RESUMEN
El objeto de este trabajo es la consideración de Azaña como lugar de memoria al filo de las conmemoraciones de su nacimiento y muerte, en 1980 y 1990, que llegaron a convertir a Azaña —denostado por el franquismo— casi en objeto de culto nacional. Asimismo se pretende abordar el uso político de Azaña en ese contexto, particularmente ligado a la recreación y disputa del centro político durante la década de hegemonía socialista. Un uso que no se limita, como ha señalado hasta ahora la historiografía, a la instrumentalización partidista de su figura por parte del nuevo Partido Popular de Aznar en los primeros años de la década de 1990. Con anterioridad ya lo hicieron Tierno Galván y Adolfo Suárez. En el transcurso de la década conmemorativa, Suárez usó de manera particular la comparación con Azaña y, creado el Centro Democrático y Social (CDS), buscó hacer del nuevo partido la enseña del neoazañismo, un nuevo Partido Socialista Popular (PSP) a su medida, contando para ello con la ayuda de Morodo. La reivindicación de Azaña por parte de Aznar no sería entonces sino la expresión de una decidida voluntad por hacerse con la herencia íntegra de Suárez, una vez consumado el sacrificio político de este, a modo de último ritual de la conmemoración.
Palabras clave: Conmemoraciones; usos políticos del pasado; Azaña; Adolfo Suárez; democracia; España.
ABSTRACT
The goal of this work is to take into account the figure of Manuel Azaña as a lieu de la memoire laying upon the conmmemorations of his birth and death, in 1980 and 1990, events which turned Azaña — reviled during the Francoist dictatorship — into an almost revered national icon. I will analyze the political use of Azaña in this context, particularly linked to the political quarrels to hold the political centre during the decade of socialist hegemony. This political use is not limited, as historiography has noted until now, to the partisan instrumentalization of that figure made by the new Partido Popular of Aznar at the beginning of the 90s. Tierno Galván and the former president Suárez have tried as weel to use Azaña’s memory. In the course of the conmmemorative decade, Suárez projected in a original way the comparison with Azaña and, once created the CDS, looked for to transform the new party in the banner of the so called neoazañismo, in other words, a new PSP made to mesure for him, being helped to fulfill that project by Morodo. The recognition of the figure of Azaña by Aznar is easy to understand along this path, trying to appropriate with decisiveness that political legacy from Suárez, once this was politically sacrified, as the latest stage of a series of iterative commemorative rituals.
Keywords: Commemorations; political uses of the past; Azaña; Adolfo Suárez; Spain; democracy.
SUMARIO
Las relaciones entre «historia», «política» y «sociedad» encuentran en la «memoria»
un nexo y un campo de estudio que ha renovado la investigación en disciplinas afines
durante las últimas décadas. Nuevos conceptos como la «historia pública», los «usos
de la historia» o los «lugares de memoria» se han extendido rápidamente multiplicando
debates y estudios de diversa índole[1]. La monumental obra de Pierre Nora ha marcado particularmente el camino, multiplicando
el interés por las diversas formas de representación del pasado donde mitos, símbolos
y tradiciones se funden con el propio conocimiento histórico. Las conmemoraciones
ejercen un papel fundamental en ese sentido, no tanto para ayudar a entender mejor
la historia como para recomponer la memoria Olábarri ( Olábarri, I. (2013). Las vicisitudes de Clío. Salamanca: Universidad.
El ansia conmemorativa manifiesta que una sociedad no puede vivir sin calendario Le Goff ( Le Goff, J. (1991). El orden de la memoria. Barcelona: Paidós.
A partir de la crisis de la década de 1930 y la nueva experiencia de la guerra, se
opera —sugiere Nora— una auténtica metamorfosis de la memoria. La idea de una memoria
nacional unitaria sufre una fuerte erosión y la legitimación por la historia cede
el paso a la legitimación por el futuro Nora ( Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.
Véanse, entre otros, Aguilar ( Aguilar, P. (1996). Memoria y olvido de la Guerra Civil española. Madrid: Alianza.
Sevillano, J. (2003). La construcción de la memoria y el olvido en la España democrática.
Ayer, 52, 297-319.
Pasamar, G. (2014). Ha estallado la memoria. Las huellas de la Guerra Civil en la Transición. Madrid: Biblioteca Nueva.
De hecho, la especificidad española hizo que los años setenta, mucho más que en otros
lugares, favoreciesen una creciente pluralización de la memoria, vinculada a la afirmación
de grupos sociales y territorios, y a la misma aceleración de la historia, propiciando
la recuperación de la memoria cívica y democrática confiscada, manipulada y destruida
durante la dictadura bajo el mito de la «España eterna» Nora ( Nora, P. (1993). L’ère de la commémoration. En Les lieux de mémoire, III. Les France (pp. 975-1012). París: Gallimard.
Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.
El objeto de este trabajo es la consideración de Manuel Azaña como lugar de memoria
al filo de las conmemoraciones de su nacimiento y muerte, en 1980 y 1990; dos fechas
rememorativas, jalonadas por el cincuenta aniversario del inicio de la Guerra Civil
(1986), que registraron una auténtica explosión de la memoria en plena Transición
y consolidación democráticas, hasta convertir a Azaña —símbolo de la Segunda República
denostado por el franquismo— casi en objeto de culto nacional. Asimismo se pretende
abordar el uso político de Azaña en ese contexto, particularmente ligado a la recreación
y disputa del centro político durante la década de hegemonía socialista. No fue, sin
embargo, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) el principal artífice de la recuperación
de Azaña. Marichal, que se refirió en 1994 a ese empeño conmemorativo, apunta un cierto
desdén socialista en momentos señalados. Por otro lado, Reig ha enfatizado la instrumentalización
oportunista de Azaña por parte del nuevo Partido Popular (PP) a principios de los
años noventa, traicionando la memoria del personaje, aspecto que ha sido tratado de
manera más matizada por Palau Reig ( Reig, A. (1996). Tormento y éxtasis de Manuel Azaña: del infierno masónico al edén
conservador. En A. Alted (ed.). Manuel Azaña. Pensamiento y acción (pp. 323-346). Madrid: Alianza.
Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation
ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.
La hipótesis que se plantea en este estudio, es que la disputa del centro político —como llave que asegura el poder, según la percepción inmediata—, estuvo ligada entonces a una disputa de Azaña, y que en esa pretensión de utilizar políticamente su memoria, posiblemente quien más destaque, junto a Tierno Galván, sea Adolfo Suárez, aspecto que no consideran Marichal, Reig ni Palau, y que no ha sido tampoco tratado en las biografías disponibles sobre él. 1980 y 1990 son años singulares en la vida política de Suárez, que van de la operación de acoso y derribo que sufrió dentro y fuera de Unión de Centro Democrático (UCD), a su segunda derrota política al frente del CDS. Es el momento azañista de Suárez, a cuya luz cabría entender mejor el carácter ideológico del Centro Democrático y Social (CDS) o el deterioro de sus relaciones con el rey Juan Carlos. La reivindicación de Azaña por parte de Aznar no sería entonces sino la expresión de una decidida voluntad por hacerse con la herencia íntegra de Suárez, una vez consumado el sacrificio de este, a modo de último ritual de la conmemoración. Con todo, por encima de intereses políticos encontrados, esta común apropiación de Azaña en los comienzos de la nueva andadura democrática supone quizá la mejor muestra en España de la voluntad de recomponer «una» memoria colectiva, por efímera que resultase.
No fue Azaña un caso aislado en el proceso de recuperación de la memoria intelectual
y política silenciada por la dictadura. Desde comienzos de la Transición, otras celebraciones
como el cincuentenario de la generación del 27 (1977), seguido —como ha punteado Mainer Mainer ( Mainer, J. C. (1991). La cultura. En M. Tuñón de Lara, et al. Transición y democracia (1973-1985) (pp. 313-457). Madrid: Labor.
La rehabilitación de Azaña reviste, en cualquier caso, mayor importancia atendiendo
al hecho previo de su satanización. La imagen, utilizada por Raúl Morodo con ocasión
del cincuentenario de la muerte Morodo, R., «La diabolización de Azaña», El País, 29-10-1990.
Véase también la reseña de Egido ( Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.
Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation
ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.
El libro de Giménez Caballero, reeditado durante el tardofranquismo La reedición de 1975, con estudio preliminar de Béracaud, lleva prólogo nuevo del
propio Giménez Caballero.
El mencionado estudio de Pulido analiza los diferentes recursos literarios de Giménez
Caballero asociados a esa imagen deformada, y la influencia en ellos de conocimientos
científicos de la época así como de técnicas de las vanguardias artísticas y literarias.
Araquistain, L. (1935), «El mito Azaña», Leviatán, 18, 1-6. Se pregunta por el «milagroso magnetismo» de su figura, capaz de atraer
multitudes y de concitar odios. Si Azaña es un «mito demoniaco creado por las derechas»,
también «personifica hoy el buen demonio socrático de las izquierdas españolas, no
sólo por perseguido, sino también por ser el republicano más representativo de la
revolución democrática en España».
«Acabó por formarse en torno a él un mito fabuloso, que yo procuré destruir sin fuerza
suficiente para conseguirlo, porque veía en el mito Azaña un peligro tremendo para
la vida normal de la República», incide Gordón Ordás ( Gordón Ordás, F. (1962). Mi política en España. México: Victoria.
Genio y demonio, gloria y fracaso, la ambivalencia de la figura de Azaña superó inicialmente
la estricta dialéctica del nosotros y ellos, inevitable en el marco de la Guerra Civil,
para abrirse al juego del mito y la crítica, mucho más efectivo en términos de memoria
y olvido. En cualquier caso, sepultado bajo el peso de la hipercrítica, las conmemoraciones
de su nacimiento y muerte supusieron una auténtica resurrección de Azaña. Ya en los
años finales del franquismo, la biografía de Aguado Los juicios de la viuda de Azaña, en Informaciones, 2-02-1974.
Argos, «A vuela pluma», ABC, 17-11-1973.
Informaciones y ABC, 21-11-1978.
Marichal ( Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.
Azaña, M. (1966-1968). Obras Completas. Ed. de J. Marichal. México: Oasis.
La resurrección de Azaña resulta mucho más asombrosa e interesante por cuanto no surge
de una conmemoración de Estado, según el viejo modelo, sino de las profundidades de
la sociedad civil, haciendo entrar en escena todos los géneros culturales (de las
celebraciones al teatro o la televisión, y de los periódicos y revistas a la historiografía).
Desde el Gobierno de UCD, impulsada por la Dirección General de Patrimonio, Archivos
y Museos que llevaba el historiador Javier Tusell, se organizó (octubre-diciembre)
una exposición sobre la Guerra Civil en el Palacio de Cristal del Retiro, donde fue
elegido Azaña presidente de la República, «todo un símbolo para demostrar que ya no
hay motivos en España para dejar en la oscuridad ningún aspecto de nuestra historia,
y menos de la historia de la Guerra Civil», afirmaba Tusell en la inauguración. Los
materiales de la muestra, cedidos por instituciones y coleccionistas privados, incluían
armas y objetos de uso cotidiano, carteles, banderas, insignias, maquetas, documentos
fotográficos y fílmicos, etc., relativos a los dos bandos. La exposición acababa con
imágenes de las dos Españas —la del exilio y la que vence— proyectadas sobre un espejo El País, 22-10-1980. ABC, 22-10-1980. Catálogo de la exposición.
Propiamente dicha, la primera celebración institucional del centenario fue el homenaje
tributado por el Ayuntamiento de Madrid (noviembre de 1980), a impulsos de Tierno
Galván Se trató de un ciclo de conferencias pronunciadas por Marichal, Francisco Ayala y
el propio alcalde Tierno.
Se mantuvo en cartel hasta mediados de 1981 ( Azaña, M. (1981). La velada en Benicarló. Contiene la versión teatral de J. L. Gómez y J. A. Gabriel y Galán. Madrid: Espasa-Calpe.
El País, 11-7-1980 y 6-11-1980.
Véase la crítica en Reseña, 187, 1988: 7-8.
En el Ateneo de Madrid, donde desde principios de año Acción Republicana Democrática
Española había organizado algunos actos en memoria de Azaña, se presentó la reaparición
de La Pluma
El País, 23-1-1980 y 20-12-1980.
Necrológica de Manuel Martínez Azaña, El País, 19-12-2000.
ABC, 4-12-1980.
Los artículos de prensa se sucedieron a lo largo de 1980 y no faltaron las páginas
especiales o los suplementos conmemorativos. El País fue el primero, con editorial y firmas como López Aranguren, Tuñón de Lara o Francisco
Nieva El País, 10-1-1980.
«Vigencia y recuperación de Manuel Azaña», Blanco y Negro, 12-11-1980, 49-51 (con colaboraciones de Tusell, Palacio Atard, Marichal y Justino
Azcárate).
ABC-Sábado cultural, 29-11-1980.
Jorge Guillén, José Bergamín, Ayala, Giménez Caballero, Marichal, Manuel Aragón,
Franco Meregalli, Gabriel Jackson, Paul Preston, Hugh Thomas, Santos Juliá, Setién
Florensa, Bécaraud, Mainer, Tuñón de Lara y Francisco Villacorta. Marichal ( Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.
A impulsos de la conmemoración, desde la Dirección General que encabezaba Tusell,
comenzó en 1980 la búsqueda de los papeles de Azaña El País, 30-10-1980.
Un resumen descriptivo de los papeles hallados, en Egido ( Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.
Marichal ( Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.
El País, 25-1-1980.
La conmemoración de la muerte tuvo un anticipo en el cincuenta aniversario del discurso
más representativo del último Azaña —conocido por la invocación «paz, piedad, perdón»—,
recordado solemnemente por ABC
Suplemento «Recuerdo de Manuel Azaña», ABC, 8-5-1988.
«Imagen plural de Manuel Azaña», ABC Literario, 3-11-1990, con colaboraciones, entre otros, de José Prat, Ricardo Gullón, Morodo,
Marichal, Jiménez Losantos, Gustavo Villapalos, José María Aznar y Juliá (la portada
del diario también estaba dedicada a Azaña). Jiménez Losantos, F., «Azaña sigue sin
calle», ABC, 13-1-1991.
Insula, núm. 526, 1990.
Catálogo de la Exposición Azaña (noviembre 1990-enero 1991). Aun anotando la presencia del ministro del Gobierno socialista
(no la del alcalde), Marichal reprocha que no acudiesen «otros cargos gubernamentales
más altos» a rendir homenaje a la memoria del presidente Azaña ( Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.
Los trabajos reunidos para el evento, en Almaric-Aubert ( Amalric, J.-P. y Aubert, P. (eds.) (1993). Azaña et son temps. Madrid: Casa de Velázquez.
Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation
ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.
Durante unos días se repuso en el Teatro María Guerrero la obra Azaña, la pasión española, estrenada dos años antes. Pero la mayor novedad, ampliándose los medios de difusión
cultural y las audiencias, fue la televisión. Televisión Española (TVE) estrenó una
serie documental —Manuel Azaña, un soñador sin ventura— dirigida por Fernández Cormenzana. Un antiguo locutor de Radio España Independiente,
la Pirenaica en tiempos de la clandestinidad, Ramón Mendezona, interpretaba la voz de Azaña Los cinco documentales se emitieron entre el 10 de octubre y el 14 de noviembre. El País, 14-11-1990.
El País, 25-11-1990.
Antena 3, 8-11-1990, 23:30 horas: Programa especial con motivo del 50 aniversario de la muerte
de Azaña.
El catálogo de la exposición del Palacio de Cristal incluía un trabajo de Enrique
Rivas (hijo de Cipriano) que recopilaba y analizaba la bibliografía vertida sobre
Azaña entre 1920 y 1988 Rivas, E., «Hacia una bibliografía de Azaña. Obras sobre Manuel Azaña». En Azaña (1990), pp. 343-373.
Marco ( Marco, J. M. (1990). Azaña. Barcelona: Mondadori.
Marco, J. M. (1991). La creación de sí mismo: ensayo sobre la literatura autobiográfica de Manuel Azaña.
Madrid: Biblioteca Nueva.
Marco, J. M. y Serrano, V. A. (1990). Azaña: memoria gráfica, 1880-1940. Alcalá de Henares: Colegio del Rey.
Juliá, S. (1990). Manuel Azaña, una biografía política: del Ateneo al Palacio Nacional. Madrid: Alianza.
Véanse Peña González ( Peña González, J. (1991). Manuel Azaña: el hombre, el intelectual y el político. Alcalá de Henares: Colegio del Rey.
Ferrer Solá, J. (1991). Manuel Azaña: una pasión intelectual. Barcelona: Anthropos.
Egido ( Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.
Hermosilla, M. A. (1991). La prosa de Manuel Azaña. Córdoba: Universidad.
Cañizal, L., et al. (1991). La segunda república española a través de su presidente Manuel Azaña, en el cincuentenario
de su muerte (1940-1990). Getafe: Ayuntamiento.
Fernández-Cormenzana, J. (1994). Cuaderno de La Prasle 1939-1940: memorias semiapócrifas de Manuel Azaña. Alcalá de Henares: Ayuntamiento.
Destaca en ese sentido la nueva edición a cargo de Santos Juliá de las Obras Completas de Azaña ( Azaña, M. (2008). Obras Completas. 7 vols. Ed. de S. Juliá. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
Taurus.
Con todo, en ningún momento el empeño conmemorativo del último presidente de la república española —en las fechas que nos ocupan— tuvo algo de reivindicación de aquel régimen, ni de crítica combativa como reacción —como ha sucedido en fechas más recientes—, sino que supuso antes que nada una reflexión sobre la tolerancia liberal y el perfil laico y nacionalista español del personaje. Hasta que estalló la polémica, cuyos motivos conviene precisar.
El detonante principal fue la obra de Jiménez Losantos, La última salida de Manuel de Azaña, premio Espejo de España 1994. El autor contó entre quienes contribuyeron a la recuperación
de Azaña en las horas tempranas de la Transición y de la primera conmemoración Además de alguna aportación sobre aspectos literarios ( Jiménez Losantos, F. (1978). El desdén con el desdén: Manuel Azaña. Diwan, 1, 7-25.
Azaña, M. (1982-1983). Antología. 1. Ensayos. 2. Discursos. Ed. de F. Jiménez Losantos. Madrid: Alianza.
«Mi vida con Azaña», Jiménez Losantos ( Jiménez Losantos, F. (1994). La última salida de Manuel Azaña. Barcelona: Planeta.
Juliá, cuya biografía sobre Azaña es ignorada por Losantos, le censuró que plagiase
párrafos enteros del Retrato de un desconocido de Cipriano Rivas Cherif Es una de las principales obras reeditadas en 1980, con introducción y notas de Enrique
Rivas.
El País (suplemento Babelia), 16-4-1994. Acerca de la utilización hecha del libro de Rivas
Cherif véase Jiménez Losantos, ABC, 19-11-1994 y Juliá, El País, 21-11-1994.
ABC Cultural, 8-4-1994. Marco, J. M., «El rescate del liberalismo», El Mundo, 18-9-1994.
Con todo, y por criticada que fuera desde la izquierda cualquier resignificación de
Azaña fuera de sus predios ideológicos, la utilización política de Azaña que hacía
Losantos encerraba una particular contradicción. Su empeño por atribuir a Aznar la
recuperación del mejor espíritu patriótico como elemento indisociable de su legado
democrático Jiménez Losantos, F., «Azaña y Aznar», ABC, 9-4-1994.
Jiménez Losantos ( Jiménez Losantos, F. (1994). La última salida de Manuel Azaña. Barcelona: Planeta.
«El momento conservador (Reflexiones sobre ideología y política en España tras el
golpe de estado del 23-F)», originariamente en Diwan (12, 1981) y recogido en Jiménez Losantos ( Jiménez Losantos, F. (1995). Lo que queda de España. Madrid: Temas de Hoy.
Aznar, J. M., «Su figura, hoy», ABC Literario, 3-11-1990.
La novedad y atrevimiento de Aznar al frente de la derecha consistió en poner bajo el patronazgo simbólico de Azaña el empeño de reconstrucción del centro, y a la postre de la UCD, que vino a suponer la refundación del PP. Pero la instrumentalización política de Azaña no puede considerarse como la consecuencia retardada de una larga conmemoración, ni debe circunscribirse a Aznar y la polémica aludida. Ni siquiera fue realmente novedosa esa invocación a Azaña con fines políticos. El uso político de Azaña acompaña a toda la década conmemorativa, aunque no quepa vincularlo a los actos organizados o a las publicaciones programadas con motivo de los aniversarios, sino al uso que los políticos hicieron del personaje en la nueva atmósfera creada, particularmente ligado a la disputa del centro desde que comenzara a sentirse la crisis de UCD, y aun antes. Conviene detenerse en los principales jalones de este proceso, en el que la historiografía no se ha detenido hasta ahora, no solo para valorar con mayor perspectiva la refiguración del mito de Azaña durante la Transición y consolidación democráticas, sino para entender mejor el juego articulado de determinadas estrategias políticas y la suerte de algunos liderazgos.
La conmemoración de Azaña invitó a la comparación y a mirarse en su espejo. Desde
El País, abriendo el homenaje, se le destacó como una de las «escasas figuras de la vida pública
española que sobresalieron de la mediocridad, el conformismo y la vulgaridad, que
tan abrumadoramente conformaron nuestro pasado y amenazan todavía con aplastar nuestro
presente» El País, 10-1-1980, editorial.
Marichal, J., «Azaña en su centenario», El País, 11-1-1980.
Balado, R., «Honestidad política», El País, 25-1-1980.
El País, 20-12-1980.
La trayectoria intelectual y política de Tierno Galván durante la dictadura estuvo
caracterizada, según ha insistido Raúl Morodo, por la distancia no agresiva y estudiada
propia del «fingidor forzado», pero que sin concesiones irá desarrollando una labor
disolvente de la «cultura de hibernación» característica del franquismo oficial Morodo, R., «Veinticinco años de lucha por la democracia», El País, 25-4-1978. José María Pemán, en plena Transición, consideraba un «pecado de desdén»
el parangón entre Azaña y Tierno (ABC, 11-5-1977).
Morodo, R., «Tierno Galván y la memoria histórica», El País, 19-1-1996.
Tierno Galván ( Tierno Galván, E. (1982). Cabos sueltos. Barcelona: Bruguera.
Véase Alonso de los Ríos ( Alonso de los Ríos, C. (1997). La verdad sobre Tierno Galván. Madrid: Anaya.
Morodo, R. (2001). Atando cabos. Madrid: Taurus.
Marichal ( Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.
Marichal, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus.
Fuera de la personalidad de Tierno, el Partido Socialista Popular (PSP) aspiró a ser
un partido neoazañista, empeño que hay que reconocer posiblemente más a Morodo —cofundador
y secretario general del mismo hasta 1978— que al ilustre profesor. Veteranos observadores
de la política supieron atribuir a Morodo el propósito de hacer del PSP un partido
bisagra de centroizquierda (entre la UCD y el PSOE) Romero, E., ABC, 13-6-1981, calificando ese partido de neoazañista.
Morodo ( Morodo, R. (1982). Por una sociedad democrática y progresista. Madrid: Turner.
García Santesmases, A. (1993). Repensar la izquierda: evolución ideológica del socialismo en la España actual. Barcelona: Anthropos.
Así lo hizo considerar A. De Blas Guerrero (1983), Revista de Estudios Políticos, 33, 260-261. En sus memorias, Morodo explica la división de funciones dentro del
PSP y sus diferencias con Tierno, más visibles en lo ideológico, donde este «se imponía
siempre, aceptando, a veces, ciertos frenos que yo le hacía». «Si tuviese que identificarme
con algunos de los personajes de nuestra historia pasada lo haría con Azaña, Prieto
y Araquistain», afirma también ( Morodo, R. (2001). Atando cabos. Madrid: Taurus.
En el entorno inmediato de Suárez, personas como Carmen Díez de Rivera, su directora
de gabinete, simpatizaron con el PSP, lo que llegó a producir tensiones entre ambos
( Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.
De aquellas elecciones, surgió un segundo Suárez, legitimado democráticamente y con
voluntad de permanecer en la política. Para ello necesitaba construir un verdadero
partido y dotarle de coherencia ideológica La constitución de un comité ideológico dentro de UCD para ese fin fue ridiculizada
por Cándido, «El bastón de Chateaubriand», Hoja del lunes, 3-10-1977.
Chamorro ( Chamorro, E. (1981). Viaje al centro de UCD. Madrid: Planeta.
«Lo que ha hecho Suárez no lo hizo Azaña», expresó Tarradellas tras la negociación
del primer traspaso de competencias. «Ahora todo está en que lo ocurrido a Azaña,
no le ocurra a Suárez, y que lo ocurrido a Companys no le ocurra a Tarradellas. Hay
una fundada esperanza», escribía Cándido en ABC, 18-4-1978.
Romero, E., El País, 3-6-1978.
Jiménez Blanco, J., «Crisis de identidad en los partidos políticos», ABC, 14-12-1978. El paralelismo entre las dos figuras en las fechas del debate constitucional
se encuentra también en comentaristas políticos de influencia como Capmany, evocando
una visita de Azaña en 1931 a Cebreros, la villa donde nacería poco después Suárez
(ABC, 19-10-78).
Fuentes ( Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.
Esa misma estrategia de ocupar el centroizquierda la mantuvo Felipe González, que
después de absorber el grupo de Tierno y escenificar la renuncia del PSOE al marxismo
(1979), se aproximó a los socialdemócratas de UCD de Fernández Ordóñez, quien en La España necesaria (1980), denunciando la derechización de UCD, no dejó de reivindicar a Azaña Fernández Ordóñez ( Fernández Ordóñez, F. (1980). La España necesaria. Madrid: Taurus.
El País, 9-11-1980.
El País, 4-12-1980. Esta manifestación de Salas se hacía poco después de la refundación del
partido de Azaña, Izquierda Republicana, y de que en su manifiesto se hiciera una
dura crítica de la Transición y del propio Suárez (El País, 1-10-1980). Manuel Iglesias, exfiscal general de la República y en la fecha presidente
de la Comisión Constitucional del Senado, insistió en el paralelismo a propósito de
la contestación que ambos políticos sufrieron (El País, 10-12-1980).
Pocos días después, González, reiterando su diagnóstico de grave enfermedad de la
democracia española, abogaba por la necesidad de una ley de defensa de la democracia,
emulando desde la oposición al Azaña de 1931 en el poder (ABC, 19-12-1980).
Véase, por ejemplo, C. Seco Serrano, «La empresa política de Adolfo Suárez: perspectiva
histórica», ABC, 5-2-1981; Cándido, ABC, 19-5-1981 y E. Romero, ABC, 21-5-1981, a propósito de los nacionalismos y las autonomías; y E. Romero, ABC, 2-7-1981, en torno a la Sanjurjada de 1932 y el 23-F.
La disputa de Azaña, al calor de la conmemoración, parecía servida. Finalmente, la
creación del Partido de Acción Democrática (PAD) por Fernández Ordóñez, integrándose
en el PSOE antes de las elecciones de 1982, supuso la culminación socialista a costa
de Suárez de la misma estrategia que este había concebido para UCD. A mitad de 1982,
las familias de UCD se habían convertido en «tribus que no se soportan y se canibalizan o se dispersan», en palabras de Calvo Sotelo. La posibilidad de un triunvirato Suárez-Lavilla-Calvo
Sotelo, como última tabla de salvación, apenas decía algo a Suárez si no era para
hacer «un partido nuevo que solo utilizara del anterior las siglas» Calvo Sotelo ( Calvo Sotelo, L. (1990). Memoria viva de la transición. Barcelona: Plaza y Janés.
P. Urbano, ABC, 23-10-1982; A. Anaut, Diario 16, 26-10-1982. Un editorial del diario de Tomás de Salas inmediato a la victoria socialista
valoraba «la progresiva imitación, por parte de Felipe González, del estilo ético
nacionalista de la oratoria de Manuel Azaña, particularmente en sus últimas intervenciones
por TVE y en directo» (Diario 16, 30-10-1982).
Algunos testimonios y semblanzas biográficas han insistido en la distancia creciente
entre Suárez y el rey, una vez culminada la Reforma, aunque no sea fácil establecer
con certeza los motivos. Podría inferirse que el empeño de Suárez por reinventarse
políticamente, y los tintes que impregnaron su nuevo proyecto tras el 23F y el colapso
de UCD, quebraron la primera confianza. Según Díez de Rivera, su primera directora
de gabinete y persona cercana igualmente al rey Juan Carlos, Suárez infringió el acuerdo
inicial establecido entre ellos de no crear ningún partido y abandonar la Presidencia
cuando estuviere instaurada la democracia, al querer reivindicarse a sí mismo más
allá de la condición de instrumento del rey Romero ( Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.
Saiz, J. R. (2012). Adolfo Suárez. La memoria del silencio. Santander: Cantabria Tradicional.
Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.
Hernández ( Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.
Campo Vidal, M. (2012). Adolfo Suárez. El presidente inesperado de la Transición. Barcelona: RBA.
A finales de ese año, el mismo rey se mostró crítico con el desplazamiento hacia la
izquierda que pretendía Suárez desde la UCD Hernández ( Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.
Así lo confiaba a Carmen Laviña ( Laviña, C. (2010). Adolfo Suárez. Recuerdos prestados. Madrid: Laberinto.
Fuentes ( Fuentes, J. F. 2016). Con el rey y contra el rey. Los socialistas y la monarquía. Madrid: La Esfera de los Libros.
Hernández ( Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.
El carácter luchador de Suárez se puso de manifiesto desde los comienzos del CDS,
dispuesto a hacer crecer el partido desde las raíces a base de «esperanza, ilusión
y frescura» Ibid: 134; Quevedo ( Quevedo, F. (2007). Pasión por la libertad. El pensamiento político de Adolfo Suárez. Barcelona: Altera.
Entrevista de Ch.T. Powell con Adolfo Suárez, Revista de Occidente, 54, 1985: 143-151.
En esa apelación directa a Azaña por parte de Suárez se percibe la influencia de Raúl
Morodo. De hecho, ese mismo argumento puede leerse en un artículo suyo con motivo
del III Congreso del CDS Morodo, R., «Novedad y continuidad histórica», El País, 29-3-1990.
Jáuregui, F., El País, 1-8-1982.
Morodo fue vecino de Suárez antes de que este residiese en Moncloa, donde continuaron
celebrándose algunas cenas de matrimonios. En el curso de la Transición, como dirigente
del PSP, estuvo en numerosos encuentros con Suárez. Sus pronunciamientos públicos
acerca de las iniciativas o discursos de Suárez siempre fueron equilibrados y positivos,
cuando no elogiosos. Suárez valoraba también sus juicios como catedrático de Derecho
Político. Morodo se manifestó a favor de la elegibilidad de Suárez en 1977.
Entrevista a Raúl Morodo, Tiempo, 6-5-1985.
Morodo, R., «La Unesco, una nueva frontera para la paz», El País, 18-6-1984.
El hecho es que a partir del ingreso de Morodo, se aprecia una escalada en el neoazañismo
del CDS, del II (1986) al III Congreso (1990) del partido, inseparable del empeño
de Suárez por la reconquista del centro El uso político de Azaña sigue a los intereses intelectuales, reavivados al filo
de la conmemoración. Morodo había dirigido la tesis doctoral de Peña González, antes
citada, sobre los ideales políticos de Azaña.
Jiménez Losantos, F., «Azaña y Suárez», Diario 16, 17-9-1986.
Morodo, R., «Azañismo y neoazañismo», Diario 16, 19-9-1986.
Son las ideas que pueden encontrarse en los principales discursos de Suárez de la
época Particularmente los discursos de Suárez en Pisa (1988), París (1989) y El Escorial
(1989). Fragmentos significativos en Hernández ( Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.
Quevedo, F. (2007). Pasión por la libertad. El pensamiento político de Adolfo Suárez. Barcelona: Altera.
Las Provincias, 28-8-1988.
Romero ( Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.
Calvo Sotelo ( Calvo Sotelo, L. (1990). Memoria viva de la transición. Barcelona: Plaza y Janés.
Los retrocesos electorales de 1989 revelaron que ese paso, en respuesta al acoso del
PSOE, había sido en falso, y muy bien explotado por los socialistas, como también
a la postre por el PP. Ante la contestación interna y el recuerdo de la descomposición
de UCD Cambio 16, 27-11-1989: «Siete barones inician la revuelta en el CDS», destacando Eduardo Punset,
Iñigo Cavero y Rafael Arias Salgado. Las críticas convergen en José Ramón Caso, pero
Suárez no salía indemne.
Morodo, R., «Cambio en la continuidad», El País, 29-3-1990. Con motivo del cincuentenario de la muerte de Azaña, Morodo —sin citar
al CDS— no dejó de señalar que «el azañismo puede, sin duda, constituir la base de
un partido o de un movimiento», apuntando los aspectos principales del legado ideológico
(«Revisión y actualización», ABC Literario, 3-11-1990) e insistiendo en que Azaña se mantuvo siempre «en el marco de un liberalismo
social y progresista» («La diabolización de Azaña», El País, 29-12-1990).
Casi a modo de oración fúnebre, Carlos Revilla, diputado del CDS, anteriormente socialista,
quiso resaltar las semejanzas entre el azañismo y el suarismo, prolongando el debate
de algún acto del cincuentenario. Ambos líderes supieron poner en práctica su concepción
de «una nueva España», enfrentándose al «dilema de las dos Españas», una tarea que
exigía «claridad de ideas, coraje político y valoración correcta de la circunstancia».
«Azaña, y ese es su drama, no logrará el objetivo; Suárez lo alcanza y lo hace perdurable».
La construcción de la libertad al servicio del individuo, la impronta social de su
liberalismo, la defensa de una España plural, «la grandeza de ánimo en los momentos
graves y la sinceridad frente a sí mismos y frente a la sociedad», eran otros rasgos
comunes que sobresalían en ese ejercicio comparativo. Suárez había fundado el CDS
«para que la obra realizada dé sus verdaderos frutos, rescatando la operatividad progresista
del centro político ante el peligro del bipartidismo», pero Revilla se abstenía de
cualquier comentario sobre la situación presente del partido Revilla, C., «Azañismo y suarismo», El País, 19-12-1990.
Suárez dimitió como presidente del CDS tras el fracaso de su partido en las elecciones
autonómicas y municipales de 1991. A la hora de apostar por un sucesor, el duque lo
hizo públicamente por Morodo, lo que suponía igualmente una reafirmación del neoazañismo
como identidad ideológica. La candidatura de Morodo fue derrotada en un congreso extraordinario.
Un mes después, Suárez abandonaba su escaño en el parlamento. La segunda caída de
Suárez, más que una agonía La expresión, referida a Suárez, en Hernández ( Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.
Así lo recalca Meliá ( Meliá, J. (1981). Así cayó Adolfo Suárez. Barcelona: Planeta.
Jesús Viana, citado por Hernández ( Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.
Al centramiento del PSOE durante el felipismo había seguido el de la derecha. El doble
centro, que apeteciera siempre Suárez, acabó despedazando su propia figura y proyecto.
El acoso de Aznar a Suárez, en un empeño decidido de ocupar no solo el espacio, sino
también la militancia potencial del CDS El País, 20-4-1991. Nuevas incorporaciones al PP, como la de Luis Gamir, socialdemócrata de
tintes liberales y teórico del centro en tiempos de UCD, reforzaron esa voluntad.
Desde sus participaciones en el cincuentenario, Aznar reclama un reconocimiento colectivo
del político republicano «sin incurrir para ello en la desfiguración o la mitomanía»,
y que sea «recordada íntegramente la historia de un verdadero símbolo político», evitándose
«reivindicaciones patrimoniales guiadas por los intereses particulares de partido» Aznar, J. M., ABC Literario, 3-11-1990.
Juliá, S., «Azaña, en la derecha», El País, 24-5-1994.
El oportunismo de Aznar se manifiesta en el uso intermitente de Azaña dentro de su
estrategia de asalto al poder. Así, por ejemplo, la reivindicación de Azaña no aparece
en el libro en que desarrolla su idea de España y el concepto de segunda transición; Ortega ocupa ahí su lugar Aznar ( Aznar, J. M. (1994). España. La segunda transición. Madrid: Espasa Calpe.
Nueva Revista, 41, 1995: 14-48.
Si el «canofraguismo» fue un término acuñado entonces (ABC, 6-6-1976), en 1997, con ocasión del centenario de la muerte de Cánovas del Castillo,
llegado ya Aznar al poder, se producirá la alineación simbólica del PP con el histórico
dirigente conservador, preferido sobre otros políticos monárquicos como Maura, que
Tusell recomendó a los populares cuando estos reivindicaban a Azaña («Maura y no Azaña»,
El Mundo, 22-9-1994).
Estefanía, J., «Las campañas contra Azaña», El País, 27-9-1995, donde reproduce las notas de un escrito con igual título elaborado por
el historiador Juan Pablo Fusi, que fue leído por Felipe González y repartido en el
Consejo de Ministros.
Publicitando un libro académico, Marichal no dudó en hacer heredero a Felipe González
de la mejor tradición liberal y progresista española, incluido Ortega —únicamente
recordado en su etapa filosocialista—, con una neta descalificación de Aznar, reciente
vencedor en las elecciones de 1996 Entrevista a Juan Marichal, El País, 2-4-1996.
Marichal ( Marichal, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus.
De la Cierva, recreando el mito de Azaña en la Segunda República, descalificó el
uso realizado por Aznar, a quien —al igual que a Marichal— calificaba de «azañista
fanático», recomendándole vivamente que leyese a Azaña, «pero a todo Azaña, no los
fragmentos que le subraye alguno de sus ineptos consejeros» ( De la Cierva, R. (1997). La Segunda República. El mito de Azaña. Madrid: Eudema.
Azaña, M. (1997). Diarios, 1932-1933. Introducción de S. Juliá. Barcelona: Crítica.
La doble conmemoración de Azaña, en 1980 y 1990, no respondió al viejo modelo de la conmemoración de Estado, sino que partió de la sociedad civil e implicó de manera progresiva a los distintos géneros de representación cultural, del ritual de la exposición al teatro y la televisión, y también narrativos, de la prensa a la literatura y la historiografía. La larga celebración permitió un sostenido ejercicio de reflexividad, con dos notas principales, pluralidad y serenidad, lo que favoreció la rehabilitación intelectual del gran símbolo republicano en la nueva España democrática. Con todo, la polémica saltó a la arena pública pasada la última conmemoración, siendo interpretado —también por la historiografía inmediata— como una tardía y abusiva utilización política de Azaña por parte de la misma derecha que antaño lo había demonizado.
El uso político de Azaña se localiza en toda la década, siendo obra fundamental de los políticos que intentaron rentabilizar desde el primer momento en beneficio propio la nueva memoria activada por las prácticas conmemorativas. Ello obliga a atender al refinamiento de estrategias políticas, a operaciones puntuales o al cambio de relaciones de fuerza. Tierno Galván fue el primero durante la Transición en revestirse de algunos de sus atributos, aunque no secundó al frente del PSP la pretensión de Morodo de convertir esas siglas en un verdadero partido neoazañista. El uso político de Azaña quedó, en todo caso, asociado a la afirmación y disputa del centroizquierda, adonde Suárez dirigió su mirada, con ánimo de reinventarse, a partir de las primeras elecciones democráticas. Su figura atrajo la comparación con Azaña en el fulgor de la primera conmemoración y creado el CDS buscó convertirlo en la enseña del neoazañismo, un nuevo PSP a su medida, retomando el viejo proyecto de Morodo, ahora colaborador suyo. Esta nueva transmutación política coincide con su alejamiento del rey, y pudo influir —aunque deba afirmarse todavía hipotéticamente— en ello.
Lo cierto, es que más allá de su operatividad, el neoazañismo trenzado ideológicamente
por Morodo —un liberalismo social fronterizo con el socialismo liberal como manera
de entender el centro progresista— define los grandes ejes del discurso político de
Suárez entre las dos conmemoraciones y fue incorporado a los propios textos congresuales
del CDS. La retirada de Suárez no fue un fracaso personal ni un autosacrificio. Suárez
fue sacrificado en el altar de la política en plena lucha cruenta por el centro y
la memoria de Azaña, que no hizo sino acentuarse con su caída. El éxito del nuevo
PP de Aznar se cifraba en su capacidad de recoger la herencia íntegra de Suárez —desde
la apropiación del centro por él recreado a la de Azaña— y acabó por hacer olvidar
la propia significación azañista de Suárez A ello contribuyó también el hecho de que —desde 1991, retirado de la vida política—
sus discursos fueran elaborados por Eduardo Navarro, colaborador de los primeros tiempos
con quien se reencontró de nuevo, el cual dio otro carácter a sus textos, acompañados
siempre de una rica variedad de citas intelectuales, entre las que no se cuenta Azaña
( Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.
Navarro, E. (2014). La sombra de Suárez. Barcelona: Plaza y Janés.
En ese sentido, el auge de Azaña en los noventa, auténtica querella simbólica, es la expresión de un fin de ciclo que simboliza de alguna manera el mismo final de
la Transición. Por encima de los usos partidistas de distinto signo, la resurrección
de Azaña en la nueva España democrática no dejó de tener un efecto unificador. Tal
es la función del mito si bien, como señala Nora, la memoria colectiva, en el marco
de las sociedades avanzadas, es un lugar de encuentro y aprendizaje comunitario. Cabe
seguir hablando hoy de «una» memoria nacional, pero cuya unidad está basada en «una
reivindicación patrimonial dividida, en permanente desmultiplicación y búsqueda de
cohesión» A partir de 2004, con Zapatero como presidente, se registra de manera particular
un nuevo uso político de Azaña, cuyo estudio comparado con el aquí realizado revestiría
sin duda interés, pero excede los límites de este trabajo.
[1] |
Véanse las revistas The Public Historian (desde 1978) o Public Histoire (1983-2013), y las obras de Nora (Nora, P. (dir.) (1984-1993). Les lieux de mémoire. París: Gallimard.1984-1993); Bodnar (Bodnar, J. (1992). Remaking America. Public Memory, Commemoration and Patriotism in the Twentieth Century.
Princeton: PUP.1992); Ricoeur (Ricoeur, P. (2003) [2000]. La memoria, la historia y el olvido. Madrid: Trotta.2000); Hartog-Revel (Hartog, F. y Revel, J. (2001). Les usages politiques du passé. París: EHESS.2001); Revel-Levi (Revel, J. y Levi, G. (eds.) (2002). Political uses of the past: the recent Mediterranean experience. Londres: Frank Cass.2002); Carreras-Forcadell (Carreras, J. J. y Forcadell, C. (eds.) (2003). Usos públicos de la Historia. Madrid: Marcial Pons.2003); Bussière-Moradiellos (Bussière, E. y Moradiellos, E. (eds.) (2012). Memorias y lugares de la memoria en Europa. Bruselas: Peter Lang. Disponible en:
|
[2] |
Olábarri (Olábarri, I. (2013). Las vicisitudes de Clío. Salamanca: Universidad.2013): 286-287. |
[3] |
Nora (Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.2011). |
[4] |
Le Goff (Le Goff, J. (1991). El orden de la memoria. Barcelona: Paidós.1991): 184-226. |
[5] |
Véanse, entre otros, Gillis (Gillis, J. R. (1994). Commemorations. The Politics of National Identity. Princeton: PUP.1994) y Cottret-Henneton (Cottret, B. y Henneton, L. (dirs.) (2010). Du bon usage des commémorations: histoire, mémoire et identité, XVIe-XXe siècles. Rennes: PUR.2010). |
[6] |
Nora (Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.2011): 300, 401, 411-412. |
[7] |
Véanse, entre otros, Aguilar (Aguilar, P. (1996). Memoria y olvido de la Guerra Civil española. Madrid: Alianza.1996); Sevillano (Sevillano, J. (2003). La construcción de la memoria y el olvido en la España democrática. Ayer, 52, 297-319.2003), y Pasamar (Pasamar, G. (2014). Ha estallado la memoria. Las huellas de la Guerra Civil en la Transición. Madrid: Biblioteca Nueva.2014). |
[8] |
Sánchez-Prieto (Sánchez-Prieto, J. M. (2005). El siniestro estrabismo. Historiografía y nación en
la España contemporánea. Hispania, 219, 281-306. Disponible en:
|
[9] |
Nora (Nora, P. (1993). L’ère de la commémoration. En Les lieux de mémoire, III. Les France (pp. 975-1012). París: Gallimard.1993): 985; Nora (Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.2011): 302, 384, 413, con mención al caso español. |
[10] |
Reig (Reig, A. (1996). Tormento y éxtasis de Manuel Azaña: del infierno masónico al edén conservador. En A. Alted (ed.). Manuel Azaña. Pensamiento y acción (pp. 323-346). Madrid: Alianza.1996): 342-346; Palau (Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.2007): 63-64. |
[11] |
Mainer (Mainer, J. C. (1991). La cultura. En M. Tuñón de Lara, et al. Transición y democracia (1973-1985) (pp. 313-457). Madrid: Labor.1991): 384-387 («Las ‘recuperaciones’ y otros fastos»). |
[12] |
Morodo, R., «La diabolización de Azaña», El País, 29-10-1990. |
[13] | |
[14] |
Véase también la reseña de Egido (Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.1998: 33-39) sobre los «azañófobos», y la valoración de los mismos en Palau (Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.2007): 56-59. |
[15] |
La reedición de 1975, con estudio preliminar de Béracaud, lleva prólogo nuevo del propio Giménez Caballero. |
[16] |
El mencionado estudio de Pulido analiza los diferentes recursos literarios de Giménez Caballero asociados a esa imagen deformada, y la influencia en ellos de conocimientos científicos de la época así como de técnicas de las vanguardias artísticas y literarias. |
[17] |
Araquistain, L. (1935), «El mito Azaña», Leviatán, 18, 1-6. Se pregunta por el «milagroso magnetismo» de su figura, capaz de atraer multitudes y de concitar odios. Si Azaña es un «mito demoniaco creado por las derechas», también «personifica hoy el buen demonio socrático de las izquierdas españolas, no sólo por perseguido, sino también por ser el republicano más representativo de la revolución democrática en España». |
[18] |
«Acabó por formarse en torno a él un mito fabuloso, que yo procuré destruir sin fuerza suficiente para conseguirlo, porque veía en el mito Azaña un peligro tremendo para la vida normal de la República», incide Gordón Ordás (Gordón Ordás, F. (1962). Mi política en España. México: Victoria.1962, II: 13 y ss.). |
[19] |
Aguado (Aguado, E. (1972). Manuel Azaña Díaz. Barcelona: Nauta.1972). |
[20] | |
[21] |
Los juicios de la viuda de Azaña, en Informaciones, 2-02-1974. |
[22] |
Argos, «A vuela pluma», ABC, 17-11-1973. |
[23] |
Alted (Alted, A. (ed.) (1996). Manuel Azaña. Pensamiento y acción. Madrid: Alianza.1996): 17. |
[24] |
Informaciones y ABC, 21-11-1978. |
[25] |
Marichal (Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.1994): 30. En ese mismo trabajo, Marichal detalla la historia de su dedicación a Azaña, que tanto contribuyó desde la preparación de sus Obras Completas (Azaña, M. (1966-1968). Obras Completas. Ed. de J. Marichal. México: Oasis.1966-1968) a la restauración intelectual de su figura, muy consciente de la significación futurible de ese trabajo. |
[26] |
El País, 22-10-1980. ABC, 22-10-1980. Catálogo de la exposición. |
[27] |
Se trató de un ciclo de conferencias pronunciadas por Marichal, Francisco Ayala y el propio alcalde Tierno. |
[28] |
Se mantuvo en cartel hasta mediados de 1981 (Azaña, M. (1981). La velada en Benicarló. Contiene la versión teatral de J. L. Gómez y J. A. Gabriel y Galán. Madrid: Espasa-Calpe.Azaña, 1981). |
[29] |
El País, 11-7-1980 y 6-11-1980. |
[30] |
Véase la crítica en Reseña, 187, 1988: 7-8. |
[31] |
El País, 23-1-1980 y 20-12-1980. |
[32] |
Necrológica de Manuel Martínez Azaña, El País, 19-12-2000. |
[33] |
Carabias (Carabias, J. (1980). Azaña, los que le llamábamos don Manuel. Barcelona: Plaza y Janés.1980) |
[34] |
ABC, 4-12-1980. |
[35] |
El País, 10-1-1980. |
[36] |
«Vigencia y recuperación de Manuel Azaña», Blanco y Negro, 12-11-1980, 49-51 (con colaboraciones de Tusell, Palacio Atard, Marichal y Justino Azcárate). |
[37] |
ABC-Sábado cultural, 29-11-1980. |
[38] |
Jorge Guillén, José Bergamín, Ayala, Giménez Caballero, Marichal, Manuel Aragón, Franco Meregalli, Gabriel Jackson, Paul Preston, Hugh Thomas, Santos Juliá, Setién Florensa, Bécaraud, Mainer, Tuñón de Lara y Francisco Villacorta. Marichal (Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.1994: 14) lo considera el mejor volumen colectivo sobre Azaña de las conmemoraciones. |
[39] |
Alted (Alted, A. (ed.) (1996). Manuel Azaña. Pensamiento y acción. Madrid: Alianza.1996), loc. cit. |
[40] |
El País, 30-10-1980. |
[41] |
Un resumen descriptivo de los papeles hallados, en Egido (Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.1998): 15-17. |
[42] |
Marichal (Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.1994: 36) se refirió al hecho como «el secuestro de Manuel Azaña». Todavía en 1997, con ocasión de la aparición de los ‘cuadernos robados’ de Azaña, este asunto sería utilizado por la entonces ministra de Cultura Esperanza Aguirre para criticar a los socialistas (ABC, 20-2-1997). |
[43] |
El País, 25-1-1980. |
[44] |
Suplemento «Recuerdo de Manuel Azaña», ABC, 8-5-1988. |
[45] |
«Imagen plural de Manuel Azaña», ABC Literario, 3-11-1990, con colaboraciones, entre otros, de José Prat, Ricardo Gullón, Morodo, Marichal, Jiménez Losantos, Gustavo Villapalos, José María Aznar y Juliá (la portada del diario también estaba dedicada a Azaña). Jiménez Losantos, F., «Azaña sigue sin calle», ABC, 13-1-1991. |
[46] |
Insula, núm. 526, 1990. |
[47] |
Catálogo de la Exposición Azaña (noviembre 1990-enero 1991). Aun anotando la presencia del ministro del Gobierno socialista (no la del alcalde), Marichal reprocha que no acudiesen «otros cargos gubernamentales más altos» a rendir homenaje a la memoria del presidente Azaña (Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.Marichal, 1994: 37). El cuñado y compañero político de Suárez, Rodríguez Sahagún, cuyo padre había militado en la Izquierda Republicana de Azaña, acababa de entrevistarse con Dolores Rivas en Méjico (El País, 28-8-1990). |
[48] |
Los trabajos reunidos para el evento, en Almaric-Aubert (Amalric, J.-P. y Aubert, P. (eds.) (1993). Azaña et son temps. Madrid: Casa de Velázquez.1993). Sobre el simbolismo del homenaje en Francia, véase Palau (Palau, A. (2007). L’héritage politique et intellectuel de Manuel Azaña: instrumentalisation ou réhabilitation. Hispanística XX, 25, 55-65.2007): 60-61. No fue el único coloquio académico. Raúl Morodo dirigió un curso de verano en El Escorial (UCM), con el título de Revisión de Azaña, y hubo otra iniciativa notable en Barcelona. |
[49] |
Los cinco documentales se emitieron entre el 10 de octubre y el 14 de noviembre. |
[50] |
El País, 14-11-1990. |
[51] |
El País, 25-11-1990. |
[52] |
Antena 3, 8-11-1990, 23:30 horas: Programa especial con motivo del 50 aniversario de la muerte de Azaña. |
[53] |
Rivas, E., «Hacia una bibliografía de Azaña. Obras sobre Manuel Azaña». En Azaña (1990), pp. 343-373. |
[54] |
Espín (Espín, E. (1980). Azaña en el poder: el partido de Acción Republicana. Madrid: CIS.1980); Marichal (Marichal, J. (1982). La vocación de Manuel Azaña. Madrid: Alianza.1982); Marco (Marco, J. M. (1988). La inteligencia republicana. Madrid: Biblioteca Nueva.1988). |
[55] |
Marco (Marco, J. M. (1990). Azaña. Barcelona: Mondadori.1990) (Marco, J. M. (1991). La creación de sí mismo: ensayo sobre la literatura autobiográfica de Manuel Azaña. Madrid: Biblioteca Nueva.1991); Marco y Serrano (Marco, J. M. y Serrano, V. A. (1990). Azaña: memoria gráfica, 1880-1940. Alcalá de Henares: Colegio del Rey.1990); Juliá (Juliá, S. (1990). Manuel Azaña, una biografía política: del Ateneo al Palacio Nacional. Madrid: Alianza.1990). |
[56] |
Véanse Peña González (Peña González, J. (1991). Manuel Azaña: el hombre, el intelectual y el político. Alcalá de Henares: Colegio del Rey.1991): tesis doctoral original leída en 1981 en la UCM, y Ferrer Solá (Ferrer Solá, J. (1991). Manuel Azaña: una pasión intelectual. Barcelona: Anthropos.1991): tesis presentada a finales de los ochenta en la UB. |
[57] |
Egido (Egido, M. A. (1998). Manuel Azaña; entre el mito y la leyenda. Valladolid: Junta de Castilla y Léon.1998: 17-19) refiere algunos libros y reediciones de los primeros años de 1990, a los que se pueden añadir (en la línea apuntada por Rivas): Hermosilla Alvarez (Hermosilla, M. A. (1991). La prosa de Manuel Azaña. Córdoba: Universidad.1991), Cañizal-Otero (Cañizal, L., et al. (1991). La segunda república española a través de su presidente Manuel Azaña, en el cincuentenario de su muerte (1940-1990). Getafe: Ayuntamiento.1991) y Fernández-Cormenzana (Fernández-Cormenzana, J. (1994). Cuaderno de La Prasle 1939-1940: memorias semiapócrifas de Manuel Azaña. Alcalá de Henares: Ayuntamiento.1994). |
[58] |
Destaca en ese sentido la nueva edición a cargo de Santos Juliá de las Obras Completas de Azaña (Azaña, M. (2008). Obras Completas. 7 vols. Ed. de S. Juliá. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Taurus.2008). |
[59] |
Además de alguna aportación sobre aspectos literarios (Jiménez Losantos, F. (1978). El desdén con el desdén: Manuel Azaña. Diwan, 1, 7-25.Jiménez Losantos, 1978), sus antologías de los escritos de Azaña (Azaña, M. (1982-1983). Antología. 1. Ensayos. 2. Discursos. Ed. de F. Jiménez Losantos. Madrid: Alianza.1982-1983) contribuyeron a popularizar al político republicano. Estos trabajos no son mencionados por Marichal en su reseña de 1994 sobre la restauración de Azaña, tal vez inspirada por la propia polémica. |
[60] |
«Mi vida con Azaña», Jiménez Losantos (Jiménez Losantos, F. (1994). La última salida de Manuel Azaña. Barcelona: Planeta.1994): 253-259. |
[61] |
Es una de las principales obras reeditadas en 1980, con introducción y notas de Enrique Rivas. |
[62] |
El País (suplemento Babelia), 16-4-1994. Acerca de la utilización hecha del libro de Rivas Cherif véase Jiménez Losantos, ABC, 19-11-1994 y Juliá, El País, 21-11-1994. |
[63] |
ABC Cultural, 8-4-1994. Marco, J. M., «El rescate del liberalismo», El Mundo, 18-9-1994. |
[64] | |
[65] |
Jiménez Losantos, F., «Azaña y Aznar», ABC, 9-4-1994. |
[66] |
Jiménez Losantos (Jiménez Losantos, F. (1994). La última salida de Manuel Azaña. Barcelona: Planeta.1994): 101-102. |
[67] |
«El momento conservador (Reflexiones sobre ideología y política en España tras el golpe de estado del 23-F)», originariamente en Diwan (12, 1981) y recogido en Jiménez Losantos (Jiménez Losantos, F. (1995). Lo que queda de España. Madrid: Temas de Hoy.1995): 393-409 (véanse pp. 400-402). |
[68] |
Aznar, J. M., «Su figura, hoy», ABC Literario, 3-11-1990. |
[69] |
El País, 10-1-1980, editorial. |
[70] |
Marichal, J., «Azaña en su centenario», El País, 11-1-1980. |
[71] |
Balado, R., «Honestidad política», El País, 25-1-1980. |
[72] |
El País, 20-12-1980. |
[73] |
Morodo (Morodo, R. (1987). Tierno Galván y otros precursores políticos. Madrid: El País.1987): 160, 184. |
[74] |
Morodo, R., «Veinticinco años de lucha por la democracia», El País, 25-4-1978. José María Pemán, en plena Transición, consideraba un «pecado de desdén» el parangón entre Azaña y Tierno (ABC, 11-5-1977). |
[75] |
Morodo, R., «Tierno Galván y la memoria histórica», El País, 19-1-1996. |
[76] |
Tierno Galván (Tierno Galván, E. (1982). Cabos sueltos. Barcelona: Bruguera.1982): 37-41, 89. |
[77] |
Véase Alonso de los Ríos (Alonso de los Ríos, C. (1997). La verdad sobre Tierno Galván. Madrid: Anaya.1997): 13, 70-72, y el comentario de Morodo (Morodo, R. (2001). Atando cabos. Madrid: Taurus.2001: 130, 419) a esa obra. |
[78] |
Marichal (Marichal, J. (1994). La restauración de Manuel Azaña. BILE, 21, 25-37.1994): 26. En la semblanza intelectual y política de Tierno que realiza poco después, subraya su pragmatismo, pero no hace referencia alguna a su querencia azañista (Marichal, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus.Marichal, 1995: 321-326). |
[79] |
Romero, E., ABC, 13-6-1981, calificando ese partido de neoazañista. |
[80] |
Morodo (Morodo, R. (1982). Por una sociedad democrática y progresista. Madrid: Turner.1982): 169-199; García Santesmases (García Santesmases, A. (1993). Repensar la izquierda: evolución ideológica del socialismo en la España actual. Barcelona: Anthropos.1993): 354-355. |
[81] |
Así lo hizo considerar A. De Blas Guerrero (1983), Revista de Estudios Políticos, 33, 260-261. En sus memorias, Morodo explica la división de funciones dentro del PSP y sus diferencias con Tierno, más visibles en lo ideológico, donde este «se imponía siempre, aceptando, a veces, ciertos frenos que yo le hacía». «Si tuviese que identificarme con algunos de los personajes de nuestra historia pasada lo haría con Azaña, Prieto y Araquistain», afirma también (Morodo, R. (2001). Atando cabos. Madrid: Taurus.Morodo, 2001: 450-451). |
[82] |
En el entorno inmediato de Suárez, personas como Carmen Díez de Rivera, su directora de gabinete, simpatizaron con el PSP, lo que llegó a producir tensiones entre ambos (Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.Romero, 2002: 119-120, 143, 161, 163, 166-168, 183). |
[83] |
La constitución de un comité ideológico dentro de UCD para ese fin fue ridiculizada por Cándido, «El bastón de Chateaubriand», Hoja del lunes, 3-10-1977. |
[84] |
Osorio (Osorio, A. (1980). Trayectoria política de un ministro de la Corona. Barcelona: Planeta.1980): 332. |
[85] |
Chamorro (Chamorro, E. (1981). Viaje al centro de UCD. Madrid: Planeta.1981): 154, 170. |
[86] |
«Lo que ha hecho Suárez no lo hizo Azaña», expresó Tarradellas tras la negociación del primer traspaso de competencias. «Ahora todo está en que lo ocurrido a Azaña, no le ocurra a Suárez, y que lo ocurrido a Companys no le ocurra a Tarradellas. Hay una fundada esperanza», escribía Cándido en ABC, 18-4-1978. |
[87] |
Romero, E., El País, 3-6-1978. |
[88] |
Jiménez Blanco, J., «Crisis de identidad en los partidos políticos», ABC, 14-12-1978. El paralelismo entre las dos figuras en las fechas del debate constitucional se encuentra también en comentaristas políticos de influencia como Capmany, evocando una visita de Azaña en 1931 a Cebreros, la villa donde nacería poco después Suárez (ABC, 19-10-78). |
[89] |
Fuentes (Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.2011): 25-30, 532, 543. |
[90] |
Fernández Ordóñez (Fernández Ordóñez, F. (1980). La España necesaria. Madrid: Taurus.1980): 14, 17, 25-27. ABC, 21-3-1980. El propio González, cuyo padre era admirador de Azaña, comenzó a invocarle públicamente tras el congreso socialista de 1979, con mayor eco en la moción de censura presentada contra Suárez (Blanco y Negro, 19-12-1979; ABC, 29-5-1980; Diario 16, 30-5-1980). |
[91] |
El País, 9-11-1980. |
[92] |
El País, 4-12-1980. Esta manifestación de Salas se hacía poco después de la refundación del partido de Azaña, Izquierda Republicana, y de que en su manifiesto se hiciera una dura crítica de la Transición y del propio Suárez (El País, 1-10-1980). Manuel Iglesias, exfiscal general de la República y en la fecha presidente de la Comisión Constitucional del Senado, insistió en el paralelismo a propósito de la contestación que ambos políticos sufrieron (El País, 10-12-1980). |
[93] |
Pocos días después, González, reiterando su diagnóstico de grave enfermedad de la democracia española, abogaba por la necesidad de una ley de defensa de la democracia, emulando desde la oposición al Azaña de 1931 en el poder (ABC, 19-12-1980). |
[94] |
Morán (Morán, G. (1979). Adolfo Suárez. Historia de una ambición. Barcelona: Planeta.1979) y (Morán, G. (1991). El precio de la transición. Barcelona: Planeta.1991): 172. |
[95] |
Véase, por ejemplo, C. Seco Serrano, «La empresa política de Adolfo Suárez: perspectiva histórica», ABC, 5-2-1981; Cándido, ABC, 19-5-1981 y E. Romero, ABC, 21-5-1981, a propósito de los nacionalismos y las autonomías; y E. Romero, ABC, 2-7-1981, en torno a la Sanjurjada de 1932 y el 23-F. |
[96] |
Calvo Sotelo (Calvo Sotelo, L. (1990). Memoria viva de la transición. Barcelona: Plaza y Janés.1990): 82-85, 90. Calvo Sotelo no perdonó a Suárez su marcha de UCD, reprochándole el haber dejado el espacio político de centro imposible para él y para los demás. |
[97] |
P. Urbano, ABC, 23-10-1982; A. Anaut, Diario 16, 26-10-1982. Un editorial del diario de Tomás de Salas inmediato a la victoria socialista valoraba «la progresiva imitación, por parte de Felipe González, del estilo ético nacionalista de la oratoria de Manuel Azaña, particularmente en sus últimas intervenciones por TVE y en directo» (Diario 16, 30-10-1982). |
[98] |
Romero (Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.2002): 154, 175, 198. Esa decisión de presentarse a las elecciones de 1977 habría contrariado también al rey, según algunas fuentes diplomáticas cuyo valor no es concluyente (Saiz, J. R. (2012). Adolfo Suárez. La memoria del silencio. Santander: Cantabria Tradicional.Saiz, 2012: 321-322, 333-334). En todo caso, está asentada la opinión de que ese no era el plan inicial del monarca ni de Torcuato Fernández-Miranda (Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.Fuentes, 2011: 201-202). |
[99] |
Hernández (Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.2009): 106, 113-114, 126-131, 140-144, 151-152. Campo Vidal (Campo Vidal, M. (2012). Adolfo Suárez. El presidente inesperado de la Transición. Barcelona: RBA.2012): 110-111, 142. El desencuentro con el rey no puede desligarse de los que tuvo Suárez con dos hombres de confianza del monarca, Torcuato Fernández-Miranda y el general Armada. |
[100] |
Fuentes (Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.2011): 354. |
[101] |
Hernández (Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.2009): 183-188. |
[102] |
Así lo confiaba a Carmen Laviña (Laviña, C. (2010). Adolfo Suárez. Recuerdos prestados. Madrid: Laberinto.2010: 108) en una larga conversación durante la campaña electoral de 1982: «En el fondo, queda lo que compartimos juntos, que fue mucho». |
[103] |
Fuentes (Fuentes, J. F. 2016). Con el rey y contra el rey. Los socialistas y la monarquía. Madrid: La Esfera de los Libros.2016): 273-275, 296, 306, 326, 333-336. |
[104] |
Hernández (Hernández, A. (2009). Suárez y el Rey. Madrid: Espasa.2009): 199 y ss. |
[105] |
Laviña (Laviña, C. (2010). Adolfo Suárez. Recuerdos prestados. Madrid: Laberinto.2010): 70, 75. |
[106] |
Ibid: 134; Quevedo (Quevedo, F. (2007). Pasión por la libertad. El pensamiento político de Adolfo Suárez. Barcelona: Altera.2007): 278-279. |
[107] |
Entrevista de Ch.T. Powell con Adolfo Suárez, Revista de Occidente, 54, 1985: 143-151. |
[108] |
Morodo, R., «Novedad y continuidad histórica», El País, 29-3-1990. |
[109] |
Jáuregui, F., El País, 1-8-1982. |
[110] |
Morodo fue vecino de Suárez antes de que este residiese en Moncloa, donde continuaron celebrándose algunas cenas de matrimonios. En el curso de la Transición, como dirigente del PSP, estuvo en numerosos encuentros con Suárez. Sus pronunciamientos públicos acerca de las iniciativas o discursos de Suárez siempre fueron equilibrados y positivos, cuando no elogiosos. Suárez valoraba también sus juicios como catedrático de Derecho Político. Morodo se manifestó a favor de la elegibilidad de Suárez en 1977. |
[111] |
Entrevista a Raúl Morodo, Tiempo, 6-5-1985. |
[112] |
Morodo, R., «La Unesco, una nueva frontera para la paz», El País, 18-6-1984. |
[113] |
El uso político de Azaña sigue a los intereses intelectuales, reavivados al filo de la conmemoración. Morodo había dirigido la tesis doctoral de Peña González, antes citada, sobre los ideales políticos de Azaña. |
[114] |
Jiménez Losantos, F., «Azaña y Suárez», Diario 16, 17-9-1986. |
[115] |
Morodo, R., «Azañismo y neoazañismo», Diario 16, 19-9-1986. |
[116] |
Particularmente los discursos de Suárez en Pisa (1988), París (1989) y El Escorial (1989). Fragmentos significativos en Hernández (Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.1996): 308-311, 318-319, 327-335. Véase también Quevedo (Quevedo, F. (2007). Pasión por la libertad. El pensamiento político de Adolfo Suárez. Barcelona: Altera.2007): 157, 253, 270-271. |
[117] |
Las Provincias, 28-8-1988. |
[118] |
Romero (Romero, A. (2002). Historia de Carmen. Barcelona: Planeta.2002): 214-215. |
[119] |
Laviña (Laviña, C. (2010). Adolfo Suárez. Recuerdos prestados. Madrid: Laberinto.2010): 138. |
[120] |
Calvo Sotelo (Calvo Sotelo, L. (1990). Memoria viva de la transición. Barcelona: Plaza y Janés.1990): 69-70, 81, 90. |
[121] |
Cambio 16, 27-11-1989: «Siete barones inician la revuelta en el CDS», destacando Eduardo Punset, Iñigo Cavero y Rafael Arias Salgado. Las críticas convergen en José Ramón Caso, pero Suárez no salía indemne. |
[122] |
Morodo, R., «Cambio en la continuidad», El País, 29-3-1990. Con motivo del cincuentenario de la muerte de Azaña, Morodo —sin citar al CDS— no dejó de señalar que «el azañismo puede, sin duda, constituir la base de un partido o de un movimiento», apuntando los aspectos principales del legado ideológico («Revisión y actualización», ABC Literario, 3-11-1990) e insistiendo en que Azaña se mantuvo siempre «en el marco de un liberalismo social y progresista» («La diabolización de Azaña», El País, 29-12-1990). |
[123] |
Revilla, C., «Azañismo y suarismo», El País, 19-12-1990. |
[124] |
Sarasqueta (Sarasqueta, A. (1991). La agonía del duque: el enigma Adolfo Suárez. Madrid: Temas de Hoy.1991). |
[125] |
La expresión, referida a Suárez, en Hernández (Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.1996): 269. |
[126] |
Así lo recalca Meliá (Meliá, J. (1981). Así cayó Adolfo Suárez. Barcelona: Planeta.1981): 11, 143. |
[127] |
Jesús Viana, citado por Hernández (Hernández, A. (1996). Adolfo Suárez. Fue posible la concordia. Madrid: Espasa.1996): 283. |
[128] |
El País, 20-4-1991. Nuevas incorporaciones al PP, como la de Luis Gamir, socialdemócrata de tintes liberales y teórico del centro en tiempos de UCD, reforzaron esa voluntad. |
[129] |
Aznar, J. M., ABC Literario, 3-11-1990. |
[130] |
Juliá, S., «Azaña, en la derecha», El País, 24-5-1994. |
[131] |
Aznar (Aznar, J. M. (1994). España. La segunda transición. Madrid: Espasa Calpe.1994): 55, 202-206. |
[132] |
Nueva Revista, 41, 1995: 14-48. |
[133] |
Si el «canofraguismo» fue un término acuñado entonces (ABC, 6-6-1976), en 1997, con ocasión del centenario de la muerte de Cánovas del Castillo, llegado ya Aznar al poder, se producirá la alineación simbólica del PP con el histórico dirigente conservador, preferido sobre otros políticos monárquicos como Maura, que Tusell recomendó a los populares cuando estos reivindicaban a Azaña («Maura y no Azaña», El Mundo, 22-9-1994). |
[134] |
Estefanía, J., «Las campañas contra Azaña», El País, 27-9-1995, donde reproduce las notas de un escrito con igual título elaborado por el historiador Juan Pablo Fusi, que fue leído por Felipe González y repartido en el Consejo de Ministros. |
[135] |
Entrevista a Juan Marichal, El País, 2-4-1996. |
[136] |
Marichal (Marichal, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus.1995): 83-84, 320. |
[137] |
De la Cierva, recreando el mito de Azaña en la Segunda República, descalificó el uso realizado por Aznar, a quien —al igual que a Marichal— calificaba de «azañista fanático», recomendándole vivamente que leyese a Azaña, «pero a todo Azaña, no los fragmentos que le subraye alguno de sus ineptos consejeros» (De la Cierva, R. (1997). La Segunda República. El mito de Azaña. Madrid: Eudema.De la Cierva, 1997: 12-13, 101, 118). La revista Razón Española —nacida en 1983 de la mano de G. Fernández de la Mora— publicó en 1997-1998 algunos artículos que resucitaban la azañofobia (F. Paradela, «Azaña sectario», núm. 81; J. A. Cepeda, «Azaña, causante de la tragedia», núm. 83, y «Azaña tergiversado», núm. 92; A. Maestro, «Azaña, la charca del rencor», núm. 88), coincidiendo con la devolución de los llamados ‘cuadernos robados’ de Azaña (Azaña, M. (1997). Diarios, 1932-1933. Introducción de S. Juliá. Barcelona: Crítica.1997), sus Diarios de 1932-1933, editados por Juliá y que fueron presentados junto al presidente Aznar (el discurso de Aznar para la ocasión, en Nueva Revista, 55, 1998: 169-177). |
[138] |
A ello contribuyó también el hecho de que —desde 1991, retirado de la vida política— sus discursos fueran elaborados por Eduardo Navarro, colaborador de los primeros tiempos con quien se reencontró de nuevo, el cual dio otro carácter a sus textos, acompañados siempre de una rica variedad de citas intelectuales, entre las que no se cuenta Azaña (Fuentes, J. F. (2011). Adolfo Suárez. Biografía política. Barcelona: Planeta.Fuentes, 2011: 498-503). Jorge Trias subraya cómo Navarro «se dedicó a fabricar un discurso político e ideológico que diera sentido a todo lo que había hecho Suárez» (prólogo a Navarro, E. (2014). La sombra de Suárez. Barcelona: Plaza y Janés.Navarro, 2014: 25), pero ese mismo afán ha podido tener en algunos aspectos centrales el efecto contrario. |
[139] |
Nora (Nora, P. (1993). L’ère de la commémoration. En Les lieux de mémoire, III. Les France (pp. 975-1012). París: Gallimard.1993): 1010; y Nora (Nora, P. (2011). Présent, nation, mémoire. París: Gallimard.2011): 299-302, 414. |
[140] |
A partir de 2004, con Zapatero como presidente, se registra de manera particular un nuevo uso político de Azaña, cuyo estudio comparado con el aquí realizado revestiría sin duda interés, pero excede los límites de este trabajo. |
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