e-ISSN: 1988-2564
ESTUDIOS
Resumen: Desde hace dos décadas, se está extendiendo en nuestra sociedad un modelo de estoicismo práctico, o neoestoicismo, que propone el estoicismo griego y romano como una forma de terapia para la cura y el afrontamiento normalizador de problemáticas cotidianas. Dos peligros se ciernen en su teoría: su individualismo narcisista y la instrumentación de las enseñanzas de Zenón o Marco Aurelio bajo las tendencias ideológicas capitalistas. Frente a este marco descriptivo, el estoicismo clásico defendía el cosmopolitismo y una filosofía que no buscaba fines meramente prácticos sino la asimilación del sujeto al λόγος. De esta forma, el estoicismo de Panecio o de Posidonio era de índole metafísica, es decir, buscaba el ascenso del sujeto a la razón o a la visión cósmica antes que lograr la adaptación acrítica al sistema. Este artículo pretende desvelar los errores del neoestoicismo y concluye llamando a dar un giro desde su visión ético moral a la metafísica.
Palabras clave: neoestoicismo, metafísica, estoicismo, terapia cognitivo-conductual
Abstract: A new model of practical stoicism, or neo-stoicism, has been spreading in our society for last two decades. That proposal presents Greek and Roman Stoicism as a form of therapy for healing and normalizing citizens. This theory is based on two risky presupossitions: his narcissistic individualism and the aims to implement Zeno's or Marcus Aurelius' teachings under capitalist ideological tendencies. Against this framework, classical Stoicism defended cosmopolitanism and a philosophy that did not seek merely practical ends but rather the assimilation of the subject to the λόγος. In this way, the Panaetius' or Posidonius' Stoicism was metaphysical, that is, it sought the ascent of the subject to reason or cosmic vision rather than achieving uncritical adaptation to the system. This article aims to reveal the errors of neostoicism and concludes by calling for a shift from the ethical-moral vision of neostoicism to the metaphysical perspective of Stoicism.
Keywords: neostoicism, Metaphysics, stoicism, Cognitive-Behavioural Therapy
Sumario: 1. Planteamiento del problema • 1.1. Neoestoicismo como tergiversación estoica • 1.2. El neoestoicismo del siglo XXI: autores e instituciones • 2. Carencias metafísicas del neoestoicismo • 2.1. Introducción. Reduccionismo moral del neoestoicismo • 2.2. La experiencia metafísica. Más allá del individualismo narcisista y psicologista • 2.3. Λόγος, τόνος y πρόνοια • 2.4. Ἑἱμαρμένη • 2.5. Causas y categorías • 2.6. La φύσις • 3. Carencias físicas del neoestoicismo • 3.1. Lo corporal, lo incorporal y las fugas transcendentales • 3.2. El logocentrismo en la antropología • 3.3. Los cuatro elementos y la religión • 3.4. La ἐκπύρωσις y el tiempo cíclico • 3.5. El alma y la muerte • 4. Conclusión y síntesis • Bibliografía
Cómo citar: Barrientos Rastrojo, J. (2025). Las dimensiones metafísicas ignoradas por el neoestoicismo. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, 42(3), 487-498. https://dx.doi.org/10.5209/ashf.96399
El neoestoicismo, iniciado en el siglo XVI por el humanista Justo Lipsio, hibridaba máximas estoicas y el cristianismo. Su concepción se renueva en 1998 por Lawrence C. Becker en A new stoicism1, donde se recepciona a Marco Aurelio o Epicteto desde los avances de la filosofía analítica y la filosofía moral del siglo XX. Estas propuestas rigurosas demuestran un sólido conocimiento de las fuentes filosóficas. En cambio, hace dos décadas varios autores y grupos ajenos a la filosofía, y diversos entes de naturaleza masmediática como youtubers, tiktokers y grupos en redes sociales deforman las enseñanzas de estos pensadores desde marcos productivistas e individualistas.
Autores como Malena Canteros se han empezado a hacer eco de la crítica deformante en artículos como «La nueva stoa. El estoicismo como práctica terapéutica neoliberal»2. Canteros censura el individualismo capitalista del neoestoicismo del siglo XXI3 acentuando el ostracismo al que someten a las reiteradas visiones cosmopolitas y sociales aurelianas concretadas en máximas como “Lo que no beneficia al enjambre, tampoco beneficia a la abeja”4 o “Lo que no es dañino a la ciudad, tampoco daña al ciudadano”5.
La inquietud por la tergiversación del estoicismo motiva siguiente trabajo. Debido a la frondosidad de las desviaciones neoestoicas, el artículo se centrará en uno de los tres pilares de esta corriente: la metafísica. Dejaremos para estudios futuros las distorsiones lógicas y éticas.
El psicólogo británico Donald Robertson usó su especialización de posgrado en filosofía para convertir los textos de Marco Aurelio o Epicteto en un instrumento para lograr la felicidad (normalizada y normalizante), aquella que dictaban como válida la ideología de nuestra sociedad. De esta forma, publicó Stoicism and the art of happiness6 y, más tarde, decenas de cursos, el Stoic mindfulness and resilience training, una semana estoica e incluso un movimiento, el modern stoicism, que continuaría su objetivo.
La felicidad no es el único objetivo de Robertson, sino logran fines terapéuticos entre sus pacientes. Así, defenderá que Séneca o Marco Aurelio sirven para obtener la “calma y el autocontrol delante de las dificultades de la vida” y su segundo bestseller, dedicado a la vida y obra de Marco Aurelio, dota de habilidades de resiliencia conectadas con “una fuerza mental estoica y, finalmente, un sentido más profundo de satisfacción”7. En suma, convierte el estoicismo en una terapia alternativa.
Como psicoterapeuta, de inmediato me di cuenta de que la mayoría de los ejercicios filosóficos o espirituales que él identificó podían compararse con ejercicios psicológicos de la psicoterapia moderna. Muy pronto me resultó evidente que el estoicismo fue, de hecho, la escuela con la orientación más explícitamente terapéutica de la antigua filosofía occidental y con el arsenal (o la caja de herramientas) de técnicas psicológicas más grande a su disposición8
Sobre esta base, Robertson marida psicología cognitivo-conductual y filosofía en escritos como The Philosophy of Cognitive-Behavioural Therapy (CBT): Stoic Philosophy as Rational and Cognitive Psychotherapy9, Built your resilience10, «Stoic philosophy as cognitive-behavioural therapy»11, «The Stoic influence on modern psychotherapy»12 y «REBT, philosophy and philosophical counselling»13. Estos trabajos han sido continuados por otros investigadores en «The Effects of Stoic Training and Adaptive Working Memory Training on Emotional Vulnerability in High Worriers»14, «Can Stoicism inspire stuttering intervention? The clinical usefulness of an ancient philosophy»15, «Can stoic training develop medical student empathy and resilience? A mixed-methods study»16 y «Stoicism and death acceptance: integrating Stoic philosophy in cognitive behaviour therapy for death anxiety»17, entre otros.
La terapeutización estoica es fedataria de su instrumentalización: la calma o la curación de disfunciones psíquicas no coincide con ningún objetivo de la stoa. La pretensión estoica orbita sobre el hecho de acercar al sujeto al λόγος, un acto de elevación de lo físico a lo metafísico del aprendiz que se encuentra en las antípodas de la instrumentalización terapeutizante.
Una segunda limitación de Robertson consiste en el individualismo acrítico y normalizador. Su terapia estoica pone su corazón en “evaluar y cambiar tu comportamiento” activando ejercicios que fomenten “sentimientos positivos y sanos”18. Destaca el exilio de las referencias a acciones sociales y políticas y el agotamiento de los fines en los planos físicos concretos a pesar de que una de las actividades básicas de Marco Aurelio es la visión cósmica. El asunto se agrava cuando se descubre que los “sentimientos sanos y positivos buscados” responden al mismo modelo ideologizado de la felicidad señalada arriba.
Ryan Holiday saltó a la fama al presentarse en prensa y televisión con perfiles falsos como un cliente que se quejaba de su trato en Burger King, un enfermo con insomnio y singular melómano. Estas apariciones estelares le sirvieron para convertirse en el director de marketing de American Apparel. Capitalizó estas y otras invenciones mediáticas por medio de su libro Confía en mí, estoy mintiendo. Confesiones de un manipulador de medios19. Desde estos oscuros orígenes, despega después de una conversión estoica después de leer a Marco Aurelio y otros estoicos. Entonces, repetirá su éxito editorial con otros textos que promueven el estoicismo como autoayuda que fomenta una vida exitosa de acuerdo a los moldes productivistas. En 2015, publica The obstacle is the way20 y, más tarde, Ego is the enemy21, The daily stoic22, Courage is calling23 y Discipline is Destiny24. Como en el caso de Robertson, las páginas de los libros se convirtieron en decenas de formaciones que gestiona desde su página web.
Holiday repite la distorsión estoica desde moldes empresariales y normalizadores. Cita como males de nuestra sociedad al estrés, el exceso de trabajo y la responsabilidad25. Su desconocimiento de las corrientes filosóficas contemporáneas le impide descubrir que la angustia es el principio que saca de la mala fe en Sartre y que conmina a la autenticidad en Sören Kierkegaard, que el exceso del trabajo no deben combatirse individualmente con un lenitivo que oculte la estructura que provoca la explotación sino que requiere un abordaje crítico de las estructuras biopolíticas (como enseñaron Foucault, Roberto Espósito y Giorgio Agambem) y que la responsabilidad constituye el punto de partida para hacerse cargo del propio absurdo en el sentido camusiano, siendo parte de uno de las condiciones esenciales de la persona, aquella que señala que la vida es problema (como acentuaba Ortega y Gasset).
Junto a la instrumentalización, Holiday repite las consignas individualistas de Robertson, olvidando que un exceso de paz es lo que lleva a la negación alienadora del sujeto, tal como ha enseñado Simone de Beauvoir. He aquí las razones de elegir los libros de Holiday:
Elegiste este libro porque estás aprendiendo a vivir. Porque quieres ser más libre, tener menos miedos y alcanzar un estado de paz. La educación (leer y reflexionar sobre la sabiduría de las mentes brillantes) no debe buscarse porque sí26
El americano deriva la fortuna del esfuerzo personal. Esto impide ser críticos con respecto a los factores sociales que determinan la propia acción, como señala la teoría de la meritocracia de Sandel27 o la teoría crítica de Max Horkheimer28. Por ende, Holiday promociona la ceguera respecto a la ideología social y fomenta eslóganes capitalistas que mantienen el statu quo como “si quieres puedes” y, por ende, “si no puedes, es por qué no quieres o no te esfuerzas lo suficiente”:
En este mundo hay dos tipos de personas. Las primeras observan a quienes tienen éxito y piensan: ¿Por qué ellas? ¿Por qué yo no? Las otras observan a las mismas personas y piensan: Si ellos pueden, ¿por qué yo no? Las primeras son de «suma cero» (si tú ganas, yo pierdo) y celosas29
Massimo Pigliucci, profesor en el City College de Nueva York, publicó en 2017 otro de los bestsellers dentro de este campo, Cómo ser un estoico. Aunque este texto no es suficientemente perturbador en las líneas que aquí dibujamos, la impronta instrumental es manifiesta en el que escribe, posteriormente, con el psicólogo Gregory López: Mi cuaderno estoico. Este último se despeña en fines psicológicos e individualistas ajenos a la filosofía. Así, insta a rechazar las relaciones “tóxicas” (término viralizado en el seno de la psicología y el capitalismo objetualizadora), a alejarse “del encuentro con personas complicadas”30 y a tener relaciones sólo con personas que convengan31, es decir, las que no secundan los modos regularizados por las estructuras de poder. Estas líneas se acercan a las derivas de la psicóloga Marian Rojas en relación a las “personas vitaminas”32.
Ciertamente, López y Pigliucci matizan las propensiones individualistas cuando exhortan a soportar a personas frustrantes33 y cuando estimulan las donaciones a ONGs34, que aparece como actividad dominical y secundaria. No obstante, el eje de sus escritos nunca se exilia de la preocupación narcisista por el propio ombligo. En modo alguno, cabe imaginar a Pigliucci o López rodeado de pobres, como sucedía con Zenón, un filósofo volcado hacia la austeridad35 y que mantuvo la tendencia cínica de su maestro por interesarse más por la filosofía que por el éxito público.
El fenómeno editorial ha dado paso a la multiplicación de “stoas” en distintas ciudades del mundo, que han organizado estructuras formativas y empresariales fundadas más en los principios individualistas, productivistas e instrumentalizadores de estos autores que en los de los maestros de la stoa. Asimismo, la práctica pseudo-estoica es ejercida por millones de personas reunidas en redes sociales. Como muestra de su extensión, se pueden citar el número de participantes de algunos grupos de Facebook: “Sabiduría ESTOICA-ESTOICISMO” (1728000 miembros), “Estoicos-estoicismo” (424000 miembros36, “Estoicismo/estoicos bogotá colombia camino al desarrollo integral” (334000 miembros), “Diario estoico” (73000 miembros), “Estoicismo para neófitos” (11000 miembros), “Estoicismo” (3700 miembros), “Estoicismo en español” (8000 miembros), “Estoicismo práctico — diarios, meditaciones y reflexiones” (6400 miembros), etc… Las características de estos grupos son las siguientes:
La adherencia al estoicismo romano con un total desconocimiento de sus variantes griegas o del estoicismo medio.
El fanatismo por los bestsellers filosóficos y una patente ignorancia de los manuales y artículos rigurosos que prefiguran a los estoicos clásicos. Se cita y se recomienda con asiduidad a Holiday, a Piggliucci o a Robertson, pero nunca a Pohlenz, a Elorduy o a Brun. Esto determina que la columna vertebral de su filosofía esté determinada por las líneas ideológicas, citadas más arriba.
La apelación a citas con traducciones libres, que traicionan a sus autores y que no acostumbran a indicar sus fuentes.
La conversión del estoicismo en una terapia individualista que olvida las dimensiones metafísicas, físicas y lógicas.
La invisibilización de las teorías más complicadas, de las contradicciones dentro de la escuela y de las tesis que colisionan contra las ideologías actuales. Por ejemplo, se olvida indicar que los estoicos defendieron la esclavitud, el suicidio o que los planetas poseían vida.
El último fenómeno neoestoico consiste en su mercantilización por la industria hollywoodiense mediante personajes que, presuntamente, manifiesta un elevado control de sus pasiones. Los pistoleros de las películas del Western americano constituyeron un destacado precedente. Los últimos años han sido testigos de estos neoestoicos en personajes de las sagas de Star Trek (recordemos al Sr. Spock y a los vulcanianos) y de Star Wars (los jedis37, los mandalorianos o la reciente protagonista de Ashoka). Ahora bien, ¿qué les faltan a estos rostros comerciales para convertirse en estoicos auténticos? Este será el objetivo de la siguiente sección.
El neoestoicismo no se equivoca cuando alza sus postulados desde un marco práctico y moral, puesto que éste es propio del estoicismo romano. Su desacierto es el reduccionismo que olvida las dimensiones lógicas y metafísicas, que son la base de periodos previos, de hecho, la stoa antigua es metafísica y lógica y la media se interesa con avidez por la física38. La filosofía estaba formada por este triunvirato en el que cada rey perdía su valor si era “considerado individualmente”39. Muestra de ello, son las diversas metáforas que describen la tríada estoica.
Posidonio compara el estoicismo a un huevo donde la cáscara se corresponde con la lógica, la clara es la moral y la yema, la física40. Diógenes Laercio indica que es un animal cuyos huesos y nervios funcionan como la lógica, la carne se fragua como moral y el alma consiste en la física41. Por último, Zenón la asemeja a un campo fértil: la valla es la lógica, el fruto se identifica con la moral y las tierra o árboles serían la física. La función protectora de la lógica o la alimenticia de la moral de ese campo se disuelven si no se entiende su propósito respecto a la producción del fruto (moral). Asimismo, se pierde el norte cuando se descontextualiza la misión de los huesos, los nervios (lógica) y la carne (ética) respecto a una física (alma) que da la vida a los dos anteriores. Obviamente, logran esta dinámica tripolar requiere un cabal conocimiento de las densidades metafísicas del estoicismo, lo cual, cómo veremos, es ajeno al neoestoicismo.
Las Meditaciones de Marco Aurelio exhortan a convertirnos en servidores del λόγος y a no quedar limitados por la opresión raquítica de intereses personales (como alienta el neoestoicismo).
Esto implica una asociación entre sujetos y entes que sirven al principio metafísico del λόγος. Por eso, Crisipo señalará que responder a un mal con otro es lesionarse a uno mismo42 puesto que la pasión no sólo dañará al otro sino a la razón misma, que es contraria a la pasión que nos mueve a secundar la ley del talión.
La instalación metafísica del sujeto en el λόγος, esto es, ser fiel a la razón, compromete moralmente. Esa moral no deriva del interés personal ni de la compasión hacia el otro. Por el contrario, la moral se infiere de habitar metafísico en y desde el λόγος. La bondad o la justicia del estoico dimana de su familiaridad con la acción racional. Al otro lado, el vicio es sinónimo del abandono de lo más propiamente humano, de nuestra razón.
Hadot lo explica desde la necesidad de adquirir la visión cósmica para convertirse en un ser conformado por la razón:
Se trata de que el filósofo abandone su visión egoísta y parcial de la realidad, para elevarse, gracias a la física, a ver las cosas como las ve la Razón universal; se trata, sobre todo, de querer intensamente el bien común del universo y de la sociedad, descubriendo que no hay otro bien apropiado para la parte que el bien común del todo43
Los estoicos no buscaban el “cultivo del yo” sino la “superación del yo”, la “consciencia cósmica, esa consciencia de pertenencia al Todo humano y cósmico consistente en una suerte de dilatación, de transfiguración del yo gracias al cual se consigue la grandeza de alma”44. De esta forma, concluimos que el egocentrismo muta en logocentrismo.
Este logocentrismo no dilapida al sujeto ni su identidad individual. Por el contrario, estos últimos son fortalecidos puesto que el λόγος rescata al individuo de las pasiones, que, precisamente, le impiden ser sí mismo. Cuando la acción parte del λόγος, se descubre el yo más genuino45.
Por otra parte, existe una continuidad entre estudiar la φύσις (la naturaleza), vivir desde el λόγος y de acuerdo a la naturaleza46. El estudio de la naturaleza pretende trasladar ontológicamente a la persona a ella, para que viva desde ella. Elorduy señala que “la stoa estudia al hombre en función del cosmos” hasta tal punto de que ambos sean indistinguibles47. No debe extrañar que Panecio acabase siendo considerado un gran astrónomo ni que Posidonio se convirtiera en uno de los científicos más valorados de la antigüedad48 o que realizase el “primer experimento para calcular la longitud del meridiano”49 estudiando las mareas en Cádiz50. Ahora bien, sus intereses no eran prioritariamente académicos sino metafísicos, buscaba su conversión a una vida desde el λόγος. Si la física y la φύσις es la puerta de entrada en la moral, se comprende el interés de Séneca por la ciencia natural51 y que Crisipo o Zenón se detuvieran a analizar fenómenos naturales como el trueno o el rayo52.
Por todo ello, el neoestoicismo se equivoca al desanimar a sus lectores al estudio profundo de la naturaleza, puesto que esta es la clave para adquirir esa moral que anhelan.
Aunque el neoestoicismo cita al λόγος, ignora su origen y, por ende, no es consciente de su potencia y relevancia. El λόγος posee reminiscencias semíticas en Zenón. Se identifica con la “palabra divina”, con el dabar (דבר) hebreo. La palabra de Dios (dabar o דבר) era capaz de fulminar ejércitos o crear estrellas. Esto coincide con afirmaciones de Crisipo que señalan al λόγος como aquello “según lo cual se hizo lo que se hizo y se hace lo que se hace, y se hará lo que se haya de hacer”53. Por ello, la palabra posee un potencial metafísico que transciende las débiles capacidades de transmisión de contenidos que aparece en el neoestoicismo.
Por otra parte, el neoestoicismo no esclarece taxonomías básicas del concepto, como la diferencia entre el λόγος ἐνδιάθετος y el λόγος προφορικός. El primero coincide con la palabra interna que, posteriormente, se desplegará en el discurso mediante el λόγος προφορικός54. Esta ignorancia impide a Holiday o Robertson describir el paso de la idea a la palabra mediante una emergencia pautada donde el λόγος se expande desde el interior del sujeto al mundo. Además, estos autores carecen de los rudimentos necesarios para decidir si la idea se genera internamente o si comienza en la palabra pronunciada y proferida. Esto no es un matiz académicista, sino que sin este conocimiento resulta imposible entender la discusión que llevaría a pensar que, quizás, la única palabra auténtica es la que emana de la razón y que la que nace de la pasión es mutismo inoperativo.
Otra categoría postergada en el neoestoicismo es el τόνος. Como en el caso de la tonificación muscular, el τόνος estoico es la tensión racional que mantiene unidos a todos los entes. El entrenamiento de la razón en el sujeto evitar la “atonía” que, en su grado sumo, produce una pasión disgregadora55. Crisipo describe esta tonificación como el punto de partida y despliegue de diversas virtudes:
la tensión es un golpe de fuego que, cuando es capaz de realizar en el alma las cosas que [a ésta] le corresponden, se llama fuerza y potencia (…) esta misma fuerza y potencia, cuando se aplica a las cosas que aparecen como dignas de seguir existiendo, es templanza; cuando se aplica a aquellas que se deben afrentar, coraje; cuando se refiere a las valiosas, justicia; cuando a las que se han de buscar o evitar, prudencia56
En el ámbito gnoseológico, el τόνος produce las representaciones katalépticas (procedente de κατάληψις), esto es, aquellas que no están viciadas o deformadas por la pasión. La συγκατάθεσις, o aceptación de las representaciones adecuadas (las racionales), requiere fortalecer constantemente el τόνος.
El τόνος se conecta con el concepto de espíritu (πνεῦμα), otro gran olvido neoestoico, puesto que este último es otro principio de reunión metafísica. El espíritu posee tres misiones: “El neuma ektikon, al que deben los cuerpos su cohesión; el neuma physikon, causa de todos los procesos orgánicofisiológicos y el neuma psykikon, principio de la vida cognoscitiva”57. El espíritu relaciona los entes a nivel personal como trascendental. El neoestoicismo ignora cómo se cohesiona el mundo y, aún más grave, sus seguidores, no puede percibir la unidad interna que vincula a todos los entes. Consecuentemente, Holiday o Robertson pueden defender su individualismo o López y Pigliucci el apartamiento de las personas tóxicas.
La continuidad sin fisuras de los entes facilita la astrológica estoica. Esta unidad recuerda al modo en que las filosofías andinas y mesoamericanas perciben la realidad58. Estas asumen que el mundo posee corazón (“yatzil” o “kujol” en el pensamiento maya tojolabal) y que la madre tierra (Pachamama) está viva. Si la naturaleza (Pachamama) extiende su principio vital entre animales y seres humanos en estas filosofías, el λόγος difunde sus semillas en los entes por medio del λόγος σπερματικὸς59. En este sentido, Zenón sostiene que el “sol y la luna y cada uno de los astros son inteligentes o sabios”60, Cleantes asegura que los astros son dioses61 y su maestro añade que “el mundo no carece de sensación”62 sino que es un “ser vivo dotado de razón y perfecto”63 y corona la teoría defendiendo que los astros tienen alma64.
La tonificación (racional) conduce a otra instancia metafísica inexistente en el neoestoicismo: la πρόνοια. La πρόνοια se define como la “causa entrelazante de los seres [entre sí y con] la voluntad de Dios”65. Aparece como una simpatía universal66, es decir, como una vinculación entre todos los seres y da lugar a la amistad y la relación de dependencia entre todos sujetos (racionales)67.
Cuando Meditaciones de Marco Aurelio nos conmina a colaborar entre nosotros como lo hacen las hileras superiores e inferiores de los dientes o la mano derecha y la izquierda, no obliga heterónomamente a un mandamiento, sino que constata la base metafísica de la πρόνοια:
Todas las cosas se hallan entrelazadas entre sí y su común vínculo es sagrado y casi ninguna es extraña a la otra, porque todas están coordinadas y contribuyen al orden del mismo mundo. Que uno es el mundo, compuesto de todas las cosas; uno el dios que se extiende a través de todas ellas, única la sustancia, única la ley, una sola la razón común de todos los seres inteligentes, una también la verdad, porque también una es la perfección de los seres del mismo género y de los seres que participan de la misma razón68
A otro nivel, la πρόνοια justifica el compromiso político de los estoicos. Marco Aurelio, Séneca o Cicerón se involucran en el gobierno de Roma debido a las consecuencias ontológicas de su ser racional: sus identidades se yerguen en tanto fomenten la “causa enlazante” y racional y disminuyen cuando la pasión oblitera esta posibilidad. En consencuencia, “todas las cosas son miembros de un gran organismo único. Y así como en el cuerpo humano la totalidad siente cualquier modificación en un miembro concreto”69. Como apunta Marco Aurelio:
Una sola alma ha sido distribuida entre los animales irracionales, un alma inteligente ha sido dividida entre los seres racionales, igualmente una es la tierra de todos los seres terrestres y con una sola luz vemos y uno es el aire que respiramos todos cuantos estamos dotados de vista y de vida70
En suma, el vicio de no vincularse con los demás no es un pecado moral sino, por una parte, un error lógico y cognoscitivo que impide ver la auténtica realidad basada en la πρόνοια. Además, implica un incorrecto posicionamiento físico, que, sólo secundariamente, acarrea consecuencias éticas. Si no se entiende desde aquí la ética, se desfiguran las bases del estoicismo, como sucede en los autores vistos al comienzo de este artículo.
Un tópico difícil de aceptar del estoicismo en el mundo contemporáneo, idólatra de la autonomía y la libertad constructivista, es su fatalismo. Holiday usa el estoicismo para generar cambios adaptados al productivismo: líderes más eficaces y obreros más rentables. Al otro lado, una vida centrada en el λόγος significa una existencia que no se mide por la eficacia, sino que impulsa una retirada a una ciudadela interior que, con frecuencia, viola la ideología capitalista.
Detrás de esta discusión, se encuentra la Ἑἱμαρμένη, que apunta a lo encadenado por causas racionales. Entre los estoicos, el término se vinculará con el destino. Ese destino se encuentra en las antípodas de dos situaciones: la realidad desordenada y el determinismo atomista71. Marco Aurelio planteó dos caminos metafísicos a seguir en relación a este tema: aceptar un mundo ordenado “o una mezcla confusa, muy revuelta, pero sin orden”72. La segunda opción es denostada por el emperador filósofo pues la apuesta estoica dimana de la disciplina y armonía del λόγος. En coherencia con la línea de nuestra escuela filosófica, se defiende un determinismo racional.
Este determinismo es explicado con dos analogías por Zenón y Crisipo:
Si un perro, estando atado a un carro, quiere seguir al carro, avanza con él y es llevado, y de este modo hace lo que quiere, y al mismo tiempo ejecuta aquello a que esta forzado; pero si no quiere seguir, lo tendrá que hacer a la pura fuerza. Pues bien, esto es lo que ocurre con el hombre también, que, si no quiere obedecer, se verá forzado a hacer cuanto los hados han dispuesto73
Si arrojas un cilindro de piedra por una pendiente abajo, tú eres sin duda la causa primera y el principio de su caída, pero después él, al caerse, va dando vueltas, no porque tú seas causa de ellas, sino porque así corresponde a su modo de ser y su forma cilíndrica; así la disposición del hado, su modo de ser y su necesidad es causa del primer movimiento de las cosas, pero el impulso de nuestras determinaciones y los actos de nuestra mente caen bajo la dirección de nuestra propia voluntad y de la discreción de nuestros entendimientos74
No es sencillo maridar determinismo y autonomía. El neoestoicismo falla al intentarlo. Una respuesta consiste en entender que la razón o el λόγος libera de la obligación impuesta por las pasiones. La persona iracunda asesina a su rival, pero si el λόγος acampa en el enfadado, el sujeto se libera de la lógica pasional y su decisión se abre a múltiples posibilidades al convertirse en dueño de sí mismo. Por ello, la dependencia de la razón no constriñe sino que libera. Visto desde otra atalaya, se puede afirmar que la determinación racional de la Ἑἱμαρμένη es sólo formal y no decreta los contenidos. El perro que se niega a seguir el carro y a ser racional, es oprimido por su pasión. El perro que se deja llevar por el carro, por el λόγος, será esclavo de la razón, pero esta es la base para su liberación para decidir autónomamente. En síntesis, la razón es el principio de la libertad.
El neoestoicismo se aparta de conceptos metafísicos básicos como las causas. Estas son descritas como sigue:
Causa llama Zenón a aquello por lo cual [algo existe], y a aquello de lo cual es causa, accidente. La causa es un cuerpo; lo causado, un predicado. Es imposible que la causa esté presente y lo causado no comience a ser. Lo dicho tiene este sentido: causa es aquello por lo cual algo se genera, como por la inteligencia práctica se genera el ser inteligente y por el alma se genera el vivir y por la templanza se genera el ser temperado75
La taxonomía de las causas de Cicerón, cuyo origen se encuentra en Crisipo, distinguen entre causas principales y completas y entre causas auxiliares y primitivas76. Séneca diferencia la materia y la causa (¿eficiente?) que la produce: en una escultura, la materia es el mármol y la causa, el escultor, esto es, quien las produce77.
Las causas estoicas son los pilares de la creación (o génesis) y la degradación (o corrupción). Asimismo, Posidonio ha definido cuatro modificaciones de la substancia (de la οὐσία):
De estos cuatro modos, solo la alteración (alloiosis) afecta a la ousía; los otros tres (es decir, la división, la mezcla y la disolución completa) afectan a los llamados poioi (lat. quales o sujetos afectados de una cualidad), que tienen lugar en las ousiai. Porque la ousía no aumenta ni disminuye por suma o sustracción, sino que cambia solamente como cambian los números y las medidas (sic)78
Por su parte, Crisipo apunta a tres tipos de mezcla de las sustancias:
Yuxtaposición, mezcla y mixtión, la última de los cuales tiene la paradójica propiedad de hacer coextensivos (synékiasis) los cuerpos mezclados y mantener, a diferencia de la mixtión, la diferencia de los mismos y, con ella, la separabilidad. El caso ejemplar de este modo de mezcla es el que ofrece la que produce el alma en el cuerpo (sic)79
El estudio de las causas y las mezclas no busca la jactancia academicista, sino que es esencial para entender los cambios de los entes. Zenón explica que lo abstracto puede ser causa de lo concreto, pero no lo contrario. Aunque el sujeto (concreto) no puede crear o modificar la virtud (abstracto), la virtud (abstracto) genera y modifica al sujeto virtuoso (concreto). La inteligencia práctica (abstracto) crea los seres inteligentes (concreto), el alma (abstracto) produce el vivir (concreto) y la prudencia o cualquier otra virtud (abstracto) forjan los seres prudentes o virtuosos.
Las consecuencias son capitales: el λόγος o la virtud (abstractos) no pueden ser creadas por la persona (concreta). Esto se contrapone al constructivismo e individualismo neoestoico que se asienta en un sujeto omnipotente que puede crear sus propia vida y valores.
Por último, la metafísica estoica, que opone sustancia (οὐσία) y accidentes, ayuda a comprender la idea estoica de que la virtud y el vicio no admiten grados de desarrollo, principio contenido (pero no explicado) en el neoestoicismo. La virtud es una entidad de naturaleza esencial: no aumenta ni disminuye por suma o sustracción. Cambia como los números y las medidas: no se puede aumentar la cantidad del número uno; cuando el uno se suma a otro se convierte en otra esencia numérica, el dos. Concordantemente, no hay más o menos valentía o lujuria, sino que ambas se detentan en integridad o se carece de ellas.
La φύσις excede los límites de la naturaleza medioambiental. Por ello, los ejercicios neoestoicos propuestos por Robertson son insuficientes para dar cuenta del concepto. “La palabra φύσις, que traducimos por «Naturaleza», significa también, cuando la empleamos sin calificativo, la fuerza de crecimiento propia del organismo”80. Siguiendo a Brun y Pohlenz, física viene de φυλλίνη que significa crecer81. La naturaleza es el producto, el resultado y el puro acto de crecer. Esto conlleva que el ajustarse a la naturaleza tiene poco que ver con, exclusivamente, animar a pasear por la naturaleza.
Además, esa φύσις es racional y, como vimos, se equipara con el λόγος. Por tanto, el paseo por la naturaleza no debería entenderse como un acto estético o que mejore la salud respiratoria. El neoestoicismo fracasa en proponer actividades en la naturaleza que incentiven percibir la πρόνοια y la Ἑἱμαρμένη. Ese paseo por el campo no es una aceptación indiscriminada de cualquier ente sino debería proporcionar ejercicios para entender el entrelazamiento racional de los principios del λόγος que se despliegan en cada uno de sus entes.
El estoicismo ha sido considerado tradicionalmente como una filosofía materialista. Muestra de ello es la simpatía, citada arriba, y la defensa de que todos los entes se conectan por medio de sus cuerpos82. Esta base explica que la aprehensión de los sentidos sea explicada por la stoa como cono cuyo vértice sale de los sentidos (ojos, oídos) y cuya base se asienta en el objeto a conocer. Por otra parte, el materialismo en la base del acoplamiento entre la esfera celeste y la terrenal, lo cual justifica la predicción astrológica83.
El materialismo estoico distingue entre lo incorpóreo y lo corporal. Frente al cuerpo, lo incorpóreo se identifica con el vacío, que definen como “la ausencia de un cuerpo”84. Esta teoría evoluciona a lo largo de la historia, al punto de que Posidonio acepta cuatro elementos incorpóreos85:
Lo expresable (el λέκτον, el enunciado86, el significado, es decir, aquello que media en el discurso entre el objeto y la palabra87.
El “vacío ilimitado”: lo que rodea el mundo material88.
El espacio: el lugar (τόπος) que ocupa un cuerpo89.
El tiempo, identificado por Zenón y Crisipo como “el intervalo del movimiento del mundo”90. Crisipo subraya que “el movimiento (kinesis) es transformación (metabolé) respecto del lugar, total o parcial, o bien cambio (metallagé) desde un lugar, o total o parcial” (sic)91.
Un debate relevante para la escuela fue decidir si el alma era corpórea. El estoicismo clásico negó la hipótesis, secundando el materialismo mencionado arriba. Sin embargo, el estoicismo romano pone en duda esta conclusión92, fundándose en que la materia (y el cuerpo) serían pura “potencia e imperfección”93 y, por ello, requiere un principio menos pesado que la haga elevarse y salir de su inactividad, a saber, el alma.
Descendamos a la antropología estoica, inadvertida en el neoestoicismo. Esta es congruente con su metafísica: el alma, incorpórea, da forma al cuerpo94 y constituye tanto su principio vivificador como el filtro para asentir (aceptar) las representaciones adecuadas95.
El ser humano está compuesto por ocho partes: el ἡγεμονικόν, los cinco sentidos, la palabra y el aparato reproductor96. El alma funciona como un pulpo, o a una araña, que se extiende por cada uno de estos componentes. El ἡγεμονικόν o principio rector une todas las partes e impide la anarquía97 y, según Marco Aurelio, se encarga de que se recupere la autonomía y la autarquía después de sufrir episodios pasionales.
Cada sujeto posee una sustancia o οὐσία común con el resto de los sujetos; sin embargo, se distingue de ellos por su ποιητής98.
Ahora bien, la razón de cada individuo no depende exclusivamente de dimensiones metafísicas: se modifica por elementos externos como los sistemas políticos, la fama lograda y los recursos económicos y materiales que se poseen99. Esta perspectiva, en un giro existencialista (perdónese el anacronismo), parece equiparar el ser con el existir y permite que el yo se forje desde el hacer: “Incluso el caminar, que tienen su auténtica causa en una decisión del alma, es para él un proceso en el que el órgano central del alma, el ἡγεμονικόν, se convierte por así decirlo en alma caminante”100.
El λόγος nos distingue de los animales. Siguiendo a Epicteto, los segundos hacen uso de las representaciones, pero sólo nosotros las comprendemos y, por ello, nos convertimos en sus gobernantes:
[A los animales] les basta con comer y beber y descansar y reproducirse y todo cuanto lleva a cabo cada uno; pero a nosotros, a quienes ha sido dada la facultad de comprensión, ya no nos basta con eso, sino que si no obramos del modo apropiado y ordenadamente y siguiendo cada uno su propia naturaleza y disposición, tampoco llegaremos a alcanzar cada uno nuestro objetivo101
Las bestias serán espectadoras de las representaciones y las personas serán capaces de determinar la interpretación de los hechos y sus pasiones. Esta es la base de la ἐγκράτεια.
A diferencia de los animales, que poseen una ζωή, los seres humanos manifiestan βίος. La primera es la vida biológica, natural y no determinada por el λόγος. El βίος es la vida construida desde la razón. “Los animales participan de la vida del universo sin una tarea específica característica, algo en común. En el hombre, la participación de la vida universal viene condicionada por la razón o la palabra, de la que el solo es capaz entre los vivientes de la tierra”102. Esta argumentación justifica la necesidad de la racionales en los seres humanos y explica que aquellos que no secunden el λόγος mutan en bestias y pierden su naturaleza idiosincrática.
En consecuencia, los animales carecen de voz, a saber, el instrumento que articula el pensamiento103. La voz parte del λέκτον, mencionado arriba. La voz no consiste sólo en el acto de emitir sonidos articulados sino en el despliegue de la razón. Por ello, ningún animal, ni siquiera el loro, dispone de voz (en el sentido estoico).
Siendo así, las bestias deberían estar al servicio de las personas tal como todo lo inferior deber servir a lo superior104.
A pesar de estas teorías, el sistema estoico no es antropocéntrico (como el neoestoico) sino logocéntrico. El escalón superior de la creación no es una persona sino el sabio, que está más cercano de Dios y de la sabiduría que de su naturaleza humana105.
El neoestoicismo resulta demasiado antropocéntrico debido a la ignorancia de la antropología metafísica y logocéntrica. Por ello, sus objetivos parten y finalizan en la persona y, con frecuencia, apuntan a una terapia (o acción) individual106. En cambio, el estoicismo no busca mejorar al sujeto sino extender la razón, el λόγος.
Los cuatro elementos naturales, y, especialmente, el fuego, son orillados por el neoestoicismo, a pesar de su presencia reiterada en las Meditaciones.
El origen del fuego religioso. Dios se identifica con el fuego en la teoría de Zenón, manifestado sus débitos con las religiones fenicias y semíticas107.
En Roma, el fuego simbolizaba desde el centro de la domus familiar el centro del universo y el inicio de la vida108. Por ello, el estoicismo lo puso en contacto con el λόγος σπερματικὸς, la semilla racional de la realidad.
De los clásicos cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego), solo el fuego es activo109 y ello facilita conectarlo con el poder dinámico de la virtud. Marco Aurelio animaba a iluminar, como el fuego del sol, la oscuridad del vicio. Como si el estoico se convirtiera en el fuego del sol matutino, debe extender sus rayos racionales y poner luz y calor allí donde la pasión ha impuesto la oscuridad y el frío y donde la falta de tonificación debilita.
Al lado del fuego, aparece un segundo tema que no se suele tratar en el neoestoicismo: Dios, la religión y la teología. Los neoestoicos adulteran la religión del estoicismo al asimilarla a la ideología atea o agnóstica de nuestros días. Zenón, Cleantes o Séneca repiten sin descanso la necesidad de cumplir con los deberes religiosos. Es más, diseñarán varias pruebas de la existencia de Dios, que se basan en los siguientes pilares:
La contemplación del orden y la belleza natural.
La adivinación del futuro realizada la contemplación de sus signos en los astros y en otros indicios naturales. Según Cleantes, Dios existe porque gracias a él podemos descifrar estos atisbos del mañana.
La provisión de alimento por la tierra110.
Los dioses estoicos no son comparables al dios personal del cristianismo; por el contrario, son más semejantes a dioses impersonales griegos y romanos como el de Aristóteles.
Rechazar la existencia de Dios o desatender las obligaciones con la fe deforma la doctrina estoica. De hecho, sin la referencia a Dios, ¿no se corre el riesgo de un antropocentrismo que niega la deuda que Séneca o Marco Aurelio manifiestan respecto a entidades superiores? La mochila neoestoica contiene una visión individualista y ensoberbecida de un sujeto que se siente capaz de salvarse a sí mismo sin necesidad de otra ayuda que la propia voluntad ensoberbecida y solitaria. ¿Acaso esta teoría no limita la humildad estoica y lo lleva a caer en un pecado de hybris incompatible con las enseñanzas de nuestros pensadores?
La mayoría de los estoicos sostiene que incendios de dimensiones cósmicas, una ἐκπύρωσις universal, destruye el mundo cada cierto tiempo para, posteriormente, gestar una palingenesia que fertilizaría la creación y devolvería la tierra a una inocencia inicial que la depuraría de las aberraciones y deformaciones111. Posidonio admite destrucciones parciales112 y otros describen “grandes diluvios periódicos, la destrucción de los valores culturales y el comienzo de nuevos periodos de la cultura”113.
Zenón demuestra estos cataclismos apuntando a la erosión de los picos de los valles y montañas realizadas en estos periodos. Sin estos aniquilamientos periódicos, el crecimiento hubiera sido infinito. Otro dato que justifica estas apocalipsis es la juventud de la cultura de su tiempo114.
Los antecedentes de la ἐκπύρωσις se localizan en “las tradiciones sacrificiales de Canaán, la región clásica de los sacrificios múltiples ofrecidos en honor de El, Baal, Astarté y demás dioses de la naturaleza”115. Estas civilizaciones aluden a destrucciones recurrentes que purificaban el mundo de la degradación a la que lo somete la historia humana. En todo caso, son inherentes a otras tradiciones que mencionan diluvios (Israel), caídas del cielo (yanomamis) y destrucciones cada cincuenta y dos años por fuego (mexicas).
Las ἐκπύρωσις forjan un tiempo cíclico: “volverán a encontrarse de nuevo en las mismas [circunstancias], es decir, Anito y Meleto acusando; Busiris asesinando a los huéspedes, y Heracles combatiendo”116.
Siendo así, el estoicismo dota de un sentido, desconocido en el neoestoicismo, infinito a cada acción, puesto que cada una de ellas se repetirá infinitamente. Consecuentemente, el sujeto debería cuidar sus acciones puesto que estas no sólo nos constituyen como personas, sino que fraguan las estructuras de la realidad, que se repetirá y que constituirá los tiempos reiterados a lo largo de las sucesivas historias. Dicho de otra forma, las acciones no sólo configuran nuestro tiempo, sino que, determinan el tejido de la realidad (repetida) que acabarán siendo, hoy y siempre, el telar de la creación.
Puestas así las cosas, las decisiones no sólo afectan personal, interpersonal o socialmente, sino que alcanzan a las dimensiones metafísicas o a la configuración del ser. La construcción de una ola temporal no sólo afecta a una algo pasajero, sino que configura el mar completo puesto que el resto de ellas será una copia fidedigna de la primera.
La muerte tampoco es discutida en los textos neoestoicos. En todo caso, los posicionamientos en la stoa no son unitarios. De acuerdo con Zenón, el alma se disipa tras la muerte debido a su naturaleza mudable y a que todo lo que se modifica acaba degradándose hasta su desaparición117. Sólo queda la razón, que es inmortal. Crisipo disiente respecto al fundador: sólo las almas de los viciosos se esfuman tras la muerte; las de los justos se mantienen girando en torno a la tierra118. Panecio se adscribe a Zenón personalizando la justificación de la tesis: el dolor humano es síntoma de que existe la enfermedad en el cuerpo y lo que puede enfermar, al final, fallece y se ausenta. En la medida en que el alma puede sentir dolor, está condenada a perecer y, por tanto, a desaparecer. Por su parte, Séneca se alista al bando de Crisipo: el alma nunca se fuga, sino que se mantiene en este mundo119.
La categoría “alma” y las consideraciones sobre la situación después de la muerte son ajenas a la psicología actual o al marketing, puntos de partida del neoestoicismo. Por tanto, se entiende el vértigo y confusión que puedan experimentarían sus autores si intentasen reflexionar sobre estos temas. Ahora bien, estas carencias ¿no tergiversan el estoicismo? ¿No implica esta actualización una pérdida que daña los pilares estoicos? ¿No supone este abandono construir una teoría más fiel a la ideología contemporánea que al corazón clásico estoico?
La configuración moral del estoicismo es descrita por Michel Foucault (y por Hadot) como una transformación que implica un acercamiento del sujeto al λόγος, de ahí, se infiere su descripción del alma virtuosa:
El alma virtuosa es un alma que está en comunicación con todo el universo, que está atenta a la contemplación de todo y que, por tanto, se controla a sí misma en sus acciones y en sus pensamientos. Insertarse en el mundo y no desgajarse de él, explorar sus secretos en lugar de dirigirse hacia los secretos interiores, he aquí en lo que consiste la virtud del alma120
Al otro lado, el entrenamiento neoestoico se adhiere al yo como punto de partida y de llegada de sus teorías121. El cambio de coordenadas neoestoicas, mediado por la adhesión narcisista y productivistas, desfigura el estoicismo originario al orillar los fines metafísicos. Aun cuando Holiday, Pigliucci y Robertson nos proponen la visión cósmica, vulneran los textos de Séneca o Marco Aurelio puesto que sus ojos están en la mejora y satisfacción del sujeto humano individual. Además, desfiguran diversos discursos de los padres del estoicismo al ignorar todas las teorías indicadas arriba. Concretemos esta tesis partiendo del siguiente texto de Marco Aurelio:
El tiempo de la vida humana, un punto; su sustancia, fluyente; su sensación, turbia; la composición del conjunto del cuerpo, fácilmente corruptible; su alma, una peonza; su fortuna, algo difícil de conjeturar; su fama, indescifrable. En pocas palabras: todo lo que pertenece al cuerpo, un río; sueño y vapor, lo que es propio del alma; la vida, guerra y estancia en tierra extraña; la fama póstuma, olvido. ¿Qué, pues, puede darnos compañía?
Única y exclusivamente la filosofía. Y ésta consiste en preservar el guía interior, exento de ultrajes y de daño, dueño de placeres y penas, sin hacer nada al azar, sin valerse de la mentira ni de la hipocresía, al margen de lo que otro haga o deje de hacer; más aún, aceptando lo que acontece y se le asigna, como procediendo de aquel lugar de donde él mismo ha venido. Y sobre todo, aguardando la muerte con pensamiento favorable, en la convicción de que ésta no es otra cosa que disolución de elementos de que está compuesto cada ser vivo122
¿Sería posible interpretar las palabras del emperador romano prescindiendo del sentido estoico de los conceptos Dios, tiempo, destrucción palingenésica, ἐκπύρωσις, τόνος vigorizante y unificador, λόγος personal, λόγος σπερματικὸς, fuego, vacío, cuerpo, incorporalidad, οὐσία o sustancia, materia, ποιητής y de alinearse con la vida del mundo y del resto de los planetas?
Un mundo inmanente y agnóstico sin conciencia de la repercusión de los propios actos en los ciclos sucesivos (o previos) de la eternidad después de cada ἐκπύρωσις difícilmente entenderá la relevancia de los actos desde el contexto estoico.
La ausencia de los conceptos τόνος y πρόνοια debilita la experiencia de la vinculación entre todos los seres. La adjetivación neoestoica de ciertos sujetos como tóxicos y la incapacidad para descubrir cómo el individuo más malvado posee una semilla de divinidad racional gracias al λόγος σπερματικός aparta del seno de la auténtica stoa.
La incomprensión de las demanda metafísica que el λόγος impone a todo ser racional a todo ente vivo que no cae en animalidad obliga a entender la acción bondadosa como una obligación moral coaccionante y no como un medio de instauración de la propia naturaleza racional en el sujeto.
El desconocimiento de que el mundo está vivo y que incluso las esferas celestes tienen una existencia análoga a la nuestra convierten la preocupación medioambiental neoestoica en un interés usufructuario de una salvación egocéntrica. Sin embargo, se abandona la idea de que el foco en este caso no debe ser resguardar al individuo sino dar cumplimiento a la razón.
Por todo ello, la recuperación de las dimensiones metafísicas orilladas por el neoestoicismo, no sólo absolvería a esta recepción tergiversadora de su pecado narcisista e instrumental, sino que ampliaría la visión de estas teorías del siglo XXI y facilitaría que sus lectores tomasen contacto con sus prismas universales. En última instancia, este rescate permitiría aumentar la presunta fidelidad a los filósofos de los que dicen beber. De esta forma, daría cumplimiento a la imagen estoica de Pierre Hadot citado abajo y se instauraría una filosofía como amor y respeto al todo racional y no mantener el culto egolátrico:
Mi voluntad se identificará así con la voluntad divina que ha querido este acontecimiento. Ser indiferente a las cosas indiferentes, es decir, a los acontecimientos que no dependen de mi es, de hecho, no diferenciarlos, es amarlos igualmente, como el Todo, como la Naturaleza, los produce con un amor igual. Es el Todo que, en mí y por mí. Se ama a sí mismo, y depende de mí no romper la cohesión del Todo rechazando aceptar uno u otro acontecimiento123.
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Cf. Becker, L.C., A new Stoicism, Princeton University Press, Princeton, 2017.↩︎
Cf. Cantero, M.: «La nueva stoa. El estoicismo como práctica terapéutica neoliberal», Pensamiento al margen¸18, 2023, pp. 200-210.↩︎
Una crítica semejante se ha realizado al campo de la orientación filosófica, sobre la cual se puede consultar el artículo «La consulta filosófica y la crítica de la normalización social», Bajo Palabra, 37, 2024, pp. 101-124.↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, IV, 54.↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, V, 22.↩︎
Robertson, D., Stoicism and the art of happiness, Teach yourself, London, 2013.↩︎
Robertson, D., Cómo pensar como un emperador romano, Planeta, Barcelona, 2020, p. 14.↩︎
Ibid., p.11.↩︎
Cf. Robertson, D., The Philosophy of Cognitive-Behavioural Therapy (CBT): Stoic Philosophy as Rational and Cognitive Psychotherapy, Karnac, London, 2010.↩︎
Cf. Robertson, D., Built your resilience¸Teach yourself, London, 2019.↩︎
Cf. Robertson, D.; Codd, T., «Stoic philosophy as cognitive-behavioural therapy”, The behaviour therapy, 2019, 42(2) pp. 42-50.↩︎
Cf. Robertson, D. «The Stoic influence on modern psychotherapy», The routledge handbook of the stoic tradition, Routledge, Oxfordshire, pp. 374-388.↩︎
Cf. Robertson, D., «REBT, philosophy and philosophical counselling”, Practical Philosophy, 3(3), 2000, pp. 28-37.↩︎
Cf. MacLellan, A., Derakshan, N., «The Effects of Stoic Training and Adaptive Working Memory Training on Emotional Vulnerability in High Worriers», Cognitive therapy and Research, 45, 2021, pp. 730-744.↩︎
Cf. Connery, A.; Cavanna, A.E.; Coleman, R., «Can Stoicism inspire stuttering intervention? The clinical usefulness of an ancient philosophy», International Journal of Language&Communication Disorders, 58/3, pp. 577-587.↩︎
Cf. Brown, M.E.L.; MacLellan, A.; Laughey, W. et al., «Can stoic training develop medical student empathy and resilience? A mixed-methods study», BMC Medical Education, 22, 2022. Disponible online en https://bmcmededuc.biomedcentral. com/articles/10.1186/s12909-022-03391-x#citeas, último acceso 13 de abril de 2024.↩︎
Menzies, R.E.; Whittle, L.F., «Stoicism and death acceptance: integrating Stoic philosophy in cognitive behaviour therapy for death anxiety», Discovery Psychology, 2 (11), 2022. Disponible online en https://link.springer.com/article/10.1007/ s44202-022-00023-9#citeas, último acceso 13 de abril de 2024.↩︎
Robertson, D.: Cómo pensar como un emperador romano, op.cit., pp. 91-92.↩︎
Cf. Holiday, R., Confía en mí, estoy mintiendo: confesiones de un manipulador de los medios, Empresa activa, Madrid, 2013.↩︎
Cf. Holiday, R., The obstacle is the way, Penguin, New York, 2014.↩︎
Cf. Holiday, R., Ego is the enemy, Penguin, New York, 2016.↩︎
Cf. Holiday, R.; Hanselman, S., The daily stoic. 366 meditations on wisdom, perseverance and the art of living, New York, 2014 (traducido al español como Diario para estoicos. 365 reflexiones sobre la sabiduría, la perseverancia y el arte de vivir).↩︎
Cf. Holiday, R., Courage is calling, Penguin, New York, 2021.↩︎
Holiday, R., Discipline is destiny, Penguin, New York, 2023.↩︎
Holiday, R.; Hanselman, S., Diario para estoicos, op.cit., pp. 14-15.↩︎
Ibid, p. 19.↩︎
Cf. Sandel, M., La tiranía del mérito, Debate, Madrid, 2020.↩︎
Cf. Horkheimer, M., Teoría crítica y teoría tradicional, Paidós, Barcelona, 2000, p. 120↩︎
Holiday, R.; Hanselman, S., Diario para estoicos, op.cit., p. 185.↩︎
Ibid., p. 119.↩︎
Ibid., pp. 108-110.↩︎
La intención de este artículo no consiste en criticar la ideología del marco de las personas tóxicas/vitaminas ni del hecho de que se esté instrumentalizando la filosofía por medio de ciertas psicologías. Ahora bien, se reprueba que estos autores hagan pasar por filosofía, y más concretamente por estoicismo, una actividad cuyos fines se alejan de lo que pretendieron sus pensadores originarios.↩︎
Ibid., pp. 140-143.↩︎
Ibid., p. 140.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, Gredos, Madrid, 2002, p. 33-36.↩︎
El número de miembros se incrementa constantemente. Las cifras aquí recogidas pertenecen al 20 de agosto de 2023.↩︎
A pesar de que George Lucas ha indicado que la fuente inspiración de los jedi es oriental (bushido, budismo, orden de los samuráis), no se puede negar la conexión con las enseñanzas del estoicismo: se exhiben como diestros maestros del control de la fuerza del universo (que recuerda a una energía semejante al λόγος unido por la Ἑἱμαρμένη) y de una moral racional sin fisuras.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo II, Gredos, Madrid, 1972, pp. 284285.↩︎
Brun, J., El estoicismo, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 1977, p. 37.↩︎
Barth, P., Los estoicos, Revista de Occidente, Madrid, 1930, p. 36.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo II, op.cit., pp. 331↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos, Fragmento 103.↩︎
Hadot, P., La ciudadela interior, Alpha Decay, 2013, p. 185.↩︎
Hadot, P., Ejercicios espirituales y filosofía antigua, Siruela, Madrid, 2006, p. 254.↩︎
Cfr. Ibid, p. 51.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p. 297.↩︎
Elorduy, E., El estoicismo II, op.cit., p. 214.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., pp. 264-266.↩︎
Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 237.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 264.↩︎
Cf. Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 238.↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, Fragmentos 426-431.↩︎
Ibid., p. 101.↩︎
Cf. Elorduy, E. El estoicismo I, op.cit., p. 68; Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 54.↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos I, fragmento 201, 5-8.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p. 304.↩︎
Elorduy, E. El estoicismo I, op.cit., p. 122.↩︎
Tres estudios reseñables sobre el carácter filosófico del pensamiento indígena son los siguientes: Rodríguez Zepeda, C.A., «Un acercamiento a las prácticas filosóficas en las comunidades indígenas», HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada, 13, 2022, pp. 151-170; Barrientos Rastrojo, J, «De la filosofía para niños indígenas a la filosofía desde niños indígenas: una propuesta desde la nosotrificación maya-tojolabal», Childhood&Philosophy, 19, 2023, pp.1-34. Disponible online en https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/152400/ De%20la%20filosof%c3%ada%20para%20ni%c3%b1os. pdf?sequence=1&isAllowed=y, último acceso 15 de abril de 2024; Guerra Bravo, S., «Filosofía Aplicada en contexto de colonialidad y emergencia», HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada,1, 2010, pp. 121-147↩︎
Cf. Elorduy, E. El estoicismo I, op.cit., p. 122.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p. 92.↩︎
Ibid., p. 274.↩︎
Ibid., p. 89-90.↩︎
Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 101.↩︎
Cf. Ibid., p. 108.↩︎
Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 81.↩︎
Epicteto, Disertaciones por Arriano, I, XIV, 1-2.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 82.↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, VII, 9.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 274.↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, IX, 8.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 95.↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, IV, 27.↩︎
Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 463.↩︎
Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 231, 11.↩︎
Zenón citado en AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p. 74.↩︎
Cf. Campos Daroca, F.J., “Introducción” en Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos I, op.cit., p. 76.↩︎
Cf. Elorduy, E. El estoicismo I, op.cit., p. 149.↩︎
Estobeo citado en Elorduy, E. El estoicismo I, op.cit., p. 186.↩︎
Campos Daroca, F.J., “Introducción” en Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos I, op.cit., p. 73.↩︎
Hadot, P., La ciudadela interior, op.cit., p. 304.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 58; Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 18.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 60.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 276.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p.76.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 69; Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 45; Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 247.↩︎
Cf. Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 133.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 66.↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 418.↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 410.↩︎
Cf. Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 412.↩︎
Crisipo de Solos, Testimonios y fragmentos II, fragmento 408.↩︎
Cf. Barth, P., Los estoicos, op.cit., pp. 46-47.↩︎
Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 134.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 87.↩︎
Cf. Ibid., p. 88.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 89. Este número será reducido a cinco o seis en Panecio (cf. Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 76).↩︎
Cf. Ibid., p. 111.↩︎
Cf. Ibid., p. 286.↩︎
Cf. Ibid., p. 88.↩︎
Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 92.↩︎
Epicteto, Disertaciones por Arriano, I, VI, 13b-15.↩︎
Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 18.↩︎
Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 58.↩︎
Cf. Ibid., pp. 128-129.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 108.↩︎
A pesar de la distancia que este trabajo presenta respecto a la terapia filosófica, es posible conectarla si ésta se entiende desde la therapeia griega. Estas son las orientaciones de César Moreno y Michael Weiss: Moreno Márquez, C.: «De idea y por principio: no sin Fenomenología. Terapia filosófica y mundo de la vida», HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada, 11, 2020, pp. 165-196; Weiss, M., «Philosophical mindfulness. An essay about the art of philosophizing», HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada, 8, 2017, pp. 91-123.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 27. Recordemos que Dios se aparece a Moisés en una zarza ardiente y el fuego destructor protege al pueblo israelita de sus enemigos↩︎
Cf. Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 13.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 94; Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 42.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., pp. 76-77.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 104; AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., pp. 265-266.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 190.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo II, op.cit., p. 280.↩︎
Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 101.↩︎
Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., p. 49.↩︎
AA.VV., Los estoicos antiguos, op.cit., p. 87. Cf. Pohlenz, M., La Stoa, op.cit., p. 105; Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 62; Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 42.↩︎
Cf. Elorduy, E., El estoicismo I, op.cit., pp. 47-48.↩︎
Cf. Brun, J., El estoicismo, op.cit., p. 93; Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 105.↩︎
Cf. Barth, P., Los estoicos, op.cit., p. 107.↩︎
Foucault, M., Hermenéutica del sujeto, op.cit. p. 85.↩︎
Algunas ideas análogas, aunque desde la perspectiva de Platón y Aristóteles pueden consultarse en el siguiente artículo: Aguilar Prado, E.J., «Epimeleia heautou: Filosofía Aplicada con algunas recomendaciones platónicas», HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada, 4, 2013, pp. 77-96↩︎
Marco Aurelio, Meditaciones, II, 17.↩︎
Hadot, P., La ciudadela interior, op.cit., p. 246.↩︎