda de una mejor comprensión de la relación entre el sujeto y el mundo.
Sin embargo, ambos filósofos comparten para la autora dos puntos fundamentales.
Por un lado, sus concepciones de lo transcendental no implican en ningún caso
un encierro en el sujeto. Por otro lado, caracterizan la tarea de la razón como
una tarea infinita. En el caso de Kant, esto se explicaría porque su giro hacia
el sujeto no es un giro reflexivo hacia la interioridad, sino más bien un giro
hacia las condiciones de posibilidad de los conceptos de la razón pura. En el
caso de Husserl, porque mediante la reducción trascendental nos volvemos
plenamente conscientes del mundo como horizonte infinito, en contraposición con
nuestro cotidiano encierro en la finitud, propio de la actitud natural.
Susi Ferrarello analiza el concepto de lo trascendental en su relevancia
a la hora de salvar el abismo entre el ser y el sentido. Desde este enfoque, la
actividad dadora de sentido se convierte en el tema fundamental de la
indagación filosófica. La autora señala y explicita una interesante implicancia
ética de dicha actividad, en la medida en que en ella se refuerza la
interpretación del ser como compuesto de unidades de sentido y esto motiva la
interpretación atomística que los seres humanos tenemos de nosotros mismos. Así
pues, la epojé husserliana, en tanto redescubrimiento de las interconexiones de
sentido, no sólo resulta fundamental en el plano teorético, sino también en el plano
ético.
Los restantes artículos de la primera sección plantean el tema de la filosofía
trascendental en tanto crítica del naturalismo psicologista y antropologista.
John Rogove reconstruye los puntos fundamentales en que Husserl se diferencia de
cierta impronta antropologista kantiana, criticando así las lecturas de la fenomenología
husserliana como una filosofía del sujeto o un idealismo. Mientras que Kant
quedaría atrapado en un relativismo del esquema conceptual y por consiguiente
en una separación irreconciliable entre lógica y ontología, Husserl critica la
distinción entre la representación y la cosa en sí, dando lugar a una nueva concepción
de lo a priori. Elena Partene, en cambio, propone una respuesta posible
a la acusación de antropologismo dirigida por Husserl a Kant. Dicha respuesta se
estructura en base a una doble distinción: por un lado, entre el concepto
kantiano de a priori y el concepto de lo innato, por el otro, entre el
concepto antropológico de finitud (finiteness) y el concepto metafísico
(finitude).
Claudia
Serban, por su parte, cuestiona la inevitabilidad de la “prohibición antropológica”
como rasgo esencial de la filosofía trascendental. De hecho, es posible encontrar
en Kant y Husserl elementos que sugieren y alientan la búsqueda de una mejor
psicología y de una mejor antropología a partir de la orientación superadora del
enfoque trascendental, sin caer en la reducción de lo racional a lo humano.
Según la autora, en Kant encontramos cierta dominancia antropológica como
consecuencia del rechazo de la primacía de la experiencia interna, mientras que
en Husserl habría una dominancia psicológica como consecuencia de que lo a
priori es considerado válido para toda subjetividad y no sólo para el ser
humano. Sin embargo, a partir de la década del 30, Husserl emprendería un intento
de trascendentalizar la antropología, tomando como base incuestionable los
logros de la reducción fenomenológica y la consiguiente superación de la
actitud natural.
Sección II: El Ego y la esfera de la
Otredad
Inga Römer se ocupa de la interpretación y apropiación husserliana de la
apercepción trascendental kantiana, poniendo especial atención en la relevancia
de la constitución del tiempo. En un primer momento, la apercepción
trascendental es considerada por Husserl como un planteo metafísico, pero luego
recupera esta noción y la incorpora en su abordaje fenomenológico. El elemento
fundamental de esta revisión es el intento de superar el formalismo (tanto el
de Kant como el propio) en el estudio de la correlación entre la unidad del
objeto y la unidad del Yo. El trabajo de Corijn van Mazijk analiza el otro aspecto
central de la cuestión, relativo a la caracterización de la esfera no
subjetiva. En su opinión, las filosofías de Husserl y Kant pueden leerse como
intentos de incorporar la dosis justa y necesaria de realismo en un marco idealista.
El único modo de lograr esto sería la combinación kantiana de realismo empírico
con idealismo trascendental, puesto que todo intento de plantear un realismo trascendental
conduce irremediablemente al idealismo escéptico. Para no malinterpretar este
enfoque, es importante comprender adecuadamente dos puntos centrales, desarrollados
por el autor en el trabajo: 1) el carácter no ontológico del concepto kantiano de
noumenon; 2) la tesis husserliana de la posibilidad lógica y contrasentido
material de una realidad por fuera de la experiencia.
El aporte de Antoine Grandjean se dirige al esclarecimiento de la noción
husserliana de Yo puro, así como de las garantías que fundamentan el carácter auténticamente
fenomenológico de dicho concepto. El autor parte del reconocimiento de la continuidad
egoica entre la actitud natural y la esfera fenomenológica trascendental, tanto
en el aspecto formal como en la dimensión temática. En la medida en que el camino
hacia el Yo es un camino de la reflexión, depende en última instancia de la garantía
de la retención, la cual no es considerada suficiente por Grandjean. Por otro
lado, Irene Breuer analiza la evolución del abordaje husserliano sobre el Yo,
partiendo de su necesidad meramente metodológica en la eidética trascendental
de Ideas I y terminando en el planteo de una necesidad ontológica del Yo
en los escritos tardíos. Este cambio implicaría una inversión de la prioridad
de las posibilidades sobre las realidades que caracterizaba al primer pensamiento
de Husserl, dando lugar a la necesidad de una metafísica de los hechos primarios
(no de las causas primeras).
Raymond Kassis argumenta que la fenomenología husserliana no implica un
posicionamiento solipsista en relación con la intersubjetividad, al mismo tiempo
que rechaza las interpretaciones tradicionales sobre la experiencia de los
otros, basadas en las nociones de analogía, compasión, identificación o imitación.
Para Husserl, el abordaje eidético nos muestra que el Yo individual es una
entre las infinitas posibilidades del Yo universal, esto es, lo individual sólo
es individual en tanto variación de lo universal. Vincent Gérard, por su parte,
se ocupa del abordaje husserliano del nacimiento, el sueño y la muerte como
casos límite que implican un descentramiento del Yo y plantean problemas de
relevancia ética y metafísica. En estos abordajes, se observa la influencia de
la antropología kantiana, aunque reformulada en términos no antropológicos y
trascendentales.
Sección III: Estética, lógica, ciencia,
ética
Julien Farges analiza la revisión husserliana de la estética
trascendental, desarrollando cuatro puntos fundamentales: 1) la desubjetivación
de la estética; 2) la incorporación de la causalidad al espacio estético; 3) la
idea de que la síntesis ya opera en la estética y es coextensiva con la vida
intencional; 4) la incorporación de la estética a la lógica. En algunos de
estos puntos, el autor advierte la influencia de Arthur Schopenhauer. Daniele De
Santis, por su parte, se ocupa del rol que Husserl atribuye a Kant en la
historia de la filosofía, a partir de la importancia que la concepción
trascendental de la síntesis tuvo en el abordaje del problema de la determinación
de la identidad del ser. Kant realiza este aporte en oposición al escepticismo
humeano, pero Husserl advierte en ello una suerte de primer descubrimiento de
la intencionalidad. Dale Allen Hobbs Jr. compara las concepciones de la ciencia
de Kant y Husserl, prestando especial atención al vínculo entre las ciencias
naturales y la filosofía trascendental. El autor se propone mostrar que la
concepción husserliana, además de ser más amplia y elaborada, permite una mejor
determinación y explicitación del rol que debe cumplir la indagación científica
en nuestra vida cotidiana y en la comprensión del mundo de la vida.
Bernardo Ainbinder argumenta que, si bien el desarrollo de la
fenomenología genética parece dejar atrás la distinción tajante entre las
cuestiones de génesis y las cuestiones de validez, no abandona la preocupación
trascendental por la justificación, sino que más bien la completa. Husserl no
renuncia al trascendentalismo para caer en una especie de psicologismo humeano,
sino que advierte la necesidad de criticar la noción de psicología de Kant
(tomada de Hume), puesto que impide ver la conexión entre las cuestiones de
génesis y las cuestiones de validez. El autor discute la lectura planteada por
Steven Crowell en Phenomenology and the First-Person Character of the
Philosophical Knowledge (Modern Schoolman, 2007), según la cual la
incorporación de mecanismos impersonales significaría un abandono del enfoque
epistemológico. Así pues, sostiene que debe explicitarse cómo la justificación
emerge a partir de tales mecanismos, al ser asumidos por un carácter
teleológico-normativo.
El trabajo de Dominique Pradelle analiza la crítica husserliana a la
ética de Kant. Husserl y Kant compartirían el rechazo del escepticismo (ya sea de
tipo histórico, cosmológico o humeano) y la afirmación de que las cuestiones
éticas no son cuestiones de hecho. Sin embargo, el autor señala que en Husserl es
posible advertir una crítica del giro copernicano de Kant, bajo la sospecha de
que conduce a un irremediable antropologismo. Esto se manifiesta especialmente
en la reformulación husserliana del concepto de a priori, admitiendo la
posibilidad del a priori material. Por otro lado, Husserl también invertiría
la supremacía de la razón práctica planteada por Kant y propondría un concepto
de razón basado en la dinámica teleológica de intención y cumplimiento. Estas
revisiones fenomenológicas del trascendentalismo kantiano tienen consecuencias
en la ética y en el concepto de libertad, en la medida en que no hacen énfasis únicamente
en la razón, sino también en la experiencia, los sentimientos y los deseos.
Sección IV: La filosofía trascendental en
debate
Alexander Schnell continúa la discusión sobre el carácter anti-copernicano
de la fenomenología husserliana, argumentando que esto no implica un retroceso
al “realismo tolemaico”. La filosofía de Husserl abre una dimensión de análisis
previa o “por debajo” de la dicotomía entre realismo e idealismo. El punto de partida
es un doble distanciamiento respecto del trascendentalismo kantiano: por un
lado, el sujeto trascendental no es un mero aparato epistemológico, sino que
tiene un estatuto ontológico. La fenomenología, entonces, abre una nueva región
del ser. Por otro lado, cada categoría de objeto prescribe la legalidad de sus
modos de aparecer. Se advierte en ello una desubjetivación del a priori.
Para el autor, la característica fundamental de la fenomenología es el planteo
de una circularidad constructiva entre constitución trascendental y fundación
ontológica.
El trabajo de Steven Crowell se orienta a la confrontación con el nihilismo,
tomando como punto de partida el libro Wahrheit: Die Architektur der Welt (Wilhelm
Fink Verlag, 2012) de Karsten Harries. Crowell rechaza la lectura que Harries
realiza de la fenomenología y afirma que es posible plantear una concepción de
la razón humana que resulte superadora del nihilismo, a partir del pensamiento
de Husserl y Heidegger. La filosofía trascendental de Husserl está basada en la
relación entre la experiencia y el sentido, al mismo tiempo que implica un
esfuerzo por volver temático este último. Esto permite el desarrollo de un
concepto de razón que evite caer en el factualismo nihilista. En el caso de
Heidegger, Harries asimila el planteo de la diferencia ontológica al
trascendentalismo kantiano, ignorando la influencia de Husserl, con la
consecuente antropologización de la filosofía heideggeriana. Sobre la base de
esta lectura de la fenomenología, Crowell propone un concepto de la razón humana
como dadora de razones, el cual no se reduce a la idea del espacio lógico ni de
la legislación práctica, no se deja asimilar en el cientificismo ni en el tradicionalismo.
Natalie Depraz presenta a la microfenomenología
como una disciplina posicionada en un gesto trascendental inaugurado por
Husserl, el cual se caracteriza por el intento de revertir el olvido del enigma
de la subjetividad y la naturalización de la conciencia. Esto implica poner el
foco en el sujeto dador de sentido, a partir de un método de naturaleza
reflexiva. La autora analiza las similitudes y diferencias entre la fenomenología
husserliana y la microfenomenología, así como las relaciones de esta última con
los enfoques neurocientíficos, cognitivos y psicológicos.
El aporte de Garrett Zantow Bredeson consiste en la presentación y análisis
de la interpretación de la fenomenología husserliana realizada por Paul Natorp.
A diferencia de muchos discípulos de Husserl, Natorp dio la bienvenida al giro
trascendental de la fenomenología. Sin embargo, mantuvo siempre las dudas
respecto de la auténtica inspiración kantiana del trascendentalismo de Husserl,
sospechando una cierta influencia de Fichte. Por último, Ovidiu Stanciu y Yusuke
Ikeda se ocupan del pensamiento de Eugen Fink, poniendo de relieve la
influencia de Kant, específicamente de la dialéctica trascendental. Según
Stanciu, Fink toma de la filosofía kantiana el rechazo de las concepciones
acumulativa y teológica del mundo. Por su parte, Ikeda discute las lecturas que
definen a Fink como un hegeliano especulativo, destacando la influencia que tuvieron
en su pensamiento la antinomia cosmológica kantiana y el abordaje husserliano
del mundo.
En pocas palabras, se trata de un libro valioso y de gran utilidad,
compuesto por artículos de notable claridad y excelencia académica.
Lamentablemente, no todas las contribuciones mantienen continuidades y debates directos
con los restantes aportes que conforman el volumen. La impronta general de la
obra, como se expresa en el propio título, resulta más bien fenomenológica que
kantiana. La interpretación de Kant que se desprende de la mayoría de los
artículos está mediada por la lectura de Husserl, lo cual se advierte por
ejemplo en las discusiones sobre el antropologismo.
Los trabajos no sólo ofrecen lecturas e interpretaciones de fuentes
husserlianas poco estudiadas y de aparición reciente, sino también discusiones
originales y enfoques novedosos sobre los temas clásicos de la tradición
fenomenológica. En mi opinión, los vínculos temáticos más significativos vienen
dados por los tópicos que mencioné al comienzo de esta reseña, con
independencia de la distribución de los artículos en las diferentes secciones.
La posibilidad de internarse y profundizar en dichos debates, de la mano de
investigadores de primer nivel, constituye el aspecto más apasionante y
enriquecedor de esta obra.