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RESEÑAS

Ureña, Enrique Menéndez, Krause, educador de la humanidad: una biografía, 2.ª edición revisada, Madrid: UPCO, 2024

Rafael V. Orden Jiménez
Departamento de Filosofía y Sociedad. Universidad Complutense de Madrid, España ORCID iD
Publicado: 06/06/2025

El libro de Ureña, Krause, educador de la humanidad: una biografía, encuentra, tras más de treinta años, su segunda edición. La primera apareció en 1991 y ocasionó un nuevo enfoque en las investigaciones dedicadas al Krausismo, pues suponía de modo casi pionero atender a la persona y el pensamiento del filósofo alemán que originó tal movimiento filosófico. Hasta entonces apenas existían trabajos que expusiesen con rigor, detalle y exhaustividad la vida y la filosofía de Krause, sobre cuya obra, salvo contadas excepciones, primaba el desconocimiento y, en ocasiones, incluso, el desprecio por lo pintoresco que se suponía que era este pensamiento, expresado con una terminología más bien esotérica y que se daba en suponer que apenas había ejercido influencia alguna en su propio país. Con esta biografía, en cambio, Krause comenzaba a ocupar el lugar merecido en el elenco de filósofos alemanes del siglo XIX.

La aportación a la historiografía filosófica alemana de este trabajo hay que situarla también, sin embargo, en el contexto de la krausología española, que es en el que surgió. Esta experimentó un giro sustancial a raíz de un artículo previo del propio Ureña, «El fraude de Sanz del Río o la verdad sobre el Ideal de la Humanidad» (Pensamiento, 1988, 25-48), que demostraba que una de las dos obras publicadas por Sanz del Río bajo supuesta autoría de Krause, el Ideal de la humanidad para la vida (1860), atendía de modo neto al pensamiento del filósofo alemán. Desde su publicación, tanto los discípulos de Sanz del Río como los historiadores habían asegurado que el español había acomodado el texto alemán durante el proceso de traducción a la idiosincrasia filosófica y social españolas y, por tanto, que esa obra y todo lo que ella generó en España era resultado mayoritario de un pensamiento netamente español. Dicho artículo, sin embargo, reveló que el Ideal era, en realidad, una traducción notablemente literal en contenido de una serie de artículos de Krause publicados en una revista escasamente conocida. Este trascendental hallazgo comportó que el paradigma hermenéutico hasta entonces vigente, a saber, que existía un abismo entre las ideas contenidas en el Krausismo español y las de su fuente alemana, perdiese su vigencia y que hubiese que trabajar con un enfoque nuevo que rastrease la efectiva continuidad entre el pensamiento generado en Alemania y su desarrollo en España.

Ahora bien, tal objetivo requería abrir entonces un nuevo frente en la investigación krausológica, que consistía en realizar un trabajo riguroso y exhaustivo sobre la obra del pensador alemán con el fin de poder valorar exactamente el alcance de sus ideas y la forma en la que se expandieron tanto en su país como fuera de él. Con esta biografía se iniciaba esa ruta hermenéutica, que ofrecía un doble resultado: primero, daba comienzo a la realización de investigaciones sobre la persona y la obra de Krause, escasas y de envergadura menor hasta entonces incluso en la propia Alemania, en donde predominaban los preconceptos sobre su filosofía antes que una opinión científicamente fundada; y, segundo, permitía comenzar a evaluar convenientemente el contenido de los distintos krausismos nacionales, en particular, el español, algo que numerosos trabajos han venido haciendo en estas últimas décadas.

La obra, de hecho, había aparecido con anterioridad en alemán aquel mismo año de 1991 en la prestigiosa editorial filosófica FrommannHolzbog con un título algo distinto al español: K. C. F. Krause: Philosoph, Freimaurer, Weltbürger. Eine Biographie (Krause: Filósofo, masón, ciudadano cosmopolita. Una biografía). Su aparición significó para ese país el inicio de una aproximación adecuada a la figura y el pensamiento de Krause, y fue a partir de ella cuando han ido surgiendo numerosas monografías elaboradas tanto en España como en la propia Alemania sobre el filósofo teutón. Como señalaba el por entonces Director de la sección de Historia del Max-Planck Institut, Rudolf Vierhaus, autor del prólogo de la edición alemana que fue inserto también en la versión española, en Alemania había una serie de nombres que habían quedado a la sombra de los grandes filósofos de Idealismo, todos ellos kantianos, entre los que la figura más notable era la de Krause. Por ello destacaba de esta monografía que era una contribución significativa a la historia de la filosofía alemana de los comienzos del siglo XIX. El importante avance que en estos años han tenido las investigaciones sobre Krause y la Escuela de Krause realizadas en España y Alemania, ha sido resultado, como preveía Vierhaus, de este libro, que puso en su momento «una nueva base para cualquier trabajo ulterior sobre Krause» (26).

La publicación fue resultado de un trabajo minucioso, como demuestra la extensa relación de publicaciones de la época consultadas, particularmente, abundantes artículos de las más variadas revistas que aparecen recogidos en la bibliografía secundaria, y, sobre todo, el manejo que hace Ureña de la documentación depositada en diversos archivos, en concreto, en el ingente fondo de Krause y algunos de sus discípulos conservado en la Sächsiche Landesbibliothek de Dresde.

Este libro ofrece una detallada biografía de Krause en la que se entretejen con la narración biográfica algunos aspectos relevantes de su filosofía, de ahí que quepa catalogarla como una «biografía filosófica». Nacido el mismo año en el que Kant publicaba su Crítica de la razón pura, 1781, la biografía arranca con su etapa de estudiante y docente privado en la universidad que por entonces destacaba por ser la sede del Idealismo alemán, la de Jena, donde asistió a clases de Fichte y Schelling y coincidió con Hegel. Allí destacó Krause como profesor exitoso y logró publicar diversas obras sobre asuntos variados como metafísica, lógica, matemáticas y filosofía de derecho, todo lo cual presagiaba para él un futuro académico y filosófico brillante (cap. I y II). Su filosofía se insertaría desde un comienzo en esta corriente filosófica, si bien iría introduciendo con el tiempo ideas que harían que forjase una teoría específica y singular dentro del conjunto del Idealismo alemán. Le sigue a esta etapa la de su primera estancia en una ciudad que carecía por entonces de universidad, Dresde (cap. V), y, por tanto, en la que hubo de interrumpir su carrera académica. En estos años estuvo vinculado a la masonería, de la que asimilaría diversas ideas con las que forjó su concepción política, en particular, las relacionadas con su proyecto de constituir una Alianza de la Humanidad. Para la investigación filosófica, resulta en este caso de gran interés descubrir el trasfondo masónico de parte de las ideas de la filosofía política de Krause, las cuales serían adoptadas en España (cap. IV). Además, la obra reconstruye la intensa actividad que realizó en favor de la masonería, a la que dedicó una obra voluminosa sobre su historia, motivo por el que se propuso darle el sobrenombre de «Heródoto de la Hermandad Masónica», y de la cual fue ingrata e injustamente expulsado (cap. III). Le siguió una breve estadía como docente privado en la Universidad de Berlín, a la que se trasladó con el apoyo de Fichte, quien para su desgracia falleció antes incluso de su llegada (cap. VI), y que es cuando la terminología de Krause, de una conocida complejidad que dificultó la expansión de su pensamiento, dio un vuelco tras las investigaciones sobre la lengua alemana que realizó en esos años (Cap. VII). Le sigue una segunda estancia en Dresde (cap. IX), donde mantuvo vecindad con Schopenhauer, al que recomendaría la lectura de los textos religiosos orientales que tanto influirían en él. En esta fase aborda Ureña cuestiones diversas como los proyectos de fundar una Alianza para la Religión y otra para el Derecho (Cap. VIII). Finalmente, a la vista de la grave escasez económica y la poca repercusión que hasta entonces había obtenido con su obra, decidió trasladarse a Gotinga con la esperanza de lograr una cátedra en su universidad que le asegurase unos ingresos suficientes y continuados y forjar una escuela captando discípulos entre los asistentes a sus clases, pero en ella no alcanzó más que a desempeñarse como docente privado. Es en este periodo en el que tuvo lugar un hecho relevante para el futuro de la pedagogía que Ureña desvela y reconstruye histórica y filosóficamente, que fue su encuentro con quien concibió y desarrolló los jardines de infancia, Fröbel, y que vino suscitado por la crítica que Krause había planteado al modo como hasta entonces había concebido el propio Fröbel su proyecto educativo (cap. X). Su actividad docente, además, le permitió reunir un grupo de adeptos a su filosofía que son los que constituirían tras su fallecimiento en 1832 la conocida como «Escuela de Krause» y que mantuvieron una continua y estrecha colaboración con los krausistas españoles. Finalmente, la biografía concluye con su humillante salida de Gotinga, acusado de incitar una rebelión estudiantil, y la reconstrucción de su ya breve estancia en Múnich, pues allí fallecía al poco de llegar y era enterrado en «una tumba tan pobre como lo fue la vida externa del fundador del Krausismo» (cap. XI).

La lectura de la obra no sólo es exigible a los historiadores de la filosofía alemana y española del siglo XIX y, en particular, de los que se ocupan del Krausismo, del Idealismo alemán, de la masonería y de la pedagogía, sino que la misma es recomendable también a lectores aficionados a la tan en boga «novela histórica», pues su lectura representa una experiencia literaria. Sin tratarse, naturalmente, de una novela, Ureña, con una redacción amena y deleitable, recorre una vida plagada de desgracias y frustraciones, como fue la de Krause. Puede decirse que, a la vez que filosófica, es una biografía cinematográfica. En ella se mantiene permanentemente la tensión entre la entusiasta dedicación de Krause a los proyectos ilusionantes que iba pergeñando, y una realidad que cercenaba cualquier posibilidad de que obtuviera algún éxito con ellos. Con el paso de los años se comprueba cómo la desilusión iba ganando terreno, pero sin que nunca perdiese la esperanza. A lo largo de la lectura, el lector mantiene el anhelo permanente de que tanto trabajo, empeño e ilusión de una persona se vea en algún momento recompensado, pero experimenta también una vez tras otra la desgracia que puede acarrear el destino que uno mismo se ha ido forjando.

Agotada su primera edición, era importante que esta biografía siguiese accesible al público y, en particular, a los nuevos investigadores, y por ello es de celebrar esta nueva impresión. Sus responsables sólo han añadido un prólogo en el que destacan lo que supuso en su momento su aparición y apenas han modificado el texto original, excepto la actualización de algunas referencias y completar la relación de obras de Krause con los textos aparecidos en los años que distan entre la primera y esta segunda edición.

La portada del libro ha sido renovada con gran gusto y mantiene la imagen de la primera edición con la medalla que contiene la figura de Krause en el monolito erigido en su memoria en su pueblo natal, Eisenberg, la cual hizo en su momento esta biografía tan popular para identificar a este filósofo. La desgracia que le acompañó en vida,

sin embargo, sigue persiguiéndole, y, en la actualidad, la imagen que predomina en las búsquedas de internet cuando se introduce su nombre, no le corresponde a él, sino a otro Krause bien distinto. Confiemos en que la nueva edición siga contribuyendo a lo que ya logró la primera, romper con los muchos mitos indebidos sobre la persona y el pensamiento de Krause que han circulado por la historia de la filosofía y desdibujado su imagen y que ella siga sirviendo como soporte biográfico para enriquecer la investigación rigurosa y exhaustiva sobre su pensamiento y la influencia que el mismo ejerció dentro y fuera de las fronteras de la lengua filosófica alemana.