RESUMEN
Desde el inicio de su actividad política bajo el franquismo y durante los veintitrés años que presidió la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol mostró un gran interés per intervenir en los medios de comunicación. Este artículo tiene por objetivo describir e interpretar las acciones llevadas a cabo por Pujol para crear y/o controlar medios que le ayudasen a conseguir sus objetivos políticos durante su etapa de opositor antifranquista y sus dos primeras legislaturas como presidente de la Generalitat. Para conseguir estos objetivos se diseñó una estrategia de investigación cualitativa que combina fundamentos teóricos de la ciencia política y las ciencias de la comunicación y que triangula las técnicas del análisis documental (marco legal, literatura gris, monografías y artículos científicos, libros de memorias) y las entrevistas en profundidad a los protagonistas de las acciones analizadas, incluido el propio Jordi Pujol. El resultado es una investigación original que aporta luz sobre las relaciones entre movimientos políticos y medios de comunicación en un momento fundacional como la Transición española. El artículo muestra una clara voluntad intervencionista de Pujol sobre unos medios que consideraba infiltrados por partidos de izquierda y hostiles al nacionalismo catalán. Siempre tuvo una concepción instrumental del periodismo, tanto para la promoción de su partido e ideas políticas como en el proceso de (re)construcción nacional de Cataluña (proyecto compartido con otras formaciones). De acuerdo con los resultados obtenidos, Pujol convirtió la creación de medios de comunicación en un objetivo fundamental de su acción política.
Palabras clave: Nacionalismo; medios de comunicación; Cataluña; Jordi Pujol; comunicación política.
ABSTRACT
From the beginning of his political activity under the Franco regime and during the 23 years of his presidency of the Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol showed a great interest to intervene in the media. This article aims to describe and interpret the actions carried out by Pujol to create and/or control the media in order to help them achieve their political objectives during his anti-Francoist opposition activities and his first two legislatures as president of the Generalitat. To achieve these objectives, a qualitative research strategy was designed. It combines theoretical foundations of political science and communication sciences and triangulates the techniques of documentary analysis (legal framework, gray literature, monographs and scientific articles, and memoirs) and in-depth interviews with the protagonists of the actions analyzed, including Jordi Pujol himself. The result is an original research that sheds light on the relations between political movements and the media during the Spanish transition, a foundational moment in Spanish politics. The article shows a clear interventionist will of Pujol on the media, considered by him as infiltrated by leftist parties and hostile to Catalan nationalism. He always had an instrumental conception of journalism, both for the promotion of his party and political ideas and in the process of national (re)construction of Catalonia (a project that he shared with other parties). According to the results obtained, Pujol made the creation of mass media a fundamental objective of his political action.
Keywords: Nationalism; mass media; Catalonia; Jordi Pujol; political communication.
SUMARIO
A mediados de los años sesenta, después de pasar dos años en prisión, Jordi Pujol dejaba atrás una etapa de activismo antifranquista de fuerte carácter cultural e iniciaba un periodo de mayor actividad política clandestina desde posiciones nacionalistas. En esos años, Pujol diseñó el que sería su proyecto político a largo plazo y que denominaría «Construir Catalunya». Consistía en dos grandes líneas de actuación fuertemente interrelacionadas. Por una parte, recuperar, consolidar y en la medida de lo posible ampliar el autogobierno perdido por Cataluña bajo el franquismo. Por otro, contribuir a la recuperación de la identidad nacional catalana y, en especial, de su principal seña: el catalán y la cultura que este vehicula[2].
Dentro de este proyecto, los medios de comunicación de masas tenían, desde el punto
de vista de Pujol, un papel central. Esto le llevó a intervenir sobre el sistema mediático
catalán desde el principio. Esta actuación no ha sido menor y se ha desarrollado bajo
numerosas y variadas formas a lo largo del tiempo: desde la compra de publicaciones
periódicas cuando era un banquero opositor al franquismo en los años sesenta a la
puesta en marcha de la radio y la televisión de la Generalitat cuando llegó al poder
en 1980, pasando por las subvenciones a publicaciones periódicas o la concesión de
frecuencias para crear emisoras privadas de radio. De hecho, la articulación de un
sistema mediático catalán potente, en catalán y lo más autónomo posible, fue uno de
los objetivos a largo plazo que los primeros Gobiernos de Pujol persiguieron con más
ahínco Martínez y Oliveres ( Martínez, F. y Oliveres, J. (2005). Jordi Pujol: en nom de Catalunya. Barcelona: Random House Mondadori.
Lo Cascio, P. (2008). Nacionalisme i autogovern. Catalunya 1980-2003. Afers: Catarroja.
Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
La investigación en la que se basa este texto tiene por objeto de estudio las acciones
llevadas a cabo por Jordi Pujol, tanto desde el ámbito privado como desde el Gobierno
de la Generalitat, para crear y/o controlar medios de comunicación en Cataluña que
le ayudasen a llevar a cabo sus objetivos políticos. Por objetivos políticos entendemos
tanto la consecución y/o mantenimiento del poder como aquellos relacionados con su
proyecto de construcción nacional. En relación con este objeto, se plantean dos objetivos
específicos. Por una parte, identificar qué papel atribuía Pujol a los medios en su
proyecto para Cataluña. Se trata de explorar qué concepción tenía de ellos y cómo
este punto de vista guio su intervención. Este aspecto es clave porque, como reconoce
él mismo, fue un «presidente presidencialista» Pujol ( Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
Culla, J. B. (coord.) (2001). El pal de paller. Convergència democràtica de Catalunya (1974 -2000). Barcelona: Pòrtic.
Guibernau, M. (2002). Nacionalisme català. Franquisme, transició i democràcia. Barcelona: Portic.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
Para esta investigación se ha delimitado un periodo temporal de veintiún años establecido
a partir de la identificación de acciones significativas de Pujol en el sector de
la comunicación. El punto de inicio del periodo es la entrada de Pujol por primera
vez en el capital de un medio privado (El Correo Catalán, en 1968). El punto de cierre es la creación del segundo canal de televisión de la
Generalitat (Canal 33, en 1989), que él mismo considera un hito del nacionalismo catalán Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013. Culla ( Culla, J. B. (coord.) (2001). El pal de paller. Convergència democràtica de Catalunya (1974 -2000). Barcelona: Pòrtic.
Lo Cascio, P. (2008). Nacionalisme i autogovern. Catalunya 1980-2003. Afers: Catarroja.
Crameri, K. (2008). Catalonia: National identity and cultural policy 1980-2003. Cardiff: University of Wales Press.
Dowling, A. (2013). La reconstrucció nacional de Catalunya (1939-2012). Barcelona: Pasado y Presente.
Guimerà ( Guimerà, J. À. (2013). Polítiques de comunicació a Catalunya: una qüestió d’estat
en revisió. En M. Civil, J. J. Blasco, J. À. Guimerà, (coords.). Informe de la comunicació a Catalunya 2011-2012 (pp. 257-268). Barcelona: Generalitat de Catalunya.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
Ciertamente, esta investigación no es el primera que aborda las complejas relaciones
de Pujol con los medios. Existe en Cataluña una larga línea de aproximaciones —que
algunos autores denominan «escuela catalana de comunicación»— que ha tenido en la
configuración de un sistema mediático catalán uno de sus principales centros de interés Corominas ( Corominas, M. (1997). Estructura y polítiques de la comunicació. En J. Berrio (ed.).
Un segle de recerca en comunicació a Catalunya. Estudi crític dels principals àmbits
d’investigació de la comunicació de massa (pp. 99–150). Bellaterra: Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona.
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Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
Guillamet ( Guillamet, J. (1996). Premsa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995).
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Jones, D. (2007). Pujol y la construcción de un espacio catalán de comunicación: interacciones
entre instituciones políticas y empresas mediáticas. Ámbitos, 15, 499-524.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
Así pues, el problema de investigación que se aborda aquí es el poco conocimiento
existente y la escasa teorización sobre cómo nacieron y cómo evolucionaron con el
fin del franquismo la relaciones entre medios de comunicación y movimientos políticos
democráticos —en concreto, el nacionalismo catalán impulsado por Pujol— en un periodo
histórico seminal como es la transición española a la democracia. Los primeros indicios
y evidencias recogidos en el trabajo de campo apuntaban con claridad a una concepción
instrumental de los medios por parte de Pujol, ya que los entendía como herramientas
tanto para dar a conocer su ideología política como para llevar a cabo su proyecto
de construir Cataluña desde posiciones nacionalistas Antich ( Antich, J. (1994). El Virrei. Barcelona: Planeta.
Jones, D. (2007). Pujol y la construcción de un espacio catalán de comunicación: interacciones
entre instituciones políticas y empresas mediáticas. Ámbitos, 15, 499-524.
Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
Si en la última década hay una aproximación teórica que sea referencia en el análisis
de las interacciones entre los sistemas político y mediático, esta es la desarrollada
por los politólogos Daniel C. Hallin y Paolo Mancini Hallin y Mancini ( Hallin, D. C. y Mancini, P. (2004). Sistemas mediáticos comparados. Barcelona: Editorial Hacer.
Hallin y Mancini ( Hallin, D. C. y Mancini, P. (2004). Sistemas mediáticos comparados. Barcelona: Editorial Hacer.
Si bien es cierto que el concepto de instrumentalización pudiera parecer suficiente
para explicar el comportamiento de Pujol, la politóloga Montserrat Guibernau apunta
que los movimientos políticos nacionalistas de naciones sin Estado como Cataluña tienen
una relación peculiar con los medios de comunicación —que iría más allá de la apuntada
de forma genérica por Hallin y Mancini— Guibernau ( Guibernau, M. (1999). Nacions sense estat: nacionalisme i diversitat a l’era global. Barcelona: Columna.
La autora también sostiene que, cuando «a la nación minoritaria se le ha garantizado algún tipo de autonomía política dentro del Estado», se le permite la creación de medios propios. En este contexto, los líderes del nacionalismo no estatal los necesitan para convencer a la población de la necesidad de subscribirse a sus programas políticos y para cuestionar al Estado central. También los necesitan para transmitir una imagen moderna y democrática, ya que los nacionalistas de oposición suelen ser presentados de forma muy negativa en los medios del Estado. De acuerdo con todo esto, pues, las élites nacionalistas tendrían un interés claro por crear medios. Esto atribuye al catalanismo un perfil específico que iría más allá que la instrumentalización definida por Hallin y Mancini. Basándonos en los presupuestos teóricos de Guibernau se ha formulado una segunda pregunta de investigación: si la concepción de los medios por parte de Pujol era instrumental, ¿atendía a los intereses y necesidades específicos del movimiento nacionalista que lideraba o iban más allá?
El conocimiento científico disponible sobre Cataluña apunta claramente a que los medios
de comunicación han sido considerados, por actores de todo tipo, como unos agentes
básicos para la normalización y extensión del uso de las lenguas menos habladas y/o
perseguidas; y también para la (re)creación y refuerzo de identidades nacionales en
una sociedad cada vez más globalizada. Según sostiene uno de los principales autores
catalanes en este campo, Josep Gifreu, una nación que quiera asegurar su continuidad
en el tiempo necesita un sistema comunicativo propio: «Hoy resulta imposible la afirmación
de la diferencia y de la identidad sin disponer de una amplia capacidad de control
del espacio de comunicación propio o sin una presencia importante en los mass media y en la cultura de masas»
Según Guibernau, la identidad nacional es un elemento de legitimación política de
los Estados nación contemporáneos, que la promueven a través del nacionalismo porque
la consideran un vehículo de cohesión social y una generadora de lealtad hacia el
propio estado —que se aseguraría, así, su propia continuidad a largo plazo—. En el
planteamiento de esta autora, los medios de comunicación y el sistema educativo son
usados por el Estado nación para «la propagación de una “imagen de la nación” particular,
con sus símbolos y rituales, sus valores y principios, sus tradiciones, sus estilos
de vida, sus enemigos comunes y, una cosa aún más importante, una clara definición
de cómo ser un “buen ciudadano”» Guibernau ( Guibernau, M. (2010). La identitat de les nacions. Barcelona: Dèria.
Para Guibernau, a partir de 1980 la Generalitat presidida por Pujol funcionó como
un contrapoder que se opuso a esa homogeneización cultural promoviendo sus propias
políticas de identidad para asegurar la continuidad nacional de Cataluña Guibernau ( Guibernau, M. (2002). Nacionalisme català. Franquisme, transició i democràcia. Barcelona: Portic.
A partir de este planteamiento surge nuestra tercera pregunta de investigación: dentro de este enfrentamiento entre Generalitat y Estado, ¿qué papel juegan los medios de comunicación en el refuerzo de la identidad nacional catalana dentro de las políticas de Jordi Pujol? A las tres preguntas formuladas hasta ahora, añadimos una cuarta orientada a conocer el cómo de todo este proceso: ¿cuáles fueron las estrategias utilizadas por Pujol para crear esos medios para superar las limitaciones que suelen afectar a los medios de las naciones sin Estado y poner en marcha su proyecto de construcción nacional?
De acuerdo con el marco teórico y los objetivos de conocimiento establecidos, el diseño
metodológico fue cualitativo. Como sostiene Soriano, estos diseños están orientados
a la generación de conocimiento nuevo y permiten captar mejor la complejidad de fenómenos
poliédricos como el problema de investigación tratado aquí Faulí et al. ( Faulí, J., Riera, I., Huertas, J. M., Dalfó, X., Simó, I-C., Lanao, P. y Vinyoles,
C. (1987). Tele/Estel, Arreu, Oriflama, Canigó i Presència. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Huertas, J. M. (2005). El plat de llenties. Periodisme i transició a Catalunya (1975-1985). Barcelona: Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Geli, C. y Huertas, J. M. (1990). Les tres vides de Destino. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Saura, V. (1998). Carlins, capellans, cotoners i convergents. Història d’El Correo Catalán (1876-1985). Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
La información recogida durante el trabajo de campo señala que Jordi Pujol desarrolló, entre 1968 y 1989, una fuerte actividad orientada a la creación y/o impulso de medios de comunicación de alcance autonómico que tuvieran una fuerte capacidad de influencia sobre la sociedad. Las estrategias, que se describirán a continuación, fueron cuatro: adquisición de cabeceras de prensa, creación de la radiotelevisión pública autonómica, creación de un grupo multimedia privado y la concesión de subvenciones por parte de la Generalitat a publicaciones impresas. Las razones apuntadas para legitimar cada una de estas acciones también son complejas y muestran claramente el carácter poliédrico de la concepción que Pujol tenía de los medios de comunicación.
Desde muy joven, Pujol se implicó en entidades culturales y cívicas catalanistas que
se oponían tanto al carácter dictatorial del régimen franquista como, en particular,
a la persecución de la cultura y la lengua catalanas. Pero a mediados de los años
sesenta, su activismo cambió y avanzó hacia acciones de carácter parapolítico, previendo
un futuro cambio de régimen y la necesidad de recuperar las instituciones de autogobierno
catalán en una España democrática Pujol ( Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Antich, J. (1994). El Virrei. Barcelona: Planeta.
Dowling, A. (2013). La reconstrucció nacional de Catalunya (1939-2012). Barcelona: Pasado y Presente.
Amat, J. (2015). El llarg procés. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937-2014). Barcelona: Tusquets Editors.
Pujol ( Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
En 1968 compró las primeras acciones de El Correo Catalán. En 1974, el mismo año en que cofundó Convergència Democràtica de Catalunya (CDC),
pasaría a formar parte del Consejo de Administración. Cuando entró en la empresa,
esta estaba en manos de la burguesía textil catalana, pero parecía decidida a vendérsela
a la familia del entonces alcalde de Barcelona, José María Porcioles. Como el Ministerio
de Información y Turismo, que debía autorizar los cambios en la propiedad, hizo un
informe negativo por sus antecedentes penales, Pujol se sirvió de fiduciarios para
controlar la empresa. De hecho, la propiedad del medio en la época que estuvo controlado
por él nunca fue clara del todo. Pujol sostuvo durante años que había desinvertido
al ser elegido diputado de las Cortes en 1977. Solo mucho tiempo después, cuando publicó
sus memorias, se supo que había sido propietario mayoritario hasta 1986, año en que
la empresa fue liquidada después de cuantiosas pérdidas y cuando Pujol ya llevaba
seis años como presidente Martínez y Oliveres ( Martínez, F. y Oliveres, J. (2005). Jordi Pujol: en nom de Catalunya. Barcelona: Random House Mondadori.
Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Según Saura, la intención de Pujol era contar con un medio afín, tal como ocurría
con la prensa de partido antes de la Guerra Civil. Pujol intervenía activamente en
la línea editorial del periódico, con presencia «incluso física» constante, ya que
entendía la participación en El Correo como una inversión y quería resultados políticos. Martínez y Oliveres sostienen que
Pujol no se limitaba a la gerencia, sino que llegó a redactar editoriales e intentaba
marcar la línea informativa. Introdujo redactores afines y todo ello llevó a no pocos
conflictos con los trabajadores históricos del medio, que trataban de resistirse —en
grados diversos— a actuaciones de los hombres de Pujol como decidir la portada, modificar
titulares o tratar positivamente al político y a su partido Saura ( Saura, V. (1998). Carlins, capellans, cotoners i convergents. Història d’El Correo Catalán (1876-1985). Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Martínez, F. y Oliveres, J. (2005). Jordi Pujol: en nom de Catalunya. Barcelona: Random House Mondadori.
También en 1974 Pujol se hizo con el control de la prestigiosa revista Destino, aunque sin constar en el proceso de compra, que se hizo de nuevo a través de fiduciarios.
En esta ocasión, su propietario, Josep Vergés, se la ofreció cansado de problemas
económicos y políticos. Se hacía así con el control de una publicación de referencia
para ciertos sectores intelectuales que valoraban los artículos de destacados colaboradores
como Josep Pla. Según Geli y Huertas, la adquisición se debe entender, como en el
caso de El Correo Catalán, dentro de los cambios en el marco político y en la idea de Pujol de que «disponer
de una prensa propia que le ayudaría en sus planes». Con la entrada de Pujol, la revista
hizo una declaración conceptual de lo que debía ser a partir de ese momento: «Cabía
una adaptación a la nueva realidad política y social más viva y abierta al futuro,
la defensa de la libertad política, del progreso y de la democracia social, además
de una inequívoca afirmación de catalanidad». A partir de entonces, serían habituales
los elogios (en ocasiones formulados «ardientemente») de los actos de Jordi Pujol,
las participaciones como autores invitados de miembros del partido próximos a él o
las críticas a los partidos de izquierdas. Todo esto provocó de nuevo tensiones con
la redacción, con constantes destituciones y dimisiones hasta que Pujol se deshizo
de Destino en 1978
A lo largo de los setenta, Pujol también participó en la gestión de las revistas Oriflama y Canigó Martínez y Oliveres ( Martínez, F. y Oliveres, J. (2005). Jordi Pujol: en nom de Catalunya. Barcelona: Random House Mondadori.
Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Faulí, J., Riera, I., Huertas, J. M., Dalfó, X., Simó, I-C., Lanao, P. y Vinyoles,
C. (1987). Tele/Estel, Arreu, Oriflama, Canigó i Presència. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Canigó surgió en 1954 como una revista innovadora y abierta que progresivamente había ido
ampliando los textos en catalán. Pujol la financió con inversiones a fondo perdido
y publicidad de Banca Catalana y en 1970 intentó hacerse con el control. Según cuentan
el editor y la directora en ese momento, en 1971 Pujol les hizo saber que la ayuda
no era desinteresada, sino que había consistido en una compra a plazos. De acuerdo
con esto, Pujol se consideraba propietario y exigió el control de la cabecera. No
lo consiguió y retiró su apoyo, hecho que debilitó a la publicación, que sobreviviría
hasta 1983 Faulí et al. ( Faulí, J., Riera, I., Huertas, J. M., Dalfó, X., Simó, I-C., Lanao, P. y Vinyoles,
C. (1987). Tele/Estel, Arreu, Oriflama, Canigó i Presència. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Lo Cascio, P. , Quevedo, C., Mayol, D. y Santacana, C. (2005). Els portaveus durant
el franquisme. En J. Casassas (coord.). Premsa cultural i intervenció política dels intel·lectuals a la Catalunya contemporània
(1814-1975) (pp. 115-141). Barcelona: Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona.
La intervención de Pujol en estas publicaciones de difusión limitada —alguna de ellas
de alcance local— se debe entender en el marco de su papel cualitativamente importante
en los campos cultural e intelectual en la Cataluña del tardofranquismo. Algunas con
larga tradición a sus espaldas, todas destacaron por un cierto papel de vehiculización
de ideas contrarias al franquismo y, a su vez, promotoras de la cultura catalana.
También contaban en su haber con enfrentamientos de grado diverso con la censura franquista,
hecho que les daba una pátina democrática muy potente ante la sociedad catalana. Como
explica Lo Cascio, «las publicaciones intelectuales más minoritarias tenían más posibilidades
de ofrecer artículos que no habrían visto la luz en periódicos de mayor tirada»
Por su parte, Amat argumenta que la entrada en todos estos medios se produce en un
momento muy particular: cuando Pujol plantea una batalla por la hegemonía dentro del
catalanismo justo en el momento en el que este se reconstruía tras el desastre de
la Guerra Civil Amat ( Amat, J. (2015). El llarg procés. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937-2014). Barcelona: Tusquets Editors.
Crameri, K. (2008). Catalonia: National identity and cultural policy 1980-2003. Cardiff: University of Wales Press.
Dowling, A. (2013). La reconstrucció nacional de Catalunya (1939-2012). Barcelona: Pasado y Presente.
Cuando se le pregunta a Pujol por qué hizo estas inversiones, aparece claramente explicitada
su voluntad de influir en la sociedad en un momento en el cual se intuye un cambio
de régimen y en el cual él mismo quiere participar. En una de las entrevistas para
esta investigación, el expresidente explica que quería «difundir ideología» a través
tanto de «revistas de pensamiento» minoritarias (Destino, Oriflama, Canigó) como a través de medios que permitieran hacer circular «mensajes masivos» (El Correo Catalán) Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Sobre este aspecto, Pujol es muy claro: «Me acusaron de querer influir en los medios
de los cuales fui propietario. Un empresario de prensa, si no se trata de un caso
extraño, que no digo que no exista, siempre quiere influir de alguna manera, sea políticamente,
económicamente o socialmente. Si no, no haría prensa, haría otra cosa». Ahora bien,
Pujol también reconoce que su estrategia fue un fracaso y se muestra muy crítico con
su etapa de editor, ya que quedó «muy mal con mucha gente» y no consiguió sus objetivos:
«Nos costaba mucho introducir la ideología que nosotros queríamos. El nacionalismo
estaba muy mal visto, entre los periodistas y los intelectuales de aquel momento.
Predominaban ideas muy de izquierdas» Pujol ( Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Con la llegada al poder en 1980, Pujol también utilizó los recursos políticos y económicos
de la Generalitat para ayudar a la creación de medios privados. Durante el periodo
estudiado, el principal proyecto en este campo fue la creación de un grupo multimedia
regional alrededor de la Fundació Catalana de Comunicació (FCC) El proyecto acabó siendo un fracaso que se fue consumando por fases. El Correo Catalán desaparecía en 1986 asfixiado por grandes problemas económicos. En 1991 era Cadena
13 la que lo hacía, ahogada también por fuertes deudas. Bonet ( Bonet, M. (1994). Només una ràdio en català. Capçalera, 49, 11-18.
Guillamet, J. (1996). Premsa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995).
Barcelona: Flor del Viento.
El proyecto nació a principios de los ochenta impulsado desde las empresas editoras
de El Correo Catalán y Avui, primer diario en catalán aparecido después del franquismo e impulsado desde sectores
del catalanismo cultural y político. En ese momento, ambas estaban controladas por
personas afines a Pujol o CDC. Además, también abarcaba prensa comarcal como El 3 de vuit (Vilafranca del Penedès), La Veu del Maresme (Mataró), Plaça Gran (Granollers) y Ausona (Vic). A partir de 1983 también integró a la cadena privada autonómica Cadena 13,
surgida de las concesiones de FM que el Gobierno catalán hizo ese mismo año. A largo
plazo, se preveía que también explotara una televisión privada a través de Promotora
Catalana de Ràdio i Televisió, aunque este proyecto nunca se concretó. Según Pujol,
el proyecto también incluía la conversión de El Correo Catalán en una publicación en catalán que ayudara a la normalización lingüística Guillamet ( Guillamet, J. (1996). Premsa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995).
Barcelona: Flor del Viento.
Bonet, M. (1994). Només una ràdio en català. Capçalera, 49, 11-18.
Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
Según explica Jaume Guillamet, con la Fundación «se diseñó desde el Palau de la Generalitat
una ambiciosa operación de apoyo a los medios de comunicación nacionalistas», que
se basaba en la «obtención de financiación pública y privada» y en «la creación de
servicios conjuntos». En este sentido, la concesión de frecuencias a El Correo Catalán y el Avui se explicó desde el Gobierno como parte de su idea de ayudar a los editores a hacer
frente a la caída de la difusión ayudándoles en su diversificación multimedia. Pero
las concesiones también generaron acusaciones de clientelismo, ya que la oposición
en el Parlament de Catalunya consideraba que se quería crear una radio afín al Gobierno:
en los consejos de administración se sentaban conocidos miembros de CDC y años después
se supo que Pujol seguía controlando El Correo Catalán cuando se articuló esta operación
En una entrevista para esta investigación, Pujol afirma que todos los medios que se
ayudó a crear desde sus Gobiernos, fueran públicos o privados, tenían «una mirada
nacional» y eran «catalanistas» Comunicación personal, 10 de Septiembre de 2012. Faulí et al., ( Faulí, J., Riera, I., Huertas, J. M., Dalfó, X., Simó, I-C., Lanao, P. y Vinyoles,
C. (1987). Tele/Estel, Arreu, Oriflama, Canigó i Presència. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Geli, C. y Huertas, J. M. (1990). Les tres vides de Destino. Barcelona: Diputació de Barcelona/Col·legi de Periodistes de Catalunya.
Martínez, F. y Oliveres, J. (2005). Jordi Pujol: en nom de Catalunya. Barcelona: Random House Mondadori.
Pujol ( Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Durante las dos primeras legislaturas de gobierno de Jordi Pujol ( 1980-1988), la Generalitat creó una de las mayores radiotelevisiones autonómicas de la época.
En 1988, la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (CCRTV) gestionaba Catalunya
Ràdio (con emisiones regulares desde 1983), la emisora musical RAC105 ( 1984), TV3 ( Quintà, A. (1983). El projecte de tercer canal de TV. Barcelona: Generalitat de Catalunya.1984) y la radio especializada Catalunya Música ( 1987). A finales de 1988 también estaba emitiendo en pruebas la segunda televisión del
ente, el Canal 33, que empezaría a emitir regularmente en abril de 1989 Carreras ( Carreras, Ll. (1987). La ràdio i la televisió a Catalunya, avui. Barcelona: Edicions 62.
Corbella, J. M. (1991). La comunicació social a Catalunya, 1981-1991. Una dècada de canvis. Barcelona: CEDIC.
Franquet, R. (2001). Història de la ràdio a Catalunya al segle xx. De la ràdio galena a la ràdio digital. Barcelona: Generalitat de Catalunya.
Tanto Catalunya Radio como TV3 habían nacido como medios generalistas con vocación
de ser muy competitivos. Uno de los principales objetivos tanto del Gobierno como
de los primeros directivos de la CCRTV fue captar el máximo de audiencia posible a
partir de una programación atractiva. Se trataba de evitar, a toda costa, la creación
de medios modestos y con una función complementaria que dejaran el protagonismo a
medios estatales (RTVE) o privados con sede en Madrid (las principales cadenas radiofónicas
del momento). En ningún caso se trataba de crear un canal folklórico, secundario.
Si se quería potenciar la presencia del catalán en los medios, esto era clave. En
esta línea, la aparición del resto de radios y televisiones de la CCRTV tenía dos
objetivos. Por un parte, ampliar la oferta de contenidos de servicio público. Así
se descargaba a los canales principales de esta tarea, que podían ofrecer productos
más generalistas que captaran audiencias más amplias. Por otra, aumentar la oferta
de contenidos en catalán, contribuyendo a una mayor normalización Lo Cascio ( Lo Cascio, P. (2008). Nacionalisme i autogovern. Catalunya 1980-2003. Afers: Catarroja.
Quintà, A. (1983). El projecte de tercer canal de TV. Barcelona: Generalitat de Catalunya.
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Dentro del proyecto de la CCRTV, la joya de la corona era TV3. Pujol entendió muy
pronto que la televisión era uno de los principales canales usados por la población
para acceder a información y entretenimiento. Asimismo, entendió que era un instrumento
de influencia de primer orden. Por eso dedicó esfuerzos y recursos para hacerla una
televisión de referencia Crameri ( Crameri, K. (2008). Catalonia: National identity and cultural policy 1980-2003. Cardiff: University of Wales Press.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
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Crameri, K. (2008). Catalonia: National identity and cultural policy 1980-2003. Cardiff: University of Wales Press.
Para Pujol, que la Generalitat dispusiera de medios potentes era estratégico; tenerlos
o no era, de hecho, determinante para su proyecto político para Cataluña. Lo expresó
abiertamente en referencia a TV3 en el discurso de investidura de 1980, cuando afirmó
que era en el campo de la televisión «donde nos jugamos nuestro ser como catalanes» Diari de Sessions del Parlament de Catalunya, núm. 4, de 22 de abril de 1980, p. 23.
Diari de Sessions del Parlament de Catalunya, núm. 2, 21 de junio de 1988, p. 12.
Corominas y Moragas ( Corominas, M. y Moragas, M. (eds.) (2003). Informe de la comunicació a Catalunya 2001-2002. Bellaterra, Castelló de la Plana, Barcelona, València; Servei de Publicacions de la
Universitat Autònoma de Barcelona; Publicacions de la Universitat Jaume I; Universitat
Pompeu Fabra; Universitat de València, Servei de Publicacions.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Pero la normalización del catalán no fue el único objetivo. Como también reconoce
en sus memorias, una de sus intenciones cuando llegó al Gobierno fue «diseminar la
conciencia de catalanidad» entre los habitantes de Cataluña, con el objetivo de que
todos «fuesen o se sintieran un poco o razonablemente catalanistas o como mínimo identificados
con el país». Para Pujol, este proceso era fundamental para asegurar una mínima cohesión
social, ya que a finales del franquismo existía una notable fractura entre la población
autóctona y la llegada del resto de España. También, para preservar la identidad nacional Diari de Sessions del Parlament de Catalunya, núm. 2, 21 de junio de 1988, p. 12.
Como se puede observar, para Pujol el papel de la radiotelevisión pública iba más
allá de ser un instrumento lingüístico o cultural. Era, de hecho, un componente básico
del concepto mismo de autogobierno y fundamental para su ejercicio efectivo. Así,
TV3 y Catalunya Radio reforzaban la existencia de la nación catalana, que legitima
el autogobierno y, por lo tanto, la propia existencia de la Generalitat como institución
de gobierno. A su vez, con su capacidad de influir sobre la sociedad, los medios públicos
dotaban a la Generalitat de poder político efectivo, de capacidad real de intervención
sobre la realidad. Para Pujol, si Cataluña quería ser un «país normal», tenía que
tener una administración normal Comunicación personal, 5 de Septiembre de 2013.
El balance que hacía de la CCRTV una vez retirado de la política activa era «muy positivo»,
ya que había ayudado a «vertebrar el país» transmitiendo «unos valores que le son
propios». En una entrevista con el autor, ratificaba esta afirmación sosteniendo que
«TV3 ha tenido una orientación catalanista, y esto está muy bien. Es lo que yo quería.
Con objetividad y sin falsear las cosas, pero de orientación catalanista» Pujol ( Pujol, J. (2009). Memòries. Temps de construir (1980-1993). Barcelona: Proa.
En 1983, la Generalitat puso en marcha un sistema de subvenciones a la prensa en catalán
pensadas para apoyar a unas publicaciones que sufrían serias limitaciones económicas Mateo ( Mateo, R. (1990). Els ajuts de l’Estat a la premsa a l’Europa Occidental. Barcelona: Cedic.
Departament de Cultura (1985). Memòria del Departament de Cultura (gener-desembre 1983). Barcelona: Generalitat de Catalunya.
Departament de Cultura (1987). Memòria del Departament de Cultura (1984-1985). Barcelona: Generalitat de Catalunya.
Este sistema sigue vigente en 2017 y ha sido fundamental no solo para ayudar al sostenimiento
de las publicaciones existentes, sino para ampliar su número, ayudando a configurar
el sistema mediático catalán
Año | Euros |
---|---|
1984 | 580.233,20 |
1985 | 617.119,85 |
1986 | 656.395,41 |
1987 | 650.243,84 |
1988 | 794.032,44 |
1989 | 788.651,81 |
Fuente: elaboración propia a partir de Guimerà ( Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.2014: 182).
Los principales beneficiarios eran los diarios y, especialmente, los de alcance autonómico.
El decano Avui se benefició ampliamente de este sistema. De hecho, diversas fuentes sostienen que
su viabilidad durante esos años y también los posteriores es gracias a las ayudas Guillamet ( Guillamet, J. (1996). Premsa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995).
Barcelona: Flor del Viento.
Además de esas ayudas, existen numerosos indicios que apuntan a subvenciones encubiertas
y entregadas de manera arbitraria a determinados medios. Según El País, entre 1981 y 1984, el Gobierno había otorgado 3 185 063,64 euros al Avui, El Correo Catalán, Ràdio Avui–Cadena 13 y la Fundació Catalana de Comunicació. Solo 223 576,50 euros
(menos del 10 %) corresponderían a ayudas a la difusión otorgadas con transparencia «La Generalitat ha destinado más de 500 millones de pesetas a financiar el grupo
periodístico vinculado a Jordi Pujol», El País, 28-04-1984.
Comunicación personal, 10 de septiembre de 2012 y 5 de septiembre de 2013.
En esta línea, quien fuera secretario general de Presidencia de la Generalitat entre
1980 y 1991 y hombre fuerte del Gobierno, Lluís Prenafeta, reconoce en una entrevista
para esta investigación que durante los ochenta se otorgaban subvenciones encubiertas
a otros medios Comunicación personal, 13 de septiembre de 2013.
Ahora bien, cabe matizar que las relaciones entre La Vanguardia y los Gobiernos de Pujol no siempre fueron buenas. El propio Prenafeta acusaba al
periódico de españolista y anticatalán —excepto en el periodo en que lo dirigió Noy—,
mientras que Pujol se quejaba de que había sido poco afín a sus Gobiernos. Eso sí,
le reconocía su carácter casi institucional y un papel central en la conformación
de la opinión pública. En sus memorias, Pujol sostiene que es muy importante mantener
la catalanidad de La Vanguardia y que por eso siempre que ha podido ayudar a esa causa, lo ha hecho
Barrera aporta un elemento interpretativo clave para entender esta relación: la propiedad
de La Vanguardia siempre ha procurado tener buenas relaciones con los poderes políticos municipal,
autonómico y central —con los riesgos consecuentes de no satisfacer del todo a ninguno
de los tres—. Es en este ejercicio de equilibrios que en 1987 sustituiría a Noy como
director Juan Tapia, «de conocida afinidad socialista», en una maniobra que Barreda
atribuye a la voluntad de Godó de tratar de obtener una concesión de televisión privada
que el ejecutivo de Felipe González tenía previsto convocar en los años siguientes
La intervención que los Gobiernos de Jordi Pujol llevaron a cabo sobre el sistema
mediático existente en Cataluña no fue la suma de acciones aisladas con objetivos
dispersos. Más bien al contrario: Pujol llegó al Gobierno convencido de la importancia
de los medios de comunicación no solo para llegar y mantenerse en el poder, sino para
recuperar y potenciar tanto la identidad nacional catalana y el autogobierno ejercido
a través de la Generalitat. Es este motivo por el que Pujol colocó los medios de comunicación,
tanto públicos como privados, en el centro de su acción de gobierno. Crear un sistema
de medios de comunicación, lo más completo posible, autocentrado en Cataluña y que
defendieran la idea de que esta era una nación, era fundamental Pujol ( Pujol, J. (2007). Memòries (1930-1980). Barcelona: Proa.
Lo Cascio, P. (2008). Nacionalisme i autogovern. Catalunya 1980-2003. Afers: Catarroja.
Guimerà, J. À. (2014). Les polítiques de comunicación durant els governs de Jordi Pujol. Premsa, ràdio i
televisió en el procés de construcción nacional. Barcelona: Proa.
En una entrevista para esta investigación, Pujol afirmaba con rotundidad que, si su
Gobierno no hubiera apostado por un sistema mediático propio, «habríamos sido unos
ilusos. No nos lo hubiera hecho nadie, a nosotros; no lo habría hecho Madrid» Comunicación personal, 10 de septiembre de 2012. Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
La información obtenida durante el trabajo de campo pone de manifiesto, con meridiana claridad, que Jordi Pujol siempre tuvo una concepción instrumental de los medios de comunicación, que entendía como herramientas para conseguir fines políticos diversos. Así lo indican tanto su comportamiento como también el pensamiento sobre el cual sustentó sus acciones.
Así, el comportamiento de Pujol coincide con la «instrumentalización» de los medios
de comunicación que Hallin y Mancini consideran característica del sistema mediático
Mediterráneo
En este sentido, las evidencias parecen indicar un doble objetivo ideológico por parte de Pujol. Por una parte, divulgar el catalanismo —del cual también participaban en grados diversos otros partidos como el PSC, PSUC o ERC— en un sentido amplio, no partidista. Esto aparece claramente expresado en el argumentario legitimador de la creación de la CCRTV. Por otra parte, la defensa de su ideario personal y de la acción de gobierno de su partido. La propiedad de El Correo Catalán hasta 1986 y el proyecto multimedia impulsado desde la Generalitat alrededor de este periódico y las subvenciones a medios más o menos afines y/o influyentes son las principales evidencias.
Desde este punto de vista, tanto la actitud como la acción de Pujol encajan en las
previsiones teóricas de Guibernau sobre las necesidades de acceso a los medios específicas
de los nacionalismos de oposición en los Estados nación contemporáneos
Ahora bien, tal y como sugerían las aportaciones de Gifreu y Guibernau, el papel que
Pujol atribuyó a los medios de comunicación iba más allá de la instrumentalización
tal y como lo definen Hallin y Mancini Gifreu ( Gifreu, J. (dir.) (1991). Construir l’espai català de comunicació. Barcelona: Cedic.
Guibernau, M. (2002). Nacionalisme català. Franquisme, transició i democràcia. Barcelona: Portic.
Hallin, D. C. y Mancini, P. (2004). Sistemas mediáticos comparados. Barcelona: Editorial Hacer.
De acuerdo con los resultados obtenidos, pues, Pujol convirtió la creación de medios
de comunicación en un objetivo político, entendiendo que eran fundamentales para desarrollar
su proyecto «Construir Catalunya». Una vez existieron, fueron instrumentos que iban
mucho más allá de la movilización política o la difusión de ideología. Sin duda alguna,
la normalización lingüística o la promoción de la identidad nacional no entran dentro
de las previsiones teóricas de Hallin y Mancini, aunque sea cierto que son acciones
habitualmente encomendadas por los actores políticos a los medios, tal como señala
Guibernau
Las estrategias seguidas para conseguir los objetivos apuntados fueron cuatro, según las evidencias recogidas. En primer lugar, la inversión en medios impresos privados. Esta fue la primera estrategia que desarrolló, sencillamente porque era la única posible bajo el franquismo. La segunda estrategia, ya instalado en el Gobierno de la Generalitat, fue el empleo de las competencias autonómicas —en concreto, la concesión de frecuencias de FM— para crear medios privados autonómicos y configurar un grupo multimedia alrededor de la prensa adquirida durante la dictadura. La tercera fue la creación de la CCRTV y su constante crecimiento. Finalmente, la instauración de un sistema de subvenciones a la difusión de publicaciones periódicas —y otras de menos transparentes— cerraba el círculo. Como apunta Amat, los organismos parapolíticos (Banca Catalana y el CIRP) y la presidencia de la Generalitat eran instrumentos para sus objetivos nacionalizadores. Así, aquello que hasta la llegada a la Generalitat se llevaba a cabo con fondos privados, a partir de 1980 se aborda con todos los recursos de los que disponía la administración catalana, que no son solo económicos —aunque estos serían centrales incluso más allá de los años considerados aquí—.
Como se puede observar, se actuó sobre todos los medios existentes y legalmente posibles hasta 1988: prensa privada, radio pública y privada; y televisión pública. Sin duda, el proyecto era globalizante y aspiraba a construir un sistema mediático basado en actores autóctonos potentes prácticamente inexistente a finales de los setenta, tal como sugería Gifreu ( 1991). Una muestra más de las grandes dimensiones que alcanzó la intervención de Pujol sobre los medios de comunicación.
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