El antiintelectualismo kantiano con respecto a la
experiencia
Roberto Horácio de Sá Pereira·
Universidade
Federal do Rio de Janeiro, Brasil
Resumen
Este artículo pretende ofrecer una visión
alternativa tanto de la lectura conceptualista tradicional de Kant como de la
nueva lectura no conceptualista. En contra de las lecturas conceptualistas
tradicionales sostengo que confunden las condiciones para la representación
sensible de los objetos (tesis de la intencionalidad) con las condiciones para
el reconocimiento (Erkenntnis) de que representamos objetos mediante
intuiciones sensibles (tesis del reconocimiento). En contra de las lecturas
no conceptualistas sostengo que no distinguen el no conceptualismo -propio de
la filosofía contemporánea de la mente- de las tesis antiintelectualistas de
Kant. Tales lecturas fracasan porque se equivocan al atribuir un contenido
representacional a las intuiciones sensibles de Kant. Las intuiciones
sensibles, según Kant, no presentan el mundo según ciertas condiciones de satisfacción
que podrían o no ser satisfechas por el mundo. Por lo tanto, no son ni
verídicas ni non verídicas. Se
limitan a presentar el mundo de una manera directa, independiente de los
conceptos, lo que llamaré aquí la presentación de re de los objetos. En mi lectura, la oposición entre intuiciones
y conceptos es la oposición entre la presentación de re de um objeto y el reconocimento proposicional de dicto de que representamos algo como um objeto.
Palabras
clave
conceptualismo; no
conceptualismo; antiintelectualismo.
Abstract
This article intends to offer an alternative view of
both Kant's traditional conceptualist and of the new conceptualist readings.
Against traditional conceptualist readings I maintain that they mistake the
conditions for the sensible representation of objects with the conditions for
the recognition (Erkenntnis) that we do represent objects through sensible intuitions.
By constrast, the new nonconceptualist readings fail because they attribute
contents to Kant's sensible intuitions.
Keywords
conceptualism; nonconceptualism; anti-intellectualism.
1 Prolegomena
Al principio del
reciente debate contemporáneo sobre el contenido no conceptual de la percepción
de los sentidos, a menudo se consideraba que Kant defendía el lado de los conceptualistas.
Mientras que los no conceptualistas ven el supuesto “modelo kantiano de la
experiencia” como el mayor desafío para cualquiera que afirme que la percepción
de los sentidos posee un contenido no conceptual (Gunther, 2003: 23), los
conceptualistas como McDowell atacan el no conceptualismo, refiriéndose a la
supuesta “visión kantiana” de que las capacidades conceptuales son
supuestamente necesarias “para hacer inteligible que la experiencia no es
ciega” (1994: 60). Sin embargo, ambos lados de la controversia parecen estar de
acuerdo en que Kant fue el fundador de lo conceptualismo. Al principio de la
controversia, el pasaje fundamental fue el famoso adagio de Kant de que, sin
pensamientos o conceptos, las intuiciones sensibles son ciegas (A51/B75). Como
dice Gunther de forma emblemática:
En su lema: ‘los pensamientos sin intuiciones son
vacíos, las intuiciones sin conceptos son ciegas’, Kant resume la doctrina del
conceptualismo. [...] Según el conceptualismo, ningún contenido intencional,
por portentoso o mundano que sea, es un contenido si no está estructurado por
conceptos que el portador posee. (Gunther, 2003: 1, mi traduction)
Sin embargo,
desde la aparición de una serie de perspicaces artículos y libros de Hanna
(2005; 2006; 2008) y Allais (2009; 2010; 2012), ha comenzado una nueva
tendencia en la interpretation de Kant. Hanna (2005; 2006; 2008), Allais (2009;
2010; 2012), McLear (2011) y Tolley (2012) han reunido una abrumadora evidencia
textual y han logrado construir un caso sólido, si no a favor del no
conceptualismo, ciertamente a favor de una lectura anti-intelectualista
abotargada de la Primera Crítica. Sin
embargo, la corriente principal de los especialistas (Allison, 2004; 2015;
Longuenesse, 1998) nunca ha tomado en serio esta nueva tendencia. Algunas
excepciones dignas de mención son Gomes (2014) y Griffith (2012).
Lo que pretendo
aquí es abrir un nuevo frente de batalla en este reciente debate. Aunque estoy
del lado de los lectores antiintelectualistas de Kant, estoy lejos de estar
convencido de que la distinción kantiana entre intuición sensible y conceptos
corresponde a “la distinción contemporánea entre cogniciones no conceptuales y
su contenido, y cogniciones conceptuales y su contenido, es esencialmente la
misma que la distinción de Kant entre intuiciones y conceptos” (Hanna, 2006:
85). Tengo al menos dos razones para ello. En primer lugar, los lectores no
conceptualistas, como Hanna y Allais, están haciendo coincidir afirmaciones
antiintelectualistas conectadas pero diferentes. En segundo lugar, y más
importante, Kant nunca ha tomado la intuición sensible como una representación
con un contenido representacional propio que pueda ser verídico o non verídico
(independientemente de los juicios) de manera similar a como el contenido de las
actitudes proposicionales es verdadero o falso.
Este artículo
pretende ofrecer una visión alternativa tanto a la lectura conceptualista
tradicional de Kant como a la nueva lectura no conceptualista. En contra de las
lecturas conceptualistas tradicionales sostengo que confunden las condiciones
para la representación sensible de los objetos (tesis de la intencionalidad)
con las condiciones para el reconocimiento (Erkenntnis)
de que representamos los objetos mediante
intuiciones sensibles (tesis del reconocimiento). En contra de las lecturas
no conceptualistas sostengo que no distinguen el no conceptualismo - propio de
la filosofía contemporánea de la mente - de las tesis antiintelectualistas de
Kant. Las intuiciones sensibles, según Kant, no presentan el mundo según
ciertas condiciones de satisfacción que podrían o no ser satisfechas por el
mundo. Se limitan a presentar el mundo de una manera directa, independiente de
los conceptos, lo que llamaré aquí la presentación de re de los objetos. En mi lectura, la oposición entre intuiciones
y conceptos es la oposición entre la intuition objetiva de re de um objto y la reconocimento proposicional de dicto de que representamos algo como um objeto.
Este artículo
está diseñado en las siguientes secciones. La segunda (a contar después de esta
introducción) es una breve sección dedicada a describir el estado actual del
debate (el estado del arte). Allí presento los pasajes de Kant que plantean el
debate entre las lecturas conceptualistas y no conceptualistas. En esta sección
también presento el principal malentendido de las lecturas intelectualistas, a
saber, confundir las condiciones para reconocer que nos representamos algo como un objeto en la intuición sensible
(tesis del reconocimiento) con las supuestas condiciones para la representación de objetos en la
intuición (tesis de la intencionalidad)
La tercera
sección está dedicada a distinguir las distintas afirmaciones
antiintelectualistas que se reúnen sin más bajo el amplio paraguas del “no
conceptualismo”. En esta sección, comienzo mi crítica a la lectura no
conceptualista de Kant. En la cuarta sección prosigo con mi crítica a las
lecturas no conceptualistas y comienzo a esbozar mi lectura alternativa de la
intuición como una relación libre de contenido, aunque independiente del
concepto. En la quinta y última sección desarrollo en detalle y defiendo mi
lectura alternativa de las intuiciones sensibles en Kant.
2 El estado actual del Arte
La manzana de la
discordia en el debate actual sobre el contenido no conceptual de la percepción
de los sentidos ya no es el adagio kantiano de A51/B75, sino el núcleo de la
Deducción en el que Kant describe por qué tal Deducción es inevitable:
En efecto, los objetos pueden aparecérsenos sin que tengan que estar necesariamente
relacionados con funciones del entendimiento. (A89/B122. Énfasis añadido)
Después de todo,
las apariencias podrían estar constituidas de tal manera que el entendimiento
no las encontraría de acuerdo con las condiciones de su unidad.... [y] en la
sucesión de las apariencias no se ofrecería nada que proporcionara una regla de
síntesis y correspondiera así al concepto de causa y efecto, de modo que este
concepto sería totalmente vacío, nugatorio y sin significado. No obstante, las
apariencias ofrecerían objetos a nuestra intuición, pues la intuición no requiere en absoluto la función del pensamiento.
(A90-1/B122-3. Énfasis añadido.)
Según la lectura
conceptualista, Kant está sugiriendo una mera posibilidad epistémica que será
eliminada más tarde como una posibilidad metafísica irreal (Gomes, 2014: 6;
Griffith, 2012: 195; Grüne, 2011). En la misma línea, siguiendo a Henrich
(1982), Allison (2004: 160) sugiere que Kant está aquí evocando un “espectro” a
exorcizar al final de la Deducción. Reitera la misma lectura en su libro reciente:
Me refiero a esta posibilidad como un espectro
porque su realización daría lugar a un caos cognitivo, y sostengo que la
Deducción Trascendental puede considerarse como el intento de Kant de
exorcizarlo. Aunque
este espectro puede recordar al famoso espectro cartesiano, es
significativamente diferente de él. Mientras que este último está en el fondo
de la preocupación por la falta de correspondencia entre nuestra experiencia y
una realidad independiente de la mente, el espectro kantiano se refiere al
ajuste entre dos especies de representación en el espectro kantiano el problema
es que nada sería reconocible y nuestra experiencia no sería más que lo que
William James se refirió célebremente como "una gran confusión retumbante
y bulliciosa". (Allison, 2015: 54, Énfasis añadido. Mi traducción).
En cambio, los
antiintelectualistas han tomado A90-1/B122-3 como una de las mejores pruebas
textuales del no conceptualismo (antiintelectualismo) kantiano. Asumimos que
Kant estaba aludiendo a un hecho metafísico real o, como yo prefiero decir, a
un hecho empírico de la cognición humana y animal, en lugar de una mera
posibilidad epistémica que debe descartarse al final de la Deducción B. Hanna,
por ejemplo, lee el pasaje (correctamente, según mi juicio) como la afirmación
kantiana de lo que Hanna llama Prioridad al Pensamiento:
Prioridad al pensamiento. Kant dice que "la representación que puede
darse antes de todo pensamiento se llama intuición" (B132), y todos los
pensamientos involucran esencialmente conceptos, por lo que las intuiciones
pueden darse antes de todos los conceptos. Además, está claro que esta
prioridad de la intuición sobre el pensamiento es tanto cognitiva como
semántica. Así, un acto de intuición puede ocurrir sin ningún acto
correspondiente de conceptualización, y también una intuición puede ser
objetivamente válida independientemente de cualquier concepto". (Hanna,
2006: 102, mi traduction)
Comentando el
mismo pasaje, Allais añade:
Una evidencia textual prima facie contra la
afirmación mcdowelliana de que la intuición no hace una contribución ni
siquiera nocionalmente separable a la cognición es proporcionada por los
pasajes A89/B122) en los que Kant simplemente afirma que la intuición hace una
contribución representacional independiente. (Allais, 2009: 387, mi traduction)
Entonces, ¿cómo
resolver la disputa? Mirando de cerca lo que dice Kant en la controvertida nota
a pie de página del § 26:
El espacio, representado como objeto (como se requiere realmente en la geometría), contiene
algo más que la mera forma de la intuición, a saber, la comprensión del
múltiple dada de acuerdo con la forma de la sensibilidad en una representación
intuitiva, de modo que la forma de la intuición sólo da el múltiple, pero la
intuición formal da la unidad de la representación. En la Estética atribuí esta
unidad meramente a la sensibilidad, sólo para hacer notar que precede a todos
los conceptos, aunque ciertamente presupone una síntesis, que no pertenece a
los sentidos, pero a través de la cual se hacen posibles primero todos los
conceptos de espacio y tiempo. Pues puesto que a través de él (como el
entendimiento determina la sensibilidad) el espacio o el tiempo se dan primero
como intuiciones, la unidad de esta intuición a priori pertenece al espacio y
al tiempo, y no al concepto del entendimiento (§ 24). (B160n. Énfasis original)
Kant no está
diciendo aquí que las categorías sean
condiciones para lo que aparece o condiciones para representar lo que aparece
(llamemos a esto la tesis de la intencionalidad). Lo que dice es que las
categorías son condiciones para reconocer (erkennen)
lo que aparece como objeto (en el
caso que nos ocupa, para representar el propio espacio como objeto). En otras palabras, las categorías son condiciones
para reconocer (erkennen) lo que aparece
en el espacio y el espacio mismo como
cosas independientes de la mente. La moraleja que hay que extraer es así de
simple: Los lectores conceptualistas están confundiendo las condiciones de la
intencionalidad con las de lo reconocimento da objetividad.
Sin embargo, la
mejor evidencia que demuestra que Kant quiso decir sus declaraciones en
A89/B122 y A90-1/B122-3 como sugiriendo una posibilidad metafísica real es su
Estética Trascendental. ¿Cómo podría Kant afirmar allí que el espacio y el
tiempo no son conceptos discursivos, sino intuiciones puras, si no creyera
realmente que los objetos (e el spacio) pueden aparecer sin tener que estar
necesariamente relacionados con funciones del entendimiento?
Los lectores
conceptualistas suelen apelar a la nota a pie de página de B161, donde Kant
parece argumentar que la unidad del espacio (lo que allí llama „intuición
formal“ depende de las categorías). Pero ¿cuál es el precio a pagar si no
distinguimos la „intuición pura“ de la Estética de la „intuición formal“ de la
Deducción B? Longuenesse (1998) es el único lector
conceptualista/intelectualista coherente a este respecto. Ella ve claramente
que si admitimos la imposibilidad de intuiciones puras sin categorías, debemos
reescribir la Estética Trascendental (1998: 216). La cuestión es por qué Kant
no hizo él mismo esta relectura en la edición B.
3 Las lecturas no conceptualistas de Kant
Según su
definición estándar, el conceptualismo es la afirmación de que los estados
mentales sólo poseen un contenido representacional cuando el sujeto de los
mismos posee los conceptos requeridos para especificar canónicamente el
contenido putativo que el estado mental está representando (Bermúdez, 1998).
Por el contrario, según su definición estándar, el no conceptualismo es la
afirmación opuesta de que el estado mental de una criatura puede tener
contenido incluso cuando carece de los conceptos necesarios para especificar lo
que está representando.
Una distinción
importante en el debate contemporáneo que es relevante para mi discusión de Kant
es la distinción entre el no conceptualismo de "estado" y de
"contenido" (Heck, 2000). Según el no conceptualismo de contenido, el
contenido de los contenidos conceptuales está compuesto por conceptos, mientras
que el contenido no conceptual es fundamentalmente diferente en el sentido
negativo de no estar estructurado conceptualmente. Por lo tanto, no se puede
representar el mismo contenido conceptualmente y no conceptualmente. En cambio,
según el llamado no conceptualismo de estados, se puede representar el mismo
contenido conceptualmente y no conceptualmente porque lo que importa no es el
contenido sino cómo se representa el contenido por ambos estados. Un estado es
no conceptual cuando el sujeto en ese estado no necesita poseer los conceptos
necesarios para especificar lo que el estado representa.
Esta oposición
entre el no conceptualismo de estado y el de contenido puede remontarse a las
diferentes visiones principales del contenido representacional de la
experiencia. Los inconceptualistas de contenido son neofregeanos: Bermúdez,
Peacocke, Burge, etc. Los no conceptualistas de estado, en cambio, son neo
russellianos: Tye, Dretske, etc. Sin embargo, como reconoce el propio Heck, la
principal motivación para introducir la propia noción de contenido no conceptual
fue diferenciar los estados perceptivos de los estados cognitivos (Heck, 2000:
2). En la misma línea, Crane se queja: "el propósito de introducir la
noción de contenido no conceptual es identificar tal forma de representación,
que es de alguna manera más primitiva, más básica que la creencia" (Crane,
2009: 466). Asumir que el contenido representacional de la intuición sensible
es no-conceptual es sólo asumir que el sujeto está en un estado mental
(intuición sensible), y no le proporciona los conceptos necesarios para
especificar canónicamente lo que esa intuición representa.
En una extensa
serie de artículos y libros en 2005, 2006 y 2008, Hanna, el ingenioso pionero
de la lectura anticonceptualista de Kant, reúne una gran cantidad de pruebas textuales,
si no en apoyo de la lectura anticonceptualista de Kant, ciertamente en apoyo
de una lectura anticonceptualista. Allais (2009; 2010; 2012) presenta un caso
muy convincente a favor de la lectura anticonceptual de la visión kantiana
sobre el espacio (2009). Inspirado por Burge (2010), McLear (2011) también ha
proporcionado un sólido argumento a favor de la afirmación de Kant sobre la
independencia de la percepción de los conceptos por parte de los animales. Hay
abundante evidencia textual que apoya la lectura de McLear. Tolley (2012)
ofrece una interesante lectura de la intuición sensible kantiana como un
sentido (Sinn) fregeano Sinn o modo de presentación de los objetos (Art des Gegebenseins).
Sin embargo, la
pregunta es si esas enormes cantidades de evidencia textual realmente apoyan la
lectura no conceptualista de la intuición sensible kantiana. Para empezar, veo
con reserva la apelación común a la independencia de la intuición sensible de
los juicios y pensamientos como apoyo a la lectura no conceptualista, lo que
Hanna llama la afirmación de la prioridad del pensamiento (2006: 102).
Ciertamente, Kant ha afirmado que las intuiciones sensibles son independientes
de los juicios (A90-1/B122-3). Además, define los conceptos como predicados de
juicios posibles. Aun así, el conceptualismo no es lo que yo llamo aquí
“Predicativismo”, a falta de un nombre mejor. El predicativismo es una
afirmación que se remonta a Reid (2002), y según ella, ver o percibir a como F
es lo mismo que juzgar o pensar que a es F. Sin duda, el antipredicativismo es
una forma de antiintelectualismo. Sin embargo, el conceptualismo no implica el
predicativismo. MacDowell (1994) es el mejor contraejemplo que conozco. Es sin
duda el más notorio defensor del conceptualismo en la actualidad, y rechaza el
Predicativismo. Según McDowell, la percepción conceptual de un ser F no es el
juicio de que a es F. Por tanto, mostrar que la intuición kantiana es
antipredicativa no es todavía probar que la intuición kantiana tiene un
contenido no conceptual.
Dado esto,
parece más fácil acomodar la Prioridad al Pensamiento de Hanna como la
afirmación kantiana de que las intuiciones sensibles son antipredicativas, en
lugar de la afirmación de que las intuiciones sensibles poseen un contenido no
conceptual. Por lo tanto, al afirmar que “la representación que puede darse
antes de todo pensamiento se llama intuición” (B132), Kant está diciendo
justamente que para ver un ser F, no necesito juzgar o pensar que a es F. Pero
al menos si la lectura de McDowell y Sellars de la intuición kantiana sigue
siendo válida, no puedo ver un ser F sin conceptos y creencias.
La afirmación de
la prioridad del pensamiento motiva otro malentendido: la frecuente
identificación del no-conceptualismo con el no-proposicionalismo. De hecho,
para los neofregeanos (Burge, Peacocke, Bermúdez), esas doctrinas son una y la
misma: los contenidos no conceptuales son contenidos que no están estructurados
o compuestos por conceptos. Es el llamado no-conceptualismo de contenidos. Sin
embargo, como hemos visto más arriba, el no-conceptualismo es una noción
introducida para diferenciar los estados mentales (epistémicos de los
no-epistémicos) más que una distinción sobre los contenidos mismos. Dado que
para Kant los conceptos no son más que predicados de juicios posibles, parece
más fácil acomodar la afirmación de la Prioridad al Pensamiento como la
oposición entre el conocimiento objetual y el proposicional en lugar de la
oposición entre los contenidos no conceptuales y los conceptuales.
Además, la afirmación
de la prioridad del pensamiento motiva otro malentendido del no-conceptualismo:
la asimilación del no-conceptualismo al conocimiento russelliano por
conocimiento. Esta asimilación es insostenible por varias razones. En primer
lugar, Russell es el padre fundador de la visión relacional de la experiencia a
principios del siglo XX. Para él, el conocimiento por contato (acquaintance)
carece de contenido que pueda ser verdadero o falso. Sólo el conocimiento por
descripción tiene contenido. Por eso restringió el conocimiento por contato a los datos de los sentidos
y negó rotundamente la posibilidad de conocer los cuerpos.
Sin embargo,
aunque dejemos de lado el peculiar punto de vista de Russell, la oposición de
Russell entre el conocimiento objetual y el conocimiento proposicional no es la
misma que la oposición contemporánea entre contenidos no conceptuales y
conceptuales. Lo que está en juego para Russell no es una clasificación de
representaciones, sino la clasificación de tipos de cogniciones. Curiosamente,
cuando tenemos en cuenta que la oposición crucial de Kant se describe también
como la oposición entre Kenntnis y
Erkenntnis, parece más fácil acomodar la afirmación de la Prioridad al
Pensamiento como la oposición entre el conocimiento objetual por contato (by acquaintance) y el proposicional (knowledge of truths) en lugar de la oposición entre contenidos no
conceptuales y conceptuales.
La mejor
evidencia textual para la idea de que lo que Kant tenía en mente era la
oposición entre conocimiento objetual por
contato y proposicional (en lugar de la oposición entre contenidos no
conceptuales y conceptuales) proviene de un opúsculo del período pre-crítico de
la carrera de Kant (FSS):
Yo iría aún más lejos y diría: una cosa es
diferenciar (unterscheiden) las cosas entre sí, y otra muy distinta es
reconocer la diferencia entre ellas (den Unterschied der Dinge zu erkennen).
Esto último sólo es posible por medio de juicios y no puede ocurrir en el caso
de los animales, que no están dotados de razón. La siguiente división puede ser
de gran utilidad. Diferenciar lógicamente significa reconocer que (erkennen
dass) una cosa A no es B; es siempre un juicio negativo. Diferenciar
físicamente (physisch unterscheiden) significa ser impulsado a diferentes
acciones por diferentes representaciones. El perro diferencia el asado del pan,
y lo hace porque el modo en que le afecta el asado es diferente del modo en que
le afecta el pan (pues cosas diferentes provocan sensaciones diferentes)."
(FSS., § 6, AA, 2: 60: 104)
El contraste de
Kant puede formularse en los términos del contraste que Dretske establece entre
la visión no epistémica y la epistémica. El perro ve (kennt) las cosas, el asado y el pan, en la medida en que es capaz
de discriminarlas físicamente (visión no epistémica), pero se ve impulsado a
realizar acciones diferentes por las distintas sensaciones que le provocan. Sin
embargo, no ve (erkennen) que el
asado no es un pan o que el pan no es un asado (ver epistémico) en las llamadas
proposiciones categóricas. La capacidad de conocer cosas por contato (kennen, noscere) no implica la capacidad
de saber (erkennen, dass) que algo es
así (la verdad de las proposiciones), y viceversa. Puedo conocer París por
contato sin saber, por ejemplo, que la Revolución Francesa tuvo lugar en Paris.
Es más, puedo saber verdades sobre París sin conocerla por contato. La idea de Kant y Russell es que sin el conocimiento
por conocimiento (kennen), no sería
posible ningún conocimiento genuino del mundo externo. Por tanto, la ceguera de
las intuiciones sin conceptos bien podría entenderse como una falta de
conocimiento proposicional: conocemos una cosa sin saber ninguna verdad sobre
ella.
También tengo
reservas sobre la habitual apelación a la definición descriptivista kantiana de
los conceptos como representatio per notas comunis, en oposición a la intuición
sensible como representaciones inmediatas y singulares. Esto también motiva
otro malentendido del no conceptualismo: la asimilación del no conceptualismo a
lo que yo llamo un referencialismo mental. Sin duda, el referencialismo mental
(referencia mental directa) es otra forma de antiintelectualismo. Sin embargo,
el descriptivismo mental no es lo mismo que el conceptualismo del mismo modo
que el referencialismo mental no es lo mismo que el no conceptualismo. En
primer lugar, no todos los conceptualistas son descriptivistas, y McDowell
(1994) es, una vez más, un claro contraejemplo. Sus conceptos de tipo
demostrativo se refieren inmediatamente en el sentido relevante que determina
la referencia independientemente de la satisfacción de las características (Merkmale) contenidas en cualquier
representación de tipo descriptivo. En segundo lugar, no todos los conceptos
son generales. También poseemos conceptos singulares.
Ahora bien, si
tomamos la definición kantiana de los conceptos como representaciones de tipo
descriptivo, parece más fácil acomodar la afirmación de la prioridad del
concepto como la oposición entre la percepción
de re y la apercepción de dicto,
en lugar de la oposición entre los contenidos no conceptuales y los
conceptuales. Sin duda, las actitudes de
re son una forma más de antiintelectualismo. Sin embargo, mientras que el
no conceptualismo es una afirmación sobre una distinción clave entre estados o
representaciones mentales, las actitudes de
re son una afirmación sobre cómo se determina una referencia. Según Burge
(1977), en un estado mental de re, la
referencia es directa y no está determinada por conceptos. Sin embargo, un
estado mental de re puede ser un
pensamiento complejo compuesto por conceptos. En la misma línea, Bach afirma
que las representaciones de re son
aquellas cuya referencia está determinada relacionalmente en lugar de satisfaccionalmente
(1987: 12).
Podría resumir
mi desacuerdo con los lectores no conceptuales de Kant en los siguientes
términos. Para la nueva corriente anti-intelectualista, el no conceptualismo es
un término paraguas que abarca todo tipo de afirmaciones anti-intelectualistas
que han surgido en diferentes grados en diferentes momentos de la historia de la
filosofía occidental. Primero surgió con los empiristas británicos, como lo que
Hanna llama una "versión superdébil del no conceptualismo: un puro no
conceptualismo sensacionalista" (Hanna, 2006: 87). Luego surgió con Kant,
y después con Russell, Evans, Dretske, etc. Mi punto de vista es diferente. En
mi opinión, el no conceptualismo es una tesis contemporánea muy específica que
tuvo varios precursores antiintelectualistas; el más importante en el pasado
remoto fue sin duda el sugerido por Kant con su visión de las intuiciones
sensibles.
4 La intuición de Kant como una relation sin
contenido
Sin embargo, mi
principal preocupación es el putativo representacionalismo kantiano (punto de
vista del contenido). Hanna describe claramente a Kant como un representacionalista
(con una visión de contenido):
El hecho central de la mente es su capacidad de
representar (vorstellen), es decir, que la mente "antepone algo a sí
misma", y este algo es lo que Kant llama "contenido" Inhalt
(A6/B9), es decir, Bedeutung del estado representacional (A239-40/B298-9). (. .
. ) Más precisamente, sin embargo, para Kant la forma de una representación
consciente es lo que, a falta de un nombre mejor, llamaré su carácter
representacional. (Hanna, 2006: 95, mi traducción)
Mientras que Hanna
parece respaldar una lectura no conceptualista del contenido de Kant, Allais
respalda claramente una lectura no conceptualista del estado:
Lo que me interesa aquí es argumentar a favor de la
atribución a Kant de lo que Speaks llama contenido no conceptual
"relativo", en contraposición a lo "absoluto". La idea es
que sólo este último afirma que la percepción y la creencia tienen una
estructura intrínsecamente diferente; el primero se limita a afirmar que un
sujeto puede tener una representación perceptiva con un determinado contenido
sin poseer ella misma conceptos relevantes para describir ese contenido.
(Allais, 2009: 386, mi traducción)
Sea como fuere,
independientemente de si uno respalda el no conceptualismo de estado o de
contenido (Heck, 2000), una cosa es segura: sólo tiene sentido hablar de no
conceptualismo para aquellos que respaldan la llamada visión del contenido de
la experiencia (o representacionalismo).
El principio
central del representacionalismo (también conocido como el punto de vista del
contenido) es la afirmación de que las experiencias tienen un contenido que
puede ser verídico o falso de forma similar a como las actitudes
proposicionales tienen un contenido proposicional que puede ser verdadero o
falso. En las famosas palabras de Dretske, según el representacionalismo, todos
los hechos mentales son hechos representacionales (no sólo las llamadas
actitudes proposicionales). La mente es la interfaz representacional del
cerebro. Cómo debe entenderse este contenido es una cuestión abierta.
Por el
contrario, según el relacionalista, la percepción sólo sirve para ponernos en
contacto directo con el mundo. La percepción no posee ningún contenido propio.
La idea aquí es tomar la percepción etimológicamente como un verbo factivo: no
hay percepción (ver, oír, tocar, intuir, etc.) cuando no hay un objeto que se
vea o se toque. Esto lleva al relacionalismo a abrazar con fuerza el
disyuntivismo. Aunque las alucinaciones y las experiencias puedan ser
fenomenológicamente idénticas, las alucinaciones no son experiencias. Versiones
de este punto de vista fueron populares entre los realistas de Oxford de
principios del siglo XX, como Russell (1912), pero el trabajo reciente de
Campbell (2002), Travis (2004), Johnston (2004; 2006), Brewer (2006), Fish (2009)
y Martin (2002; 2004) ha vuelto a poner en discusión el punto de vista
relacional. Martin (2002; 2004) llama a su posición “realismo ingenuo”,
mientras que Brewer (2006) llama a la suya “visión objetual”. Yo prefiero la
etiqueta de Campbell (2002): la “visión relacional”.
Como
representacionista comprometido, no tengo nada que decir en contra del
"carácter representacional de la representación consciente", como
dice Hanna (2006: 95). También estoy totalmente de acuerdo con él y con Allais,
en que si Kant es un representacionalista y si respaldamos una lectura
epistémica del Idealismo Trascendental de Kant, también debemos ser “realistas
perceptivos directos”: no hay entidades intermediarias entre la mente y el
mundo, ni ideas cartesianas, ni impresiones sensoriales humeanas, ni datos
sensoriales de Russell, etc.
Sin embargo,
como lector kantiano, tengo mis reservas. Y éstas son la principal pretensión
de este breve trabajo. Si dejamos de lado el Idealismo Trascendental de Kant en
su versión fenomenista, los escritos kantianos ofrecen una evidencia abrumadora
de que la posición de Kant está más cerca del relacionalismo que del
representacionalismo. La primera evidencia textual es la siguiente. Como
reconoce Hanna (2006: 102), las intuiciones sensibles kantianas son
dependientes del objeto en el sentido relevante de que no hay “Vorstellung”
cuando no hay objeto. Allais (2009: 389) también apela a la misma
caracterización. En palabras del propio Kant, “nuestro modo de intuición
depende de la existencia del objeto” (B72). Hanna suele llamar a esto
“percepción verídica” en oposición a las “ilusiones no verídicas”:
Las ilusiones no verídicas son representaciones
fenoménicas sin ningún objeto existente, y pueden variar radicalmente en
contenido de un contexto a otro y de un perceptor a otro. Por el contrario, las
ilusiones verídicas -por ejemplo, el palo recto en el agua que parece estar
doblado- implican la existencia real del objeto percibido, y la forma en que
las representamos sigue siendo esencialmente la misma en todos los contextos y
percibidores. También Kant sostiene que los perceptores pueden estar en
comunidad dinámica no epistémica y no conceptual con los objetos de la ilusión
verídica (2006: 77 y ss.).
Como se menciona
en el n. 7, utilizo el término ‘percepción verídica’ de forma precisa para
referirme a la percepción sensorial que requiere la existencia real del objeto
percibido, pero no necesariamente una representación exacta del mismo. Por
ejemplo, veo de forma inexacta y, por tanto, incorrecta, pero aún así verídica,
esa rosa real como un tulipán. Por el contrario, utilizo el término ‘percepción
correcta’ de una forma igualmente precisa para referirme a la percepción
sensorial que requiere tanto la existencia real de su objeto como una
representación exacta del mismo. Por ejemplo, veo con precisión y, por tanto,
correctamente, esa rosa real como una rosa. La percepción correcta implica la
percepción verídica, pero no lo contrario (2006: 45 y ss. mi traduction).
Sin embargo, si
todas las intuiciones sensibles deben ser verídicas en el sentido de que el
objeto debe existir (Object-Dependency, CRP B72), de lo contrario no hay
representación de un estado mental, los estados mentales no verídicos no pueden
ser intuiciones sensibles o “representaciones fenoménicas”. Además, no tiene
mucho sentido hablar de “ilusión no verídica” porque en los casos no verídicos
no hay, en primer lugar, ningún contenido falso. Todo conspira a la conclusión
de que la intuición kantiana no tiene contenido.
Además, para los
relacionalistas, Kant en B72 parece tomar los verbos que expresan experiencias
como factivos: no puede haber un ver o intuir, a menos que el objeto visto
exista; no puede haber un percibir, a menos que el objeto percibido exista
(igualmente con todos los verbos de percepción y con recordar también). De
hecho, si tomamos la "Vor-stellung" de Kant etimológicamente, como ha
hecho Hanna en su libro (2006: 113), la sospecha relacionalista aumenta porque
no puede haber una Vorstellung cuando no hay nada ante la mente. Así,
etimológicamente, los estados sensoriales que no nos sitúan ante nada no son en
realidad Vorstellungen en sentido propio, sino sólo alucinaciones o
imaginaciones. Ahora bien, en estos términos, Kant no es realmente un
representacionalista, sino más bien un relacionalista y un disyuntivista.
Sin embargo, se
podría intentar sortear la sospecha relacionalista, alegando que Kant nunca fue
riguroso con sus términos técnicos. Si la intuición sensible requiere realmente
la existencia del objeto afectante (B72), nunca podría hablar de “intuiciones
en mí” (BXXXIX, nota a pie de página). Del mismo modo, si Vorstellung debe
entenderse etimológicamente, como poner algo ante la mente, Kant nunca podría
hablar de “meras representaciones (blosse Vorstellungen)” como simples estados
mentales desprovistos de cualquier referencia objetiva conocida (B275), o
definir las representaciones como el “fundamento de la determinación de mi
existencia que puede encontrarse en mí” (BXXXIX, nota a pie de página).
La segunda
evidencia textual a favor de la lectura relacionista de Kant es ineludible.
Kant, tanto en la Primera Crítica como en la Antropología, afirma enfáticamente
que la sensibilidad per se nunca se equivoca. En la Primera Crítica, Kant lo expresa así:
La verdad y la ilusión no están en el objeto, en la
medida en que se intuye, sino en el juicio sobre él en la medida en que se
piensa. Por eso se dice correctamente que los sentidos no se equivocan; pero no
porque juzguen siempre correctamente, sino porque no juzgan en absoluto. De ahí
que tanto la verdad como el error, y por lo tanto también la ilusión, que
conduce a este último, sólo se encuentran en los juicios, es decir, sólo en las
relaciones del objeto con nuestro entendimiento. (A294/B50)
Exactamente la
misma línea de razonamiento se encuentra en la Antropología:
Los sentidos no engañan. Esta proposición es el
rechazo del más importante, pero también, tras una cuidadosa consideración, el
más vacío reproche hecho a los sentidos; no porque siempre juzguen
correctamente, sino porque no juzgan en absoluto. El error es, pues, una carga
sólo para el entendimiento. Sin embargo, las apariencias sensoriales (species,
apparentia) sirven para excusar, si no exactamente para justificar, la
subestimación. Así, el ser humano confunde a menudo lo que es subjetivo en su
modo de representación con lo objetivo (la torre lejana, en la que no ve
esquinas, parece ser redonda; el mar, cuya parte lejana golpea sus ojos a
través de rayos de luz más altos, parece ser más alto que la orilla (altum mare);
la luna llena, que ve ascender cerca del horizonte a través de un aire brumoso,
parece estar más lejos, y también más grande, que cuando está en lo alto del
cielo, aunque la capta desde el mismo ángulo visual). Y así se toma la
apariencia por la experiencia; cayendo así en el error, pero es un error del
entendimiento, no de los sentidos. (Anthr., § 11, AA, 7: 146; 258)
En otras
palabras, el error sólo se produce cuando el entendimiento, bajo la inflexión
inadvertida de la facultad de la intuición sensible, confunde lo que
subjetivamente aparece a nuestros sentidos como el modo real en que son las
cosas. Por lo tanto, no hay lugar para las ilusiones en la visión de Kant sobre
la intuición. Por eso Kant llama al objeto de las intuiciones “Erscheinungen” en contraposición a las
apariencias (Schein). Por lo tanto,
no son nuestros sentidos los que nos engañan (betrügen), sino nuestra capacidad de juzgar (Urteilskraft), al tomar como real lo que aparece a los sentidos
cuando no es así.
Ahora bien, si
esto es correcto, entonces el representacionalismo nunca pasó por la mente de
Kant: las intuiciones sensibles no poseen un contenido representacional propio
que pueda ser verídico o falso, independiente del contenido del juicio. En mi
opinión, el representacionalismo es en realidad una doctrina muy reciente.
Cuando leemos a los clásicos, vemos que siempre hablan de ideas, intuiciones,
percepciones, etc., pero nunca parecen atribuir la posibilidad de error a la
sensibilidad. También para ellos la experiencia perceptiva es una relación. La
única diferencia con los relacionalistas contemporáneos es que ellos conciben
esa relación como indirecta o mediada, mientras que el relacionalista la
concibe como directa. En este sentido, los relacionalistas contemporáneos están
más cerca de la tradición que los representacionalistas. De hecho, incluso
Dretske, en su obra seminal de 1969, al distinguir la visión no epistémica de
la epistémica, no era todavía el representacionista en el que se convirtió en
1981:
l]a diferenciación visual, tal como estoy empleando
esta frase, es un tipo de capacidad preintelectual, pre-discursiva, que posee
una amplia variedad de seres [y es] una dotación que es en gran medida inmune a
los caprichos de nuestra vida intelectual". (Dretske, 1969: 29, mi
traducion)
En ese momento,
Dretske vio que el ver no epistémico era una relación no conceptual con un
objeto en lugar de una representación no conceptual. Sospecho que el
representacionalismo nació con el artículo seminal de Harman (1990). Que yo sepa,
fue el primero en afirmar claramente que la experiencia perceptiva tiene un
contenido propio en comparación con el contenido proposicional.
5 La intuición como presentación sensible de
re
Supongamos, en
aras del argumento, que las intuiciones sensibles kantianas son realmente
independientes de cualquier concepto. Yo mismo no tengo ninguna duda sobre tal
independencia. Por lo tanto, en este sentido, estoy totalmente del lado de los
lectores no conceptualistas de Kant. Sin embargo, la cuestión es que, aun así, no
puede haber estados mentales con contenido no conceptual porque, en primer
lugar, no poseen un contenido representacional propio.
Sin duda, Kant
no es un no conceptualista tal y como entendemos hoy esa etiqueta: ni la
intuición sensitiva ni la percepción poseen un contenido representacional
propio. Para Kant no existe la percepción alucinatoria. Mi punto es el
siguiente: nada cambia en el antiintelectualismo kantiano. Nada cambia
sustancialmente si Kant es un relacionalista en lugar de un representacionalista.
Si la intuición sensible kantiana no es un estado mental con un contenido no
conceptual, está ciertamente en el vecindario antiintelectualista general. Por
un lado, podemos seguir manteniendo que nuestra relación cognitiva fundamental
con el mundo, la intuición sensible (Kenntnis), es directa y totalmente
independiente de cualquier tipo de conceptos.
Dicho esto,
McDowell y Sellars siguen equivocándose cuando afirman que las intuiciones
sensibles kantianas son conceptos demostrativos. Uno no necesita el concepto de
casa (ni siquiera el concepto demostrativo ESTO) para ver (como verbo factivo)
una casa. Uno necesita conceptos para entender y conocer (cognición) lo que su
intuición sensible pone ante su mente. Además, la corriente principal de la erudición
kantiana (Longuenesse, Allison, etc.) sigue equivocada cuando afirma que sin
categorías las intuiciones carecen de objetos: la intuición sensible pone los
objetos ante nuestra mente independientemente de que entendamos lo que
representan e independientemente de que sepamos que esas cosas ante nuestra
mente son independientes de la mente. Las categorías son condiciones para
representar lo que aparece como independiente de la mente (tesis de la
objetividad), más que condiciones para representar lo que aparece (tesis
intencional).
Recordemos los
resultados de las otras secciones. En primer lugar, la afirmación kantiana de
prioridad al pensamiento se entiende mejor como la afirmación kantiana de que
las intuiciones sensibles son antipredicativas que como la afirmación de que
las intuiciones sensibles poseen un contenido no conceptual. En segundo lugar,
la misma Prioridad al Pensamiento también se entiende mejor como la oposición
entre el conocimiento objetual y el propositivo en lugar de la oposición entre
los contenidos no conceptuales y los conceptuales. Por último, la afirmación de
Prioridad al Concepto se entiende mejor como la oposición entre la percepción
de re y la apercepción de dicto en lugar de la oposición entre los contenidos
no conceptuales y los conceptuales. La pregunta que queda es: ¿cómo debemos
entender esa conciencia antipredicativa, objetual y de re?
Permítanme
comenzar revisando algunas conocidas afirmaciones kantianas. “Representación” (Vorstellung; repraesentatio) es la
palabra kantiana más importante para designar los estados mentales cuya función
es ponernos en relación con algo. Cuando la representación se considera sólo
como un estado mental (Modifikation des
Gemüts) resultante de la afección de la mente (Afektion), se llama sensación. Sin embargo, cuando la
representación se considera en su relación referencial con un objeto, se llama
cognición (A320/B376). Hay dos tipos de cognición: la intuición y la
conceptual. La conceptual (cognitio/Erkenntnis) es la representación de
objetos que toma la forma de conocimiento proposicional (cognoscere). La cognición sensible es la representación de objetos
que toma la forma de conocimiento por conocimiento (noscere).
Lo que Kant
describe como representación singular es el estado mental que nos pone en
relación directa con los objetos por medio del afecto (Afektion) o por medio del conocimiento. En cambio, el estado mental
que se refiere a los objetos por medio de funciones (“la unidad de acción de
ordenar diferentes representaciones bajo una común” A68/B93) es lo que Kant
describe como representación general. Las representaciones generales se
refieren a los objetos de forma indirecta, en el sentido de que la referencia
está mediada por la referencia a otras representaciones (ya sea mediada por la referencia
a otros conceptos o, en última instancia, mediada por la referencia a
intuiciones sensibles). Es importante destacar que esto significa que las
representaciones generales se refieren a un objeto sólo en la medida en que el
sujeto reconoce que (erkennen dass)
el objeto en cuestión cae bajo la extensión del concepto al cumplir una de las
características (Merkmale) contenidas
en la intención del concepto. Así es como Kant caracteriza las representaciones
generales tanto como representaciones por medio de notas (Merkmale; repraesentatio per notes communes) y como pensamientos, o
representaciones discursivas (JL., primera sección, §I, AA, 9: 91: 589).
Sin embargo, si
las representaciones generales o comunes se refieren a un objeto sólo en la
medida en que el sujeto piensa que el objeto cae bajo la extensión de un
concepto, podemos cuestionar lo que significa representar o referirse a un
objeto intuitivamente. Una primera aproximación sugiere que las
representaciones singulares se refieren a los objetos inmediatamente en el
sentido negativo de que su referencia es independiente de cualquier referencia
conceptual a ellos. Esto es lo que Kant tiene en mente cuando dice “que la
intuición se llama la representación que puede darse antes de todo pensamiento”
(B132).
Pero, ¿qué
significa decir que las representaciones singulares se refieren a los objetos
de forma no inmediata? Hemos visto, en primer lugar, que la intuición sensible
es la relación con los objetos de un modo que toma la forma de un conocimiento
por conocimiento: es decir, un conocimiento que se basa en algún contacto
directo con lo que aparece. También hemos visto que la representación singular
se refiere a un objeto en la medida en que resulta de la afección (Afektion) de la mente por el objeto.
Aquí podemos
apelar a la oposición de Russell entre conocimiento por contato (acquaitance)
y conocimiento por descripción para aclarar cómo las representaciones
singulares se refieren a sus objetos. El conocimiento por descripción es el
conocimiento proposicional de verdades o hechos: es decir, el conocimiento de
que algo es así. Un ser racional sabe (por descripción) que un asado no es un
pan, y que un pan no es un asado (proposiciones categóricas). En cambio, el
conocimiento por contato es un conocimiento objetual que se obtiene en virtud
de que el sujeto es puesto por sus intuiciones sensibles en contacto directo
con un objeto o, en términos kantianos, debido a que el objeto afecta a la
mente sensible. Así, surge el siguiente cuadro. Las representaciones inmediatas
singulares son estados mentales que se refieren de re a un objeto en el sentido
crucial de que la referencia no es más que una relación directa de contacto
cognitivo (Kenntnis; kennen). Por
ejemplo, cuando veo una casa, mi intuición sensible me pone en contacto
epistémico directo con lo que aparece en mi campo visual y afecta a mi
sensibilidad.
Ahora bien, hay
diferentes formas de entender la referencia de re en la literatura
contemporánea. Según Bach, por ejemplo, los modos de presentación de re son tipos mentales cuyas fichas
determinan un referente diferente con respecto a un contexto (Bach, 1987: 12).
Siguiendo este punto de vista, sería posible argumentar que las
representaciones singulares poseen modos de presentación de re independientes
del contexto. Están divididas en tipos por las sensaciones y formas que
normalmente están conectadas con el tipo de objetos cuya presencia evidencian.
Así, si el modo lingüístico de presentación de un demostrativo “esa casa” es
igual al objeto destacado al que se refiere este demostrativo (esa casa en la
distancia), el modo de re de
presentación de los objetos de la representación singular puede conectarse al
objeto que normalmente provoca esta sensación con esta forma.
Sin embargo, la
manera de re de las presentaciones à la Bach no se ajusta bien a las
caracterizaciones de las representaciones singulares que se entienden como
intuiciones sensibles. Por un lado, para Kant, las intuiciones sensibles son
dependientes del objeto. Esto significa que si para la representación sensible,
en general, las representaciones singulares están divididas en tipos por
sensaciones y formas, entonces para las intuiciones, específicamente, también
están divididas en fichas por los propios objetos que presentan. Es en este
sentido que Kant dice que “nuestro modo de intuición depende de la existencia
del objeto” (B72).
Por lo tanto,
para las intuiciones específicamente, las representaciones singulares tienen
sentidos de re en la forma sugerida por McDowell (1991) después de Evans, en lugar
de modos de presentación de re à la Bach. En oposición a los modos de
presentación de re de la referencia à la Bach, la característica distintiva del
sentido de re à la McDowell es su fuerte dependencia del objeto: no existiría
si el objeto que representa no existiera (B72). Asimismo, para Kant, si el
objeto putativo de una intuición sensible no existe, entonces no hay auténtica
intuición sensible (Prol., §9, AA, 4: 282; 34). En este sentido, describo las
intuiciones sensibles kantianas como modos de donación de objetos.
Mi propuesta es
la siguiente. Aunque las intuiciones sensibles no pueden ser vistas como
conceptos demostrativos a la manera de McDowell (1991), tampoco pueden ser
vistas como estados mentales con contenido no conceptual a la manera de Hanna y
Allais, porque no poseen un contenido de representación propio en primer lugar.
Las intuiciones sensibles kantianas se entienden mejor como el modo de donación
de los objetos y sus atributos. Así, decir que las intuiciones sensibles son
ciegas sin conceptos es decir, como hace Russell, que sin conceptos la
intuición sensible nos pone en contacto relacional directo con los objetos y
propiedades, una forma de conocimiento ciego por conocimiento. Son percepciones
de re de lo que aparece en contraposición a la apercepción de dicto de que algo
es el caso.
Obras de Kant
Las referencias
a las obras de Kant figuran en la edición de la Academia Alemana: Gesammelte Schriften, herausgegeben von
der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, 29 vols. (Berlín:
1902-1983; 2ª ed., Berlín: De Gruyter, 1968, para los vols. I-IX). Se indican
de la siguiente manera: abreviatura del título de la obra, seguida de Ak.,
volumen y página. En el caso de la Crítica de la razón pura, las referencias se
acortan, de acuerdo con la práctica actual, a la paginación de la edición
original indicada por A para la edición de 1781, y B para la edición de 1787.
Anthr: Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, AA. 7 (1798). Antropología desde un punto de vista pragmático.
FSS: Die
falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren AA. 2 (1762). La falsa sutileza de las cuatro figuras
silogísticas.
Lógica [Lógica de Jäsche],
Prol. Prolegómenos a cualquier metafísica futura que pueda venir como
ciencia.
Todas las
traducciones de Kant son mías.
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· Prof. de la Universidade
General de Rio de Janeiro (Brasil). E-mail de contacto: robertohsp@gmail.com