e-ISSN: 1576-4737
MONOGRÁFICO
Resumen:El propósito de este trabajo es destacar el papel de las interrogativas entre el conjunto de estrategias que emplean los hablantes para gestionar la configuración informativa que hay detrás de cada interacción. En este sentido, el trabajo parte de la función más inmediata de la interrogación —como manera de actualizar el archivo informativo que comparten los participantes en un acto comunicativo— para ir trazando un puente hacia otras categorías. Como evidencia, se toma el corpus interaccional GestINF como punto de partida. En términos generales, la interrogativa se perfila como una herramienta rentable para vehicular el tándem intersubjetividad / miratividad, que permite a los hablantes manejar la responsabilidad informativa o mostrar su reacción ante un determinado estado de cosas. Más allá, la interrogativa se convierte también en un mecanismo útil para la organización estructural de un determinado tipo de discurso.
Palabras clave: Conocimiento compartido; activación; intersubjetividad; miratividad.
Abstract: The aim of this paper is to highlight the role of interrogatives among the set of strategies used by the speakers to manage the informational configuration that supports each interaction. In this way, the paper goes beyond the immediate function of interrogatives —as a way to update the informational file shared by the participants in a communicative action— to trace a bridge with some other categories. The corpus GestINF is used as empirical evidence. More generally, interrogatives emerge as a useful tool to deal with the tandem intersubjectivity / mirativity, which allow the speakers to control informational responsibility or to show their reactions towards a certain state of affairs. Furthermore, interrogatives become as well into a mechanism useful to structurally organize a certain type of discourse.
Keywords: Shared knowledge; Activated information; intersubjectivity; mirativity.
Sumario: 1. Introducción: ¿Por qué nos gusta tanto hablar del tiempo?. 2. Configuración informativa. 3. El corpus GestINF. 4. Las interrogativas en el corpus GestINF. 5. Conclusión. Agradecimientos. Bibliografía.
Cómo citar: Rodríguez Rosique, S. (2025). De la información a la (inter)acción: El papel de las interrogativas en el corpus GestINF, Rodríguez Ramalle, T. (coord.): Lengua, discurso y comunicación: 25 años de la revista Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 101 (2025): 245-256. https://dx.doi.org/10.5209/clac.100083Nos saca de más de un apuro cotidiano, por ejemplo, en el ascensor junto a un vecino al que hemos visto solo un par de veces. El tiempo es ese comodín casi inevitable, surge con la imprevisión de la que, en realidad, el ser humano ha tratado siempre de escapar: huir de lo desconocido buscándole forma (ACyV 2022).
Hace unas semanas, mientras navegaba por Internet, me topé con el título de esta sección, que encabezaba también un artículo de interés albergado en un suplemento del diario El Confidencial. El texto comenzaba haciendo alusión a la importancia de los “temas-comodín” y a por qué el tiempo constituye uno de ellos, para después elucubrar sobre las distintas acepciones de la palabra tiempo. Más allá de eso, lo que me interesaba de este artículo era que, en su inicio, daba por asumida la necesidad que tenemos de buscar puntos en común que legitimen la interacción comunicativa —de ahí que, cuando no tenemos nada de lo que hablar, lo hagamos sobre el tiempo—. No en vano, Gutiérrez Ordóñez (1997: 26) señalaba que todos los enunciados informativos están construidos como si fuesen la respuesta a una pregunta inicial que el hablante tiene que imaginar para ver qué conoce o qué ignora su interlocutor. Esa especie de retrato robot —o esa necesidad que tenemos de aventurar lo que el otro sabe para iniciar una conversación— no es más que la punta del iceberg que corrobora que, detrás de nuestros intercambios lingüísticos, existe un entramado de información que prepara el terreno o escenario común para que los participantes interactúen. La existencia de ciertas especulaciones que el hablante lleva a cabo, al asumir lo que hay en la mente de su interlocutor, justifica que, cuando se analiza la configuración informativa que hay detrás de un intercambio lingüístico, a menudo se aluda a la existencia de una teoría mental (cf. Prince 1981; Garrido 1993, 2010; Lambrecht 1994; Escandell 1996; Gutiérrez Ordóñez 1997; García Murga 1998; Portolés 2004). No obstante, desde un punto de vista lingüístico, ese conjunto de información no tendría razón de ser si no se manifestara formalmente; es decir, si no sirviera para dar forma, sentido y función a nuestros enunciados (Prince 1981: 252-253; Lambrecht 1994: 3, 94).
El propósito de este trabajo es abordar la manera en la que la configuración informativa dialoga con la estructura lingüística a través del comportamiento de una construcción gramatical —la interrogativa— en un corpus de interacciones lingüísticas en formato audiovisual (el corpus GestINF). El objetivo último será demostrar que las relaciones entre la estructura interrogativa y la configuración informativa van más allá de la gestión de la información, pues las interrogativas se convierten en mecanismos poderosos de (inter)subjetividad e intervienen también en el reparto de los roles conversacionales. Para explicar en qué medida la red tentacular de la configuración informativa va más allá de la tradicional dicotomía entre información nueva e información conocida, la siguiente sección aborda las claves que permiten apresar el terreno común que hay detrás de un intercambio lingüístico a través de la confluencia de distintas categorías o propuestas teóricas. En la tercera sección se describen las características que definen el corpus GestINF: un conjunto de interacciones lingüísticas registradas en formato audiovisual cuya selección de informantes se llevó a cabo siguiendo parámetros determinados por comunidades culturales (Clark 1996) e intentando reflejar los distintos flancos por los que podía aparecer la información activada. La cuarta sección analiza el comportamiento de las interrogativas en la “Interacción 1” del corpus. Finalmente, la última sección recoge las conclusiones más importantes derivadas del análisis y señala las sendas hacia las que el estudio de una construcción gramatical como la interrogativa puede apuntar con respecto a la interacción entre la configuración informativa y la estructuración lingüística.
Nuestros intercambios comunicativos representan actividades conjuntas (Levinson 1979; Clark 1996); es decir, constituyen algo más que actividades autónomas, en la medida en que exigen la participación de dos o más individuos que coordinen sus acciones individuales. El intercambio comunicativo más básico es la conversación (Fillmore 1981), pues se considera universal —se da en todas las sociedades humanas—; no exige habilidades especiales ni ningún tipo de instrucción; y es el entorno natural en el que los niños aprenden una lengua. En este sentido, la conversación emerge como un tipo específico de discurso que se caracteriza por la sucesión y alternancia de turnos de habla (Briz y Grupo Val.Es.Co 2003, 214) y que exhibe una serie de características (Briz 2000: 51; Hidalgo 2002: 9-10; Portolés 2004: 68): se lleva a cabo a través del canal oral, lo que asegura la espontaneidad; se produce en un contexto de inmediatez; es de naturaleza dialogal y dinámica; y representa el esfuerzo cooperativo de hablante y destinatario en la construcción del significado.
Su definición como actividad conjunta justifica que cualquier tipo de interacción imponga un requisito inicial para tener éxito: los participantes han de¶ poseer algún tipo de conocimiento compartido antes de verse envueltos en ella. Cuando la gente toma partido en una conversación, trae consigo un conjunto de conocimientos, creencias, asunciones, etc., a lo que Stalnaker (1978) denominó Common Ground. El conocimiento compartido, sin embargo, no solo constituye una exigencia previa a la interacción, sino que se va actualizando (Roberts 1996; Ginzburg [2012] 2015) a medida que esta avanza y, en esa mutación constante, permite explicar tanto la forma de los enunciados como el significado y la función de determinadas construcciones.
La presencia de un fondo común que condiciona la interacción lingüística parece una cuestión fuera de controversia. El problema viene a la hora de darle forma y de determinar su funcionamiento. A este respecto, Coseriu (1969: 313) propone la existencia de un “contexto del hablar” que permite aprehender “toda la realidad que rodea a un signo, un acto verbal o un discurso, como presencia física, como saber de los interlocutores y como actividad”.
Para jerarquizar este tipo de conocimiento, el lingüista diferencia tres tipos de contextos dentro de este “macrocontexto” del hablar: el contexto idiomático (o la lengua misma como fondo), el contexto verbal (o co- texto), y el contexto extraverbal. Dentro de este último, a su vez, se incluirían varios tipos de subcontextos: el contexto físico —o lo que está a la vista—; el contexto empírico —o el estado de cosas objetivo en el momento de la comunicación—; el contexto natural —que incluiría todos los contextos empíricos posibles—; el contexto práctico u ocasional —que estaría determinado por la situación particular y que incluiría aspectos como la manera de dar instrucciones o pedir un favor, según el caso—; y el contexto cultural —que estaría relacionado con la tradición de una comunidad—.
En los intentos amplios de captar esa realidad que rodea a un enunciado, como el de Coseriu, una de las cuestiones que saltan a la vista es que parecen estar actuando dos tipos de parámetros ortogonales: por un lado, la información conocida en términos de conocimiento compartido; y, por otro, la información conocida en términos de activación (Prince 1981: 228-230).
El conocimiento compartido de dos personas es la suma de sus suposiciones, creencias y conocimientos (Clark 1996: 93), y se alimenta de dos tipos de fuentes: las comunitarias y las personales. El conocimiento compartido comunitario se basa en la existencia de comunidades culturales, o grupos de personas que comparten información de la que otros grupos carecen, y pueden estar determinadas por la nacionalidad, la lengua, la profesión, las aficiones, la religión, etc., como ejemplifica la Tabla 1. El conocimiento compartido personal, por su parte, se basa en el parámetro de la familiaridad, e incluye tanto las experiencias perceptivas que compartimos con otras personas —cuantas más experiencias hayamos compartido con alguien, más familiar nos resultará— como las acciones que hemos llevado a cabo con otros.
Tabla 1. Conocimiento compartido comunitario (Clark 1996: 103)
| Bases para la experiencia | Ejemplos de comunidad | Ejemplos de experiencias |
|---|---|---|
| Nacionalidad | Americana, canadiense, española | Prácticas culturales de la nación, instituciones |
| Formación académica | Estudiantes universitarios, estudiantes de Derecho, estudiantes de secundaria | Contenidos específicos, competencias formativas |
| Etnia | Hispanos, afroamericanos | Aspectos vinculados con la herencia cultural, experiencias y prácticas propias de la etnia |
| Política | Demócratas, liberales, socialistas, marxistas | Claves políticas, valores, figuras políticas relevantes |
| Subcultura | Estrellas del rock, bandas callejeras, drogodependientes | Códigos underground, jergas, saber hacer |
| Género | Hombres, mujeres, transexuales | Funciones corporales, costumbres sociales propias de cada género |
No obstante, de entre todo el conocimiento que vamos acumulando como resultado de nuestra pertenencia simultánea y cruzada a distintas comunidades culturales, nuestra mente solo puede centrarse en una pequeña porción (Chafe 1994): esta es la información que está activada en la mente de los participantes, o que resulta saliente, en un momento determinado de la interacción. En efecto, no podemos pensar de forma holística en un lapso temporal amplio (mi etapa como estudiante universitaria), ni siquiera en una persona (un antiguo novio), sino que los convocamos de forma progresiva: puedo pensar en un lugar, un momento o una anécdota de cuando estudiaba Filología; o puedo perfilar una acción, un rasgo o una actitud de alguien conocido. De acuerdo con Chafe (1994: 53-56), según el estado focal, periférico o inconsciente de una idea en la conciencia, se puede decir que está activa, semiactiva o inactiva. En efecto, el proceso de activación de la información en la mente de un individuo no se entiende en términos binarios, sino que funciona más bien como un continuo (Dryer 1996), en el que uno de los extremos estaría ocupado por la información máximamente activada —o foco de activación— y el extremo contrario incluiría la información no activada. En el medio se encontraría tanto la información accesible —esto es, aquella que no ha sido activada como tal, pero que está vinculada con información activada gracias a relaciones de discurso (Garrido 2007; Duque 2016: 21-45)— como la información desactivada —es decir, aquella que ha estado activada, pero que ha ido perdiendo progresivamente su prominencia—. Frente al conocimiento compartido, que nos define como individuos y que se va actualizando a lo largo de nuestras vidas, el estatuto activado de la información resulta efímero.
Hasta hace unas décadas, el análisis del fondo común que regula la interacción había estado circunscrito al ámbito de la estructura informativa del discurso. Desde esta perspectiva, interesa especialmente la mencionada distinción entre información conocida como conocimiento compartido e información conocida como proposiciones activadas o salientes. Igualmente, desde la estructura informativa del discurso, el punto de vista privilegiado es el del destinatario: la información se evalúa según lo que el hablante cree que el otro conoce, tiene activado o es capaz de acomodar (Lewis 1979). Sin embargo, con la llegada de nuevas teorías (como la evidencialidad o la miratividad), el interés por el conocimiento compartido o por la información activada se ha enfocado también desde otros ángulos.
En términos clásicos, la evidencialidad se define como la categoría que estudia la fuente de información y el modo de acceso a la misma (Willet 1988; Aikhenvald 2004). En este sentido, un enunciado como Anoche vi salir a una persona de la habitación de la víctima nos informa de que el hablante ha accedido a la información de forma directa —a través de los sentidos—; El asesino debe de haber sido el mayordomo nos dice que la información procede de una fuente indirecta —es producto de una inferencia del hablante—; y El marido ha declarado que la víctima estuvo en su habitación toda la tarde nos dice que el hablante accede a la información también de forma indirecta —aunque esta vez a través de un tercero—. Algunos autores, sin embargo, opinan que esta concepción de la evidencialidad es demasiado restrictiva, y deja fuera valores claramente relacionados con la fuente de información, entre los que se incluye el conocimiento compartido (Bermúdez 2005: 14-17). Para Bermúdez, al esquema inicial de la evidencialidad habría que añadirle un nuevo parámetro: un continuo que discurra entre el acceso privado a la información (restringido al hablante) y el acceso universal (disponible para todos), pasando por la información accesible solo para los participantes en una determinada interacción, como sintetiza la Figura 1.

La propuesta de Bermúdez sobre la necesidad de vincular la categoría evidencial con la información conocida resulta relevante; sin embargo, el autor no establece qué relación existe entre los tres parámetros, o si todos gozan del mismo estatuto dentro de la categoría. En ese intento por abordar la evidencialidad desde una óptica más discursiva surge también la noción de (inter)subjetividad de Nuyts (2001a, 2001b, 2012). Originalmente, la (inter)subjetividad emerge como una revisión crítica de la distinción establecida por Lyons (1977: 797-800) entre la modalidad epistémica subjetiva y la modalidad epistémica objetiva (la primera implica una hipótesis puramente intuitiva del hablante, mientras que la segunda supone una probabilidad objetivamente calculable). A partir de aquí, Nuyts reinterpreta la distinción en términos de calidad de la evidencia que tiene el hablante para llevar a cabo una evaluación epistémica: el hablante puede indicar que solo él tiene acceso directo a la evidencia, y, por tanto, saca sus propias conclusiones de ello (subjetividad); o bien que la evidencia es compartida o accesible por un grupo más amplio de personas (intersubjetividad). De acuerdo con Nuyts (2012), se espera una marcación subjetiva cuando el evaluador cree que no debería implicar a nadie más en su evaluación modal —bien porque no sabe la postura de los otros, o bien porque su postura está en clara oposición con la de los otros—; por otra parte, se espera una marcación intersubjetiva cuando el evaluador quiere indicar, contra el destinatario, que su postura no es aislada ni estrictamente personal o arbitraria, o cuando el evaluador asume que él y su destinatario están de acuerdo y quiere expresarlo. Para el autor, a pesar de que la (inter)subjetividad emerge como parámetro dentro la evidencialidad, va progresivamente adquiriendo el estatuto de categoría independiente, para erigirse como un poderoso recurso discursivo que permite gestionar la postura de los hablantes en la interacción y que, al mismo tiempo, se sitúa frente a frente con respecto a la miratividad.
En efecto, si la evidencialidad se ha vinculado con la información conocida, la miratividad se asocia a la información nueva. La miratividad capta la tendencia natural en las lenguas a establecer una distinción entre la información que forma parte de la imagen integrada del mundo que tiene el hablante y la información que no forma parte de esa imagen (DeLancey 1997). Aunque originalmente surge ligada al concepto de “mente no preparada” del hablante (Aksu-Koç y Slobin 1986), en un intento por perfilar semánticamente la descripción de la categoría, Aikhenvald (2012) propone el siguiente abanico de valores que forman parte del espectro abarcado por la miratividad: descubrimiento repentino, sorpresa, mente no preparada, contraexpectativa e información nueva. El concepto de información nueva que se maneja desde la perspectiva mirativa no es equivalente, sin embargo, al empleo de la misma noción en el ámbito de la estructura informativa. Por un lado, en términos mirativos, a diferencia de lo que ocurre en la estructura informativa —donde el punto de vista privilegiado es el del destinatario—, la información relevante puede ser nueva para el hablante, nueva para el destinatario o nueva para el personaje principal de una historia (Aikhenvald 2012; Hengeveld y Olbertz 2012; Schmid, Momma y Wiesinger 2025). Por otro, el estatuto de información nueva en sí no es requisito suficiente para la mirativi- dad (Peterson 2013). Se entiende, más bien, que esta categoría surge de la imbricación de dos componentes básicos (Rodríguez Rosique 2019a: 196-201): un componente informativo —vinculado con información nueva (en términos de conocimiento compartido) o con información que se acaba de presentar como saliente (en términos de activación)—; y un componente evaluativo —relacionado con la sorpresa, la mente no preparada y la ruptura de expectativas—. Con respecto a este último, la inclusión de la contraexpectativa como parte del abanico de significados que propone Aikhenvald (2012) abre el continuo entre la miratividad y otras categorías basadas en el contraste, como la adversatividad o la concesividad (cf. Rodríguez Rosique 2023a; Mari 2025; Mari y Russo 2025).
Precisamente con el objetivo de captar las diversas coordenadas que inciden en la determinación informativa que hay detrás de un enunciado surge el corpus GestINF (Rodríguez Rosique y Cifuentes Honrubia, en línea). Se trata de un corpus “artesanal” —en oposición a los big data (cf. Rojo 2021; Pons Bordería 2022)— concebido para poder analizar la relación bidireccional entre la configuración informativa y la estructuración lingüística (Rodríguez Rosique 2019b, 2021), así como para poder determinar las estrategias de gestión de la información que emplean los hablantes en la interacción. En este sentido, la detección de estrategias —que luego puedan contrastarse en corpus más amplios— y la determinación precisa de las coordenadas que enmarcan la interacción priman sobre la cantidad de datos.
El diseño del corpus se basa en la intersección de dos parámetros ortogonales (el conocimiento compartido y la información activada); y está restringido al ámbito universitario —y, de manera más específica, a la Universidad de Alicante—. Para poder aprehender el conocimiento compartido comunitario, se partió de los colectivos universitarios (estudiantes, personal docente e investigador, y personal de administración y servicios), que suponen una traslación inicial del concepto de comunidad cultural de Clark (1996) al ámbito universitario, y que permiten enmarcar —a través de una compleja relación de anidamiento— el cruce de otros parámetros, como la edad, el género, la ideología, las aficiones, etc. Asimismo, para poder controlar mejor la información con la que los participantes accedían a la interacción —y tener, así, un punto de partida en el proceso de activación (Chafe 1994; Dryer 1996)—, a los participantes de cada grupo se les entregaron dos textos desencadenantes, que tenían que leer antes de la interacción: uno de los textos versaba sobre un tema de actualidad en el momento de la interacción; el otro estaba vinculado con su formación (en el caso de los estudiantes y los profesores) o con su profesión (en el caso del personal de administración y servicios). La Tabla 2 ofrece una radiografía de las interacciones que constituyen actualmente el corpus GestINF.
Tabla 2. Radiografía de las interacciones que integran el corpus GestINF
| Interacción | Participantes | Colectivo | Temas desencadenantes |
|---|---|---|---|
| Interacción 1 | 2 chicos 2 chicas |
Estudiantes (Grado en Estudios Ingleses) | – Redes sociales – Bloomsday |
| Interacción 2 | 2 hombres 2 mujeres |
Personal de administración (Secretarías de Departamento y Facultad) |
– Cine y plataformas de streaming – Brexit y Erasmus |
| Interacción 3 | 2 mujeres 2 hombres |
Personal Docente e Investigador (Grados en Filologías) y miembros del Equipo Decanal |
– Futuro de las Humanidades – Titulaciones de doble grado |
| Interacción 4 | 4 chicas | Estudiantes (Grado en Español) | – Elecciones generales de 2019 – RAE y Twitter |
| Interacción 5 | 2 hombres 2 mujeres |
Personal de Administración (Personal de Bibliotecas) | – Filosofía y del orden y Marie Kondo – Silencio en las bibliotecas |
| Interacción 6 | 3 chicas 1 chico |
Estudiantes (Grado en Traducción) | – Eurovisión 2019 – El valor de las traducciones |
| Interacción 7 | 2 hombres 2 mujeres |
Personal Docente e Investigador (Profesorado del Máster en Ordenación del Territorio) | – Regalos de boda y repercusión tributaria – Gentrificación |
| Interacción 8 | 2 mujeres 2 hombres |
Personal de servicios (limpieza y mantenimiento) | – Registro de jornada laboral – Marcas blancas |
| Interacción 9 | 3 chicos 1 chica |
Estudiantes (Grado en Educación) | – La postura de la sociedad ante las guerras actuales – Móviles y escuela |
| Interacción 10 | 2 chicos 2 chicas |
Estudiantes (Grado en Geografía) | – Empoderamiento económico de las mujeres (Taylor Swift como ejemplo) – Sequía y colapso |
Con el objetivo de poder monitorizar todo el proceso, se decidió registrar las interacciones en formato audiovisual. Para asegurar una buena calidad de imagen y audio, se escogió el plató con el que cuenta el Taller de Imagen de la Universidad de Alicante. Todas las personas que participaron en la primera fase del corpus (grabado en 2019) fueron informadas del uso que se daría a las interacciones conversacionales en las que iban a participar y otorgaron su consentimiento a través de un contrato de cesión de derechos. En el caso de las personas que participaron en la segunda fase del corpus (grabado en 2024), el proceso fue supervisado y avalado por el Comité de Ética de la Universidad de Alicante, que, tras revisar el cumplimiento de los protocolos vinculados con el tratamiento de los datos, dio su visto bueno al proyecto. Cada interacción tiene una duración aproximada de 40 minutos, aunque a los participantes no se les avisaba de cuándo se empezaba la grabación ni de cuándo dejábamos de grabar. El resultado es un corpus de casi 7 horas que nos permite un acercamiento multimodal al acto comunicativo.
El corpus está albergado en el portal GestINF de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (https://www. cervantesvirtual.com/portales/proyecto_gestinf/corpus/), y es de acceso libre. Cada interacción contiene un pequeño texto de presentación sobre la filiación del grupo; los enlaces que permiten acceder a los textos desencadenantes; un plano general, con audio global, y dos planos cortos, con audios separados; y un cuadro de texto con la transcripción conversacional, que va avanzando simultáneamente según progresa la conversación. Las interacciones 9 y 10, que forman parte de la segunda fase del corpus, se encuentran actualmente en proceso de revisión para poder subirse al portal.
GestINF constituye un corpus de naturaleza híbrida, a medio camino entre lo guiado y lo espontáneo (Briz y Albelda 2009; Rojo 2016). Con respecto a los corpus de lengua hablada, de acuerdo con Briz y Albelda (2009: 168), existen dos modalidades: las entrevistas, que suelen estar protagonizadas normalmente por dos personas, constituyen un tipo de comunicación dirigida y obedecen a un acuerdo transaccional; y las conversaciones, que son producto de la espontaneidad y la naturalidad, y que están sujetas a la variedad situacional. En la medida en que hubo un proceso de selección de informantes, que los participantes contaban con dos textos desencadenantes, y que sabían que el objetivo de su interacción era la grabación para el análisis comunicativo, el corpus se sitúa dentro de lo guiado. Sin embargo, en la medida en que la única consigna que recibieron los participantes fue la de “hablar”, el corpus permite captar la naturalidad de la conversación a través de la dinámica, las estrategias y los roles conversacionales de los hablantes, que se van perfilando conforme avanza la interacción.
La interacción entre configuración informativa y forma lingüística puede ofrecer explicaciones alternativas a fenómenos que hasta ahora no se habían contemplado desde esta óptica, pero una definición amplia de lo que se entiende por configuración informativa —que tenga en cuenta las propuestas teóricas que se han esbozado en el apartado 2— también permite conocer mejor el funcionamiento de algunas construcciones que siempre han estado en el punto de mira cuando se piensa en la incidencia informativa. Esto es lo que sucede con la interrogación: por un lado, las construcciones interrogativas permiten la actualización de los archivos (Heim 1983) compartidos por el hablante y su destinatario; por otro, desencadenan implicaciones discursivas e interaccionales fundamentales (Guryev y Delafontaine 2022).
En este apartado se presenta una primera aproximación a la función de las interrogativas en el corpus GestINF. Para ello, se ha elegido la Interacción 1 del corpus. Según se adelantaba en la Tabla 2, esta interacción está protagonizada por cuatro estudiantes del Grado en Estudios Ingleses impartido en la Universidad de Alicante; en concreto, por dos chicos y dos chicas: tres de ellos comparten edad (entre 19 y 20 años), y el cuarto es un poco mayor que el resto. La relación de compañerismo que existe entre ellos está muy cohesionada: son estudiantes de segundo curso (ya llevan dos años compartiendo aula) que tienen una sensación de pertenencia al grupo —la clase— bastante arraigada. No en vano, planifican actividades que explicitan esa cohesión, como se observa en (1):
H2: ¡pues quedamos un día para comer queso!
H1: [sííí → / una tablaa →/ síí →]
H3: [(risas)] solo para comer
H4: [traemos—/ traemos queso manchego]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 34:20)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 34:20)
Con respecto a los textos desencadenantes que recibieron, el tema de actualidad versaba sobre la fusión de las redes sociales Facebook, Instagram y WhatsApp; el específico trataba de la tradición del Bloomsday —un encuentro anual que se celebra todos los 16 de junio en Dublín y que convoca a los lectores que quieran simular el periplo recorrido por el protagonista del Ulises de Joyce—. Los participantes, sin embargo, comenzaron por las redes sociales y después fueron abordando temas según la interacción avanzaba, desde el veganismo al efecto invernadero, la condena de los mataderos como forma de producción masiva, o los límites del humor. En este sentido, la evolución de las interacciones obedece a la naturaleza misma del corpus, entre lo programado (tienen unos textos desencadenantes) y lo espontáneo (los participantes se apoderan de la interacción y deciden los caminos por los que esta discurrirá), como se observa en (2), que recoge las distintas estrategias que emplean para esquivar el segundo texto propuesto:
H3: eeee → // tenemos que hablar de James Joyce → [(risas)]
H1: [(risas)]
H2: [noooooo] / James Joyce no →
Unk: […]
H3: no hemos hablado deee James Joyce
Unk: […]
H3: ¿y James Joyce ↑ / ¿y James Joyce? ↑ (entre risas)
H4: James Joyce / pues nada
Corpus GestINF, Interacción 1— Corpus GestINF, Interacción 1
La función prototípica de la interrogación es hacer una pregunta (Escandell Vidal 1999: 3931-3934; RAE / ASALE 2009: 4906), mediante la que el hablante solicita al destinatario información que no conoce. En ese sentido, las estructuras interrogativas constituyen proposiciones abiertas, que siempre incluyen una variable por rellenar o una incógnita que resolver. La variable puede afectar a la totalidad de la proposición, como sucede en las interrogativas totales —(4)—, o puede recaer solo en una parte de esta, como se da en las interrogativas parciales —(3)—:
H1: solo me gusta una marca
H2: [¿cuál? ↑]
H1: [paulaner]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 14:17)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 14:17)
H2: [o— / o— / o— /] ¿o solo has pro—/ o solo has probado esa? ↑
H1: eee—/ esa yyy la Mahou // bueno y la Amstel
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 14:26)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 14:26)
La naturaleza dinámica de la interacción determina la forma de esas preguntas: es muy habitual que las interrogativas parciales aparezcan introducidas únicamente mediante el constituyente interrogativo; igualmente, las interrogativas totales adquieren con frecuencia la forma de preguntas de alternativa (RAE / ASALE 2009: 3156-317), como en (4) —entiéndase ¿Solo te gusta una marca o solo has probado esa?—, o incluyen desencadenantes presuposicionales (también), que aluden a una proposición previamente activada en el discurso —yo veo Late motive—, como sucede en (5):
H2: yyy LATE motiv
H1: [ahh / ese me encanta →]
H2: [¿lo veis también? ↑]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 08:44)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 08:44)
Las interrogativas en el corpus reflejan también la construcción compartida del significado a través del trabajo cooperativo entre hablante y destinatario, propia de la conversación, que se acentúa, si cabe más, en la Interacción 1 debido a la cohesión del grupo (los participantes no temen “robar” el turno de otro). Desde el punto de vista de la configuración informativa, este aspecto se concreta en que los participantes negocian de forma conjunta la proposición que van a incorporar al archivo compartido, como se observa en (6):
H4: [el anuncio este →] / de Navidad que hicieron de →
H2: ¿Campofrío / verdad? ↑
H4: [¿lo habéis visto? ↑] / de Campofrío→ / el de →
H3: ¿el del humor? ↑
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 17:55)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 17:55)
En este sentido, la Interacción 1 recoge un ejemplo curioso en el que la activación del tema se establece de manera indirecta, por lo que contaría como un caso de información accesible, mientras los participantes negocian la manera de designar al fenómeno (dieselgate) que informativamente están intentando colocar en primer plano. Si bien las interrogativas ¿cómo se llama?, proferidas por H2, podrían apuntar a un proceso interno del hablante por el que pretende invocar el nombre del proceso, las intervenciones reactivas de H3 (con otras interrogativas) o H4 (con tanteos aproximativos) enfatizan la colaboración cooperativa en la determinación de la proposición.
H2: (pausa prolongada: 2 segundos) ¿cómo se llama? → (pausa prolongada: 3 segundos) no me viene la palabra a la mente (pausa prolongada: 2 segundos) (chasca la lengua) lo dee Volkswagen / joder
H1: (risas)
H2: (pausa prolongada: 3 segundos) (¿cómo se llamaba?)
H3: COCHE
H1, H2, H3, H4: (risas)
H2: (pausa prolongada: 3 segundos) el engaño ESTE que hicieron →
H4: sí // laa →
H2: tan generalizado
H4: [mintieron a →]
H3: [TIMO] / ¿timo? →
H4: [a los compradores]
H3: [¿scam? ↑]
H2: scam → (pausa prolongada: 3 segundos)
H3: no sé / no →
H2: [FRAUDE / fraude / fraude]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 04:29)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 04:29)
En otras ocasiones, la función de las interrogativas en la interacción entre gestión del significado y configuración informativa tiene que ver con un intento de aclaración, por parte de algún participante, de la información que se va a incorporar al archivo común; así sucedía en cierto modo en (4) —donde la alternativa estaba relacionada con el intento de establecer si “¿solo te gusta una marca o solo has probado esa?”—, y así se observa claramente en (8) y (9) —esta última, de nuevo, otra alternativa. Las preguntas aclaratorias no solicitan información de manera abierta, sino que se vinculan con lo que acaba de proferir el interlocutor (RAE / ASALE 2009: 31-79-3188).
H3: es como—/ he estado en las Olimpiadas de Matemá—/ de Matemáticas dos veces / DIS-CÚL- PA-ME / [lo que pasa es que te hacen elegir]
H4: [yo fui—/ yo fui—/] yo fui solo una (con voz impostada: falsa modestia) / [yo fui solo una (con voz impostada: falsa modestia)]
Unk: […]
H2: ¿eeee—/ olimpiadas matemáticas?
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 10:57)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 10:57)
H3: pero no—/ no sé // (chasca la lengua) las cosas cambian / yo / por ejemplo / eee—/ me hice vegetariana en mayo del año pasado […]
H2: ¿vegetariana o vegana? ↑
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 33:45)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 33:45)
Todas estas estructuras formarían parte de lo que Farkas (2020) denomina interrogativas canónicas, pues, junto con las aserciones, contribuyen a aumentar la información que el hablante y su interlocutor poseen sobre un tema abierto —en el sentido de que contiene variables o porciones de información no conocida por todos—. De acuerdo con el autor, estas interrogativas canónicas exhiben una serie de rasgos: a) versan sobre un tema abierto, en el sentido de que se asume que el asunto no ha de estar resuelto de antemano; b) suponen la ignorancia del hablante, en la medida en que no se compromete de antemano con ninguna alternativa; c) exigen la competencia del interlocutor, pues el hablante asume que el destinatario refrenda su compromiso con la alternativa verdadera; d) esperan el cumplimiento del destinatario, en el sentido de que el hablante asume que el destinatario resolverá el tema con la alternativa verdadera (adecuada).
No obstante, no todas las estructuras interrogativas se utilizan para hacer una pregunta (Escandell Vidal 1999: 3931); es decir, no todas ellas sirven para que el hablante solicite una información que no conocía hasta ahora. Esto es lo que sucede, en realidad, con las interrogativas no canónicas (Trotzke 2024). En efecto, en algunas ocasiones, la propia formulación de la interrogativa tiene como objetivo incorporar una determinada proposición al archivo compartido, como se observa en la interrogativa retórica de (10):
H2: [la cuestión / vamos a ver] / ¿y no crees quee → (pausa prolongada: casi 2 segundos) es más fácil decir—/ va—/ yo por ejemplo / a mí no me gustan los toros / no voy […]
H3: [ya / pero es que sigue pasando ↑]
H1: es que hay [mucha gente que SÍ QUE VA]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 22:48)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 22:48)
En las interrogaciones retóricas (Escandell 1984: 10, 1999: 3985-3986; Sánchez López 2020: 142-144), la interrogativa se usa como una aserción que selecciona información procedente del conocimiento compartido y que puede resultar rentable en términos argumentativos. Desde el punto de vista de la configuración informativa, la proposición “es más fácil decir: (como) a mí no me gustan los toros, (pues) no voy” se da por asumida, y la variable solo recae pretendidamente en si el interlocutor cree en ella o no. En este sentido, el alcance externo de la negación desencadena una pregunta orientada (Escandell 1999: 3985-3986), que incita aquí a una respuesta positiva. Al optar por una interrogación retórica en vez de una aserción, el hablante consigue que su argumento (“es más fácil dejar la decisión sobre si asistir o no a un espectáculo que maltrata a los animales al público que prohibir su celebración”) se perciba como más fuerte, lo que cobra especial importancia en un contexto de desacuerdo como el que se observa en (10). En términos interac- cionales, mediante esta estrategia H2 parece alinearse con un grupo mayor que comparte ese punto de vista, pues dicha información no se presenta como responsabilidad exclusiva del hablante —subjetiva—, sino como compartida por un grupo —intersubjetiva, en términos de Nuyts (2012)—.
Este camino del yo al nosotros que proponen las interrogativas en su relación con la intersubjetividad no necesariamente ha de excluir al interlocutor; en otras ocasiones, el hablante busca lazos que permitan precisamente que el nosotros esté formado por el hablante y sus interlocutores. Es lo que sucede con los apéndices comprobativos (Ortega 1985; Martín Zorraquino y Portolés 1999) o confirmativos (RAE / ASALE 2009: 4923-4927), como ¿no?:
H4: [más—/ sí / porque WhatsA—/] eeee Facebook también tiene una aplicación de chat / ¿no? ↑
H1: sí
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:28)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:28)
H4: [habrá menos gente]
H2: [antes] / era la fiesta nacional / ¿no? ↑/ eee—
H4: ahora parece [que nos da] vergüenza exponerlo
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 27:21)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 27:21)
Este tipo de partículas son propias de la interacción conversacional —no en vano, Martín Zorraquino y Portolés (1999) los incluyen entre los marcadores conversacionales, y Briz (1998) los etiqueta como marcadores de control de contacto—, y buscan corroboración con respecto al segmento de discurso anterior; en concreto, su función es comprobar si el destinatario acepta o no el enunciado previo. De acuerdo con Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4188-4189), en la medida en que reflejan el deseo del hablante por contar con el interlocutor, se convierten en señales de cooperación o complicidad con el otro, lo que justifica que se hayan vinculado con la cortesía verbal (Brenes 2011) o con la atenuación (Uclés 2021). Algunos autores (Santos Río 2003; Fuentes 2009) diferencian entre una función propiamente confirmativa —como en (11), donde otro participante explicita la labor de corroboración (sí)— y otra más fática o apelativa. Estas partículas constituyen casos de intersubjetividad en el sentido de Traugott (2010), en la medida en que evolucionan hacia un significado cada vez más centrado en el destinatario. En términos de configuración informativa, resultan interesantes ejemplos como el de (12), donde, más que buscar corroboración, la estrategia del hablante obedece a ese intento por situar la proposición como parte del conocimiento compartido, sin que tenga que someterse a discusión. Este valor intersubjetivo puede estar vinculado con la naturaleza subsidiaria de la información que convoca la negación: en efecto, cuando negamos algo, en cierto modo asumimos que la proposición está “en el aire” (Horn [1989] 2001).
Si la negación en este tipo de apéndices interrogativos puede vincularse con la información de fondo, que se da por asumida, la afirmación, al interactuar con la interrogación, parece adscribirse a la categoría “contraria” —la miratividad—, o a la marcación de determinada información como fuera de nuestro horizonte de expectativas (> “no me lo puedo creer”):
H3: [¡Facebook no se utiliza! ↑]
H4: me parece algo de hace diez años oo / [siete años]
H2: [¡¿sííí?! ↑]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:20)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:20)
H2: cuando me compré yo el coche // me dijeron / vamos a plantar un árbol / quee todos los—/ por cada Volkswagen que compras / plantan un árbol / y lo plantan allí en—/ en Albacete / en la provincia
H4: ¡¿sí?! ↑
H3: [¡¿sííí?! ↑ (risas)]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 03:44)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 03:44)
En (13), H2 se sorprende de que sus compañeros —un poco más jóvenes que él— no utilicen Facebook como red social principal y piensen que ya se ha quedado obsoleta—; y, en (14), tanto H4 como H3 muestran su asombro ante el hecho de que Volkswagen (una multinacional alemana) acabe plantando árboles en la sierra de Albacete. Este mismo valor de sorpresa puede desencadenarse cuando la interrogación actúa sobre determinadas locuciones. En serio se define como ‘sin engaño, sin burla’ (RAE, DLE), y por ello refuerza epistémicamente los enunciados en los que aparece, como sucede en (15).
H2: [antes de que te hagas vegana] // en serio / tienes que probar el queso ese
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 34:38)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 34:38)
Sin embargo, cuando en serio se ve afectado por la interrogación (16), denota la sorpresa, o la mente no preparada, del hablante hacia la situación que acaba de ser activada. Si bien este tipo de locuciones han sido explotadas en entornos humorísticos (Linares 2019), el valor que en serio exhibe en (16) no puede calificarse de humorístico ni de irónico —no supone una inversión ni una explotación de su significado—, sino que contribuye a marcar ese valor de “no me lo puedo creer” que caracteriza a la sorpresa mirativa —es decir, a la reacción del hablante ante una situación que acaba de ser activada y que escapa a su horizonte de expectativas—.
H2: que yo no conozco → // y digo ¿pero ehta tía? // ¿pa qué quiere ella que sea yo su amigo? ↑ / ¿sabes? ↑ / y luego eh MENTIRA ↑ // [porque luego le doy y cuando entro →]
H3: [¡¿en serio?! ↑ //¿hacen como bots?]
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 01:58)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 01:58)
Tanto el ¡¿sí?! que aparece en (13) y (14) como el ¡¿en serio?! de (16) constituyen uno de los caminos que Aikhenvald (2012) señala para la generación de estructuras mirativas: dudar del estatuto de realidad de una proposición. Ambos representan un tipo especial de interrogativa —la interrogativa exclamativa (Escandell Vidal 1984: 20, 1999: 3984; Alonso 1999: 407-408) o interrogativa de sorpresa (Cruschina y Bianchi 2022)—, mediante la que el hablante ya no busca solicitar información que no conoce (como sucede con las preguntas), ni situar una proposición en el fondo común (como sucede con las interrogaciones retóricas), sino mostrar su reacción ante una determinada situación (cf. Rodríguez Rosique 2020, 2023b, 2025; Escandell y Leonetti 2021; Cifuentes 2023, para análisis específicos).
Tanto las interrogativas exclamativas, o de sorpresa, como las interrogativas retóricas se escapan del estatuto canónico de las interrogativas que pretenden completar información, por lo que comparten una serie de rasgos que, al mismo tiempo, las oponen a las canónicas: la naturaleza abierta del tema (o existencia de una variable) no es pertinente, la ignorancia del hablante no se sostiene, y la competencia del destinatario es automáticamente asumida. Sin embargo, mientras que las interrogativas retóricas se emplean para destacar la obviedad de la respuesta y, por tanto, respaldar argumentativamente una proposición, las interrogativas de sorpresa permiten expresar la incredulidad del hablante hacia un estado de cosas (Cruschina y Bianchi 2022); es decir, mientras que las primeras se apoyan en la intersubjetividad (o en la información tratada como compartida) para aumentar el potencial argumentativo de una proposición, las segundas se erigen en verdaderos actos de habla expresivos que transmiten la reacción ante una situación nueva o recién activada.
El análisis de la interacción entre interrogativas y configuración informativa nos permite calibrar cómo se consigue el equilibrio entre información nueva e información conocida —es decir, cómo se va actualizando el archivo común—, pero también hace posible observar cómo los hablantes gestionan la información con algún propósito o cómo reaccionan ante ella. En términos más generales, el tándem interrogación / configuración informativa puede desvelar también la gestión de la conversación. Este aspecto resulta decisivo en un corpus como GestINF, que, tal como se ha caracterizado, se sitúa en un terreno intermedio entre lo guiado y lo espontáneo. Frente a las entrevistas, no existe un participante dominante —un entrevistador— que formule preguntas y otro que tenga que ajustar sus intervenciones a lo requerido; sin embargo, en casi todas las interacciones que constituyen GestINF, uno de los participantes se erige de forma espontánea como participante dominante, y es el encargado de ir señalando las líneas por las que discurrirá la conversación. En el caso de la Interacción 1, este participante es H2, que representa también el participante de mayor edad. Su labor de animador conversacional es, al mismo tiempo, reconocida y sancionada por los otros participantes en la interacción, que la asumen con naturalidad, como explicita (17):
H3: [y → / BUENO] / tampoco gente mayor / Fran ↓ / ¿tú QUÉ dices? (donde Fran es H2)
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 22:23)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 22:23)
Esa condición (personalmente asumida e interpersonalmente sancionada) de participante dominante le confiere el privilegio —y también el deber— de activar tópicos conversacionales a partir de sus preguntas desencadenantes, que funcionan así como “accionadores” temáticos, según reflejan (18), (19) y (20), respectivamente:
H2: ¿yyy / la gente de vu—/ dee vuestra generación ↑ / utiliza más Instagram que Facebook? →
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:14)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 00:14)
H2: y eso y—/ venga / vamos a seguir por ahí / canales de YouTube / ¿a cuáles estáis suscritos?
H3: ¡yo tengo uno!
H2: ¡al Rubius! [(entre risas)]
H1: [no / la verdad es que no (entre risas)]
H4: yo estoy suscrito a muchísimos deee / astronomía ↑ / me encanta →
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 09:09)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 09:09)
H2: hm / oye / vosotros que os gustan las matemáticas / os voy a hacer una pregunta // ¿las matemáticas existen ↑/ o es una creación humana?
Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 12:17)— Corpus GestINF, Interacción 1 (min. 12:17)
La existencia de un saber común que determina no solo la forma, sino también el significado y la función de nuestros enunciados, parece una cuestión incontrovertida. Sin embargo, la dificultad viene a la hora de jerarquizar y organizar este conjunto de información. Una de las propuestas más rentables es permitir intervenir a diversas teorías que han abordado el problema, desde los ámbitos más tradicionalmente dedicados a ello, como la estructura informativa del discurso, a otros más recientes, como la intersubjetividad o la mi- ratividad. La confluencia entre las distintas categorías que provienen de ámbitos teóricos diferentes ofrece un escenario de trabajo que permite captar no solo de dónde parte y cómo evoluciona la interacción en términos informativos, sino también la gestión de la información que llevan a cabo los participantes según sus objetivos comunicativos o la reacción que muestran ante determinada información. En este sentido, la estructura interrogativa se ha mostrado especialmente versátil en el terreno que evalúa la relación entre la configuración informativa y la estructuración lingüística: si bien es una de las herramientas más útiles para conseguir la actualización constante del archivo compartido mediante el equilibrio entre información nueva e información conocida, también se presenta como un mecanismo óptimo para lograr la intersubjetividad informativa o como una forma lícita de marcar información que se sitúa fuera de nuestro horizonte de expectativas; en términos más generales, seguirle la pista a esta estructura nos permite organizar estructuralmente un tipo específico de discurso y calibrar el rol que asumen los participantes en la interacción. En definitiva, la interrogativa es una de las construcciones que nos permiten monitorizar el comportamiento lingüístico de los hablantes en función del universo informativo que hay detrás de cada interacción.
Este trabajo se enmarca en el proyecto de I+D+i “Gestión de la Información y Estructuración Lingüística II (GestINFII)” (PID2021-126858NB-I00), financiado por MCIN / AEI / 10.13039/501100011033/ y por “FEDER. Una manera de hacer Europa”; y también forma parte de los resultados de OMVALING (CIPROM/2023/6).
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