e-ISSN: 1576-4737
MONOGRÁFICO
Resumen: Garrido, en diferentes trabajos, (2014, 2015, 2017, 2019, 2021, 2024), expone un modelo de estudio del discurso desde una propuesta dinámica y configuracional, donde las relaciones dan lugar a unidades discursivas en una estructura de constituyentes jerarquizada y que se ve modificada con la inclusión de nuevas unidades. El trabajo que ahora se presenta tiene como objetivo básico revisar las conexiones entre párrafos desde un enfoque configuracional y dinámico, siguiendo el modelo mencionado. Me centraré en el estudio de las expresiones evaluativas y evidenciales: es cierto que, es evidente que, cuando se localizan a comienzo de párrafo. Estas construcciones parten, por su propia estructura sintáctica, de una referencia previa. y expresan una valoración subjetiva por parte del autor a partir de datos presentes en el texto, por lo que no solo introducen información, sino que, además, sirven para valorarla.
Palabras clave: sintaxis del discurso, expresiones evaluativas. expresiones evidenciales.
Abstract: Garrido (2014, 2015, 2017, 2019, 2021, 2024), explains a model for the study of discourse from a dynamic and configurational approach, where discourse relations allow discursive units to be formed in a hierarchical structure of constituents modified with the inclusion of new units. The basic aim of my work is to review the links between paragraphs from a configurational and dynamic approach, following the aforementioned model. I will focus on the study of evaluative and evidential expressions: es cierto que, es evidente que, when they are located at the beginning of a paragraph. These constructions start, by their own syntactic structure, from a previous reference and express a subjective evaluation by the author based on previous data. For this reason, the constructions not only introduce information, but also serve to evaluate it.
Keywords: discourse syntax. evaluative expresiones, evidential expressions.
Sumario: 1. Introducción. 2. Una reflexión en torno a la sintaxis del discurso. 3. Las conexiones entre oraciones en el discurso. 4. Las expresiones evaluativas y evidenciales. 4.1. Estudio de ejemplos. 4.2. Análisis de un texto. 5. Discusión. 6. Conclusiones. Agradecimientos. Referencias bibliográficas.
Cómo citar: Rodríguez Ramalle, T. M. (2025). La sintaxis del discurso y las relaciones de dependencia entre oraciones, Rodríguez Ramalle, T. (coord.): Lengua, discurso y comunicación: 25 años de la revista Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 101 (2025): 155-165. https://dx.doi.org/10.5209/clac.100077
Para Escandell (2018:19), en un trabajo orientado a la enseñanza, en un texto escrito, el párrafo es la unidad mínima de contenido y que incluye el conjunto de oraciones que desarrollan una idea. En cada párrafo se desarrolla una idea diferente. Es precisamente el hecho de tratar de una misma idea lo que produce la sensación de unidad (es decir, la coherencia) en un párrafo. En general, los manuales de escritura académica siguen esta misma orientación cuando proponen que el párrafo debe poseer un significado claro y unitario, con una longitud razonable, conectado con otros párrafos y relacionado con el tema del texto (Garachana y Montolío 2000, Montolío 2018, Llamas 2024: 69)
Si tomamos como base de la organización textual el párrafo, como unidad entre la oración y el texto, el estudio de los párrafos nos permite observar una organización que se estructura a partir de principios de jerarquía y dependencia, como sucede en el dominio oracional. Dentro de un párrafo, podremos observar que hay oraciones que constituyen el núcleo del párrafo, mientras que el resto enmarca o introduce dicha idea, dando lugar a una organización entre oraciones que también se puede entender como una estructura jerarquizada. Las oraciones y enunciados se integran, de este modo, en unidades discursivas mayores conformando una estructura de constituyentes jerarquizada, pues no todas se sitúan en el mismo plano —siempre se podrá identificar un núcleo que proyecta, junto con sus modificadores o satélites (Mann y Thompson 1988 y Mann, Matthiessen y Thompson 1992), y que se ve modificada con la inclusión de nuevas unidades.
Dentro de un párrafo, la conexión entre oraciones se puede producir de diferentes maneras: a través de los mecanismos de progresión temática, mediante la presencia de anáforas, sinónimos o repeticiones; no debemos olvidar tampoco los modos y tiempos verbales; y, por supuesto, a través de partículas discursivas que hacen explícitas las relaciones de discurso y que, de hecho, se pueden adscribir, según su significado, a relaciones de discurso concretas, como se ve en el Duque (2016).
En cuanto a la conexión entre párrafos, también encontramos diferentes recursos lingüísticos cuya finalidad es la de estructurar y jerarquizar la información textual. En el caso de los recursos lingüísticos, Montolío (2018: 318) habla de “expresiones bisagra” que marcan la relación semántica entre los párrafos y que pueden desempeñar otras funciones de marcación discursiva: marcadores del discurso de diferentes tipos, conectores, anáforas conceptuales, etc. Para Llamas (2024: 69), estamos ante marcas de transición interparagráfica que, cuando aparecen en posición inicial, cumplen una función demarcadora.
El trabajo que ahora se presenta tiene como objetivo básico revisar precisamente las conexiones entre párrafos desde un enfoque configuracional y dinámico, siguiendo el modelo mencionado. Me centraré en el estudio de las expresiones evaluativas y evidenciales: es cierto que, es evidente que, cuando se localizan a comienzo de párrafo. Estas constituyen uno de los procedimientos identificados por Martínez Caro (2014) como marcas de transición entre párrafos, pero es que, además, no están especializadas en ningún tipo de relación discursiva concreta. Parten, por su propia estructura sintáctica, de una referencia previa. Por otro lado, expresan una valoración subjetiva por parte del hablante a partir de datos presentes en el relato, por lo que no solo introducen información, sino que, además, sirven para valorarla.
Si aplicamos el criterio de la expansión, toda unidad sintáctica compleja resulta del desarrollo o expansión de otra más simple, de modo que partiendo de un verbo podemos construir una unidad superior: una oración simple, una oración compleja, pero también secuencias de oraciones que se conectan y organizan en el discurso dentro de un párrafo o conectando párrafos. Esta será nuestra hipótesis de partida. En realidad, las expresiones (adjetivos, adverbios evidenciales y evaluativos), no solo sirven para presentar la opinión del hablante, sino para mostrarla como la alternativa válida para el oyente: como el punto de vista evidente, cierto, claro que se deriva de manera natural de un núcleo previo o que viene a reforzar unos argumentos dados. Y esto es posible por la posición que ocupan en el texto y por la configuración que van creando.
Según lo expuesto, los objetivos específicos de este trabajo serán dos: i) comprobar que los párrafos dentro de un texto pueden establecer relaciones de jerarquía y dependencia de manera configuracional; ii) revisar el comportamiento discursivo de un grupo de expresiones evaluativas y evidenciales que se utilizan productivamente para encabezar párrafos en diversos contextos (posición inicial o interior de texto) e interactúan con otras partículas (contraargumentativas) y que permiten el establecimiento de vínculos entre párrafos y organizaciones discursivas diversas.
Con el fin de desarrollar el análisis propuesto, partiré del corpus CORPES XXI, pero centrándome no en textos literarios, sino en artículos de opinión, en textos periodísticos, así como en una selección previa de artículos de opinión publicados en los últimos años en prensa. La razón se debe a que las expresiones evaluativas actúan como marcas subjetivas que sirven para que el autor exprese su opinión; vamos a ver cómo en este proceso también organizan la información. Los ejemplos que mostraré aquí son una mínima selección de estos datos.
La profunda revisión en los últimos años del concepto de subordinación, en general, y de subordinación adverbial, en particular, ha estado guiada por la necesidad de partir como criterio de categorización no la interpretación semántica sino de la estructura de constituyentes, así como en la organización sintagmática. En el terreno de la relación de oraciones en el discurso también estamos asistiendo a una revisión de las relaciones de coordinación y subordinación dentro de un enfoque macrosintáctico (Fuentes Rodríguez 2000, 2017; Gutiérrez Ordóñez 2016, entre otros trabajos), en el que se defiende la existencia de sintaxis que afecta a unidades superiores a la oración, lo que implica el estudio del enunciado, su estructura, las relaciones que contrae con otros y las unidades superiores de manera integrada, teniendo en cuenta tanto la visión componencial como el enfoque pragmático. Es en este ámbito de estudio en el que se habla de una macrosintaxis o sintaxis del discurso, cuando analizamos toda comunicación completa emitida por un hablante a un oyente en un contexto (Fuentes Rodríguez 2000 y Fuentes Rodríguez y Pérez Béjar 2022).
Otros enfoques hablan de la estructura funcional del discurso dentro del panorama de la periferia izquierda, en un modelo que desarrolla las categorías funcionales vinculadas con el discurso: Speas y Tenny (2003), Wiltschko y Heim (2014), Haegeman (2014), Sánchez López (2017), Corr (2022), Hill y Miyagawa (2024), Wiltschko (2024), entre otros. En general nos quedamos en el plano de la oración, extendida, pero dentro de una misma oración.
Sin embargo, también hay trabajos que desarrollan la idea de estructura extendida al estudiar la conexión entre oraciones dentro de un párrafo o la propia relación entre párrafos dentro del texto. Estamos hablando de que en el plano del discurso se pueden identificar unos principios sintácticos. Del mismo modo que los constituyentes oracionales entran en relaciones de dependencia basadas en un orden jerárquico, también en el plano del discurso se pueden aplicar estos dos mismo conceptos —dependencia y jerarquía— para analizar las relaciones de conexión entre oraciones, tal y como proponen los trabajos de Garrido (2014, 2015, 2017, 2019, 2021 y 2024). Las oraciones y enunciados se integran en unidades discursivas mayores dando lugar a una estructura de constituyentes jerarquizada, pues no todas se sitúan en el mismo plano, y que se ve modificada con la inclusión de nuevas unidades. Lo dicho implica que estamos partiendo de un isomorfismo entre la organización y jerarquía de los constituyentes oracionales y de los constituyentes del discurso: no existe ruptura cuando vamos más allá de los límites de una oración, sino continuidad en cuanto a las relaciones sintácticas básicas de organización. Como apunta Grande Alija (2024: 82), “se puede admitir que aun tratándose de dos ámbitos distintos entre ellos parece darse cierto paralelismo que muestra que el paso entre la sintaxis oracional y la construcción del discurso no es de ruptura, sino de continuidad”. En este modelo de relaciones, desarrollado en su vertiente empírica y práctica en los estudios de Garrido (2014, 2015, 2017, 2019, 2021 y 2024), el concepto de constituyente es clave, pues, gracias a este es posible representar uno de los ejes de continuidad entre la sintaxis del nivel predicativo y la sintaxis discursiva.
Este modo de analizar las relaciones de discurso tiene cabida dentro de cualquier modelo teórico que asuma que las unidades que conforman un texto: ya oraciones (en tanto que unidades sintácticas organizadas en torno a un verbo) ya enunciados (como unidades comunicativas e intencionales que presentan modalidad y un contorno entonativo definido) se relacionan entre sí de diferentes maneras, pero siempre de un modo no necesariamente lineal, según se recoge en Duque (2016: 11).
Según lo dicho, el estudio del discurso nos lleva ir más allá de los límites de la oración y de los límites marcados por la estructura sintáctica y ortotipográfica, para buscar relaciones de jerarquía y dependencia, de modo que cada unidad del discurso se vincula con la siguiente, pues va a contener información relevante para la interpretación. El resultado es un conjunto de unidades discursivas complejas que se van uniendo mediante relaciones retóricas a través de mecanismos tales como la coordinación o la subordinación (Garrido 2024). Menos atención se ha dado a la yuxtaposición, que, sin embargo, en el ámbito de la periferia izquierda ha sido retomada para explicar la relación entre la oración principal y ciertos constituyentes con propiedades extraoracionales: por ejemplo, los llamados tópicos colgados o tópicos sin clítico doblado en trabajos como los de Ott (2014, 2015) y Villa García (2033), o los casos de recomplementación o reduplicación de la conjunción que sobre todo en contextos dependientes de un verbo previo, en estudios como el de Ott y Villa García (2023).
Diferentes autores como Mann y Thomson (1988), Asher y Lascarides (2003) o Asher y Vieu (2005) asumen que el discurso tiene una estructura jerárquica. De manera intuitiva podemos ver que algunas partes del texto parecen estar subordinadas a otras: esto lo vemos, por ejemplo, cuando, en un texto académico, un párrafo desarrolla la idea principal y comprobamos que el resto de párrafos parecen ampliar, desarrollar o elaborar esa primera idea. Asher y Vieu (2005) proponen que las oraciones se conectan en un párrafo y entre párrafos manteniendo relaciones de coordinación y subordinación establecidas a partir de los vínculos lógico-semánticos que nos ayudan a establecer las relaciones de discurso.
Si aplicamos el criterio de la expansión, lo que tienen en común todas las unidades, desde la más simple hasta la más compleja, en el nivel de la oración y en el nivel del discurso, es su constitución como constituyentes, pues no solo hablamos de constituyentes organizados jerárquicamente cuando estamos ante sintagmas verbales o nominales, sino también cuando estamos tratando de unidades en el plano del discurso. Estamos entonces ante unidades de discurso constituidas por oraciones conectadas entre sí y que representan conjuntamente una determinada información” (Garrido 2009: 227). En este modelo, tenemos que tener en cuenta el concepto de contexto discursivo (Garrido, 2024 :19), según el cual toda oración parte de un discurso, de modo que cada oración está ligada a información que proviene de lo que se dice antes o después de ella, su contexto discursivo. La unidad de discurso es una oración ligada a su contexto discursivo, que proviene de las demás oraciones del discurso de que forma parte.
A la hora de hablar de una gramática supraoracional se ha considerado el párrafo como una de las unidades intermedias entre oración y texto en el discurso escrito. Aunque no existe una definición unánime de lo que es un párrafo y de hecho existen diferentes acercamientos (Llamas 2024, Pons y Borreguero 2024), si aceptamos que el párrafo posee un reflejo estructuras, se puede definir como una unidad en cuya delimitación intervienen a la vez aspectos formales y de contenido (Brown y Yule 1983, Hannay y Mackenzie 2009, entre otros).
Aunque, con independencia del enfoque, se sigue partiendo del estudio de los párrafos, poco se ha investigado, en general, la relación entre estos, según se analiza en el número monográfico “Del párrafo al texto: nuevos enfoques en torno al análisis de las unidades superiores del discurso”, coordinado por Salameh y Pardo (2024) para la revista Círculo de lingüística aplicada a la comunicación, si bien son especialmente interesantes los mecanismos utilizados para comenzar párrafo. Martínez Caro (2014) realiza un estudio a partir de un corpus formado por las revistas de actualidad en español y observa que existe un conjunto de procedimientos que se repiten y que ayudan a vincular un párrafo con otro. Desde luego, los mecanismos y la organización dentro de un párrafo también sirven para la organización entre párrafos dentro de un texto, y viceversa. Y es que las partes y el todo tienen una organización paralela a diferente escala, a modo de una estructura fractal, como apunta Escandell (2018), lo que significa que, siguiendo el criterio de la expansión aplicado a la conexión dentro de un párrafo, también podemos hablar de secuencias de oraciones que se conectan y organizan conectando párrafos de modo jerárquico y configuracional.
En consecuencia, conceptos como dependencia, jerarquía, estructura dinámica también están presentes en la relación que se establece entre oraciones en el plano del discurso. En este nivel y en la relación tanto dentro de los párrafos como entre párrafos en un texto también es posible desarrollar un enfoque configuracional y jerárquico, no lineal, pues los párrafos se van insertando para conformar unidades mayores pero jerarquizadas.
Este planteamiento pretende demostrar que en el discurso también actúan principios que resultan básicos en la organización del nivel oracional; dicho de otro modo, cuando hablamos de conexión entre oraciones, existen principios de jerarquía y dependencia; existen constituyentes y se aplica el criterio de la expansión; es posible identificar, en definitiva, estructuras sintagmáticas. Esto no significa que exista una misma sintaxis en la oración y en el discurso (Pons y Borreguero 2024), pero tampoco niega que por encima del marco oracional no sea posible hablar de dependencia y jerarquía con unos principios básicos que se mantienen en los diferentes niveles de organización.
De los mecanismos identificados por Martínez Caro (2014) como marcas de transición entre párrafos, en este trabajo me fijaré en las expresiones evaluativas encabezadas por verbos copulativos seguidos de un adjetivo con carácter modal: cierto, claro, seguro, probable, evidente, etc.:
Es incuestionable la manera en que estas aplicaciones están cambiando el concepto de ver las cosas. (News, El móvil)
Es muy difícil imaginar el dolor de las madres a las que les arrebataron a sus hijos, porque alguien decidió que era mejor entregárselos a otras familias. (News, Robo bebés)
No es habitual que un cineasta apueste tanto por su propia valía, y ahí reside la valía de esta primera secuela, […] (Film, Avatar) (Martínez Caro, 2024: 60)
Las construcciones mencionadas se utilizan no solo para evaluar el contenido sino también para introducir cierto grado de organización discursiva: para llevar al lector hacia el foco de la oración. Asimismo, nos permiten identificar relaciones de discurso concretas, como son la de Evidencia, pero también la de Interpretación o incluso la de Antítesis o la de Fondo (Duque 2016: 56). Cuando nos adentramos en el texto, no existe una relación unívoca entre un conector, una partícula y una relación de discurso, como veremos a partir del análisis de ejemplos. Comenzaremos revisando, en la subsección 4.1., una selección de ejemplos que representan las lecturas y empleos más generales y representativas de la construcción evidencial es evidente y de la evaluativa es cierto en el contexto de comienzo de párrafo o de texto. Posteriormente, en la subsección 4.2., analizaremos un texto completo, un artículo de opinión de opinión de Juan José Millás publicado el 16 de abril de 2023, que incluye una expresión evaluativa al comienzo de uno de sus párrafos.
En el caso de las expresiones evaluativas, dada su carga subjetiva, se pueden encontrar en artículos de opinión no solo para expresar el punto de vista del autor sino para organizar la información. Esto es especialmente relevante en dos entornos: insertas en un texto al comenzar párrafo, así como en posición inicial al comenzar el propio texto. Fijémonos en el ejemplo siguiente:
[1] Cada yacimiento arqueológico, cada monumento, cada casa, tienen un límite en el número de personas que físicamente pueden recibir a lo largo de un año. Naturalmente, también existe un límite en las visitas diarias. [2] Los edificios y monumentos tienen una capacidad de carga máxima, y conocer esta capacidad es una obligación de los responsables de la gestión patrimonial. [3] Monumentos tales como la Alhambra de Granada […] [4] Los parques nacionales están sometidos a una presión similar. Así, por ejemplo, […] [5] Todo ello nos conduce a plantear la cuestión de cuál es el techo de visitas que un monumento o un yacimiento pueden soportar. [6] Es evidente que estos problemas se presentan en algunos puntos de la geografía arqueológica; [7] la mayoría de los grandes yacimientos permanecen meses en la más absoluta soledad. [CORPES XXI, Santacana i Mestre, Joan; Llonch Molina, Nayra: Museo local: la cenicienta de la cultura. Gijón: Ediciones Trea, 2008].
Todo lo dicho en el primer párrafo en las oraciones [1] a [4] actúa como Preparación de la oración [5] (cuál es el techo de visitas que un monumento o un yacimiento pueden soportar), que incluye un deíctico neutro al comienzo (todo ello) que se comporta como anáfora textual. Nótese que, con el cambio de párrafo y la presencia de la expresión evidencial (es evidente), vemos que se añade nueva información que viene en este caso a apoyar la idea principal del autor y a actuar como un satélite del núcleo [5]. Pero hay algo más, pues la expresión evidencial añade tras el punto y coma información que no estaba presente: introduce un nuevo dato, un nuevo argumento que luego se desarrolla más adelante. Esto es algo muy común, pues son frecuentes los ejemplos en los que tras la expresión evaluativa-evidencial se introduce un argumento o contraargumento, que viene a marcar una relación de Contraste entre dos miembros que guardan una conexión lineal. No obstante, la presencia de la marca evidencial-evaluativa puede servir para dar más peso al segundo argumento, de modo que estos dejan de tener la misma importancia, en un ejemplo de relación de Antítesis. Fijémonos en el ejemplo de (2):
[1] El comportamiento que hay que observar a la hora de preparar la comida según este artículo, raya la locura. http://estilo.es.msn.com/salud/articulo.aspx?cp-documentid=9080376 [2] Es cierto que debemos comer con cuidado, sobre todo en países que no conocemos, [2’] pero también hay que otorgar un mínimo de confianza a los controles establecidos por lugares que demuestren garantías. [3] Tanta medida de seguridad contra seres patógenos, contaminantes etc, puede acabar con nuestra salud mental. [CORPES XXI, Becerril, María: «Reglas de oro de la OMS para preparar los alimentos». Contágiate de Salud.com. http://www.contagiatedesalud.com/: contagiatedesalud.com/, 2008-11-09.]
En este segundo ejemplo, vemos que, en efecto, el segundo párrafo tras un primero muy breve que expone directamente el núcleo [1] y que se apoya en la información de una página web para ampliar los argumentos, aparece introducido por una marca evaluativa (es cierto) que, siguiendo con lo esperado, se enmarca dentro de una relación de discurso de Evidencia: si el primer párrafo contiene el núcleo, el segundo viene a ser su satélite, que justifica y, en realidad, refrenda lo aportado por el primero. Pero incluye una argumentación que viene a introducir, apoyándose en lo previo, un nuevo núcleo [2’]: también hay que otorgar un mínimo de confianza a los controles establecidos por lugares que demuestren garantías que se ve ampliado por la segunda parte del párrafo, la oración de [3].
De estos primeros datos, podemos ver que las expresiones evaluativas y evidenciales pueden encabezar un párrafo dentro de un texto a modo de satélite que justifica, en unos casos, y explica, en otros el núcleo, pero además actúan como si fueran bisagras que, en el proceso de construcción del texto, se apoyan en el núcleo para justificarlo, a la vez que introducen una nueva información que se sustenta en lo evidente o lo cierto. En esta segunda fase, aparece con mucha frecuencia la contraargumentación, apoyada en una relación no lineal, y que viene a constituir el núcleo para el desarrollo de satélites posteriores.
Fijémonos ahora en un nuevo ejemplo:
[1] «Los mexicanos traen drogas y son violadores», estas son las palabras pronunciadas por el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el día en que anunció su candidatura. [2] Son varias las noticias que dan cuenta del número de agresiones físicas que se han producido desde entonces en este país. [3] Es evidente que un discurso de este tipo, claramente discriminatorio y hostil hacia una minoría poblacional como es la hispana en Estados Unidos, proferido, además, en el ámbito de la política por quien va a ser el cuadragésimo quinto presidente de ese país, no puede sino generar una primera e instintiva reacción para catalogarlo fuera del ámbito de protección del ejercicio legítimo de la libertad de expresión. [4] Sin embargo, cuando del discurso del odio se trata, los estándares con los que abordar dichas manifestaciones no son claros y, mucho menos, pacíficos. [CORPES XXI, Valero Heredia, Ana: «LOS DISCURSOS DEL ODIO. UN ESTUDIO JURISPRUDENCIAL». Revista Española de Derecho Constitucional. Madrid: cepc.gob.es, 2017]
En el ejemplo (3), la expresión evidencial (es evidente) introduce argumentos que vienen a explicar y desarrollar la idea expuesta en el primer párrafo, en concreto en la oración [1], al mismo tiempo que añade una valoración de esa misma idea, lo que se observa a partir del predicado verbal. Lo novedoso es que no tenemos simplemente una justificación del núcleo, dado que la propia expresión evidencial parece introducir un dato nuevo e importante: la valoración por parte del autor de lo dicho en el primer párrafo.
En el ejemplo de (4) encontramos un texto que comienza con la expresión evaluativa, algo que, desde luego, no es extraño:
[1] Es cierto que llevamos oyendo décadas que, tarde o temprano, los robots formarán parte de nuestro mundo. [2] La ciencia ficción y en especial Isaac Asimov han contribuido a ello. [3] Si bien en la industria ya son algo habitual, en el hogar incluso está por llegar la siguiente generación de electrodomésticos-robots, que nos permitan olvidarnos de las tediosas tareas de fregar el suelo, barrer, quitar el polvo, ordenar y hacer las camas. [4] Así que creo que todavía toca esperar para convivir con amigables seres de cerebros positrónicos. [CORPES XXI, Centinel: «Robots y futuro». El Blog de Centinel. Ciencia, escepticismo, curiosidades, fotografía, música, libros, dietas, y más… www.elcentinel.blogspot.com.es: elcentinel.blogspot.com.es, 2008-03-19.]
En este caso, si asumimos que por defecto las expresiones evaluativas y evidenciales desarrollan relaciones de discurso Evidenciales, en las que el núcleo siempre precede al satélite introducido por la estructura evaluativo-evidencial, está claro que no se cumple este principio. Como sucede con otras expresiones evidenciales, normalmente adverbios, se parte de unos conocimientos previos compartidos por los lectores que actúan como marco previo sobre el que se apoya la evaluación que realiza el autor para introducir el núcleo: los robots formarán /forman parte de nuestro mundo, núcleo que, en este caso, forma parte nuestro conocimiento de la realidad.
De este ejemplo podemos deducir que las expresiones evaluativas y evidenciales sirven también, por tanto, para partir de unos conocimientos que se dan por supuestos y sobre los que introducir el núcleo del párrafo. Desde luego, estas expresiones se utilizan también dentro de un párrafo, por lo que, actúan, utilizando términos de Cuenca (2024), como marcadores de frontera discursiva, función que incluye tanto la marca de transición de párrafo, los casos de unión entre oraciones dentro de un mismo párrafo.
Existen casos en los que el tipo de relación de discurso incluso puede variar cuando el párrafo introducido por la expresión evaluativa o evidencial se analiza dentro del texto, cuando este va creciendo e incorporando nuevos párrafos. Para comprobar esto, vamos a partir de un texto completo, un artículo de opinión de Juan José Millás, publicado en El País 16 de abril de 2023 y titulado “¿Obra de arte o tontería?”:
[1] Mucho se ha escrito sobre las relaciones entre la copia y el original porque hay entre la primera y el segundo una rivalidad fraterna de carácter shakesperiano. [...][6] Si pudiera establecerse un diálogo entre una gargantilla de oro auténtica y su réplica, esta le diría a la genuina:
[7] Yo seré bastarda y todo lo que tú quieras, pero soy la que va a las fiestas de palacio mientras que tú te pudres en la caja fuerte.
[8] Es cierto que el bastardo, en muchas ocasiones, goza de más privilegios que el hijo legítimo, obligado este a seguir unos códigos de conducta que no obligan al que ha nacido fuera de la ley.
[9] La historia de las monarquías está llena de ejemplos.
[10] Pues bien, ahora observen el regocijo nervioso de quienes observan la escultura hiperrealista.
[11] Algunos sonríen, pero se trata de una sonrisa alterada, quizá un poco neurasténica.
[12] —Pero si es mejor este cadáver que el real —parecen decirse.
[13] Y en efecto, al cadáver auténtico no te lo podrías llevar a casa porque olería mal. [14] Este podrías tenerlo perfectamente en el salón y comerte unos huevos fritos mientras lo contemplas preguntándote si es una obra de arte o una tontería. [El País, 16 de abril de 2023, ¿Obra de arte o tontería?] La imagen de Millás: ¿Obra de arte o tontería? | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS (elpais.com)
Si tomamos este texto, podemos ver que las relaciones entre las oraciones se van conformando a medida que avanza. La oración [1] aparece como presentación del núcleo, que es la oración de [2] (Lo que ven en la foto es una réplica perfecta del cadáver de Picasso); tras este, el resto de oraciones de este párrafo, hasta la [4], nos van ampliando la información. Pero en [4], a partir de la idea de la imitación, parece introducirse un nuevo tema: el de las señoras que van a fiestas con imitaciones de sus joyas.
Desde las oraciones de [4] a [9], incluida la expresión evaluativa (es cierto), encontramos un argumento que se utiliza para apoyar el tema de la imitación en el arte. Aquí aparece la expresión evaluativa en [8] en un párrafo aparte que viene a justificar y apoyar los argumentos de [4] y sobre todo de [5] (Pero dan el pego (las imitaciones)), que constituye el núcleo. Estamos ante una relación de Evidencia que viene a justificar el argumento de Millás expresado en [5].
Al retomar el tema principal en [10] (Pues bien, ahora observen el regocijo nervioso de quienes observan la escultura hiperrealista), ya se ha creado una evidencia presentada al lector: el bastardo goza de más privilegios que el legítimo, aplicada a las joyas, pero que Millás viene a aplicar también al pseudocadáver de Picasso expuesto como obra de arte. Y es lo que, además, le da un toque de humor al texto, característico del autor en este tipo de artículos. Téngase en cuenta que la imagen que acompaña a este texto es muy reveladora de lo que Millás apunta en la oración [10], pues esta viene a describir lo que se ve en dicha foto (la reacción del público) y a ser, además, llamada de atención para el lector para que este observa dicha imagen [Imagen 1]:
La pregunta importante es el papel que desempeña la expresión evaluativa en la conexión y organización de las ideas. Y su tarea es básica: no solo, al comenzar párrafo implica una llamada al lector, sino que, por su propia estructura copulativa, introduce la evaluación como parte fundamental de la interpretación. Si bien la oración que contiene la expresión evaluativa [8] es un satélite que vehicula una relación de Evidencia, se constituye a su vez, en la estructura configuracional entre párrafos, en el apoyo sobre el que retomar de nuevo el tema de la reproducción artística del cadáver de Picasso, en una estructura jerarquizada, en la que la oración de [8] conecta el argumento de la imitación (joyas, bastardos) con el de la imitación del cadáver de Picasso para dar un nuevo dato en favor de este: las ventajas de la imitación sobre la realidad. Pero vayamos por partes.
Si representamos relaciones vistas hasta ahora en una representación estructural, nos revela algo importante: la expresión evaluativa del tercer párrafo [8] tras el diálogo se representa en la configuración como adjunto, esto es, como un elemento similar a un adverbio oracional que se proyecta y modifica a toda la oración, pues tiene alcance sobre esta: Evidentemente, Ciertamente, etc. Hablamos de satélites, pero especiales, pues la oración de [8] tiene alcance sobre toda la estructura previa y desde esa posición estructural puede actuar junto con todo lo expresado previamente como satélite a su vez de un nuevo núcleo. Estas explicaciones vienen marcadas en la Figura 1, que tenemos a continuación, y en la que la separación marcada entre los dos constituyentes 5’’ representa el cambio de párrafo que introduce la expresión evaluativa:
Podemos intentar incluir el resto de párrafos en esta configuración funcional. Porque a su vez, el párrafo que comienza con nuestra expresión evaluativa, la oración de [8], aparece como el Fondo, junto con la [10] y [11], que, tras el inciso de los bastardos, nos trae de nuevo al tema del cadáver de Picasso. Es decir, los párrafos que comienzan con las oraciones [8] y [10] nos dan la clave (relación de Fondo) para interpretar la oración, llena de humor e ironía, de [12] (Pero si es mejor este cadáver que el real).
El último párrafo del texto, el que comienza con la oración de [13], lo que hace es añadir un argumento: Y además te lo puedes llevar a casa porque no huele. La expresión evaluativa nos orienta hacia el resultado: es cierto que el bastardo es mejor que el original (en las monarquías), lo que, extrapolado al cadáver de Picasso, significaría, si aceptamos la argumentación basada en las relaciones retóricas entre párrafos, que es mejor la copia que el original. Si llevamos todo lo expuesto a una configuración jerárquica, tendríamos una estructura como la representada en la Figura 2:
El párrafo que encabeza la expresión evidencial se inserta en otro párrafo para conformar una unidad jerarquizada mayor. No estamos simplemente ante la idea de que cada párrafo desarrolla un subtema, sino que existe una dependencia y jerarquía entre todos ellos. Y es en este proceso donde las marcas evaluativas y evidenciales realizan una labor importante, pues si bien tienen como base el desarrollo de una relación de Evidencia, son asimismo capaces de vehicular dentro del texto, en la relación entre párrafos, entramados de conexiones diferentes.
Dichas conexiones nos permiten, además, establecer vínculos entre núcleos y satélites o modificadores; es decir, crean relaciones de jerarquía entre oraciones y entre párrafos: el núcleo es el que proyecta y sobre él actúan los modificadores.
Quedaría por establecer dentro de este modelo, si fuera posible, una representación estructural similar a la de la sintaxis interna. Para analizar las implicaciones de esta posibilidad, debemos ir a la periferia más externa de la oración.
Villa García (2023a) estudia los tópicos colgados del tipo de En cuanto a Juan, no quiero volver a verlo, como ejemplos de estructuras yuxtapuestas en las que el tópico no se integra plenamente en la oración a la que acompaña. Un análisis similar aplica al estudio de la recomplementación o reiteración de la conjunción que en estructuras completivas (Villa García 2023b). Partiendo de Ott (2014, 2015), Villa García propone que los tópicos colgados y los casos de recomplementación no conforman constituyentes intraoracionales sino extraoracionales, que se generan en posiciones externa a la oración, si bien vinculados de algún modo con esta. Si tenemos en cuenta que estamos ante oraciones plenas que se yuxtaponen en el discurso, la conexión entre ambas estaría determinada por la coherencia discursiva, en palabras de Ott. Para Villa García (2023a), esta relación discursiva puede tener una representación estructural en la que ambos nudos están dominados por un Sintagma Discurso (Villa García, 2023a: 20). Es decir, existe una unidad sintagmática superior que engloba tanto a la estructura extraoracional como a la unidad oracional a la que se yuxtapone [Figura 3].
En esta estructura, el SComp-1 sería el tópico colgado, por ejemplo En cuanto a Juan, mientras que el SComp-2 sería la oración a la que se adjunta: no quiero volver a saber nada de él. La estructura yuxtapuesta nos permite encontrar un vínculo con un fenómeno que también ocurre a nivel intraoracional y llevarlo al nivel interoracional y discursivo.
Pues bien, los conocimientos o el discurso previo también aparecen como un constituyente yuxtapuesto en una estructura jerárquica y bajo un nudo funcional. Esta es la idea que justifican Poletto y Zanuttini (2013) en su estudio sobre las estructuras sì che/no che (‘sí que’/’no que’) en italiano. Estas lingüistas observan que el discurso previo es indispensable en esta formación, pues la oración que introduce sí que retoma parte de lo dicho previamente para afirmarlo enfáticamente, tal y como ocurre, por ejemplo, cuando utilizamos la construcción para responder enfáticamente a una pregunta: ¿Vas a venir con nosotros? Sí que iré con vosotros. Según las autoras citadas, el discurso previo se realiza en la sintaxis del margen izquierdo de la oración bajo la forma de un tópico colgado que se sitúa en la proyección jerárquicamente superior.
Según los trabajos mencionados, por tanto, los conocimientos previos, así como las fuentes de la información se pueden integrar en la estructura jerárquica del discurso a modo de constituyentes que se yuxtaponen a la estructura ya existente.
Aplicado a la relación entre párrafos, estos dos constituyentes yuxtapuestos serían un SComp-1, que representaría todas las oraciones que en la figura 2 actúan como marco o encuadre a modo de un tópico colgado en la estructura de Villa García (2023a), y un SComp-2, que proyectaría como el núcleo del sintagma. En una estructura en la que incluimos los diferentes párrafos, tendríamos la representación de la Figura 4, en la que ambos constituyentes se sitúan bajo el alcance de una unidad sintagmática superior, la que correspondería con el discurso.
En definitiva, en la relación de jerarquía y dependencia dentro del discurso también podemos hablar de dos estructuras: oraciones, enunciados, párrafos, conocimientos previos, etc., que se unen para conformar una unidad mayor.
Según el modelo teórico del que se parte en este trabajo, la estructura del discurso es configuracional y dinámica, puesto que la relación de discurso que puede llegar a establecer una expresión o partícula puede variar en función de la estructura en la que se inserte, de la relación que establezca con el discurso previo y el siguiente, así como de los conocimientos previos o compartidos.
En el caso de las expresiones evaluativas y evidenciales, si bien vehiculan una relación de discurso de Evidencia, en las que el núcleo siempre precede al satélite introducido por la estructura evaluativo-evidencial (ejemplos 1 a 3), también pueden unir la oración que introducen con los conocimientos previos compartidos que actúan como marco sobre el que se apoya la evaluación que realiza el autor para introducir el núcleo: esto ocurre en la oración de 4.
Además, si partimos de todo un texto, hemos visto que es posible que las relaciones discursivas cambien a medida que el discurso avanza, pues, las relaciones entre oraciones son dinámicas y pueden verse modificadas en función de la adicción de nuevas unidades. En este caso, la expresión evaluativa o evidencial puede desarrollar una relación de Evidencia (Duque 2016: 42), pero también puede conformar, junto con otras oraciones, una relación de Fondo, en la que actúa como un satélite que crea el marco o contexto adecuado desde el que interpretar el núcleo (Duque 2016: 27).
Partiendo de las relaciones de discurso mencionadas, podemos tener las siguientes relaciones, donde N es núcleo; S, satélite y es X representa las construcciones evidenciales y evaluativas estudiadas, donde X es el adjetivo evidencial o evaluativo [Tabla 1]:
| Relación discurso | Locución | Orden | Contenido |
| Evidencia | Es evidente Es cierto | N-S (es X) | El S presenta pruebas que apoyan el N. |
| Fondo | Es evidente Es cierto | S (es X)-N | El S crea el marco o contexto necesario para interpretar correctamente el N. |
El enfoque configuracional y dinámico de estas relaciones discursivas proyectado en una estructura sintagmática sigue los mismos principios de jerarquía y dependencia que operan en el nivel oracional. Este enfoque no implica negar la relevancia de otros estudios o metodologías en el estudio del discurso (Pons y Borreguero, 2024), pues es complementario con otros modelos. Su interés parte de considerar que la expansión no solo se aplica a la creación de una oración a partir de un núcleo, sino que puede traspasar el límite de la puntuación y abarcar al texto en una representación no lineal y dinámica.
Las relaciones de discurso entre oraciones dentro de un párrafo nos ayudan y orientan para poder establecer las conexiones jerárquicas entre oraciones que están en la base de la interpretación, pero, al mismo tiempo, nos muestran el entramado de la relación configuracional, en la que las relaciones pueden cambiar a medida que se proyectan nuevas unidades. En el caso de la conexión entre párrafos, es posible establecer unidades formadas de la unión temática y formal de varios párrafos, de modo que uno se inserta en otro.
Según lo expuesto: i) hemos visto que los párrafos dentro de un texto pueden establecer relaciones de jerarquía y dependencia de manera configuracional, de modo que un párrafo se integra dentro de otro; ii) asimismo, las expresiones evaluativas y evidenciales que se utilizan productivamente para encabezar párrafos en diversos contextos (posición inicial o interior de texto), no siempre establecen los mismos tipos de relaciones de discurso. Según su posición en el párrafo, permiten relaciones diferentes, actuando en unos casos como si fueran bisagras que, en el proceso de construcción del texto, se apoyan en el núcleo para justificarlo, a la vez que introducen una nueva información que se sustenta en lo evidente o lo cierto; en otros, vehiculando dentro del texto, en la relación entre párrafos, entramados de relaciones diferentes.
En estos casos, las expresiones evaluativas y evidenciales en comienzo de párrafo ocupan la posición de adjuntos con alcance sobre los otros satélites y el núcleo al que modifica, capaces de modificar al párrafo previo y de servir como apoyo para la integración configuracional del siguiente.
Esta manera de entender las relaciones entre oraciones merece ser tenida en cuenta en futuras investigaciones para indagar en los mecanismos de conexión en el discurso partiendo de criterios paralelos a los que se tienen en cuenta para establecer relaciones de dependencia y jerarquía dentro de una oración.
Este trabajo no habría sido posible sin las investigaciones desarrolladas por Joaquín Garrido y que constituyen el marco teórico de este estudio. A él va dedicado. Por supuesto, los errores e inexactitudes son solo a mí achacables. La investigación presentada ha sido financiada por el proyecto Variación gramatical del español: microparámetros en las interficies de la sintaxis con los niveles morfológico-léxico y semántico-discursivo (PID2021-123617NB-C43), dirigido por la doctora Cristina Sánchez López y financiado por el Ministerio de Universidades.
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