Tres tipos de
analogías en el pensamiento teórico de Kant
Three Sorts of Analogies in Kant's Theoretical Thought
Luciana Martínez·
Immanuel Kant Baltic Federal University (IKBFU), Rusia
Resumen
En este
artículo se examina la noción de analogía en la filosofía de Kant. Excluido el
significado coloquial del término, se identifican tres ámbitos de uso de esa
noción. Se trata del ámbito de la lógica, el de la matemática y el de la
filosofía crítica. Se sostiene que el uso de analogías en la filosofía crítica se
vincula con la noción matemática de analogía, pero no se identifica con esta.
Palabras
clave
Analogía, Lógica,
Matemática, Filosofía
Abstract
In this article the notion of analogy in Kant's
philosophy is examined. Excluding the colloquial meaning of the term, three
areas of use of this notion are identified. They are, namely, the fields of
logic, mathematics, and critical philosophy. It is argued that the use of
analogies in critical philosophy is linked to the mathematical notion of analogy
but is not identified with it.
Keywords
Analogy, Logic, Mathematics, Philosophy
Introducción[1]
A comienzos de
la década de 1760, la Academia de Ciencias de Berlín hizo pública la pregunta
que había que responder para participar en el concurso que se realizaría en
1763. Se preguntaba si era posible alcanzar en la metafísica conocimientos tan
seguros como los que se alcanzaban en la matemática. La mayoría de los
participantes desarrolló su respuesta desde el punto de vista del problema de
las diferencias metodológicas entre ambas. Kant fue uno de ellos.[2] El tema le resultaba de
especial interés en ese momento. De hecho, en el prefacio de un texto contemporáneo
a ese concurso, el “Ensayo para introducir las magnitudes negativas en
filosofía”, explicó la diferencia entre dos tipos de uso de la matemática. El
primer empleo consiste en aplicar las tesis de la matemática en el conocimiento
filosófico. Kant era optimista respecto de esta opción.
El segundo uso
de la matemática en filosofía consiste en apropiarse de su método de
investigación. Para Kant, este uso había mostrado en los hechos su fracaso.[3] En el texto que escribió
para el concurso mencionado y con el que obtuvo el segundo lugar, presentó
algunas ideas generales acerca de los procedimientos para conocer que son
característicos de cada ciencia y que muestran que la investigación metafísica,
si quiere sortear su actual situación de incertidumbre y caos, no puede para
ello emular los procedimientos que con éxito guían al matemático.[4] La tesis según la cual el
método de la matemática no puede ser utilizado para obtener conocimientos en
metafísica es una tesis que Kant sostuvo también en su pensamiento crítico. El
texto en el que argumenta con mayor precisión al respecto es un pasaje de la Crítica
de la razón pura, intitulado “Disciplina de la razón pura en el uso
dogmático”. En él, Kant exhibe las razones por las que la manera de proceder en
matemática, la cual resulta adecuada y provechosa en el ámbito de sus
investigaciones, es inapropiada para la investigación del conocimiento
conceptual por razón pura.[5]
En este
capítulo, sin embargo, nos ocuparemos de un procedimiento de la matemática que
Kant recupera, con modificaciones sustantivas, para desarrollar investigaciones
que pertenecen al ámbito propio de la filosofía transcendental. Se trata, a
saber, del así llamado conocimiento por analogía. Antes del criticismo, el
concepto de analogía se encuentra explicado en el contexto de dos disciplinas
que le atribuyen un significado diferente: la matemática y la lógica. Kant
descarta la posibilidad de utilizar analogías en sentido lógico en el marco de
la investigación filosófica. Por otro lado, rescata la noción matemática y la
utiliza como suelo en las estrategias de la argumentación crítica.[6] A continuación, examinaremos
la noción lógica de la analogía y las razones de su descarte. Luego
explicaremos la noción de la analogía matemática. Por último, nos demoraremos
en las indicaciones que pueden encontrarse en los textos del sistema crítico.
1. La analogía
lógica
Un primer
contexto en el que se explica el concepto de analogía en el corpus kantiano
es el de los textos de lógica. En el texto de Meier empleado por Kant para las
clases de lógica, el Auszug aus der Vernunftlehre, se encuentra una
noción similar aunque no el término “analogía”. En particular, en este marco,
el autor del manual explica los tres tipos de inferencias mutiladas de la razón
o entimemas.[7]
Se trata, a saber, de (i) las inferencias contraídas, (ii) la inducción y (iii)
la inferencia del ejemplo. Estas últimas corresponden aproximadamente a la
noción que nos interesa. Dados dos conceptos que se subsumen bajo otro común,
afirmamos de uno de ellos lo que conocemos en el otro.
Si consideramos
el compilado realizado por G. Jäsche y supervisado por Kant, incluido en la
sección de la edición académica correspondiente a los textos publicados del
filósofo, podemos encontrar una explicación del concepto que puede oficiar de
punto de partida para la investigación que nos ocupa. La analogía se incluye en
este texto entre las inferencias[8] de la facultad de juzgar.
Esta facultad tiene dos usos o formas, que son, a saber, la facultad de juzgar
reflexionante y la facultad de juzgar determinante. La primera de ellas va de
lo singular a lo universal.[9] En contraposición, las
inferencias de la facultad de juzgar reflexionante permiten llegar a conceptos
universales a partir de conceptos particulares. Son funciones que no se
refieren a los objetos, sino a las operaciones que realizamos para obtener
conocimiento de ellos. El principio que guía a la facultad de juzgar en esas
inferencias indica que tiene que haber un fundamento para la reunión de lo
múltiple. A partir de él, la facultad de juzgar genera inferencias de
diferentes tipos, a saber: inductivas y analógicas.
En el
tratamiento que recibe el tema en la Lógica Jäsche, las inferencias de
la facultad de juzgar proporcionan juicios empíricos de carácter universal a
partir de lo particular.[10] En el caso de las
inferencias inductivas, se parte de muchas y se concluye acerca de todas
las cosas. La inferencia por analogía amplía las determinaciones o
propiedades que encuentra en un conjunto de cosas, según un principio.[11] A partir de la semejanza
de dos cosas en algunos respectos, concluye su semejanza en otros. Para esto, se
basa en el principio de la especificación, que indica que las cosas que
pertenecen a una misma especie (Gattung) y de las cuales conocemos características
comunes también concuerdan respecto de características que sólo percibimos en
algunas de ellas.[12]
También en las
anotaciones de los cursos de lógica podemos encontrar algunos pasajes acerca de
la noción de analogía. Ya en los registros de comienzos de los años ‘70 se
encuentra un tratamiento del tema. En ellos, junto con la inducción, la
analogía se describe como un tipo de inferencia laxa, diferente de la
inferencia rígida.[13] En la inferencia laxa
avanzamos de las cosas particulares hacia los conceptos universales. La
analogía se define a partir de la inducción, en la medida en que constituye una
suerte de inducción a partir de los predicados. Consiste en considerar que dos
cosas que comparten un conjunto de propiedades que puedo reconocer también compartirán
otras propiedades que percibo en una de ellas pero no en la otra.[14]
En los apuntes
de los ‘80, las inferencias por analogía, al igual que las inferencias por
inducción, de las que son inseparables, se presentan como una clase de
inferencias que, en sentido estricto, no pertenecen a la lógica.[15] En este tipo de
inferencia, consideramos dos cosas de la misma especie que tienen varios rasgos
comunes e inferimos que también tendrán en común rasgos que reconocemos en una
y no en la otra de ellas. El ejemplo que se menciona en estos apuntes es el de
la comparación entre la luna y la tierra. En esa comparación se enumeran las
propiedades de ambos cuerpos celestes. Luego, se enumeran algunas
características conocidas de nuestro planeta y se atribuyen, por mera analogía,
esas características al satélite.[16] Se trata, desde luego, de
una inferencia que procede por medio de la experiencia pero extiende sus
conclusiones más allá del testimonio de ella. Por esta razón, es necesario
proceder con cautela y revisar continuamente si no se ha caído en error.[17] La inducción y la
analogía se presentan, sin embargo, como las formas de inferencia
fundamentales del conocimiento empírico.[18]
En los apuntes
de fines de la década de 1780 y comienzos de la década de 1790, la inducción y
la analogía se presentan como inferencias no apodícticas, que por ende
no tienen su origen en la razón.[19] Se describen, en
particular, como formas oblicuas de inferir.[20] En el caso de la analogía
no se examinan numerosas cosas, sino que se toman en consideración numerosas
propiedades de unos pocos objetos. El ejemplo que se incluye en estas lecciones
no es del ámbito de la astronomía[21], sino de la anatomía
comparada. Conocemos el sistema circulatorio humano examinando el modo como se
organiza ese sistema en cuerpos de animales a la mano.[22] A comienzos de los ‘90,
las conclusiones alcanzadas por analogía se describen como juicios
provisorios y se señala que este tipo de inferencias constituye un ámbito
poco investigado por los lógicos y, por tanto, abierto al estudio.[23]
Es necesario
tener presente que en todas las fuentes consultadas, la Lógica publicada,
los apuntes de clase y las reflexiones, hay un elemento común, que es la
peculiar posición de esta clase de inferencias. Si bien encontramos variaciones
en su descripción, en todos los casos las inferencias por analogía y por
inducción se diferencian de las inferencias de la razón. Esto se vincula con
las pretensiones de verdad que detenta el juicio que es conclusión de la
inferencia. Las inferencias de la razón proporcionan conclusiones
apodícticamente verdaderas. Las inferencias por analogía e inducción arrojan juicios
universales cuya universalidad no es legítima a priori. En algunos textos se
menciona una universalidad empírica, y a comienzos de los ‘90 se hace
referencia al carácter provisional de esos juicios. Por otra parte, sin
embargo, estas inferencias no racionales no se confunden con inferencias
erradas, según la forma o el contenido. La insuficiencia de las inferencias por
analogía o inducción no está vinculada con que contengan premisas falsas, ni
con que su estructura resulte engañosa. El problema de las inferencias que nos
interesan es que en su conclusión suponen un tipo de universalidad que
esencialmente no podemos alcanzar.
Kant descarta
de manera explícita el uso de analogías en su sentido lógico en el ámbito de la
filosofía transcendental. La analogía y la inducción, sostiene, constituyen
formas de inferencia conjetural[24], que, con reparos
metodológicos, sólo pueden ser admitidas en la investigación empírica de
la naturaleza.[25]
En esta dirección, además, puede interpretarse la referencia a los argumentos por
analogía que se encuentra en el apartado “La disciplina de la razón pura con
respecto a sus pruebas”, de la “Doctrina transcendental del método” de la
Primera crítica. En este texto, Kant muestra que en el terreno de la metafísica
las pruebas apagógicas no son útiles, en la medida en que, como ha hecho
evidente la “Dialéctica transcendental”, no vale el tercero excluido: tanto lo
que se enuncia afirmativamente del objeto como su negación pueden ser erróneos.[26] Sin embargo, señala Kant,
en otras ciencias se usan pruebas apagógicas en virtud de que la prueba directa
reviste demasiadas dificultades. Así, usualmente los fundamentos de una tesis son
“demasiado numerosos, o yacen ocultos a demasiada profundidad”[27] y no conseguimos probar
una tesis a partir de ellos. En estos casos, una opción es probar la tesis
mostrando la verdad de sus consecuencias. Ahora bien, identificar y probar la
verdad de todas las consecuencias posibles de nuestra hipótesis es una
tarea que excede nuestras fuerzas y entonces, con algo de indulgencia,
concedemos una hipótesis a partir de la verdad de algunas de sus
consecuencias. En el suelo de esta concesión hay una inferencia por analogía:
“si tantas consecuencias como las que se han ensayado concuerdan bien con un
fundamento supuesto, todas las restantes [consecuencias] posibles también
concordarán con él”.[28] Ahora bien, Kant no sólo
no afirma que este procedimiento sea aceptable en la filosofía pura, sino que
concluye que por medio de este procedimiento no es posible demostrar la verdad
de una hipótesis en general.
2. Las
analogías de la matemática
En numerosos
pasajes del corpus kantiano se menciona la forma de argumentar por
analogía como una estrategia del ámbito de la matemática que, con los reparos y
las alteraciones que señalaremos en el apartado siguiente, puede ser empleada
en la investigación filosófica.[29] En esta sección de este
trabajo intentaremos dilucidar el significado matemático de la analogía.
Entendida como una proporción en sentido riguroso, la noción habría sido introducida
por los pitagóricos y desarrollada por numerosos pensadores ya en la antigua
Grecia.[30] En los textos de
matemática que se empleaban en la universidad cuando Kant era docente, el
término se identificaba, de hecho, con una acepción de la noción de proporción
y los autores establecían una referencia a los Elementos de Euclides.[31]
En el Lexicón
Matemático de Christian Wolff, la entrada correspondiente a “analogía”
redirige a la entrada de “proportio”. En ésta, leemos lo siguiente: “Proportio,
proportio geometrica, analogia, una proporción geométrica es la
semejanza de dos relaciones”. El ejemplo que menciona Wolff es el de la
semejanza entre las proporciones de los pares: (2, 4) y (3, 6).[32] La semejanza entre ambos
consiste en que en los dos casos el segundo elemento del par es el doble del
primero. Si pensamos cada par como una relación, las dos relaciones que tienen
ese rasgo en común representan una proporción (geométrica), es decir, los pares
son análogos.[33]
En el Lexicón
podemos encontrar asimismo entradas correspondientes a otras clases de
proporciones. Es, sin embargo, la proporción geométrica la que se define como
proporción en general y se identifica con la analogía. La noción
de proporción también está explicada en los otros textos de Wolff sobre
matemática. En Der Anfangsgründe aller mathematischen Wissenschaften, Wolff
explica en primer lugar la noción de relación geométrica. Consiste, señala,
en el cociente entre dos números, que puede obtenerse por medio de la división
de uno por el otro. Ese cociente, que indica cuántas veces un número puede ser
incluido en el otro da el nombre a la relación.[34] Dos o más relaciones cuyo
nombre coincide, es decir relaciones con el mismo cociente, constituyen una
proporción geométrica. Y decimos que el primer elemento de la primera relación
es al segundo lo que el primer elemento de la segunda relación es al segundo
elemento de esta misma relación.[35] En este texto, Wolff
explica de manera precisa cómo se constituye cada una de las relaciones que
constituyen la analogía, concebida como una proporción geométrica. Se
constituyen, a saber, por medio de la operación de división. Las relaciones
análogas arrojan el mismo resultado en la división de sus elementos.
Al igual que en
este tratado extenso, en el libro Auszug aus den Anfangs-Gründe aller
mathematischen Wissenschaften, la proporción geométrica y la proporción
aritmética se encuentran incluidas en una misma definición. Según esta
definición provista en el Auszug, las proporciones son semejanzas entre
relaciones. El autor distingue ambos tipos en una anotación, después, y explica
algunas propiedades de las proporciones geométricas, como que el producto del primer
elemento del primer par y el segundo elemento del segundo par es igual al
producto del segundo elemento del primer par y el primero del segundo.[36] Así, en el ejemplo que
mencionamos antes, el producto de 2 y 6 se identifica con el producto de 4 y 3.
Kant daba
cursos de matemática siguiendo estos textos de Wolff. Lamentablemente, los
registros de su actividad docente o de sus ideas generales sobre los contenidos
de esa disciplina son escasos. En los apuntes de Herder, que podrían haber sido
tomados en las clases de matemática impartidas por Kant a comienzos de la
década de 1760, encontramos un comentario sucinto acerca de la noción de las
proporciones. Esta noción se define en el apunte como dos relaciones vinculadas
con el signo de la igualdad. En cuanto a la clasificación que mencionamos, la
proporción geométrica es la que se identifica como la única verdadera.[37]
Antes de
examinar la noción de analogía en sus usos filosóficos, recuperaremos los
rasgos que tiene la analogía matemática en el modo de ser definido por parte de
Wolff. La analogía, esto es la proporción geométrica, se define como una
identidad de dos cocientes. Es decir, involucra cuatro números tales, que la
división de dos de ellos arroja el mismo resultado que la división de los restantes.
La división es una operación no conmutativa, motivo por el cual hemos
considerado el orden de los elementos y hemos notado los números de cada
relación como pares ordenados.
En el dominio
de los números reales sin el cero, dados dos números reales cualesquiera
distintos de cero existe un número real tal que ese número es el resultado de
aplicar la función en aquellos dos elementos. Este rasgo es significativo
porque implica que, si excluimos el cero del dominio, sabemos que podemos
determinar la relación geométrica de división entre los dos números.
Además, si conocemos el valor de la relación entre dos números, dado un tercero
sabemos que existe un elemento que hace que el tercero y él se
encuentren en la misma relación que los otros, es decir: sean análogos, y
podemos calcularlo. En otras palabras, dados (a,b) y c, sabemos que existe
un d, tal que d es un número real y hace que (a,b) y (c,d) constituyan
proporciones iguales. Además, podemos determinar precisamente el valor de d.
3. El concepto
de analogía en la filosofía crítica
En el ámbito de
la investigación del alcance y los límites de la razón en general en su uso
puro, es decir en el así llamado sistema crítico, la noción de analogía
adquiere significados nuevos. En este apartado examinaremos dos líneas de
argumentación desarrolladas en los textos críticos en los que se describe un
procedimiento por analogía. El primero de ellos consiste en la formulación de
los principios del entendimiento que corresponden a las categorías de relación:
las analogías de la experiencia. El segundo se vincula con el intento de
formular un concepto de Dios. En este segundo tipo de uso de las analogías no
es el caso que contemos con un concepto del entendimiento y que organicemos el
dato de acuerdo con su regla, sino que empleamos los conceptos puros para
aproximarnos a un concepto que por diferentes razones se nos presenta como requerido
y a cuya referencia no tenemos acceso. A continuación, examinaremos la noción
de analogía en cada uno de estos contextos, con el fin de tratar de dilucidar
en qué consiste este tipo de procedimiento, cómo se utiliza en el marco de la
filosofía crítica.
3.1 Las
analogías de la experiencia
En la Crítica
de la razón pura, Kant hace referencia a las analogías de la matemática
para diferenciarlas del significado de las analogías en el contexto de la
investigación filosófica. Más específicamente, recupera esta noción en la
“Analítica de los principios”, para introducir los principios que corresponden
a las categorías de relación.
En la matemática,
señala Kant, las analogías son fórmulas que enuncian la igualdad de dos
relaciones de magnitud.[38] Esta noción es la que
hemos encontrado en los textos de Wolff y en el apunte de clase de Herder. En
el texto crítico, sin embargo, añade una determinación conceptual. Las
analogías matemáticas son de carácter constitutivo. Si conocemos tres
elementos, podemos construir el cuarto.[39] En filosofía no lidiamos
con magnitudes. Las relaciones que interesan no son cuantitativas, sino
cualitativas. Por esta razón, el procedimiento de construcción no resulta
efectivo en este ámbito. No es el caso que a partir de tres elementos podamos
construir (determinar, calcular, especificar, obtener) el cuarto. Al estipular
una analogía entre dos relaciones de carácter cualitativo, podemos conocer a
priori la relación entre el tercero y el cuarto elemento, pero no podemos
determinar este último.
Específicamente,
según las analogías de la experiencia, dada una percepción en relación temporal
con otras, no podemos determinar a priori con qué percepciones se
encuentra enlazada. La determinación de esas percepciones es de carácter
empírico. Sin embargo, sí podemos determinar a priori cómo ha de estar
enlazada la representación dada en cuanto a la existencia en cada modo del
tiempo.[40] Las analogías de la
experiencia son principios del entendimiento y establecen relaciones que son
necesarias para que la experiencia sea posible. Ellas determinan por medio de
los conceptos puros las relaciones que hacen posible la existencia de los fenómenos
en el tiempo.[41]
El primer modo del tiempo es la permanencia y el principio que le corresponde
indica que en el cambio de los fenómenos la sustancia permanece.[42] El segundo modo del
tiempo es la sucesión y la analogía indica que esas alteraciones suceden según
la conexión de causas y efectos.[43] La tercera analogía
corresponde al modo de la simultaneidad y señala que las sustancias que
percibimos de manera simultánea se encuentran en acción recíproca.[44]
3.2 Las
analogías de Dios
Otro contexto
en el que Kant utiliza la noción de analogía es el de la investigación del
concepto de Dios. A diferencia de lo que sucede en el caso de las analogías de
la experiencia, en las que el cuarto elemento de la analogía no se determina a
priori pero puede determinarse empíricamente y se rige por las mismas reglas
que el tercero, en la investigación por analogía del concepto de Dios el cuarto
elemento de la analogía es un concepto que no puede ser representado, pues se
refiere a algo más allá de la experiencia posible y no le corresponde
directamente una intuición.[45] En sentido estricto, una
conclusión de la investigación de la razón en su uso teórico parece ser que no
tenemos conocimiento de Dios. Sin embargo, incluso en el marco de la
investigación del uso teórico de la razón Kant menciona la posibilidad de una
suerte de acceso a algún aspecto de él.[46] Y una forma de acceso se
denomina precisamente “analogía”.[47] El concepto de la
analogía, vinculado con el problema de la determinación del concepto de Dios,
se encuentra explicado en al menos dos textos publicados: Prolegómenos a
toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia y la Crítica
de la facultad de juzgar.[48]
En el texto Prolegómenos
Kant introduce la noción de analogía en el marco de una recapitulación, luego
de presentar los argumentos de la Dialéctica transcendental. Se han determinado
los límites de la razón humana y nos encontramos en esta situación: no podemos
extender nuestro conocimiento más allá de la experiencia posible, pero la
experiencia nunca satisface completamente a la razón.[49] No podemos conocer
entidades tales como el ser supremo, pero hay una conexión que puede ser
pensada entre eso que es desconocido y lo conocido. Tenemos que conectar
esta entidad desconocida con el mundo por medio de la razón.[50] Para Kant podemos
hacerlo, sin pasar por alto las condiciones del uso de los conceptos del
entendimiento, si pensamos esa conexión por medio de meros conceptos, es
decir: sin determinar algo y sin que ese concepto tenga significado.[51] Por este procedimiento
limitamos nuestro juicio a la relación de una entidad que está más allá de
nuestra posibilidad de conocimiento con el mundo. No le atribuimos propiedades
a esa entidad desconocida, y sólo nos referimos a su relación con el mundo en
el que estamos.[52]
Kant resume la
mencionada necesidad de pensar nuestra relación con esa entidad desconocida en
estos términos: “estamos constreñidos a considerar[53] el mundo como si
fuera la obra de un entendimiento y una voluntad supremos. En esta tesis hay
varios elementos que merecen atención. El primer elemento es la constricción,
la necesidad que tenemos de pensar la relación del mundo con otra cosa que no
podemos conocer. Además, como hemos visto, la pensamos con nuestras capacidades
intelectuales y usando las reglas disponibles. En el caso del examen de la
relación de Dios con el mundo, por ejemplo, aprovechamos la mera categoría de
causalidad. En segundo término encontramos una determinación inicial de lo
desconocido que pensamos en relación con el mundo. Es una entidad con intelecto
y volición, los cuales por lo demás son supremos. Advertimos que sus atributos
son tales que también definen la razón humana, pero en el caso de la entidad
desconocida ellos son “supremos”. Por último, el enunciado indica expresamente
que no determina la relación entre el mundo y esa entidad, sino que
especifica el modo como estamos constreñidos a pensarla. Más aún, incluso ese
pensamiento no es una representación en la que el mundo es el producto
de un entendimiento y una voluntad supremos. El enunciado no dice: “estamos
constreñidos a pensar que el mundo es el producto de un entendimiento y una voluntad
supremos”[54].
En este punto, en el “como si” del enunciado, se encuentra expresado el
procedimiento de la analogía.
Según esta
lectura, el procedimiento de la analogía permite explicar cómo podemos pensar
la relación entre el mundo y una entidad que no podemos conocer. Por razones
que no estudiamos aquí, además, ese pensamiento es compulsorio, ineludible.
Kant explica el significado que tiene la noción de analogía. Formular una
analogía no consiste en establecer un parecido imperfecto entre dos
cosas.[55] En cambio, se establece
una semejanza entre dos relaciones cuyos elementos no son semejantes entre sí.
En el texto encontramos algunos ejemplos que ilustran este procedimiento. En
primer lugar, se establece una analogía entre las siguientes relaciones: el
reloj y el relojero, un barco y su constructor, un regimiento y su comandante,
el mundo sensible y algo que (i) no conozco tal y como es en sí, (ii) conozco[56] con respecto al mundo del
que soy parte[57].
Nuestra analogía no establece un parecido entre el relojero, el constructor, el
comandante y el ser supremo. Estos elementos son heterogéneos. Antes bien, se
establece una semejanza entre las relaciones entre ellos y sus productos.
En nota al pie,
Kant introduce otro caso. Esta vez, emplea un procedimiento analógico para
legitimar una inferencia por analogía. El ejemplo es el de una analogía de
relaciones dadas en el mundo sensible: las relaciones jurídicas en el ámbito de
las acciones humanas y las relaciones mecánicas de las fuerzas motrices. Kant
señala que este ejemplo exhibe los rasgos del procedimiento por analogía que
hemos mencionado: las relaciones son semejantes, las cosas involucradas, no. Para
nuestro filósofo este mismo procedimiento nos habilita a dar un concepto de la
relación entre cosas que no son conocidas para mí. Así como podemos establecer
una analogía entre el ámbito jurídico y el ámbito de la naturaleza, dos ámbitos
diferentes entre sí, del mismo modo podemos formular analogías que incluyen a Dios.
Los elementos de la analogía son éstos: en la primera relación, el fomento de
la felicidad de los hijos y el amor de los padres; en la segunda relación, la
prosperidad del género humano y algo que no conocemos en Dios y que llamamos
“amor”. Como el procedimiento de la analogía, según la definición que
recuperamos, no establece semejanza entre los elementos, este procedimiento no
proyecta en el Dios una inclinación humana. La analogía sólo dice que la relación
de ese Dios con la prosperidad del mundo es parecida a la relación de los
padres con la felicidad de los hijos.[58]
Otra línea de
argumentación se desarrolla en la Crítica de la facultad de juzgar. En
este texto, se recupera la noción de la analogía en su “acepción
cualitativa”.[59]
Kant explica los argumentos por analogía en el contexto de la justificación de
su tesis de que no contamos con argumentos demostrativos teóricos[60] satisfactorios para
demostrar la existencia de Dios, entendido como un ser originario que es autor
moral del mundo.[61]
El filósofo reconoce cuatro tipos de argumentos demostrativos teóricos, todos
insuficientes para probar la existencia de Dios, y la inferencia por analogía
es uno de ellos. En este sentido, la explicación de las inferencias por
analogía tiene un propósito negativo: Kant explica el procedimiento para
mostrar que no es útil para justificar la existencia de Dios. En otras
palabras, lo presenta para exhibir su insuficiencia.
En el cuerpo
del §90, la inferencia por analogía se presenta como una posibilidad de pensar
una cosa a partir de otra distinta. En una nota al pie en este mismo pasaje, la
analogía se define como una “identidad de la relación” entre causas y
consecuencias. Examinaremos el texto con el fin de dilucidar nuestro concepto.
En el cuerpo del texto se señala que dadas dos cosas diferentes, podemos pensar
una según una analogía con la otra. Pero no podemos hacer una inferencia
de una a partir de la otra en cuanto a lo que tienen de diferente. En este
punto, Kant vuelve a usar uno de los ejemplos que encontramos en Prolegómenos.
Podemos establecer una analogía entre la legalidad que organiza una
comunidad en una república y la legalidad de la interacción de los
cuerpos, pero no podemos transferir las determinaciones específicas de esta
interacción a los miembros de aquella comunidad. De la misma manera[62],
para Kant, podemos pensar una analogía entre la causalidad de un ser originario
respecto del mundo y la causalidad de un entendimiento respecto de los
productos del arte.[63] No obstante, conviene
advertir que Kant señala una restricción significativa. La semejanza que
establecemos está dada por las relaciones que identificamos entre el artista y
su obra, por un lado, y Dios y el mundo, por el otro. La analogía indica una
similitud entre ambas relaciones. Pero los elementos relacionados en cada caso
son heterogéneos. La analogía no nos autoriza a postular un entendimiento en la
causa del mundo o a concluir en él el tipo de causalidad que identificamos en la
producción humana.
En la nota al
pie de este mismo pasaje, Kant establece una nueva relación entre analogías.
Por un lado, podemos establecer una analogía entre el arte de los hombres y las
producciones de los animales.[64] En ambos casos, nos
hallamos ante producciones basadas en representaciones[65] y esto nos permite
asumir, a partir de los productos que podemos observar, una comunidad de género
entre los hombres y los animales como fundamento. Pero tal comunidad no
habilita la afirmación de la razón como fundamento del obrar (instintivo) de
los animales. La comunidad del género que afirma la analogía no legitima la
atribución de la diferencia específica de la especie humana a los animales.
Kant introduce este ejemplo para, una vez más, exhibir las limitaciones que
tiene la analogía de la creación artística y el mundo. A partir de esta
analogía no podemos inferir las propiedades de aquello que señalamos en la
analogía en el lugar del fundamento del mundo. Las posibilidades de predicación
que habilita esta analogía son más restringidas que las de la analogía entre
los hombres y los animales, ya que no tenemos siquiera el concepto de un género
que incluya a Dios y a los seres humanos. La causalidad de éstos está
condicionada por su sensibilidad y este rasgo no puede transferirse a la relación
de Dios con el mundo.[66]
Recapitulación
Hemos examinado
algunas explicaciones del concepto de analogía que se encuentran en el corpus
kantiano. Podemos considerar que Kant conocía al menos dos nociones
definidas y una noción de sentido común de la analogía. Esta última, que hemos
mencionado solamente, considera que una analogía es una semejanza imperfecta.
Las dos nociones definidas son las de los ámbitos de la lógica y la matemática.
La analogía lógica se define en términos cercanos a los de la inducción, e
implica un tipo de inferencia que proporciona conclusiones no apodícticas. Kant
acepta, con reparos, este tipo de procedimientos en las ciencias pero no en la
filosofía.
La analogía
matemática se define como la identidad de dos relaciones que se determinan a
partir del cociente de sus números. Esta identidad permite construir el
elemento faltante en alguna de las relaciones involucradas. Este tipo de
analogía es el modelo para los principios del entendimiento que involucran las
categorías de relación, por un lado, y, por otro lado, para explicar un camino
indirecto para que dispongamos de un concepto de lo que no podemos conocer pero
necesitamos suponer en el uso práctico de nuestra razón. Las analogías de la
experiencia se presentan como igualdades[67] entre relaciones
cualitativas en las que el cuarto elemento no puede ser dado a priori. En estas
analogías, sin embargo, sí es dada la regla para buscarlo en la experiencia. En
cuanto al uso de las analogías en la investigación del concepto de Dios, en Prolegómenos
a toda metafísica futura que haya de poder presentarse como ciencia las
analogías se presentan como la semejanza[68] cualitativa entre
relaciones que contienen elementos heterogéneos. En la Crítica de la
facultad de juzgar, en el marco de un examen de las restricciones que tiene
el procedimiento por analogía para la investigación del concepto de Dios, la
analogía se presenta como una identidad[69] entre relaciones[70]. En ambos textos, más
allá de sus diferencias, la analogía no puede dirigirse sino a una manera de
pensar la relación del mundo con algo más. Y esto que se relaciona con el mundo
no puede ser conocido y no resulta determinado por, ni determinable a partir
del procedimiento analógico.
En el comienzo
de este artículo hemos hecho referencia a la tenacidad con la que Kant enfrentó
los intentos de proyectar el método de la matemática en la investigación
filosófica. El uso de analogías da cuenta de que su conciencia de buscar un
método adecuado a la ciencia no impide aprovechar las ventajas de los
procedimientos disponibles. En este caso, Kant retoma un procedimiento matemático,
lo reinterpreta, lo ajusta una y otra vez a la peculiar naturaleza del objeto
de su investigación.
Referencias
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(1772), Auszug aus den Anfangsgründe aller mathematischen Wissenschaften,
Halle.
· IKBFU, este artículo fue elaborado
gracias al soporte y en el marco del Proyecto Russian Academic Excellence
Project at the Immanuel Kant Baltic Federal University. E-mail de contacto: luciana.mtnz@gmail.com
[1] Citamos los textos de Kant de acuerdo con las convenciones de la Kant Gesellschaft, que están explicadas en la revista Kant Studien.
[2] Puede encontrarse un comentario acerca
de este concurso y de la contribución de Kant en Martínez, 2018.
[3] Versuch, AA 2: 167ss.
[4] Untersuchung, §§1-4, AA 2: 276ss.
[5] KrV, A712, B740ss.
[6] Este modo de organizar las acepciones del término difiere del desarrollado por Christian Suhm en el Kant Lexicon. Suhm, en efecto, distingue apenas entre dos acepciones, que son : i) las analogías como inferencias empíricas, ii) las analogías de la experiencia. Cf. Willaschek, M., Stolzenberg, J., Mohr, G., & Bacin, S.2015,p. 58.
[7] Aus, §400, en AA 16: 752.
[8] Schlüsse, atendemos a la traducción de María Jesús Vázquez Lobeiras
(Kant, I. 2001).
[9] JL, AA 9: 131.
[10] En una reflexión de fines de los años ‘70 o
comienzos de los ‘80, ya está registrada la diferencia entre la facultad de
juzgar determinante y la facultad de juzgar reflexionante en los mismos
términos que en la edición de Jäsche. Además, en este testimonio, la analogía
se encuentra vinculada con la facultad de juzgar reflexionante. Cf. R 3287, AA
16:759.
[11] JL, AA 9: 132.
[12] JL, AA 9: 133.
[13] En una anotación de esta década Kant afirma
que la inducción y la analogía no son inferencias de la razón, sino
presunciones, inferencias de la facultad de juzgar o inferencias empíricas. Cf
R3276, AA 16:755.
[14] V-Log/ Blom, AA 24:287.
[15] V-Log/Hech, 476, V-Log/Warsch, 648.
[16] V-Log/Hech, 477. Este ejemplo se encuentra
mencionado asimismo en una reflexión de la década previa. Cf. R3280, AA 16:756.
[17] V-Log/Hech, 478.
[18] V-Log/Warsch, 648s.
[19] De manera semejante se describen las
analogías en el prefacio de la KpV. Allí, en efecto, se presentan como
inferencias que no tienen su origen en la razón. La referencia es marginal
respecto de la argumentación y podría requerir atención especial, en la medida
en que Kant señala que las analogías involucran juicios de carácter universal y
que reclaman una universalidad y necesidad objetiva al menos presunta. Cf. KpV,
AA 5:12.
[20] V-Log/Bus, AA 24:679.
[21] En los apuntes de 1792 también se
menciona, sin desarrollo, un ejemplo de planetas. Cf. V-Log/Dohna, AA 24: 777
[22] V-Log/Bus, AA 24:680.
[23] V-Log/Dohna, AA24:772.
[24] Kant hace referencia a Muthmaßungen,
Caimi traduce: “conjeturas”.
[25] Proleg,
AA 4: 369. En este texto, seguimos la traducción de Mario Caimi (Kant, I. 1999).
[26] KrV, B821. Seguimos la traducción de Caimi
(Kant, I. 2007).
[27] KrV, B818.
[28] KrV, B818, trad. 809. El problema de las
demostraciones de las hipótesis científicas puede también ser parafraseado en
los términos de las discusiones en el marco del modelo hipotético-deductivo, en
la primera parte del siglo pasado. Si nos atenemos al texto de Kant, conviene
observar que la formulación de la inferencia parece corresponder, más
precisamente, a un procedimiento inductivo. Como ya hemos señalado antes, sin
embargo, para este filósofo la diferencia entre ambos es sutil.
[29] Cf. V-Log/Phil, AA 24: 478. Allí se
hace evidente que ya a comienzos de la década de 1770 Kant tenía presente la
utilidad de la noción matemática en la investigación metafísica,
particularmente en la investigación de las propiedades de Dios.
[30] Heath, T. 1963, p. 54.
[31] Takeda desarrolla una génesis alternativa a
la que proponemos aquí. El autor examina los orígenes aristotélicos y tomistas
de la argumentación por analogía. Cf. Takeda, S. 1969, p. 178s.
[32] La representación de cada relación como un
par ordenado es un añadido arbitrario de este trabajo que tiene como único
propósito simplificar la notación del ejemplo. Wolff menciona otras formas de
representación del concepto de proporción, que son la notación elegida por él
mismo en sus obras y la notación de Leibniz.
[33] Wolff, C. 1716, pp. 1105-1106.
[34] Wolff, C. 1710, p.64.
[35] Wolff, C. 1710, p.65.
[36] Wolff, C. 1772, pp.35-36.
[37] V-Mat/ Herd, AA 29:62-3.
[38] KrV, A179, B222.
[39] KrV, A179, B222.
[40] KrV, A179, B222.
[41] KrV, A215, B262.
[42] KrV, A182, B224.
[43] KrV, A189, B232.
[44] KrV, A211 B256.
[45] Seguimos a Pringe, H. 2014, p.32.
[46] Específicamente, como señala L. Pelegrín,
la filosofía crítica enseña que Dios no es un objeto posible de la intuición
sensible humana y su conocimiento está vedado para los hombres (2016, p. 46).
Sin embargo, podemos separar la cuestión de la realidad objetiva del concepto,
es decir: la cuestión de si hay algún objeto que le corresponda, de la cuestión
de la determinación misma del mero concepto. En otras palabras: podemos
preguntarnos si es posible fijar el concepto y examinar sus predicados (2016, p.
48).
[47] Hay un aspecto de esta parte de la doctrina de las
analogías que no desarrollamos en este capítulo. Por medio de la analogía,
podemos realizar una exhibición indirecta de los conceptos de la razón. Kant
denomina este procedimiento “hipotiposis simbólica” (KU §59, AA 5:352). La
noción de simbolismo involucra dificultades específicas que conviene explicar
en otro lugar.
[48] El concepto también se utiliza en la KrV, la
KpV y los Progresos. Pero el tratamiento más detallado se encuentra, a
mi juicio, en los textos que se analizan aquí.
[49] Proleg, AA
4: 352.
[50] En este sentido, Takeda señala que la lógica
de la analogía se instala en el suelo de un ser humano finito y apunta hacia lo
trascendente, suprasensible. Cf. Takeda 1969, p. 134.
[51] Proleg, AA 4: 355.
[52] Proleg, AA 4: 357.
[53] Seguimos la traducción del profesor Mario
Caimi. El verbo en alemán es “ansehen”.
[54] Proleg, AA
4: 357.
[55] Pienso que esta acepción no se identifica con
la lógica, que también involucra una comparación de dos cosas. En la lógica, se
pretende destacar los rasgos comunes entre ambas, con el fin de autorizar la
afirmación de que comparten otras propiedades. En este caso, en cambio, al
decir que dos cosas son análogas se pone el énfasis en que no son
iguales. En los apuntes sobre antropología de Pillau encontramos otra referencia
a esta acepción del término, en el contexto de la comparación entre la
matemática y la filosofía. Cf. V-Ant/Pill, AA 25: 781. Además, creo que esta
noción es la que se encuentra en la sección de la Crítica de la razón
práctica que se titula “Dilucidación crítica de la analítica”, en la que
Kant establece una suerte de semejanza entre los momentos de la KrV y los de la
KpV. Esta semejanza es imperfecta porque el orden en el que se presentan esos
momentos en los dos textos es inverso. Cf. KpV, AA 5: 90s. Brandt la define
como una “analogía formal”. Brandt, R 2002, p.159. Pringe desarrolla una
clasificación de las analogías parecida a la que organiza nuestra exposición.
Para él, Kant separa las analogías incompletas (imperfectas) de las completas.
Entre estas últimas, distingue las matemáticas de las filosóficas. Entre las
analogías filosóficas, a su vez, diferencia las analogías en las que el cuarto
término es un objeto de la experiencia posible (analogías de la experiencia) de
las analogías cuyo cuarto miembro está más allá de la experiencia posible
(procedimiento simbólico). Cf. Pringe 2014, 30ss.
[56] erkenne. En este texto se encuentra alguna mención de un posible “conocimiento
por analogía”. Esta noción, además, se recupera y se explica en el texto Los
progresos de la metafísica, AA 20:279. Pringe sostiene que, en sentido
estricto, el conocimiento debe estar referido a objetos dados en la
experiencia. En este sentido estricto, las inferencias por analogía que se
estudian en este apartado no son tales. Cf. Pringe 2014, p. 32.
Caimi, por su parte, sostiene que a través de las analogías podemos atribuir
predicados a entidades suprasensibles y tener conocimiento analógico de ellas.
Cf. Caimi, M. 1989, p. 82.
[57] Proleg, AA 4: 357.
[58] Proleg, AA 4: 357.
[59] KU, AA5 : 464 n.
[60] Kant también establece una analogía en el
uso de las categorías por parte de la razón en su uso práctico en el cierre de
la primera sección de la Analítica de la KpV. Gracias a una analogía
establecemos las relaciones de las que se sirve la razón pura respecto de lo
sensible, con el ámbito de lo suprasensible y admitimos este tipo de seres, sin
pretensiones de tener conocimiento de ellos y desde un punto de vista
estrictamente práctico. Acerca del significado de esta restricción y las dificultades
que ha involucrado en la recepción actual de la filosofía de Kant, véase:
Ameriks, K. 2002, p.112. Cf. KpV, AA 5: 57.
[61] KU, AA 5: 463.
[62] Al igual que en Prolegómenos, en la KU
introduce la analogía de la causalidad de Dios y la causalidad del artesano por
medio de la analogía entre las leyes de la mecánica y el derecho. Parece en
este punto que Kant establece una suerte de analogía, que no explica ni
fundamenta, entre las dos analogías.
[63] KU, AA 5:464.
[64] Este tipo de analogía entre el “arte” de los
animales y el de los hombres ya había sido bosquejado antes, en el marco de la
deducción del principio a priori de los juicios de gusto. Allí, Kant señala que
los productos de los animales no son, en sentido estricto, artísticos, sino
naturales, puesto que no involucran reflexión racional. Esos productos son un
efecto del instinto animal y sólo pueden ser considerados producto del arte si
se adscriben a un Creador. Cf. KU, AA 5: 303. Lakebrink considera que podemos
diferenciar tres tipos de analogías en la filosofía transcendental de Kant. Las
denomina: (i) a priori (las analogías de la experiencia), (ii) prácticas (las
analogías que involucran entidades suprasensibles), (iii) orgánico regulativa.
Esta última se identifica con el ejemplo que estamos analizando.Cf. Lakebrink,
B. 1960, pp. 244-257.
[65] Acerca de los animales y su capacidad de
tener representaciones, cf. V-Ant/Mensch, AA 25: 1033.
[66] KU, AA 5: 464.
[67] Gleichheit, KrV, A179, B222.
[68] Ähnlichkeit, Proleg, AA 4: 357.
[69] Identität, KU, AA 5: 464.
[70] En una serie de apuntes de metafísica de
comienzos de la década de 1790, se afirma que no es adecuado definir las
analogías que incluyen un concepto de Dios como identidades, en virtud de la
radical heterogeneidad de este concepto. En este caso, se sugiere considerar
que hay un equilibrio (Gleichgewicht) entre dos relaciones. Cf.
V-Met/K2, AA 28: 799