Una de las líneas de investigación más prometedoras que se están abriendo en los últimos años sobre la historia cultural de la España del siglo xx está ligada al papel de la danza durante la dictadura franquista. Siendo una disciplina tradicionalmente menos atendida por la academia en nuestro país, la historia de la danza ha pasado desapercibida en muchas ocasiones, a pesar de ofrecer claves esenciales y reflexiones jugosas acerca de su potencial propagandístico e ideológico y su poder para configurar imaginarios e identidades nacionales, elementos especialmente interesantes a la hora de llevar a cabo un análisis profundo sobre este complejo periodo. Este libro coeditado por Beatriz Martínez del Fresno y Belén Vega Pichaco viene a arrojar luz sobre las relaciones entre la danza, la ideología y el poder en una horquilla cronológica establecida entre 1938, año en el que el general Franco constituye su gobierno rebelde en Burgos, y 1968, fecha que se considera el inicio del tardofranquismo.
Las tres décadas que comprende el libro sirven así de trasfondo a un rico mosaico de estudios de una quincena de especialistas que ofrecen perspectivas diversas sobre la danza escénica y social del periodo. La mayoría de ellos son además resultado de un proyecto de I+D+i coordinado, enfocado en la música y la danza de la dictadura, de cuya segunda vertiente —Danza durante la Guerra Civil y el franquismo (1936-1960): políticas culturales, identidad, género y patrimonio corográfico— ha sido precisamente investigadora principal Beatriz Martínez del Fresno, una de las pioneras en la historia de la danza en España. Estos textos se completan con la participación de otros expertos, que terminan de dar forma a esta extensa publicación en castellano y en inglés, que constituye el quinto volumen de la colección Music, Criticism & Politics de Brepols. Es, de hecho, la voluntad de internacionalización, que se aprecia tanto en la elección de la editorial como en la colaboración de investigadores extranjeros y el esfuerzo en la traducción, un aspecto muy notable de este proyecto, puesto que una de las necesidades acuciantes de la disciplina en España es precisamente la de imbricarse en su contexto internacional que permita por fin la incorporación de estos relatos en los estudios sobre danza y política contemporánea a nivel global. Así como en otras áreas de estudios históricos la Guerra Civil y el franquismo se van incluyendo ya sólidamente en las lecturas transnacionales de los totalitarismos del siglo xx en Occidente, en buena medida los trabajos de investigadores extranjeros que se han preocupado de las políticas dancísticas siguen actualmente obviando el caso español.
El libro se articula en cuatro secciones principales y un epílogo, que responden a diferentes enfoques. El primero plantea una serie de reflexiones sobre el aspecto ideológico de la danza a través de los conceptos de cuerpo, género y nación. El segundo se dirige al estudio de distintos festivales de danza impulsados a partir de los años cincuenta con el objetivo de favorecer la diplomacia e impulsar el turismo. El tercero abre la puerta a los medios de comunicación, el cine y la televisión, como nuevas plataformas desde las que se proyecta tanto el mensaje propagandístico oficial como una cierta disidencia. El cuarto traslada la atención al baile social, objeto de censura, pero también espacio de libertad, y al papel del flamenco como práctica colectiva que evidencia las fricciones entre ideología y resistencia. La última sección estudia el caso de las lecturas de la danza folclórica en la Asturias posfranquista desde una perspectiva etnográfica. El volumen se acompaña de una exhaustiva recopilación de fuentes y bibliografía, más de medio centenar de ilustraciones —una decena de las cuales se reproducen en color en el anexo— y prácticas tablas y gráficos. Sumado a los numerosos materiales de archivos, bibliotecas y centros de documentación consultados, muchos de ellos inéditos, resulta especialmente valiosa en algunos estudios la recopilación y transcripción de fuentes orales.
Entre las aportaciones más relevantes, podemos destacar sin duda las conexiones entre el género y la nación a través de la danza en la construcción del ideario franquista, por una parte, en su comparativa con las estrategias basadas en la educación física del fascismo italiano y, por otra, en organizaciones clave como los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Falange Española. También resulta de un gran interés el bloque dedicado a los festivales de España, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada y el Festival Internacional de Santander, donde se concentra buena parte de la atención de la política cultural diplomática del Régimen para proyectar una determinada imagen, tanto de puertas para dentro como de cara a la galería. Además, el libro no pasa por alto la necesidad de analizar en profundidad determinadas figuras de la interpretación, la coreografía y la crítica que presentan una especial complejidad, como son Vicente Escudero, Antonio Ruiz Soler, Carmen Amaya o Vicente Marrero. Otras contribuciones, dirigidas al papel de la censura, la raza y la moral del nacionalcatolicismo en su relación con la danza —desde el flamenco a los «bailes modernos»— resultan asimismo relevantes para abrir o consolidar nuevas vías hacia donde se encaminarán investigaciones futuras.
En este sentido, Dance, Ideology and Power in Francoist Spain (1938-1968) se convierte en una referencia imprescindible para todo aquel interesado no solo en la danza, sino en la historia y la política cultural de la dictadura. Quedan tareas pendientes de desarrollar a mayor escala, como el abordaje de las relaciones con el exterior, especialmente desde la perspectiva del exilio republicano —otro gran ámbito en el que la historia de la danza va rezagada con respecto a otras disciplinas humanísticas— o los estudios monográficos de otras tantas figuras imprescindibles de la danza del periodo, cuyas trayectorias y aportaciones aún evidencian muchas lagunas en nuestro conocimiento. Por ello es tan estimulante este volumen, pues se pone de relieve la gran cantidad de posibles líneas que emprender desde diferentes áreas científicas —no solo desde los estudios de danza, sino también de la musicología, la filología, la historia del arte, la antropología, la sociología, etc.— para continuar la apasionante labor investigadora en el fértil terreno de la historia de la danza.