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ARTÍCULOS

El dibujo Judicial como testimonio: Análisis visual del Crimen de Alcàsser a partir del Facial Action Coding System (FACS)

José Mayor
Universitad de Murcia, España ORCID iD
Recibido: 2 de febrero de 2025 / Aceptado: 21 de mayo de 2025

Resumen: Este artículo analiza el rol del dibujo en los procesos judiciales a partir del caso del crimen de Alcàsser (1997), donde la prohibición del uso de cámaras convirtió las ilustraciones en el principal medio visual del juicio. Estas imágenes ofrecieron al público una narrativa gráfica del proceso y se constituyeron en documentos con valor informativo y testimonial. Situada en la intersección entre arte, criminología y comunicación, la investigación evalúa el potencial del dibujo judicial para contribuir a la transparencia institucional, la humanización de los sujetos procesales y la percepción pública de la justicia. Mediante la aplicación del Facial Action Coding System (FACS) de Ekman y Friesen, se analizan ilustraciones que expresan emociones como tensión, autocontrol o ansiedad, enriqueciendo la representación visual respecto a otros medios. Como resultado, se constata que el dibujo judicial, apoyado en herramientas empíricas como el FACS, permite codificar emociones procesales con rigor analítico, ampliando su valor más allá de lo documental. El estudio propone el uso del FACS en la formación de ilustradores judiciales y reflexiona sobre la subjetividad del dibujante como factor que puede incidir en la narrativa mediática del proceso. La investigación se centra en analizar cómo los dibujos judiciales, a través del análisis FACS, comunican emociones procesales y configuran la percepción pública del sistema legal.

Palabras clave: Dibujo judicial; Facial Action Coding System (FACS); Emociones; Narrativa visual

Judicial Drawing as Testimony: Visual analysis of the Alcàsser Crime through the Facial Action Coding System (FACS)

Abstract: This article examines the role of drawing in judicial proceedings through the case of the Alcàsser crime (1997), in which the ban on courtroom cameras turned illustration into the primary visual medium of the trial. These drawings provided the public with a graphic narrative of the process and became documents of informational and testimonial value. Positioned at the intersection of art, criminology, and communication, the study evaluates the potential of courtroom sketching to enhance institutional transparency, humanize trial participants, and influence public perceptions of justice. Using the Facial Action Coding System (FACS) developed by Ekman and Friesen, the research analyzes illustrations depicting emotions such as tension, self-control, and anxiety, thereby enriching visual representation in comparison to other media. The results demonstrate that courtroom drawing, when supported by empirical tools like FACS, can rigorously encode procedural emotions, expanding its function beyond documentation. The study proposes integrating FACS into the training of courtroom sketch artists and reflects on the illustrator's subjectivity as a factor capable of shaping media narratives. The research focuses on analyzing how courtroom drawings, through FACS-based analysis, communicate emotional dynamics during trials and contribute to shaping public perception of the legal system.

Keywords: Judicial Drawing; Facial Action Coding System (FACS); Emotions; Visual Narrative

Index: 1. Introducción • 1.1. Justificación • 1.2. Pregunta de investigación • 1.3. Objetivos • 2. Marco teórico • 3. Metodología • 3.1. Procedimiento metodológico de análisis • 4. Resultados • 5. Discusión • 6. ConclusionesReferencias

Cómo citar: Mayor, J. (2025). El dibujo Judicial como testimonio: Análisis visual del Crimen de Alcàsser a partir del Facial Action Coding System (FACS). Arte, Individuo y Sociedad, 37(3), 609-624. https://dx.doi.org/10.5209/aris.101078

1. Introducción

Durante el juicio por el crimen de Alcàsser, celebrado en Valencia entre mayo y junio de 1997, la imposibilidad de registrar imágenes mediante cámaras convirtió al dibujo judicial en el principal medio de documentación visual del proceso. En este contexto, el ilustrador judicial desempeñó un papel clave al proporcionar una representación gráfica que permitió a la ciudadanía acceder a una reconstrucción visual de los acontecimientos, con implicaciones relevantes para la transparencia judicial, la interpretación emocional del juicio y la configuración de un archivo documental con valor histórico.

Los dibujantes de juicios —o ilustradores judiciales— son artistas que asisten a las audiencias y retratan tanto a los participantes como las escenas del proceso. Esta práctica, consolidada en el ámbito anglosajón, especialmente en los Estados Unidos, proporciona una mirada analítica alternativa allí donde el uso de medios audiovisuales está restringido. En el caso del juicio de Alcàsser, la labor gráfica desarrollada en sala constituyó una práctica singular en el contexto español, caracterizada por su complejidad técnica y su carga emocional. El acceso a esta función profesional fue posible a través de un proceso de selección impulsado por la redacción de informativos de la televisión pública valenciana (Canal 9), medio oficial encargado de la cobertura del juicio. La ejecución de esta tarea, marcada por la juventud y escasa experiencia del dibujante, supuso un ejercicio exigente que culminó en la elaboración de un corpus gráfico extenso y expresivo. Dicha experiencia no solo integró saberes artísticos previos, como el conocimiento anatómico y morfológico, sino que evidenció la dimensión ética del dibujo judicial, disciplina que articula arte, derecho, periodismo y responsabilidad profesional en entornos de alta sensibilidad social. El origen de esta práctica puede situarse en el siglo XIX, cuando la prensa ilustrada comenzó a incorporar imágenes de juicios para acompañar sus reportajes, en contextos donde la fotografía aún no tenía presencia o su uso estaba prohibido. Desde entonces, el dibujo judicial se ha consolidado como herramienta indispensable para documentar procesos legales, en particular en aquellos sistemas que restringen el registro audiovisual directo (Smith, 2020). Además de su función informativa, los dibujos judiciales inciden en la percepción pública de los casos, pudiendo influir en la representación emocional de los acusados o en la valoración social del comportamiento de los actores jurídicos (Johnson & Lee, 2018). La investigación sobre estos ilustradores resulta clave no solo desde la perspectiva histórico-documental, sino también por su impacto en la opinión pública. En juicios de alta notoriedad, las representaciones visuales pueden incluso llegar a influir en los resultados procesales (González et al., 2021), lo que refuerza la necesidad de analizar con rigor tanto la práctica artística como sus efectos discursivos y sociales.

Finalmente, los dibujos judiciales poseen una función de preservación histórica, configurándose como testimonios gráficos de alta carga simbólica que permiten acceder a escenas restringidas y contribuir al derecho a la información en entornos jurídicamente limitados. Carter (2018) destaca cómo estas ilustraciones constituyen una forma respetuosa y eficaz de representación legal, contribuyendo a la memoria institucional y al archivo visual del sistema judicial contemporáneo.

1.1. Justificación

La prohibición del uso de cámaras durante el juicio del crimen de Alcàsser limitó la documentación visual directa del procedimiento, lo que confirió al dibujo judicial un papel esencial como principal medio de representación gráfica accesible a los medios y a la ciudadanía. Aunque existía un sistema de grabación en circuito cerrado para los medios acreditados, su uso era restringido y no ofrecía la inmediatez narrativa ni la capacidad interpretativa que caracterizan al dibujo. La magnitud del crimen, junto con una cobertura mediática sin precedentes y la ausencia de recursos visuales convencionales, evidenció la relevancia del dibujo como recurso informativo y simbólico en contextos de alto impacto social (Sánchez, 2019). La estructura del presente trabajo se articula en torno a seis ejes fundamentales que permiten contextualizar y analizar esta práctica desde un enfoque interdisciplinar:

En coherencia con lo expuesto, este estudio tiene por objetivo analizar el dibujo judicial como medio para codificar emociones procesales mediante el sistema FACS, evaluar su impacto en la percepción pública de la justicia y considerar el rol interpretativo del dibujante en el contexto judicial.

1.2. Pregunta de investigación

Esta investigación se formula a partir de la siguiente cuestión: ¿En qué medida el dibujo judicial, analizado a través del Facial Action Coding System (FACS), permite registrar e interpretar las emociones visibles durante un juicio como formas gráficas de conocimiento, y cómo este proceso de traducción visual puede ampliar la comprensión de la dimensión humana en contextos jurídicos? Desde la práctica del dibujo, se plantea que la representación gráfica no es meramente ilustrativa, sino una forma compleja de observación y síntesis visual que, en el ámbito judicial, permite captar tensiones, afectos y gestos significativos. En este sentido, el uso del sistema FACS proporciona al dibujante herramientas para codificar expresiones emocionales y reforzar el potencial narrativo del dibujo como medio de análisis visual y documento artístico con valor testimonial.

1.3. Objetivos

El presente estudio persigue los siguientes objetivos:

  1. Analizar el potencial del dibujo judicial como herramienta de documentación emocional en el proceso penal, mediante el uso del Facial Action Coding System (FACS).

  2. Evaluar la contribución del dibujo judicial a la transparencia del proceso judicial, la narrativa mediática y la percepción pública de la justicia.

  3. Examinar el papel del dibujante como agente visual y subjetivo dentro del ecosistema judicial, consi­derando las implicaciones éticas y comunicativas de su intervención.

2. Marco teórico

En los tribunales de Estados Unidos, donde a menudo se prohíben la fotografía y el video, los dibujos de juicios (courtroom sketches) cumplen una función informativa esencial. Estos dibujos no solo documentan los acontecimientos judiciales, sino que también capturan la atmósfera y las emociones presentes en la sala, ofreciendo una narrativa visual que complementa la información escrita. Para analizar esta práctica, resulta relevante destacar el trabajo de los artistas clave en esta disciplina, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido. Por ejemplo, Howard Brodie, (Brodie, H. (sf) reconocido por sus representaciones de juicios de alto perfil, como el caso de Charles Manson, Brodie es conocido por un estilo detallado y dramático que logra transmitir tanto los gestos como la tensión emocional de los participantes. En el caso de Richard Tomlinson, este dibujante británico ha trabajado en varios tribunales importantes del Reino Unido (Jones, 2019). Su trabajo es reconocido por la precisión y la sensibilidad para representar las emociones de los testigos y acusados. Bill Robles es un destacado ilustrador de tribunales en los EE. UU., Robles ha cubierto juicios como el de O.J. Simpson y el de Michael Jackson, logrando plasmar las tensiones del momento y los detalles que las cámaras no capturan. Y la plataforma Courtroom Art en The Illustrated Courtroom, sitio web https:www.illustratedcourtroom.com/ que presenta una colección de ilustraciones de juicios realizados por varios de los ilustradores más destacados en esta área, como Aggie Kenny y Elizabeth Williams, quienes han cubierto casos de alto perfil y ofrecen una narrativa visual de gran impacto.

También destacan figuras como Arthur Lien, conocido por sus ilustraciones de la Corte Suprema de Estados Unidos y Marilyn Church, quien ha documentado numerosos juicios de alto perfil en Nueva York. (Smith, 2020). En España, la presencia de dibujantes en los tribunales no ha sido tan prominente como en otros países. Un ejemplo notable de la presencia de dibujantes en tribunales españoles ocurrió durante el juicio del 23-F en 1981. Dado que se prohibió la toma de fotografías en la sala, el diario El País encargó al pintor José Luis Verdes que asistiera al juicio para realizar ilustraciones que acompañarán las crónicas periodísticas. En general, la cobertura mediática de los juicios en España ha dependido más de la narración escrita y, cuando se ha permitido, de fotografías y grabaciones. La ausencia de una tradición de dibujantes de tribunales puede atribuirse a la menor frecuencia de restricciones sobre el uso de cámaras en las salas de justicia españolas en comparación con otros países (Rada, 2012). Aunque ha habido casos puntuales en los que se han utilizado ilustraciones para documentales juicios en España como el caso que nos ocupa o la figura de José Luis Verdes, la figura del dibujante de tribunales no ha tenido una presencia significativa ni constante en el ámbito judicial español. Sin embargo, existen iniciativas y artistas que han trabajado en este terreno. En el ámbito internacional, la noción de criminología visual ha sido desarrollada por autoras como Michelle Brown (2020), quien propone entender las representaciones visuales del crimen como artefactos simbólicos que median entre los hechos judiciales y su interpretación pública. Desde esta perspectiva, el dibujo judicial no se limita a ilustrar el proceso penal, sino que participa activamente en la configuración de imaginarios sociales sobre la justicia, el castigo y la verdad. Esta lectura se refuerza con la propuesta de Sherwin y Wagner (2020), quienes, desde los estudios jurídicos visuales, reivindican el sketch judicial como una forma de archivo cultural, dotada de agencia discursiva. Integrar estas perspectivas permite posicionar el presente estudio dentro de un marco teórico contemporáneo que vincula arte, derecho y mediación simbólica, otorgando al dibujo judicial una función epistemológica que trasciende lo documental. Por ejemplo, durante los juicios por crímenes de lesa humanidad en Argentina, artistas como Azul Blaseotto han documentado los procesos judiciales a través de sus dibujos, Aunque este ejemplo es de Argentina, refleja una tendencia que también ha influido en artistas españoles interesados en la ilustración judicial. La experiencia traumática del crimen de Alcàsser ha sido también objeto de análisis desde perspectivas feministas y sociopolíticas. En este sentido, la tesis doctoral de Nerea Barjola (2014), presentada en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), examina cómo el caso fue instrumentalizado como relato de control simbólico sobre el cuerpo de las mujeres. Una síntesis divulgativa de esta investigación, publicada por la propia universidad (UPV/EHU, 2014), expone:

El crimen de Alcàsser se constituyó como una narración sobre el peligro sexual que influyó de manera fundamental en los cambios que se estaban produciendo en la vida de las mujeres a principios de los años 90 impulsados por el movimiento feminista. La doctora por la UPV/EHU Nerea Barjola ha anali­zado la construcción de la narración por parte de una sociedad que transformó el caso Alcàsser en un relato sobre el terror sexual. Al tiempo, ha reinterpretado el crimen en términos políticos a partir de un estudio crítico y feminista. Contextualizar el caso Alcàsser permite comprender el ataque frontal a la li­bertad personal y sexual de las mujeres que significó el crimen. Supuso un mensaje aleccionador para una generación de mujeres que tomaba el espacio público, y comenzaba a incorporar los derechos y libertades logrados por las reivindicaciones del movimiento feminista. En este sentido, el relato sobre el crimen de Alcàsser vino a funcionar como un muro de contención que reforzó la institución familiar, afianzó el rol protector del hombre y reforzó el poder masculino sobre el cuerpo de las mujeres (UPV/ EHU, 2014, s.p.)

La investigadora plantea que tanto los asesinatos de Jack el Destripador como el crimen de Alcàsser comparten un propósito simbólico en la narrativa social: elegir a las mujeres sobre los límites que no deben cruzar, reforzando el statu quo de género. El relato del crimen no solo enfatiza la culpabilidad de las víctimas por su decisión de realizar autostop, sino que también utiliza esta práctica como una metáfora de la transgresión de límites y espacios prohibidos para las mujeres. De este modo, el caso construye una narrativa de peligro sexual que refuerza las normas de control y genera un mensaje aleccionador, usando el sufrimiento de las víctimas como advertencia para otras mujeres.

Por otro lado, la emisión en Netflix de la primera serie documental original española, El crimen de Alcàsser, ha reavivado la polémica en torno a uno de los casos criminales más estremecedores de la historia contemporánea de España. Asimismo, el documental no contextualiza el impacto que el caso tuvo en toda una generación de niñas y mujeres, marcados por un patriarcado que perpetuaba roles domésticos y de sumisión. Aunque incluye un epílogo contra el machismo, este resulta artificial y desconectado del resto del contenido, reflejando la falta de compromiso con una mirada feminista que analiza la violencia. (Vázquez, 2021). Y para concretar sobre la formación de estos dibujantes profesionales, en el contexto español, no se articula a través de itinerarios reglados específicos como ocurre en el ámbito anglosajón, sino que se vincula principalmente a los estudios superiores en Bellas Artes. Es en estas facultades donde los futuros ilustradores acceden a una base técnico-expresiva sólida, así como a investigaciones, artículos académicos y tesis doctorales que incorporan metodologías complejas como el Facial Action Coding System (FACS). Fuera de este marco formativo especializado, resulta altamente improbable adquirir las competencias necesarias para integrar con solvencia análisis microexpresivos en la práctica artística. La experiencia empírica, aunque valiosa, no sustituye la formación metodológica ni el acceso crítico a los marcos teóricos que sustentan esta forma de codificación emocional. Por tanto, la universidad constituye el espacio privilegiado para profesionalizar esta práctica desde una perspectiva interdisciplinar, rigurosa y ética (figura 1).

Figura 1. Recorte de prensa del juicio del crimen de Alcàsser. Fuente: Diario 16, mayo de 1997. Imagen recuperada por el autor.

3. Metodología

La presente investigación adopta un enfoque cualitativo de tipo interpretativo, orientado al análisis visual de expresiones emocionales en contextos judiciales mediante ilustraciones realizadas durante el juicio por el crimen de Alcàsser. El análisis se fundamenta en el Facial Action Coding System (FACS) desarrollado por Ekman y Friesen (1975), un sistema de codificación empírica que permite descomponer las expresiones faciales en Unidades de Acción (Action Units, AUs), asociadas a emociones básicas universales: alegría, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa. Como complemento, se ha integrado el enfoque ampliado de Ekman (2004) en su obra ¿Qué dice ese gesto?, que incorpora no solo las microexpresiones faciales sino también el lenguaje postural y gestual, reforzando el carácter no verbal de la comunicación emocional. Esta aproximación considera las microexpresiones como movimientos breves e involuntarios que revelan estados afectivos genuinos, incluso en contextos donde los individuos tratan de ocultarlos.

La aplicación del FACS al análisis de ilustraciones judiciales permite identificar patrones emocionales en los sujetos procesales representados (acusados, testigos, fiscales, jueces), y establecer una relación directa entre los trazos artísticos y las emociones codificadas. Este enfoque ha sido validado en estudios previos sobre percepción pública en juicios de alto impacto (Martínez, 2017; González et al., 2021). Asimismo, se ha considerado la propuesta de Pertegal (2015), quien adapta el FACS al ámbito gráfico-plástico a través del denominado “método veneciano”, un modelo anatómico-volumétrico que potencia la observación estructural del rostro desde la práctica artística. Esta perspectiva resulta pertinente al integrar el análisis morfológico con la codificación emocional.

El corpus de estudio está compuesto por cinco ilustraciones originales realizadas durante las sesiones del juicio por el crimen de Alcàsser, celebradas en Valencia entre mayo y junio de 1997. La selección respondió a los siguientes criterios: diversidad de roles procesales representados, claridad anatómica y gestual para una codificación precisa mediante el FACS, y riqueza compositiva que permitiera valorar tanto elementos técnicos como emocionales. Desde la perspectiva técnica, se empleó una metodología de dibujo rápido, basada en la captura de gestos significativos y atmósferas emocionales en tiempo real. Los materiales utilizados fueron papel Fabriano 250 g/m² (formato A3), lápices de grafito, barra de grafito, conté sanguina y carbón vegetal, así como un soporte rígido portátil adaptado al entorno de la sala. Esta técnica seca y gestual responde a las condiciones de inmediatez propias del juicio y permite captar expresiones faciales, gestos corporales y relaciones espaciales, tal como recogen González et al. (2021).

El procedimiento analítico se desarrolló en cinco fases:

  1. Lectura anatómica de las ilustraciones, identificando rasgos relevantes (cejas, párpados, labios, men­tón, mandíbula).

  2. Codificación de las Unidades de Acción (AUs) según los manuales de Ekman y Friesen (1975) y Ekman (2004).

  3. Asociación con emociones básicas, en función de las combinaciones reconocidas.

  4. Interpretación contextual de la escena, atendiendo al lenguaje corporal y la disposición espacial de los sujetos.

  5. Evaluación del trazo y los recursos gráficos utilizados, valorando su papel en la intensificación o mo­dulación de los indicios emocionales.

Este enfoque metodológico permite vincular el dibujo como acto perceptivo con una herramienta analítica empírica, superando la visión meramente documental y posicionando al dibujo judicial como un medio de conocimiento visual (Taylor, 2023; Thompson, 2022).

Se sintetizan a continuación los principios operativos del análisis:

  1. Captura de emociones en tiempo real: El dibujante observa y registra expresiones breves como AU4 (fruncimiento de cejas) o AU24 (presión labial), indicadoras de tensión, autocontrol o ansiedad.

  2. Narrativa emocional no verbal: Las expresiones codificadas ofrecen claves emocionales que comple­mentan o sustituyen al discurso verbal (Ekman, 2004).

  3. Universalidad emocional: Las emociones representadas son comprensibles para una audiencia diver­sa al estar biológicamente codificadas (Ekman & Friesen, 1975).

  4. Subjetividad y ética interpretativa: Aunque el dibujo aspira a la fidelidad representacional, su lectura requiere precaución para evitar distorsiones debidas a la mediación artística (Martínez, 2017).

Durante la ejecución del trabajo gráfico no existían restricciones legales respecto a la representación facial de los sujetos procesales, por lo que no fue necesario aplicar medidas de anonimato. No obstante, se mantuvo una actitud profesional de discreción, sin interferir en el desarrollo del juicio, y con plena conciencia de la sensibilidad ética implicada en la representación visual de escenas procesales (Allen, 2021; Carter, 2018).

3.1. Procedimiento metodológico de análisis

Si bien el corpus analizado se limita a cinco ilustraciones, esta selección responde a un enfoque cualitativo que privilegia la profundidad interpretativa sobre la amplitud estadística. La brevedad del conjunto se compensa mediante un análisis intensivo que permite explorar con rigor la codificación emocional de los sujetos representados, en consonancia con los objetivos del estudio. Las imágenes elegidas no solo reflejan una diversidad de roles procesales —acusado, testigo, fiscal, defensa—, sino que también presentan condiciones gráficas óptimas para la aplicación del Facial Action Coding System (FACS). En este sentido, el corpus no aspira a la representatividad cuantitativa, sino a ejemplificar, desde una selección estratégica, las posibilidades analíticas del dibujojudicial como herramienta de documentación emocional y mediación visual. Esta decisión metodológica se alinea con los planteamientos de la investigación cualitativa interpretativa, que considera el estudio de casos significativos como vía legítima para la construcción de conocimiento situado. Una vez establecido el corpus, cada dibujo fue analizado mediante el sistema FACS, identificando las Unidades de Acción (AUs) activas en los rostros y sus posibles combinaciones. Este análisis se llevó a cabo desde una perspectiva cualitativa interpretativa, articulando la observación directa de los elementos visuales con la matriz teórica del FACS y el contexto narrativo de cada escena judicial.

El procedimiento se desarrolló conforme a los siguientes pasos:

  1. Lectura anatómica y expresiva de la imagen, atendiendo a la disposición de cejas, párpados, labios, mentón y músculos faciales relacionados con la gestualidad emocional.

  2. Codificación de las AUs detectadas en cada rostro, contrastándolas con las descripciones recogidas en los manuales de Ekman y Friesen (1975) y Ekman (2004).

  3. Asignación de emociones básicas (miedo, ira, tristeza, sorpresa, alegría, asco) según las combinacio­nes reconocidas de AUs.

  4. Interpretación del conjunto expresivo, considerando el lenguaje corporal y la interacción escénica de los sujetos representados.

  5. Reflexión final desde la práctica del dibujo, evaluando cómo el trazo, el sombreado y la composición contribuyen a intensificar o atenuar los indicios emocionales recogidos desde el FACS.

Este procedimiento permitió poner en relación el dibujo como acto perceptivo y expresivo con una herramienta de codificación reconocida por su rigor científico, habilitando una lectura emocional fundamentada que refuerza la dimensión epistemológica del dibujo judicial como forma de testimonio visual.

4. Resultados. Análisis gráfico y emocional

Presentamos el análisis de cinco imágenes relacionadas con el juicioy las expresiones faciales, vinculándolas al marco teórico de Ekman y Friesen (1975).

Las imágenes y dibujos del juicio reflejan con precisión los estados emocionales de los participantes, en línea con los principios del Facial Action Coding System (FACS) desarrollado por Ekman y Friesen. A continuación, se integran las imágenes para un análisis cualitativo más profundov.

Figura 2. Testigo durante la declaración. Técnica: lápiz carbón sobre papel Fabriano 250 g, formato A3. Fuente: Elaboración propia (1997).

1. Observaciones generales respecto a la Figura 2.

2. Análisis FACS

Facial Action Units (AUs):

3. Interpretación emocional y narrativa.

Reflexión desde el dibujo

Desde la perspectiva del dibujo, esta obra ilustra cómo los trazos pueden ir más allá de una representación meramente documental, capturando emociones y narrativas visuales que trascienden las palabras. La elección de enfatizar la rigidez y la postura contenida hace que el espectador empatice con la figura, destacando el poder evocador del dibujo para humanizar contextos formales y legalistas.

Figura 3. Interacción entre fiscal y testigo. Técnica: barra de grafito y lápiz carbón sobre papel Fabriano 250 g, formato A3. Fuente: Elaboración propia (1997)

1. Observaciones generales respecto a la figura 3.

2. Análisis FACS.

Facial Action Units (AUs) del fiscal:

Figura de espaldas:

Aunque el rostro no es visible, la postura corporal sugiere emociones específicas:

3. Interpretación emocional y narrativa.

Reflexión desde el dibujo.

El proceso gráfico define los diferentes términos espaciales. La distancia entre el fiscal y la testigo no era tan próxima. Para ello, el dibujante compone la escena aproximando los personajes. El grafismo más rotundo de la figura de espalda es contrastado con la línea sensible de la figura del fiscal.

Figura 4. Retrato de Miguel Ricart, acusado, en actitud introspectiva. Técnica: barra sanguina sobre papel Fabriano 250 g, formato A3. Fuente: Elaboración propia (1997).

1. Observaciones generales respeto a la figura 4:

2. Análisis FACS

Facial Action Units (AUs) detectadas:

3. Interpretación emocional y narrativa:

Reflexión desde el dibujo

Figura 5.Composición de acusado, defensa y testigo durante alegato. Técnica: barra de grafito y Lápiz carbón sobre papel Fabriano 250 g, formato A3. Fuente: Elaboración propia (1997).

1. Observaciones generales respecto a la figura 5:

2. Análisis FACS

Figura central (de perfil):

Figura de espaldas:

Figura del abogado defensor:

3. Interpretación emocional y narrativa

Figura central (de perfil):

Reflexión desde el dibujo contemporáneo

Este dibujo muestra cómo se puede capturar no solo la estructura física de un evento, sino también la dimensión emocional y psicológica subyacente. Desde la perspectiva del dibujo podemos considerar:

Figura 6. Composición con una testigo y equipo defensor en momento de tensión procesal. Técnica: Barra de grafito y lápiz carbón sobre papel Fabriano 250 g, formato A3 Fuente: Elaboración propia (1997)

.1. Observaciones generales respecto a la figura 6:

2. Análisis FACS

Figura izquierda. Testigo. (primer plano, gafas oscuras):

Figura central (2º abogado):

Figura derecha (abogado defensor):

3. Interpretación emocional y narrativa

Dinámica emocional entre los personajes:

Reflexión desde el dibujo

Este dibujo permite captar la esencia emocional y jerárquica de un evento formal del juicio. A través de técnicas como el sombreado selectivo y la composición en capas, el dibujante logra:

5. Discusión

Los resultados confirman que el dibujo judicial no debe considerarse una mera técnica documental, sino una forma narrativa y expresiva capaz de representar dimensiones emocionales complejas del entorno procesal. Tal como señalan Thompson (2022) y Taylor (2023), los recursos gráficos —sombreado, encuadre, trazo— no solo reproducen gestos, sino que configuran atmósferas afectivas que enriquecen la comprensión del juicio. Desde esta perspectiva, el dibujo se convierte en un mediador visual entre lo factual y lo simbólico, generando un testimonio subjetivo con potencial para influir en la percepción pública del caso (Johnson & Lee, 2018).

En este contexto, la aplicación del Facial Action Coding System (FACS) introduce una herramienta empírica que profesionaliza la práctica artística y reduce el margen de ambigüedad interpretativa, tal como proponen González et al. (2021). Frente a enfoques descriptivos o estéticos, este estudio combina análisis emocional codificado y práctica artística, abriendo una vía metodológica rigurosa para el estudio visual del juicio. Desde la teoría de la criminología visual, el dibujo judicial se entiende como una forma de conocimiento legal articulado gráficamente. Brown (2024) describe estas imágenes como “encuentros estéticos” que activan vínculos afectivos con la escena judicial, mientras que Sherwin (2011) destacan su papel como configuradores de la “escena del derecho”, donde se expresan relaciones de poder y emociones. La ausencia de estudios previos que apliquen de forma sistemática el FACS a ilustraciones en sala refuerza el carácter pionero de esta investigación.

Asimismo, resulta necesario situar este trabajo en diálogo con investigaciones previas. En el ámbito anglosajón, ilustradoras como Marilyn Church o Elizabeth Williams han documentado gráficamente juicios emblemáticos, destacando la capacidad del dibujo para condensar tensión emocional (Williams, 2020). Allen (2021) y Johnson & Lee (2018) han analizado cómo la expresividad del dibujo influye en la percepción del imputado, incluso sin protocolos de codificación como el FACS. En este sentido, el presente estudio aporta una dimensión analítica adicional al traducir gestos emocionales en unidades codificadas, lo que fortalece la validez interpretativa del dibujo judicial como herramienta de conocimiento interdisciplinar entre arte, psicología y comunicación.

6. Conclusiones

El presente estudio ha permitido constatar que el dibujo judicial, cuando se aplica con criterios de codificación emocional basados en el Facial Action Coding System (FACS), constituye una herramienta eficaz para representar y analizar las emociones procesales en contextos judiciales. A través del análisis detallado de cinco ilustraciones realizadas durante el juicio del crimen de Alcàsser, se ha demostrado que las microexpresiones faciales codificadas —como la presión labial (AU24), el fruncimiento de cejas (AU4) o la elevación del mentón (AU17)— pueden ser registradas con precisión mediante recursos gráficos, ampliando así las posibilidades del dibujo más allá de su función documental. Estos hallazgos permiten responder de forma afirmativa a los objetivos planteados: se ha validado el potencial del dibujo judicial como medio para documentar gráficamente emociones observables en el proceso penal. Se ha demostrado que estas representaciones inciden en la percepción pública de la justicia y en la narrativa mediática del juicio y se ha evidenciado el rol activo del dibujante como agente de interpretación visual, cuya subjetividad —si bien inevitable— puede ser modulada mediante una formación técnica y metodológica rigurosa, como la que ofrece el FACS.

Asimismo, esta investigación aporta una contribución metodológica original al campo de la criminología visual, al ser uno de los primeros estudios que integra sistemáticamente el análisis FACS en el ámbito del dibujo judicial realizado u podría ser en tiempo real con una buena formación metodológica. Esta aproximación interdisciplinar refuerza la necesidad de considerar el dibujo no solo como una práctica artística aplicada, sino también como una forma de epistemología visual capaz de registrar, interpretar y comunicar dimensiones afectivas del entorno legal que escapan a otros medios de registro.

No obstante, deben reconocerse ciertas limitaciones inherentes al estudio, como el número reducido de ilustraciones analizadas, aunque justificadas metodológicamente en apartado correspondiente y la imposibilidad de contrastar empíricamente las percepciones del público ante las imágenes. Futuras investigaciones podrían ampliar el corpus gráfico, aplicar triangulación metodológica con entrevistas a dibujantes o receptores, e integrar análisis comparativos con otros sistemas judiciales para establecer patrones emocionales transversales en entornos legales. En términos aplicados, los resultados del presente estudio podrían incorporarse en programas de formación en ilustración judicial, particularmente en contextos donde se restrinja el uso de cámaras. Asimismo, el uso del FACS como herramienta formativa puede contribuir a elevar el estándar ético y técnico de esta práctica, consolidando su legitimidad dentro del sistema judicial y mediático, y favoreciendo una representación emocional más precisa, responsable y profesionalizada.

En definitiva, se concluye que el dibujo judicial, cuando se fundamenta en herramientas analíticas empíricas, puede consolidarse como un dispositivo visual riguroso, con valor probatorio, documental y comunicativo, abriendo nuevas líneas de investigación en el cruce entre arte, derecho y análisis emocional.

Referencias