RESUMEN
El presente artículo analiza la proliferación de organizaciones profesionales agrarias en Valladolid durante la Transición. Para ello utiliza prensa provincial (El Norte de Castilla) y nacional (El País), documentación del Gobierno Civil y algunos testimonios orales de protagonistas de la época. En primer lugar, se realiza un repaso al panorama general del sindicalismo agrario en el país durante el período. Después, el texto se centra en el análisis de los antecedentes, creación y primera evolución de los sindicatos agrarios surgidos en la provincia de Valladolid tras la dictadura franquista, tanto conservadores como progresistas, así como el proceso de integración de estos en la nueva estructura sindical agraria imperante entre 1977 y 1980. El artículo no solo pretende mostrar que la cuenca del Duero vivió una intensa movilización sindical agraria durante la Transición, sino también que esa sindicalización agraria fue responsabilidad tanto de sectores progresistas, como de sectores conservadores.
Palabras clave: Sindicalismo; agricultura; Transición; Valladolid.
ABSTRACT
This article analyses the proliferation of professional agricultural organizations in Valladolid during the Transition. For this, it uses provincial and national press (El Norte de Castilla, El País), documentation of the Civil Government, and some oral testimonies. First, it carries out a brief bibliographic review of the general context of the agricultural unionism in Spain during the studied period. Then, the text analyses the background, creation, and first evolution of the agricultural unions created in the province of Valladolid after the Francoist dictatorship, and the integration of these farmers’ associations in the new agricultural trade union structure that existed between 1977 and 1980. The objectives of the article are to show that the farmers from the Duero basin led an intense union mobilisation during the Transition and that that unionisation was driven not only by progressive but also by conservative ideological groups.
Keywords: Trade unionism; agriculture; Transition; Valladolid.
SUMARIO
El 18 de marzo de 1980 tuvo lugar en Valladolid una manifestación de agricultores y ganaderos. Según la prensa, hasta 15 000 manifestantes recorrieron las calles céntricas de la capital pinciana tras una pancarta firmada por siete siglas que pedía «Justicia para el campo» (imagen 1)[1]. Esas siglas eran AEPA, APAG, AGGR, FTT, S.R., UCV y UGV, y correspondían a diferentes asociaciones profesionales agrarias que, por aquel entonces, existían en la provincia, respectivamente: Asociación Empresarial Provincial Agraria, Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos, Asociación General de Ganaderos del Reino, Federación de Trabajadores de la Tierra, Sindicato Remolachero, Unión Campesina de Valladolid y Unión de Ganaderos de Valladolid.
Este ilustrativo ejemplo cuestiona la tradicional imagen que ha tenido la opinión pública española sobre el campo, que comúnmente ha sido considerado un sector inmovilista, preso del individualismo, cuando no de la apatía política, de los agricultores[2].
Sin embargo, como ya advirtieron diversos estudios sociológicos en las últimas décadas
del pasado siglo, el agricultor español no fue un sujeto individualista, sino todo
lo contrario, ya que participó en multitud de asociaciones de diverso tipo y condición:
cámaras agrarias, juntas agropecuarias, cooperativas, comunidades de regantes, consejos
reguladores de denominaciones de origen, etc.[3] De entre todas ellas, sin duda, las que han tenido mayor trascendencia política y
social durante los últimos cuarenta años han sido los sindicatos agrarios u organizaciones
profesionales agrarias (OPA), las cuales se han erigido en los representantes de los
agricultores y ganaderos ante las distintas Administraciones Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
A pesar de esto, y a diferencia de los sociólogos, los historiadores sociales españoles
marginaron durante demasiado tiempo al mundo rural, negando su protagonismo en el
proceso de democratización y modernización socioeconómica de nuestro país
Afortunadamente, en los últimos quince años han proliferado numerosos estudios históricos
que progresivamente han ido desmontando esa peyorativa imagen y han mostrado que la
sociedad rural española también tuvo un papel activo en los distintos procesos políticos
y sociales que ha vivido el país durante la contemporaneidad Un estado de la cuestión en Lanero y Míguez ( Lanero, D. y Míguez, A. (2013). Introducción. ¿Lejos de la apatía?: politización y
movimientos sociales en la España rural del final del franquismo y la Transición (1968-1982):
un estado de la cuestión. En D. Lanero (ed.). Por surcos y calles. Movilización social e identidades en Galicia y País Vasco (1968-1980)
(pp. 7-31). Madrid: La Catarata.
Quirosa-Cheyrouze, R. y Martos, E. (2019) (eds.). La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural. Madrid: Sílex.
Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Herrera González de Molina, A. (2007). La construcción de la democracia en el campo (1975-1988). El sindicalismo agrario
socialista en la Transición española. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Con todo, y a pesar de los innegables avances, los estudios históricos sobre la Transición
en la España rural en general, y el sindicalismo agrario en particular, todavía adolecen
de algunas carencias Cabana Iglesia ( Cabana Iglesia, A. (2019). Transitar la Transición: mundo rural y cultura democrática.
En R. Quirosa-Cheyrouze y E. Martos (eds.). La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural (pp. 149-168). Madrid: Sílex.
Sabio Alcutén, A. (2001). Labrar democracia y sembrar sindicalismo. La Unión de Agricultores y Ganaderos de
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Sabio Alcutén, A. (2006). Cultivadores de democracia. Politización campesina y sindicalismo
agrario progresista en España, 1970-1990. Historia Agraria. 38, 75-102. Disponible en: http://www.historiaagraria.com/FILE/articulos/albertosabio38.pdf Herrera González de Molina, A. (2007). La construcción de la democracia en el campo (1975-1988). El sindicalismo agrario
socialista en la Transición española. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Díaz Geada, A. (2011). O campo en movemento. O papel do sindicalismo labrego no rural galego do tardofranquismo
e da transición (1964-1986). Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.
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Historia, Trabajo y Sociedad, 5, 101-117. Disponible en: https://bit.ly/3iaTIuf Fuentes, M. C. y Cobo, F. (2016). La tierra para quien la trabaja: los comunistas, la sociedad rural andaluza y la conquista
de la democracia (1956-1983). Granada: Universidad de Granada.
Díaz Geada ( Díaz Geada, A. (2011). O campo en movemento. O papel do sindicalismo labrego no rural galego do tardofranquismo
e da transición (1964-1986). Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.
Ferrer Gálvez, F. (2019). El sindicalismo «reformista» en la agricultura intensiva.
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Teniendo en cuenta lo dicho, para seguir profundizando nuestro conocimiento sobre el papel que tuvo la sociedad rural española durante la Transición y cubrir parte de las carencias mencionadas, en este artículo realizaremos un estudio sobre la gestación, creación y primer desarrollo de los sindicatos agrarios, tanto conservadores como progresistas, que surgieron en la provincia de Valladolid durante la segunda mitad de los años setenta.
Por entonces, la agricultura vallisoletana se caracterizaba por el predominio de medianas
(20-50 ha) y grandes (50-200 ha) explotaciones, la inmensa mayoría de ellas trabajadas
directa y casi exclusivamente por mano de obra familiar. La producción agraria seguía
dominada por cultivos herbáceos, especialmente cebada para forraje, que cada vez ocupaba
más hectáreas en perjuicio del trigo. Las tierras de cereal se complementaban con
algunas hectáreas dedicadas a cultivos de regadío, principalmente remolacha (pero
también patata y alfalfa) y, en menor medida, viñedo, que por aquel entonces era un
cultivo en retroceso. Lejos de ser un sector estancado, la agricultura vallisoletana
de aquellos años estaba viviendo profundos cambios como consecuencia de la mecanización,
la introducción de fertilizantes químicos y la implementación de regadíos y concentraciones
parcelarias. La ganadería, por su parte, tenía un papel secundario, y dentro de ella
destacaba el sector avícola, notablemente industrializado; el ovino, dominado por
pequeños y medianos ganaderos, y ya mucho más marginal, el bovino de leche, que comúnmente
servía de complemento en las explotaciones agrarias más pequeñas
Para realizar esta investigación hemos utilizado prensa provincial (El Norte de Castilla) y nacional (El País), documentación del fondo de Gobierno Civil del Archivo Histórico Provincial de Valladolid,
y también, algunos testimonios orales recabados en primera persona En concreto, hemos realizado entrevistas a: Juan Colino, diputado del PSOE por Valladolid
entre 1977 y 1987 y portavoz de la comisión de agricultura del grupo socialista durante
el período estudiado; Honorino Fernández, miembro fundador de Comisiones Campesinas
de Valladolid y, posteriormente, primer coordinador de la Unión Campesina de Valladolid,
y Félix Sacristán, también miembro de Comisiones Campesinas y, posteriormente, miembro
fundador de Jóvenes Agricultores en Valladolid (hoy integrada en ASAJA).
La dictadura franquista creó una estructura sindical vertical en el campo a la que
obligatoriamente debían pertenecer todos los agricultores del país. De este modo,
los organismos de representación agraria se estructuraron en tres niveles territoriales
(local, provincial y nacional) integrados, respectivamente, por las hermandades locales
de labradores y ganaderos, las cámaras oficiales sindicales agrarias (COSA) y la Hermandad
Nacional de Labradores y Ganaderos. La estructura del sindicalismo vertical agrario
franquista se completó con los sindicatos nacionales de rama, que agrupaban todos
los grupos laborales (empresarios, trabajadores, técnicos) de todos los sectores económicos
(agrícola, industrial, comercial) que participaban en el proceso de producción de
determinados productos agrícolas. De todos destacaron, por su poder e importancia,
los sindicatos del Olivo y del Azúcar. Todos estos organismos tenían básicamente dos
objetivos: uno económico, poner en práctica las políticas agrarias del Gobierno; y
otro social, ser un instrumento del régimen franquista para controlar socialmente
el campo Ortiz Heras ( Ortiz Heras, M. (1992). Las Hermandades de Labradores en el franquismo: Albacete, 1943-1977. Albacete: Instituto de Estudios Albaceteños.
Gil García, P. (2005). Las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos (1944-1977). Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha.
Con todo, en las últimas décadas del franquismo algunos grupos de agricultores comenzaron
a cuestionar esta estructura corporativista por su incapacidad para defender los intereses
de los profesionales del sector. Primero, ante los efectos de la crisis de la agricultura
tradicional en los sesenta Arnalte y Ceña ( Arnalte, E. y Ceña, F. (1993). La agricultura y la política agraria en España durante
el período de transición democrática. Agricultura y Sociedad, 68-69, 289-312. Disponible en: https://bit.ly/2Zk7KSZ Abad, C. y Naredo, J. M. (1997). Sobre la «modernización» de la agricultura española
(1940-1995). En C. Gómez y J. J. González (coords.). Agricultura y sociedad en la España contemporánea (pp. 249-316). Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas; Ministerio de Agricultura,
Pesca y Alimentación.
Gutiérrez Hurtado, F. J. (1987). Agricultura y capitalismo. Valladolid, 1939-1982. Valladolid: Universidad de Valladolid.
En este contexto, y del mismo modo que estaba ocurriendo en otros países de Europa
como Francia y Portugal Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1988). Sindicalismo y política agraria en Europa. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
González Fernández, A. (2019). El campo se mueve: modernización y dinámicas de protesta
en tiempos de dictadura en la Europa Mediterránea. En R. Quirosa-Cheyrouze y E. Martos
(eds.). La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural (pp. 73-92). Madrid: Sílex.
«Presentación pública de «Unión de Campesinos Zamoranos»», El Norte de Castilla, 16-11-1976.
Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Sabio Alcutén, A. (2006). Cultivadores de democracia. Politización campesina y sindicalismo
agrario progresista en España, 1970-1990. Historia Agraria. 38, 75-102. Disponible en: http://www.historiaagraria.com/FILE/articulos/albertosabio38.pdf
Pero no fue hasta después de la muerte de Franco cuando, del mismo modo que sucedió
con la movilización social en el conjunto del país Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Langreo, A. (1996). Del campesino al empresario agrario: los conflictos actuales del
medio rural. En M. A. García de León (ed.). El campo y la ciudad (Sociedad rural y cambio social) (pp. 47-77). Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En efecto, durante los primeros meses de la Transición se crearon más de trescientas
asociaciones agrarias en toda España, muchas de las cuales se legalizaron tras la
aprobación de la ley de Libertad Sindical de abril de 1977 «Ley 19/1977 de 1 de abril, sobre regulación del derecho de asociación sindical»,
Boletín Oficial del Estado (BOE), 4-4-1977.
En primer lugar, surgió un sindicalismo agrario de clase compuesto esencialmente por pequeños y medianos agricultores que se agruparon en torno a dos organizaciones: la COAG, que como acabamos de ver surgió en diciembre de 1976 agrupando a la mayor parte de las UAG del país; y la Federación de Trabajadores de la Tierra de la Unión General de Trabajadores (FTT-UGT), que nació a raíz de los trabajos del sindicato socialista para refundar y reconstituir la vieja Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT) creada en los años treinta.
En segundo lugar, existió un sindicalismo agrario conservador de carácter empresarial que conformó la Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos (CNAG). Su origen está en la unión de las distintas asociaciones de Agricultores y Ganaderos (ASAGA) que se habían creado en numerosas provincias por iniciativa de las uniones de Empresarios vinculadas a las COSA. Su carácter netamente empresarial llevó a la CNAG a participar en la fundación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
En tercer, y último lugar, también existió un sindicalismo agrario conservador de
corte reformista, integrado por el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores (CNJA)
y la Unión de Federaciones Agrarias de España (UFADE). El origen del CNJA se remonta
a inicios de los años setenta, cuando grupos reformistas vinculados a la Hermandad
Nacional de Labradores y Ganaderos (Fernando Sanz Pastor) y al Opus Dei (Felipe González
de Canales) impulsaron un movimiento de Jóvenes Agricultores siguiendo el modelo francés.
Por su parte, UFADE sería el resultado de un segundo intento del propio CNJA, con
apoyo de UCD, para federar a los distintos sindicatos agrarios conservadores cuyos
asociados no se podían integrar en el CNJA por razones de edad y que, además, por
razones sociales (eran pequeños y medianos agricultores) no se identificaban con el
carácter empresarial de la CNAG. A pesar de su origen, UFADE no tardó en independizarse
del CNJA, y ambas organizaciones iniciarán caminos distintos no exentos de enfrentamientos La génesis de las OPA españolas en Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Herrera González de Molina, A. (2007). La construcción de la democracia en el campo (1975-1988). El sindicalismo agrario
socialista en la Transición española. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En síntesis, fueron estas cinco asociaciones agrarias (COAG, FTT-UGT, CNJA, UFADE y CNAG) quienes representaron a la mayoría de los agricultores y ganaderos españoles ante las administraciones públicas durante la Transición y casi toda la década de los ochenta.
La importancia que alcanzaron estas OPA en la sociedad rural hizo que fueran foco
de interés de los partidos políticos, los cuales buscaron atraerse el favor de los
dirigentes y militantes de aquellas organizaciones ideológicamente más afines. De
este modo, el PCE tuvo estrechas relaciones con amplios sectores de COAG; el PSOE
tuvo influencia en otros sectores de COAG y, especialmente, en FTT-UGT; la UCD intentó
vincularse con CNJA y UFADE; y, por último, AP con CNAG Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Sabio Alcutén, A. (2019). Tractores no amarillos. Protesta y politización de la explotación
familiar agraria en España, 1970-1980. En R. Quirosa-Cheyrouze y E. Martos (eds.).
La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural (pp. 213-234). Madrid: Sílex.
Al margen la dimensión de las explotaciones y de la orientación ideológica de sus
afiliados, estas tres tendencias organizativas se diferenciaron por sus demandas y
las estrategias que preferentemente utilizaron para reivindicarlas. Respecto a las
demandas, todas defendían la regulación de los precios agrarios para asegurar la rentabilidad
de las explotaciones y, de ese modo, solventar la crisis de rentas de los trabajadores del sector. No obstante, la tendencia más empresarial centraba
su discurso y acción casi exclusivamente en esta reivindicación, mientras que los
reformistas también defendían que el Gobierno implementase políticas crediticias que
permitieran la modernización de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias, y,
por su parte, los sindicatos de clase exigían la necesidad de combinar la regulación de precios agrarios con medidas complementarias
que redujeran los costes de producción (control de precios de insumos, reducción de
impuestos a pequeñas explotaciones) y fomentaran la construcción de infraestructuras
e implementación de servicios sociales que mejorasen la calidad de vida en el mundo
rural. Asimismo, los sindicatos de clase sumaron a las demandas de tipo económico una serie de reivindicaciones de carácter
político y democrático, primero exigiendo la libertad sindical, y después solicitando
el desmantelamiento de las cámaras agrarias, organismo que consideraban antidemocrático
porque era
sucesor de las viejas hermandades y socavaba la acción de los sindicatos libres
Por lo que se refiere a las estrategias que utilizaron para plantear sus demandas,
en un primer período, hasta 1980, mientras los sindicatos conservadores privilegiaron
la acción negociadora impulsando reuniones con diversos organismos de la Administración,
los sindicatos de clase, y especialmente la COAG, combinaron esta acción negociadora con la movilización social,
organizando campañas y acciones de protesta de muy diverso tipo (tractoradas, encierros,
manifestaciones…). Estas estrategias cambiaron a partir de 1980 cuando, por un lado
la COAG, en medio de una crisis interna, limitó el número y magnitud de sus movilizaciones
de protesta, mientras que por otro los sindicatos conservadores comenzaron a utilizar
la vía movilizadora ante la negativa del Gobierno a negociar los precios agrarios
de aquel año, un cambio de estrategia que se consolidará con la llegada al poder del
PSOE Arribas y González ( Arribas, J. M. y González, J. J. (1984). El sindicalismo de clase en la agricultura
familiar (Las Cuencas del Ebro y del Duero). Agricultura y Sociedad, 31, 121-151. Disponible en: https://bit.ly/2R7rzZ7 Langreo, A. (1996). Del campesino al empresario agrario: los conflictos actuales del
medio rural. En M. A. García de León (ed.). El campo y la ciudad (Sociedad rural y cambio social) (pp. 47-77). Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Durante el franquismo, el asociacionismo agrario vallisoletano estuvo articulado en torno a las hermandades de labradores y ganaderos −especialmente la COSA provincial− y el comúnmente conocido Sindicato Remolachero (SR). Con todo, estas no fueron organizaciones monolíticas, sino que integraron diversas tendencias ideológicas.
Por ejemplo, en la COSA vallisoletana existían claras diferencias entre dirigentes
inmovilistas y sectores reformistas. Estos últimos se agruparon en 1974 con el objeto
de impulsar una campaña para reclamar que los cargos de presidente y vicepresidente
de la COSA provincial fueran «elegidos por sus representados, para después poderles
exigir el cumplimiento de sus obligaciones y poderles felicitar cuando sus actuaciones
fueran convincentes y censurarles cuando no fueren tanto» «CORREO ESPONTÁNEO. Representatividad en el campo», El Norte de Castilla, 16-2-1975.
«La administración, el trigo y el pan», El Norte de Castilla, 30-3-1975; «Reivindicar», El Norte de Castilla, 8-6-1975.
La pugna entre sectores inmovilistas y aperturistas fue patente en las elecciones
sindicales de noviembre 1975 cuando, por primera vez, los presidentes de las COSA
iban a ser elegidos por la Junta General de la Cámara, y no designados por el ministro
de Agricultura «Decreto 1016/1975, de 24 de abril, por el que se aprueba el Reglamento General de
las Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias», BOE, 13-5-1975.
«El nuevo presidente de la COSA, don Ciriaco Vázquez de Prada, tomó posesión de su
cargo», El Norte de Castilla, 9-12-1975.
El SR, por su parte, se creó a finales de la década de 1910 con el nombre de Sindicato
Agrícola de Cultivadores de Remolacha de Valladolid. Este sindicato es especialmente
conocido porque fue la plataforma desde la que inició su actividad pública Onésimo
Redondo, uno de los principales responsables de la primera refundación del SR bajo
el nombre Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja. El SR fue una
de las pocas organizaciones sindicales que sobrevivió a la guerra civil, hecho propiciado,
sin duda, por el destacado papel que tuvieron sus líderes en la victoria del bando
franquista (entre ellos, el propio Onésimo Redondo) y por su proximidad ideológica
con los postulados del nuevo régimen Sobre la historia del SR: Baraja ( Baraja, E. (1994). La industria azucarera y el cultivo remolachero del Duero en el contexto nacional.
Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
A pesar de su historia, el SR mantuvo cierta independencia a la hora de defender los
intereses de sus asociados frente a la industria azucarera y las políticas gubernamentales.
Buen ejemplo de ello fue la creación de la Fábrica Azucarera Cooperativa Onésimo Redondo
(ACOR), impulsada por dirigentes del SR para solventar los problemas de comercialización
que tenían los remolacheros de la región con la industria azucarera, los cuales originaron
varios conflictos en los años sesenta Alonso et al. ( Alonso, V. L., Calzada, J., Huerta, J. R., Langreo, A. y Viñas, J. S. (1976). Crisis agrarias y luchas campesinas, 1970-1976. Madrid: Editorial Ayuso.
Baraja, E. (1994). La industria azucarera y el cultivo remolachero del Duero en el contexto nacional.
Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Uno de los principales impulsores de ACOR fue Adolfo Sánchez García, presidente del
SR desde 1961 y de la Agrupación Nacional Remolachera-Cañera-Azucarera desde 1963
y, por ostentar este cargo, también miembro de la Confederación Internacional de Remolacheros
Europeos «Decreto-Ley 7/1974, de 21 de diciembre por el que se aprueba el Estatuto Jurídico
del Derecho de Asociación Política», BOE, 23-12-1974.
Archivo Histórico Provincial de Valladolid (AHPV), Gobierno Civil, Caja 1460, Carp. 3, 23-11-1975.
Durante los primeros meses de la Transición, el propio Adolfo Sánchez García defendió
públicamente la necesidad de realizar políticas que impulsaran, entre otros aspectos,
la libre asociación de los agricultores: «Lo que sí desearíamos es, la coincidencia
de los hombres por sus intereses, en agrupaciones, uniones o sindicatos, sea cual
fuere su ideología política, pues creo que del polimorfismo de ideas dentro de la
“unidad” (profesional, sectorial, o la que fuere), pueden salir las soluciones reales
y auténticas de nuestros problemas agrarios» «Atención del campo y a sus problemas», El Norte de Castilla, 9-7-1976.
No obstante, los problemas de la agricultura eran tan profundos que incluso las élites
agrarias más afines a la dictadura criticaron abiertamente las políticas agrarias
gubernamentales durante las décadas de 1960 y 1970 «Los costes no son fundamentales para los precios agrarios», El País, 17-7-1976.
«Críticas enérgicas a la política agraria de la Administración», El País, 4-7-1976.
Por aquellos días, algunas COSA castellanas también organizaron manifestaciones de
protesta, como ocurrió en Palencia «Unos quince mil labradores participaron en la manifestación pacífica», El Norte de Castilla, 1-7-1976.
«Impresionante manifestación del campo vallisoletano», El Norte de Castilla, 31-7-1976. Las cursivas son nuestras.
En este contexto surgieron las primeras asociaciones agrarias al margen del verticalismo,
como la Asociación Regionalista Agraria (ARA) «ARA y la mejora del medio rural», El Norte de Castilla, 8-6-1976.
Breve nota biográfica sobre Alberto Ballarín Marcial en:
«Necesidad de una Asociación Regionalista Agraria», El Norte de Castilla, 6-6-1976.
Ese mismo año también se creó en Valladolid una Asociación Libre de Jóvenes Agricultores
que pretendía aglutinar «a todos aquellos jóvenes de uno y otro sexo que trabajando
en la agricultura, ganadería o labores domésticas en los pueblos, sientan inquietudes
y estén dispuestos a contribuir al logro de unas comunidades rurales más abiertas,
aumentando su nivel cultural y promocionando la participación de la Juventud en la
ordenación de la vida comunitaria» «Hacia la constitución de una Asociación Libre de Jóvenes Agricultores», El Norte de Castilla, 23-3-1976.
Con todo, no fue hasta febrero-marzo de 1977 cuando, como ya referimos, se produjo
la mayor protesta agraria de la Transición, la «guerra de los tractores», y con ella,
la crisis definitiva del sindicalismo vertical en el campo español Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Langreo, A. (1996). Del campesino al empresario agrario: los conflictos actuales del
medio rural. En M. A. García de León (ed.). El campo y la ciudad (Sociedad rural y cambio social) (pp. 47-77). Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
«Manifestaciones campesinas: algo más que la patata», El País, 26-2-1977.
Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Los primeros ecos de la «guerra de los tractores» llegaron a Valladolid con la circulación
de una hoja volandera que apareció en los últimos días del mes de febrero con el título
«Operación Reivindicaciones Agrarias Valladolid» AHPV, Gobierno Civil, Caja 1048, Carp. 17, 28-2-1977.
AHPV, Gobierno Civil, Caja 1048, Carp. 19, 28-2-1977.
De hecho, en las protestas fueron detenidos: «Ciriaco Vázquez de Prada, presidente
de la COSA de Valladolid; Pedro Vázquez de Prada, presidente de la Caja Rural; y Mariano
Vázquez de Prada, presidente de la Unión de Empresarios», en «Las carreteras de Valladolid,
desbloqueadas», El Norte de Castilla, 2-3-1977.
«Valladolid: seis mil tractores en las carreteras», El Norte de Castilla, 1-3-1977; «Las carreteras de Valladolid, desbloqueadas», El Norte de Castilla, 2-3-1977.
Pocos días más tarde, el 1 de marzo, apareció en escena la Asociación Empresarial
Provincial Agraria (AEPA), liderada por Vicente Martín Calabaza y Adolfo Sánchez Martín
(hijo de Adolfo Sánchez García) como presidente y secretario, respectivamente, y con
claro apoyo desde El Norte de Castilla Que insertó recurrentemente en sus páginas artículos de opinión de sus líderes, información
detallada de sus actividades sindicales y anuncios que promovían la afiliación en
AEPA.
«Se crea la Asociación Empresarial Provincial Agraria de Valladolid», El Norte de Castilla, 1-3-1977 y «Don Adolfo Sánchez habló en el INEA sobre una nueva Asociación Sindical
Agraria», El Norte de Castilla, 11-3-1977. Sobre la conformación de AEPA véase la entrevista al propio Adolfo Sánchez
Martín en González ( González, J. J. (1984). Entrevista a Adolfo Sánchez Martín. Agricultura y Sociedad, 31, 199-221. Disponible en: https://bit.ly/35mhfVL
El panorama del sindicalismo agrario conservador vallisoletano lo completó la sección
provincial de la Asociación General de Ganaderos del Reino (AGGR), creada a mediados
del mes de febrero. Esta asociación se creó primigeniamente en 1836 sucediendo a la
Mesta, y durante la dictadura franquista se integró en el vertical Sindicato Nacional
de Ganadería. La nueva AGGR surgió ante la idea de que «la libertad de asociación
será establecida», lo que podría provocar una «proliferación de asociaciones […] ocasionando
una disgregación de la clase ganadera». En este sentido, para agrupar a los ganaderos
de todo tipo, la asociación se consideró «estrictamente profesional, independiente
y apolítica» y estableció que sus cargos directivos «se proveerán mediante elecciones
libres y democráticas, sin que exista propósito alguno de continuismo por parte de
los actuales dirigentes de la Agrupación general de ganaderos» «Gestiones para crear una Asociación General de Ganaderos», El Norte de Castilla, 17-2-1977.
El estallido de la «guerra de los tractores» y la creación de todas estas nuevas asociaciones
agrarias produjeron una profunda crisis tanto en la COSA como en la Hermandad de Labradores
de Valladolid, donde «por primera vez en una asamblea abierta a medias, los propios
presidentes de la Hermandad oyeron palabras que hacían dudar de la validez de las
mismas […]. Todo ello ha hecho que el mundo agrario se empiece a plantear la validez
o no de los sistemas actuales». Como resultado de esta crisis dimitieron, entre otros,
el propio presidente de la COSA, Ciriaco Vázquez de Prada «Dimisiones de la Cámara Sindical Agraria», El Norte de Castilla, 11-3-1977.
La puntilla al sindicalismo vertical agrario se produjo con la promulgación de la
ley de libertad sindical de abril de 1977, y pocas semanas más tarde del real decreto
ley de junio de 1977 que ponía fin a la sindicación obligatoria «Real Decreto-ley 31/1977, de 2 de junio, sobre extinción de la sindicación obligatoria,
reforma de estructuras sindicales y reconversión del Organismo autónomo «Administración
Institucional de Servicios Socio-Profesionales»», BOE, 8-6-1977.
En efecto, AEPA se legalizó a inicios de junio, con una estructura organizativa inspirada
en «otras organizaciones similares europeas» y con unos estatutos donde tenían cabida
«todas las ideologías, a excepción del marxismo» porque «no podemos consentir por
ningún concepto que se pueda atentar contra la propiedad privada». La misma asamblea
constituyente ratificó en sus cargos a Vicente Martín Calabaza como presidente, y
a Adolfo Sánchez Martín como secretario de la nueva asociación «Constituida la Asociación Empresarial Agraria (AEPA)», El Norte de Castilla, 24-6-1977.
Pocas semanas más tarde, a inicios de julio, se legalizó APAG, con el objeto de «dedicar
una especialísima atención a la mejora de nuestros pueblos, servicios sanitarios,
vivienda, enseñanza, deporte y todo lo que redunde en beneficio de los hombres que
hoy viven en el campo». La propia asamblea constitutiva ratificó como presidente a
Mariano Vázquez de Prada, quien manifestó que la principal reivindicación de la asociación
sería pedir «unos precios agrarios que terminaran con la injusta discriminación del
sector» «Asamblea de Trabajadores Autónomos de Agricultura», El Norte de Castilla, 10-7-1977 y «Es urgente la actualización de los precios en los productos agrarios»,
El Norte de Castilla, 13-7-1977.
En los mismos días se constituyó la Junta Provincial de la AGGR, como una asociación
«totalmente apolítica y exclusivamente profesional», donde tenían cabida «todos los
ganaderos de la provincia, ya sea a grande o pequeña escala […] para crear un frente
común para así defender mejor los intereses profesionales de la ganadería vallisoletana» «Constituida la Junta Provincial de la Asociación General de Ganaderos del Reino»,
El Norte de Castilla, 9-7-1977.
Por último, en el propio mes de julio, los cultivadores remolacheros, con Adolfo Sánchez
García a la cabeza, aprovecharon la legislación vigente para reconstituir el SR El Norte de Castilla, 16-7-1977, y AHPV, Gobierno Civil, Caja 572, Carp. 1, Exp. 11, 31-7-1977.
AHPV, Gobierno Civil, Caja 762, Carp. 1, Exp. 10, 31-10-1978.
«Don Adolfo Sánchez García, presidente de honor de AEPA», El Norte de Castilla, 30-3-1979.
La constitución de todas estas nuevas OPA conservadoras vallisoletanas dio paso a
un doble proceso organizativo. En primer lugar, el desarrollo de una intensa actividad
sindical basada en la celebración de multitud de reuniones, asambleas y mítines en
distintos pueblos de la provincia. Así, por ejemplo, según el propio Adolfo Sánchez
Martín, AEPA celebró más de ciento cincuenta reuniones en la provincia a lo largo
de 1977 defendiendo la organización sindical libre y democrática
Un primer paso a la convergencia de los sindicatos agrarios conservadores vallisoletanos
fue el primer intento de fusión de las dos OPA conservadoras más importantes de la
provincia: APAG, apoyada en la estructura de la antigua COSA; y AEPA, con apoyo de
sectores agrarios reformistas que se extendían desde el SR hasta el El Norte de Castilla «Reunión de Asociaciones Profesionales Agrarias en San Rafael», El Norte de Castilla, 22-10-1977.
Un resumen sobre las relaciones entre APAG y AEPA en Fuente Blanco ( Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Fracasada la fusión, se produjo un nuevo intento de convergencia mediante la creación
de una organización federal de carácter regional, la Federación Regional de Agricultores
y Ganaderos de la Cuenca del Duero, que se constituyó en diciembre de 1977 con la
participación de AEPA y APAG y otros sindicatos agrarios similares de Ávila, Burgos,
Palencia, Segovia, Salamanca, Soria y Zamora, la cual fue presidida por el presidente
de APAG, Mariano Vázquez de Prada «Mariano Vázquez de Prada, presidente de la Federación Regional de Agricultores y
Ganaderos», El Norte de Castilla, 9-12-1977.
«AEPA se retira de la Federación de Agricultores y Ganaderos de la Cuenca del Duero»,
El Norte de Castilla, 21-2-1978; «Comunicado de la Federación Regional de Agricultores y Ganaderos de la
Cuenca del Duero», El Norte de Castilla, 4-3-1978; «Aclaraciones de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG)»,
El Norte de Castilla, 9-3-1978.
Por aquellos días, AEPA ya había iniciado otro proceso de confederación junto otras
asociaciones agrarias de ámbito nacional para conformar la CNAG «Adolfo Sánchez Martín, de Valladolid, presidente de la Confederación Nacional de
Labradores y Ganaderos», El Norte de Castilla, 13-12-1977.
Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Ibid.: 247-248.
De cara a las elecciones a cámaras agrarias del 21 de mayo de 1978 Ibid.: 270-279 y Herrera González de Molina ( Herrera González de Molina, A. (2007). La construcción de la democracia en el campo (1975-1988). El sindicalismo agrario
socialista en la Transición española. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
«Acuerdo entre AEPA, Sindicato Remolachero y Asociación General de Ganaderos del
Reino», El Norte de Castilla, 4-4-1978.
APAG, por su parte, se coaligó con la sección vallisoletana de ARA y con el incipiente
grupo de Jóvenes Agricultores «APAG, ARA, y Jóvenes Agricultores participarán unidas en las elecciones a Cámaras
Agrarias», El Norte de Castilla, 9-4-1978.
Entrevista a Félix Sacristán. Cogeces del Monte (Valladolid), 3-7-2019. «La fusión de APAG y ARA está sólo pendiente de la formalización del trámite», El Norte de Castilla, 26-5-1978; «La fusión de APAG y ARA, aprobada», El Norte de Castilla, 4-7-1978;
Este complejo proceso de reorganización del panorama sindical de la provincia se completó
en octubre de 1978 cuando APAG, junto al resto de asociaciones que integraban la Federación
de la Cuenca del Duero y otras asociaciones agrarias españolas, conformaron UFADE,
el segundo intento del CNJA, esta vez exitoso, para crear una asociación agraria nacional
alternativa a la CNAG que aglutinara a sindicatos agrarios conservadores de tendencia
reformista «Constituida la Unión de Federaciones Agrarias de España», El Norte de Castilla, 28-10-1978.
La pugna entre APAG y AEPA se mantuvo hasta 1986, cuando esta última asociación se
disolvió tras una ruinosa operación económica que pretendió comercializar de forma
conjunta la cebada de sus asociados
El sindicalismo agrario de clase (o progresista) durante la Transición tuvo su origen en la clandestinidad durante
el tardofranquismo, principalmente como consecuencia de la acción organizativa de
activistas vinculados a distintos partidos comunistas (PCE, PTE, ORT…) —que impulsaron
la conformación de Comisiones Campesinas (CC. CC.) en diversas partes del país— y
a sectores progresistas de la Iglesia (como Acción Católica y, más específicamente,
la Juventud de Acción Rural Católica −JARC−) Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Bernal, A. M. (2001). Sindicalismo jornalero y campesino en España (1939-2000). En
A. López y M. Ortiz (coords.). Entre surcos y arados. El asociacionismo agrario en la España del siglo xx (pp. 17-45). Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha.
Sabio Alcutén, A. (2019). Tractores no amarillos. Protesta y politización de la explotación
familiar agraria en España, 1970-1980. En R. Quirosa-Cheyrouze y E. Martos (eds.).
La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural (pp. 213-234). Madrid: Sílex.
En efecto, ya durante en 1969 tenemos noticia de la existencia de unas CC. CC. de
Valladolid porque delegados de las mismas asistieron a la IV Reunión General de las
Comisiones Obreras celebradas en abril de aquel año Según Ariza ( Ariza, J. (1976). Comisiones Obreras. Barcelona: Avance.
A donde, según Fuentes y Cobo ( Fuentes, M. C. y Cobo, F. (2016). La tierra para quien la trabaja: los comunistas, la sociedad rural andaluza y la conquista
de la democracia (1956-1983). Granada: Universidad de Granada.
«Carta abierta a los hombres del campo. Redactada por un grupo de campesinos afectados»,
AHPV, Gobierno Civil, Caja 1031, Exp. 83, 7-1968; «La remolacha ¿es un cultivo problema?», AHPV, Gobierno Civil, Caja 1029, Carp. 6, 7-1972; «Contra las importaciones. Hacia la democracia», AHPV,
Gobierno Civil, Caja 1029, Exp. 41, 10-1974; «Crisis en el campo castellano», AHPV, Gobierno Civil, Caja 1029, Exp. 41, 17-12-1974.
«Constituidas desde mayo las Comisiones Campesinas de Valladolid», El Norte de Castilla, 20-6-1976.
La creación de esta nueva organización fue fruto de la actividad propagandista que
llevó a cabo Fernando Moráis de la Horra, un joven médico perteneciente al PTE que
había desarrollado parte de su actividad sanitaria en el medio rural vallisoletano.
La presencia de las CC. CC. de Valladolid se consolidó en las comarcas orientales
de la provincia (Campo de Peñafiel y Valle del Esgueva), donde algunos grupos de agricultores
realizaron una intensa campaña de propaganda mediante la celebración clandestina de
reuniones de agricultores en almacenes, pinares o casas particulares, en las cuales
se planteaban y discutían los problemas que tenía la agricultura provincial y la forma
de organizarse al margen del sindicalismo vertical Entrevista a Honorino Fernández. Peñafiel (Valladolid), 22-7-2019.
La primera aparición pública de estas nuevas CC. CC. se produjo en junio de 1976,
cuando organizaron una asamblea general a la que asistieron unos ciento veinte agricultores
y donde se presentaron las primeras reivindicaciones de la organización, relacionadas
con los problemas originados por la sequía «Constituidas desde mayo las Comisiones Campesinas de Valladolid», El Norte de Castilla, 20-6-1976.
«Impresionante manifestación del campo vallisoletano», El Norte de Castilla, 3-7-1976. Uno de los implicados en estos incidentes fue Félix Sacristán, entrevistado
en Cogeces del Monte (Valladolid), 3-7-2019.
La culminación de la actividad de las CC. CC. en la región castellana y leonesa se
produjo pocos meses más tarde, en octubre de 1976, cuando varios representantes de
las mismas se reunieron en Valladolid para acordar la creación de las CC. CC. de Castilla
y León con el objetivo de avanzar «hacia la formación de nuestro propio Sindicato
Campesino regido por nosotros y para resolver nuestros problemas» frente a «los altos
dirigentes del aparato sindical [que] están tratando de lavar la fachada de las Hermandades
y Cámaras Oficiales» «El domingo quedaron constituidas las Comisiones Campesinas de Castilla y León»,
El Norte de Castilla, 5-10-1976, y «Comisiones Campesinas, a favor de precios de garantía para el agro»,
El País, 6-10-1976.
Más conocida es la acción democratizadora que tuvieron los sectores progresistas de
la Iglesia católica en la provincia de Valladolid Serrano Blanco ( Serrano Blanco, L. (2006). Aportaciones de la Iglesia a la democracia desde la diócesis de Valladolid, 1959-1979.
Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca.
Berzal de la Rosa, E. (2007). Sotanas rebeldes. Contribución cristiana a la transición democrática. Valladolid: Diputación de Valladolid.
Berzal de la Rosa, E. (2018). Iglesia, sociedad y democracia. El clero progresista
como factor deslegitimador del franquismo en Castilla y León, 1966-1975. Studia Histórica. Historia Contemporánea, 36, 257-285. Disponible en: http://dx.doi.org/10.14201/shhc201836257285 Por ejemplo, en la provincia de León: Martínez Pérez ( Martínez Pérez, D. (2015). Construyendo la democracia. Tardofranquismo, transición política y la cuestión autonómica
en la provincia de León (1962-1984) [tesis doctoral]. Universidad de León. Disponible en: https://buleria.unileon.es/handle/10612/5903 Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Sabio Alcutén, A. (2019). Tractores no amarillos. Protesta y politización de la explotación
familiar agraria en España, 1970-1980. En R. Quirosa-Cheyrouze y E. Martos (eds.).
La Transición desde otra perspectiva. Democratización y mundo rural (pp. 213-234). Madrid: Sílex.
En este contexto, a finales de 1975, un grupo de agricultores vallisoletanos reunidos
en el Instituto Rural El Pino fundaron el Movimiento Campesino de Base (MCB). En este
grupo coexistían dos claras tendencias: una más relacionada con Acción Católica y
otra vinculada al PCE Entrevista a Rafael Martín y José Antonio Arias, en Falces Yoldi ( Falces Yoldi, J. I. (2006). Haciendo Unión, 1976-2004. Valladolid: Unión de Campesinos COAG de Valladolid.
Maxi Rodríguez nació en Castromonte (Valladolid), en el seno una familia jornalera
que durante la II República se vinculó a partidos y sindicados de izquierda, por lo
que diversos miembros de la familia sufrieron la represión (su hermano fue paseado y su padre encarcelado). Con los años logró adquirir unas tierras y convertirse en
agricultor por cuenta propia, pero no abandonó las ideas políticas de su familia y
durante el tardofranquismo se vinculó al PCE, siendo miembro del comité provincial
en la clandestinidad «“Maxi” Rodríguez, sindicalista agrario», El País, 24-6-1989.
Durante la primera mitad del año 1976, el MCB tuvo una notable actividad y celebró
numerosas reuniones clandestinas en los propios colegios familiares rurales y algunas
iglesias, donde trataban los problemas de la agricultura y la forma de consolidar
la organización a nivel provincial Entrevista a Rafael Martín y José Antonio Arias, en Falces Yoldi ( Falces Yoldi, J. I. (2006). Haciendo Unión, 1976-2004. Valladolid: Unión de Campesinos COAG de Valladolid.
AHPV, Gobierno Civil, Caja 1706, Carp. 1.
En estas reuniones se gestó la primera acción pública del MCB, el conocido «Manifiesto
de la cebada», publicado parcialmente por El Norte de Castilla. Este documento, firmado por 2400 agricultores de la provincia y cuyos promotores fueron
calificados de «subversivos» por la COSA, solicitaba que el Servicio Nacional de Productos
Agrarios (SENPA) comprara los grandes excedentes de cebada que existían en la provincia «Escrito-estudio sobre los problemas de la cebada elaborado por un grupo de agricultores»,
El Norte de Castilla, 7-5-1976.
Tanto las CC. CC. como el MCB participaron activamente desde un primer momento en
los distintos encuentros campesinos que se celebraron a lo largo de 1976, dando continuidad
al primer encuentro celebrado en Tudela de Duero, y por ello fueron dos de las organizaciones
que fundaron la COAG en diciembre de ese mismo año Véase la primera acta de la COAG, reproducida en Falces Yoldi ( Falces Yoldi, J. I. (2006). Haciendo Unión, 1976-2004. Valladolid: Unión de Campesinos COAG de Valladolid.
No obstante, las reuniones celebradas en Medina de Rioseco no solo sirvieron para
consolidar el MCB, y con él posteriormente la COAG, sino que también permitieron articular
una pequeña organización agraria socialista en Valladolid. En efecto, uno de los más
asiduos asistentes a aquellas reuniones fue Ángel Fernández, un agricultor riosecano
afiliado al PSOE y a la UGT y responsable de la organización en la clandestinidad
de un pequeño foco socialista en Medina de Rioseco y la comarca de Tierra de Campos Entrevista a Juan Colino. Valladolid, 2-7-2019. AHPV, Gobierno Civil, Caja 1703, Carp. 6, 10-6-1975 y 18-8-1975.
«Hoy, a las doce, acto socialista en Medina de Rioseco», El Norte de Castilla, 12-9-1976 y «El PSOE tiene vocación de gobernar», El Norte de Castilla, 14-9-1976. También en AHPV, Gobierno Civil, Caja 1706, Carp. 3, 7-9-1976.
«Ángel Fernández Pérez, de Medina de Rioseco, elegido secretario general de la Federación
de Trabajadores de la Tierra», El Norte de Castilla, 19-10-1976. Sobre los primeros años de andadura de la FTT y la actividad de Ángel
Fernández al frente de la misma, véase Herrera González de Molina ( Herrera González de Molina, A. (2007). La construcción de la democracia en el campo (1975-1988). El sindicalismo agrario
socialista en la Transición española. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
«El PSOE de Valladolid expulsa al antiguo secretario general de FTT-UGT, Ángel Fernández»,
El Norte de Castilla, 17-6-1980.
A pesar del importante papel que tuvo Ángel Fernández en la reorganización de la FTT-UGT
a nivel nacional, el sindicato agrario socialista tuvo una presencia residual tanto
en la provincia de Valladolid como en el conjunto de Castilla y León En 1981 tenía menos de cincuenta afiliados en Valladolid, y menos de trescientos
en toda Castilla y León. Herrera González de Molina (2007): 392-393.
Ni las Cámaras Oficiales Agrarias, ni las Hermandades, cuentan con la representatividad,
con la capacidad de actuación como para intervenir con eficacia frente al hecho de
unos precios políticos que no se corresponden con los costos reales de producción.
En las últimas semanas, he recorrido doce provincias, y he comprobado hasta qué punto
los agricultores necesitan unas estructuras adecuadas, no marcadas por intereses creados.
Urge la unidad de todos en torno a unos sindicatos libres que defiendan a los trabajadores
del campo «Más allá del problema de las patatas está la necesidad de reformar las estructuras
agrarias», El Norte de Castilla, 24-2-1977.
Como ya hemos visto que sucedió con el sindicalismo agrario conservador, la «guerra
de los tractores» fue el punto de inflexión que impulsó la actividad de los sindicatos
agrarios de clase, especialmente de las UAG vinculadas a la COAG Moyano Estrada ( Moyano Estrada, E. (1984). Corporatismo y agricultura. Asociaciones profesionales y articulación de intereses
en la agricultura española. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios.
Fuente Blanco, G. de la (1990). Los sindicatos agrarios: nuevos modelos organizativos en la España comunitaria. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
En efecto, ya el 27 de febrero de 1977, cuando las carreteras de León y Burgos estaban
ocupadas por los tractores, por iniciativa de la Unión de Campesinos Zamoranos se
conformó la Coordinadora Regional de Organizaciones Campesinas de Castilla y León,
que agrupaba a las distintas asociaciones agrarias de Ávila, Burgos, Palencia, Soria,
Segovia, Valladolid y Zamora integradas en la COAG, con el objetivo de promover en
la cuenca del Duero «un sindicato campesino que sea democrático, unitario, independiente
y asambleario» y denunciando «el intento de manipulación de este movimiento [la «guerra
de los tractores»] por parte de la COSA» «Constitución de la Coordinadora Regional de Organizaciones Campesinas de Castilla
y León», El Norte de Castilla, 1-3-1977.
Por esas mismas fechas, por mediación de esta nueva coordinadora regional, se produjo
la fusión de CC. CC. y MCB, las dos organizaciones vallisoletanas integradas en la
COAG, surgiendo una nueva organización: la Unión Campesina de Valladolid (UCV). Las
primeras informaciones documentales sobre esta nueva organización datan de finales
del mes de marzo, cuando la UCV distribuyó por diversos pueblos de la provincia un
manifiesto donde solicitaba la dimisión de los cargos sindicales agrarios, alcaldes
y corporaciones y jueces de paz de los pueblos de la provincia como acto de protesta
ante la represión ejercida por las fuerzas del orden público durante la «guerra de
los tractores» AHPV, Gobierno Civil, Caja 1408, Carp. 17, 27-3-1977.
«La Unión Campesina de Valladolid cumplió el trámite de legalización», El Norte de Castilla, 3-5-1977.
Según Maxi Rodríguez, entonces secretario de la UCV, durante la segunda mitad de
1977 celebraron reuniones en más de ochenta pueblos de la provincia. «Reunión del
secretariado de Unión Campesina de Valladolid», El Norte de Castilla, 11-12-1977.
A nivel regional, a pesar de su importante labor en la creación de la UCV, la Coordinadora
Regional de Organizaciones Campesinas de Castilla y León tuvo escaso recorrido y terminó
disolviéndose. Por ello, un año más tarde, a finales de mayo de 1978, las UAG de las
distintas provincias de la cuenca del Duero, incluyendo ya León y Salamanca, volvieron
a reunirse en el Instituto Rural El Pino de Valladolid para conformar la Coordinadora
Regional de Castilla y León (CORE), con el objetivo de crear un «ente intermediario
entre las Uniones [de Campesinos] y la Coordinadora Nacional [COAG]» y erigirse «en
portavoz de los intereses de la región y en baluarte de defensa de la agricultura
del Duero» «Hoy se constituirá la Coordinadora Regional de Castilla y León», El Norte de Castilla, 16-4-1978.
Junto a la UCV y la minoritaria FTT-UGT, el panorama del sindicalismo agrario de clase de la provincia de Valladolid se complementó con la Unión de Ganaderos de Valladolid
(UGV), creada en septiembre de 1978 de la mano de Fernando Moráis de la Horra, quien,
como vimos, estaba vinculado al PTE y ya fue impulsor de las CC. CC. en la provincia Entrevista a Honorino Fernández. Peñafiel (Valladolid), 22-7-2019. «Nos hemos agrupado para defender los intereses de los ganaderos pequeños y medianos»,
El Norte de Castilla, 9-9-1978.
El presente texto nos muestra que, tras la muerte del dictador, se produjo en la provincia de Valladolid una eclosión de la actividad sindical agraria que se tradujo en la creación de infinidad de asociaciones agrarias de diversa ideología y tipo.
En síntesis, desde los sectores agrarios conservadores primero se creó ARA y, poco más tarde, APAG y AEPA, la primera vinculada a los antiguos dirigentes del sindicalismo vertical, y la segunda impulsada por grupos de agricultores críticos con los dirigentes sindicales durante el tardofranquismo. En este mismo ámbito ideológico también surgió AGGR, una asociación para la defensa de los intereses ganaderos, y se refundó el SR, un sindicato sectorial que durante la dictadura había mantenido amplia independencia de acción. Desde los sectores agrarios progresistas se crearon, todavía en la clandestinidad, las CC. CC., vinculadas al PTE, y el MCB, impulsado por sectores progresistas de la Iglesia católica y el PCE. Ya en 1977, estas dos organizaciones se fusionaron para crear la UCV. Otras organizaciones progresistas fueron la pequeña sección provincial de la FTT-UGT y la UGV, un sindicato ganadero que, a pesar de unos orígenes cercanos al PTE, terminó integrándose en AEPA.
Tras su creación y legalización, las distintas asociaciones agrarias vallisoletanas iniciaron una frenética actividad sindical que las llevó a entablar contactos con otras asociaciones similares para crear federaciones y confederaciones de ámbito regional y nacional. Así, a nivel regional diversas asociaciones agrarias conservadoras, incluidas APAG y AEPA, fundaron la Federación de Agricultores y Ganaderos de la Cuenca del Duero. Mientras, las asociaciones agrarias progresistas crearon, primero, la Coordinadora Regional de Organizaciones Campesinas de Castilla y León y, después, la CORE. Del mismo modo, a nivel nacional las asociaciones agrarias vallisoletanas participaron en la fundación de algunas de las grandes centrales sindicales agrarias que dominaron el panorama sindical del país entre finales de los setenta e inicios de los ochenta: AEPA fue fundadora de la CNAG; APAG de UFADE, y las CC. CC. y el MCB de COAG, organización en la que posteriormente se integró la UCV.
En definitiva, el análisis la lluvia de siglas que tuvo lugar en el campo vallisoletano durante la segunda mitad de los años setenta nos permite sacar, en esencia, tres conclusiones. En primer lugar, y del mismo modo que han mostrado otras investigaciones similares realizadas en los últimos años, permite certificar que en España se produjo una notable movilización agraria tras el fin de la dictadura franquista, lo que es una clara muestra de que la sociedad rural española no fue ajena al acontecer político de su tiempo, sino que tuvo un papel activo en el desarrollo del proceso democratizador que vivió el país durante la Transición. En segundo lugar, permite mostrar que esa movilización agraria también tuvo un notable eco en la cuenca del Duero, como muestra la proliferación de sindicatos agrarios que se produjo en la provincia de Valladolid. En tercer lugar, permite mostrar que esta sindicalización agraria no solo fue impulsada por organizaciones y asociaciones progresistas, como han señalado la mayoría de investigaciones que han afrontado este tema de estudio, sino que también fue promovida por la actividad sindical de sectores conservadores que buscaron definir un espacio propio dentro del nuevo panorama sindical agrario que se abrió con el advenimiento de la democracia.
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