RESUMEN
El presente artículo se centra en aquellos combatientes del Ejército insurgente que no comulgaron ni con la movilización forzosa ni con la guerra. Se encuentran una serie de resistencias y disidencias que tienen un importante coste personal y familiar. Con el estudio de este colectivo se desea exponer que la tropa golpista fue más diversa que la reconocida por la propaganda y los discursos públicos del pasado. De esta forma, se contribuye a un mejor conocimiento de nuestro pasado reciente, en particular el de un grupo habitualmente obviado por la historiografía: los combatientes movilizados.
Palabras clave: Guerra civil española; Ejército insurgente; combatientes; resistencia; disidencia.
ABSTRACT
The present article focuses on the combatants of the insurgent army during the Spanish Civil War who did not accept either with their forced mobilization or voluntary participation in the war. In order to do so, the research pays attention to a series of acts of resistance and dissidence, which show how these individuals tried to stay out of the conflict, in some cases at a high personal cost. Through the study of these cases, and without attempting to establish its overall impact over the conflict, we intend to show how the make-up of the insurgent troops was more diverse than the propaganda and the public discourse have led us to believe. In so doing, this article contributes to a more nuanced understanding of the past, particularly of a group of people usually ignored in the historiography.
Keywords: Spanish Civil War; Insurgent Army; combatants; resistance; dissidence.
Galicia fue, como Navarra, la primera región de España que se entregó en bloque al Movimiento salvador de la Patria, aplastando primero al enemigo dentro de sus fronteras, y saliendo luego a buscarlos a donde quiera que aquél se encontraba, armada de todas las armas con que podía combatirlo: hombre, víveres, municiones, dinero, ropas… y espíritus, sobre todo, religiosos y patriótico, manantial fecundo de los mayores heroísmos[1].
En este artículo se pretende mostrar que en el contexto de la guerra civil española,
en las filas del Ejército golpista se produjeron resistencias a la movilización forzosa
y disidencias de diversa índole tras la incorporación a filas. Esto, en cierto modo,
contradice la propaganda golpista y la génesis de la dictadura, que exaltaron la fervorosa
adhesión ciudadana y configuraron una memoria pública que no se ha puesto en duda
hasta la presente década El franquismo se legitimó con la guerra, como afirma Aguilar ( Aguilar, P. (1996). Memoria y olvido de la guerra civil española. Madrid: Alianza.
La exposición se llevará a cabo con el caso gallego como telón de fondo por una particularidad,
que no es otra que la de haber caído en manos de los golpistas en los primeros días
y haberse convertido en uno de los principales centros de reclutamiento de los rebeldes.
El propio canónigo de la catedral de Santiago describía, de manera grandilocuente,
una realidad excluyente del colectivo que compone el núcleo de estudio en estas líneas:
los soldados obligados y reticentes a la guerra y a formar parte del bando rebelde.
El objetivo final es mostrar una realidad más amplia y compleja del citado grupo y
realizar una categorización de los distintos tipos de resistencia o disidencia, algo
que la disciplina historiográfica española sobre los war studies no ha realizado hasta el momento Me refiero a Matthews ( Matthews, J. (2013). Soldados a la fuerza. Madrid: Alianza.
Llano, G. (2016). Álava en pie de guerra. Voluntariado y movilización en la guerra civil. Bilbao: Beta.
Alcalde, A. (2014). Los excombatientes franquistas. Zaragoza: PUZ.
El fragmento con el que arranca esta introducción está en sintonía con los escritos
del falangista Moure-Mariño, quien escribió: «Todo el pueblo gallego salió hacia los
frentes, empujado por su capacidad emotiva para sentir la gran hora de España. […]
No hubo necesidad, en Galicia, de apelar a la recluta oficial y sistemática» Moure Mariño ( Moure Mariño, L. (1938). Galicia en la guerra. Madrid. Ediciones Españolas.
Archivo Intermedio dela Región Militar Noroeste (AIRMNO). 05.0061. Estado de la fuerza.
La VIII Región Militar abarcaba el territorio gallego y se dividía en dos divisiones,
la 82 y la 83. Durante la guerra civil, al no estar controlados los territorios de
la VII Región Militar (RM) y de la VI RM, también ocupó las provincias de Asturias,
León, Zamora y Salamanca.
El Correo Gallego, 13-09-1936, portada. Un estudio pormenorizado del discurso de los «mariscos» en: Núñez
Seixas ( Núñez Seixas, X. M. (2006). Identidade e propaganda na Galicia dos golpistas (1936-39):
Mariscos en pé de guerra. Grial: Revista Cultural, 170, 64-81.
Quedó consensuada y se perpetuó la idea entre vencidos y vencedores de que todos los
reclutas que componían el Ejército golpista eran contrarrevolucionarios y católicos,
prestos a derribar la Segunda República. Pero ¿quiénes eran en verdad? No ha existido
en España un estudio riguroso que abordase la configuración de la tropa sublevada
hasta la segunda década de este siglo, a pesar de la abundante bibliografía sobre
el terror perpetrado durante ese periodo publicada ya desde el comienzo de la democracia.
Se han desarrollado estudios desde distintas escuelas historiográficas y que en la
actualidad aportan un interesante material para el debate Un colectivo marginado incluso de los estudios sobre la violencia y la represión,
salvo por Seidman ( Seidman, M. (2003). A ras de suelo: historia social de la República durante la Guerra Civil. Madrid: Alianza.
Seidman, M. (2012). La Victoria Nacional. La eficacia contrarrevolucionaria en la Guerra Civil. Madrid: Alianza.
Corral, P. (2007). Desertores. Los españoles que no quisieron la guerra civil. Barcelona: Crítica.
Matthews, J. (2013). Soldados a la fuerza. Madrid: Alianza.
Leira Castiñeira, F. J. (2014). La consolidación social del franquismo. La influencia de la guerra en los «soldados
de Franco». Santiago: Servicio de Publicaciones USC.
Leira Castiñeira, F. J. (2020). Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización
militar. Madrid: Siglo XXI España.
Alcalde, A. (2014). Los excombatientes franquistas. Zaragoza: PUZ.
Llano, G. (2016). Álava en pie de guerra. Voluntariado y movilización en la guerra civil. Bilbao: Beta.
Alegre Lorenz, D. (2018). La batalla de Teruel. Madrid: La Esfera de los Libros.
Alonso Ibarra, M. (2020a). La oferta del Nuevo Estado. Propaganda e ideologización
del combatiente sublevado en la guerra civil española (1936-1939). Historia y Política, 44, 305-335. Disponible en: https://doi.org/10.18042/hp.44.11 Alonso Ibarra, M. (2020b). Civil War, Total War, Fascist War: Rebel Violence and Occupation
Policies in the Spanish Civil War (1936-1939). En M. Alonso, J. Rodrigo y A. Kramer.
Fascist Warfare, 1922-1945. Aggression, Occupation, Annihilation (pp. 73-95). London: Palgrave. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-030-27648-5_4
Es prácticamente imposible calibrar el volumen de adhesión y resistencia que existió
en el Ejército golpista debido a la voluble relación entre consenso y disenso, y aún
más en un contexto como el de un conflicto armado Ejemplo sobre el consenso en tiempo de paz es el siguiente, que puede ser adaptado,
con matices, al caso bélico español: Gellately ( Gellately, R. (2001). Backing Hitler: consent and coercion in Nazi Germany. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780198205609.001.0001 Frizsche, P. (2009). Vida y muerte en el III Reich. Barcelona: Crítica.
Leira Castiñeira, F. J. (2018b). Los «soldados de Franco»: experiencias, memorias
e identidades complejas. En D. Alegre, M. Alonso y J. Rodrigo. Europa desgarrada. Guerra, ocupación y violencia, 1900-1950 (pp. 245-280). Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Por lo tanto, queda claro cuál es al colectivo al que se va a prestar atención en
este artículo entre los más de un millón de movilizados del bando sublevado. Se dieron
distinto género de resistencias y muy diferentes a las deserciones del siglo xix Borreguero ( Borreguero, C. (1989). El reclutamiento militar por quintas en la España del siglo xviii. Valladolid: Universidad de Valladolid.
Puell, F. (1996). El soldado desconocido: de la leva a la «mili»: (1700-1912). Madrid: Biblioteca Nueva.
Balboa López, X. (1991). Soldados e desertores. Os galegos e o servicio militar no
século xix. En X. De Castro y J. de Juana López. Mentalidades colectivas e ideolóxicas (pp. 49-72). Ourense: Servicio de Publicación de Ourense.
Una distinción similar, pero más compleja, proponen Tilly ( Tilly, C. (1992). Coerción, capital y Estados europeos. Madrid: Alianza.
Tilly, C. (1997). El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Tarrow, S. (2004). El poder en movimiento. Madrid: Alianza.
Rodríguez Barreira, Ó. (2012). Lazarillos del Caudillo. El hurto como arma de los
débiles frente a la autarquía. Historia Social, 72, 65-87
Rodríguez Barreira, Ó. (2013b). Miseria, consentimientos y disconformidades. Actitudes
y prácticas de jóvenes y menores durante la postguerra. En Ó. Rodríguez Barreira.
El franquismo desde los márgenes: campesinos, mujeres, delatores, menores (pp. 165-185). Almería: Universidad de Almería.
En términos teóricos, se siguen los pasos de los principales autores sobre la acción
colectiva, adaptados al contexto bélico Se trata de los trabajos citados en la nota 10 y Scott ( Scott, J. C. (2003). Los dominados y el arte de la resistencia. Tafalla: Txalaparta.
Scott, J. C. (1985). Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance. Yale: Yale University Press.
Con el golpe militar y su deriva bélica, las medidas de extrema virulencia en la retaguardia
y en el frente provocaron que los combatientes movilizados tuviesen que recurrir a
las denominadas protestas primitivas, es decir, volver a las formas de acción social premodernas cuya intensidad no podría
socavar la estructura de poder en la que estaban integrados Cfr. Hobsbawn ( Hobsbawn, E. (2001). Rebeldes primitivos. Barcelona: Crítica.
A finales de 1936 la sociedad gallega comenzaba a estar militarizada. El Ejército
había socavado los cimientos sociales y culturales de la Segunda República. Se apoyó
en la propaganda para legitimarse, sacralizó la violencia y la deshumanización colectiva
e individual de sus víctimas y enemigos y movilizó todos los recursos humanos y técnicos
disponibles para la guerra. Subyugó a una sociedad en la que existía una pujante modernización
social, política y cultural que se vio afectada en todos los sectores, clases y tendencias
ideológicas Cfr. Cabo Villaverde y Veiga Alonso ( Cabo Villaverde, M. y Veiga Alonso, X. R. (2014). Una sociedad politizada en un liberalismo
más que centenário. En L. Fernández Prieto, A. Artiaga Rego (eds.). Otras miradas sobre golpe, guerra y dictadura. Historia para un pasado incómodo (pp. 51-80). Madrid: La Catarata.
Núñez Seixas, X. M. (1998). Emigrantes, caciques e indianos. O influxo sociopolítico da emigración transoceánica
en Galicia (1900-1930). Vigo: Xerais.
Santoja Gómez-Agero, G. (2006). El afán de leer y la conquista de la cultura. En Á.
Egido León. Memoria de la Segunda República. Mito y realidad (pp. 215-230). Madrid: Biblioteca Nueva.
El reclutamiento militar comenzó a desarrollarse en un contexto cronológico en el
que se producía un asesinato diario como mínimo en Galicia, que cayó en manos de los
golpistas el 22 de julio de 1936 y se convirtió en uno de los principales centros
de reclutamiento de los golpistas. Cabe reseñar que desde julio de 1936 hasta el final
del mismo año abundaban los días en que estos alcanzaban cifras que se movían en una
horquilla de entre treinta y cuarenta personas ejecutadas. Por tanto, no parece desacertado
afirmar que la política aniquiladora y la configuración del contingente militar de
Franco se desarrollaron de manera «simbiótica». Por este motivo, ¿cómo desvincular
el llamamiento forzoso a filas de civiles de las diversas respuestas que este produjo
en un escenario en el que entre 1936 y 1939 se produjeron 4699 asesinatos —3233 sin
juicio militar— y 14 979 personas sufrieron algún acto represivo? Datos del Proyecto Interuniversitario Nomes e Voces ( Leira Castiñeira, F. J. (2020). Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización
militar. Madrid: Siglo XXI España.
En consecuencia, con la experiencia real o imaginaria del terror que caracterizaba
la vida civil, la actitud más lógica y, por lo tanto, común, fue el alistamiento sin
oposición. Esa integración no puede confundirse con afinidad, sin negar que estas
simpatías pudieran existir en determinados casos Vid. Alcalde ( Alcalde, A. (2014). Los excombatientes franquistas. Zaragoza: PUZ.
Alonso Ibarra, A. (2013). Excombatientes. Un análisis del fascismo español a través
de las memorias de falange. En M.ª T. Ortega y M. Á. del Arco Blanco. Claves del mundo contemporáneo. Debate e investigación. Granada: Comares (CD-ROM).
Alonso Ibarra, M. (2020a). La oferta del Nuevo Estado. Propaganda e ideologización
del combatiente sublevado en la guerra civil española (1936-1939). Historia y Política, 44, 305-335. Disponible en: https://doi.org/10.18042/hp.44.11 Se observan dos vertientes; por un lado, el mantenimiento del discurso público delante
de la oficialidad y pequeños actos de disidencia que no afectaban al funcionamiento
del Ejército, porque las «armas de los débiles» son también armas débiles ante el
poder opresor del Ejército. Scott ( Scott, J. C. (1985). Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance. Yale: Yale University Press.
Scott, J. C. (2003). Los dominados y el arte de la resistencia. Tafalla: Txalaparta.
Leira Castiñeira ( Leira Castiñeira, F. J. (2018a). La socialización de los soldados del ejército golpista (1936-1945). Su consolidación
en el Régimen franquista [tesis doctoral inédita]. Santiago: Universidade de Santiago de Compostela.
Leira Castiñeira, F. J. (2020). Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización
militar. Madrid: Siglo XXI España.
En esta línea de aceptación aparente, se pueden citar varios casos. Faustino Vázquez
Carril, de ideas progresistas y conocido en su localidad por animar la vida cultural
y deportiva, luchó con el Ejército golpista hasta que cayó herido. Estando en el hospital,
fue denunciado y apresado por escribir un diario en el que, entre otras cosas, se
mostraba favorable a Manuel Azaña. Acabó condenado a muerte y ejecutado por el delito
de rebelión Entrevista a M. L. R. por Andrés Domínguez y Antonio Somoza (2010). Proyecto Nomes
e Voces. Soldados. Fondo 4004.
En las memorias escritas por José Arias, natural de Antilla, Cuba, e hijo «de españoles
pobres, de gallegos emigrantes», se narra la detención y encarcelamiento de su padre
y su incorporación forzada en la quinta de 1938 CDMH. Incorporados. 731/8.3. Entrevista a José Antonio Dopazo por Andrés Domínguez (2006). Proyecto Nomes e Voces.
Fondo 2069.
Un antiguo recluta compostelano manifestaba su oposición al golpe de Estado, lo que,
sin embargo, dadas las circunstancias, no impidió su aceptación de la movilización.
Odiaba la barbarie perpetrada y se consideraba un perdedor Entrevista a un hombre anónimo por Andrés Domínguez y Antonio Somoza (2010). Proyecto
Nomes e Voces. Soldados. Fondo 4022.
Entrevista a Cea Zanetti por Andrés Domínguez (2006). Proyecto Nomes e Voces. Fondo
2004.
Con la continua aprobación de decretos de movilización, la esperanza de que el 18
de julio fuese una asonada como la de 1932 o un conflicto como el de Asturias de 1934
se diluyó. En ese periodo, muchos de los fugados se incorporaron a filas porque intuían
que en el frente tendrían más probabilidades de permanecer con vida que si continuaban
en sus escondrijos. Una hipótesis que era más difícil de mantener durante los primeros
meses, cuando se desconocía que podría ser un enfrentamiento de larga duración y cuando
constataron la represión perpetrada por los golpistas. Para conseguir esta reacción
por parte de estos hombres, además del hostigamiento a familias y huidos, se impulsó
el «reciclaje de soldados», es decir, incorporar a todos los hombres, independientemente
de su ideología o pensamiento, sin que conllevase un castigo Cfr. Tilly ( Tilly, C. (1997). El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Tarrow, S. (2004). El poder en movimiento. Madrid: Alianza.
Hobsbawn, E. (2001). Rebeldes primitivos. Barcelona: Crítica.
Balboa López, X. (1991). Soldados e desertores. Os galegos e o servicio militar no
século xix. En X. De Castro y J. de Juana López. Mentalidades colectivas e ideolóxicas (pp. 49-72). Ourense: Servicio de Publicación de Ourense.
Esta opción fue la que escogió Ramón Piñeiro, referente del nacionalismo gallego y
de su Estatuto de Autonomía. Por ello, le abrieron una causa militar y fue perseguido.
Al movilizar a su quinta, se incorporó al Ejército golpista, el cual, según todos
sus compañeros, «era o lugar máis seguro de todos»
Por su parte, un militante del Partido Comunista de España (PCE) permaneció en el
monte hasta septiembre de 1938, cuando llamaron a su reemplazo. Aprovechó para ingresar
en el Ejército golpista con el fin, según sus palabras, de «escapar al bando republicano».
Se presentó en la caja de recluta de A Coruña porque sabía que en Ourense y Lugo lo
iban a reconocer por su actividad política. Al finalizar la contienda, fue juzgado
y condenado a doce años de prisión, consiguiendo salvar una vida que posiblemente
le habrían arrebatado en 1936 Entrevista a A. G. P. (1988). Fondo HISTORGA: 10. AIRMNO. Expediente del Regimiento de Infantería Mérida 35. 2246/38.
En algunos sumarios declaraban que no se habían incorporado porque no se enteraron
o no fueron avisados, algo difícil de creer, porque el bando municipal se enviaba
a casa y estaba colgado en los principales lugares de cada localidad. Fue lo que señaló
Florián Escudero Soriano, que no tuvo sanción; también Matías Díaz Díaz, que corrió
la misma suerte, o Avelino Fernández Rodríguez, a quien se le impuso una expiación
recurrente, un recargo de cuatro años en el servicio AIRMNO. Expediente Regimiento de Infantería Mérida 35. 714/39. AIRMNO. Expediente
Regimiento de Infantería Mérida 35. 712/39. AIRMNO. Expediente Regimiento de Infantería
Mérida 35. 779/39.
Entrevista a José Ramón Díaz Páez por Andrés Domínguez (2006). Proyecto Nomes e Voces.
Fondo 2005.
Entrevista a Elixio Rodríguez Domínguez por Natalia Novoa y Gustavo Hervella (2006).
Proyecto Nomes e Voces. Fondo 2098.
La idea del Ejército insurgente como salvavidas no era un fenómeno nuevo, pues en
el Tercio de Extranjeros, fundado por el general Millán Astray, limpiaban el expediente
policial de convictos de la justicia e, incluso, podían enrolarse en él empleando
nombres falsos. En la sociedad existía el convencimiento de que en la Legión no iban
a ser buscados, y esta idea se extendió al conjunto del Ejército golpista
A medida que se prolongaba la guerra, aumentaba la integración voluntaria. Las nuevas
fuerzas vivas, al intuir que se iniciaba una guerra de larga duración, crearon un
fuerte sistema de vigilancia y castigo. A lo añadido en el epígrafe anterior hay que
sumarle que, a mediados de 1937, a las delegaciones de Orden Público se fue sumando
cada vez más personal. Asimismo, como medida disuasoria, se decretó que cada desertor
fuera sustituido por un hermano. Llama la atención que esta resistencia individual
—en un principio— determinara la creación de un cuerpo especializado, el Cuerpo de
Orden y Vigilancia, fenómeno que da pistas de que la magnitud de huidos y evadidos
retornados, aunque desconocida, no fue cuestión menor Archivo General Militar de Ávila (AGMAV), C. 1209, cp. 41. 1.º Sección. Ejército
del Norte. Cuerpo de Policía.
Huir o esconderse fue el principal acto de resistencia al proceso de construcción
del Ejército de Franco. Sus causas fueron diversas, pero teniendo en cuenta el contexto
en que se tomaba la decisión, el acto podría suponer importantes riesgos personales
o familiares. La huida tuvo como consecuencia la creación de espacios de solidaridad
que se servían de las bases comunitarias establecidas durante las décadas anteriores
para organizar redes de socorro. Se basa en la misma conceptualización teórica de
la resistencia y acción colectiva citada para la casuística anterior. Algunos fugados
del reclutamiento se encontraron con los de la represión política y formaron una sociedad
de huidos, germen de la posterior guerrilla Cfr. Tilly ( Tilly, C. (1997). El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Tarrow, S. (2004). El poder en movimiento. Madrid: Alianza.
Hobsbawn, E. (2001). Rebeldes primitivos. Barcelona: Crítica.
Todas estas circunstancias tenían lugar en un marco de incertidumbre y desconocimiento
de cuánto iba a prolongarse la nueva situación. Se decretaron penas para evitar que
los llamados no se presentasen a filas, a pesar de que la legislación empleada, la
Ley de Reclutamiento de 1912, ya contaba con medidas sancionadoras que prevenían que
hubiese prófugos, como el cierre de fronteras, amén de los escarmientos a los que
eran sometidos los evadidos y sus familiares AGMAV. C. 1209. Cp. 41.
Por ejemplo, un soldado que a mediados de 1938 retornó a casa herido de guerra, se
enteró de que su hermano había huido perseguido por el Ejército golpista, circunstancia
que su familia no le había comunicado por temor a que adoptara una actitud acreedora
de represalias para sí mismo iguales a las que ellos mismos ya habían sufrido y continuaban
padeciendo Entrevista a M. F. L. (1992), Fondo Historga. Referencia 613. López Quiroga ( López Quiroga, G. (2007). Historia de un paseo. Santiago de Compostela: Unidixital.
Numerosos hombres que intentaron fugarse terminaron como José Castro, asesinados AIRMNO. Expediente del Regimiento de Infantería Mérida 35. 284/37. AIRMNO. Expediente
Regimiento de Infantería Mérida 35. 1911/37. AIRMNO. Expediente Regimiento de Infantería
Mérida 35. 1921/37. AIRMNO. Expediente Regimiento de Infantería Mérida 35. 1918/37.
AIRMNO. Expedientes Regimiento de Montaña Zamora 29. 1647/37. Caja 38.
Con los ejemplos citados y estudiados, se mantiene que el acto de huir se produjo durante los primeros meses. Se observa en la siguiente tabla de procesos judiciales abiertos en la Armada:
Año | Penas de cárcel | En rebeldía | Destinados en un batallón de trabajadores | Total |
---|---|---|---|---|
1936 | 23 | 43 | 2 | 68 |
1937 | 70 | 341 | 175 | 586 |
1938 | 39 | 23 | 71 | 133 |
1939 | 41 | 1 | 16 | 58 |
Total | 173 | 408 | 262 | 843 |
Fuente: elaboración propia a partir del Proyecto Interuniversitario Nomes e Voces. Causas jurisdicción de la Marina abiertas por deserción.
La fuga puede considerarse un acto desesperado por la tensión, las actuaciones salvajes,
la persecución y el recelo a lo que ocurriría. El horror sin control propagado por
los golpistas generó actos irracionales: la evasión a un lugar desconocido o la desesperación
de esconderse sin saber cuánto tiempo podrían soportar esa situación. En ocasiones,
estaban cercados entre la persecución y la complejidad del terreno en el que encontraban
La automutilación había sido una conducta habitual para eludir el servicio militar
durante el siglo xix y principios del xx y también fue empleada para evitar el alistamiento forzoso iniciado en agosto de 1936.
Ha seguido siendo una práctica bastante común en todas las guerras modernas. En el
caso español debió de convertirse en un acto frecuente porque el 17 de enero de 1937
quedó tipificado como delito de auxilio a la rebelión. La sentencia implicaba un triple
castigo: la amputación, ser enviado al frente y, posteriormente, cumplir la pena impuesta
por un tribunal militar AIRMNO. 05. ANT203. Automutilaciones. AIRMNO. Expedientes Regimiento de Montaña Zamora 29. 537/37.
El contexto y las medidas de control de los golpistas provocaron que la resistencia
fuese de baja intensidad. Sin embargo, no fue esta la única forma en la que se materializó,
pues existió una acción colectiva por una parte importante de los marineros y carabineros
de Galicia y del resto de la península, así como por parte de miembros del Ejército.
Se quiere destacar, como reflejo de otros muchos ejemplos, el de Ferrol; en este caso
no hay que perder de vista que se trataba de un territorio en el que triunfó rápido
la asonada. Algunos marineros y cabos, en su mayoría de reemplazo, se rebelaron en
algunos buques del arsenal militar de esta población, lo que originó que partieran
barcos a zona republicana y que más de noventa personas fueran represaliadas Datos del Proyecto Nomes e Voces. Archivo de Tribunal de la IV Región Militar (ATIVRM) C.T. 257/37 y 200/36. Juzgado
de Asturias. Entrevista a F. V. por Francisco Leira (2010). Proyecto Nomes e Voces.
4005.
Cfr. Sobre el repertorio moderno y de carácter nacional en Tilly ( Tilly, C. (1997). El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Tarrow, S. (2004). El poder en movimiento. Madrid: Alianza.
Losada, J. C. (1990). Ideología militar del ejército franquista, 1939-1959. Madrid: Istmo.
Saz, I. (2003). España contra España. Los nacionalismos franquistas. Madrid: Marcial Pons.
[…] unos van contentos porque creen que este es el único medio de lograr un porvenir,
otros vamos meditabundos, vamos pensando en los hombres que caerán bajo nuestra fusilería,
en esos hombres que ningún daño nos han hecho y que tuvimos que matar para goce y
regocijo de la vil canalla militarista
Se va a mostrar cómo algunos combatientes, en el frente de batalla, se opusieron abiertamente
o adoptaron actitudes de desavenencia. Sin embargo, se mantiene que la anuencia dentro
de la trinchera no residió en un apoyo incondicional a la defensa de la nación en
armas, sino que entraban en juego otros aspectos que deben ser señalados, como el
espanto, la supervivencia, el bienestar de la familia o incluso de algunos compañeros
de trinchera porque también eran objeto de un correctivo ejemplarizante si otro soldado,
por ejemplo, desertaba, lo que significaba que en ocasiones se creaban lazos comunitarios
y de compañerismo Eran castigos ejemplarizantes, como se deduce de la lectura de los siguientes títulos:
Foucault ( Foucault, M. (1986). Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI.
Goffman E. (1970). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Buenos Aires: Amorrortu.
Los rebeldes crearon una maquinaria coercitiva construida sobre los cimientos del
encuadramiento militar, la disciplina, la vigilancia y el castigo, que se perfeccionó
con el paso de los meses. La primera medida fue la creación del Servicio de Información
Militar —SIM— el 14 de septiembre de 1936, al mando del coronel de infantería Salvador
Múgica, con sede en Burgos Cfr. Heiberg y Ros Agudo ( Heiberg, M., y Ros Agudo, M. (2006). La trama oculta de la guerra civil. Los servicios secretos de Franco. 1936-1939. Barcelona: Crítica.
AGMAV. E. N. C. 1218. Cp. 36/2. 2.ª Sección. Ejército del Norte. AGMAV. E. N. C.
1218. Cp. 36/2-4. Cuartel General de Generalísimo. Estado Mayor. 2.ª Sección. Instrucciones
para la organización de una Policía Secreta.
Cfr. Rodrigo ( Rodrigo, J. (2005). Cautivos. Madrid: Alianza.
Concluida la campaña del norte, el 21 de octubre de 1937, el Ejército golpista se
reorganizó con la creación del Servicio de Información y Policía Militar —SIPM—, encargado
de las tareas de espionaje, contraespionaje y orden público, al mando del teniente
coronel del Estado Mayor José Ungría AIRMNO. 05.02522. Escrito sobre la creación del SIPM. Cfr. Heiberg y Ros Agudo ( Heiberg, M., y Ros Agudo, M. (2006). La trama oculta de la guerra civil. Los servicios secretos de Franco. 1936-1939. Barcelona: Crítica.
Ibid., p. 96
AIRMNO. 05.02527. Orden del CGG de 22 de octubre de 1937 sobre Individuos Peligrosos.
La disciplina ha sido siempre una premisa fundamental dentro la lógica militar Algunas de estas medidas se fueron poniendo en práctica en las campañas de Marruecos:
Balfour ( Balfour, S. (2002). Abrazo mortal. De la guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos (1909-1939).
Barcelona: Península.
Los miembros de la tropa con impulsos disidentes mantuvieron delante de la oficialidad
el rol combatiente que tenían asignado, es decir, la aparente anuencia mediante la
conservación de las apariencias con el discurso público y la obediencia a cualquier orden de un superior Cfr. Scott ( Saz, I. (2003). España contra España. Los nacionalismos franquistas. Madrid: Marcial Pons.
De este modo, unos optaron por la deserción individual y otros por usar las «armas
del débil» de Scott, así como el discurso público y privado. El público sería el que
emplearían delante de la oficialidad para que evitar represalias. Del mismo modo,
actuaban con determinado rol, en este caso el de combatientes o el de «cruzados por
España» cuando estaban delante de los mandos y algunos compañeros para no ser castigados,
mientras que en otras situaciones emplearían otro, como el de amigo, compañero, etc.;
así, no llamarían la atención Una teoría formulada por Goffman ( Goffman E. (2009). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrotu.
Entrevista a A. G. P. (1988). Fondo HISTORGA. Referencia 10. Ziemman ( Ziemman, B. (2017). Violence and the German Soldier in the Great War. Killing, Dying, Surviving. London: Bloomsbury.
Loez, A. (2013). 14-18. Les refus de la guerre: Une histoire des mutins. Paris: Gallimard.
Neitzel, S. y Welzer, H. (2012). Soldados del Tercer Reich. Testimonios de lucha, muerte y crimen. Barcelona: Crítica.
Glass, C. (2014). Desertores. Madrid : Ariel.
Una de las actitudes sociales disonantes y ambiguas en términos sociopolíticos es
la creación de mitos y rumores. En todos los grupos sociales existen espacios en los
que se forma una subcultura disidente Entrevista a J. G. B. Andrés Domínguez Almansa, 2010. Proyecto Nomes e Voces. Fondo
4012. Entrevista a J. O. G. por Andrés Domínguez, 2010. Proyecto Nomes e Voces. Fondo
4009.
Cfr. Rodrigo ( Rodrigo, J. (2016). La guerra fascista. Madrid: Alianza.
Ahondando en ello, un soldado evadido del campo golpista narra en un interrogatorio
hecho por el SIM republicano que «en el frente era constante el rumor de que Franco
estaba secuestrado» Evadidos. Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Incorporados. 731/83. Evadidos. CDMH. Incorporados. 731/8-1. Evadidos. CDMH. Incorporados. 731/8-2. Cfr. Grandio Seoane ( Grandío Seoane, E. (ed.) (2011). Las columnas gallegas hacia Oviedo: diario bélico de la Guerra civil española (1936-1937)
de Faustino Vázquez Carril. Baiona: Nigratrea.
La indisciplina fue un comportamiento adoptado por algunos soldados. Para los mandos
militares se trataba de un acto de cobardía AIRMNO. C. ANT790, 4.ª Sección del E. M. AIRMNO. 05.02537 y 05.00104/016.
El alcohol servía de distracción y producía situaciones que los mandos consideraban
peligrosas. A comienzos de 1937 se recomendaba a los combatientes que no dijesen nada
cuando se encontrasen en retaguardia de permiso, pues sus conversaciones podían servir
de «información para el enemigo, sobre todo en centros públicos como cafés o bares
porque son los principales centros de información para nuestros enemigos» AIRMNO. 05. 2392. Permisos. AIRMNO. Expediente Regimiento de Montaña Zamora 29. 16221/36. Caja 16B. Vid. Bourke ( Bourke, J. (2013). Sed de sangre. Historia íntima del combate cuerpo a cuerpo en las guerras del siglo
xx. Barcelona: Crítica.
Aresti, N. (2012). Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930. Mélanges de la Casa de Velázquez, 42 (2), 55-72. Disponible en: https://doi.org/10.4000/mcv.4548
En otra ocasión, un combatiente fue acusado por «palabras injuriosas contra el ejército».
Lo acusaron de rebelión militar; sin embargo, al contar con buenos antecedentes de
la alcaldía, lo destinaron a una unidad militar AIRMNO. Expediente del Regimiento de Infantería Mérida 35. 18/37. AGMAV. E. N., C. 2938, 25. CGG. SIPM. Notas informativas sobre indeseables.
Finalmente, hay que apuntar la deserción simple. Se ha interpretado como una acción
para escapar durante un tiempo de la vida castrense y del frente de batalla. Desde
el punto de vista legal, el Código de Justicia Militar distinguía dos formas de deserción:
la deserción simple o abandono del servicio en armas, cuyos ejecutores solían volver,
y los rebeldes, que se pasaban al bando contrario de manera definitiva
Se exponen algunos nombres y apellidos de combatientes que optaron por la deserción
simple. Ángel Yebra Souto, a mediados de 1938, «se marchó a su domicilio, donde permaneció
dos meses, cuando fue arrestado por la Guardia Civil» AIRMNO. Expedientes judiciales Regimiento Montaña Zamora 29. 2757/38. Caja 38. AIRMNO. Expedientes judiciales Regimiento Montaña Zamora 29. 2757/38. Caja 38. AIRMNO. Expedientes judiciales Regimiento Montaña Zamora 29. 9853/39.
En el Regimiento de Infantería Mérida N.° 35, durante los años 1938 y 1939 aumentaron un 80 % las deserciones simples, las faltas y los retrasos a incorporación a filas respecto a 1936 y 1937. Por ese regimiento pasaron 15 000 soldados entre 1935 y 1938. Si se extrapolan los datos, a un 15 % le abrieron una causa por deserción simple y un 1,8 % faltó a su incorporación. Las cifras son sorprendentes, con más de 1000 deserciones simples en los años 1938 y 1939. El aumento de la deserción simple se vincula a un deseo por que terminase la lucha.
Fuente: elaboración propia a partir de AIRMNO —Ferrol—. Procedimientos judiciales del Regimiento de Infantería Mérida 35 (Leira Castiñeira, F. J. (2020). Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización militar. Madrid: Siglo XXI España.Leira-Castiñeira, 2020: 234).
Entre todos los actos de resistencia destaca la deserción a campo enemigo. Se mantiene
que el intento por evadirse al campo contrario, con la peligrosidad que conllevaba,
tenía un componente ideológico importante. No obstante, ceñirlo exclusivamente a ese
motivo sería falsear la realidad. Se deben tener en cuenta otros motivos difíciles
de conocer que están detrás de la idiosincrasia de cada individuo. Convertirse en
un desertor significaba un riesgo social muy importante, pues no solo estaba en juego
la vida del combatiente, sino también la de sus compañeros de unidad y la de su familia.
Asimismo, el temor a lo desconocido tenía mucho peso en la decisión final porque,
al fin y al cabo, en ese momento estaban vivos, pero ¿y si se perdían en el bosque?
¿Y si eran capturados en su intento de desertar? ¿Y si eran asesinados por los republicanos?
Son preguntas sin respuesta que rondarían la cabeza de muchos individuos, compungidos
porque podían generar la persecución de sus familiares, la movilización de un hermano
o la ejecución de otro soldado. Una entrevista relata cómo un compañero le rogó a
un desertor que pensase en su familia antes de «pasarse al enemigo» Entrevista a J. O. G. por Andrés Domínguez (2010). Proyecto Nomes e Voces. Fondo
4009.
Entrevista a Ovidio Becerra por Andrés Domínguez (2008). Proyecto Nomes e Voces.
Fondo 2309.
Cfr. Vincent ( Vincent, M. (1999). The Martyrs and the Saints: Masculinity and the Construction of
the Francoist Crusade. History Workshop Journal, 47, 69-98.
Vincent, M. (2006). La reafirmación de la masculinidad en la cruzada franquista. Cuadernos de Historia Contemporánea, 28, 131-151. Disponible en: https://doi.org/10.1093/hwj/1999.47.68
A los combatientes que consumaban la deserción al campo enemigo se les aplicaba el
delito de traición, castigado con la pena de muerte. Por eso, los que decidían desertar
y no lo lograban eran, en su mayoría, fusilados sin que se abriese expediente. Por
ejemplo, un desertor afirmaba en un informe recogido a su llegada al campo republicano
que «el 80 % de la tropa es izquierdista, pero no pueden hacer manifestación alguna
porque son fusilados». En el Regimiento Zamora N.° 29 un miembro desertó y sus compañeros
más cercanos fueron los encargados de fusilar al centinela que estaba aquella noche
de guardia AIMNOR. Diarios de Operaciones. RILAT-29. Caja 134.
Durante el primer año, la ideología pudo tener una mayor relevancia. Así lo creía
el Servicio de Información en un informe de enero de 1938. Se trataba de un contexto
distinto, en el que se desconocía la duración de la contienda e incluso se esperaba
que acabase en meses. En este sentido, las personas más activas políticamente podrían
atreverse a realizar una acción disidente con el bando que las había movilizado porque
pensaban que no iban a conseguir sus objetivos: «Llama la atención los casos repetidos
de deserciones de individuos que llevan bastante tiempo en filas, observando buena
conducta y algunos de los cuales han sido heridos en combate. Buscando en los motivos
fuera del orden militar pudiera encontrarse en la conducta política del referido» Dictámenes sobre deserciones. AIRMNO. 05. ANT216.
Fue lo que le ocurrió al mentado José Arias, miembro de la UGT, que cuenta que su
intención mientras estuvo con los golpistas era «pasarse con los republicanos». Lo
logró haciéndose el muerto, como sucedió en otras peripecias CDMH. PS Santander L. 566/8.
Tener la familia en territorio controlado por el bando contrario al que pertenecía
el combatiente fue otro de los motivos que superaban la pura ideología. Uno de los
ejemplos es el de José Antonio [apellido inteligible], natural de Irún. Como no tenía
antecedentes políticos cuando los golpistas tomaron Euskadi lo alistaron forzosamente.
Sin embargo, desertó porque tenía a su familia en Madrid —febrero de 1938— en manos
de los republicanos y quería protegerla como indicó en el interrogatorio al que fue
sometido por el SIM republicano, en el que confesó que no estaba afiliado a ninguna
organización CDMH. Incorporados 731/8.3.
Las fuentes disponibles impiden presentar datos cuantitativos totales y fiables en relación con el volumen total de desertores. En líneas generales, la resistencia normalmente tuvo un carácter individual, sobre todo a medida que se percibía la magnitud del combate y el servicio de contraespionaje mejoraba su organización y se hacía presente la vigilancia, aumentaba la disciplina y las condenas eran más duras. Así pues, para algunos combatientes la creencia ideológica se pudo superponer a otros sentimientos como el terror, la supervivencia o la emancipación del control golpista, pensando que en el Ejército popular de la Segunda República este iba a ser menor.
Con el golpe de Estado, los cimientos sobre los que se construyeron las relaciones sociales previas, que van desde lo político a lo emocional, se tambalearon a consecuencia de la guerra y su prolongada duración. También, con ellos, las claves de la bóveda en la que se erigió la sociedad liberal: la asociación voluntaria, el pluralismo o la libertad de opinión. La forma en la que se relacionaba la sociedad, tanto en el ámbito político como en el más cotidiano, se transformó. La violencia y el miedo se convirtieron en protagonistas de la vida pública, modificando las reglas de interacción social y política.
En ninguna contienda que hubiera tenido lugar en territorio nacional se había dado nunca un alistamiento forzoso como sucedió tras el 18 de julio. Este comenzó en las zonas controladas por los rebeldes y se inició el 8 de agosto de 1936. Entre los obligados a acudir a filas, producto de la diversidad social existente en la década de los años treinta del pasado siglo, existía una diversidad de pensamientos, actitudes, comportamientos, lealtades políticas, identidades dispares y cambiantes, grados de alfabetización o lugares de residencia, que desembocaron en una respuesta desigual a la movilización.
Este artículo se ha centrado, por un lado, en los que se opusieron a esta movilización y expusieron un claro posicionamiento de resistencia y, por otro, en los que se alistaron de modo obligado, sufriendo por el escenario de violencia suprema, algo que se sabe gracias a las entrevistas orales y a algunas memorias. Esto desmonta la visión de una Galicia rendida «al Movimiento». Asimismo, desmiente los discursos públicos del pasado que se erigieron durante la larga posguerra, basados en dialécticas monocordes que lograron que, hasta fecha reciente, nadie pusiera en duda que todos los combatientes del Ejército de Franco eran verdaderamente «fascistas», «franquistas», «carlistas», «monárquicos» o «falangistas», respectivamente.
Se pueden identificar tres comportamientos entre ellos, que van desde una menor resistencia a una oposición clara y activa: los que fueron, pero no lo deseaban; los que huyeron y, cuando pasó un tiempo, se incorporaron para salvar a la familia, actitud que se ha denominado como acción disidente, y finalmente, los que huyeron, bien al exilio, bien al monte o a refugiarse en zulos.
Una vez encuadrados en una unidad militar, tuvieron que combatir en la guerra, con
todo lo que ello implica: ver y ejercer la violencia en primera persona, dormir en
lugares insalubres, sufrir hambre y permanecer lejos del hogar y la familia. Por eso,
se considera, siguiendo las tesis de otros investigadores para otros conflictos, que
la ideología no ocupa los primeros puestos dentro de la jerarquía de las preocupaciones
del soldado Neitzel y Welzer ( Neitzel, S. y Welzer, H. (2012). Soldados del Tercer Reich. Testimonios de lucha, muerte y crimen. Barcelona: Crítica.
Rousseau, F.(2014b). Repensar la Gran Guerra (1914-1918). Historia, testimonios y
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écrire». En F. Rousseau (ed.). La Grande Guerre des sciencias sociales (pp. 9-24). Quebec: Athéna.
Ziemman, B. (2017). Violence and the German Soldier in the Great War. Killing, Dying, Surviving. London: Bloomsbury.
El Cuartel General del Generalísimo organizó una maquinaria de disciplina, coerción, vigilancia y castigo que fue mejorando su funcionamiento con el tiempo. El control que tenían sobre los soldados era total. Además, el objetivo del Ejército golpista no solo era tener fiscalizada a la milicia, sino que los soldados fuesen conscientes de que eran vigilados y de las duras sanciones que iban a recibir, que en la mayoría de las ocasiones tenían la intención de resultar ejemplarizantes. El cuidado que se puso en la implementación de estas medidas, especialmente a partir de octubre de 1937 con la creación del SIPM, puede indicar que los actos de disidencia y resistencia no fueron poco comunes. A todo esto hay que sumarles el acoso sistemático a las familias de los sospechosos y de los condenados.
Para los actos de disidencia la ideología no se ha considerado como un factor destacable, mientras que el de la evasión sí, aunque solo en los primeros meses. En esta coyuntura, el individuo decidía cambiar de bando para luchar con los republicanos a pesar de la dificultad que lleva implícita pasarse de bando. Sin embargo, esta deserción en caliente, al poco de empezar la guerra, disminuyó. Surgieron otros motivos; por ejemplo, que a un combatiente lo movilizaran porque estuviera trabajando lejos de casa y su familia se encontrara en el territorio republicano. También era habitual la creencia de que existía menos persecución en el Ejército popular y seguramente había otras que se escapan por el momento al estudio realizado, pero que sin duda marcan una vía de estudio que hay que potenciar.
El golpe de Estado supuso una quiebra con el pasado, en el que existía una sociedad
civil plena, heterogénea y moderna, donde se pueden rastrear a lo largo de la península
numerosas acciones colectivas en contra de una medida gubernativa o incluso contra
el régimen establecido. En ocasiones conllevaban violencia, pero en otras la protesta
se desarrollaba por cauces políticos y pacíficos. Sin embargo, esta ruptura hizo que
la resistencia al reclutamiento fuese de escasa intensidad y recordase a la del siglo
anterior, incluso a pesar de que los individuos tenían conocimiento de estas nuevas
tácticas, como a las que hacen referencia Tarrow o McDoug, pero el escenario de violencia
represiva y opresión, junto con la tensión por estar en una institución que anula
al individuo, hizo que no contaran con otra forma de rechazo más que la expuesta en
este artículo Tilly ( Tilly, C. (1997). El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Tarrow, S. (2004). El poder en movimiento. Madrid: Alianza.
Goffman E. (1970). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Buenos Aires: Amorrortu.
En el presente artículo se ha historiado un colectivo delimitado pero existente dentro
del Ejército golpista: los disidentes y resistentes a la movilización y a la contienda.
Para ello, se empleó una metodología cercana a la sociología cualitativa anteriormente
referenciada. El objetivo era enlazar estas investigaciones con las novedosas propuestas
sobre la resistencia y la consolidación del franquismo, y aportar una nueva mirada
a partir de la fuente de legitimación política de la dictadura Vid. Aguilar ( Aguilar, P. (1996). Memoria y olvido de la guerra civil española. Madrid: Alianza.
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