Teresa Mata López, profesora en la Universidad Complutense de Madrid, nos propone una monografía que constituye una versión más madurada de la primera parte de su investigación doctoral, galardonada nada menos que con el Premio Juan Linz. En su tesis, la autora disecciona los efectos directos e indirectos del terrorismo etarra sobre el comportamiento de la sociedad española. En la primera mitad —y en el volumen reseñado— analiza cómo la banda incidió sobre las conductas de los partidos en materia antiterrorista. En la segunda parte, publicada también bajo el rótulo «ETA, terrorismo y voto en España», examina el impacto que dicho fenómeno ejerció sobre los votantes, analizando los resultados de diferentes procesos electorales.
El marco cronológico abarca y excede la etapa de consolidación democrática: desde la subida al poder de Felipe González en 1982 hasta 2011, año del cese definitivo de la actividad armada de ETA. En términos geográficos, la investigadora transita continuamente entre dos escenarios: uno central, coincidente con el espacio nacional, y otro secundario, constituido por el territorio vasco. Mata acierta de pleno al ponderar el papel de las Administraciones y los partidos nacionales y autonómicos. Una buena manera de haber complejizado este estudio habría sido considerar también cómo las normas, dinámicas y relaciones de poder distintivas de cada escenario influyeron en las estrategias de dichos actores.
La necesidad de esta monografía queda demostrada mediante un cuidadoso balance de los estudios nacionales e internacionales sobre terrorismo. Lo novedoso de este libro, explica la autora, es que analiza ETA como variable independiente al interesarse por su influencia sobre los partidos y la ciudadanía. La bibliografía, asimismo, presenta trabajos principalmente de la ciencia política, pero también de la historiografía o el periodismo. Entre los especialistas mencionados sobresalen Ignacio Sánchez-Cuenca, Luis de la Calle, Florencio Domínguez, Gaizka Fernández Soldevilla y Fernando Reinares. Una de las pocas investigaciones que se echan de menos es la de Óscar Jaime, Policía, terrorismo y cambio político en España, 1976-1996, dedicada a la lucha antiterrorista y la democratización del sistema policial, cuestión esta que quizás debería haberse tenido más en cuenta al sopesar la «dureza» exhibida por el Gobierno González.
Otro elemento remarcable es la imponente base de datos compilada. Por medio de un meticuloso análisis de la prensa —concretamente de El País y ABC—, Mata ha reunido 39 000 noticias sobre terrorismo. Ello le ha permitido calcular unos índices de impacto mediático sobre las distintas aristas del objeto, cuyos resultados han posibilitado la elaboración de unos gráficos que aportan una información sumamente reveladora. La erudición de la investigadora y su desbordante conocimiento sobre el tema abordado, además, quedan patentes en la abundancia informativa y riqueza de detalles del libro.
La estructura del volumen consta de cinco partes: una introducción, unas conclusiones y tres capítulos entre medias sobre los mandatos de Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Por motivos de sistematicidad analítica, el contenido de estos obedece a una matriz idéntica. Para comenzar, una sección referida a los contextos histórico y específico del problema antiterrorista, que comprende tres subsecciones enfocadas a los atentados terroristas, la cooperación internacional y los episodios de «guerra sucia». Continúa una segunda sección dedicada a las políticas antiterroristas: las reformas legislativas, la política penitenciaria, el tratamiento de las víctimas, la legalidad de los partidos de la izquierda abertzale, los contactos entre ETA y el Ejecutivo y las operaciones policiales. La tercera y última sección hace alusión a los acuerdos, enfrentamientos y alineamientos entre los principales partidos a cuenta del terrorismo. Esta compartimentación, ideal para rastrear la evolución específica de las distintas dimensiones del fenómeno estudiado, tiene la virtud de no conllevar riesgo alguno de pérdida de visión de conjunto gracias a que la investigadora la complementa con pertinentes comentarios que establecen conexiones con lo acontecido simultáneamente en otros ámbitos.
En sus conclusiones, Mata compendia las semejanzas y diferencias detectadas en cada una de las secciones apuntadas a fin de establecer una comparación general entre las tres etapas. En política antiterrorista, la autora observa que, no obstante la tendencia compartida hacia el endurecimiento legislativo, la mayor disparidad entre socialistas y populares estriba en su enfoque, siendo más beligerante la retórica de estos y menor su disposición a contactar con la banda. Esto demostraría, en su opinión, que las políticas del PP eran, principalmente en el plano discursivo, más restrictivas que las socialistas. Respecto a las relaciones entre partidos, Mata reitera otros interesantes argumentos que ha demostrado sobradamente. De una parte, que el terrorismo dejó de ser una cuestión de Estado en 1993 a resultas de la «estrategia de la crispación» adoptada por Aznar y recuperada por Rajoy, y su tendencia a eludir el diálogo con otras formaciones cuando gobernaban, desaprovechando la «oposición útil» planteada por Zapatero. De otra, que el PP utilizó electoralmente a ETA para desgastar al Gobierno, manteniéndola continuamente en el debate político e instrumentalizando a asociaciones de víctimas como la AVT. Finalmente, concluye Mata, una vez que las elecciones generales de 2008 demostraron que la crispación no estaba reportando los resultados buscados, Rajoy pasó a respaldar al Ejecutivo justo cuando encaraba la recta final del proceso de paz.
El valor de esta monografía descansa en su ambiciosa multidimensionalidad de análisis, evidente en el examen que efectúa de dos cuestiones inseparables que, sin embargo, no suelen acometerse conjuntamente. Por un lado, aborda un objeto conocido, la política antiterrorista, pero sumergiéndose en todas sus facetas (policial, legal, penitenciaria, diplomática), lo que resulta menos habitual. Por otro, estudia cómo el terrorismo se convirtió en un recurso clave en las luchas de poder entre los partidos, lo que constituye indudablemente el elemento más innovador de la investigación. Pero lo más interesante es que el análisis no se circunscribe solo a los Gobiernos y partidos y sus intervenciones en la esfera institucional, sino que también considera otros agentes, arenas, interacciones y formas de actuación, desde los atentados terroristas hasta la movilización colectiva de las asociaciones de víctimas, pasando por las reformas administrativas, las actuaciones policiales y las negociaciones clandestinas con ETA.