e-ISSN: 1131-5598
Reseñas
Para otra historia del arte presenta un ejercicio de reformulación ambicioso y disruptivo del actual modelo competencial del Grado en Historia del Arte. Su planteamiento se aleja de la lógica acumulativa y fragmentaria predominante en los diseños curriculares universitarios, optando por una drástica simplificación: reducir a seis el número total de competencias y reorganizarlas en torno a tres conceptos clave –consideración, vinculación y lo colectivo–. Esta tríada no solo redefine el marco epistemológico de la disciplina, sino que también propone una formación más crítica, sensible y comprometida socialmente. La consideración se presenta como una invitación al análisis riguroso y contextualizado del fenómeno artístico; la vinculación introduce la dimensión afectiva en el proceso de conocimiento, tradicionalmente desatendida en la academia; y lo colectivo subraya la dimensión relacional y social del arte, así como su capacidad para generar comunidad. Esta fundamentación no solo amplía el horizonte formativo del estudiantado, sino que redefine el papel de la historiadora y el historiador del arte como agentes culturales activos. Además, las competencias incorporan una asimilación progresiva que organiza su desarrollo en tres niveles –introductorio, medio y avanzado– distribuidos a lo largo del itinerario formativo. Este recurso facilita una planificación docente más coherente con el desarrollo gradual de los aprendizajes.
Para todo lo expuesto, el libro propone adoptar una ética del cuidado. Aunque no se trata de un concepto novedoso, sí resulta poco habitual en el ámbito educativo, quizás por estar este vinculado a lo profesional y a lo profesionalizante, donde tendemos a asociar todo lo relativo al afecto y a la atención a la alteridad con una esfera íntima o emocional, alejada de lo académico. No obstante, el volumen defiende justamente lo contrario: el cuidado debe ocupar un lugar central y constituir la base de nuestras relaciones, no solo dentro del entorno educativo, sino también en el conjunto de nuestro entramado social. Solo a través del cuidado será posible alcanzar una educación sostenible, un concepto que también ha permanecido en gran medida al margen del discurso educativo.
En definitiva, nos encontramos ante una propuesta valiente, coherente con los principios de una universidad más inclusiva, reflexiva y atenta a los desafíos culturales contemporáneos. Si se acompaña de estrategias de formación docente y de un marco institucional receptivo, esta reformulación puede contribuir a transformar no solo los estudios de historia del arte, sino también su papel en la sociedad.