RESUMEN
Este trabajo aborda en el caso argentino un problema fundamental en la constitución del socialismo moderno durante la Segunda Internacional: el lugar de la nación y del nacionalismo en los partidos socialistas. Se toman en cuenta una pluralidad de voces e intervenciones que demuestran, a la vez que la temprana presencia de dicho problema en el socialismo local, una constante tensión identitaria dentro del mismo. Las fuentes analizadas evidencian la riqueza que adquirió la intromisión de los motivos nacionales en el Partido Socialista argentino, desde escritos regulares en la prensa partidaria y en órganos de reflexión teórica hasta conferencias a cargo de dirigentes e intelectuales de aquel, pasando por algunas voces críticas de las posiciones socialistas y de referentes internacionales del movimiento. La perspectiva adoptada comprende a los procesos identitarios en sus diferentes dimensiones analíticas y en sucesivos momentos que muestran los cambios operados en la mediana duración histórica. De acuerdo a la hipótesis de un temprano rechazo de las efusiones patrióticas desarrolladas en el país, se sostiene que, a partir de ese fenómeno más general que fue el nacionalismo, la recepción de los debates y resoluciones de la Internacional, así como de querellas internas al socialismo argentino, cobró forma hacia el centenario de 1910 una versión propia del patriotismo, el «buen nacionalismo», que intentó conciliar la base doctrinaria internacionalista con un nuevo contexto que marcará por décadas a esta identidad política.
Palabras clave: Argentina; identidades políticas; nacionalismo; Segunda Internacional; socialismo.
ABSTRACT
This work addresses, in the Argentinian case, a key problem in the constitution of modern socialism during the Second International: the place of the nation and the nationalism in the Socialists Parties. The paper takes into account a plurality of voices and interventions that demonstrate, as well as the early presence of this problem in local socialism, a constant identity tension within it. The sources analysed show the richness acquired by the intrusion of national motives in the Argentine Socialist Party, from regular writings in the party press and in bodies of theoretical reflection, to conferences by the leaders and intellectuals, passing through some critical voices of the socialist positions and international referents of the movement. The adopted perspective takes into consideration the identity processes in their different analytical dimensions and in successive moments that show the changes operated in the median historical duration. According to the hypothesis of an early rejection in the party of the patriotic effusions developed in the country, it is argued that from the more general phenomenon that was nationalism, the reception of the debates and resolutions of the International, as well as internal disputes within the Argentine socialism, took shape towards the 1910 Centenary an own version of patriotism. Thus, this “Good nationalism” tried to reconcile the internationalist doctrinaire base with a new context that will mark for decades this political identity.
Keywords: Argentine; political identities; nationalism; Second International; socialism.
SUMARIO
El aquí analizado constituyó un problema propio del movimiento socialista que coaguló en la experiencia de la Segunda Internacional (1889-1914), retomado luego por una amplia historiografía sobre el tema hasta nuestros días. En efecto, la relativa simultaneidad de los procesos de organización de los partidos socialistas con las distintas expresiones de los nacionalismos no ha dejado de llamar la atención a la hora de complejizar el estudio de los procesos de sus construcciones identitarias.
Las décadas del cambio del siglo xix al xx en Argentina constituyen un ejemplo claro de la emergencia de un Partido Socialista (PS) en paralelo a las crecientes manifestaciones políticas, intelectuales y estatales de un patriotismo militante que, de acuerdo a las periodizaciones adoptadas, maduró entre el inicio de la inmigración interoceánica masiva y la celebración del centenario de la Revolución de independencia en 1910[2]. Por supuesto, las periodizaciones propias de cada caso no dejan de revelar una sintonía con el citado problema más general, de forma que puede pensarse en un acompasamiento diferencial de acuerdo a coyunturas y puntos de inflexión específicos.
Resulta comprensible que, tratándose el socialismo de una amplia identidad política
que colocaba en su núcleo la «solidaridad internacional de los trabajadores», las
obras generales encontraran el quid de la cuestión en la pendiente que llevó a la
Primera Guerra Mundial. La supuesta ruptura de esa solidaridad entre los socialistas
europeos que apoyaron los esfuerzos bélicos de sus respectivos Estados habría demostrado
que la sobredeterminación nacional terminó pesando más que el contenido doctrinario
de clase en que se fundaban. De allí el énfasis puesto por el trabajo de Georges Haupt
en los dilemas y límites del legado marxista para comprender la esencia del fenómeno
de la nación
Por un lado, la mencionada especificidad de este dilema en cada espacio Desde la cuestión de las nacionalidades en el Imperio austro-húngaro hasta la «cuestión
colonial» entre los socialistas británicos, alemanes e italianos. Derfler ( Derfler, L. (1973). Socialism since Marx. New York: Palgrave Macmillan. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-1-349-15510-1.
Hobsbawm ( Hobsbawm, E. (2012) [1990]. Naciones y nacionalismo desde 1780. Buenos Aires: Crítica.
Callahan ( Callahan, K. (2010). Demonstration culture. European Socialism & the Second International, 1889-1914. Leicester: Troubabor.
Pertinentes estos argumentos para la Internacional, se vuelve necesario abordar el carácter diferencial que asumió la cuestión de la nación en el caso del socialismo argentino. El mismo no vendría a refutar a aquel, sino, precisamente, a demostrar la amplitud de los debates suscitados en sus filas al verse interpeladas por otro fenómeno igualmente internacional: el nacionalismo. Aquí se sostiene que en Argentina el encuentro del socialismo con la nación dio lugar a una precoz matización de sus planteos internacionalistas, pero también a una profunda desconfianza frente a las efusiones nacionalistas. Este joven socialismo debió lidiar con contenidos ideológicos cada vez más extendidos en el Estado, la política y la sociedad, mientras se compenetraba en las disputas del sistema político. La periodización adoptada refleja las particularidades que asumió ese encuentro a través de sucesivas coyunturas en que distintos vectores jalonaron el debate y las tomas de posición —no siempre homogéneas— de los socialistas.
Las inflexiones significativas operadas en los procesos identitarios se explican mejor
en una mediana duración histórica. Al atender a las sucesivas etapas del problema,
a la forma en que el PS lidió y se fue introduciendo en esta tensión en torno a la
nación, es posible advertir la compenetración de aquel con la misma. En la perspectiva
privilegiada, se impone ampliar aquellas interpretaciones que infieren, a partir del
análisis de una figura excepcional, una caracterización más o menos homogénea de un
fenómeno inherentemente matizado. Es el caso de los trabajos centrados en el principal
dirigente del socialismo argentino, Juan B. Justo, y la evolución de sus ideas sobre
la cuestión de la nación, que han solido generalizar sus postulados para el conjunto
del PS La obra de síntesis más importante sobre el partido identificó la centralidad del
problema hacia el centenario: Walter ( Walter, R. (1977). The Socialist Party of Argentina, 1890-1930. Austin: The Univesity of Texas at Austin.
Baily, S. (1984). Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina. Buenos Aires: Paidós.
Aricó ( Aricó, J. (1999). La hipótesis de Justo. Buenos Aires: Sudamericana.
Si en toda identidad política se opera una constante reformulación entre la dimensión
de la representación (el «nosotros» que pretende construir), la de la alteridad (los
«otros» frente a los cuales se recorta) y la de la tradición en la que se filia
La cuestión de la nación jugó un papel significativo desde los prolegómenos de la
institucionalización del PS argentino a mediados de la década de 1890. La misma política
del país se encontró en esos años teñida por sus tópicos, calando en la constitución
de otra importante fuerza opositora a los Gobiernos de entonces, la Unión Cívica Radical
(UCR). Asimismo, la naturaleza del vínculo político con la comunidad nacional de la
gran cantidad de inmigrantes que arribaban, el protagonismo de las conmemoraciones
patrióticas como fenómeno novedoso, así como la toma de posición del conjunto de los
actores políticos frente al conflicto limítrofe entre Argentina y Chile Sin referencias al PS, estos fenómenos han sido analizados por Bertoni ( Bertoni, L. (2001). Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la identidad nacional
en Argentina a fines del siglo xix. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
La nota distintiva de la lectura socialista consistió, primeramente, en un rechazo
de la identificación con los sentimientos patrióticos. Una intervención temprana en
el órgano partidario del socialismo argentino —La Vanguardia (en adelante LV)— planteaba que el cuerpo social de toda nación se encontraba escindido entre los
propietarios y los trabajadores: una nación «burguesa», sagrada para el ciudadano
y que diferenciaba a un pueblo del resto; y la nación de la miseria y las necesidades.
Concluyendo que «el proletariado no tiene patria» «Las dos naciones», LV, 21-04-1894.
Por ejemplo, el hecho de que Marx y Engels se habían percatado de que pese a que
«los obreros no tienen patria», el proletariado debía no obstante «conquistar el poder
político» y convertirse en «clase nacional» en un sentido diferente a la burguesía
revolucionaria. Sobre el abordaje de la cuestión de la nación por parte de Marx, el
primer marxismo, los debates de la Segunda Internacional y la Revolución rusa existe
una amplia bibliografía. Véanse Szporluk ( Szporluk, R. (1988). Communism and Nationalism. New York: Oxford University Press.
Nimni, E. (1985). Marxism and Nationalism. En M. Shaw (ed.). Marxist Sociology Revisited (pp. 99-142). London: MacMillan. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-1-349-17912-1_4.
Hipólito Curet, «El patriotismo», LV, 18-04-1896.
Los socialistas comenzaban a encontrarse en creciente antagonismo contra un adversario capaz de permear como una cúpula a la ciudadanía de cada país y relegar a un lugar marginal los clivajes que matrizaban a los partidos socialistas pensados como «partidos de clase». Sin embargo, los desafíos no eran los mismos en cada espacio.
Un punto sensible del proceso formativo del socialismo argentino estribó en la serie
de agrupaciones de origen étnico que se autodefinían adherentes a ese ideario en una
clave necesariamente internacionalista, ya que entendían que su actividad en el país
reportaba una solidaridad con sus conmilitones de otras latitudes. Eran el club alemán
Vorwärts (1882), el grupo francés Les Égaux (1891) y el italiano Fascio dei Lavoratori
(1894). Su confluencia con otras dos —la Agrupación Socialista y el Centro Socialista
Universitario— decantó el camino para la creación del periódico LV (1894) y el primer congreso del Partido Socialista Obrero Argentino (1896) Para la secuencia formativa del PS ver Tarcus ( Tarcus, H. (2013). Marx en la Argentina. Sus primeros lectores obreros, científicos e intelectuales. Buenos Aires: Siglo xxi.
Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en: http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1879.
Su hipótesis respecto de la necesaria ciudadanización de los inmigrantes aseguraba
que la mayor parte de ellos eran obreros, por lo cual su toma de conciencia y organización
política dependían del movimiento socialista, en cuyo corazón se ubicada el «partido
obrero» de clase, y al constituir esos trabajadores la mayor parte de la sociedad,
una eficaz propaganda llevaría a que el PS se convirtiera en el representante de las
mayorías, siempre y cuando esos trabajadores pudieran votar en elecciones libres.
Este era el meollo de la «acción política» y su vínculo con lo que Ricardo Falcón
denominó la «cuestión étnica». En este punto, los socialistas argentinos, que hasta
1900 desarrollaron una serie de debates respecto de qué estrategia adoptar Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en: https://doi.org/10.14409/es.v40i1.2678.
Poy, L. (2015). Ciudadanía, derechos políticos y conciencia de clase. La cuestión
de la naturalización de los extranjeros en los orígenes del socialismo argentino.
Diálogos, 16 (2), 3-29. Disponible en: https://doi.org/10.15517/dre.v16i2.16026.
Sobre los debates en la Internacional sobre la «acción política» y la naturalización
de los extranjeros en cada país, ver Cole ( Cole, J. (1959). Historia del pensamiento socialista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
El punto se ilustra en un artículo-debate con El Argentino, órgano de la UCR: «La planta exótica del socialismo», LV, 09-06-1894.
Este énfasis en la naturalización introdujo una concepción en torno a la nación en
los años fundacionales del socialismo que conllevaba, sin embargo, una fuerte crítica
tanto de las fuerzas «burguesas» como de la otra tendencia predominante en el movimiento
obrero, el anarquismo, quien en sus distintas versiones rechazaba tout court cualquier tipo de transacción con la patria En este rechazo Ricardo Falcón encontraba el éxito inicial del anarquismo para captar
mayores voluntades dentro de unos sectores trabajadores predominantemente inmigrantes.
Véase Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en: https://doi.org/10.14409/es.v40i1.2678.
Suriano, J. (2001). Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires (1890-1910). Buenos Aires: Manantial.
«Naturalización de los socialistas extranjeros», LV, 09-06-1894.
«Naturalización de extranjeros», LV, 10-11-1894.
En una retrospectiva titulada sugestivamente El socialismo argentino, Juan J. Justo postularía que la labor del partido en esos años había consistido
en la «argentinización» de la organización obrera, reconociendo que si tuvo sus precursores
en agrupaciones de carácter «extranjero», ello no lo volvía un fenómeno «exótico»,
al considerar que era desde sus orígenes «un movimiento que tenía su razón de ser
en los caracteres fundamentales de la sociedad argentina»
Los socialistas invistieron con otras connotaciones las conmemoraciones de fechas
ya consagradas en el calendario del Estado: las «fiestas patrias» como el 9 de julio
(Día de la Independencia Nacional) y el 25 de mayo (Día de la Revolución de 1810),
que habían recibido un vigoroso impulso entre las décadas de 1880 y 1890, cuando para
los gobernantes liberal-conservadores el pasado patrio comenzó a vislumbrarse como
un reservorio de valores que debían ser exaltados en pos de cohesionar y crear lazos
de solidaridad nacional en una población heterogénea. Los desfiles en la capital federal
se vieron engalanados de un ceremonial más solemne, donde los símbolos patrios se
combinaban con la presencia de instituciones estatales como el Ejército y las escuelas
públicas. Se pensaba que existía un espacio público simbólico que estaba implícitamente
en disputa Sobre la tarea de regeneración colectiva nacionalista, ver Smith ( Smith, A. (1999). Myths and Memories of the Nation. New York: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1111/j.1354-5078.1999.00331.x.
Encadenado a ello, es posible advertir una reflexión socialista principalmente en
torno al 25 de mayo, en donde, antes que nada, se trata de una combinación de farsa
y fanatismo. En determinados momentos, los socialistas parecían no poder tomar totalmente
en serio unos rituales conmemorativos que consideraban excesivamente aparatosos; en
otras ocasiones, cuando los actos patrios cosechaban éxitos de público, el espectáculo
se prestaba a una disquisición más profunda. Luego de que el Centro Socialista Obrero
organizara su primera celebración del Primero de Mayo en Buenos Aires, la crónica
del desfile de las tropas del Ejército nacional, luego del Te Deum de las autoridades en la catedral metropolitana, enfatizó en las implicancias ideológicas
de un «aparato bélico-religioso». La cruz y la espada venían a guardar física y espiritualmente
a una celebración que era en esencia de la «clase rica». Para LV, aquella traslucía un contenido clasista, así como el Primero de Mayo el proletariado
celebraba anualmente su autoafirmación internacional, ya que si bien la revolución
homenajeada refería supuestamente a los derechos políticos conquistados con la independencia,
estos eran «puramente nominales» «25 de Mayo», LV, 26-05-1894.
En 1898, el joven militante José Ingenieros se refería a un desfile patriótico con un matiz evolucionista que implicaba el reconocimiento de la necesidad histórica de las naciones como etapa inevitable en el camino hacia el socialismo, pero denunciaba el carácter farsesco del sentimiento patrio:
Ningún socialista negaría su aplauso entusiasta a la memoria de los que lucharon sinceramente
para conquistar la emancipación política del país; sabemos que ella señala una faz
determinada y fatal en el desenvolvimiento de los pueblos y que facilita su desarrollo
económico posterior, haciendo posible y necesaria la lucha en nombre de ideales nuevos
[…] Pero no es en ese concepto […] que se inspiran los beneficiados por la organización
social presente al invitar al pueblo a participar en las mascaradas patrioteras José Ingenieros, «La comedia de la libertad y el 25 de Mayo», LV, 21-05-1898. Si bien este intelectual socialista mostraba una mirada algo comprehensiva
del fenómeno, el doctrinarismo economicista de la vulgata segundointernacionalista
imponía sus límites. Haupt ( Haupt, G. (1982). Los marxistas frente a la cuestión nacional. La historia del problema.
En M. Lowy, G. Haupt y C. Weil (eds.). Los marxistas y la cuestión nacional (pp. 10-82). Barcelona: Fontamara.
Otro punto nodal era la crítica a la sacralización de la patria, su fetichización,
según la vulgata socialista. Irrumpía aquí la novedad que descubrían los socialistas
en las intenciones de los promotores de los festejos. Pero estos no dejaban de apelar
a motivos anclados en un pasado considerado glorioso: la celebración de «algunos militares,
supuestos semidioses» (José de San Martín, Manuel Belgrano) erigidos en héroes nacionales.
Culto que proyectaba el «fanatismo de los que […] queman incienso sobre el altar de
la ignorancia» «El 25 de Mayo. Su apreciación histórica», LV, 26-05-1900.
Justo ( Justo, J. B. (1920a) [1898]. La teoría científica de la historia y la política argentina.
En Socialismo (pp. 5-34). Buenos Aires: La Vanguardia.
Las opciones celebratorias del «proletariado consciente» remitían a un contraejemplo:
las conmemoraciones del Primero de Mayo llevadas a cabo por el PS. Pensado como una
celebración política que miraba hacia el porvenir, mientras las «fiestas retrospectivas»
que enfatizaban en «la leyenda religiosa o patriótica» remitían al conservadurismo
de un pasado anquilosado, asegurando además que «el pueblo argentino no tiene glorias.
La independencia fue una gloria burguesa» Los discursos se transcriben en Juan B. Justo, «La Fiesta del Trabajo», LV, 01-05-1896 y «¿Por qué somos fuertes?», LV, 09-05-1897.
Transcrito en LV, 01-05-1897.
No obstante esta comparación entre las fiestas patrias y las socialistas como opuestos
equivalentes (pasado vs. futuro, burguesía vs. proletariado, irracionalidad vs. conciencia) Para un análisis centrado en un estudio de caso, véase Becerra ( Becerra, M. (2005). ¿Fiestas patrias o fiestas socialistas? Rituales escolares e identidad
socialista a principios del siglo xx. En H. Camarero y C. Herrera (eds.). El Partido Socialista en Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo
(pp. 97-119). Buenos Aires: Prometeo.
Sobre las fiestas patrias como ejemplo para el ritual socialista del Primero de Mayo,
ver Reyes ( Reyes, F. (2016a). De la velada de club a la estética de los cortejos. La construcción
del 1.º de Mayo socialista en la Argentina finisecular (1894-1900). Boletín Ravignani, 44, 42-77.
Se ha hecho mención al conflicto con Chile como telón de fondo del fenómeno analizado,
agudización desde 1894 de un viejo diferendo limítrofe entre los dos países antes
de su resolución en 1902, desarrollándose en Argentina un clima de agitación denominado
el «gran movimiento patriótico». Una de las medidas gubernamentales ante la posibilidad
de una guerra fue la reactualización en 1894 de la Guardia Nacional, que convocaba
a los ciudadanos a ejercicios regulares con armas, decisión que se profundizó hacia
1901 con la Ley de Servicio Militar Obligatorio. Además de medidas de parte del Estado,
el conflicto derivó también en la movilización de importantes sectores de la sociedad
civil, destacándose la creación de las primeras Ligas Patrióticas (1898 y 1901), que
pretendían encuadrar actividades como la instrucción militar o colectas para armamentos
Las implicancias de este movimiento se desenvolvieron en paralelo a la consolidación
partidaria del socialismo, el cual respondió desde sus primeros congresos mediante
una fuerte crítica al cariz militarista que adquirió buena parte de la opinión pública.
Por ello muchos de los planteos del PS se vieron recalibrados ante la interpelación
nacionalista generada por el conflicto argentino-chileno, al exacerbar muchas de sus
posiciones incluso antes de que el tema adquiriera centralidad en los debates de la
Internacional La evolución de las discusiones sobre el antimilitarismo en la Internacional, en
Callahan ( Callahan, K. (2010). Demonstration culture. European Socialism & the Second International, 1889-1914. Leicester: Troubabor.
Dos de los más activos propagandistas, Adrián Patroni e Ingenieros, definieron claramente
quiénes eran sus adversarios: la «gran prensa burguesa», que planteaba la consigna
de la «patria en peligro»; la «reacción clérico-militar» que se experimentaba en la
Francia del affaire Dreyfus «Decadencia de un pueblo. A propósito de la cuestión Dreyfus», LV, 26/02/1898. Se explicaba que el «descenso nacional» de Francia se habría iniciado
con el movimiento del general Boulanger y la «adoración de la espada» en nombre de
la patria.
Adrián Patroni, «Los trabajadores y la cuestión chilena», LV, 12-02-1898.
Ante la sedimentación de una educación patriótica en las escuelas públicas, sumada a los desfiles de tropas y la exaltación del pasado, desde el PS se fue desarrollando una profunda desconfianza frente a casi cualquier expresión realizada en nombre de la patria. En la concepción socialista de una progresiva toma de conciencia (obrera, en particular, ciudadana, en general), la sacralización de dicha entidad se revelaba como un sucedáneo moderno de la religión tradicional, por lo que se imponía la desmitificación de lo que se repetía como «mentira patriótica».
No obstante, para 1900 los socialistas operarán un sensible viraje en sus concepciones.
En una conferencia pensada para el Primero de Mayo Ingenieros refirió las clásicas
consignas de la fecha; pero en lo que hace al patriotismo —que consideraba «cosa ya
juzgada por los socialistas»— afirmó que «las condiciones del ambiente y oportunidad
política hacen que algunos socialistas afirmen ser patriotas» José Ingenieros, «1° de Mayo», LV, 01-05-1899. Ingenieros citaba un intercambio epistolar con el francés Gabriel Deville
como disparador del posible reconocimiento de un «patriotismo socialista». Sobre esto
último, véase Winock ( Winock, M. (1992). Le socialisme en France et en Europe, XIX°-XX° siecle. Paris: Seuil.
Terán, O. (2001). Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo. Derivas de la «cultura científica»
(1880-1910). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Alfredo Pasqualetti, «Internacionalismo y sentimentalismo», LV, 18-06-1898. Pasqualetti también citaba a Deville, de forma que es posible asegurar
que dichas ideas sobre la no incompatibilidad del socialismo con cierto patriotismo
ya estaban en circulación.
Para inicios del siglo xx los socialistas argentinos, sin sustentar posiciones homogéneas, comenzaron a incorporar algunos de los motivos esgrimidos por un sentimiento nacionalista más amplio. Sin embargo, este gesto tenía mucho de reacción defensiva ante lo que consideraban un nacionalismo beligerante. No había una reivindicación nacionalista de los socialistas, de forma que antes que instalarse en una tradición patriótica, desde el PS se ampliaba cautelosamente su espectro de interpelación promoviendo una forma particular de dicha representación nacional conciliada con su propia doctrina como movimiento internacional.
Una serie de cambios institucionales a comienzos del siglo xx así como el aumento de la conflictividad obrera trajeron aparejado un nuevo clima para el desenvolvimiento de la estrategia socialista. Esto se cruzaba en las inquietudes de la dirigencia conservadora que había instalado la necesidad de hacer frente a lo que entendían como una agitación social producida por la presencia extranjera en el país. Este cruce entre la «cuestión social» y la «cuestión étnica», sumado a una ola de impugnación política más general, trajo aparejada una doble respuesta de las autoridades.
Desde los sectores más reaccionarios se apeló a una legislación represiva plasmada
en la Ley de Residencia de Extranjeros (1902), que imponía la deportación de aquellos
extranjeros que hubieran participado en alguna protesta social y limitaba las garantías
constitucionales. Mientras que desde los círculos reformistas, en parte para canalizar
la protesta político/social y regenerar las instituciones representativas, en 1902
se promovió una ley electoral que terminó permitiendo la promoción en 1904 del primer
diputado socialista, Alfredo Palacios. Este nuevo contexto tendía a profundizar la
integración del socialismo reformista, pero también obligaba a tomar una postura crítica
frente al carácter xenófobo de las medidas gubernamentales Sobre el cruce entre «cuestión social» y «cuestión étnica», véase Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en: https://doi.org/10.14409/es.v40i1.2678.
Walter, R. (1977). The Socialist Party of Argentina, 1890-1930. Austin: The Univesity of Texas at Austin.
Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en: http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1879.
Considerando los matices de las opiniones socialistas, la actitud del PS impondría
límites al antipatriotismo. La llegada de Palacios al Parlamento redimensionaba la
significación del partido y sumaba una nueva tribuna. La singularidad de su personalidad
estribaba en el énfasis en una profesión de fe patriótica mayor a la media socialista,
interpretando LV su juramento en la Cámara —por la Patria, pero no por Dios y los Santos Evangelios—
como una redefinición de la «noción de patria», «amplia y generosa como nuestros ideales» «El primer paso», LV, 15-04-1904.
«La derogación de la ley de Residencia», LV, 23-07-1904.
El motivo nacionalista de la «planta exótica» generaría reflejos internacionalistas
dentro del PS. Fue el caso de Gabriela Laperrière de Coni, para quien la bandera roja
sintetizaba los valores socialistas, así como una defensa contra el particularismo
nacionalista: «Resume y funde a todas las naciones en una sola […] representa la patria
de los que poseen todas» Gabriela Laperrière, «¿Trapo rojo intruso?», LV, 23-07-1904.
Sobre los símbolos políticos y sus connotaciones sacras, Berstein ( Berstein, S. (2006). Symbolique et politique: nature et fonction des symbols partisans.
En M. Agulhon y A. Becquer (eds.). La République en répresentations (pp. 43-47). Paris: Publications de la Sorbonne.
Si bien existieron disidencias previas, esta tendencia cristalizó con la creación
de una central sindical asociada al partido en 1903, la Unión General de Trabajadores
(UGT). La disputa se operó primero dentro de los órganos partidarios, para materializarse
en la creación de un nuevo periódico en 1905 (La Acción Socialista, en adelante LAS) que se identificó con las ideas del sindicalismo revolucionario, en auge en Francia
e Italia, y la virtual expulsión del grupo en el VII Congreso del PS (1906), para
crear inmediatamente la Agrupación Socialista Sindicalista Esta disputa intrapartidaria y la tendencia obrerista que ubicaba al sindicato como
la institución básica de organización ha sido analizada por Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en: https://doi.org/10.14409/es.v40i1.2678.
Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en: http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1879.
Belkin, A. (2007). Sobre los orígenes del sindicalismo revolucionario en Argentina. Buenos Aires: Ediciones del CCC.
Estos «dos socialismos» eran: «el socialismo de Estado, reformista, democrático,
pacifista, parlamentario» y «el socialismo obrero, que no es necesario calificar de
otra manera»; Édouard Berth, «Los dos socialismos», LAS, 21-09-1905.
A poco de instalarse la voz de prensa del sindicalismo, las críticas al parlamentarismo
en general y a la democracia en particular, juzgada como transacción con las instituciones
burguesas, se combinaron con una (des)calificación del diputado Palacios como «socialista
patriota». Un contrasentido para quienes se definían como el «verdadero socialismo»,
obrerista e internacionalista, lo que era decir —a su entender— antipatriota Bartolomé Bossio recordaba el juramento de Palacios por la Patria y que se autoconcibiera
«patriota» («La lucha de clases en el Parlamento», LAS, 11-09-1905).
«Proposiciones al VII Congreso» y «Antimilitarismo y antipatriotismo», LAS, 01 y 16-04-1906.
La primera mención a Hervé es «Patriotismo y socialismo», LAS, 21-09-1905.
El herveísmo se constituyó en un elemento doctrinario explícito en la conferencia
de Emilio Troise para el Primero de Mayo de 1906 Emilio Troise, «Antimilitarismo y antipatriotismo», LAS, 01-05-1906.
Hervé ( Hervé, G. (1905). Leur Patrie. Paris: Librairie de Propagande Socialiste.
Heuré, G. (1997). Itinéraire d’un propagandiste: Gustave Hervé, de l’antipatriotisme
au pétanisme (1871-1944). Vingtième Siècle, 55, 16-28. Disponible en: https://doi.org/10.3406/xxs.1997.3660.
«Socialismo antipatriótico», LAS, 11-01-1906.
«Antipatriotismo y antimilitarismo», LAS, 01-08 y 16-09-1906.
«Los dos Congresos», LAS, 16-10-1906.
«El IV Congreso de la Unión General de Trabajadores», LAS, 01/01/1907.
Al impugnar convicciones como la posibilidad de un patriotismo socialista y al arraigar
en el movimiento obrero, el desafío al PS se volvió mayúsculo porque afectaba a las
perspectivas de crecimiento de una fuerza ahora integrada al juego de las instituciones
representativas. Si esa tímida primera identificación del socialismo con la nación
no generaba mayores entusiasmos, un nuevo clima de agitación patriótica —personificado
en la agresiva política armamentista del canciller Estanislao Zeballos Esta agitación nacionalista dio lugar a expresiones similares a las del conflicto
con Chile, pero la agresividad partía del mismo gobierno; Castro ( Castro, M. (2014). Estanislao Zeballos: sensibilidad diletante, nacionalismo y estado,
1906-1912. Anuario del Centro de Estudios Históricos, 14, 183-201.
Una respuesta fue distinguir «dos patriotismos»: la «patria burguesa» y la «patria
socialista» y definir al patriotismo como un «sentimiento innato», estribando la cuestión
en qué contenido sustentaba y hacia dónde dirigirlo. Uno miraba hacia el pasado (el
burgués) y otro hacia el futuro (el socialista); el primero consistía en «una serie
de sacrificios ininterrumpidos sin motivos», mientras el segundo «no pide sacrificios
en nombre de una abstracción mentirosa […] Para él las fronteras desaparecen» Eliseo Ibáñez, «La patria burguesa y la patria socialista», LV, 30-07-1904; Esteban Dagnino, «Los dos patriotismos», LV, 13-05-1905.
Juan B. Justo, «El Patriotismo», LV, 22-03-1906. Esta crítica al antipatriotismo ha sido destacada en relación a la
evolución de las concepciones de Justo por Da Orden ( Da Orden, M. L. (1994). Entre internacionalismo y nacionalismo. El enfoque de la nación
en Juan B. Justo. Estudios Sociales, 6, 55-72. Disponible en: https://doi.org/10.14409/es.v6i1.2311.
A la postre, este momento constituiría un impasse para una fuerza que se filiaba en una tradición internacionalista pero que a partir
de su progresivo involucramiento con los problemas de la política nacional debía demostrar
su arraigo. Esta situación dilemática no era privativa del caso argentino, pero una
nueva oleada de «chauvinismo delirante» «La paz armada», LV, 03/04-09-1906.
Una posición singular como la del escritor modernista Manuel Ugarte, delegado del
PS argentino en la Internacional, ofrece un matiz, mas no un contrapunto. Presente
en las discusiones de Stuttgart (1907) sobre el antimilitarismo y el colonialismo,
a su entender las distintas posiciones habían definido una «pretendida incompatibilidad
entre socialismo y patria» —aunque se evidenciaron disonancias—, lo cual Ugarte consideraba
un error. Sin desentonar con la idea de los «dos patriotismos», se declaraba «enemigo
del patriotismo brutal y egoísta que arrastra las multitudes a la frontera para sojuzgar
a otros pueblos […] del patriotismo ancestral». En cambio, rescataba «otro patriotismo
superior, más conforme con los ideales modernos […] que nos hace defender contra las
intervenciones extranjeras», ejemplificando el caso de América Latina frente al «imperialismo
anglosajón» de los Estados Unidos Manuel Ugarte, «Socialismo y patria», LV, 02-07-1908.
Para este intelectual de estilo independiente, existía una nación latinoamericana
fundada en una «unidad moral» entre pueblos que habían sido separados por vicisitudes
políticas y ahora se veían amenazados. Asignaba en esta tarea un lugar central a «la
parte más ilustrada» de cada uno de esos países como vanguardia esclarecida Manuel Ugarte, «La defensa latina», El País, 05-10-1901. En su doble faceta como «artista» y «ciudadano de partido» se descubre
el conflicto entre lugares de enunciación y legitimación de este socialista latinoamericanista.
Véase Ehrlich ( Ehrlich, L. (2006/2007). Manuel Ugarte entre el modernismo latinoamericano y el socialismo.
Una convivencia difícil. Políticas de la Memoria, 6/7, 105-118.
El debate entre Justo y Ferri, que lateralmente refiere al vínculo entre socialismo
y nación, excede los límites de este trabajo. Ver Aricó ( Aricó, J. (1999). La hipótesis de Justo. Buenos Aires: Sudamericana.
Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en: http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1879.
Si un tema sensible para los socialistas fue cómo posicionarse ante la importancia
adquirida por los símbolos nacionales, la pedagogía patriótica encarada por el presidente
del Consejo Nacional de Educación, José María Ramos Mejía, vino a confirmar los temores
de una «religión de la patria». Lo que se denominará aquí la «querella de los símbolos»
estuvo así condicionada por una vigorosa política oficial de nacionalización de masas
La llamada «semana sangrienta» de mayo de 1909 marcará el devenir de los acontecimientos
y las valoraciones del socialismo en torno al nacionalismo. La represión oficial desatada
el Día de los Trabajadores contra la manifestación anarquista generó una acción de
solidaridad poco antes impensada, al declararse ese día una huelga general por iniciativa
del PS con apoyo del sindicalismo revolucionario. El reflejo socialista fue ambiguo
ante lo que concebía como una campaña antiextranjera del Gobierno nacional: por un
lado, reafirmó su pertenencia a un movimiento internacional de trabajadores —si bien
dividido por tendencias—; pero, por otro, denostó en un manifiesto partidario la impostura
de los «patrioteros» que apelaban a «la obra sanguinaria de sus jenízaros» como «procedimiento
de argentinización». En un giro que demostraba un sentimiento de pertenencia nacional,
el texto aseguraba que los socialistas eran «continuadores de la obra de la independencia»
y cifraban sus esperanzas en «la hora del Centenario» LV, 06-05-1909. Sobre los rituales socialistas en el centenario y el lugar conflictivo
de la cuestión nacional, en Reyes ( Reyes, F. (2016b). Radicales y socialistas frente a la centralidad de la nación. Sobre
rituales partidarios y culturas políticas en el momento del Centenario (1909-1912).
Anuario del Instituto de Historia Argentina, 16 (2), 1-30.
Esto inició un debate al interior del socialismo sobre qué posición tomar ante la
violencia nacionalista, pero también ante la celebración de una nación que se quería
democrática. La evolución de la coyuntura confirmará los diagnósticos más pesimistas,
aunque comenzará a visibilizar mejor aquellas posturas que intentaban conciliar al
socialismo con aquella. Si el foco se coloca en los temores oficiales por la llamada
«huelga general del Centenario» proclamada por anarquistas y sindicalistas revolucionarios,
en la ola de violencia desatada sobre las izquierdas en mayo de 1910 y en la sanción
ese año de la denominada Ley de Defensa Social Así lo demuestran los artículos sobre los festejos aparecidos en LV y las declaraciones de Justo y Enrique Dickmann aparecidas en La Argentina, «Opiniones y pronósticos sobre la huelga general», 28 y 29-04-1910.
La forma en que los socialistas lidiaron con esta coyuntura vino a interpelar convicciones profundas de su identidad política: dejaba en evidencia una orfandad en la tradición en que se filiaba PS respecto de posibles antecedentes que otorgaran sentido al socialismo en Argentina. Los símbolos, como las banderas, condensaban y podían expresar convicciones y valores, pero también arrastraban sentidos sedimentados que podían reformularse en un presente de cambio. Poco después de la «semana sangrienta» el PS organizaría una conferencia sobre la «Revolución de 1810» con intervenciones de Nicolás Repetto y Alfredo Palacios. Lo importante del caso estriba menos en la originalidad de ambas interpretaciones acerca del gran mito nacional —ambos abrevaban en la consagrada idea de la independencia como una «revolución de la clase burguesa»— que en sus matices y las consecuencias que éstos trajeron aparejadas.
Ni uno ni otro establecieron un claro antagonismo entre nacionalismo e internacionalismo,
sino que se encargaron de reivindicarse, a la vez, como socialistas y argentinos.
Repetto dirigió su crítica al «exceso de símbolos y cánticos patrióticos» con que
los nacionalistas mistificaban a la revolución, apelando en cambio el socialismo al
esfuerzo mancomunado de los «trabajadores conscientes argentinos y extranjeros» para
concretar el «progreso político» del país. De forma implícita, se reconocía el parteaguas
histórico de 1810, pero la polémica se dio a partir de las afirmaciones de Palacios.
No necesariamente por sostener que el movimiento socialista se presentaba «como continuador
de la obra iniciada antemano» —algo ya presente en el manifiesto—, sino porque esbozó
una definición simple del «concepto de patria» según la cual los socialistas no eran
antipatriotas por formar parte de un movimiento internacional que aspiraba como «ideal
lejano» a la supresión de las fronteras, ya que todas las nacionalidades cabrían en
la «sociedad del futuro». Pero, como contracara, no creía que «la bandera roja excluyera
a la bandera argentina» y consideraba «una repudiable locura la afirmación de Hervé
cuando dice que la bandera de Francia débese colocar sobre un estercolero. Somos patriotas
en el sentido amplísimo de la palabra», terminaba por asegurar Los discursos en: «La conferencia del domingo. La revolución de 1810», LV, 24/25-05-1909.
Los motivos podían responder a la desconfianza de la coyuntura frente a las efusiones
patrióticas, así como a la progresiva reformulación de una identidad partidaria en
la cual el internacionalismo había sido importante en sus orígenes, pero que ahora
debía matizarse, de allí el entredicho con el antipatriotismo de Hervé La frase de Hervé databa de un artículo en clave antipatriótica ante los avances
del nacionalismo francés.
La voz de Ugarte no estuvo representada, al encontrarse de gira por América Latina,
pero continuará postulando que todo el continente constituía una nación.
Para la posición intermedia, lo fundamental era despejar tanto los prejuicios nacionalistas
como los internacionalistas, en función de continuar la labor de nacionalización de
los inmigrantes, pero también de evitar el «fanatismo» de los símbolos con que se
asociaba al nacionalismo Juan B. Justo, «La Patria»; Carlos N. Caminos, «De la patria al patriotismo»; y Basilio
Vidal, «Todavía sobre la patria»; en: LV, 26 y 28-05-1909 y 02-06-1909.
Francisco Dagnino, RSI, núm. 7, 25-05-1909.
Enrique Del Valle Iberlucea, «Pasado y presente» y «La “Internacional”», RSI, núm. 7/8, 25-05 y 14/15-07-1909. Sobre el marxismo de esta emergente figura del
socialismo argentino, véase Tarcus ( Tarcus, H. (2013). Marx en la Argentina. Sus primeros lectores obreros, científicos e intelectuales. Buenos Aires: Siglo xxi.
Para aquellos embanderados en el internacionalismo combativo este era el fundamento
de una identidad sin fisuras que no debía reconocer fronteras. Si algunos consideraban
a Hervé un «socialista admirable», en este grupo el componente generacional jugaba
sin lugar a dudas un papel importante, como radicalización de aquellas posturas que
los dirigentes más experimentados matizaban. Así, para Martín Casaretto y José Penelón
el antagonismo de los símbolos nacionales y socialistas implicaba que no podía haber
socialistas patriotas como no existían socialistas católicos Respuestas de Martín Casaretto y José Penelón, RSI, núm. 8, 14/15-07-1909.
Mario Bravo, «Melancólica imagen de la patria», LV, 05-06-1909; Alejandro Comolli, «Patrias y banderas»; José Muzzilli, «El concepto
de “patria”»; Martín Casaretto, «El patriotismo ante el criterio obrero», LV, 26, 29 y 30-05-1909.
Esta conflictividad de la coyuntura permite comprender la opinión paradigmática de
Justo. En su informe para el PS sobre el Congreso de la Internacional de Copenhague
(1910), al que asistiera como delegado, además de reportar la denuncia contra la oligarquía
gobernante en Argentina y el voto de solidaridad de las distintas legaciones, se detuvo
en la estética de la sala europea: «La bandera roja acogía allí a las banderas nacionales
que, como símbolos de los diferentes países, pueden subsistir sin peligro». Para los
socialistas que aceptaban la idea de patria era la capacidad inclusiva de su causa
—esa «obra de paz y solidaridad humana»— la que permitía el internacionalismo de Copenhague,
forma de sintetizar y conjurar las implicancias negativas de la «cuestión nacional»
en tiempos del centenario Juan B. Justo, «El Partido Socialista de la Argentina en el Congreso Internacional
de Copenhague», LV, 10-11-1910.
«IXº Congreso del Partido Socialista», LV, 26/27-12-1910.
Lo que siempre hemos reprochado al socialismo es, en efecto, su falta de comprensión
del fenómeno argentino […] se ha limitado a aplicar las recetas de los partidos congéneres
del viejo mundo […] su única probabilidad de éxito, aquí como en todas partes, está
en convertirse en un partido argentino […] animado por el anhelo de lograr a la par
que el mejoramiento de las clases obreras, el progreso superior de la patria «El congreso socialista», La Nación, 28-12-1910.
Como consecuencia del debate y producto asimismo de la avanzada nacionalista, ciertos representantes del partido comenzaron a plantear que su misión histórica implicaba la construcción de una «nueva patria». Esta suerte de reflejo socialista del centenario frente a la consigna de una «restauración nacionalista» —título de la célebre obra del escritor Ricardo Rojas (1909)— traía consigo, a la vez, algunos aportes doctrinarios a tono con las formulaciones más generales dentro de la Segunda Internacional.
Esta posición se personifica en el joven Antonio De Tomaso al asegurar que el internacionalismo
no significaba un antipatriotismo à—la—Hervé, en tanto a su entender los socialistas otorgaban un verdadero sentido práctico a
la idea de patria. Afirmaba que tanto esta como la democracia debían ser firmemente
sostenidas por la clase trabajadora, negando que fuesen un «invento burgués». La figura
del socialismo que citaba y resultaba paradigmáticamente socialista y patriota era
Jaurès, pero seguía también al teórico revisionista de la socialdemocracia alemana
Eduard Bernstein —protagonista de una famosa querella teórica— para refutar la consigna
del Manifiesto comunista. Destacaba: la misma «ha perdido en nuestros días mucho de su valor y se irá perdiendo
cada vez más y más, a medida que por la influencia creciente de la democracia socialista
el obrero sea cada vez más ciudadano»; finalizando: «Siendo socialistas somos patriotas»
y, en tanto tales, «buenos nacionalistas» y no «chauvnistas», incorporando así una
carga positiva al patriotismo de los socialistas Antonio De Tomaso, «Patria y socialismo», LV, 27-05-05-1909 y RSI, núm. 7, 25-05-1909. El texto de Bernstein era Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia. Sobre Bernstein y el debate sobre la «cuestión nacional» en la socialdemocracia
alemana, véase Krumeich ( Krumeich, G. (2014). Internationalisme, patriotisme et Social-Démocratie Allemande.
Cahiers Jaurès, 212/213, 53-63.
Alfredo Palacios, RSI, núm. 7, 25-05-1909.
La alternativa de un «buen nacionalismo» socialista que no traicionara sus fundamentos
como partido del proletariado permitía redimensionar la alteridad que se había instalado
en el clima del centenario. En consonancia, fue nuevamente Justo el que en su citado
El socialismo argentino destacaba el carácter nacional del PS, ya que si este venía a acelerar y encauzar
en un sentido progresivo el desarrollo histórico nacional, la exégesis de Justo reconocía
unos pocos referentes que podían ser reivindicados: el proyecto de «reforma intelectual
y moral» del Dogma Socialista de Esteban Echeverría (1837); un Juan Bautista Alberdi que adquiría, a ojos de su
evolucionismo, un perfil más moderno que aquel al proponer el progreso material del
país. Dos figuras que desde las décadas anteriores venían siendo erigidas en los ideólogos
de la gran transformación que venía haciendo de la Argentina una nación moderna. Al
evaluar en concreto la evolución de las agrupaciones socialistas desde la década de
1880, Justo se esmeró por afirmar que este movimiento tenía en sus precursores un
carácter «extranjero» pero no «exótico», mientras que en el cambio de siglo la «organización
obrera, al desarrollarse, se ha argentinizado»
Para De Tomaso, la concepción «sana del patriotismo» socialista tenía su núcleo en
la lucha contra todos los tipos de injusticias, completando así la promesa realizada
en la independencia, y sostenía: «Nuestra labor tiende a organizar definitivamente
la nacionalidad argentina» Antonio De Tomaso, «Sobre patriotismo», LV, 30-05-1909.
«Discursos de Cúneo y De Tomaso», LV, 29-01-1910.
A principios de 1910 aparecía en LV la entrevista que Repetto realizara a Jaurès en París, un año antes de su visita a
Argentina. Este focalizó en la propaganda antipatriótica al afirmar que el mismo herveísmo
era un «movimiento tan patriotero como el nacionalismo francés», porque había sido
creado exclusivamente para las disputas político-ideológicas dentro de Francia. Según
afirmaba, «la patria representa un hecho real y de más alto interés, circunstancia
que no excluye la amplísima idea del internacionalismo y que no se oponen, en manera
alguna, a la lucha que la clase trabajadora realiza para obtener su emancipación integral» Nicolás Repetto, «Una entrevista con Jaurès», LV, 02-02-1910.
Fernando De Andreis, «La organización socialista francesa y el Ejército Nuevo», Humanidad Nueva, n° 4, 01-05-1911. Sobre la visita de Jaurès a Argentina, sus opiniones sobre el
país y el lugar de la nación en el proyecto socialista, ver Herrera ( Herrera, C. (2016). Jaurès en Argentine — L’Argentine de Jaurès. Cahiers Jaurès, 221, 109-130.
La respuesta fue propinada por el mismo Jaurès en sus conferencias en Buenos Aires,
en especial en la titulada «Nacionalidad, democracia y clase obrera». Allí intentó
enhebrar las ideas que venía sosteniendo en el debate político de la III República
francesa, sus posiciones en los congresos de la Internacional y los dilemas del socialismo
local al explicar cómo el proletariado, sujeto político fundamental del PS, se erigía
no solo en el pilar fundamental de la democracia que se buscaba construir, sino también
en el cimiento social de una nacionalidad joven como la argentina a través de la idea
de «crisol». De esta forma, esbozaba una interpretación que conciliaba las convicciones
de las distintas posturas del PS —en privilegio de los «patriotas»— con las inquietudes
de sus interlocutores de las élites del centenario, al instalar en el espacio de representación
identitaria del socialismo a la clase obrera como «factor nacionalista» Jaurès ( Jaurès, J. (1922) [1911]. Conferencias pronunciadas en Buenos Aires por el diputado socialista francés. Buenos Aires: La Vanguardia.
Devoto, F. (2002). Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina moderna. Buenos Aires: Siglo xxi.
Finalmente, es posible efectuar una última referencia significativa sobre los usos
del pasado nacional que el emergente nacionalismo socialista estaba dispuesto a realizar.
Una vez más, existía una versión matizada y no necesariamente entusiasta de las connotaciones
patrióticas que ello implicaba, y otra en donde la asociación aparecía de forma explícita.
El centenario del nacimiento de Alberdi oficiará como excusa para la singular apropiación
socialista de un panteón nacional donde, a ojos del PS, predominaban los «héroes del
sable» antes que los políticos o pensadores civiles «Restauración nacionalista», LV, 12-03-1910.
«La conferencia de anoche en Unione e Benevolenza», LV, 17-02-1910.
A su manera, los socialistas argentinos emprendían el desafío de encontrar lo que
podía haber de «verdad» en el nacionalismo, filiándose en una tradición progresista
(la liberal) al proponer una versión pacifista y democrática frente a otra más extendida,
por momentos autoritaria y de pretensiones homogeneizantes, tal como los distintos
grupos del socialismo británico lo hicieran con la tradición radical decimonónica
frente al jingoísmo imperialista Un análisis de ambas fuerzas en torno al centenario en términos de las culturas políticas
en Reyes ( Reyes, F. (2016b). Radicales y socialistas frente a la centralidad de la nación. Sobre
rituales partidarios y culturas políticas en el momento del Centenario (1909-1912).
Anuario del Instituto de Historia Argentina, 16 (2), 1-30.
Si la experiencia del socialismo argentino puede pensarse, desde una perspectiva más abarcativa, como un capítulo —periférico— del desafío que enfrentaron las fuerzas que se referenciaban en la Segunda Internacional frente a la cuestión de la nación, antes de la Primera Guerra Mundial, es posible vislumbrar lógicas comunes vinculadas a la recepción y tramitación particular de ciertos debates cada vez más acuciantes desde 1900. De ello no se infiere, no obstante, una causalidad que permita explicar la inflexión operada en el PS en la coyuntura crítica que discurre entre el clima del centenario y la reforma política de 1912. Antes bien, es este conflictivo momento local el que vino a explicitar y, de alguna manera, a resolver una tensión existente en la identidad socialista que fue tomando forma en el cambio de siglo.
Por otro lado, el internacionalismo nunca pasó de ser una convicción que vinculaba al socialismo argentino con procesos más amplios del mundo occidental: organización de los movimientos obreros, optimismo y fe en el progreso, la concreción de una instancia como la Internacional que aportaba un paraguas identitario. En tanto, lo que mutó fue un arraigado antipatriotismo inicial que, ante el avance del nacionalismo, devino en un patriotismo socialista que pretendía conjugar la causa de los trabajadores y de la civilización con las promesas exaltadas en la causa nacional del centenario, traducida por la perspectiva de una democratización política que los socialistas concibieron como llave maestra de su proyecto de sociedad, sus valores e, incluso, sus tradiciones.
La querella por los símbolos expresó, de alguna manera, la forma en que la arraigada creencia de los socialistas en su causa particular —sintetizada en la bandera roja o el Primero de Mayo— transitó una crisis tamizada por los motivos nacionales, desde lo que expresaba la bandera argentina en las celebraciones patrias (una tradición de sistematización reciente) hasta la promesa de un destino de grandeza. Pero aunque la desconfianza frente al patriotismo exaltado no desaparecerá, como ocurrirá en los posteriores affaires Ugarte (1913) y Palacios (1915) —dos socialistas «patriotas»—, la mirada de los «otros» sedimentada por el estigma de la «planta exótica» consolidará la convicción de que en Argentina el socialismo debía expresar su identificación con el pasado, el presente y el futuro de la nación, aunque no en un sentido chauvinista.
Basta pensar en las respuestas dadas por Justo en la Cámara de Diputados (1912) o por el senador electo Del Valle Iberlucea (1913), en la clave de un «nacionalismo sano», para constatar cuánto había cambiado respecto de 1900, o incluso de 1909, pese a que esos «otros» (conservadores en el primer caso, radicales en el segundo) no necesariamente le reconocieran sus credenciales patrióticas. Así puede comprenderse que Mario Bravo, internacionalista durante la querella de 1909, expresara un año después en su «Canción a la República» el mito integracionista del «crisol de razas», el de Argentina como nación progresista que ejemplificaba la patria universal propugnada por los socialistas:
Será himno colectivo y a la vez exclusivo,
será canción del mundo y a la vez argentina
Hombres pide esta tierra a todo el mundo,
Igualdad piden sus trabajadores,
Ellos tienen derecho de ser cumbre,
Si ellos dan a la patria su energía…
La inflexión nacionalista de la identidad socialista remite entonces al planteo inicial, a la necesidad de pensar los jalones de aquella, a la vez dentro y fuera de cada coyuntura, en la mediana duración, una decantación que termina por colmar y hacer patente un nuevo componente del «nosotros» reivindicado por los socialistas. Desde la temprana inclusión de la nación como problema y la desconfianza frente a los sentimientos patrióticos en la última década del siglo xix, hasta la formulación —como respuesta hacia 1900— de una concepción «sana» del emergente fenómeno nacionalista y la comprensión de aquella entidad entendida como instancia «necesaria» del devenir hacia la sociedad socialista; y, finalmente, la incorporación por la virtual generalidad profesión de fe política.
Con todo, este análisis de una identidad político-partidaria necesariamente coral
abre otros frentes más generales a indagar: por un lado, el de las modalidades y variantes
que adoptó el nacionalismo a inicios del siglo xx, trascendiendo el «nacionalismo de los nacionalistas» (de derecha)
[1] |
El autor agradece la lectura de Fernando Suárez y Natacha Bacolla, la generosidad de Carlos Herrera, los comentarios a una parte del texto por Hernán Díaz y las valiosas sugerencias de los evaluadores anónimos de la revista, eximiendo a todos ellos de posibles errores. |
[2] |
En los estudios recientes sobre la emergencia del nacionalismo, mientras Bertoni ( Bertoni, L. (2001). Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la identidad nacional en Argentina a fines del siglo xix. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2001) ha puesto el foco en la definición de un problema para las élites políticas e importantes sectores de la sociedad argentina en torno a la inmigración, conflictos políticos limítrofes, un sistema de fiestas patrias y una pedagogía patriótica en las escuelas públicas, etc.; Devoto ( Devoto, F. (2002). Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina moderna. Buenos Aires: Siglo xxi.2002) analiza la evolución de los planteos nacionalistas de las élites político-culturales desde finales del siglo xix, para lo cual establece un quiebre hacia el centenario de 1910, cuando tomaría forma un «nacionalismo cultural» esencialista, para dar lugar en la década de 1920 al «nacionalismo de los nacionalistas», autoritario y antidemocrático. Por su parte, Castro ( Castro, M. (2012). El ocaso de la República oligárquica. Poder, política y reforma electoral, 1898-1912. Buenos Aires: Edhasa.2012) ha demostrado la importancia que ocupó la «cuestión nacional» en las inquietudes y motivos políticos de la oligarquía gobernante de esos años. |
[3] | |
[4] |
Desde la cuestión de las nacionalidades en el Imperio austro-húngaro hasta la «cuestión
colonial» entre los socialistas británicos, alemanes e italianos. Derfler ( Derfler, L. (1973). Socialism since Marx. New York: Palgrave Macmillan. Disponible en:
|
[5] |
La noción de «nacionalismo socialista» pertenece a Schwarzmantel ( Schwarzmantel, J. (1987). Class and Nation: Problems of Socialist Nationalism. Political Studies, 35, 239-255. Disponible en:
|
[6] | |
[7] |
Hobsbawm ( Hobsbawm, E. (2012) [1990]. Naciones y nacionalismo desde 1780. Buenos Aires: Crítica.2012) [1990]: 132-134. |
[8] |
Callahan ( Callahan, K. (2010). Demonstration culture. European Socialism & the Second International, 1889-1914. Leicester: Troubabor.2010): XVIII (traducción propia). |
[9] |
La obra de síntesis más importante sobre el partido identificó la centralidad del problema hacia el centenario: Walter ( Walter, R. (1977). The Socialist Party of Argentina, 1890-1930. Austin: The Univesity of Texas at Austin.1977); en tanto ciertas interpretaciones basadas en Justo sostuvieron que a fines del siglo xix el socialismo fue en Argentina la punta de lanza de un «nacionalismo popular» que prolongaba la tradición liberal: Baily ( Baily, S. (1984). Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina. Buenos Aires: Paidós.1984): 18 y 26-27. |
[10] |
Aricó ( Aricó, J. (1999). La hipótesis de Justo. Buenos Aires: Sudamericana.1999): 72-74, 79 y 85. |
[11] |
Da Orden ( Da Orden, M. L. (1994). Entre internacionalismo y nacionalismo. El enfoque de la nación
en Juan B. Justo. Estudios Sociales, 6, 55-72. Disponible en:
|
[12] |
Aboy Carlés ( Aboy Carlés, G. (2001). Las dos fronteras de la democracia argentina: la reformulación de las identidades políticas de Alfonsín a Menem. Rosario: Homo Sapiens.2001): 42-68. |
[13] |
Sin referencias al PS, estos fenómenos han sido analizados por Bertoni ( Bertoni, L. (2001). Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la identidad nacional en Argentina a fines del siglo xix. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2001). |
[14] |
«Las dos naciones», LV, 21-04-1894. |
[15] |
Por ejemplo, el hecho de que Marx y Engels se habían percatado de que pese a que
«los obreros no tienen patria», el proletariado debía no obstante «conquistar el poder
político» y convertirse en «clase nacional» en un sentido diferente a la burguesía
revolucionaria. Sobre el abordaje de la cuestión de la nación por parte de Marx, el
primer marxismo, los debates de la Segunda Internacional y la Revolución rusa existe
una amplia bibliografía. Véanse Szporluk ( Szporluk, R. (1988). Communism and Nationalism. New York: Oxford University Press.1988) y Nimni ( Nimni, E. (1985). Marxism and Nationalism. En M. Shaw (ed.). Marxist Sociology Revisited (pp. 99-142). London: MacMillan. Disponible en:
|
[16] |
Hipólito Curet, «El patriotismo», LV, 18-04-1896. |
[17] |
Para la secuencia formativa del PS ver Tarcus ( Tarcus, H. (2013). Marx en la Argentina. Sus primeros lectores obreros, científicos e intelectuales. Buenos Aires: Siglo xxi.2013): 129-176 y 276-363; y Martínez Mazzola ( Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en:
|
[18] |
Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en:
|
[19] |
Sobre los debates en la Internacional sobre la «acción política» y la naturalización de los extranjeros en cada país, ver Cole ( Cole, J. (1959). Historia del pensamiento socialista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.1959): 29-42. |
[20] |
El punto se ilustra en un artículo-debate con El Argentino, órgano de la UCR: «La planta exótica del socialismo», LV, 09-06-1894. |
[21] |
En este rechazo Ricardo Falcón encontraba el éxito inicial del anarquismo para captar
mayores voluntades dentro de unos sectores trabajadores predominantemente inmigrantes.
Véase Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en:
|
[22] |
«Naturalización de los socialistas extranjeros», LV, 09-06-1894. |
[23] |
«Naturalización de extranjeros», LV, 10-11-1894. |
[24] |
Justo ( Justo, J. B. (1920c) [1910]. El socialismo argentino. En Socialismo (pp. 81-119). Buenos Aires: La Vanguardia.1920c) [1910]: 117. |
[25] |
Bertoni ( Bertoni, L. (2001). Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la identidad nacional en Argentina a fines del siglo xix. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2001): 79-120. |
[26] |
Sobre la tarea de regeneración colectiva nacionalista, ver Smith ( Smith, A. (1999). Myths and Memories of the Nation. New York: Oxford University Press. Disponible en:
|
[27] |
«25 de Mayo», LV, 26-05-1894. |
[28] |
José Ingenieros, «La comedia de la libertad y el 25 de Mayo», LV, 21-05-1898. Si bien este intelectual socialista mostraba una mirada algo comprehensiva del fenómeno, el doctrinarismo economicista de la vulgata segundointernacionalista imponía sus límites. Haupt ( Haupt, G. (1982). Los marxistas frente a la cuestión nacional. La historia del problema. En M. Lowy, G. Haupt y C. Weil (eds.). Los marxistas y la cuestión nacional (pp. 10-82). Barcelona: Fontamara.1982): 34-37. |
[29] |
«El 25 de Mayo. Su apreciación histórica», LV, 26-05-1900. |
[30] |
Justo ( Justo, J. B. (1920a) [1898]. La teoría científica de la historia y la política argentina. En Socialismo (pp. 5-34). Buenos Aires: La Vanguardia.1920a) [1898]: 31. Así y todo, el autor iniciaba el escrito afirmando: «Amo al país en que vivo […] a todos los que aquí trabajan y luchan […] me llamo argentino». Justo pretendía demostrar que el socialismo tenía una razón de ser en Argentina al continuar las luchas populares entabladas a inicios del siglo xix. |
[31] |
Los discursos se transcriben en Juan B. Justo, «La Fiesta del Trabajo», LV, 01-05-1896 y «¿Por qué somos fuertes?», LV, 09-05-1897. |
[32] |
Transcrito en LV, 01-05-1897. |
[33] |
Para un análisis centrado en un estudio de caso, véase Becerra ( Becerra, M. (2005). ¿Fiestas patrias o fiestas socialistas? Rituales escolares e identidad socialista a principios del siglo xx. En H. Camarero y C. Herrera (eds.). El Partido Socialista en Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo (pp. 97-119). Buenos Aires: Prometeo.2005), quien aborda la tensión entre los criterios de clase de la identidad socialista y la cuestión nacional desde la perspectiva de las políticas educativas del PS. |
[34] |
Sobre las fiestas patrias como ejemplo para el ritual socialista del Primero de Mayo, ver Reyes ( Reyes, F. (2016a). De la velada de club a la estética de los cortejos. La construcción del 1.º de Mayo socialista en la Argentina finisecular (1894-1900). Boletín Ravignani, 44, 42-77.2016a): 65-71. |
[35] | |
[36] |
La evolución de las discusiones sobre el antimilitarismo en la Internacional, en Callahan ( Callahan, K. (2010). Demonstration culture. European Socialism & the Second International, 1889-1914. Leicester: Troubabor.2010). |
[37] |
«Decadencia de un pueblo. A propósito de la cuestión Dreyfus», LV, 26/02/1898. Se explicaba que el «descenso nacional» de Francia se habría iniciado con el movimiento del general Boulanger y la «adoración de la espada» en nombre de la patria. |
[38] |
Adrián Patroni, «Los trabajadores y la cuestión chilena», LV, 12-02-1898. |
[39] |
Ingenieros ( Ingenieros, J. (1898). La mentira patriótica, el militarismo y la guerra. Buenos Aires: Biblioteca Obrera.1898): 13 y 19. |
[40] |
José Ingenieros, «1° de Mayo», LV, 01-05-1899. Ingenieros citaba un intercambio epistolar con el francés Gabriel Deville como disparador del posible reconocimiento de un «patriotismo socialista». Sobre esto último, véase Winock ( Winock, M. (1992). Le socialisme en France et en Europe, XIX°-XX° siecle. Paris: Seuil.1992): 366-374. Sobre la evolución de la idea de nación en la obra de Ingenieros, ver Terán ( Terán, O. (2001). Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo. Derivas de la «cultura científica» (1880-1910). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2001): 293-297. |
[41] |
Alfredo Pasqualetti, «Internacionalismo y sentimentalismo», LV, 18-06-1898. Pasqualetti también citaba a Deville, de forma que es posible asegurar que dichas ideas sobre la no incompatibilidad del socialismo con cierto patriotismo ya estaban en circulación. |
[42] |
Justo ( Justo, J. B. (1920b) [1902]. El Socialismo. En Socialismo (pp. 37-77). Buenos Aires: La Vanguardia.1920b) [1902]: 71-72. |
[43] |
Sobre el cruce entre «cuestión social» y «cuestión étnica», véase Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en:
|
[44] |
«El primer paso», LV, 15-04-1904. |
[45] |
«La derogación de la ley de Residencia», LV, 23-07-1904. |
[46] |
Gabriela Laperrière, «¿Trapo rojo intruso?», LV, 23-07-1904. |
[47] |
Sobre los símbolos políticos y sus connotaciones sacras, Berstein ( Berstein, S. (2006). Symbolique et politique: nature et fonction des symbols partisans. En M. Agulhon y A. Becquer (eds.). La République en répresentations (pp. 43-47). Paris: Publications de la Sorbonne.2006). |
[48] |
Esta disputa intrapartidaria y la tendencia obrerista que ubicaba al sindicato como
la institución básica de organización ha sido analizada por Falcón ( Falcón, R. (2011) [1986/1987]. Izquierdas, régimen político, cuestión étnica y cuestión
social en Argentina (1890-1912). Estudios Sociales, 40, 193-221. Disponible en:
|
[49] |
Estos «dos socialismos» eran: «el socialismo de Estado, reformista, democrático, pacifista, parlamentario» y «el socialismo obrero, que no es necesario calificar de otra manera»; Édouard Berth, «Los dos socialismos», LAS, 21-09-1905. |
[50] |
Bartolomé Bossio recordaba el juramento de Palacios por la Patria y que se autoconcibiera «patriota» («La lucha de clases en el Parlamento», LAS, 11-09-1905). |
[51] |
«Proposiciones al VII Congreso» y «Antimilitarismo y antipatriotismo», LAS, 01 y 16-04-1906. |
[52] |
La primera mención a Hervé es «Patriotismo y socialismo», LAS, 21-09-1905. |
[53] | |
[54] |
Emilio Troise, «Antimilitarismo y antipatriotismo», LAS, 01-05-1906. |
[55] |
Hervé ( Hervé, G. (1905). Leur Patrie. Paris: Librairie de Propagande Socialiste.1905): 89. Su itinerario desde la izquierda socialista hasta el nacionalismo, en Heuré
( Heuré, G. (1997). Itinéraire d’un propagandiste: Gustave Hervé, de l’antipatriotisme
au pétanisme (1871-1944). Vingtième Siècle, 55, 16-28. Disponible en:
|
[56] |
«Socialismo antipatriótico», LAS, 11-01-1906. |
[57] |
«Antipatriotismo y antimilitarismo», LAS, 01-08 y 16-09-1906. |
[58] |
«Los dos Congresos», LAS, 16-10-1906. |
[59] |
«El IV Congreso de la Unión General de Trabajadores», LAS, 01/01/1907. |
[60] |
Esta agitación nacionalista dio lugar a expresiones similares a las del conflicto con Chile, pero la agresividad partía del mismo gobierno; Castro ( Castro, M. (2014). Estanislao Zeballos: sensibilidad diletante, nacionalismo y estado, 1906-1912. Anuario del Centro de Estudios Históricos, 14, 183-201.2014). |
[61] |
Eliseo Ibáñez, «La patria burguesa y la patria socialista», LV, 30-07-1904; Esteban Dagnino, «Los dos patriotismos», LV, 13-05-1905. |
[62] |
Juan B. Justo, «El Patriotismo», LV, 22-03-1906. Esta crítica al antipatriotismo ha sido destacada en relación a la
evolución de las concepciones de Justo por Da Orden ( Da Orden, M. L. (1994). Entre internacionalismo y nacionalismo. El enfoque de la nación
en Juan B. Justo. Estudios Sociales, 6, 55-72. Disponible en:
|
[63] |
«La paz armada», LV, 03/04-09-1906. |
[64] |
En Oddone ( Oddone, J. (1983). Historia del socialismo argentino. Buenos Aires: CEAL.1983): 179. |
[65] |
Manuel Ugarte, «Socialismo y patria», LV, 02-07-1908. |
[66] |
Manuel Ugarte, «La defensa latina», El País, 05-10-1901. En su doble faceta como «artista» y «ciudadano de partido» se descubre el conflicto entre lugares de enunciación y legitimación de este socialista latinoamericanista. Véase Ehrlich ( Ehrlich, L. (2006/2007). Manuel Ugarte entre el modernismo latinoamericano y el socialismo. Una convivencia difícil. Políticas de la Memoria, 6/7, 105-118.2006/2007): 105-106. |
[67] |
El debate entre Justo y Ferri, que lateralmente refiere al vínculo entre socialismo
y nación, excede los límites de este trabajo. Ver Aricó ( Aricó, J. (1999). La hipótesis de Justo. Buenos Aires: Sudamericana.1999): 112-114 y Martínez Mazzola ( Martínez Mazzola, R. (2008). El Partido Socialista y sus interpretaciones del radicalismo argentino (1890-1930)
[tesis doctoral]. Buenos Aires: FFyL-UBA. Disponible en:
|
[68] | |
[69] |
LV, 06-05-1909. Sobre los rituales socialistas en el centenario y el lugar conflictivo de la cuestión nacional, en Reyes ( Reyes, F. (2016b). Radicales y socialistas frente a la centralidad de la nación. Sobre rituales partidarios y culturas políticas en el momento del Centenario (1909-1912). Anuario del Instituto de Historia Argentina, 16 (2), 1-30.2016b). |
[70] | |
[71] |
Así lo demuestran los artículos sobre los festejos aparecidos en LV y las declaraciones de Justo y Enrique Dickmann aparecidas en La Argentina, «Opiniones y pronósticos sobre la huelga general», 28 y 29-04-1910. |
[72] |
Los discursos en: «La conferencia del domingo. La revolución de 1810», LV, 24/25-05-1909. |
[73] |
La frase de Hervé databa de un artículo en clave antipatriótica ante los avances del nacionalismo francés. |
[74] |
La voz de Ugarte no estuvo representada, al encontrarse de gira por América Latina, pero continuará postulando que todo el continente constituía una nación. |
[75] |
Juan B. Justo, «La Patria»; Carlos N. Caminos, «De la patria al patriotismo»; y Basilio Vidal, «Todavía sobre la patria»; en: LV, 26 y 28-05-1909 y 02-06-1909. |
[76] |
Francisco Dagnino, RSI, núm. 7, 25-05-1909. |
[77] |
Enrique Del Valle Iberlucea, «Pasado y presente» y «La “Internacional”», RSI, núm. 7/8, 25-05 y 14/15-07-1909. Sobre el marxismo de esta emergente figura del socialismo argentino, véase Tarcus ( Tarcus, H. (2013). Marx en la Argentina. Sus primeros lectores obreros, científicos e intelectuales. Buenos Aires: Siglo xxi.2013): 448-459. |
[78] |
Respuestas de Martín Casaretto y José Penelón, RSI, núm. 8, 14/15-07-1909. |
[79] |
Mario Bravo, «Melancólica imagen de la patria», LV, 05-06-1909; Alejandro Comolli, «Patrias y banderas»; José Muzzilli, «El concepto de “patria”»; Martín Casaretto, «El patriotismo ante el criterio obrero», LV, 26, 29 y 30-05-1909. |
[80] |
Juan B. Justo, «El Partido Socialista de la Argentina en el Congreso Internacional de Copenhague», LV, 10-11-1910. |
[81] |
«IXº Congreso del Partido Socialista», LV, 26/27-12-1910. |
[82] |
«El congreso socialista», La Nación, 28-12-1910. |
[83] |
Antonio De Tomaso, «Patria y socialismo», LV, 27-05-05-1909 y RSI, núm. 7, 25-05-1909. El texto de Bernstein era Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia. Sobre Bernstein y el debate sobre la «cuestión nacional» en la socialdemocracia alemana, véase Krumeich ( Krumeich, G. (2014). Internationalisme, patriotisme et Social-Démocratie Allemande. Cahiers Jaurès, 212/213, 53-63.2014). |
[84] |
Alfredo Palacios, RSI, núm. 7, 25-05-1909. |
[85] |
Justo ( Justo, J. B. (1920c) [1910]. El socialismo argentino. En Socialismo (pp. 81-119). Buenos Aires: La Vanguardia.1920c) [1910]: 117. |
[86] |
Antonio De Tomaso, «Sobre patriotismo», LV, 30-05-1909. |
[87] |
«Discursos de Cúneo y De Tomaso», LV, 29-01-1910. |
[88] |
Nicolás Repetto, «Una entrevista con Jaurès», LV, 02-02-1910. |
[89] |
Fernando De Andreis, «La organización socialista francesa y el Ejército Nuevo», Humanidad Nueva, n° 4, 01-05-1911. Sobre la visita de Jaurès a Argentina, sus opiniones sobre el país y el lugar de la nación en el proyecto socialista, ver Herrera ( Herrera, C. (2016). Jaurès en Argentine — L’Argentine de Jaurès. Cahiers Jaurès, 221, 109-130.2016). |
[90] |
Jaurès ( Jaurès, J. (1922) [1911]. Conferencias pronunciadas en Buenos Aires por el diputado socialista francés. Buenos Aires: La Vanguardia.1922) [1911]: 49-56. La idea de «crisol» había sido esbozada en sentido democrático por el nacionalista Ricardo Rojas ( Devoto, F. (2002). Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina moderna. Buenos Aires: Siglo xxi.Devoto, 2002: 54-77). |
[91] |
«Restauración nacionalista», LV, 12-03-1910. |
[92] |
«La conferencia de anoche en Unione e Benevolenza», LV, 17-02-1910. |
[93] | |
[94] |
Un análisis de ambas fuerzas en torno al centenario en términos de las culturas políticas en Reyes ( Reyes, F. (2016b). Radicales y socialistas frente a la centralidad de la nación. Sobre rituales partidarios y culturas políticas en el momento del Centenario (1909-1912). Anuario del Instituto de Historia Argentina, 16 (2), 1-30.2016b). |
[95] |
Bravo ( Bravo, M. (1985) [1910]. Canción de la República. En D. Cúneo (comp.). Mario Bravo, poeta y político. Buenos Aires: CEAL.1985) [1910]: 18-19. |
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