Mucho se ha publicado sobre la Sección Femenina de la Falange Española, pero la joven autora Begoña Barrera López nos presenta un estudio muy novedoso, dada su originalidad desde una perspectiva teórico-metodológica. La Sección Femenina 1934-1977. Historia de una tutela emocional es una reciente publicación de la editorial Alianza, salida a la luz en octubre de 2019. Se trata de una obra muy bien escrita y documentada y que, además, ofrece una visión nueva respecto a los trabajos realizados dentro de una línea de investigación con un recorrido ya maduro sobre el falangismo femenino. Dicho trabajo es el resultado de su tesis doctoral presentada en la Universidad de Sevilla y dirigida por María Sierra Alonso, catedrática de Historia Contemporánea de la misma universidad. En líneas generales, el libro consiste en una historia de la Sección Femenina de la Falange Española vista desde el prisma de la historia de las emociones y de género. Barrera propone una relectura muy sugerente de la historia de la organización al insistir en la agency de las mujeres que conformaron la Sección y su capacidad de lograr cuotas de poder en el interior de un régimen francamente masculinizante.
Partiendo de un enfoque teórico múltiple, que contempla desde la perspectiva foucaultiana y la historia cultural hasta la historia postsocial y la teoría de las emociones y de género, la autora propone un análisis muy original en el que señala la Sección Femenina como una organización que produjo discursos normativos que conformaron las subjetividades de diversas generaciones de españolas. En esta obra, la autora desarrolla el análisis de las pautas emocionales y afectivas que fueron impuestas a las mujeres españolas y, además, señala el cambio constante de sus herramientas y discursos de adoctrinamiento para adaptarse a los diferentes contextos desde los años de su fundación, durante la Segunda República, hasta después de la dictadura franquista, en 1977. En este sentido, la historia de las emociones, como herramienta analítica que pone énfasis en los sentimientos individuales y colectivos, constituye el principal pilar teórico y la principal aportación de este estudio. De este modo, Barrera logra innovar y abrir nuevas líneas de investigación sobre la Sección Femenina, una organización fascista y femenina que forma parte de la historia reciente de España.
La autora resalta, asimismo, una paradoja muy pertinente sobre las élites de mujeres falangistas. Señala la doble dirección del discurso de la Sección Femenina: por una parte, la élite de mujeres defendía un esencialismo consustancial a todas las mujeres y difundía un modelo maternal, doméstico, dócil y religioso; por otra parte, la alta jerarquía no asimiló los propios modelos que querían difundir. Con esta idea, ya apuntada anteriormente por autoras tales como Marie Aline Barrachina Morón, Barrera desmonta la aparente homogeneidad del movimiento, de sus líderes y seguidoras y subraya, a la vez, y pese a ello, la capacidad de las élites falangistas de control de las masas femeninas a partir de un estilo emocional generador de consenso. Pero además, la autora demuestra en su trabajo que la feminidad, lejos de ser un concepto estable e invariable a lo largo del régimen franquista, se conformó como un elemento en disputa y en tensión con otros proyectos identitarios que buscaban establecer su hegemonía.
A todo ello se añade el uso de una abundante y variada documentación recabada en diversos archivos, la mayoría de ellos situados en la Comunidad de Madrid (como el Archivo General de la Administración, Hemeroteca Municipal de Madrid y la Biblioteca Nacional de España). Sin embargo, lo que más impresiona no es la amplitud de archivos y documentos analizados, sino más bien la tenacidad de Barrera frente a las dificultades de localizar fuentes para reconstruir la historia emocional del colectivo falangista. Para ello, la autora utiliza material concerniente a mecanismos discursivos (textos oficiales, prensa, emisiones de radio, folletos, materiales cinematográficos, imágenes, etc.) que tenían una finalidad de adoctrinamiento y formación emocional de las españolas, y cuyos contenidos son susceptibles de analizar desde el prisma de la historia de las emociones. Este análisis discursivo y culturalista, elaborado a partir de una variedad amplia de fuentes documentales y de un análisis muy perspicaz, demuestra cómo las ideas de feminidad y las pautas emocionales y afectivas operaron durante la dictadura franquista hacia las mujeres españolas.
La Sección Femenina 1934-1977. Historia de una tutela emocional está estructurada en dos partes, que incluyen, además, una introducción y unas conclusiones finales (llamadas por la autora «Un balance último»). La primera parte, intitulada La formación de las españolas: más allá de la propaganda, aborda los aspectos culturales y formativos de la organización desde un análisis sociopolítico, recorriendo el contexto general de su nacimiento hasta 1977. Asimismo, examina el desarrollo de su sistema disciplinario a través de diversas fuentes documentales (radio, cine, prensa, etc.), lo que conduce a un novedoso examen de los discursos de adoctrinamiento de las falangistas.
A continuación, en la segunda parte, Saber, aprender y sufrir la diferencia, la autora explora los diferentes significados en torno de los conceptos de mujer y feminidad que conformaron los discursos de las falangistas. En esta segunda parte, la autora retoma la historia del nacimiento de la organización hasta la década de 1970 para examinar los cánones emocionales establecidos a lo largo de más de cuarenta años. Pese a la readaptación de dichos cánones, Barrera argumenta que la matriz dogmática, adquirida en sus primeros años, siempre sirvió de paradigma orientativo a lo largo de toda la existencia de la Sección Femenina. En este sentido, la gracia, la alegría, el sacrificio, la modestia, la valentía, la fortaleza y el altruismo en su conjunto constituyó el principal elemento emocional vivido y compartido en sus primeros años —y sobre todo durante la contienda— y que se estableció como el sostén identitario central para la organización durante toda su existencia.
Nos encontramos ante un libro de gran calidad, que seguramente devendrá en una referencia para investigadores e investigadoras que deseen acercarse o profundizar en los estudios sobre la historia reciente de España y, específicamente, sobre la Sección Femenina de la Falange Española. Empero, futuros trabajos podrían profundizar en algunos aspectos escasamente desarrollados por la autora, tales como la comparación entre diferentes organizaciones femeninas fascistas que también utilizaron mecanismos emocionales semejantes para captar las masas femeninas y sus diferencias con el caso español. Con este análisis comparativo o transnacional, se podría saber la mayor o menor autenticidad de las herramientas desplegadas por las falangistas. Asimismo, faltan estudios, desde la historia de las emociones y desde la perspectiva de género, sobre las normas, valores y estrategias discursivas de la Falange masculina en su misión de adoctrinamiento y construcción de un tipo ideal de hombre viril fascista, pero, sobre todo, de estilo emocional falangista y masculino. La obra de Begoña Barrera es, sin duda, una valiosa contribución que merece la pena ser leída.