e-ISSN: 1131-5598
RESEÑAS
La propuesta de Ane Lekuona-Mariscal se desliza entre archivos personales, materiales visuales, fuentes escritas y la memoria oral de las artistas para proponer una revisión feminista del relato histórico-artístico del contexto vasco entre 1950 y 1972. Estos dos puntos de inflexión en la narrativa canónica de dicho contexto funcionan como recordatorio constante de la artificiosidad del relato y como evidencia de la necesidad de abrir nuevas vías de exploración, de proponer nuevas preguntas.
El primer capítulo se centra en analizar con precisión la construcción (androcéntrica) del relato hegemónico y naturalizado del arte vasco a partir de las políticas culturales e institucionales, además de los propios textos escritos, para evidenciar cómo este excluyó sistemáticamente a las mujeres. Este primer capítulo funciona como puerta de entrada a las cuestiones que se desarrollan en los siguientes apartados, en los que se abordan cuestiones como son la problematización de la categoría “mujer artista” a través de su vinculación a las instituciones de enseñanza, los estereotipos (esencialistas) reproducidos por la prensa y de su proyección visual. A continuación, Lekuona-Mariscal desborda las fronteras para atender a las que se encontraban en el exilio, incluyendo a las artistas vinculadas al territorio de Iparralde, habitualmente olvidado en las narrativas artísticas vascas.
Finalmente, la autora analiza a tres cuestiones que resultan clave desde una perspectiva feminista: la abstracción, la escultura y la crítica política. Lekuona-Mariscal analiza con gran minuciosidad cómo la institución-arte vasca apostó por este tipo de prácticas y cómo estas fueron concebidas y narradas desde la masculinidad. A pesar de ello, el estudio muestra las estrategias que encontraron las artistas para relacionarse con dichos géneros y disciplinas, para introducirse en el sistema a pesar de la incomodidad que pudieron experimentar, o bien para aproximarse a ellos desde otros lugares: desde una abstracción más lírica e íntima, desde otras disciplinas como la ilustración o la fotografía, y desde reivindicaciones políticas como las feministas.
La aportación de Lekuona-Mariscal destaca no solo por su perfecta asimilación de las cuestiones fundamentales de la historia del arte feminista, sino también por cómo estas se entretejen con el contexto particular del País Vasco, por cómo sienta a dialogar cuestiones globales con problemáticas locales. Asimismo, la investigación resulta especialmente sugestiva por la utilización de herramientas metodológicas del llamado “giro afectivo” y por la habilidad con la que Lekuona-Mariscal exprime las experiencias emocionales a partir de las fuentes visuales.