RESUMEN
Este artículo analiza la política colonial española hacia la esclavitud y el servilismo en el Sáhara entre 1934 y 1957, con el objetivo de reconstruir las prácticas y el lenguaje administrativo de los oficiales españoles acerca de una cuestión silenciada y de compleja definición como las formas extremas de dependencia. La fuente principal en que se basa el estudio son los documentos internos de la Administración colonial en el Sáhara español, que serán interpretados desde una doble perspectiva: para reconstruir las relaciones de poder entre colonizadores y colonizados, y para descubrir los problemas de los colonizadores a la hora de definir y manejar las nociones de esclavitud. El resultado del análisis es que las autoridades españolas desarrollaron una paradójica política que prohibía formalmente el comercio de esclavos, pero que respetaba la institución del servilismo para no contravenir a muchos jefes tribales. A pesar de esta supuesta neutralidad, los oficiales españoles tuvieron que gestionar numerosos conflictos vinculados a la compraventa, la manumisión o la fuga de esclavos en un complejo espacio de frontera colonial, que reveló la agencia de los subalternos. Todo ello se produjo en un escenario repleto de tensiones e incertidumbres que mostraban la pugna por definir los propios fenómenos de esclavitud y servilismo en una época de cambios.
Palabras clave: Esclavitud; política colonial; Sáhara; manumisión; servilismo.
ABSTRACT
This article analyzes Spanish colonial policy towards slavery and servility in the Sahara between 1934 and 1957, with the aim of reconstructing the practices and the administrative language of Spanish officials on a silenced and complexly defined issue such as extreme forms of dependence. The main source on which the study is based is the internal documents of the colonial administration in the Spanish Sahara, which will be interpreted from a double perspective: to reconstruct the power relations between the colonizers and the colonized, and to discover the problems of the colonizers in defining and handling the notions of slavery. The result of the analysis is that the Spanish authorities developed a paradoxical policy that formally prohibited the slave trade, but respected the institution of servility so as not to contravene many tribal chiefs. Despite this supposed neutrality, Spanish officials had to manage numerous conflicts related to the purchase and sale, manumission or escape of slaves in a complex colonial frontier space, which revealed the agency of the subalterns. All this took place in a scenario full of tensions and uncertainties that showed the struggle to define the very phenomena of slavery and servility in an era of change.
Keywords: Slavery; colonial policy; Sahara; manumission; servility.
El siglo xxi está viendo la emergencia de compraventa de esclavos en escenarios de guerra y violencia
como Sudán o la Libia de la era post-Gadafi. Las rutas migratorias transaharianas
hacia Europa también recuerdan antiguas caravanas que transportaban esclavos desde
el África occidental y central hacia el norte de África[2]. Para poder comprender mejor las raíces de estos fenómenos planteo un viaje al pasado
colonial español más cercano, el relativo a la zona del Sáhara Occidental, todavía
en conflicto político tras la fallida descolonización de 1975, basándome en fuentes
primarias de la Administración colonial española. Este ejercicio reconstruye la ambigua
gestión colonial de un fenómeno olvidado y su compleja definición: la esclavitud en
el Sáhara, que al igual que en las zonas más septentrionales del Magreb tenía que
ver con una forma extrema de servilismo. Pero la definición y acotación del propio
fenómeno es problemática, de acuerdo con la literatura etnográfica, a la hora de marcar
la frontera entre la esclavitud, las formas domésticas de servilismo y las «formas
extremas de dependencia» Término propuesto por Georges Condominas en 1988. Villasante-de-Beauvais ( Villasante-de-Beauvais, M. (2000b). La question des hiérarchies sociales et des groupes
serviles chez les bidân de Mauritanie. En M. Villasante (ed.). Groupes serviles au Sahara. Approche comparative à partir du cas des arabophones de
Mauritania (pp. 277-322). París: CNRS Editions.
Botte, R. (2007). Liberté formelle et dépendances idéologiques en Afrique. Comment
déconstruire les relations maîtres/esclaves? Les Cahiers du Centre de Recherches Historiques. Archives, 40, 163-183. Disponible en: https://doi.org/10.4000/ccrh.3396
La bisagra de este conflicto era el propio concepto de esclavitud o ‘ubudiya Aquí emplearé estos términos prestados del trabajo fundacional de Balandier ( Balandier, G. (1951). La situation coloniale: approche théorique. Cahiers Internationaux de Sociologie, 11, 44-79.
El impacto del colonialismo sobre las formas locales de esclavitud tampoco fue uniforme.
En las regiones bajo influencia musulmana que rodeaban al Sáhara los colonizadores
fueron poco claros a la hora de suprimir la esclavitud. Así, en el protectorado de
Marruecos no se emitió ningún decreto que anulara el estatus de esclavo, más allá
de una circular de 1922 en la zona francesa que prohibía el tráfico de esclavos Cheikh ( Cheikh, A. W. O. (1993). L’évolution de l’esclavage dans la société maure. En E. Bernus,
P. Boilley, J. Clauzel, J. L. Triaud. Nomades et commandants. Administration et sociétés nomades dans l’ancienne AOF (pp. 181-192). París: Karthala.
Botte, R. (2010). Esclavages et abolitions en terres d’Islam. Bruxelles: André Versaille.
Ennaji ( Ennaji, M. (1994). Soldats, domestiques et concubines. L’esclavage au Maroc au XIXe siècle. Casablanca: Editions Eddif.
Botte, R. (2007). Liberté formelle et dépendances idéologiques en Afrique. Comment
déconstruire les relations maîtres/esclaves? Les Cahiers du Centre de Recherches Historiques. Archives, 40, 163-183. Disponible en: https://doi.org/10.4000/ccrh.3396
La falta clara de unas directrices para abolir la esclavitud en el Magreb se puede
explicar por una calculada política colonial de aparente respeto del islam, motivada
por el temor a generar malestar y resistencias políticas
En la zona norte del protectorado español la política fue muy ambivalente y tampoco
se prohibió oficialmente la esclavitud Al libro De Dalmases ( De Dalmases, P. I. (2012). La esclavitud en el Sáhara Occidental. Barcelona: Ediciones Carena.
De Dalmases, P. I. (2014). El Sáhara Occidental en la bibliografía española y el discurso colonial [tesis doctoral]. Universitat Autònoma de Barcelona. Disponible en: https://ddd.uab.cat/pub/tesis/2014/hdl_10803_131287/pido1de1.pdf Caratini ( Caratini, S. (1989). Les Rgaybāt (1610-1934). París: Éditions L’Harmattan.
López Bargados, A. (2001). «Ni blanco ni negro, sino gris». Los proyectos emancipatorios
del colectivo harratin en la sociedad mauritana contemporánea. En M. Nash y D. Marre
(eds.). Multiculturalismos y género. Un estudio interdisciplinar (pp. 195-218). Barcelona: Edicions Bellaterra.
Villasante-de-Beauvais ( Villasante-de-Beauvais, M. (ed.) (2000a). Groupes serviles au Sáhara. Approche comparative à partir du cas des arabophones de
Mauritania. París: CNRS Editions.
López Bargados, A. (2001). «Ni blanco ni negro, sino gris». Los proyectos emancipatorios
del colectivo harratin en la sociedad mauritana contemporánea. En M. Nash y D. Marre
(eds.). Multiculturalismos y género. Un estudio interdisciplinar (pp. 195-218). Barcelona: Edicions Bellaterra.
En la línea de estos autores analizaré un corpus inédito de documentos emitidos por la Administración de los diferentes territorios bajo control español en el Sáhara y localizados en la sección de África del Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares. El material incluye informes, cartas, radiogramas y notas emitidas entre 1932 y 1953 en los diferentes territorios de Ifni, Cabo Juby, Saguía el Hamra y Río de Oro. El objeto de este artículo viene acotado por esta limitación temporal de los documentos, que se corresponde con el período comprendido aproximadamente entre la ocupación de Ifni por el coronel Capaz en 1934 y la transformación de los territorios del Sáhara en provincia española en 1958, tras la guerra de Ifni de 1957-58. Faltaría completar, pues, con fuentes primarias este período hasta el estallido del conflicto en 1975.
El enfoque para leer estos documentos parte de la mirada de autores como Ginzburg
y la microhistoria Toledano ( Toledano, E. R. (1993). Shemsigul: A Circassian Slave in Mid-Nineteenth-Century Cairo.
En E. Burke III. Struggle and survival in the modern Middle East (pp. 59-74). London; New York: I. B. Tauris.
Los territorios comprendidos bajo el llamado Sáhara español eran muy extensos y fueron
organizados en regiones administrativas artificiales y cambiantes, que recortaron
la región con tiralíneas, dividiéndola en tres subzonas de norte a sur: Cabo Juby,
Saguía el Hamra y Río de Oro. Pero las poblaciones nómadas locales se movían por otros
parámetros, vinculados a lazos sociales y humanos más que territoriales, y a una praxis
de subsistencia que seguía rutas específicas de pozos y puntos de intercambio, según
el ciclo ecológico y temporal, en una región que se conocía como trab al-bidan, siendo este término bidan el que definía una identidad común de sus cabilas o tribus
La presencia española en la región se había iniciado en tiempos de la Conferencia
de Berlín, cuando la expedición española de Emilio Bonelli en 1884 dio paso a un protectorado
nominal en la zona de Río de Oro entre Cabo Blanco y Cabo Bojador, aunque se limitó
a puntos costeros sin poder efectivo
La introducción de estas fronteras y una gestión territorial colonial entre puestos
aislados transformó las estructuras sociales precoloniales, de manera que los grupos
humanos organizados en qaba’il o tribus recompusieron sus estructuras y alianzas al quedar divididos entre los administradores
franceses y los administradores españoles, generando lo que López Bargados denominó
un «faccionalismo de frontera» Cheikh ( Cheikh, A. W. O. (1993). L’évolution de l’esclavage dans la société maure. En E. Bernus,
P. Boilley, J. Clauzel, J. L. Triaud. Nomades et commandants. Administration et sociétés nomades dans l’ancienne AOF (pp. 181-192). París: Karthala.
¿Pero cuál era la situación histórica de la esclavitud en aquellos territorios? Sin
duda, un autor imprescindible para entender el estatus de libres, esclavos y libertos
en el Sáhara es Julio Caro Baroja, quien hiciera un trabajo de campo relámpago en
la zona auspiciado por las autoridades coloniales entre noviembre de 1952 y febrero
de 1953
Los conocidos como na‘ama, que nacen en la propia jaima y no se venden Caro Baroja ( Caro Baroja, J. (1990) [1955]. Estudios saharianos. Madrid: Júcar Universidad.
Ensel, R. (1998). Saints and Servants. Hierarchical Interdependence between Shurfa and Haratin in the
Moroccan Deep South. Amsterdam: Universiteit van Amsterdam.
Los tarbia, los que se compran y adquieren. Estas adquisiciones se hacían antiguamente a cambio
de sal, por medio de comerciantes que traían los esclavos del sur Sobre estos intercambios transaharianos que llegaban hasta el sur de Marruecos, véase
Pascon ( Pascon, P. (1984). La maison d’Illigh et l’histoire sociale du Tazerwalt. Rabat: Smer.
En esta sociedad nómada, los «negros» (sudan) eran también mal vistos como en otras latitudes del Magreb o del mundo árabe Cheikh ( Cheikh, A. W. O. (1993). L’évolution de l’esclavage dans la société maure. En E. Bernus,
P. Boilley, J. Clauzel, J. L. Triaud. Nomades et commandants. Administration et sociétés nomades dans l’ancienne AOF (pp. 181-192). París: Karthala.
Mcdougall, E. A. (2000). Un monde sens dessus dessous: Esclaves et affranchis dans
l’Adrâr mauritanien, 1910-1950, en M. Villasante-de-Beauvais (dir.). Groupes serviles au Sahara. Approche comparative à partir du cas des arabophones de
Mauritanie (pp. 121-143). París: CNRS.
Históricamente, las rutas y mercados de esclavos pasaban más bien por el nordeste
sahariano, entre Marruecos y Níger. Las salinas de Yjil eran explotadas en el siglo
xix para comprar esclavos en el «Sudán» Ibid.: 97.
Durante la etapa colonial se produjo una colisión de jurisdicciones y la situación
de los esclavos no estaba exenta de problemas, como así lo reflejan las fugas durante
aquel período: «Los negros dan lugar a varios tipos de problemas. A veces se fugan
del hogar de sus amos, y la reclamación de éstos no es tan bien acogida por la justicia
española como lo era por la indígena» Id. Id. Id.
Los conflictos implicaban también tensiones familiares y matrimonios: «Un padre reclama
contra su hijo por haberse casado con una negra (8-8-50)» Id. Ibid: 224.
El acceso a las fuentes primarias de la Administración española en los territorios del Sáhara nos permitirá contrastar la política colonial hacia esta cuestión, pero también puede dar luz sobre las condiciones de la esclavitud y el servilismo en la zona entre 1934 y 1957. Antes de proceder a este análisis es preciso detenerse en el lenguaje que la Administración española utilizó para dar nombre al fenómeno.
Los títulos que encabezan los documentos dedicados a los temas de esclavitud y servilismo
contenían las siguientes expresiones: «trata de negros», «sobre negros», «comercio
de negros», «esclavitud», «esclavos», «negros» o «asuntos negros». Y la información
era archivada y clasificada en un «expediente de negros y esclavos». Para referirse
a las personas epigrafiadas, en unas ocasiones se empleaba «esclavos», y en otras
«negros» o «negras», y en algunos pocos casos «morenos». Los autores de los documentos
fundían y confundían la cuestión del estatus con el aspecto físico, etiquetado por
aquel entonces como «raza». Es decir, que identificaban esclavitud con negritud y
viceversa. Aunque el africanismo franquista mezcló las nociones eugenésicas y cientistas
de la época con otras dimensiones religiosas en la noción de raza, Boëtsch y Ferrié ( Boëtsch, G. y Ferrié, J. N. (2000). De la modernité paradoxale du point de vue de
l’anthropologie physique sur les groupes serviles au Sáhara. En M. Villasante-de-Beauvais
(dir.). Groupes serviles au Sahara. Approche comparative à partir du cas des arabophones de
Mauritanie (pp. 269-276). París: CNRS.
Villasante-de-Beauvais, M. (2007). Quelques réflexions sur le devenir des catégories
coloniales de classement collectif: races, tribus et ethnies. En M. Villasante-de-Beauvais
(dir.). Colonisations et héritages actuels au Sahara et au Sahel: problèmes conceptuels, état
des lieux et nouvelles perspectives de recherche (XVIIIe-XXe siècles) (pp. 67-131). París: L’Harmattan.
Para describir el movimiento de esclavos los oficiales utilizaban las palabras «comercio»,
«trata» o «robo» («robo de dos negras»), y en una ocasión «venta de familiares de
raza negra». Esta etiqueta ilustra a la perfección el entrecruce de las categorías
en juego y las dificultades de definición del fenómeno, ya que la etiqueta de «familiares
de raza negra» se estaba refiriendo a los adoptados, protegidos o «esclavos de la
tienda». Esta fórmula de «familiares de raza negra», tan confusa como relevante, se
mantuvo en el tiempo y permitía hasta cierto punto etiquetar el desconcierto moral
frente al mantenimiento de formas extremas de servilismo. Según observa De Dalmases De Dalmases ( De Dalmases, P. I. (2012). La esclavitud en el Sáhara Occidental. Barcelona: Ediciones Carena.
Angosto Fernández, L. F. y Kradolfer, S. (eds.) (2012). Everlasting Countdowns: Race, Ethnicity and National Censuses in Latin American States.
Newcastle upon Tyne: Cambridge Scholars Publishing.
Pero podría tratarse de la adaptación de un concepto local. Bengoechea Tirado ( Bengoechea Tirado, E. (2016). Políticas imperiales y género. La Sección Femenina en la provincia de Sáhara (1961-1975)
[tesis doctoral]. Universitat de València. Disponible en: https://www.educacion.gob.es/teseo/imprimirFicheroTesis.do
Otra observación sobre la terminología es que los documentos oficiales restringían
el término «indígena» para referirse a los bidan o a la población libre. De hecho, en los documentos de pase de frontera también refieren
a la persona como «indígena» por defecto (Ficha de pase) Sahara Español / Indígena / De la cabila / Fracción / Está autorizado
a marchar a / Con objeto de / Llevando / Este pase es valedero hasta / Fecha y firma
/ Debe presentarse en las oficinas de tránsito. Archivo General de la Administración
(en adelante AGA), 81/13882.
En enero de 1943 el delegado del gobierno de Ifni preguntó a Ángel Domenech Lafuente,
delegado de sección, cuál era la situación de la esclavitud en el territorio. La consulta
indicaba el grado de incertidumbre que sobrevolaba los despachos de la Administración
colonial. La respuesta de Domenech Lafuente fue que «oficialmente, aquélla se halla
abolida» Carta de Ángel Domenech Lafuente, jefe de la Sección Política, al delegado del Gobierno
de Ifni. Sidi Ifni, 29 de enero de 1943, AGA, 81/13882.
Esta consulta entre altos mandos militares no era de extrañar, ya que en esa época
todavía existían caravanas comerciales que atravesaban el territorio con personas
destinadas al tráfico esclavista Cheikh ( Cheikh, A. W. O. (1993). L’évolution de l’esclavage dans la société maure. En E. Bernus,
P. Boilley, J. Clauzel, J. L. Triaud. Nomades et commandants. Administration et sociétés nomades dans l’ancienne AOF (pp. 181-192). París: Karthala.
Tráfico de esclavos entre Mauritania y nuestra zona. 1944, Gobierno Político Militar
de Ifni Sahara (en adelante GPMIS). Zona Zaguia el Hamra. Aiún, 29 de septiembre de
1944, AGA, 81/13882.
Estas caravanas detectadas en 1943 y 1944 se componían de unos cincuenta camellos
y transporte de ganado, comprado en la zona francesa limítrofe por comerciantes del
sur de Marruecos. En una de ellas el cuidado del ganado iba a cargo de «seis negros» Id.
Otro de los circuitos recogidos en la documentación era el repetido por algunos bidan que adquirían esclavas para su unidad doméstica. El comprador acudía hacia el norte
a la zona francesa de protectorado, vendía allí unos camellos a cambio de moneda francesa,
regresaba al Sáhara y compraba una esclava con francos. Es el caso de Hamadi Uld Brahim
Uld Lasen de los Erguibat, quien a su vuelta de Marruecos se dirigió al sur y compró
a una joven de veinticinco años, llamada Selama ment Soliman, a su anterior propietario,
ambos de Mauritania, cabila de Idab Lahsen. La joven, etiquetada como «del tipo negro
de Guinea», fue comprada por 15 000 francos. También sabemos que el oficial español
habló con el comprador y con la chica. En este caso, el comprador «manifestó que no
la quería para venderla, sino para tenerla en su jaima», y «la negra dijo que estaba
muy contenta con su nuevo amo porque éste la trataba mucho mejor que el que tenía
antes» GPMIS. Zona Zaguia el Hamra, Aiún, 13 de diciembre de 1944, AGA, 81/13882.
En cambio, unos meses más tarde, en un caso similar el comprador fue detenido. Se
trataba de Aomar Uld Enhamed Uld Azat, de los Rguibat. Vendió unos camellos en la
zona francesa de Marruecos y con el dinero ganado se dirigió a Nuakchott, donde compró
a «dos negras» de la cabila de Ulad Bu Sbaa a hombres de esta misma cabila. Se trataba
de dos jóvenes, Salma Bentz Bilal, y otra joven llamada Baraquetu Mentz Mahamud, de
19 años, etiquetada como «pequeña, tipo de Guinea, color canela, en 50 000 francos» Expediente Esclavos. Compra de dos negras por el indígena Aomar Uld Enhamed Uld Azat. 1945, AGA, 81/13882.
Entre los condicionantes que conformaban estas prácticas de compraventa hay que incluir
factores ecológicos, como las sequías de principios de la década de 1940, que alteraron
las formas de subsistencia e impulsaron que diversos bidan de Río de Oro comerciaran con sus esclavos y protegidos. El siguiente caso demuestra
la ambivalencia de la política española, muy condicionada por el temor a provocar
el descontento local por un exceso de prohibiciones. En julio de 1942 se mandaron
instrucciones sobre el tema tras observar que «estan vendiendo a sus familiares negros
a nómadas pertenecientes a otras tribus de esta demarcación, especialmente a Izarguien»
[zona norte de El Aaiún] GPMIS. Zona Rio de Oro. Secreto. Sobre venta de familiares de raza negra. Villa Cisneros,
23 de julio de 1942, AGA, 81/13882.
Id. GPMIS. Zona Rio de Oro. Secreto. Sobre Boutilimit. Esclavitud. Dirigido al Jefe de
la Sección Política del Gobierno Sidi Ifni-El Aiun, y al Delegado del Sahara. Villa
Cisneros, 26 de abril de 1943, AGA, 81/13882.
El recordatorio recurrente de las prohibiciones a los oficiales indicaba la persistencia
del fenómeno y las incertidumbres de aquellos. En septiembre de 1943 se reiteraba
la obligación de detener las caravanas con esclavos: «Caso encontrar dentro nuestros
Territorios caravanas conduciendo ESCLAVOS como objeto comercio, sea detenida; procúrense
pruebas demuestren tal comercio; y deme cuenta para resolución» GPMIS. Servicio Radiotelegráfico Militar. Radio para Aiun, Tantan y Villa Cisneros.
De Ifni. El coronel gobernador, 5 de septiembre de 1944, AGA, 81/13882.
GPMIS. Telegrama postal. Circular. El coronel gobernador, Sidi Ifni, 21 de mayo de
1945, AGA, 81/13882.
Es importante remarcar que los compradores de esclavos pronto tuvieron conocimiento
de estas medidas y algunos se presentaron en las oficinas españolas para evitar que
les sancionaran, como Hamadi Uld Brahim Uld Lahsen de los Erguibat, quien argumentó
que «sin saberlo habia comprado una negra, hacía un mes; que lo ponia en conocimiento
para salvar la responsabilidad podia tener» GPMIS. Zona Saguia El Hamra. Sobre Esclavos. Aiún, 13 de diciembre de 1944, AGA,
81/14522. Existe otra ficha con la misma información del caso, con el epígrafe de
«NEGROS».
A pesar de los controles rutinarios, el mando de Ifni era consciente de las dificultades
de controlar un territorio tan amplio y sus fronteras, y desde Villa Cisneros se constataba
que «el comercio de negros y camellos entre Mauritania y Marruecos se acentua cada
dia mas. Indigenas de Uad Nun y otros puntos atraviesen nuestro Sahara con enormes
sumas de francos, y entrando en Mauritania adquieren negros y camellos que luego son
vendidos en Marruecos» Radiograma descifrado. De Ifni para Tantan y Aiun, 19 de agosto de 1944, AGA, 81/14522. GPMIS. Zona Saguia el Hamra. Semara, 20 de enero de 1947, AGA, 81/13882.
Las instrucciones de 1943 se continuaban repitiendo en octubre de 1948 con la idea
de no fomentar ni favorecer la esclavitud y de apoyar las quejas de los esclavos o
de aquellos que expresaran «su deseo de pasar a la condición de horro La palabra horro procede del árabe hurr, «libre», empleada también para referir a un liberto. El término fue incorporado al
castellano para designar la figura del esclavo liberto, ya desde el siglo XVI y pasó
con este mismo significado a las colonias americanas.
Carta reservada del Subgobernador del Sahara al Sr. Capitán Jefe de la Oficina destacada
de Semara, 26 de octubre de 1948. Pero la información refiere las instrucciones emitidas
ya el día 5 de abril de 1948, AGA, Caja 81/13882.
Id.
Pero todo ello era reflejo también de las incertidumbres de la Administración. Las
instrucciones del subgobernador eran un recordatorio en respuesta a un telegrama anterior
del capitán de Smara que expresaba que «en esta no existen instrucciones sobre esta
clase de indígenas» y no sabía cómo actuar. Además, las autoridades españolas estaban
pendientes de los movimientos de las autoridades francesas, y solo a partir de 1953
parece que los franceses iniciaron una presión real para terminar con el tráfico de
personas, encarcelando a quienes vendiesen esclavos, controlando las ventas entre
tribus, así como la cesión y adopción de «familiares negros» Sobre «Abolición de esclavitud en Mauritania», Delegación Gubernativa Zona Meridional
del Sáhara, 1 de junio de 1953, AGA, 81/13882.
Las instrucciones sobre la esclavitud fueron generales y sintéticas. Para valorar mejor su implementación he recogido en esta sección el modo en que los oficiales españoles tuvieron que gestionar y enfrentarse a una realidad mucho más compleja y dinámica de lo que preveían dichas instrucciones. La población local, y especialmente los propios esclavos, esclavas o libertos se mostraron activos y acudieron a las oficinas españolas para expresar sus reclamaciones, quejas, obtener manumisiones o dejar la resolución de sus conflictos en manos de la autoridad colonial, y enfrentarse a sus patrones. De este modo, la calculada neutralidad que pretendían los colonizadores no era posible en el cara a cara de las relaciones de poder entre aquellos grupos.
En la jurisprudencia islámica la manumisión tenía diversas posibilidades legales:
que el propietario explicitara en su testamento que el esclavo quedaba libre el día
de su defunción o que el esclavo pagara con dinero su propia libertad, por medio de
trabajo. En la zona de Cabo Juby se produjo un caso del segundo tipo en 1932, que
quedó registrado porque la manumisión terminó en conflicto. Este ejemplo demuestra
además el uso estratégico de las fronteras por parte de los implicados. Faraye Ahmed
ben Ali Biba era propietario de un esclavo llamado Meheyub. Este «adquirió su libertad
según las leyes musulmanas en 160 duros españoles, entregando en el acto a su dueño
90 y quedándole, por lo tanto, deudor de 70» Notas sobre «Abolición esclavitud». Del coronel delegado interino al Alto Comisario.
Delegación de la Alta Comisaría, Cabo Juby, 15 de julio de 1932, AGA, 81/11001.
En este mismo lugar, y muy poco antes, había tenido lugar un caso parecido con un
ilustre de la literatura universal, el escritor y piloto Antoine de Saint-Exupéry,
quien también a su paso por Cabo Juby liberó a un pastor esclavo llamado Bark. Y al
igual que en el caso de Meheyub, el autor de El principito le preparó el viaje en avión a Marruecos, primero a Agadir, para ir luego a Marrakech Estas memorias se encuentran en Tierra de Hombres, y debo el hallazgo al trabajo de De Dalmases ( De Dalmases, P. I. (2012). La esclavitud en el Sáhara Occidental. Barcelona: Ediciones Carena.
Ibid.: 139-146.
Nota, s. f., AGA, 81/14522.
Añadiré otro ejemplo inédito de liberación muy significativo, ya que en él se expresaban las motivaciones personales, además de las políticas, de un oficial español que decidió comprar a una niña para liberarla. En abril de 1944 pasó cerca de su oficina de Smara un comerciante de Bus-Sba, procedente del sur, «con 50 camellos y seis negros de viaje para Guilimin, desde luego todo autorizado mediante pase por la Oficina de Tichla». Y añadía que:
Yo le compré una morenita pequeña, que me daba mucha pena por ser saladísima y además
también por un poco de política con Said Uld Yumani, que a toda costa quería llevársela
él y ante su insistencia viendo que si decía que era para mí se callaría, la compré
dándole a continuación la libertad, pero ella no quiere separarse de mí. En esto de
los morenos yo no se si se podrán pasar y vender en nuestra Zona, aún con pase de
una Oficina, por lo cual ruego a V S.I., que me oriente respecto a esto para proceder
en lo sucesivo Comercio de negros. GPMIS. Zona Saguia el Hamra. Oficina de Smara, 1 de mayo de 1944,
AGA, 81/14522.
El hecho de que el oficial de Smara comprara una esclava, aunque fuese para liberarla, no entraba seguramente en los planes oficiales de la Administración central; de hecho, las instrucciones generales de 1943 quedaban más que en evidencia con este caso, ya que el oficial expresaba abiertamente sus dudas y preguntas sobre «esto de los morenos».
En el siguiente ejemplo de 1942 analizaremos las dificultades de gestión que tuvo
que confrontar la Administración colonial frente a la incansable persistencia de una
mujer esclavizada, Mbarka, por recuperar a su hija, Habiba, que puso en jaque el peso
de las fronteras. Mbarka, madre de Habiba, había pertenecido como esclava a la familia
Ben Derqawa de Dukkala, en la zona de protectorado francés. La familia Ben Derqawa
casó a Mbarka con un capataz libre de Marrakech. Al poco murió el marido y el majzén la socorrió temporalmente, hasta
que unos hombres le tendieron una trampa y la trasladaron a Uad Nun con la promesa
de encontrar a sus primeros dueños. Pero fue llevada a Taki Uld Mami, un cargo del
cheij Mohamed Lagadaf, y estuvo a su servicio. Más tarde fue a Tarfaya a buscar trabajo
y conoció a un esclavo llamado Ramadan, de Brahim Uld Erguibi, con quien tuvo tres
hijos. Ambos se acogieron a la posibilidad de manumisión pagando una cantidad de dinero,
pero Brahim les engañó y no le dio la libertad. Además, su hija Habiba siguió en manos
de los herederos de Taki Uld Mami. Entonces, la madre tomó la iniciativa de recuperar
a su hija, a lo cual el cheij respondió que cheránicamente no era posible porque pertenecía a los herederos de Taki.
La mujer fue a reclamar al oficial español de Sidi Ifni, quien escribió que era preciso
«dar a esta mujer una palabra definitiva, evitando así se pase la vida en la puerta
de la
oficina de Saenz de Aranaz» Asunto: Habiba Met Dris Ben Laarbi. Intervención Local. Cabo Juby, 9 de julio de
1942, AGA, 81/13882.
Carta a Galo Bullón Díaz. GPMIS, Sidi Ifni, 17 de agosto de 1942, AGA, 81/13882. Carta del cheij Mohamed Lagadaf al comandante Galo Bullón, 8 de junio de 1942, AGA, 81/13882.
Si en el caso anterior observamos las dificultades de la Administración española para negociar entre las autoridades tribales y los sujetos de la esclavitud, en el siguiente ejemplo se aprecia la tensión entre las autoridades españolas y francesas, y el uso instrumental de la frontera por parte de los bidan. En abril de 1944 tuvo lugar un incidente por la fuga de un esclavo que se quería presentar a una oficina española. Ello pone de manifiesto que por aquel entonces los esclavos ya eran conscientes de que si alcanzaban la oficina española tenían alguna oportunidad de ser liberados. Al mismo tiempo muestra el uso de la frontera por parte de las tribus, en este caso una rama de los Erguibat, que regresó a Mauritania para evitar a las autoridades españolas:
Uno de los Erguibat Ulad Daud que se encontraban nomadeando en la zona de Imguegrerem,
mandaron a uno de sus esclavos al pozo de Tiraclim para darle de beber al ganado.
Que el negro intento venir a esta Oficina para que le dieran la libertad, que al enterarse
los dueños, salieron en su persecucion, encontrandole en el camino, obligandole a
volver no sin antes darle palizas. Que ante el temor de que se enterasen en esta Oficina,
marcharon inmediatamente para la zona francesa Esclavos. Aiún, 3 de abril de 1944, AGA, 81/13882.
En esta nueva dinámica histórica las poblaciones locales tenían claro que el statu quo había cambiado. Unos eludían a los colonizadores, pero otros acudían a las oficinas
españolas, conscientes de que los españoles habían decidido poner coto a esta práctica.
Un miembro de los Erguibat, fracción de Suad, llegó a la posición de Guelta procedente
de Mauritania, donde había comprado a «la negra Aixa», de 35 años, de la cabila de
Trarza, fracción de Ulad Deiman, a un hombre de la misma cabila por catorce mil francos.
El comprador explicó que la había adquirido para comerciar con ella, pero que «al
enterarse que no se permitia la venta de negros en la zona, queria poner en conocimiento
que habia comprado él la negra, sin saber que no podia hacerlo, para que el Gobierno
dispusiese lo que creyera oportuno» Sobre Esclavos. GPMIS. Zona Saguia el Hamra. Aiún, 13 de diciembre de 1944, AGA,
81/13882.
No era la primera vez que la declaración de una mujer comprada era utilizada en este
sentido para liberar formalmente a una esclava, pero dejándola igualmente bajo la
tutoría del mismo comprador. No en balde, en casos de conflicto se procuraba la manumisión
de la esclava, pero los responsables de la compra no recibían ningún tipo de castigo.
Es el caso de Aicha, sobre la que se obligó a redactar un documento de libertad, pero
las «perdidas sufridas por Abdu [su comprador] es el castigo impuesto» GPMIS. Servicio Radiotelegráfico Militar. De Ifni a Aiun. Recibido el 21 de enero
de 1945, AGA, 81/13882.
En similares circunstancias se produjo la liberación en febrero de 1945 de Baraquetu
y Salma, cuyo caso hemos citado anteriormente, al apreciar el Grupo Nómada de Saquia
el Hamra que un Erguibat había comprado dos esclavas en Nuakchott para venderlas,
tras haber obtenido un dinero a cambio de camellos en el protectorado francés en Uad
Nun. El comprador pagó cincuenta mil francos por Baraquetu, «de unos 19 años, pequeña,
tipo de Guinea, color canela», y otros cincuenta mil por Salma, de 24 años, «estatura
pequeña, tipo Guinea, color negro». Tras ser detenido, el comprador alegó que desconocía
la prohibición y que «no se le puede prohibir vender las negras porque la justicia
mora lo autoriza, hasta se atreve a decir que no le importaria vendieran a un hijo
suyo, si es de justicia. [...] en prevision de que pueda vender a las negras se ordena
las deje en este Puesto trabajando en concepto de libres hasta ulterior resolución» Esclavos. Oficina destacada de Smara, 26 de enero de 1945, AGA, 81/13882.
CERTIFICO: Que en esta fecha se le concede a la musulmana negra SALMA MENT BILAL U.
MESAUD, de la cabila de Ulad Bu Sbaa, fracción de Edmuisat, que habia traido a Zona
Española para su venta el musulman Aomar Uld Emnamed Uld Azat, de la cabila de Erguiat,
fracción de Suaad Ulad Bu Said; haciendo constar que se procede así en cumplimiento
de lo dispuesto por el Excmo. Señor Gobernador del Territorio en orden telegrafica
número cincuenta y dos de trece del actual Certificado de liberación. Don José Ruíz García, capitán adjunto de la Delegación
Gubernativa del Sahara, Aiún, 15 de febrero de 1945, AGA, 81/13882.
Pero como en otros casos, la libertad de las mujeres quedaba a merced de nuevos protectores, que en este caso fueron dos oficiales saharauis de las tropas coloniales: «Barqueto
trabajando de criada del sargento Abdala. Salma trabajando de criada con el sargento
del Grupo Muley Aomar» Nota manuscrita, 16 de febrero de 1945, AGA, 81/13882.
En mayo de ese mismo año se dio cuenta de otra manumisión promovida por la autoridad
española. Interesa destacar de este caso que, desafiando las formas existentes de
liberación, que eran monopolio de adules (notarios) y de la justicia islámica, el documento de libertad, traducido al hasanía,
debía ser refrendado por la firma del capitán jefe de Smara, Argimino Rodicio, con
el visto bueno del comandante delegado. Carta de Argimiro Rodicio González, capitán jefe de la Oficina al comandante delegado
del Sáhara español (Aiun). GPMIS. Smara, 19 de mayo de 1945, AGA, 81/13882.
En el año 1948 se produjo un incremento de mediaciones de las oficinas españolas en
asuntos de esclavos y protegidos, sobre todo vinculados a robos y fugas. De entre
estas, la más llamativa es la de Embarek. Cuando leí en la etnografía de Caro Baroja
sobre el Sáhara que algunos esclavos huidos cortaban parte de la oreja de un niño
o de una yegua para pedir la protección a un nuevo dueño, me parecía una praxis probablemente
exagerada por la literatura colonial En la sociedad saharaui los esclavos también eran acusados en algunas ocasiones de
«desangrar a la gente con su mirada y efectuar otros actos de carácter maligno» ( Caro Baroja, J. (1990) [1955]. Estudios saharianos. Madrid: Júcar Universidad.
Pettigrew, E. (2016). The Heart of the Matter: Interpreting Bloodsucking Accusations
in Mauritania. The Journal of African History, 57 (3), 417-435. Disponible en: https://doi.org/10.1017/S0021853716000323 Carta del capitán adjunto al comandante subgobernador de Smara. Gobierno del África
Occidental Española (en adelante GAOE). Subgobierno del Sahara. Aiún, 12 de marzo
de 1948, AGA, 81/13882.
Notas sobre esclavitud, s.f., AGA, 81/13882.
Una de los interrogantes que atraviesa esta investigación tiene que ver con las concepciones
de esclavitud de españoles y saharauis en esta situación colonial. El servilismo formaba
parte hasta tal punto del sentido común local, que la idea de protegido no estaba
claramente distinguida de la de esclavo. En el siguiente caso estas nociones se ponen
a prueba, así como su poder performativo. Emboiarec se presentó a la oficina de El
Aiún en junio de 1948 huyendo de su amo, pero ya lo había hecho en 1941, cuando le
acusaba de no darle comida ni ropa Carta del capitán adjunto al comandante subgobernador del Sahara. GAOE. Subgobierno
del Sahara. Aiún, 26 de junio de 1948, AGA, 81/13882.
En octubre de 1948 Um el Barca se presentó a la oficina de Smara para pedir protección
de las agresiones de su amo. La central de Tan-Tan dio la razón a la mujer reclamante
y desestimó las protestas del dueño. Como en otros casos, la intervención de la Administración
colonial estaba motivada por la existencia de violencia y no tanto por la situación
de esclavitud en sí, que quedó demostrada por los declarantes. Um el Barca provenía
del Marruecos francés, tras ser agredida por Ahmed, «de Izarguien, Ait Said [zona
española del Sáhara], que se decia su “dueño” a consecuencia de cuyos maltratos habia
tenido que ser hospitalizada dos dias en Aiun del Dra» Um el Barca mentz Emboiric uld sid Ahmed, «morena» de los Ahl Chej Ahmeduch U Soliman
(Mauritania). GAOE. Sahara Español. Zona Saguia el Hamra. Nota procedente de Central
de Tan Tan. Aiún, 20 de octubre de 1948, AGA, 81/14522.
Id.
El poder de las etiquetas era tan influyente que el destino y posición social de una
persona podía depender de estos sistemas de clasificación definidos por las Administraciones.
Fatma ment Samba uld Brahim, y Fuinina ment Maiec uld Cauri se presentaron a la oficina
de El Aaiún en noviembre de 1948. Procedían de la cabila de El Hayech, en zona francesa.
Habían sido robadas, y tras pasar por diversos vendedores fueron introducidas en zona
española por unos Erguibat de la zona francesa. Fatma fue vendida por el precio de
«dos camellas con su cria, tres camelas preñadas, cuatro de dos años y doscientas
veinticinco pesetas» Robo dos negras en la Mauritania. GAOE. Sahara Español. Zona Saguia el Hamra. Aiún,
24 de noviembre de 1948, AGA, 81/13882.
Id.
La importancia de los sistemas de clasificación social se aprecia en este ejemplo
de 1950, en el que un individuo reclamaba que un «negro» que compró su hermano en
Adrar se había fugado y pedía que se le buscase, porque a posteriori se enteró que
era un liberto. El amo pedía que las autoridades españolas reclamasen la vuelta del
antiguo esclavo, que se había pasado a zona francesa, pero las autoridades españolas
estimaron que si era una persona libre no podían hacer reclamación alguna, si el huido
no había cometido ningún tipo de delito Asuntos negros (esclavitud), 10 de mayo de 1950, AGA, 81/14522. Nota. Vide para el expediente esclavos. Septiembre de 1950, AGA, 81/14522.
Las escasas instrucciones dictadas sobre la esclavitud en el Sáhara son un indicador
del desconcierto al que se vieron abocados los oficiales coloniales sobre el terreno.
Las autoridades coloniales consideraban que el comercio de esclavos había sido prohibido
y que ya no podía haber compraventa. Pero a pesar de esa supuesta abolición, nada
impedía que los esclavos ya existentes mantuviesen su estatus; es decir, que no se
pretendía terminar con la existencia de esclavos. Sin embargo, como en el protectorado
del norte, las instrucciones también indicaban que era preciso intervenir en los casos
de maltrato o cuando los esclavos se presentasen a las oficinas españolas para reclamar
su libertad o denunciar su explotación. Más allá de estas intervenciones, el principal
objetivo de esta política laxa era sobre todo evitar contravenir a las elites locales
que disponían de esclavos o sujetos dependientes, sin alterar los principios religiosos
islámicos, que devinieron un asunto sumamente delicado para la política colonial.
Esta estrategia política fue muy similar a la adoptada por Francia en aquellos años
en la fronteriza Mauritania
En realidad, la gestión de la esclavitud y el servilismo estuvo marcada por una praxis de improvisaciones. Sin embargo, un doble rasero regía la toma de decisiones: se debía implementar la prohibición de esclavitud, sin generar malestar entre los jefes tribales. Ello provocó también la mala conciencia de algunos oficiales, que compraron esclavas para liberarlas o tomarlas a su servicio. Y a pesar de esas incertidumbres, la Administración intervino en asuntos importantes como la certificación de manumisiones. Este hecho alteraba incluso los mecanismos cheránicos existentes hasta la fecha y la Administración española adoptaba un rol de juez en estas liberaciones, contraviniendo el propio objetivo de no entrometerse en asuntos religiosos. En cualquier caso, las relaciones serviles y de extrema dependencia no estaban en discusión, sino los abusos y la extralimitación de los amos.
Esta praxis política se conjugó en un espacio de fronteras. Las autoridades españolas y francesas gestionaban esta frontera, tenían formalmente el monopolio sobre ella, pero no podían controlarla. De ahí que esta competencia colonial fuese aprovechada por los bidan en el caso de la esclavitud y especialmente con las transacciones. Pero la frontera también fue manejada por los subalternos. La movilidad espacial fue notable en el caso de algunas mujeres que atravesaron fronteras una y otra vez, buscando familiares, antiguos amos, huyendo o a merced de nuevos patrones. Precisamente la documentación analizada revela la arena de las estrategias locales en este nuevo escenario donde el colonialismo no era una mera imposición. Los bidan eran conscientes del papel jugado por las autoridades, como se observa entre quienes se presentaban a las oficinas para evitar ser reprendidos por la compra de esclavos, aduciendo que desconocían la prohibición. Los jefes tribales ejercieron su autoridad también para defender un statu quo gracias al cual disponían en sus campamentos de jaimas compuestas por pastores, domésticas y personas dedicadas a otras labores serviles que, a pesar de su carácter subordinado, formaban parte de su unidad doméstica y de su grupo de parentesco y proximidad. Estos actores subordinados también hicieron oír su voz en este escenario, como en el caso de los que huían de sus patrones, o aquellas que dedicaron todos sus esfuerzos a liberar a su descendencia, como Mbarka. Estas personas ejercieron su agencia para escapar de la violencia y los abusos de sus amos. Pero tampoco se debe olvidar que esta agencia estaba conformada y restringida por normas y prácticas hegemónicas en la sociedad local.
El lenguaje dado por descontado en los documentos, como expresión de poder, tuvo sus
efectos políticos, aunque también era el reflejo de incertidumbres. Por un lado, palabras
como esclavo, liberto, protegido, podían dirimir el destino de las personas, y tenían un poder performativo, según como
se etiquetara a la persona y se definiera su estatus jurídico. Por otro lado, existía
una incertidumbre para interpretar el propio fenómeno, con su débil frontera entre
el patronazgo, el servilismo y el parentesco, que continuó después de 1958, como demuestran
las ambiguas categorías manejadas en el censo de 1974, hasta la progresiva transformación
de la sociedad saharaui a raíz del exilio y el conflicto armado. Se supone que estas
desigualdades estatutarias fueron revocadas por la nueva República Árabe Saharaui
Democrática a partir de 1976, o por la Constitución marroquí de 1962, en los territorios
controlados por Marruecos. Sin embargo, la polémica desatada por el documental Stolen (2009) sobre la supuesta persistencia de la esclavitud en los campos de refugiados
de Tinduf mostró el grado de politización que esta cuestión continúa arrastrando en
la zona y ponía sobre la mesa un reto para la historia y las ciencias sociales Para un resumen de la polémica, véase De Dalmases ( De Dalmases, P. I. (2012). La esclavitud en el Sáhara Occidental. Barcelona: Ediciones Carena.
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