RESUMEN
El análisis de la documentación generada por la Nunciatura de Madrid y la Secretaría de Estado del Vaticano durante los quince años de gestión del nuncio Federico Tedeschini permite adentrarse en la visión que la curia pontificia tuvo del desarrollo de los acontecimientos en la España de entreguerras y en la aplicación de las diversas estrategias eclesiásticas adoptadas en defensa de sus intereses. Un estudio que evidencia cómo las dinámicas internas de la Iglesia en España se vieron condicionadas por el complejo juego dialéctico atravesado en aquellos años por una corporación cada vez más centralizada y global.
Palabras clave: Iglesia; España; Vaticano; Primo de Rivera; Segunda República.
ABSTRACT
The management of Federico Tedeschini as Nuncio in Madrid for fifteen years enables us to enter in the vision of the Papal curia about the development of events in Spain during the interwar period and the implementation of various ecclesiastical strategies adopted in pursuit of their interests. The analysis of the documentation generated by the Nunciature and by the Vatican Secretary of State brings to light how the internal dynamics of the Church in Spain were conditioned by a complex and dialectical interplay that it was experienced at that time for a corporation increasingly global and centralized.
Keywords: Church; Spain; Vatican; Primo de Rivera; Second Spanish Republic.
SUMARIO
Pocas personalidades relevantes en la España del siglo xx han resultado tan aludidas en comparación con su exiguo análisis historiográfico como Federico Tedeschini, quien durante quince años ejerció como nuncio apostólico en Madrid. La apertura a los investigadores de los fondos del Archivo Secreto Vaticano producidos por la nunciatura y la sección de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios de la Secretaría de Estado permite ofrecer una interpretación que, más allá de la relación descriptiva del amplio volumen de documentación generada durante su gestión, nos adentre en las claves por las que esta se vio condicionada[1]. Los informes elaborados por el nuncio para las altas instancias vaticanas, las respuestas o los significativos silencios de estas, o el reflejo en la prensa de las polémicas relacionadas con el negocio de los asuntos católicos en aquellos años, muestran pistas significativas para una mejor comprensión, no solo del papel jugado por las instituciones eclesiásticas, sino del desarrollado por otros organismos como la dinastía borbónica, los diversos gobernantes, los dirigentes de las organizaciones políticas y los intelectuales más prominentes, juzgados a la luz de los ojos del nuncio y de la Secretaría de Estado.
Fueron muchos los que afirmaron entonces que Tedeschini era uno de los mejores conocedores de la realidad española. Sin presuponer de antemano que esto pudiese ser cierto, conviene sacar partido de todo ese caudal de conocimiento para establecer un diálogo entre las valiosas fuentes por él generadas y la menguada producción historiográfica existente hasta la fecha. Frente al estudio pormenorizado de su gestión en cuestiones particulares, un análisis conjunto de la odisea española de Tedeschini nos adentra en claves que sugieren nuevas vías de investigación.
Federico Tedeschini llega, actúa y se marcha de España como emisario diplomático del
Vaticano. La constatación de tal obviedad exige que la interpretación de sus acciones
se vea sujeta a un conocimiento exhaustivo de la evolución del complejo entramado
de la curia vaticana durante esos quince procelosos años. Como es natural, el nuncio
en Madrid responde tanto o más a las demandas, ofertas y los giros estratégicos producidos
en la sede pontificia, que a la evolución de los acontecimientos en España. Y siendo
esto así para todos y cada uno de los agentes papales que transitaron por la villa
y corte en los años precedentes, lo fue todavía más en el caso de Tedeschini por múltiples
razones. Su etapa de gobierno coincidió con un marcado proceso de centralización de
las instancias vaticanas por el que los pontífices incrementaron sus competencias,
no solo limitando las tradicionales prerrogativas de los diversos patronos en materia
eclesiástica, sino también las de los nuevos delegados apostólicos, sometidos ahora
a un seguimiento más estricto. La drástica transformación de la curia ejecutada durante
el pontificado de Pío X en junio de 1908 y continuada por Benedicto XV; la entrada
en vigor en mayo de 1918 de un código de derecho canónico que afectó por primera vez
en la historia a todas las diócesis del orbe, y la ampliación de la dimensión carismática
del papado, supusieron nuevos pasos en ese determinante proceso de centralización Pollard ( Pollard, J. F. (2014). The Papacy in the Age of Totalitarianism 1914-1958. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199208562.001.0001.
Pollard, J. F. (2005). Money and the Rise of the Modern Papacy. Cambridge: Cambridge University Press.
Pollard, J. F. (1999). The Unknown Pope. Benedict XV (1914-1922) and the Pursuit of Peace. London: Geoffrey Chapman.
Cuando Tedeschini fue nombrado nuncio en Madrid, el Vaticano ostentaba ya representación
diplomática oficial en veintisiete Estados. Si hasta septiembre de 1914, a las monarquías
de España, Bélgica, Serbia y Baviera y los imperios austrohúngaro, prusiano y ruso
se sumaban únicamente algunas de las repúblicas americanas, tras la revolución soviética
y la derrota de los imperios centrales, Benedicto XV se inclinó por establecer relaciones
diplomáticas con las repúblicas de Francia o Portugal —con un largo historial de conflictos
con el Papado—, con Estados de arraigada tradición protestante como Gran Bretaña,
Suiza o los Países Bajos, y con las naciones emergentes en la Europa posbélica. El
proceso de radicales transformaciones que se observó en el mapa del viejo continente
generó nuevas oportunidades para los Estados y para las corporaciones transnacionales
que, como el Vaticano, habían sobrevivido a la catástrofe bélica; especialmente para
las potencias vencedoras, que aprovecharon los tratados de paz para obtener contrapartidas
muy favorables a sus intereses, pero también, aunque en menor medida, para los que
habían apostado por la neutralidad y pretendían jugar sus bazas como mediadores. El
cuerpo diplomático del Vaticano contaba con la selecta formación recibida en las instituciones
creadas durante el pontificado de León XIII y su aliado en la Secretaría de Estado,
el cardenal Mariano Rampolla, convertidas en auténtico think tank del catolicismo; una refinada elite burocrática sujeta a mayores controles por una
curia que ansiaba garantizar una gestión más fiel a Roma y más independiente respecto
a los poderes locales. Federico Tedeschini, conviene tenerlo en cuenta, dispuso así
de un poder más limitado que el otorgado a los anteriores delegados pontificios. En
múltiples ocasiones, el monarca y las oligarquías acostumbradas a valerse de los favores
del nuncio para conseguir sus deseos ante Roma, achacaron al nuevo emisario su debilidad
y se sintieron decepcionados por la creciente dependencia de los designios romanos Informe enviado al papa Pío XI por el sacerdote José Solé y Mercadé, auditor-asesor
de la Nunciatura Apostólica de Madrid (agosto de 1922). Archivio Nunziatura Madrid. Arquivio Segreto Vaticano (en adelante ASV, ANM), Caja 778: 246-253.
La acción diplomática de Tedeschini vino marcada también por circunstancias más coyunturales,
en base a los giros no solo estratégicos, sino también doctrinales de la política
pontificia. Una política atenta a la coyuntura internacional de cada momento, pero
muy influenciada al mismo tiempo por la orientación ideológica y el carácter personal
de cada uno de los pontífices y de sus alter ego en la Secretaría de Estado. El gobierno eclesial de Benedicto XV potenció los cauces
diplomáticos para desempeñar un papel crucial en una Europa cristiana que todavía
lamía sus heridas de guerra. La expansión inicial en la Europa reconstruida de las
tesis democráticas amparadas por el Plan Wilson se correspondió con una mayor atención
al emergente catolicismo norteamericano A la creación de la National Catholic War Council en 1917 le siguió la National Catholic
Welfare Council en 1919, que desde 1922, tras arduas negociaciones entre la curia
vaticana y el episcopado norteamericano, pasó a denominarse National Catholic Welfare
Conference. Siempre bajo las siglas de la NCWC, la organización desarrolló toda una
serie de exitosas campañas que acabarían influyendo notablemente en las políticas
vaticanas. El Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Chicago en junio de
1926 confirmaría rotundamente el éxito de esta propuesta. Dolan ( Dolan, J. P. (2002). In search of an American Catholicism. A history of religion and culture in tension.
New York: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1093/0195069269.001.0001.
El posterior pontificado de Pío XI, marcado desde sus inicios por la implantación
del fascismo en Italia y el progresivo proceso de degradación de los regímenes democráticos,
se caracterizó sin embargo por la restauración de un modelo eclesial en el que concepto
de hierocracia y los parámetros estrictamente confesionales marcaron distancias frente
al liberalismo y las religiones políticas emergentes Menozzi y Moro ( Menozzi, D. y Moro, R. (2004). Cattolicesimo e totalitarismo. Chiese e culture religiose tra le due guerre mondiali
(Italia, Spagna, Francia). Brescia: Morcelliana.
Fattorini, E. (ed.) (2013). Diplomazia senza eserciti. La relazioni internazionali della Chiesa di Pio XI. Roma: Carocci Editore.
Fattorini, E. (2007). Pio XI, Hitler e Mussolini. La solitudine di un papa. Torino: Eiunadi.
Leonardis, M. (2014). Fede e diplomazia. Le relazioni internazionali della Santa Sede nell’età contemporanea.
Milano: Educatt.
Kertzer, D. I. (2014). Il patto col Diavolo. Mussolini e Papa Pío XI. Le relazioni segrete fra il Vaticano
e l’Italia fascista. Milano: Saggi Rizzoli.
En Latinoamérica resulta muy apreciable en los Gobiernos de Gómez Chacón en Venezuela,
Terra en Uruguay o Uriburu y Justo en Argentina. Para el contexto europeo, véase Botti,
Montero y Quiroga ( Botti, A., Montero, F. y Quiroga, A. (eds.) (2013). Católicos y patriotas. Religión y nación en la Europa de entreguerras. Madrid: Sílex.
Los cambios en la curia y en las directrices de la política vaticana se reflejaron
así en la acción del nuncio, como no podía ser de otra manera, pero como pocas veces
se ha constatado. El diálogo abierto con el grupo de la Democracia Cristiana liderado
por Severino Aznar, y su apoyo al proyecto de la Gran Campaña Social que, siguiendo
el modelo desarrollado en los Estados Unidos y en Argentina, pretendía impulsar Ángel
Herrera, se vio inmediatamente sustituido por un claro distanciamiento de estas orientaciones
tras el repentino fallecimiento de Benedicto XV y la elección en el conclave subsiguiente
de Pío XI. En esas mismas fechas, resultó todavía más relevante la eliminación de
la carrera por la primacía de Toledo del cardenal Juan Bautista Benlloch, favorito
del papa Della Chiesa, rápidamente apartado de la carrera sucesoria tras la coronación
pontificia de Aquille Ratti Informe del nuncio a Secretaría de Estado (31 de marzo de 1922). Affari Ecclesiastici Straordinarii. Archivio Segreteria di Stato (en adelante, AAEESS), Spagna IV, Fascículo 32: 2-7.
Años más tarde, la incertidumbre generada por la dimisión del general Primo de Rivera
coincidiría a su vez con el viraje diplomático introducido por Eugenio Pacelli al
hacerse con el control de la Secretaría de Estado. Un Pacelli que, tras su acrisolada
experiencia diplomática en Alemania Informe del Secretario de Estado del Vaticano, Eugenio Pacelli, al nuncio (26 de
abril de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 117: 90.
Informe del Nuncio a Eugenio Pacelli (2 de septiembre de 1931). AAEESS, Spagna IV,
Fascículo 118: 21.
Tedeschini debió asumir entonces un proyecto de conciliación con la aventura republicana
marcado en todo momento por expresa instancia de la Secretaría de Estado. Un proyecto
posibilista por el que el nuncio en Madrid solo comenzó a mostrar cierta confianza
en octubre de 1932, tras convencer a Ángel Herrera, el único católico español que
mereció siempre sus elogios, para asumir la dirección de Acción Católica Del nuncio a Pacelli sobre el candidato Ángel Herrera (1 de octubre de 1932). ASV,
ANM, Caja 956: 348-353. Sobre el desarrollo de la Acción Católica dirigida por Ángel
Herrera, véase Montero ( Montero, F. (2008). La Acción Católica en la II República. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado sobre las elecciones municipales parciales
(26 de abril de 1933). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 178: 58-60.
En aquellos intensos años del periplo republicano, Tedeschini se sintió abandonado
por las altas instancias vaticanas que le exigían cumplir con los designios de la
Secretaría de Estado mientras se resistían a manifestar públicamente su apoyo expreso
a su más cualificado representante en España. En febrero de 1932 confesó amargamente
ante Pacelli su malestar con la actitud adoptada por Giuseppe Pizzardo. Su sucesor
como sustituto en la Secretaría de Estado ejercía ahora como secretario de la Sagrada
Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, encargado al tiempo de extender
el modelo romano de Acción Católica al resto del orbe, y contaba con el poder y la
confianza que Tedeschini había perdido. Pizzardo se presentaría en España para dar
carta de naturaleza oficial a Acción Católica, y desde enero de 1933 tutorizaría la
aventura política de Gil Robles en la conformación de la CEDA Informe del nuncio a Pacelli (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223. Carta de Giuseppe Pizzardo al nuncio (29 de abril de 1936). ASV, ANM, Caja 956: 325.
Tedeschini había llegado a Madrid quince años antes, precedido de la insistente rumorología extendida entre la curia sobre su condición de favorito de Benedicto XV. Tras la coronación de Della Chiesa, dos jóvenes eclesiásticos habían sobresalido como figuras rutilantes en la Secretaría de Estado. Ambos se habían formado en el regazo del cardenal Mariano Rampolla y ambos adquirieron pronto influencia y prestigio. El 4 de septiembre de 1914, la misma tarde de su proclamación como nuevo pontífice, Benedicto XV decidió mantener en su cargo a Eugenio Pacelli, ocupado desde hacía solo unos meses de la Sección de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Federico Tedeschini fue designado sustituto de la Secretaría de Estado y el cardenal Domenico Ferrata, que contaba 67 años, se hizo cargo del organismo más poderoso de la curia romana. Los nombramientos suponían toda una declaración de intenciones. No solo alejaban de los resortes diplomáticos a los aliados de Merry del Val, que los habían dominado a su antojo durante más de una década; también catapultaba a la cúspide de la curia al eclesiástico que se había ganado la admiración o la animadversión de muchos por su mediación como nuncio ante el Reino de Bélgica y la República Francesa.
Solo un mes más tarde, el inesperado fallecimiento de Ferrata interrumpió los planes
iniciales del pontificado y forzó a Benedicto XV a nombrar un nuevo secretario de
Estado. Desde el 13 de octubre de 1914, Pacelli y Tedeschini, de 38 y 41 años respectivamente,
se vieron sometidos a las órdenes del cardenal Pietro Gasparri, que a sus 62 años,
y tras haberse ocupado en los años previos de la redacción del Código de Derecho Canónico,
había ejercido como influyente camarlengo en el cónclave anterior. Muy pronto el protagonismo
de Tedeschini y su relación de confianza con el papa, llegó a poner en cuestión la
dirección de la Secretaría de Estado. Si Pío X se había sentido subyugado por la influencia
del joven Merry del Val, que con solo 38 años y sin ostentar cargo de cardenal había
sido elegido secretario de Estado, los mentideros de Roma presumían que el nuevo pontífice
se sentía ahora tentado a otorgar a Tedeschini el mismo cargo. En mayo de 1917 Pacelli
fue destinado nuevo nuncio en Munich y Tedeschini permaneció en Roma para asumir en
primera persona la defensa del papa ante el tribunal militar formado para dictar sentencia
sobre el espinoso affair Gerlach
Monseñor Rudolph Gerlach era un joven eclesiástico de origen bávaro formado en la
Academia de Nobles Eclesiásticos. Mientras servía como camarero secreto de Benedicto
XV, fue acusado por los servicios de contraespionaje italianos de trabajar como espía
en favor de los imperios centrales. Condenado a cadena perpetua por un tribunal militar,
logró huir a Suiza, generando gran tensión en el seno de la curia y entre la opinión
pública italiana. Véase Pollard ( Pollard, J. F. (2014). The Papacy in the Age of Totalitarianism 1914-1958. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199208562.001.0001.
Entre las numerosas noticias aparecidas en la prensa española sobre la especial sintonía
entre Benedicto XV y Tedeschini, sobresale el desmentido del ABC sobre las noticias publicadas por la Agencia Radio y El Corriere de La Sera respecto al próximo nombramiento de Tedeschini como cardenal y secretario de Estado
(13 de septiembre de 1916); o la entrevista efectuada a Tedeschini por Franco Franchi,
corresponsal de este mismo diario en Roma (9 de agosto de 1917), posteriormente desmentida
por el Osservatore Romano (18 de agosto de 1917). Zúñiga ( Zúñiga Sánchez-Cerrudo, T. (1929). Biografía del Dr. Don Federico Tedeschini, Arzobispo de Lepanto, Nuncio Apostólico
en España. Madrid: Imp. de G. Hernández y Galo Sáez.
Tedeschini llegaba pues a Madrid, entre otros motivos, para garantizar su próxima
birreta cardenalicia; pero su misión tenía además otro significado relevante. Benedicto
XV era un buen conocedor de la Iglesia española. En su juventud había ejercido como
secretario de la nunciatura del cardenal Rampolla sufriendo en primera persona las
luchas intestinas suscitadas por las diversas corrientes enfrentadas en el seno de
la Iglesia española. Durante el pontificado de Pío X, los seguidores de Merry del
Val Rafael Merry del Val y Zulueta presidió la Academia Pontificia de Nobles Eclesiásticos
entre 1900 y 1903. Secretario del cónclave que coronaría a Pío X como papa, fue nombrado
prosecretario de Estado esta misma tarde, y convertido en brazo derecho del pontífice
desató una batalla contra el modernismo teológico. En agosto de 1925 su hermano Alfonso,
embajador del Reino de España en Londres, recibió de Alfonso XIII el título de marqués
de Merry del Val.
La llegada de Tedeschini a la capital del reino auguraba, pues, un nuevo tiempo. Benedicto
XV, que había esquivado como arzobispo de Bolonia el ímpetu de la caza de brujas desatada
por la condena de las corrientes modernistas, intentaría extender en España sus tesis
conciliadoras, pero su estrategia se vería muy pronto dinamitada por los designios
de la naturaleza. En enero de 1922, el fallecimiento simultáneo y en ambos casos inesperado
del pontífice y del cardenal Enrique Almaraz Santos, recientemente nombrado primado
de España, echó por tierra los planes diseñados junto al nuncio. La coronación papal
de Aquille Ratti, con quien Tedeschini había tenido algunas disputas durante su actuación
como delegado apostólico en Polonia, frustraba su designación como cardenal y ponía
trabas para un regreso laureado a la curia vaticana
Las polémicas públicas y los rumores extendidos sobre algunos sucesos que afectaban
directamente a la vida privada del nuncio, como el suicidio del influyente confesor
de la reina en marzo de 1923, el presumible conato de atentado en la Casa de Campo
en enero de 1929, o el accidente automovilístico en el que se vio involucrado en agosto
de 1933, siempre bajo el velo de la sospecha de sus compañías femeninas Sobre las polémicas suscitadas en torno al suicidio de Javier Vales Faílde, párroco
titular de la capilla de palacio y auditor del Tribunal de La Rota española, véase
Rodríguez ( Rodríguez Lago, J. R. (2012b). La batalla eclesial por Madrid (1923-1936). Los conflictos
entre Eijo Garay y Federico Tedeschini. Hispania Sacra, 64, Extra, 205- 222.
Nogueira Lousado, A. (1934). Bajo el látigo de Tedeschini. Barcelona: Industrias Gráficas Aribau.
También los diversos homenajes al nuncio deben ser interpretados en esta clave de
juego de tronos entre la jerarquía episcopal y la curia romana. Si el celebrado en
mayo de 1930 resultó en buena medida un cínico homenaje orquestado por sus máximos
enemigos para proyectar la despedida de un nuncio que resultaba molesto para las tesis
integristas La iniciativa del homenaje fue lanzada en abril de 1929 por el sacerdote Federico
Santamaría Peña, presidente de la Liga Nacional en Defensa del Clero desde su órgano
de prensa Unión y caridad. La resistencia inicial de Segura se tornó posteriormente en su apropiación del homenaje
para propiciar el posible retorno del nuncio a Roma. Las ceremonias se habían proyectado
en Toledo, pero tendrían lugar un año más tarde en Madrid A los elogios pronunciados
por Segura, por entonces ya abiertamente enfrentado con Tedeschini, siguieron los
banquetes ofrecidos por cardenal y monarca, aderezados con discursos de los partidarios
del integrismo y correspondidos con lacónicas respuestas del homenajeado. Informe
del acto de homenaje al nuncio (5 de mayo de 1930). ASV, ANM, Caja 789: 324-325.
La cadena de elogios se inicia con la celebración del Día del Papa (circular del
obispo de Madrid Eijo Garay sobre el Día del Papa, 1 de febrero) y prosigue con la
recepción por el ministro de Estado Joaquín de Urzaiz y Cadaval (4 de febrero) y el
consiguiente banquete ofrecido por el presidente Alcalá Zamora (noticias recogidas
en El Sol y La Hormiga de Oro, 5 de febrero). Los halagos se extienden en revistas anteriormente críticas con el
nuncio como El Sol, La Libertad o incluso El Siglo Futuro. Al banquete en palacio asisten el cardenal Gomá, el secretario de la Nunciatura Tito
Crespi, el embajador ante el Vaticano Leandro Pita Romero, el presidente de la República
Niceto Alcalá Zamora, el presidente de las Cortes Santiago Alba, el presidente del
Gobierno Manuel Portela Valladares, el secretario de la Presidencia Rafael Sánchez
Guerra y el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo Garay.
El 18 de abril de 1936, el jesuita Tito Crespi, secretario de la Nunciatura durante
los años previos, fallece tras arrojarse al mar mientras realizaba la travesía de
regreso a Roma en el buque italiano Merano. Encomiásticos elogios al nuncio en su
salida de España se reflejan en el diario El Sol. («Agradecimiento de la República», 2 de junio; «La colonia italiana de Madrid rinde
un homenaje de despedida al cardenal Tedeschini», 7 de junio).
Tradicionalmente, el nuncio en Madrid había venido representando al pontífice ante
la monarquía española. La dinastía borbónica seguía atesorando toda una serie de privilegios
que le otorgaban un amplio control sobre las instituciones eclesiásticas. Fomentar
unas relaciones de cohabitación entre el monarca y la curia vaticana se convertía
así en objetivo primordial de toda nunciatura, pero esta tarea resultó una difícil
encomienda durante el gobierno de Tedeschini. El proceso de centralización de la Iglesia
como una corporación trasnacional dañaba los intereses de las tradicionales oligarquías
que, amparadas en el privilegio del patronato, venían rigiendo los destinos de cada
una de las iglesias locales; pero también chocaba con el anhelo imperialista de un
monarca que exhibió una obsesiva pretensión de ejercer como privilegiado patrón del
catolicismo, incluso más allá de las fronteras patrias. Alfonso XIII el Africano no
solo se presentaba así mismo como el principal garante de esta confesión en el protectorado
marroquí del norte de África, sino en toda Latinoamérica, o en la mismísima Palestina,
donde la Tierra Santa se veía gestionada por la congregación franciscana que tenía
su principal colegio de misiones en Santiago de Compostela. Si los conflictos surgidos
entre el monarca y la curia romana respecto a la atención católica en Marruecos y
en Tierra Santa eran ya el principal foco de preocupación previo a la llegada del
nuncio Informe de la Sagrada Congregación de Propaganda de la Fe (20 de mayo de 1921). ASV,
ANM, Caja 778: 211-212.
La dependencia de las relaciones con la corte provocaba además que la imagen que Tedeschini
tuviese de España se viese muy condicionada por los sucesos de la capital y los ecos
que a esta llegaban o se generaban sobre los más recónditos lugares de España. Una
visión de los acontecimientos marcadamente centralista que denotaba cierta incomprensión
hacia los procesos de transformación apreciables en ciudades y territorios, donde
las demandas de élites locales, cada vez más poderosas y organizadas, condicionaban
la toma de decisiones, no solo en el ámbito económico y político, sino también en
el eclesiástico. Si las dinámicas surgidas en Barcelona y su área metropolitana, por
entonces la mayor del reino, se convirtieron en fuente de preocupación desde los primeros
momentos Informe del nuncio a Secretaría de Estado (12 de noviembre de 1922). ASV, ANM, Caja
831: 125-127.
Informe final del nuncio sobre la cuestión catalanista a la Sagrada Congregación
de Seminarios y Universidades (1 de octubre de 1928). ASV, ANM, Caja 386: 50-52.
Denuncias contra el cardenal Vidal e informes del nuncio a la Secretaría de Estado
(febrero de 1924 a octubre de 1928), ANM, Caja 836: 335-586.
Si Tedeschini había calificado previamente el catalanismo como uno de los peores problemas
de la Iglesia española, el emerger de corrientes nacionalistas en otros territorios
de España durante la II República pareció al nuncio «la peor de las plagas» Rodríguez ( Rodríguez Lago, J. R. (2010). La Iglesia católica y la cuestión nacional en la Galicia
de la Segunda República. En M. Esteban de Vega y M. D. de la Calle Velasco (eds.).
Procesos de nacionalización en la España contemporánea (pp. 189-209). Salamanca: Universidad de Salamanca.
Louzao Villar, J. (2013). Nación y catolicismo en la España contemporánea. Revisitando
una interrelación histórica. Ayer, 90, 65-89.
Alfonso Torres Fernández (1897, Zurgena, Almería-1946, Granada) ingresó en la congregación
de los jesuitas de Granada en 1908, tras haber realizado carrera eclesiástica en los
Seminarios de Almería y Roma. Operario de la casa profesa de Madrid desde 1912, influyó
de manera determinante en la erección del monumento del Sagrado Corazón de Jesús en
el Cerro de los Ángeles, inaugurado en mayo de 1919 por Alfonso XIII. Director espiritual
de la madre Maravillas de Jesús y director de la Congregación de Caballeros del Pilar.
Sus lecciones sacras eran publicadas semanalmente por el diario integrista El Siglo Futuro. Desde 1927 pasó a dirigir la casa de los jesuitas en Madrid y durante los años de
la República residió en la iglesia del Gesù de Roma.
Las tensiones entre el nuncio y el monarca, y entre este último y la curia vaticana
fueron permanentes, sin excluir la audiencia mantenida el 19 de noviembre de 1923
con Pío XI, cuando el monarca español insistió atrevidamente en ejercer como intermediario
en la resolución de la cuestión romana Informe del nuncio a Pietro Gasparri (26 de octubre de 1923). AAEESS, Spagna IV,
fascículo 60: 39-42.
Informe del nuncio en Buenos Aires, Giovanni Beda, sobre el conflicto ocasionado
en Argentina por el discurso del Rey Alfonso XIII (octubre de 1923). AAEESS, Spagna
IV, fascículo 60: p. 72.
Informe del nuncio a Pacelli sobre los ataques del conde Rodríguez de San Pedro contra
su persona (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223.
Informe de la visita efectuada por el nuncio en París al rey Alfonso XIII (18 de
abril de 1931), AAEESS, Spagna IV, Fascículo 117: pp. 74 a 75.
Entre las instrucciones que el nuncio recibió en abril de 1921 desde las diversas
congregaciones de la curia romana sobresalen las alusiones a un clero español con
formación deficiente y escasa actividad misionera Instrucciones de la Sagrada Congregación de Seminarios y Estudios Universitarios.
ASV, ANM, Caja 778: 209-210; Instrucciones al nuncio de la Sagrada Congregación de
Propaganda de la Fe (20 de mayo de 1921). ASV, ANM, Caja 778: 211-212. Véase también
Cárcel ( Cárcel Ortí, V. (1999). Instrucciones del cardenal Gasparri al nuncio Tedeschini en
1921. Revista Española de Derecho Canónico, 41, 455-482.
La provisión episcopal de las diócesis durante la gestión del nuncio distingue tres
etapas marcadamente diferenciadas, en función de las coyunturas políticas y de las
menores o mayores facultades establecidas canónicamente para la designación de prelados.
En los primeros años se observa un ascenso de los obispos apoyados por movimientos
regionalistas, aupados por los designios del patronato en el que la familia real o
los diversos Gobiernos intervienen para satisfacer a las élites emergentes en cada
lugar. Desde la toma del poder por Primo de Rivera, se aprecia la tendencia opuesta,
con un Gobierno y un monarca obsesionados en eliminar cualquier resquicio hipotético
de separatismo. Al tiempo, el mismo nuncio que en marzo de 1924 había celebrado como
triunfo propio la constitución de la Junta Delegada del Real Patronato Eclesiástico,
autorizada por el Gobierno de Primo, trasmitiría en marzo de 1930 el temor de su posible
disolución, tras las denuncias de un monarca que consideraba aquel organismo un severo
ataque a sus tradicionales prerrogativas. Paradójicamente, la proclamación de la II
República y las circunstancias de carácter excepcional atravesadas por la Iglesia
española, otorgaron a Tedeschini mayor capacidad que la que había tenido nunca antes,
inclinando decisivamente la balanza de los nuevos nombramientos eclesiásticos, temporales
o definitivos, en favor de sus orientaciones Nota de la Secretaría de Estado al nuncio (11 de julio de 1931). ASV, ANM, Caja 892:
p. 4.
Para una curia romana preocupada por un clero diocesano que mostraba signos de difícil
acomodación a los nuevos tiempos Benedicto XV deseaba formar un clero diocesano con espíritu misionero alejado del
control de los jesuitas, por lo que promocionó la fundación del Seminario de Misiones
de Burgos regido por el cardenal Benlloch, que pretendía competir con las promociones
formadas en la Universidad de Comillas. El mismo papa había frenado las aspiraciones
de la congregación de San Ignacio para fundar un seminario en Madrid. Informe de la
Sagrada Congregación de Seminarios y Estudios Universitarios (abril de 1921). ASV,
ANM, Caja 778: 209-210.
Tedeschini debió aguardar mucho tiempo por una birreta cardenalicia de la que se había
venido hablando ya antes de su llegada a España. Mientras tanto, los cardenales designados
durante el pontificado de Della Chiesa fueron marginados o mandados provisionalmente
al ostracismo tras el ascenso de Aquille Ratti A Juan Soldevilla Romero, cardenal desde diciembre de 1919, asesinado en junio de
1923 por el grupo anarquista Los Solidarios, se suman Benlloch y Vivó y Vidal y Barraquer,
arzobispos de Burgos y Tarragona respectivamente, y cardenales desde el consistorio
de marzo de 1921.
El cuarto fue Vicente Casanova y Marzol (1854-1930), arzobispo de Granada, cardenal
desde marzo de 1925.
Informe de nuncio a Pietro Gasparri (27 de octubre de 1927). AAEESS, Spagna IV, Fascículo
87: 86-87. Sobre la trayectoria del cardenal Segura, véase Martínez Sánchez ( Martínez Sánchez, S. (2004). Los papeles perdidos del cardenal Segura (1880-1957).Pamplona: EUNSA.
Informe del Nuncio a Gasparri (20 de enero de 1929). ASV, ANM, Caja 881: 23-45. «Informe del nuncio ante la Secretaría de Estado de la solicitud de Isidro Gomá, obispo
de Tarazona, para presentar su candidatura a Cortes en la provincia de Tarragona (1
de junio de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 118: 3-9. Sobre la trayectoria del
cardenal Gomá, véase Dionisio ( Dionisio Vivas, M. A. (2011). Isidro Gomá ante la dictadura y la república. Pensamiento político-religioso y acción
pastoral. Toledo: Instituto Teológico de San Ildefonso.
Informe del nuncio a Giuseppe Pizzardo sobre los conflictos suscitados por la primacía
de Toledo (5 de abril de 1936). ASV, ANM, Caja 956: 312.
Entre las instrucciones que el nuncio recibió en abril de 1921 antes de partir a su
destino sobresalió también la necesidad de extender una acción social más amplia que
la escasamente desplegada hasta esas fechas por los católicos españoles, divididos
por agrias disputas políticas, cuando no por el ansiado protagonismo de determinados
notables de la aristocracia o de la burguesía emergente Instrucciones al nuncio de Sagrada Congregación Consistorial (30 de abril de 1921).
ASV, ANM, Caja 778: 203-204 ( Cárcel Ortí, V. (1990). Benedicto XV y el catolicismo social español. Analecta Sacra Tarraconensia, 63, 7-152.
Memoria del proyecto de estatutos presentados por Severino Aznar al nuncio Francesco
Ragonesi (28 de julio de 1919). ASV, ANM, Caja 959: 672-690.
En septiembre de 1920 el fallecimiento del cardenal Guisasola supuso un duro golpe
para los osados partidarios de la Democracia Cristiana. El arzobispo de Sevilla, Enrique
Almaraz y Santos, pareció a ojos de Benedicto XV el más adecuado para serenar las
aguas turbulentas del enfrentamiento. El 15 de noviembre fue promocionado como arzobispo
de Toledo, pero debió aguardar todavía algunos meses para tomar posesión definitiva
de la sede primada. Unos meses de interregno que resultaron decisivos Informe de Severino Aznar al nuncio Francesco Ragonesi (5 de marzo de 1921). ASV,
ANM, Caja 957: 691-704.
La llegada de Tedeschini a Madrid reavivaría las esperanzas de los condenados al silencio
solo unos meses antes Escrito firmado por los obispos de España sobre el grupo de la Democracia Cristiana
(marzo de 1921). ASV, ANM, Caja 957: 9-21.
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado sobre la reunión mantenida el día 5
de noviembre con el grupo Democracia Cristiana (11 de noviembre de 1921). ASV, ANM,
Caja 957: 27-31.
La relación epistolar mantenida entre Luigi Sturzo y los partidarios de Democracia
Cristiana en España en las décadas siguientes es abordada con gran detalle en Botti
( Botti, A. (2012). Luigi Sturzo e gli amici spagnoli. Carteggi (1924-1951).Soveria Mannelli: Rubbetino Editore.
Si Tedeschini mostró admiración por alguno de los españoles que conoció durante su
estancia en Madrid, fue sin duda por Ángel Herrera. La opinión del director de El Debate resultó trascendental desde un primer momento, no solo porque este diario se convirtió
en órgano de referencia para la conformación de una determinada imagen de España,
sino por los diversos proyectos que aquel incansable emprendedor de obras católicas
le fue presentando una y otra vez, y la constancia y la eficiencia que manifestó para
ejecutarlos sin estridencias. Por obra y gracia de Herrera, de su diario y de sus
activos propagandistas, el nuncio pudo contar desde septiembre de 1921 con una plataforma
para extender su ansiado proyecto de Juventudes Católicas, a través de la Confederación
de Estudiantes Católicos Informe de Ángel Herrera al nuncio tras la VIII Asamblea de la Asociación Católica
de Propagandistas (15 de septiembre de 1921). ASV, ANM, Caja 881: 264-268.
Cartas de presentación del nuncio de Ángel Herrera y Luigi Daniel ante el sustituto
de la Secretaría de Estado, Mons. Pizzardo, y el maestro de cámara de Su Santidad,
Caccia Dominione (10 de enero de 1922). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 32: 52-53.
Las noticias de la enfermedad de Benedicto XV llegaron unos días antes de su fallecimiento,
ocurrido el 22 de enero de 1922. Esa misma mañana el diario El Imparcial aludía a la estrecha relación entre el cardenal primado Almaraz y el pontífice, que
habían fraguado su amistad durante la estancia de este último en la nunciatura de
Madrid. El 23 de enero el diario La Acción publica el fallecimiento de ambos eclesiásticos.
Informe del nuncio sobre la oposición del rey a la campaña (12 de abril de 1922).
AAEESS, Spagna IV, Fascículo 32: 75-76.
Tedeschini afirmó siempre defender los intereses del Vaticano frente a las inoportunas
injerencias de unas oligarquías escasamente preocupadas por el bien de la Iglesia
y de sus almas, y de las que poco podía esperarse más que la defensa de sus privados
intereses. Los conflictos mantenidos con algunas de las principales familias de la
nobleza española pueden apreciarse en su tempestiva relación con el duque de Alba Informe del nuncio (31 de enero de 1930). ASV, ANM, caja 831, pp. 533 a 536. Informe
del nuncio a la Secretaría de Estado (24 de enero de 1934). AAEESS, Spagna IV, Fascículo
180: 68-72.
Informe del nuncio a Pacelli sobre los ataques a su persona (9 de marzo de 1932).
ASV, ANM, Caja 892: 226-232.
El único ámbito de acción social en el que los católicos ostentaban cierta hegemonía
cuando Tedeschini llegó a España era el del sindicalismo agrario, pero la Confederación
Nacional Católica Agraria (CONCA), fundada en 1917 por Antonio Monedero, se vio pronto
sacudida por la guerra interna desatada entre sus dirigentes. El apoyo del jesuita
Sisinio Nevares a los propagandistas permitió que en noviembre de 1921 una nueva directiva
se encaramase en la cúpula de la organización. Desde ese mismo día, la resistencia
numantina enarbolada por el fundador, alimentó una cruenta batalla por hacerse con
el control de un sindicalismo agrario cada vez más dividido entre la CONCA, la Liga
Nacional de Campesinos y diversas asociaciones de carácter regional Carta de Antonio Monedero al nuncio Tedeschini (13 de octubre de 1925). ASV, ANM,
Caja 888: 148-149.
Los primeros meses de Tedeschini en España habían estado marcados por una creciente
inestabilidad política y social por la que el nuncio mostró preocupación en innumerables
ocasiones Informe del nuncio a la Secretaría de Estado. Sobre el nuevo Gobierno (9 de diciembre
de 1922). ASV, ANM, Caja 831: 143-144.
Informes del nuncio a Secretaría de Estado (12 y 26 de noviembre de 1922), ASV, ANM,
caja 831: 125-127 y 131-135.
Las relaciones entre la Iglesia y la dictadura a la luz de los boletines eclesiásticos
fueron analizadas en Adagio ( Adagio, C. (2004). Chiesa e nazione in Spagna. La Ditttatura di Primo de Rivera (1923-1930).Milano: Unicopli.
Martínez Álvarez, J. (2015). Un paréntesis «apacible»: las relaciones bilaterales
entre España y el Vaticano durante la dictadura de Primo de Rivera. Aportes, 88, 79-114.
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (22 de febrero de 1930). ASV, ANM, caja
831: 574-576.
La caída del dictador y el ascenso de Pacelli a la Secretaría de Estado inauguraron
un nuevo tiempo, no solo en el ámbito político, sino también en el eclesial. En función
de su experiencia previa en Baviera y de los informes elaborados por eclesiásticos
de su plena confianza, como el afamado jesuita y musicólogo vasco, José María Nemesio
Otaño, o el arcipreste de la catedral de Girona, Antonio Vilaplana Forcada, la Secretaría
de Estado aconsejó desde marzo de 1930 una cauta adecuación de las formas y las estrategias
a una previsible proclamación de la República Nota de la Secretaría de Estado al nuncio (4 de marzo de 1930). ASV, ANM, caja 831,
pp. 539-540. Los primeros informes presentados por José María Nemesio Otaño (12 y
20 de febrero de 1931) y Antonio Vilaplana Forcada (30 de noviembre de 1930). ASV,
AAEESS, Spagna IV, Fascículo 105: 35- 51 y 70-77.
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (26 de marzo de 1930). ASV, ANM, Caja
831: 591-592.
Proclamada la República, alejar a Segura de la arena política, al menos temporalmente,
resultaba imprescindible para desarrollar el proyecto conciliador avalado por la Secretaría
de Estado. El denostado Vidal se convertiría por santo y seña de Pacelli en ariete
de una estrategia negociadora que otorgaría tiempo para la reconstrucción del frente
eclesial Sobre la historiografía referente a la cuestión eclesial durante la II República,
Rodríguez ( Rodríguez Lago, J. R. (2013). La Iglesia católica y la II República española. Resistencias,
progresos y retos pendientes. Hispania nova, 11. Disponible en: http://hispanianova.rediris.es/11/dossier/11d006.pdf.
Cueva, J. y Montero, F. (2009). Laicismo y catolicismo. El conflicto político-religioso en la Segunda República. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.
Carta enviada desde el Hotel Palace de Madrid por William Montavon a John J. Burke,
secretario general de la National Catholic Welfare Conference, Washington D. C. (20
de octubre de 1931). William Montavon Papers, Box 2, Folder 10. American Catholic
History Research Center. Catholic University of America (CUA). Sobre las relaciones
entre el episcopado estadounidense y los católicos españoles en ese período véase
Rodríguez ( Rodríguez Lago, J. R. (2016). Las redes católicas entre España y los Estados Unidos
de América (1919-1939). En J. C. Mercado (ed.). Historical Links between Spain and North America (pp. 75-83). Alcalá de Henares: Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos.
Tedeschini —muy a su pesar—, se había convertido en clave de bóveda de la estrategia
posibilista, y las embestidas contra él arreciaban no solo desde las diversas diócesis
españolas, sino, sobre todo, desde París y desde Roma, donde las acciones de los partidarios
del monarca y del cardenal exiliados suponían una afrenta continua a su toma de decisiones.
La aprobación del texto constitucional suscitó la primera marejada por parte del frente
integrista Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (22 de diciembre de 1931). AAEESS, Spagna
IV, Fascículo 177: 37- 39.
Carta del nuncio a Eugenio Pacelli (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223. Sobre la trayectoria política inicial de Lerroux, sigue resultando imprescindible
Álvarez ( Álvarez Junco, J. (2011). El emperador del Paralelo. Barcelona: RBA.
La nueva Acción Católica, reconstruida de la nada según palabras del propio nuncio,
requería de autonomía frente a las peligrosas banderas del partidismo. Mientras Herrera
y Tedeschini se ocupaban de la conformación del movimiento confesional, el 14 de enero
de 1933, José María Gil Robles mantuvo una reunión confidencial en las dependencias
de la Secretaria de Estado con Giuseppe Pizzardo, mano derecha de Pacelli en la sigilosa
política vaticana. El futuro ministro de Guerra del gobierno de Lerroux aludía a la
difícil situación del nuncio, acosado por los diversos frentes de batalla del catolicismo,
y abogaba por la conquista legal de una República para los católicos Informe entregado por José María Gil Robles a José Pizzardo en Roma (16 de enero
de 1933). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 177: 65-77.
Informe confidencial sobre la situación política en España elaborado para la Secretaría
de Estado del Vaticano por Alberto Martín Artajo, letrado del Consejo de Estado y
secretario personal de Ángel Herrera (agosto de 1934). AAEESS, Spagna IV, Fascículo
220: 89-123.
Mientras tanto, lejos de rebajar sus demandas, el frente integrista se mantuvo intransigente
y escaló posiciones en Roma, catapultado por los recursos financieros de algunos notables
y por un contexto internacional en el que los Estados autoritarios cobraron protagonismo.
En marzo de 1933, el Portugal de Salazar aprobó una Constitución que daba carta de
naturaleza al denominado Estado Novo, mientras el canciller Dollfuss disolvía el Parlamento
en Austria e iniciaba una dictadura parapetada por el discurso del nacional catolicismo.
En agosto de 1934 Hitler declaraba definitivamente enterrada la República de Weimar
inaugurando el III Reich. Incluso al otro lado del Atlántico, en las repúblicas americanas,
el autoritarismo sin complejos parecía favorecer los intereses eclesiásticos. En octubre
de 1934, mientras Gil Robles sofocaba como ministro de la Guerra el estallido revolucionario
desatado en Asturias, en la otra orilla del océano, el arzobispo Gomá contemplaba
con beneplácito cómo la República Argentina manifestaba triunfalmente la toma del
espacio público por unas masas católicas amparadas por un Estado de tintes autoritarios
que combinaba los valores castrenses y las tradiciones sagradas
También en España la Iglesia apostaría por la reconquista del Estado, republicano o no, eso era lo de menos, por las vías electorales o por otros medios, si estos se estimaban necesarios para satisfacer sus intereses. En esta tesitura, la fuerte oposición interior y exterior y la coyuntura internacional no invitaban a alcanzar un tratado de modus vivendi con un Gobierno que, liderado por un Partido Radical en descomposición, no parecía garantizar la estabilidad requerida para el proyecto de restauración eclesial. Como ahora sabemos, la carta electoral de la CEDA fracasó en febrero de 1936, pero ya antes de esa decisiva cita, Pío XI y Pacelli habían tomado la decisión de sustituir a las figuras clave del complicado tablero de ajedrez eclesiástico en España. La sustitución del cardenal Vidal y de Ángel Herrera por el cardenal Isidro Gomá, que por decisión pontificia sumaría a la primacía episcopal la dirección de la Acción Católica desde diciembre de 1935, eran la mejor prueba de ello.
Tras la victoria del Frente Popular, Tedeschini mantuvo una consideración positiva
sobre la subida al Gobierno de Manuel Azaña. El denostado enemigo del bienio republicano
resultaba ahora necesario para proteger los intereses de la Iglesia frente a los exaltados
cánticos que amenazaban con una hipotética revolución que ya no solo afectaría a las
conciencias. Cuando solo unos días más tarde fue informado de su definitivo retorno
a Roma, el nuncio ofreció un último balance de su gestión ante la Secretaría de Estado
denunciando los manejos de sus opositores integristas. La conformación de una prensa
católica eficaz, la expansión de las Juventudes Católicas y la organización de una
verdadera Acción Católica eran los principales avales de su travesía. Una vez más,
las empresas encomendadas a Ángel Herrera, que por aquel entonces iniciaba su carrera
sacerdotal en Friburgo, servían como escaparate de su travesía en España, pero Tedeschini
trasmitía a su vez su hondo pesar por el incierto futuro de todas aquellas obras,
puestas en entredicho en manos de los nuevos dirigentes eclesiales Sobre el acto de reparación y desagravio orquestado por Ángel Herrera hacia Tedeschini
algunos años más tarde, véase Herrera ( Herrera Oria, A. (1949). Pecado, castigo y resurrección de España. Discurso en el acto de homenaje a su Eminencia
el cardenal Tedeschini en el Ateneo de Madrid. Madrid: OIE.
Cárcel Ortí, V. (2008). Pío XI entre la República y Franco. Madrid: BAC.
El inicio de la Guerra Civil impedirían que Cortesi llegase a su destino y el 24
de diciembre ejercería un nuevo encargo como nuncio Apostólico en Polonia. Mientras
tanto, desde el 11 de junio al 4 de noviembre, el auditor Silvio Sericano serviría
como encargado de negocios interino de la Nunciatura. Habría que aguardar al 16 de
mayo de 1938 para que el Vaticano designase un nuevo nuncio apostólico en España ( Rodríguez Lago, J. R. (2017). Deconstruyendo mitos. El factor religioso en la Guerra
Civil. En A. Viñas y J. A. Blanco (dirs.). La Guerra Civil española, una visión bibliográfica (pp. 200-218). Madrid: Marcial Pons Digital.
La trayectoria vital de Federico Tedeschini en la nunciatura de Madrid permite apreciar como su interpretación de los acontecimientos y su toma de decisiones se vio condicionada no solo por los sucesos acaecidos en la España de aquellos años, sino también y de manera muy destacada por el trascendental juego de intereses y disputas entre las diversas tendencias existentes en el seno de la curia vaticana en la Europa de entreguerras. La curia en la que había emergido como favorito de Benedicto XV, el giro apreciable durante el pontificado de Pío XI, el ascenso de Pacelli a la Secretaría de Estado, o las sigilosas maniobras de su lugarteniente Giuseppe Pizzardo, marcarían las actuaciones del nuncio tanto o más que los convulsos cambios observables en la trayectoria política española. Interpretar las acciones del delegado pontificio en España durante tres agitados lustros, exige adoptar una perspectiva atenta a la dimensión global de la corporación eclesiástica y a las dinámicas internas de la propia institución en España y fuera de ella. Las respuestas ofrecidas por la nunciatura ante los cambios sociales y políticos generados durante los diversos Gobiernos de la monarquía y del régimen republicano deben interpretarse a la luz de todo ello, y el análisis de la bibliografía publicada al efecto y de la voluminosa documentación consultable sobre la particular odisea española de Tedeschini ofrecen claves valiosas en las que conviene seguir indagando.
[1] |
Una panorámica de esta documentación puede apreciarse en los trabajos de Cárcel (Cárcel Ortí, V. (2008). Pío XI entre la República y Franco. Madrid: BAC.2008; Cárcel Ortí, V. (2007a). La nunciatura de Federico Tedeschini en Madrid durante la monarquía (1921-1931). Archivum Historiae Pontificiae, 45, 97-183.2007a; Cárcel Ortí, V. (2007b). Documentos inéditos del pontificado de Pío XI sobre España (1922-1939). Analecta Sacra Tarraconensia, 80, 231-496. 2007b; Cárcel Ortí, V. (2005). Benedicto XV y la crisis política en España. Despachos políticos del nuncio Ragonessi. Archivum Historiae Pontificiae, 43, 157-261.2005; Cárcel Ortí, V. (1999). Instrucciones del cardenal Gasparri al nuncio Tedeschini en 1921. Revista Española de Derecho Canónico, 41, 455-482.1999); Martínez Álvarez (Martínez Álvarez, J. (2015). Un paréntesis «apacible»: las relaciones bilaterales entre España y el Vaticano durante la dictadura de Primo de Rivera. Aportes, 88, 79-114.2015) para el período de la dictadura de Primo de Rivera, o Trullén (Trullén Floría, R. (2012). Religión y política en la España de los años treinta: el nuncio Federico Tedeschini y la Segunda República. Zaragoza: Institución Fernando el Católico.2012) y Robles (Robles Muñoz, C. (2013). La Santa Sede y la II República (1931). De la conciliación al conflicto. Madrid: Visión Libros.2013; Robles Muñoz, C. (2015). Paz o victoria. La Santa Sede y la II República (1934-1939).Madrid: Asociación Cultural y Científica Iberoamericana. 2015) para la etapa de la II República. |
[2] |
Pollard (Pollard, J. F. (2014). The Papacy in the Age of Totalitarianism 1914-1958. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
|
[3] |
Informe enviado al papa Pío XI por el sacerdote José Solé y Mercadé, auditor-asesor de la Nunciatura Apostólica de Madrid (agosto de 1922). Archivio Nunziatura Madrid. Arquivio Segreto Vaticano (en adelante ASV, ANM), Caja 778: 246-253. |
[4] |
A la creación de la National Catholic War Council en 1917 le siguió la National Catholic
Welfare Council en 1919, que desde 1922, tras arduas negociaciones entre la curia
vaticana y el episcopado norteamericano, pasó a denominarse National Catholic Welfare
Conference. Siempre bajo las siglas de la NCWC, la organización desarrolló toda una
serie de exitosas campañas que acabarían influyendo notablemente en las políticas
vaticanas. El Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Chicago en junio de
1926 confirmaría rotundamente el éxito de esta propuesta. Dolan (Dolan, J. P. (2002). In search of an American Catholicism. A history of religion and culture in tension.
New York: Oxford University Press. Disponible en:
|
[5] | |
[6] |
Menozzi y Moro (Menozzi, D. y Moro, R. (2004). Cattolicesimo e totalitarismo. Chiese e culture religiose tra le due guerre mondiali (Italia, Spagna, Francia). Brescia: Morcelliana.2004); Fattorini (Fattorini, E. (ed.) (2013). Diplomazia senza eserciti. La relazioni internazionali della Chiesa di Pio XI. Roma: Carocci Editore.2013; Fattorini, E. (2007). Pio XI, Hitler e Mussolini. La solitudine di un papa. Torino: Eiunadi. 2007); Leonardis (Leonardis, M. (2014). Fede e diplomazia. Le relazioni internazionali della Santa Sede nell’età contemporanea. Milano: Educatt.2014), y Kertzer (Kertzer, D. I. (2014). Il patto col Diavolo. Mussolini e Papa Pío XI. Le relazioni segrete fra il Vaticano e l’Italia fascista. Milano: Saggi Rizzoli.2014). |
[7] |
En Latinoamérica resulta muy apreciable en los Gobiernos de Gómez Chacón en Venezuela, Terra en Uruguay o Uriburu y Justo en Argentina. Para el contexto europeo, véase Botti, Montero y Quiroga (Botti, A., Montero, F. y Quiroga, A. (eds.) (2013). Católicos y patriotas. Religión y nación en la Europa de entreguerras. Madrid: Sílex.2013). |
[8] |
Informe del nuncio a Secretaría de Estado (31 de marzo de 1922). Affari Ecclesiastici Straordinarii. Archivio Segreteria di Stato (en adelante, AAEESS), Spagna IV, Fascículo 32: 2-7. |
[9] | |
[10] |
Informe del Secretario de Estado del Vaticano, Eugenio Pacelli, al nuncio (26 de abril de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 117: 90. |
[11] |
Informe del Nuncio a Eugenio Pacelli (2 de septiembre de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 118: 21. |
[12] |
Del nuncio a Pacelli sobre el candidato Ángel Herrera (1 de octubre de 1932). ASV, ANM, Caja 956: 348-353. Sobre el desarrollo de la Acción Católica dirigida por Ángel Herrera, véase Montero (Montero, F. (2008). La Acción Católica en la II República. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. 2008). |
[13] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado sobre las elecciones municipales parciales (26 de abril de 1933). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 178: 58-60. |
[14] |
Informe del nuncio a Pacelli (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223. |
[15] |
Carta de Giuseppe Pizzardo al nuncio (29 de abril de 1936). ASV, ANM, Caja 956: 325. |
[16] |
Monseñor Rudolph Gerlach era un joven eclesiástico de origen bávaro formado en la
Academia de Nobles Eclesiásticos. Mientras servía como camarero secreto de Benedicto
XV, fue acusado por los servicios de contraespionaje italianos de trabajar como espía
en favor de los imperios centrales. Condenado a cadena perpetua por un tribunal militar,
logró huir a Suiza, generando gran tensión en el seno de la curia y entre la opinión
pública italiana. Véase Pollard (Pollard, J. F. (2014). The Papacy in the Age of Totalitarianism 1914-1958. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
|
[17] |
Entre las numerosas noticias aparecidas en la prensa española sobre la especial sintonía entre Benedicto XV y Tedeschini, sobresale el desmentido del ABC sobre las noticias publicadas por la Agencia Radio y El Corriere de La Sera respecto al próximo nombramiento de Tedeschini como cardenal y secretario de Estado (13 de septiembre de 1916); o la entrevista efectuada a Tedeschini por Franco Franchi, corresponsal de este mismo diario en Roma (9 de agosto de 1917), posteriormente desmentida por el Osservatore Romano (18 de agosto de 1917). Zúñiga (Zúñiga Sánchez-Cerrudo, T. (1929). Biografía del Dr. Don Federico Tedeschini, Arzobispo de Lepanto, Nuncio Apostólico en España. Madrid: Imp. de G. Hernández y Galo Sáez.1929), mientras se orquestaba la campaña de homenaje al nuncio, relata múltiples detalles de la muy estrecha relación entre Tedeschini y el papa Della Chiesa. |
[18] |
Rafael Merry del Val y Zulueta presidió la Academia Pontificia de Nobles Eclesiásticos entre 1900 y 1903. Secretario del cónclave que coronaría a Pío X como papa, fue nombrado prosecretario de Estado esta misma tarde, y convertido en brazo derecho del pontífice desató una batalla contra el modernismo teológico. En agosto de 1925 su hermano Alfonso, embajador del Reino de España en Londres, recibió de Alfonso XIII el título de marqués de Merry del Val. |
[19] | |
[20] |
Pagano y Venditti (Pagano, S. y Venditti, G. (ed.) (2013). I diari di Achille Ratti, visitatore apostolico in Polonia (1918-1919).Vaticano: Archivio Segreto Vaticano.2013). |
[21] |
Sobre las polémicas suscitadas en torno al suicidio de Javier Vales Faílde, párroco titular de la capilla de palacio y auditor del Tribunal de La Rota española, véase Rodríguez (Rodríguez Lago, J. R. (2012b). La batalla eclesial por Madrid (1923-1936). Los conflictos entre Eijo Garay y Federico Tedeschini. Hispania Sacra, 64, Extra, 205- 222. 2012b). Sobre el supuesto atentado en la Casa de Campo existe prolija documentación en los informes del nuncio al comendador Pío Perrone (5 de febrero de 1929), al Secretario de Estado Pietro Gasparri (6 de febrero de 1929) y a Giuseppe Pizzardo (7 de febrero de 1929). ASV, ANM, Caja 789. En agosto de 1933, el automóvil en el que viajaba el nuncio se estrelló contra un árbol a la altura de Miranda del Ebro. Acompañaban a Tedeschini, su chófer, su ayudante de cámara y tres mujeres: la exmarquesa de Almoguer, Carmen Masana; la señorita Magdalena Ubagón, y una joven que —según se afirma— es sobrina del nuncio. Hospitalizado en San Sebastián y atendido por el médico Oreja Elósegui, Tedeschini se alojó en casa del párroco Julio Moya (noticias en prensa desde el 23 de agosto). Sobre uno de los libelos publicados contra el nuncio, véase Nogueira (Nogueira Lousado, A. (1934). Bajo el látigo de Tedeschini. Barcelona: Industrias Gráficas Aribau.1934). |
[22] |
La iniciativa del homenaje fue lanzada en abril de 1929 por el sacerdote Federico Santamaría Peña, presidente de la Liga Nacional en Defensa del Clero desde su órgano de prensa Unión y caridad. La resistencia inicial de Segura se tornó posteriormente en su apropiación del homenaje para propiciar el posible retorno del nuncio a Roma. Las ceremonias se habían proyectado en Toledo, pero tendrían lugar un año más tarde en Madrid A los elogios pronunciados por Segura, por entonces ya abiertamente enfrentado con Tedeschini, siguieron los banquetes ofrecidos por cardenal y monarca, aderezados con discursos de los partidarios del integrismo y correspondidos con lacónicas respuestas del homenajeado. Informe del acto de homenaje al nuncio (5 de mayo de 1930). ASV, ANM, Caja 789: 324-325. |
[23] |
La cadena de elogios se inicia con la celebración del Día del Papa (circular del obispo de Madrid Eijo Garay sobre el Día del Papa, 1 de febrero) y prosigue con la recepción por el ministro de Estado Joaquín de Urzaiz y Cadaval (4 de febrero) y el consiguiente banquete ofrecido por el presidente Alcalá Zamora (noticias recogidas en El Sol y La Hormiga de Oro, 5 de febrero). Los halagos se extienden en revistas anteriormente críticas con el nuncio como El Sol, La Libertad o incluso El Siglo Futuro. Al banquete en palacio asisten el cardenal Gomá, el secretario de la Nunciatura Tito Crespi, el embajador ante el Vaticano Leandro Pita Romero, el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, el presidente de las Cortes Santiago Alba, el presidente del Gobierno Manuel Portela Valladares, el secretario de la Presidencia Rafael Sánchez Guerra y el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo Garay. |
[24] |
El 18 de abril de 1936, el jesuita Tito Crespi, secretario de la Nunciatura durante los años previos, fallece tras arrojarse al mar mientras realizaba la travesía de regreso a Roma en el buque italiano Merano. Encomiásticos elogios al nuncio en su salida de España se reflejan en el diario El Sol. («Agradecimiento de la República», 2 de junio; «La colonia italiana de Madrid rinde un homenaje de despedida al cardenal Tedeschini», 7 de junio). |
[25] |
Informe de la Sagrada Congregación de Propaganda de la Fe (20 de mayo de 1921). ASV, ANM, Caja 778: 211-212. |
[26] |
Informe del nuncio a Secretaría de Estado (12 de noviembre de 1922). ASV, ANM, Caja 831: 125-127. |
[27] | |
[28] |
Informe final del nuncio sobre la cuestión catalanista a la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades (1 de octubre de 1928). ASV, ANM, Caja 386: 50-52. |
[29] |
Denuncias contra el cardenal Vidal e informes del nuncio a la Secretaría de Estado (febrero de 1924 a octubre de 1928), ANM, Caja 836: 335-586. |
[30] |
Rodríguez (Rodríguez Lago, J. R. (2010). La Iglesia católica y la cuestión nacional en la Galicia de la Segunda República. En M. Esteban de Vega y M. D. de la Calle Velasco (eds.). Procesos de nacionalización en la España contemporánea (pp. 189-209). Salamanca: Universidad de Salamanca.2010) y Louzao (Louzao Villar, J. (2013). Nación y catolicismo en la España contemporánea. Revisitando una interrelación histórica. Ayer, 90, 65-89. 2013). |
[31] |
Alfonso Torres Fernández (1897, Zurgena, Almería-1946, Granada) ingresó en la congregación de los jesuitas de Granada en 1908, tras haber realizado carrera eclesiástica en los Seminarios de Almería y Roma. Operario de la casa profesa de Madrid desde 1912, influyó de manera determinante en la erección del monumento del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, inaugurado en mayo de 1919 por Alfonso XIII. Director espiritual de la madre Maravillas de Jesús y director de la Congregación de Caballeros del Pilar. Sus lecciones sacras eran publicadas semanalmente por el diario integrista El Siglo Futuro. Desde 1927 pasó a dirigir la casa de los jesuitas en Madrid y durante los años de la República residió en la iglesia del Gesù de Roma. |
[32] |
Informe del nuncio a Pietro Gasparri (26 de octubre de 1923). AAEESS, Spagna IV, fascículo 60: 39-42. |
[33] |
Informe del nuncio en Buenos Aires, Giovanni Beda, sobre el conflicto ocasionado en Argentina por el discurso del Rey Alfonso XIII (octubre de 1923). AAEESS, Spagna IV, fascículo 60: p. 72. |
[34] |
Informe del nuncio a Pacelli sobre los ataques del conde Rodríguez de San Pedro contra su persona (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223. |
[35] |
Informe de la visita efectuada por el nuncio en París al rey Alfonso XIII (18 de abril de 1931), AAEESS, Spagna IV, Fascículo 117: pp. 74 a 75. |
[36] |
Instrucciones de la Sagrada Congregación de Seminarios y Estudios Universitarios. ASV, ANM, Caja 778: 209-210; Instrucciones al nuncio de la Sagrada Congregación de Propaganda de la Fe (20 de mayo de 1921). ASV, ANM, Caja 778: 211-212. Véase también Cárcel (Cárcel Ortí, V. (1999). Instrucciones del cardenal Gasparri al nuncio Tedeschini en 1921. Revista Española de Derecho Canónico, 41, 455-482.1999). |
[37] |
Nota de la Secretaría de Estado al nuncio (11 de julio de 1931). ASV, ANM, Caja 892: p. 4. |
[38] | |
[39] |
Benedicto XV deseaba formar un clero diocesano con espíritu misionero alejado del control de los jesuitas, por lo que promocionó la fundación del Seminario de Misiones de Burgos regido por el cardenal Benlloch, que pretendía competir con las promociones formadas en la Universidad de Comillas. El mismo papa había frenado las aspiraciones de la congregación de San Ignacio para fundar un seminario en Madrid. Informe de la Sagrada Congregación de Seminarios y Estudios Universitarios (abril de 1921). ASV, ANM, Caja 778: 209-210. |
[40] |
A Juan Soldevilla Romero, cardenal desde diciembre de 1919, asesinado en junio de 1923 por el grupo anarquista Los Solidarios, se suman Benlloch y Vivó y Vidal y Barraquer, arzobispos de Burgos y Tarragona respectivamente, y cardenales desde el consistorio de marzo de 1921. |
[41] |
El cuarto fue Vicente Casanova y Marzol (1854-1930), arzobispo de Granada, cardenal desde marzo de 1925. |
[42] |
Informe de nuncio a Pietro Gasparri (27 de octubre de 1927). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 87: 86-87. Sobre la trayectoria del cardenal Segura, véase Martínez Sánchez (Martínez Sánchez, S. (2004). Los papeles perdidos del cardenal Segura (1880-1957).Pamplona: EUNSA.2004). |
[43] |
Informe del Nuncio a Gasparri (20 de enero de 1929). ASV, ANM, Caja 881: 23-45. |
[44] | |
[45] |
«Informe del nuncio ante la Secretaría de Estado de la solicitud de Isidro Gomá, obispo de Tarazona, para presentar su candidatura a Cortes en la provincia de Tarragona (1 de junio de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 118: 3-9. Sobre la trayectoria del cardenal Gomá, véase Dionisio (Dionisio Vivas, M. A. (2011). Isidro Gomá ante la dictadura y la república. Pensamiento político-religioso y acción pastoral. Toledo: Instituto Teológico de San Ildefonso.2011). |
[46] |
Informe del nuncio a Giuseppe Pizzardo sobre los conflictos suscitados por la primacía de Toledo (5 de abril de 1936). ASV, ANM, Caja 956: 312. |
[47] |
Instrucciones al nuncio de Sagrada Congregación Consistorial (30 de abril de 1921). ASV, ANM, Caja 778: 203-204 (Cárcel Ortí, V. (1990). Benedicto XV y el catolicismo social español. Analecta Sacra Tarraconensia, 63, 7-152.Cárcel, 1990). |
[48] |
Memoria del proyecto de estatutos presentados por Severino Aznar al nuncio Francesco Ragonesi (28 de julio de 1919). ASV, ANM, Caja 959: 672-690. |
[49] |
Informe de Severino Aznar al nuncio Francesco Ragonesi (5 de marzo de 1921). ASV, ANM, Caja 957: 691-704. |
[50] |
Escrito firmado por los obispos de España sobre el grupo de la Democracia Cristiana (marzo de 1921). ASV, ANM, Caja 957: 9-21. |
[51] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado sobre la reunión mantenida el día 5 de noviembre con el grupo Democracia Cristiana (11 de noviembre de 1921). ASV, ANM, Caja 957: 27-31. |
[52] |
La relación epistolar mantenida entre Luigi Sturzo y los partidarios de Democracia Cristiana en España en las décadas siguientes es abordada con gran detalle en Botti (Botti, A. (2012). Luigi Sturzo e gli amici spagnoli. Carteggi (1924-1951).Soveria Mannelli: Rubbetino Editore. 2012). |
[53] |
Informe de Ángel Herrera al nuncio tras la VIII Asamblea de la Asociación Católica de Propagandistas (15 de septiembre de 1921). ASV, ANM, Caja 881: 264-268. |
[54] |
Cartas de presentación del nuncio de Ángel Herrera y Luigi Daniel ante el sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Pizzardo, y el maestro de cámara de Su Santidad, Caccia Dominione (10 de enero de 1922). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 32: 52-53. |
[55] |
Las noticias de la enfermedad de Benedicto XV llegaron unos días antes de su fallecimiento, ocurrido el 22 de enero de 1922. Esa misma mañana el diario El Imparcial aludía a la estrecha relación entre el cardenal primado Almaraz y el pontífice, que habían fraguado su amistad durante la estancia de este último en la nunciatura de Madrid. El 23 de enero el diario La Acción publica el fallecimiento de ambos eclesiásticos. |
[56] |
Informe del nuncio sobre la oposición del rey a la campaña (12 de abril de 1922). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 32: 75-76. |
[57] |
Informe del nuncio (31 de enero de 1930). ASV, ANM, caja 831, pp. 533 a 536. Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (24 de enero de 1934). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 180: 68-72. |
[58] |
Informe del nuncio a Pacelli sobre los ataques a su persona (9 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 226-232. |
[59] |
Carta de Antonio Monedero al nuncio Tedeschini (13 de octubre de 1925). ASV, ANM, Caja 888: 148-149. |
[60] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado. Sobre el nuevo Gobierno (9 de diciembre de 1922). ASV, ANM, Caja 831: 143-144. |
[61] |
Informes del nuncio a Secretaría de Estado (12 y 26 de noviembre de 1922), ASV, ANM, caja 831: 125-127 y 131-135. |
[62] |
Las relaciones entre la Iglesia y la dictadura a la luz de los boletines eclesiásticos fueron analizadas en Adagio (Adagio, C. (2004). Chiesa e nazione in Spagna. La Ditttatura di Primo de Rivera (1923-1930).Milano: Unicopli.2004). Martínez Álvarez (Martínez Álvarez, J. (2015). Un paréntesis «apacible»: las relaciones bilaterales entre España y el Vaticano durante la dictadura de Primo de Rivera. Aportes, 88, 79-114.2015) ha plasmado recientemente la visión de Tedeschini respecto al régimen y sus gestiones ante el dictador. |
[63] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (22 de febrero de 1930). ASV, ANM, caja 831: 574-576. |
[64] |
Nota de la Secretaría de Estado al nuncio (4 de marzo de 1930). ASV, ANM, caja 831, pp. 539-540. Los primeros informes presentados por José María Nemesio Otaño (12 y 20 de febrero de 1931) y Antonio Vilaplana Forcada (30 de noviembre de 1930). ASV, AAEESS, Spagna IV, Fascículo 105: 35- 51 y 70-77. |
[65] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (26 de marzo de 1930). ASV, ANM, Caja 831: 591-592. |
[66] |
Sobre la historiografía referente a la cuestión eclesial durante la II República,
Rodríguez (Rodríguez Lago, J. R. (2013). La Iglesia católica y la II República española. Resistencias,
progresos y retos pendientes. Hispania nova, 11. Disponible en:
|
[67] |
Carta enviada desde el Hotel Palace de Madrid por William Montavon a John J. Burke, secretario general de la National Catholic Welfare Conference, Washington D. C. (20 de octubre de 1931). William Montavon Papers, Box 2, Folder 10. American Catholic History Research Center. Catholic University of America (CUA). Sobre las relaciones entre el episcopado estadounidense y los católicos españoles en ese período véase Rodríguez (Rodríguez Lago, J. R. (2016). Las redes católicas entre España y los Estados Unidos de América (1919-1939). En J. C. Mercado (ed.). Historical Links between Spain and North America (pp. 75-83). Alcalá de Henares: Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos.2016). |
[68] |
Informe del nuncio a la Secretaría de Estado (22 de diciembre de 1931). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 177: 37- 39. |
[69] |
Carta del nuncio a Eugenio Pacelli (25 de marzo de 1932). ASV, ANM, Caja 892: 200-223. |
[70] |
Sobre la trayectoria política inicial de Lerroux, sigue resultando imprescindible Álvarez (Álvarez Junco, J. (2011). El emperador del Paralelo. Barcelona: RBA.2011). |
[71] |
Informe entregado por José María Gil Robles a José Pizzardo en Roma (16 de enero de 1933). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 177: 65-77. |
[72] |
Informe confidencial sobre la situación política en España elaborado para la Secretaría de Estado del Vaticano por Alberto Martín Artajo, letrado del Consejo de Estado y secretario personal de Ángel Herrera (agosto de 1934). AAEESS, Spagna IV, Fascículo 220: 89-123. |
[73] | |
[74] |
Sobre el acto de reparación y desagravio orquestado por Ángel Herrera hacia Tedeschini algunos años más tarde, véase Herrera (Herrera Oria, A. (1949). Pecado, castigo y resurrección de España. Discurso en el acto de homenaje a su Eminencia el cardenal Tedeschini en el Ateneo de Madrid. Madrid: OIE.1949). Sobre las posiciones mantenidas por Tedeschini durante la Guerra Civil española en las reuniones plenarias de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, véase Cárcel (Cárcel Ortí, V. (2008). Pío XI entre la República y Franco. Madrid: BAC.2008). |
[75] |
El inicio de la Guerra Civil impedirían que Cortesi llegase a su destino y el 24 de diciembre ejercería un nuevo encargo como nuncio Apostólico en Polonia. Mientras tanto, desde el 11 de junio al 4 de noviembre, el auditor Silvio Sericano serviría como encargado de negocios interino de la Nunciatura. Habría que aguardar al 16 de mayo de 1938 para que el Vaticano designase un nuevo nuncio apostólico en España (Rodríguez Lago, J. R. (2017). Deconstruyendo mitos. El factor religioso en la Guerra Civil. En A. Viñas y J. A. Blanco (dirs.). La Guerra Civil española, una visión bibliográfica (pp. 200-218). Madrid: Marcial Pons Digital.Rodríguez, 2017). |
Adagio, C. (2004). Chiesa e nazione in Spagna. La Ditttatura di Primo de Rivera (1923-1930).Milano: Unicopli. |
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Álvarez Junco, J. (2011). El emperador del Paralelo. Barcelona: RBA. |
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Botti, A. (2012). Luigi Sturzo e gli amici spagnoli. Carteggi (1924-1951).Soveria Mannelli: Rubbetino Editore. |
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Cárcel Ortí, V. (1999). Instrucciones del cardenal Gasparri al nuncio Tedeschini en 1921. Revista Española de Derecho Canónico, 41, 455-482. |
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Cárcel Ortí, V. (2005). Benedicto XV y la crisis política en España. Despachos políticos del nuncio Ragonessi. Archivum Historiae Pontificiae, 43, 157-261. |
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Cárcel Ortí, V. (2006). Informe de la visita apostólica a los Seminarios españoles de 1933/34. Salamanca: Sígueme. |
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