e-ISSN: 1131-5598
ARTÍCULOS
Resumen: La estancia durante diez años del arquitecto y artista plástico Joaquín Vaquero Palacios en la Academia Española de Bellas Artes en Roma ha sido algo que siempre se ha puesto de manifiesto por la importancia que supuso en el desarrollo tanto de su carrera como arquitecto como también en su vertiente de artista plástico. No obstante, el papel como gestor de la Academia de España en Roma es algo que se ha visto relegado y en el que, hasta este momento, no se ha profundizado en demasía. Este artículo pretende poner en valor dicha actividad, aclarar cuál fue su papel exacto al frente de la Academia en los años de apertura del franquismo y cuáles fueron las figuras e instituciones con las que tuvo oportunidad de relacionarse durante su paso por la institución que en 2023 celebraba su ciento cincuenta aniversario. Como resultados de dicha investigación, podemos reseñar el papel que jugó la Academia en la política cultural al servicio de la diplomacia franquista y la importancia de Vaquero como artista de la modernidad y figura afín al régimen como el hombre adecuado para afrontar tal desafío.
Palabras clave: Academia, Arquitectura Contemporánea, Enseñanzas Artísticas, Franquismo.
Abstract: The stay during ten years of the artist and architect Joaquín Vaquero Palacios at the Spanish Academy in Rome has always been underlined to show the importance it meant in the development of both his career as an architect and in his side as a plastic artist. However, the role as manager of Spanish Academy in Rome is something that has been relegated and in which, until now, it has not been researched too much. This article aims to value this activity, clarify what was his exact role at the head of the Academia in the years of the opening of the Franco regime and which were the figures and institutions with which he had the opportunity to interact during his time at the institution that in 2023 celebrated its one hundred and fiftieth anniversary. As a result of this research, we must highlight the role played by the Academy in cultural policy at the service of Francoist diplomacy, and the importance of Vaquero as an artist of modernity and a figure related to the regime as the right man to face this challenge.
Keywords: Academy, Contemporary Architecture, Artistic Education, Francoism.
Sumario: 1. Introducción • 2. Breves notas metodológicas • 3. La incorporación de Vaquero a la Academia y el "asunto Vaquero-Labrada" • 4. El tándem con Juan de Contreras, Marqués de Lozoya: una apuesta por la modernidad • 5. Exposiciones y triunfos: los resultados de la apuesta por la modernidad • 6. La Academia como referente: arte, cultura y diplomacia • 7. Los últimos tiempos • 8. Conclusión • Referencias
Cómo citar: Meléndez, E. (2025). Cuando el arte hace diplomacia: la labor de Joaquín Vaquero Palacios al frente de la Academia Española de Bellas Artes en Roma y su papel en la proyección internacional de la España franquista. Arte, Individuo y Sociedad, 37(2), 291-306. https://dx.doi.org/10.5209/aris.98151
El presente escrito busca explorar el papel que jugó Joaquín Vaquero Palacios (Oviedo, 1900, Madrid, 1998) al frente de la Academia Española de Bellas Artes en Roma durante la década de los cincuenta del siglo XX. El asturiano supone una pieza clave de la arquitectura del Movimiento Moderno en Asturias y, precisamente, por ser portador de esos aires de un nuevo arte fue escogido, como veremos, para situarse al frente de la Academia en unos años de aperturismo internacional de las políticas franquistas en los que la institución romana jugó un papel diplomático, político y representativo de gran relevancia. Mediante el presente escrito, pretendemos demostrar que el tiempo que Vaquero pasó en Roma no fue solamente fundamental en su trayectoria artística (Pérez Lastra, 1992), sino que también jugó un papel muy activo en la renovación de la Academia y en la apuesta por mostrar la modernidad artística hacia el exterior.
Sobre Vaquero Palacios se ha escrito mucho y muy bien, tal y como atestiguan los textos de la profesora Natalia Tielve (2011, 2018, 2023), del arquitecto Pérez Lastra (1992) o del principal estudioso de la inquietud plástica del arquitecto asturiano, el profesor Francisco Egaña (1993, 2013, 2018a, 2018b, 2020; Egaña y Mosteiro, 2022). Por tanto, nos encontramos ante un artista que, para nada, podemos considerar desconocido.
No obstante, y pese a que su etapa en Roma es clave para la evolución de su arte, no encontramos referencias en profundidad a la labor de gestión que allí realizó. Así, si bien es cierto que encontramos un texto de Egaña y Montes (2013) sobre el soggiorno realizado en la ciudad eterna, este profundiza en los aspectos plásticos —y su influencia en su creación arquitectónica— y no tanto en el papel de aperturismo internacional del que fue partícipe y el cual, hasta ahora, había pasado desapercibido.
En este sentido, para poder recuperar esta parte, se ha partido de una investigación en el Archivo de la Academia de España en Roma2, en el Archivo General de la Administración y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se realizó, así, un vaciado centrado, principalmente, en la figura de Vaquero y en aspectos puntuales de figuras que acompañaron al arquitecto durante sus años en la Academia, como los directores Fernando Labrada (Periana [Málaga], 1888, Madrid, 1977) o Juan de Contreras, Marqués de Lozoya (Segovia, 1893-1978). Esto, combinado con pesquisas puntuales sobre la figura de Vaquero en repositorios como Dialnet o Google Scholar, ha permitido reconstruir la labor de proyección internacional durante la década que pasó Vaquero gestionando, de una u otra forma, la Academia de España en Roma.
El 8 de abril de 1949, el Director General de Relaciones Culturales solicitaba a la embajada de España en Roma un informe confidencial buscando “el conocimiento más puntual y exacto” sobre la vida interior de la misma, especialmente en lo referente a la “forma y características que viene revistiendo la gestión del Director de la mencionada Academia” (Director General de Relaciones Culturales, 1949, 8 de abril, s.p.). A dicha solicitud da respuesta un mes después el embajador José Antonio de Sangróniz y Castro, Marqués de Desio. Este expuso que a pesar de que con el director —por entonces el pintor malagueño Fernando Labrada— los pensionados se encontraban conformes, se destacaba el aislamiento que vivía la Academia en la capital italiana:
La Academia lleva una vida completamente aislada de las actividades artísticas, intelectuales y sociales de Roma. Esto se debe, según declaraciones del propio director, a su deseo de evitar los contactos de los pensionados con otros centros italianos y otras academias semejantes, alegando como motivo de esta conducta el hecho de que la pequeña cuantía de las pensiones que reciben los alumnos de la Academia les llevaría a establecer comparaciones y podría crearles un complejo de inferioridad (Marqués de Desio, 1949, 16 de mayo, s.p.).
Dicha situación preocupaba al embajador, el cual exponía que dicho “aislamiento” provocaba que los pensionados invirtiesen su tiempo de ocio con personas o medios “poco adaptados a su misión artística” (Marqués de Desio, 1949, 16 de mayo, s.p.). En este sentido, se empezaba a cuestionar la idoneidad de Labrada para hacer frente a unos años clave para el aperturismo de España a una sociedad internacional. Al fin y al cabo, la dictadura franquista había detenido, en el año de 1945, el proceso de fascistización del régimen. A ello había propiciado la condena formal del régimen español dictada por los aliados en la Conferencia de Postdam, reiterando el veto de la entrada de España en la Organización de las Naciones Unidas (Moradiellos, 2018). Por tanto, es entendible que, para estos momentos iniciales de la década de los cincuenta, el estado español se encontrase inmerso en un proceso de “lenta rehabilitación en el contexto de la Guerra Fría” en unos “círculos internacionales occidentales en cuyo seno trataba de reintegrarse el régimen” (Moradiellos, 2016, p. 90). Esta situación internacional, sumado a cuestiones internas de la Academia (de Ranero, J. F., 1951a, 14 de abril) —que por espacio no se pueden abordar—, propiciarían la necesidad de una nueva personalidad que se situase al frente.
Se procedió entonces el 26 de enero de 1950 al nombramiento de Joaquín Vaquero Palacios como Subdirector de la Academia “en atención a las circunstancias personales” que en él concurrían, y se le encomendaban especialmente las funciones de la Secretaría (Comunicado a Joaquín Vaquero, 1950, 26 de enero, s.p.). No obstante, Vaquero no tomó posesión del cargo hasta el 1 de julio de 1950 (Acta de Toma de Posesión, 1950) (fig. 1). Se entendió entonces el nombramiento de Vaquero como un refuerzo de la presencia española en Italia, “incorporándose una personalidad tan destacada y que indudablemente tendrá en plazo breve una presencia activa en los medios artísticos, intelectuales y sociales de Roma” (Nota para el Ministro de Educación Nacional, 1950, 26 de enero, s.p.). Se adelantaba, así, una pincelada de lo que luego quedaría abiertamente puesto de manifiesto: la inclusión de Vaquero en todo un movimiento diplomático en el que entablar relaciones culturales con el resto de los países e integrar la vida de la Academia en la vida artística de la ciudad eterna.
A pesar de la alegría que transmitió en un primer momento Labrada por el nombramiento de Vaquero, “que es además muy buen amigo mío, cuya ayuda y colaboración ha de serme verdaderamente grata” (Labrada, F., 1950, 15 de febrero, s.p.), la relación entre Vaquero y el director no comenzó con buen pie. Así lo atestigua la información que encontramos en la que se habla de un “asunto Vaquero-Labrada” por parte de la gobernación (Martín, R., 1951, 3 de enero, s.p.), en el que se acusaba a Labrada de “hacer la vida imposible a Vaquero y ni siquiera le permite utilizar el servicio de la Academia” ni “le permite arreglar las habitaciones suyas, en fin un desastre”. El problema se presentaba cuando dicho conflicto trascendió de un asunto personal para afectar al correcto funcionamiento de la Academia (Ponce de León, M., 1950, 14 de diciembre). Este asunto, que aquí presentamos muy resumido, llevaba consigo declaraciones tan interesantes como que “el Director cree encontrarse por lo menos en 1890, que es cuando él estuvo como pensionado, y cree que la Academia es un feudo personal y exclusivo suyo”. Unas duras palabras emitidas desde el consulado que venían provocadas por la “bomba” que supuso la llegada de Vaquero frente a ese “criterio absurdo de aislamiento, desconfianza y viejez que impera en la Academia” (Consulado de España, 1950, 14 de diciembre, s.p.), sensación que se tenía desde finales de la década anterior, como hemos visto. Así, en febrero de 1951, se pusieron en contacto con Fernando Labrada para hacerle cejar en su empeño:
Tenemos que enfrentarnos a una nueva situación en la que la Academia haga acto de presencia activa en vida cultural de Roma, sirviendo así de eficaz instrumento para la labor general que tiene encomendada nuestra Representación Diplomática. Precisamente para esta etapa que ahora se inicie fué (sic) para lo que consideramos oportuno nombrar, en vez de un Secretario meramente administrativo, un Subdirector que por sus circunstancias personales fuera un eficaz colaborador de Vd. en esta proyección externa de la Academia (…) créame que nunca olvidaremos lo que ha significado su tenaz esfuerzo y su rígida administración en estos primeros años del restablecimiento de la Academia y estoy seguro que su dirección será igualmente eficaz en esta nueva etapa que podemos calificar de plenitud de la Academia (Carta a Fernando Labrada, 1951, 1 de febrero, s.p.).
De esta forma, se intentaba establecer un punto de inflexión en el que dejar a un lado las tiranteces, pues le interesaba al gobierno franquista en aquel momento que los dos artistas resolvieran sus diferencias y se pusieran al servicio de España, como también se indicaba en la anterior misiva. Ciertamente, ese interés por que los dos aliviasen las tensiones en favor de la patria quedaba muy claro en una Nota Confidencial sobre Academia de Bellas Artes en Roma (s.f.) en la que precisamente se destacaba la intencionalidad de emplear la Academia dentro de una nueva política diplomática en la que se buscaba la proyección internacional y la apuesta por la imagen de modernidad, entre otros aspectos, artística:
El actual Director de la misma, D. Fernando Labrada, como hombre sinceramente cristiano y español, ha evitado, ciertamente, que en esta Institución se reprodujera el clima de anarquía espiritual y moral que, a veces, imperó antes del Alzamiento Nacional. Sin embargo, no ha podido obtener que en esa Academia —el más importante Centro de formación artística que tiene España en el extranjero— haya de verdad un clima de preocupación cultural intensa y de diálogo constructivo con las tendencias estéticas contemporáneas; ni tampoco que cumpla la Academia otras finalidades de tipo eminentemente político, pero ineludible, como son la proyección de las realizaciones artísticas actuales de España sobre los ambientes italianos y la vida de relación indispensable con las demás academias romanas de otros países.
Precisamente para corregir esas deficiencias fue nombrado el actual Subdirector D. Joaquín Vaquero, quien, dotado de cualidades muy notables para ese trabajo, llegó a Roma con gran ilusión y firmes propósitos de completar adecuadamente el trabajo del Director y de dar a los pensionados las convenientes orientaciones (Nota Confidencial sobre Academia de Bellas Artes en Roma, s.f., s.p.).
Podemos ver, por tanto, que la elección de Vaquero para afrontar esa nueva etapa de la política cultural española no fue algo dejado al azar. El arquitecto asturiano fue designado, como se insistió a lo largo de esta década, por la necesidad de que la labor de Labrada “fuera secundada por una personalidad en el mundo de las artes que no fuera simplemente un Secretario administrativo” (Informe sobre Situación Academia Española de Bellas Artes de Roma, 1959, s.p.). Vaquero cumplía entonces perfectamente con dos condiciones para desarrollar la misión asignada. Por un lado, el asturiano suponía una figura de primer orden en la vanguardia arquitectónica española, artista de la modernidad y creador multidisciplinar que se movía en un lenguaje que superaba la tradición pictórica; por otro lado, se trataba de un hombre de confianza del régimen, pues de él se escribía que “goza de excelente reputación moral, política y social” (Comunicado a Protocolo, 1945, 17 de octubre, s.p.). Además, contaba con el precedente de que a su favor ya habían hablado personalidades importantes para el régimen como Pío García-Escudero y Fernández de Urrutia (García-Escudero, P., 1947, 17 de marzo). De hecho, en otra Nota Confidencial Reservada se exponía como el propósito de su nombramiento era “preparar con tiempo suficiente la sustitución del Director de la Academia, Sr. Labrada y así se le hizo saber” al propio Vaquero (Nota Confidencial Reservada, s.f., s.p.).
De este modo, con el pintor malagueño, Vaquero trabajaría durante los primeros tres años de la década de los cincuenta, puesto que en noviembre de 1952 se informaba a Labrada que no continuaría al frente, en virtud de los artículos 12 y 13 del Reglamento, al haber cesado el día 17 de septiembre: “fecha en la que se cumplieron los años reglamentarios del cargo” (Ministro Consejero, 1952, 22 de noviembre, s.p.). De hecho, le fue denegada la prórroga a solicitada por parte de ese artista (Nota Informativa, 1952, 30 de octubre) a pesar de que el andaluz alegaba haber llevado “una labor eficaz de organización de la Academia en las más difíciles circunstancias, lográndose el floreciente estado actual”. En definitiva, él entendía que, cumplidas todas las obligaciones de su cargo, todos los directores anteriores habían sido prorrogados (Labrada, F., 1952, 17 de agosto, s.p.).
No se atendieron a las razones expuestas por parte de Fernando Labrada y el 20 de enero de 1953 pasaría a estar al frente de la Academia la figura de Juan de Contreras, Marqués de Lozoya (Acta de Toma de Posesión, 1953). Juan de Contreras tomó el mando en unos momentos en los que estaban a punto de finalizar sus pensiones —o ya las habían finalizado— la generación de artistas que se había incorporado a lo largo del año de 1949. Esta era compuesta por los artistas Luis Alegre Núñez, Manuel López-Villaseñor, Ramón Vázquez Molezún, Fernando Cruz Solís, Andrés Conejo Merino, Carmelo Pastor Pla, Benjamín Mustieles, José Benet Espuny y Victoriano Pardo Galindo (Actas de Toma de Posesión, 1949).
Todos ellos experimentaron un comportamiento y un trabajo artístico “inmejorable” como atestiguó Fernando Labrada en sucesivos informes realizados entre abril de 1949 y julio de 1952 (Labrada, 1949-1952). Especialmente, se prestó interés en los viajes realizados por parte de los artistas, tanto con fines de formación como con fines expositivos. Esa voluntad por dar a conocer la obra quedaba de manifiesto por parte de la Dirección General y del Ministerio de Asuntos Exteriores, que animaban a la organización de exhibiciones con piezas de los pensionados (de Ranero, 1951b, 16 de julio); algo en lo que desde la Embajada también se insistía por escrito para combatir ese aislamiento que llevaba sufriendo la Academia:
(…) contacto social y cultural con otras entidades artísticas y académicas de Roma, celebración de conferencias y exposiciones en la misma Academia o fuera de ella por los pensionados y en general de todas aquellas actividades relacionadas con la expresada política cultural española (Orden dirigida a la Academia Española de Bellas Artes, 1951, s.p.).
No obstante, la actividad más audaz llevada a cabo en esos primeros años de la década de los 50 para dar a conocer la obra de los artistas españoles fue iniciativa de Joaquín Vaquero Palacios. Esta consistió en aprovechar el salón de exposiciones para situar una exhibición permanente de creadores españoles residentes en Roma. Entre los artistas expuestos, se encontraba el propio Vaquero y su hijo Vaquero Turcios, así como toda una lista de pintores pensionados ya mencionados: Andrés Conejo, Luis Alegre, José Benet, Manuel López-Villaseñor o Victoriano Pardo. Además, hay que citar otros creadores no pertenecientes al “Premio de Roma”, como Mariano Villalta, Francisco Capulino “Capuleto”, Jaume Muxart, Manuel Gil Pérez, Fernando Calderón o Trinidad Sotos. Encontramos, asimismo, apellidos como Ortiz, que podría hacer referencia al artista Miguel Ortiz Berrocal, que en esos momentos estaría por Roma. Entre los escultores, destacarían también artistas vinculados a la institución romana como Benjamín Mustieles o Carmelo Pastor, y otros no pensionados como Jesús Valverde o el matrimonio compuesto por Antonio Cano y Carmen Jiménez (de Contreras, J., 1953, 21 de octubre).
En este sentido, se buscaba aprovechar el tirón de visitas del Templete de Bramante para captar visitantes para la Academia, por lo que la idea era mantener la sala abierta hasta los meses de verano y aprovechar cuando llegasen nuevas incorporaciones para cambiar la exhibición. La inauguración de dicha muestra permanente vino de la mano de una ponencia del crítico Luis Monreal y Tejada que versó, precisamente, sobre tendencias del arte actual español (de Contreras, J., 1953, 21 de octubre). Al fin y al cabo, esta era la asignatura pendiente que pretendía abordarse con la incorporación tanto de Joaquín Vaquero como del Marqués de Lozoya. La elección de temáticas como la de la conferencia de Monreal y Tejada no hacía sino poner de manifiesto ese cambio de mentalidad que intentaba anclarse en la Academia y que Vaquero, desde los primeros años de su incorporación, defendía con las siguientes palabras en un artículo que escribió para el Boletín de Información de la Dirección General de Arquitectura con motivo de la Trienal de Milán:
Nosotros, artísticamente, seguimos siempre obstinados en batallar con arcabuces, mandobles y perrillos, encantadores, sí, lo reconoce cualquiera, pero ineficaces en actuales batallas (…) con un envío en consonancia con este espíritu y la realidad entonces actual, y montado en un ambiente más nuevo, sin que por ello tengan, ni el envío ni el ambiente, que perder el carácter español, podremos lograr triunfos insospechados (Vaquero, 1951, p. 20).
Con estas palabras que subrayaban la crítica a la elección de obras más clásicas para las muestras internacionales, Vaquero permitía ver cuáles eran sus intenciones y las “armas” con las que apostaba guerrear en el campo de batalla del arte internacional. Tanto Vaquero como Juan de Contreras insistieron en esta línea; y buena muestra de ello dan conferencias similares como la que impartió el pintor catalán Rafael Durancamps con la excusa de la exposición sobre Picasso en el Palacio de Arte Moderno. El motivo de la conferencia “la pintura moderna en relación con el internacionalismo del arte” no dejaba de ser una prueba más de esa apuesta por las nuevas vías de la plástica. Esto incluso se reconocía en la nota de prensa, en la que se subrayaba el éxito de público del mundo del arte y la diplomacia en Roma “por la valentía y la novedad de las ideas expuestas y por su conocimiento del arte actual” (Vaquero, J., 1953, 26 de mayo, s.p.).
Ligado a esto último, es importante esa presencia de la diplomacia, pues, al fin y al cabo, a las críticas a la apuesta más tradicional por parte del arte español se le sumaba el clima de rechazo hacia la dictadura de Franco en el que se desenvolvían este tipo de ambientes, lo que invitaba a Vaquero a reflexionar en los siguientes términos en el artículo mencionado anteriormente sobre la Trienal de Milán:
Desgraciadamente, para un certamen artístico la política pesó de manera extraordinaria en las discusiones, y nosotros —¿cómo no?— tuvimos la oposición obstinada y sistemática de una gran parte de los miembros del Jurado. Al cabo de acaloradas discusiones, la oposición política fué (sic) cediendo ante mejor fundados argumentos de carácter artístico (Vaquero, 1951, p. 19).
Precisamente, para esta defensa de lo patrio en los ambientes internacionales fue por lo que también se escogió a Vaquero, pues sabía establecer un adecuado discurso en defensa del producto artístico nacional a pesar de la hostilidad hacia la España de la dictadura que se respiraba en la Europa occidental en esos momentos. No obstante, eso no eximía de que el propio Vaquero fuese muy crítico con la decisión de obcecarse en el envío a este tipo de muestras de productos de artesanía popular:
No se sabe por qué, pues ninguna razón existe para ello, España acude a las Exposiciones internacionales con elementos preciosos, nadie lo duda, pero que acusan un duro contraste de espíritu de época al enfrentarse con los envíos de los demás países (…) Tan absurdo es enviar nuestras cosas ya clásicas a Exposiciones de arte moderno como lo sería enviar obras modernas a una Exposición de carácter retrospectivo (Vaquero, 1951, pp. 19-20).
Acusaba, así, a la tímida presencia de artistas de la modernidad en representación de España en este tipo de certámenes y a partir de su incorporación, el arte español en la ciudad eterna encontró un fuerte impulso, en este caso, a través de un lenguaje de modernidad que encajó mucho mejor con las corrientes por las que se decantaban los jurados encargados de valorar las diversas exhibiciones. Un cambio de rumbo que se escenificó en imágenes tan interesantes como el encuentro con Dalí y Gala en la ciudad eterna en el año 1952 (fig. 2). En esencia, una apuesta por la modernidad que se materializó, especialmente, con la generación de artistas que se incorporó en la segunda mitad de la década, cuando las palabras del director Marqués de Lozoya rezaban así:
Los nuevos pensionados son muchachos excelentes y correctisimos (sic) y, después de algún tiempo para penetrarse en del ambiente de Roma, se han entregado al trabajo. Después de una temporada un poco dificil (sic) de transicion (sic) entre el antiguo y el nuevo régimen, todo funciona regularmente (De Contreras, J., 1956a, 4 de mayo, s.p.).
Nada tenían que ver, por tanto, estas buenas sensaciones que manifestaba el Director con lo visto en los primeros compases del presente escrito, donde preocupaba, precisamente, esa falta de integración de los pensionados en la vida artística y cultural de Roma. Así, con esa transición entre el antiguo y el nuevo régimen encarnado en las figuras de Vaquero y el Marqués de Lozoya, se empezaba a destacar en el mapa cultural romano, e incluso italiano, el trabajo de los creadores españoles.
De lo expuesto en ese último párrafo da buena cuenta la participación de los pensionados en diferentes certámenes, en muchos de ellos cosechando éxitos. En este sentido, cabe destacar la Prima Mostra Internazionale del Paesaggio Italiano Visto da Artisti Stranieri, donde se premió, además de a la propia Academia de España con una medalla de oro “per l’alto valore complessivo delle 20 opere presentate dai sette pittori iberici”, a figuras como al propio Joaquín Vaquero, a su hijo Joaquín Vaquero Turcios; a Manuel Hernández Mompó; a Arcadio Blasco, o a Antonio Hernández Carpe (Prima Mostra Internazionale del Paessagio Italiano Visto Da Artisti Stranieri, s.f., s.p.). De dicha muestra se congratulaba Vaquero ante la embajada de España en Italia, agradeciendo el papel del Marqués de Lozoya “por la labor eficaz de esta Academia y por su presencia activa en la vida artística italiana” (Vaquero, J., 1954, 23 de septiembre, s.p.).
Por otro lado, se destacaba especialmente la participación de los pensionados en el Certamen de la Asociación Stampa Estera junto con los artistas alojados en las otras academias extranjeras de Roma. Así, se subrayaba como “desde el primer momento pudo apreciarse la alta estima que el Jurado internacional hizo del envio (sic) español el cual fué (sic) colocado un (sic) lugar preferente y presentando por excepción las obras formando un conjunto”, señalándose los galardones recibidos por Andrés Conejo y Luis Alegre (De Contreras, J., 1956b, 22 de diciembre, s.p.).
Se constataba, efectivamente, una presencia artística que se reforzaba en la segunda mitad de la década con el éxito en muestras como la de Via Margutta del año 1957. En ella participaban artistas españoles pensionados en esa segunda generación que conoció Vaquero —como José Beulas, Joaquín García Donaire, Francisco Echauz, Jesús Fernández Barrio y Rafael Reyes Torrent—, así como no pensionados como Blanca Mac-Mahon Ordoñana, Mariano Villalta o Vaquero Turcios. Cabe citar, asimismo, el certamen de Via Frattina, donde fueron premiados artistas como Jesús Fernández Barrio y José Beulas (Vaquero, J., 1958a, 1 de enero).
Pero estos no fueron los únicos éxitos cosechados por los representantes de la plástica española en Italia. Cabe destacar especialmente el Segundo Premio recibido por el grupo español en el certamen de Via Margutta en su edición celebrada en el año 1958 y por la que se le concedió un diploma a la Academia (Berardelli, P., 1958, 7 de julio). El 15 de julio de ese año se aprovechó para celebrar en la sede del Gianicolo el acto de entrega de la medalla y el diploma ganados por los artistas en dicha exposición, para lo cual asistieron representantes del Comune di Roma y del Ente Nazionale dell Turismo, así como el Presidente de la Asociación Internacional de Artistas; un acto al que acudieron también el Embajador de España, Emilio de Navasqües, el Consejero Cultural Flórez-Estrada y representantes del Ministerio, del consulado e, incluso, el Rector de la Iglesia Española de Montserrat, Monseñor Roca (Vaquero, J., 1958b, 1 de octubre).
Del mismo modo, desde el primer momento, se ponía mucho celo también en reforzar la representación de la Academia en eventos de mayor magnitud como la Bienal de Venecia, donde se confiaba en la “acertada selección de obras” (De Contreras, J., 1956a, 4 de mayo) y a la que Vaquero se había vinculado también arquitectónicamente al participar en las obras de la remodelación y modernización del pabellón español, levantado treinta años antes por Javier de Luque (López, 2022). También, se abordó con especial interés la Triennale de Milán (Vaquero, J., 1957a, 30 de noviembre), donde se premió por la instalación del pabellón español a los arquitectos Javier Carvajal y José María García de Paredes (Vaquero, J., 1958a, 1 de enero). Las esperanzas puestas en dicho galardón ya fueron manifestadas por Vaquero desde el primer momento en una carta manuscrita al que fuera entonces Director General de Relaciones Culturales, Antonio Villacieros, en la que mencionaba que “el pabellón nuestro está francamente bien y creo que tendremos éxito”, asegurando que “por mi parte me batiré a fondo” (Vaquero, J., 1957b, 12 de agosto, s.p.).
Por otro lado, además de formar parte de dichos certámenes, desde la Dirección se preocupaban de remarcar a la Academia como protagonista en solitario, especialmente con Vaquero al frente tras la renuncia a prórroga del Marqués de Lozoya en el año 1957. Con Vaquero ejerciendo como Director desde su cargo de Secretario/Subdirector, destacan los carteos con el Sindaco de Roma a la hora de solicitar espacios como el Palazzo delle Esposizioni en Via Milano para una muestra de los artistas de la Academia en 1958 (Vaquero, J., 1958c, 26 de abril). La elección de ese espacio, para lo cual contó con la ayuda de la Direzione Generale delle Antichita e Belle Arti, no fue algo aleatorio, sino que se debía a que el salón de la Academia, que hemos visto que fue la opción empleada anteriormente, carecía de una “instalación eléctrica adecuada y porque por su alejamiento del centro de la ciudad casi no llega público”. Así, en el informe ante la Academia de San Fernando se congratulaba de que a la vernissage del 17 de octubre asistió más de un centenar de invitados, contando con miembros de las dos embajadas asentadas en la ciudad eterna, de la colonia española, directores de las Academias Extranjeras y críticos de arte. Con 58 pinturas, 15 esculturas y 6 grabados, en la muestra estuvieron presentes todas las figuras vinculadas a la Academia en aquellos momentos: José Beulas, Javier Carvajal Ferrer, José María García de Paredes, Francisco Echauz, Joaquín García Donaire, Rafael Reyes Torrent y César Montaña (Vaquero, J., 1958d, 25 de octubre), en un ambiente que había sido cuidado por parte de Vaquero hasta en el detalle de solicitar la inclusión de plantas para decorar (Vaquero, J., 1958e, 9 de octubre). En ese sentido, cabe resaltar como a juicio del arquitecto asturiano, la exposición obtuvo un franco éxito y en ella se pudieron apreciar como “todas las obras son realizadas en Roma durante la pensión y en ellas se vé (sic) claramente la evolución sufrida por cada uno con la influencia de Italia”. Subrayaba, así, la presencia de figuras tan relevantes en la apertura oficial el día 18 de octubre como el embajador Emilio de Navasqüés, el Director General de Bellas Artes italiano, Guglielmo De Angelis d’Ossat, el presidente de la Academia de San Luca de Roma —que en aquellos momentos sería el también arquitecto Vincenzo Fasolo— y diversas representaciones de instituciones romanas, así como académicos y artistas (fig. 3) (Vaquero, J., 1958d, 25 de octubre, s.p.).
Además, una vez pasado el luto obligado por la muerte del santo padre, acudió a la muestra el Embajador Español de la Santa Sede —que en aquellos momentos sería Francisco Gómez de Llano— y el Ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín-Artajo (Vaquero, J., 1958d, 25 de octubre). Tras el acto de clausura, además, Vaquero escribió en nombre de los pensionados y de la Academia al consistorio romano, agradeciendo las facilidades y exponiendo su satisfacción tanto por la asistencia de público como por las críticas recibidas (Vaquero, J., 1958f, 9 de noviembre). Asimismo, agradeció particularmente al profesor Carlo Pietrangeli, quien se encontraba en aquellos momentos en la X Ripartizione Antichità e Belle Arti, por la ayuda prestada (Vaquero, J., 1958g, 8 de noviembre).
Nos encontramos, por tanto, ante una oportunidad para mostrar el músculo de la Academia con sus primeras espadas. Y del mismo calibre debió de ser otra muestra celebrada ya en el último año en el que se encontraba Vaquero en la Academia y en medio de una crisis que azotó a la institución romana en esos años finales de la década de los cincuenta y de cuya situación merecería la pena detenerse en otra ocasión. A pesar de esos malos momentos, la Academia llevó a cabo una interesante muestra en Milán celebrada por parte de los pensionados y “ampliamente admirada por la crítica y el público” tal y como recordaba el por entonces embajador José María de Doussinague ante el Ministerio de Asuntos Exteriores. Dicha exposición buscaba dar a conocer en el norte de Italia “la obra de los artistas españoles que han terminado en estos días su periodo de perfeccionamiento en Roma, promoción que, como V. E. sabe, ha obtenido un gran éxito durante su estancia en Italia”. Para tal fin, los directivos del Padiglione d’Arte Contemporánea della Cívica Galleria d’Arte Moderna prestaron a la Embajada, de forma totalmente gratuita, “la sala más moderna del Museo” y allí se inauguró la exposición el 18 de noviembre de 1959. A tal celebración acudieron más de 250 invitados según explicaba el embajador, entre los que se encontraban las autoridades de Milán, críticos y periodistas (Doussinague, J. M., 1959, 19 de noviembre, s.p.).
Pero además de esta actividad expositiva de primer orden, Vaquero gestionó también la presencia de los pensionados de la Academia en más muestras, como el longevo Premio Suzzara. Lavoro e Lavoratori nell’Arte (Secretaría del Premio Suzzara, 1957, 29 de julio) o la Mostra Internazionale D’Arte Figurativa (Panone, F., 1959, 18 de febrero). También, movió la participación en muestras como la Semana Española celebrada en Trento en 1958 (Vaquero, J., 1958h, 3 de abril) e incluso gestionó su propia obra, así como la de su hijo, en premios como el de San Benedetto del Tronto del año 1957 (Vaquero, J., 1957c, 24 de mayo). Incluso, no es raro encontrarse con documentos en los que son los propios certámenes los que hacían el llamamiento directamente a la Academia y ponían facilidades para que participasen los artistas allí alojados, como el caso de la invitación vertida por el alcalde de Carrara, Leo Gestri para la Mostra Internazionale di Scultura (Gestri, L., 1957, 26 de junio); o desde la organización del IV Premi Internazionale di Pittura e Poesia “Alla Riva” de la localidad de Viareggio, quienes le pedían a Vaquero que publicitara la muestra entre los alumnos de la Academia “molti dei quai hanno lasciato a Viareggio un ottimo ricordo” (Comité Organizador del Premio Internazionale di Pittura e Poesia “Alla Riva”, 1959, 26 de junio). Una valoración, en esencia, del arte español que además tuvo como resultado que un artista de la Academia, como José Beulas, se alzará con un galardón en el evento de ese año (Galería A del Arte, s.f.)
Finalmente, junto a estas exposiciones más de índole institucional, también tuvo Vaquero carteos, sobre los cuáles no podemos extendernos, con galerías como La Feluca (Modelo de Cartas de Pensionados, 1957). En dicha galería, en el año 1957, recibió la Academia española el premio a la “Academia Extranjera mejor representada”, siendo galardonado también José Beulas (Vaquero, J., 1958a, 1 de enero). De estas buenas relaciones con la galería italiana surgió la oportunidad de que, en octubre de 1958, fueran invitados y también galardonados en el premio Aci Trezza de Sicilia con el Penello d’argento los pintores José Beulas y Mariano Villalta. Otro español fue premiado con el Penello d’oro: Abel Vallmitjana, de cuyo nombre Vaquero informaba que “tuvimos el gusto de dar como posible invitado”. Así, además del reconocimiento a los artistas patrios, se conseguía no solo la visibilidad de la plástica contemporánea en el ambiente italiano, con la Academia como punto de referencia, sino también una oportunidad de mercado, puesto que de la exposición salieron ventas por parte de Beulas y de Villalta a la Colección Gorgone y al Banco de Sicilia respectivamente (Vaquero, J., 1958i, 18 de octubre, s.p.).
Toda esta gestión de Vaquero, primero con Labrada, después con el Marqués de Lozoya y finalmente en solitario, fue cosechando estos éxitos que, ya desde el año de 1953, ponían de manifiesto el papel activo y el prestigio que se estaba comenzando a alcanzar en el ambiente artístico italiano:
He de hacer notar que la gestión de todos estos Sres. Pensionados ha sido de excepcional brillantez, habiendo obtenido todos ellos premios en cuantas Exposiciones han tomado parte y consiguiendo en el ambiente artistico (sic) de Roma un elevado concepto, reflejado frecuentemente en la prensa y que ha redundado en el mayor prestigio de la Academia (de Contreras, J., 1953, 21 de octubre, s.p.).
Con la Academia asentada como punto de referencia, profesores y amantes de la cultura española se ponían en contacto con Vaquero de cara a organizar eventos, pedir ayuda o plantear la posibilidad de crear asociaciones de “amigos de España” entre profesionales extranjeros de la cultura (Baschera y Vaquero, 1959). Así, son interesantes las relaciones establecidas con diferentes agrupaciones culturales de la ciudad eterna, como la Associazione “Te Roma Sequor”, al frente de la cual estaba el estudioso romanista Romolo Trinchieri y quien le exponía la intención de visitar la Academia de España como venía realizando con el resto de las academias foráneas asentadas en Roma (Trinchieri, 1953, 12 de febrero). Dicha visita se hizo en mayo de 1953 y aprovecharon para visitar la exposición permanente de artistas españoles que se comentaba en el primero de los epígrafes “haciendo de todo ello los comentarios más entusiastas” (de Contreras, J., 1953, 21 de octubre, s.p.).
Además, respecto a las otras academias asentadas en Roma, cabe destacar el carteo con personalidades como Margherita Rospigliosi en nombre del director de la American Academy de Roma, Laurance P. Roberts con motivo de la organización de la muestra de academias extranjeras en el Palacio de Venecia que se iba a celebrar en junio de 1953. En dicha muestra participaron los artistas Villaseñor, Alegre y Pastor con una obra cada uno (Rospigliosi, Vaquero y Roberts, 1953). Y si bien aquí no había ninguna intención de otorgar premios, “por el lugar preferente en que la obra de los españoles fué (sic) situada y por los comentarios con que fué (sic) acogida constituyó una prueba más del alto concepto que se tiene de la Academia en los altos medios artisticos (sic) de Roma” (de Contreras, 1953, 21 de octubre, s.p.); algo similar a lo acontecido en Milán en ese mismo año con la Mostra Internacionale de Accademie di Belle Arti (fig. 4) (Archivo Fotográfico, 1953). Con Roberts, además, se debieron de mantener las buenas relaciones, puesto que en 1958 encontramos que su esposa, la coleccionista Isabel Spaulding, adquirió una obra del pintor José Beulas de cuya venta Vaquero se encargó de gestionar (Vaquero, J., 1958j, 4 de noviembre).
No obstante, lo más trascendental en esa relación de Vaquero con las otras Academias fue su nombramiento como Académico de la Academia de San Luca de Roma, algo de lo que se vanagloriaba la Embajada de España, por ser esta “la más antigua y la de mayor prestigio de Italia” y especialmente por el “escaso número de Correspondientes extranjeros”. Estos eran seis en aquel momento, compartiendo Vaquero este honor con otros grandes nombres de la plástica internacional como Frank Brangwyn; Oskar Kokoschka; Georges Rouault y Jacques Villon (Embajador de España en Roma, 1956, 19 de diciembre, s.p.).
Asimismo, es muy interesante, dentro de la promoción de la Academia y su papel internacional, la intención por parte del Ministerio de Cultura de Nordrhein-Westfalen de realizar un documental sobre las academias de Bellas Artes de Roma, transmitiéndole a Vaquero el interés por rodar en su “famosa Academia” (Weber, H., 1957, 29 de octubre, s.p.). Con el permiso de Vaquero, el realizador Rolf Engler le adelantaba que tenía intención de rodar en primavera, “la stagione più bella per un documentario di questo genere” (Engler, R., 1958, 16 de enero, s.p.), aunque lo más probable es que no llegara a realizarse, pues no se encuentran más datos sobre ello4.
Por otro lado, también se estrecharon relaciones con otras instituciones españolas asentadas en Italia, como el Instituto Cultural Español de Santiago en Nápoles, el cual tenía al frente a Félix Fernández Murga. Este mismo carteó a Vaquero con motivo de la exposición de obras de pensionados, destacando que se anunció por la radio y que contó incluso con una crítica positiva realizada por Carlo Barbieri “que, por cierto, nunca suele ser muy benébolo (sic) para las cosas que se refieren a España” (Fernández Murga, F., 1957, 19 de junio, s.p.).
Se establecía, así, la Academia como un faro o punto de referencia del arte, la cultura y la diplomacia española fuera de las fronteras. No es de extrañar, por tanto, que uno de los últimos actos realizados por el Marqués de Lozoya fuese el de guía de Juan de Borbón en el año de 1956 durante la visita de éste a la Academia, donde tuvo oportunidad de reunirse con los pensionados (fig. 5) (Archivo Fotográfico, 1956a). En este sentido, las relaciones desde la dirección con la madre de este, Victoria Eugenia de Battenberg, también debieron de ser muy estrechas, puesto que encontramos también su presencia en alguna ocasión (fig. 6) (Archivo Fotográfico, 1956b).
Ya terminando la etapa en la Academia, es muy esclarecedor el hecho de que se le concediera, por los servicios prestados, la Condecoración con motivo del XXI Aniversario de la Victoria, por la que le felicitaron algunas de las personalidades del gobierno franquista (Vaquero, J., 1959a, 21 de abril). Se destacaba para ello, también, en ese ideal nacionalcatólico imperante, el hecho de estar casado y se subrayaba su participación voluntaria en la “Guerra de Liberación en Oviedo” y, además, el papel jugado en la reconstrucción de edificios tras la Guerra Civil. No obstante, lo que más nos interesa para el presente escrito es cómo se subrayaba el papel jugado por Vaquero en esos años al frente de la Academia:
Vino a Roma como Subdirector de esta Academia de Bellas Artes y durante los años que lleva sirviendo el cargo, he podido apreciar en él relevantes condiciones de capacidad y celo por el servicio. En esta ciudad es objeto de la mayor consideración personal y artística por cuantos le conocen y tratan (de Navasqüés, E., 1958, 9 de diciembre, s.p.).
No obstante, no todas las voces fueron igual de aduladoras con el arquitecto asturiano. Para el año de 1958, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ya trabajaba en la sucesión del Marqués de Lozoya y para ello se convocó una Comisión para organizar la terna, la cual se conformó con tres nombres: el músico Óscar Esplá Triay, el escultor Enrique Pérez Comendador y el pintor Joaquín Valverde Lasarte (Francés, J. 1958, 16 de octubre). Entre esos nombres que se barajaba, el que se presentó más combativo con la figura de Vaquero fue el extremeño Pérez Comendador (1959, 4 de mayo). Se desató entonces un interesante conflicto entre la Academia y el Ministerio que, por temas de espacio, se nos escapa del artículo aquí presentado. Valga simplemente decir que, tras todo un complejo proceso, el día 1 de agosto se acaba nombrando para este puesto al que fuera pensionado de la primera generación que coincidió con Vaquero, Victoriano Pardo Galindo (Ruiz Morales, J. L., 1959, 5 de agosto).
El arquitecto asturiano terminó su labor al frente de la Academia el 29 de enero de 1960, justo 10 años después de su nombramiento como Subdirector, entregando para entonces al “Secretario, Victoriano Pardo Galindo, la contabilidad, el archivo y los enseres de la Academia con el respectivo inventario” (Vaquero, J., 1959b, 7 de diciembre, s.p.). Tras esto, fueron varias las muestras de agradecimiento recibidas, como la enviada por parte del Director General de Relaciones Culturales, José Miguel Ruiz Morales, quien recordaba los “tantos y tan destacados servicios como prestó en bien de aquella Institución durante los largos años que desempeñó el puesto” (Director General de Relaciones Culturales, 1959, s.p.). A esta Dirección General respondió Vaquero agradeciendo él también las “muchas atenciones recibidas” (Vaquero, J., 1959c, 11 de diciembre, s.p.), con lo que vemos que marchaba con la satisfacción de haber realizado un buen trabajo y en sintonía con el entorno diplomático español destinado en Roma.
Habría que esperar hasta el 8 de mayo de ese año de 1960 para que tomara posesión del cargo de director el pintor sevillano Joaquín Valverde Lasarte (Acta de Toma Posesión, 1960). Coincide, por tanto, el final del período de Vaquero al frente de la Academia con ese momento clave de la dictadura franquista que es ese cambio de 1959 a 1960, momento en el que la historiografía especializada marca como paso de un primer franquismo a un segundo franquismo por el Plan de Estabilización. En este sentido, como el profesor Enrique Moradiellos recuerda del maestro Tuñón de Lara, esa década de los cincuenta en la que Vaquero se encontró al frente de la Academia de España en Roma supondría el decenio de “afianzamiento exterior” del régimen (Moradiellos, 2018).
A dicho afianzamiento, como hemos visto, contribuyó la Academia de España en Roma, con el arquitecto Joaquín Vaquero Palacios al frente y participando de una política cultural más amplia en la que la institución italiana aportó, sin lugar a duda, una pieza fundamental desde el mundo del arte al complejo puzle diplomático al que tenía que hacer frente el Estado Español desde su posición de aislamiento.
Nos encontramos, por tanto, con la figura adecuada para el momento adecuado. Vaquero fue capaz de asumir esa responsabilidad y a ella accedió, precisamente, por ser el hombre perfecto que necesitaba la dictadura. Artista de la modernidad y figura afín al régimen suponían dos aspectos que se conjugaban, de manera impecable, en un creador que supo llevar a cabo su ideal personal del arte del siglo XX a la institución en la que se encontró al frente. Todo ello, hecho desde el respeto a la idiosincrasia y tradición de la Academia romana, a la que fue capaz de situar en el mapa del arte internacional tras un período de aislamiento que era trasunto del propio estado español. A través de exposiciones, relaciones con autoridades, diálogos con personalidades del mundo del arte, presencia en diferentes certámenes y consecución de premios, poco a poco, España pasaba a sobresalir como un agente que tener en cuenta dentro de los circuitos artísticos del momento. En definitiva, una puerta hacia la modernidad que se abría a la par que se abría la dictadura, dejando constancia, como hemos visto, que la labor artística, cuando da con figuras tan señeras como Vaquero Palacios, puede llegar a ejercer la diplomacia.
Acta de Toma de Posesión (1950, 1 de julio). Libro de Tomas de Posesión VII-3, Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Acta de Toma de Posesión (1953, 20 de enero). Libro de Tomas de Posesión VII-3, Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Acta de Toma de Posesión (1960, 8 de mayo). Libro de Tomas de Posesión VII-3, Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Actas de Toma de Posesión (1949). Libro de Tomas de Posesión VII-3, Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Archivo Fotográfico (1953). Mostra Internacionale Accademie di Belle Arti. Milano [Fotografías]. Juan de Contreras López de Ayala (Marqués de Lozoya). 1953-1957. (Archivo II. Sobre 14), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Archivo Fotográfico (1956a). Visita de D. Juan de Borbón [Fotografías]. Visita de D. Juan y Dª Victoria Eugenia. Año 1956. Archivador Rojo. Carpeta Verde “Juan de Contreras”. (Archivo II. Sobre 8), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Archivo Fotográfico (1956b). Visita de Doña Victoria Eugenia [Fotografías]. Visita de D. Juan y Dª Victoria Eugenia. Año 1956. Archivador Rojo. Carpeta Verde “Juan de Contreras”. (Archivo II. Sobre 8), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Baschera, Renzo y Vaquero, Joaquín (1959, mayo). [Intercambio de Cartas]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Berardelli, Piero (1958, 7 de julio). [Carta a la Dirección de la Academia de España en Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Carta a Fernando Labrada (1951, 1 de febrero). Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Comité Organizador del Premio Internazionale di Pittura e Poesia “Alla Riva” (1959, 26 de junio). [Carta a la Academia de España en Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Comunicado a Joaquín Vaquero (1950, 26 de enero). Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Comunicado a Protocolo (1945, 17 de octubre). Joaquín Vaquero. Vicecónsul Honorario del Salvador. PG546, Caja 12/3775, Legajo 425, Nº 31739. Archivo Ministerio Asuntos Exteriores y de Cooperación, Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Consulado de España (1950, 14 de diciembre). [Carta a Carta a Alberto Martín-Artajo, Ministro de Asuntos Exteriores], Reglamentos Academia, Carpeta 10/1, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
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de Navasqüés, Emilio (1958, 9 de diciembre). [Propuesta de Decoración del Subdirector de esta Academia de Bellas Artes al Gabinete Diplomático de Cancillería y Órdenes]. Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
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Director General de Relaciones Culturales (1949, 8 de abril). [Solicitud de Informe sobre la Academia de España en Roma al Sr. Embajador de España en Roma], Memorias Academia, Carpeta 10/3, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Director General de Relaciones Culturales (1959, 10 de diciembre). [Agradecimiento a Joaquín Vaquero]. Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente
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Nota Informativa (1952, 30 de octubre). Juan de Contreras y López de Ayala. Marqués de Lozoya. Director de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1952-56, Expediente 6, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Nota para el Ministro de Educación Nacional (1950, 26 de enero). Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Orden dirigida a la Academia Española de Bellas Artes (1951, 31 de enero.). Reglamentos Academia, Carpeta 10/1, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Panone, Franco, (1959, 18 de febrero). [Carta a Joaquín Vaquero]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 1. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Pérez Comendador, Enrique (1959, 4 de mayo). [Carta al Director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando], Año 1959. El Ministerio de Asuntos Exteriores envía escrito solicitando que la Academia complete terna de personalidades para elección de Director de la Academia Española en Roma, añadiendo tres personalidades más. Archivo 5-296-1. Secretario General. Concursos, Oposiciones, Premios, etc. Academia Española de Bellas Artes en Roma. Becas. (Incluye informes y memorias de pensionados, y fotografías). 1957-1962. Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, España.
Pérez Lastra, J. A. (1992). Vaquero Palacios. Arquitecto. Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias.
Ponce de León, Mario (1950, 14 de diciembre). [Carta a Carlos Cañal, Marqués de Saavedra], Reglamentos Academia, Carpeta 10/1, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Prima Mostra Internazionale del Paessagio Italiano Visto Da Artisti Stranieri, (s.f.). Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 9. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Rospigliosi, Margherita, Vaquero, Joaquín y Roberts, Laurance P (1953). [Intercambio de Cartas]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 6. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Secretario. Período 1950-1959), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Ruiz Morales, José Luis (1959, 5 de agosto). [Carta a Joaquín Vaquero]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Secretaría del Premio Suzzara (1957, 29 de julio). [Carta a la Academia de España en Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Tielve, N. (2011). Arte, diseño y arquitectura industrial en la labor de Joaquín Vaquero Palacios (1900-1998). Norba. Revista de Arte, N. 31, 111-131.
Tielve, N. (2018). Entre el arte y la técnica: las centrales de Joaquín Vaquero Palacios (1900-1998). En G. Doval (Coord.). Joaquín Vaquero Palacios. La belleza de lo descomunal (pp. 173-203). Fundación ICO.
Tielve, N. (2023). Un sueño de luz: diseño, arte y técnica en las centrales de Joaquín Vaquero Palacios e Ignacio Álvarez Castelao. Res Mobilis. Revista internacional de investigación en mobiliario y objetos decorativos, V. 13, N. 17, 112-146. doi: https://doi.org/10.17811/rm.12.17.2023.112-146
Trinchieri, Romolo (1953, 12 de febrero). [Carta a Joaquín Vaquero]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 4. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Secretario. Período 1950-1959), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, J. (1951). Premios en Milán. Boletín de Información de la Dirección General de Arquitectura, V. C, 19-20. Vaquero, Joaquín (1953, 26 de mayo). [Carta a Luis González Alonso; Nota de Prensa]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 7. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Secretario. Período 1950-1959), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1954, 23 de septiembre). [Carta al Embajador de España en Italia]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1957a, 30 de noviembre). [Carta a la Secretaría de la XX Bienal de Milán]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín (1957b, 12 de agosto). [Carta Manuscrita a Antonio Villacieros]. Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Vaquero, Joaquín, (1957c, 24 de mayo). [Carta a la Secretaría del Premio San Benedetto del Tronto]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 19571960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958a, 1 de enero). [Resumen de las actividades de la Academia durante el año 1957], Memorias Academia, Carpeta 10/3, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Vaquero, Joaquín, (1958b, 1 de octubre). [Tercer trimestre de 1958. Actividades de la Academia], Memorias Academia, Carpeta 10/3, Caja 54/16627, Archivo Oficina Cultural. Memorias Academia Española Bellas Artes. Nombramientos Academia de Bellas Artes. Reglamento Academia de Bellas Artes. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Vaquero, Joaquín, (1958c, 26 de abril). [Carta al Signor Sindaco del Comune di Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958d, 25 de octubre). [Carta a José Francés]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958e, 9 de octubre). [Carta al Signor Sindaco del Comune di Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958f, 9 de noviembre). [Carta al Signor Sindaco del Comune di Roma]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958g, 8 de noviembre). [Carta al profesor Pietrangeli]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958h, 3 de abril). [Telegrama a José Beulas y Francisco Echauz / Necesita exponer obras]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 6. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958i, 18 de octubre). [Carta al Sr. Director de la Galleria “La Feluca”]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1958j, 4 de noviembre). [Carta a Laurence P. Roberts]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. 7. Correspondencia. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín, (1959a, 21 de abril). [Carta a José Miguel Ruiz Morales]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Vaquero, Joaquín (1959b, 7 de diciembre). [Renuncia ante el Ministro de Asuntos Exteriores]. Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Vaquero, Joaquín (1959c, 11 de diciembre). [Agradecimiento a José Miguel Ruiz Morales, Director General de Relaciones Culturales]. Vaquero Palacios, Joaquín. Subdirector de la Academia de Bellas Artes en Roma. 1947-60, Expediente 5, Caja 17395, R 7069. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, España.
Weber, Herta, (1957, 29 de octubre). [Carta a Joaquín Vaquero]. Joaquín Vaquero Subdirector (1950-). (Doc. S. N. Subcarpeta Sr. D. Joaquín Vaquero. Vicedirector. Período 1957-1960), Archivo de la Academia de España en Roma, Roma, Italia.
Esta investigación se encuadra dentro del Proyecto Nacional Recuperar, repensar y revalorizar el Movimiento Moderno en Asturias. Arquitectura y Diseño (1939-1975), (MCIU-22-PID2021-123042NBI00) dentro del Proyecto Generación de Conocimiento perteneciente al Plan Estatal de Fomento de la Investigación Científica, Técnica y de Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad.↩︎
Esta investigación se ha realizado también gracias a la ayuda del Convenio de subvención para movilidad de personal con fines docentes y de formación Erasmus+ de la Universidad de Oviedo, durante mi estancia en la Sapienza, Università di Roma. Aprovecho para agradecer, por su ayuda en esas semanas, al profesor D. Claudio Zambianchi y a la archivera de la Academia de España en Roma Dª Margarita Alonso Campoy.↩︎
Aprovecho para agradecer al profesor Egaña el envío de la imagen para complementar el presente escrito.↩︎
Se han realizado indagaciones en diferentes bases de datos alemanas como Filmportal.de y Dokumentarfilmgeschichte, las cuales cuentan con toda la filmografía de este personaje y no aparece ninguna obra coincidente con esta grabación.↩︎